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peepingtom

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  1. Saludos, Reflexionando lo q me ocurrió hace un tiempo hilvané estas palabras, y que patudamente lo considero como poema. Yu y To Que el silencio me inunde, no me quiero escuchar. A lo mejor así resulta, lo que te quiero contar. No es el fósil de un pensamiento, ni tampoco una invención. Sentir que piensa el alma, y no pescar otra emoción. Es saber estamos juntos, es el bálsamo de la unión. Comprender lo que a ti te gusta y entender que no soy yo. Sl2 y feliz bicentenario
  2. ¡Hola gente de chilecomparte! Hace tiempo que no escribía algo ni lo subía en este foro. Les dejo un cuentito. Obviamente cualquier critica u opinión es bienvenida. Sl2 Y VAMOS CHILE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! En la estación, antes de la fiesta. Tengo que preparar las cosas para la fiesta. Igual no la veo hace tiempo, ¿se acordará de mí?Tengo las papas fritas, los panes para los completos; me faltan las bebidas y la torta. Qué buena, quedan cinco minutos para que pase el tren; estoy atrasado. No va a pasar nada, la voy a saludar y eso va ser todo, tranquilo, ¿por qué tendría que pasar algo? La cosa es simple: son puros rollos mios. ¿Es ella la que está allá? No, no puede ser. Me hubiera visto. Ya basta, ¿en qué estaba yo? Tengo los panes para los completos; las bebidas, no; las papas fritas, sí y me falta la torta. Igual se parece a ella para qué estoy con cosas. Dos minutos para que pase el tren. Ya tranquilo, a lo mejor puede ser ella y no te vio, es natural ha pasado el tiempo y las cosas cambian, tú sabes: nueva ciudad, nuevos amigos, etc. Es parte de la vida. Estoy casi seguro que es ella...está estupenda. Un minuto. Entonces sólo me falta la torta y las bebidas. ¿Qué bebida le gustaba a ella? ¿Coca o Fanta? Fanta, sí, Fanta. Tenía problemas con la cafeína y esas cosas. ¿Y si ahora no, y toma Coca? Mejor compro las dos y salgo del problema. Sólo me queda la torta, ¿de chocolate o naranja? Cresta, no me acuerdo. No importa, me voy a la segura: chocolate. ¿A quién no le gusta? Está cambiada, más flaca o se hizo algo en el pelo. Ahí viene el tren: justo a tiempo. Me miró pero se hizo la desentendida. Ahora estoy seguro, es ella pero está distinta. Hola, ¿cómo estás? Qué bueno verte, ¿cómo te ha ido en el norte? ¿Mucho calor? Bueno, a ti siempre te gustó el sol. Mejor me apuro o si no me quedo sin tren. Me tengo que bajar en la estación Calamaro y paso a buscar los canapés a la casa de la señora María. Ojalá que le gusten los de salmón. Ya entró, voy a ver dónde se sienta. Quiero asegurarme, ¿te imaginas que no lo sea? ¡Qué vergüenza! Se sentó. Voy a pasar cerca de ella, despreocupado, suelto de cuerpo; para ver si me reconoce. No me vio pero se volteó justo cuando pase al lado de ella. Mala suerte no más. Me voy a sentar aquí. La puedo ver, y ella a mí. ¿Cuántos años cumples hermano? Ah, sí ya me acuerdo. Estas viejo. Aún recuerdo cuando estabas en el colegio, no hace mucho. Te ha ido bien en la universidad, peleando siempre. Pero a eso uno va: a pelearla. De lo contrario, no tendría gracia. Todavía me acuerdo cuando, por un trabajo en grupo, vino contigo para la casa. Y así empezó todo, gracias hermano. Ahora, te tengo que agradecer otra vez; vuelve por tu cumpleaños. Me miró, estoy seguro. No me olvidó. Pero de todas formas se fue sin decir nada.De un día para otro no la volví a ver más, y ahora vuelve a aparecer como si nada. Voy a saludarla. No es ella, aunque se parece mucho.Me dijeron que fue por el trabajo del papá y que no le quedó otra. Y a mí tampoco, tuve que olvidarla. Hasta el punto de no poder reconocerla, ¿es ella? Me contaron que estaba pololeando con un tipo que conoció en el norte, pero que terminaron hace poco. Estoy seguro de que ella me olvidó, no me caben dudas. De otra forma, ¿por qué lo hizo? Queda una estación más y aún no estoy seguro de que sea ella. Mejor voy a saludarla, porque si me equivoco no importa; disculpa te confundí con alguien. Pero si no estoy equivocado... Puedo ver la estación, ¿qué hago?¿Está llorando? Estación Calamaro. Se levanta del asiento y pasa frente a mi, mirándome. –Dale mis saludos a tu hermano –dice.
  3. Son tres cuentos que no guardan relación entre ellos .Profundamente, espero que sean de su agrado, sólo les pido alguna critica u opinión. De antemano, muchas gracias. "Tres horas" El sol ya se escondía entre las montañas y para la mayoría de la gente había terminado el día, pero no para él; éste no hacía más que comenzar. Despertó con el amargo recuerdo de la derrota de la noche anterior; intento tras intento no hizo más que fallar. Salió de la cama, se miró en el espejo y una despeinada versión de él se reflejó. Bostezó y trató de recordar el porqué de sus errores, no logró obtener una respuesta. Los rayos de un agónico sol teñían la cocina de un extraño color anaranjado. Comió algo de pan y preparó un gran termo con café, miró por la ventana y pensó que había sido un día hermoso, el cielo se encontraba sin nubes y, en su parte más alta, comenzaba a aparecer un color azul obscuro, la noche estaba por comenzar; su objetivo ya estaría a la vista. Terminó de comer y, con el termo en las manos, salió de la casa. Una ligera brisa le advirtió que sería una noche fría. Rodeó la casa y llegó al cobertizo donde guardaba sus herramientas. Un viejo y oxidado candado resguardaba la entrada a éste. Una vez dentro, buscó un largo trozo de soga. −Espero que con esto alcance.− Se dijo. Salió del cobertizo y pudo ver la ciudad a lo lejos, las pequeñas luces amarillas le hicieron darse cuenta de que él no sería el único que pasaría la noche haciendo algo que, para mucha gente, es casi intrascendente. Otra brisa, esta vez no tan ligera, le advirtió del frío. Entró a la casa por un chaleco. En su habitación, abrió el closet y sacó el chaleco más abrigador que encontró, lo tiró sobre la cama y tomó asiento en la cama. Frente a él, sobre el velador, vio la fotografía de una hermosa muchacha. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Con la foto en sus manos decidió tenderse sobre la cama, pensó en ella. Aún faltaba mucho para que la luna saliera de su escondite por lo que optó por descansar un rato. Cerró los ojos y , junto con la fotografía, se dejó llevar por sus emociones. Tuvo un sueño maravilloso del que no quiso despertar, pero una promesa lo devolvió a la realidad. Súbitamente abrió los ojos y miró por la ventana, la luna ya se encontraba en el cénit; no podía dejar que se le escapara una oportunidad tan buena como la que se le presentaba. En sus manos todavía se encontraba la fotografía. Se incorporó, tomó el chaleco y dejó la foto en el velador. Mientras caminaba por el pasillo pensó en la promesa que lo despertó. −No te fallaré más.−Esas fueron sus palabras antes de marcharse y de verla por última vez. Abrió la puerta y salió, pese al brillo de la luna la obscuridad dominaba. De cuclillas y , prácticamente, a ciegas buscó la soga que había sacado del cobertizo, para su fortuna la encontró junto al termo que aún estaba caliente. Se puso de pié y con la cuerda armó un lazo. −Esta vez lo haré.−Se dijo con confianza. Comenzaba, así, su ritual; ése que le había costado tantas noches y días alejado de ella, con frío y hambre. Giró con vehemencia el lazo por sobre su cabeza y arrojó la cuerda hacia su objetivo: La luna. −¡Ya lo verás, será tuya!¡Esta noche no te me escaparás!−Gritó mientras la cuerda se alzaba por los aires. En el brillo de la luna, joven, emociones y cuerda se perdieron. Al día siguiente, un muchacho tirado en el suelo con una soga en sus manos y un termo a su izquierda le daban la bienvenida al sol. Abrió los ojos, pensó en ella y se desmayó. Nunca más se volvió a ver al joven y , según algunas personas del pueblo, desde ése día, la luna ya no brilla. "Los fugados" Un joven entra a un restaurante y se sienta en la mesa más cercana a la puerta. En su mano hay un diario, lo deja sobre la mesa y observa a su alrededor; como si buscara a alguien. Una atractiva camarera se acerca al joven y le pregunta. −¿Qué se va a servir? −Deme sólo un vaso con agua.−le responde el joven. El restaurante está ambientado a la antigua, baldosas celestes junto a uno que otro cuadro adornan las paredes y una franja ploma las cruza de lado a lado. La gente que come en el lugar luce despreocupada, en cierto modo intemporal, fuera de éste mundo. Muchos disfrutan de una hamburguesa con papas fritas junto a un gran vaso de su bebida favorita. La diferencia de gustos genera un colorido paisaje. Un gran ventilador blanco, ad hoc a la decoración, corona a los clientes. El joven desdobla el periódico y lo ojea sin darle mucha importancia, al llegar a la última página, lee su horóscopo y fija su atención en el puzzle, saca un bolígrafo de su bolsillo y comienza a resolverlo. La camarera llega con un vaso y una botella de agua en sus manos. −Aquí tienes.−le dice mientras pone ambas cosas sobre la mesa. −Muchas gracias.−le responde el joven, su mirada ya delata lo que sucederá. Antes de irse, la camarera, llena el vaso con el burbujeante líquido transparente. −Otra vez. Gracias...−Una pausa para tomar una decisión.−encanto.− −Ni que lo digas...encanto.−le responde la joven con énfasis en "encanto". Una mirada lasciva hay en sus ojos, fiel existencia de algo prohibido. Una muchacha entra por la puerta y ,anonadada, observa los libidinosos ojos del joven y los de la camarera. Celos y nada más. El joven no se percata de su llegada, sigue en lo suyo. A lo lejos, fuera del cuadro, un pintor ha terminado su obra "20" Dedicado a un amigo. Mientras seamos siendo los mismos, no envejeceremos. Subió por las escaleras. En la segunda puerta a la izquierda se encontraba su habitación. Entró. El metálico y amargo sabor de la sangre en su boca le hizo recordar los sucesos acaecidos aquella tarde. Se sentó en una silla que encontró junto a un gran escritorio de roble y, mientras trataba de tranquilizarse, miró por la ventana. La amargura retrocedió desde su boca hasta su nuca y comenzó a crecer, haciendo que su cuello se volviera rígido y le comenzara a doler. −Mierda. ¿Cómo fui tan estúpido?¿Cómo creí que podía vencerlos?− Se dijo mientras se frotaba el cuello. Sabía que no podía vengarse de todos, era imposible, casi antinatural . Trató de recordar lo sucedido pero, por más que lo intentó, no pudo. Se levantó de la silla y sintió que la hinchazón bajaba, se detuvo en su espalda. No le importó, de hecho, se sintió mejor. Dio un par de vueltas alrededor de la silla, pensando, meditando, planificando. Miró por la ventana y sonrió. Ya tenía un plan. Vio que alguien se acercaba a la casa...era uno de ellos. Sacó un viejo cuaderno de uno de los cajones del escritorio; era su diario de vida. De otro cajón sacó un pequeño lápiz de pasta rojo. No sabía porqué iba a plasmar su vejación en aquel cuaderno, sólo tenía la necesidad de desquitarse de alguna forma. Sometido a la voluntad del pequeño ser, comenzó a escribir, mientras lo hacía el bulto dejó de crecer pero adquirió un aterrador realismo.. Eran uno solo. La tinta roja se esparció sobre las hojas como lo hizo, hace un tiempo atrás, su sangre sobre el pavimento. Alguien llamó a la puerta, no fue a abrir. Uno de ellos venía a terminar el trabajo. Con cada pagina que escribía, el pequeño demonio comenzaba a calmarse, dejaba de dominarlo; luego de escribir veinte páginas, el monstruo quedó satisfecho y desapareció. Un fuerte sonido que provino del primer piso lo sacó del trance en el que se encontraba. Cerró el cuaderno y bajó por las escaleras. Los grises ojos de un muerto lo observaron cruzar el living. Llego a la cocina y pudo ver que un prado de cubiertos, cajones y platos rotos crecía en el suelo. Un enorme cuchillo carnicero cortaba la perfecta horizontalidad de la mesa principal. Se sentó sin fuerzas y asustado; en cierto sentido, arrepentido. Había cometido un acto antinatural, casi imposible. De pronto recordó que alguien había golpeado la puerta, sin duda era uno de ellos, y lo más probable es que ahora estuviese dentro de la casa. Cruzó rápidamente la cocina, su objetivo: revisar la puerta trasera. Para su alivio ésta se encontraba cerrada. Tragó saliva y pensó en cómo se acabaría todo esto. A estas alturas no estaba muy seguro de muchas cosas, pero, definitivamente, estaba seguro de que esto terminaría aquí y ahora. −¡Sal de dónde estés! –Gritó. Nadie respondió. El reloj marcaba las veinte horas. Salió de la cocina y revisó en la habitación de su hermano. Nada. Subió a su habitación y la revisó de pies a cabeza. Nada. Sobre el escritorio vio que aún se encontraba su diario, lo tomó y comenzó a leer lo que había escrito: Desde que cumplí los 20 años no he tenido más que problemas, no quiero madurar, no quiero crecer, no quiero acatar órdenes ni ser condescendiente. Sólo quiero ser yo. Sé que no puedo matar a la madurez, es una batalla injusta. Pero esta noche ha ocurrido algo que sabía que era imposible, he matado a la madurez, sí ; solamente necesité de 20 puñaladas para acabar con su odioso rostro. Ahora tengo miedo, sé que alguien más vendrá por mí.... No tuvo tiempo de reaccionar, ni menos de asimilar lo que había hecho esa noche, únicamente pudo sentir que alguien lo empujó y, luego...veinte metros hasta el suelo.
  4. Viejo, me encanta como escribes. El otro día me di una vuelta por tu blog,escribes muy bien. Sigue así. sl2
  5. En realidad no considero que mis textos sean antipoesía, están muy lejos de ser considerados como tal. Creo que son "pseudo-poemas". Me gustó mucho tu comentario, muchas gracias por tu tiempo.
  6. Uno más (lo pongo en el mismo topic para no crear más temas) Flores frescas: Las flores frescas que me regalaste, se marchitaron. Sus cadáveres no hacen más que recordarme aquellas promesas incumplidas. ¿Fue nuestra relación no sólo más que el simple capricho de alguien? Y dada la envidia que le provocaba nuestra felicidad, ¿optó por acabarla? Un dado cargado aprisionaba a nuestro primer beso, la suerte era una, estaba echada antes de partir. En aquella época, las flores eran; felicidad, pasión, alegría, respeto, ahora: Clichés mustios son. En el espejo de mi alma el cetrino rostro de la soledad comienza a reflejarse. Los días ya no auguran esperanza, sólo melancolía y tristeza. Creo que soy el único testigo del inmisericorde trabajo del tiempo: acabar con los, alguna vez coloridos, pétalos de mis alegres momentos junto a ti. En mi ventana, habían flores frescas. Hoy ni ventana ni flores quedan, sólo retazos de lo que alguna vez llamé felicidad.
  7. Están buenos, en cuanto a el sentimiento que quieres expresar o algún estado en particular(queda bastante claro). Eso si, pon atención al uso de las comas. Son éstas las que le dan el ritmo a la obra. Muy bien sigue asi... no tengas miedo a escribir lo que sientes.
  8. Hola, estuve leyendo un poco de Nicanor Parra y decidí intentar con la antipoesía. Espero que los textos que expongo a continuación sean de su agrado y , de antemano, les agradezco por tomarse un poco de tiempo para leer los textos de este loco. Para ella: ¿Y si el amor sólo fuera una “gastritis” del alma? Entonces nunca tomaría Viadil o pastillas de carbón. Adoro estar confundido. Sin saber dónde esta el norte. Dónde quedan mis pies y dónde deberían estar mi cabeza. Sin amor mi existencia sería como un cigarrillo sano. Una paya sin rima. Una iglesia sin Dios. Una vida sin muerte. ¿Cuál sería la gracia? ¡Ninguna! Desafío a quien no crea en el amor, lo reto a un duelo a muerte. Estoy tan seguro que ganaría, que le daría a mi adversario un golpe de ventaja....adelante.... ¡Hazlo! Acaba con este loco... Las mayores hazañas (a.k.a. Estupideces) se han hecho por amor. No digo que esto sea malo. Es mejor hacer algo a no hacer nada. Tan simple como eso. El sol me indica que estas pensando en mí. De lo contrario, ¿por qué se molestaría en su rostro mostrar? Sospecho que el amor no está aquí sólo para dar sin recibir . Vino junto a él su primo feo, y nos arruinó la fiesta en el Edén. No hay premio sin sacrificio. No hay vida sin dolor. No hay amor sin odio. Mientras me miro en el espejo Débil de ojos al punto de ser ciego. Tan ciego que, sabiendo donde está la meta, no sabría cómo llegar. Callado como una lápida, pero con unas ganas inmensas de contar las alegrías que he vivido (y de generar más contigo). Extrovertidamente intrínseco. Siempre dispuesto a hablar con el mudo y de hacer reír al atribulado. Pues considero que la alegría (la tuya, no la mía) es lo más importante, más que mi vida. Misántropo humanista, estoy dispuesto a criticar las malas practicas pero también a ayudar. Fanático de la música, ya sea de una banda o sólo escucharte tararear una canción. De pocos amigos, pero si te estás leyendo esto: ¡Gracias! No sabes lo feliz que me hace verte. No soy un loco o un despistado, sólo una persona tratando de vivir. Soy un collage de: emociones, sueños , penas , alegrías, amores y odios. Un caleidoscopio de humano, una disociación fusionada de olores. Prefiero callar antes de hablar y seguir antes de parar. Digo que haré muchas cosas pero sólo termino haciendo las más importantes. Como todos, ¿no? Viejo de edad y joven de alma. Más idealista que un comunista y más conservador que un pelucón. Eso soy, una contradicción con patas. El último animal de un zoológico (que de “lógico” no tiene nada). Si algún día no te devuelvo el saludo, golpéame. Hazme sentir lo que te hice sentir. Conservo los peluches que tenía cuando era pequeño, los pongo en mi cama y espero que aparezca el niño que una vez fui. Espero atraparlo...algún día.
  9. Saludos, vuelvo a postear otro cuento en esta excelete comunidad literaria. Espero que les guste y si lo desea opine. Gracias El caso Carrcick -Es toda una caída-dijo el inspector Carrick mientras miraba por la ventana del apartamento. Diez pisos más abajo se encontraba el occiso. -No me lo digas-le respondió su asistente, Martínez. -¿Y qué crees esta vez?¿Asesinato?-dijo Carrick, quién se encontraba revisando las habitaciones. -Mmmm, no lo creo ¿Es probable que sea otro caso de....? -De la enfermedad...puede ser-interrumpió Carrick. El apartamento no se encontraba muy ordenado pero no parecía haber signos de pelea, sólo el desorden típico de un adolecente. -Martínez, creo que tenemos otro caso...el tipo sólo se tiró por la ventana-sentenció Carrick. La última oración lo asustó, ¿cómo era esto posible? -También lo creo. No hay una nota suicida-agregó Martínez. -Ponte la máscara, no querrás terminar como él-dijo Carrick mientras apuntaba la ventana.-Y llama a sanidad, por favor- -Ok, sería bueno informarle esto al profesor Freedman-dijo Martínez a la vez que sacaba su celular. -Es allí mismo donde vamos colega-respondió Carrick. Salieron por la puerta principal del edificio, llovía a cántaros. A lo lejos se dibujaban siluetas amorfas que, seguramente, correspondían a edificios. Por la lluvia, todos los edificios se veían plomos, monótonos. Gracias a una breve carrera hacia el auto, Carrick y Martínez no se mojaron demasiado. Dentro del auto Carrick pudo ver que tanto la policía como sanidad habían llegado al edificio. La policía se encargaba del cuerpo y unos sujetos con trajes herméticos entraban al edificio. Encendió el automóvil y se detuvo al lado de una coche patrulla. -¿Puedo hablar con el que esté a cargo?-le preguntó Carrick a un oficial que estaba dormitando. -¿Uh?- murmuró el oficial. Miró hacia el automóvil estacionado junto al suyo y preguntó.-¿Y quién es usted? -James Carrcik y quien me acompaña es Ernesto Martínez. Trabajamos para la SCEMI... -¿SCEMI?-interrumpió el oficial, esta vez sin rastro alguno de somnolencia. -Servicio de control de enfermedades mentales infectocontagiosas. -Ya veo, es por eso que están los de sanidad aquí. ¿Ustedes los llamaron? -Si. Ahora, ¿me puede decir comunicar con el que está a cargo, por favor? -Claro, no hay problema-dicho esto, el oficial agarró su intercomunicador y preguntó por un tal Buñuel. La lluvia comenzaba a calmarse y la gente que caminaba por la calle miraba al cielo, unos ponían cara de "Gracias" y otros, más desafiantes, con cara de "¿Eso fue todo?". Carrick estacionó el auto frente al coche patrulla. De repente y sin que Carrick se diera cuenta una voz dijo. -Buenas tardes, soy el sargento Buñuel, ¿en qué puedo ayudarles?. Esta repentina intervención asustó un poco a Carrick, pero pudo controlarse. -Buenas tardes, soy James Carrick y él es Ernesto Martínez, trabajamos para la SCEMI. Y tengo que informarle que aquí sucedió algo más que un simple suicidio. -¿Es por eso que están los de sanidad aquí?¿Es peligroso?- le preguntó el sargento. -Aún no lo sabemos señor Buñuel, pero le aconsejo que no se acerque usted y ninguno de sus subordinados al cuerpo del joven. Deje que los de sanidad hagan su trabajo... -Está bien, lo que usted diga-dijo Buñuel con un tono tembloroso. -Bueno...sargento, nos tenemos que ir. Procure seguir mis instrucciones por favor. Buñuel estaba anonadado, pero aún en este estado logró pronunciar un escueto. -Que tengan un buen día caballeros. Carrick arrancó el auto y tomaron dirección hacia el sur de la ciudad. Cuando llegaron al laboratorio del profesor ya no quedaba rastro alguno de lluvia, entre pequeños arreboles se podía apreciar un timorato sol. -Buenas tardes profesor, le tengo malas noticias-espetó Carrick. -¡¿Qué pasa?!-dijo sorprendido Freedman. -Tenemos un nuevo caso... -...y esta vez con resultados fatales.- agregó Martínez. Carrick dejó su chaqueta sobre una silla y acercándose al profesor dijo. -¿Ha hecho algún avance con su investigación sobre esta enfermedad? -Si, aunque pocos, muy importantes.-respondió Freedman. -Pues...soy todo oídos profesor.-dijo Carrick. -Bueno...los infectados, en un principio, no son consientes de los que les pasa. Creen que sólo será una sensación extraña pasajera. Se sienten confundidos e incluso, algunos, pierden por completo la noción espacio-tiempo. -Por favor, profesor. Una borrachera también tiene estos efectos. Dígame algo más relevante.-dijo Carrick. -Déjeme terminar. Afecta tanto a hombre como a mujeres por igual y, desgraciadamente, tanto a jóvenes como ancianos. -Entonces...nadie está a salvo.-sentenció Carrick. -Correcto. En un estado avanzado de la enfermedad el individuo experimenta la pérdida parcial y , en algunos casos, total de la razón. Hacen cosas impredecibles...cosas que antes normalmente no harían. -¿Cómo si estuvieran locos o algo por el estilo? -Más o menos, Carrick. Hormonalmente los individuos presentan niveles elevados de dopamina, y su efecto es más prolongado que lo habitual. También se ven afectado los niveles de oxitocina y vasopresina, como también la testosterona y el estrógeno. -...entonces los afectados están locos..-dijo Carrick. Freedman lo miró y dijo. -Si, no utilizaría esa palabra...pero si...están locos. -Eso explicaría porque el joven saltó por la ventana.-dijo Martínez. En el rostro de Carrick se dibujó una pequeña sonrisa. -¿Y ha encontrado alguna cura?-preguntó Carrick. -Podríamos decir que si... -¿Cuál?-dijeron al unísono Carrick y Martínez. -Poner a dos infectados en la misma habitación, en la mayoría de los casos un varón con una mujer, pero hay excepciones. -¿Excepciones?-dijo Carrick. -No siempre es un varón con una mujer...a veces es un varón con otro varón o una mujer con otra mujer. -Entonces la cura es simple. Sólo hay que buscar parejas... -Desgraciadamente, no. No todas la parejas funcionan...algunas sólo funcionan en el principio, pero después...uff es un desastre. Terminan pero de como empezaron. Nadie pudo decir nada, la enfermedad parecía ser incurable. Afuera, la batalla entre el sol y las nubes había terminado. Las vencedoras, las nubes, celebraban su victoria con grandes goterones. -Me gustaría ver alguna de esas parejas.-dijo Carrick. Freedman lo pensó un poco, pero cedió ante la petición de Carrick. -Esta bien, sólo debemos ponernos los trajes herméticos... -Si no le molesta profesor, me gustaría ir solo.-interrumpió Carrick. -Claro, claro...-dijo Freedman algo temeroso. Le tomó un poco de tiempo ponerse el traje hermético, pero lo hizo gracias a la ayuda de Martínez . A quién no le parecía una buena idea que fuera solo. -Tienes veinte minutos. No quiero que te expongas demasiado, ¿de acuerdo?-dijo Freedman.-Por esta puerta, Carrick. Dentro del pabellón se podía apreciar una total de seis parejas, aisladas en sus respectivas habitaciones de plexiglas transparente. Algunas sólo compartían tímidos besos, mientras otras daban rienda suelta a su pasión por medio del sexo. Al fondo del pabellón se encontraba una joven, sola. Carrick se emocionó al verla otra vez, se sintió...loco. Se acercó a la habitación, golpeó el plexiglas y dijo. -Descuida cariño, han encontrado una cura. Voy a entrar. "Hay siempre algo de locura en el amor; pero siempre hay algo de razón en la locura." Nietzsche.
  10. Muchas gracias por los comentarios, me dan animos de seguir escribiendo. Revisare los detalles que me indicaron (porque ahora que lo reviso tambien me parece apresurado el final) . Gracias
  11. Saludos, este es un pequeño cuento que escribi hace algunos dias. Espero que les guste y ,si no es mucha la molestia , que comente. (Tiene un doble significado) Un viaje en tren: Se sentía un poco débil, tosía a más no poder. Mientras se acercaba al cobrador automático sacó su tarjeta y entró al andén. Miró un enorme cartel que decía: "Cuídese de la peste, lávese las manos". No había ningún tren en la estación. -Bueno...tendré que esperar.-Pensó. Miró a lo largo del andén y notó la gran cantidad de personas que esperaban. Su garganta se seco súbitamente, y comenzó a toser. La gente lo observó con miedo. Cuando su toz cesó, de un oscuro túnel, salió un tren. Con un áspero sonido se detuvo, se abrieron las puertas y los pasajeros entraron a los vagones. Vaciló un poco antes de entrar. Para su suerte, encontró uno vacio, el número 250 millones. Una voz masculina dijo por el altavoz: El tren partirá en 3 minutos, gracias. Dio un vistazo por la ventana, la fila que esperaba entrar a la estación era larga. Un pensamiento atravesó su mente, como un rayo que irrumpe en la noche. Recordó su primer viaje y cuando llegó a la estación, cómo luchó para conseguir el primer puesto frente al cobrador.-Todo el mundo sabe que el primer puesto es el que vale, es el que saca el premio gordo, es el que da... la vida.- Pensó-Ahora, estoy en el último puesto... ¡no tengo oportunidad!- De repente una mujer entró al carro y tomó asiento junto a él. Ella lo miró con un gesto amable pero frío y lo saludó. Él le devolvió el gesto y le respondió el saludo. El tren dio un pequeño movimiento hacia atrás e inició su marcha, alcanzó una gran velocidad al poco tiempo. -Oye, ¿sabes cuánto tiempo nos tomará llegar a la estación? - Preguntó él. -No lo se. Me han dicho que depende de muchos factores, además esta es la primera vez que tomo el tren. ¿También es la tuya? -Es la segunda, la primera vez se demoró como unos 40 minutos. Pensé que ya habías viajado-Respondió él. -Jajaja, no.¿Ibas en el primer vagón?-Dijo ella mientras ojeaba un revista. -Si... ¿Cómo sabes eso?-Le pregunto mientras la miraba sorprendido. -Dicen que los primeros vagones llegan antes- Su gesto adusto cambió por una mirada amable, real. -Es verdad...-Dijo desanimado. Vinieron a él las caras de los pasajeros que arribaron tarde a la estación, sus rostros sólo expresaban desilusión. -Jajaja, no es el fin del mundo, por lo que he escuchado sólo nos tomará un par de horas más.-Le dijo mientras volteaba las páginas de una revista. -Entonces, contamos con una gran desventaja, ¿no lo crees?. La gente de los primeros carros, y créame porque lo sé por experiencia, saldrá corriendo de sus asientos y tendrá más probabilidades de llegar al cobrador... -Déjeme hacerle una pregunta-Interrumpió de manera amable. -Naturalmente-Respondió él. -¿Crees que podrás llegar al cobrador?-Inquirió ella mientras cerraba la revista. Miró por la ventana y pudo notar que el tren iba rápido. A lo lejos se podía apreciar unas hermosas montañas cubiertas de nieve. -No lo sé-Respondió él. -¿Y por qué no?- Le dijo mientras miraba las montañas. -Creo que porque, en comparación a usted, soy más viejo. Además me siento débil y...-Una fuerte toz cortó su discurso. -No creo que tengas la peste¿O si?...-Respondió ella un poco asustada. Un tímido silencio contestó la pregunta. -Según mi parecer, que seas viejo no es una desventaja...Es experiencia-Agregó ella con una sonrisa amable. -Lo siento, pero donde vamos sólo sirve ser joven, rápido y vigoroso.-Respondió él. Las montañas nevadas cambiaron, dando paso a una larga pradera verde con flores rosadas. La garganta le dolía, eso no le preocupaba. Solamente reinaba una pregunta en su mente, ¿Podré llegar al cobrador? Miraba la pradera buscando la respuesta. La mujer también miraba el paisaje pero ella no buscaba respuestas. -¿Y?...¿Crees que llegarás al cobrador?- Le pregunto sin quitar la vista de la ventana. -Pues claro, de lo contrario no tiene sentido que esté aquí ¿No lo crees?- Le respondió. No dijo nada, su mirada estaba completamente enfocada en la ventana. El tren avanzaba raudamente por los rieles. Ininteligibles murmullos inundaban el vagón y olía a espíritu joven. La miró a los ojos y le preguntó. -¿Crees que podré llegar al cobrador? -No lo sé, me gustaría poder decirte que si pero eso significaría que mi viaje será en vano. -Tienes razón, adentro lo nuevo y afuera lo viejo ¿No? -No estoy diciendo eso- Dijo mientras miraba el suelo-Sólo digo que, desgraciadamente, así son las cosas. -...Y es solamente el principio. Me pregunto cómo serán las cosas después de cruzar el cobrador-Dijo mientras un pájaro pasaba por la ventana del vagón. -¿Por qué miras tanto la ventana?-Dijo ella mientras desinflaba su pecho con un suave suspiro-¿Esperas ver a alguien?-Una sonrisa sarcástica iluminaba su rostro. -No, lo que pasa es que la primera vez que viajé no noté lo bello que es el paisaje por estos lugares-Volteó su mirada hacia ella-Estaba muy concentrado en llegar al cobrador, me puse nervioso y fallé...todos viajaron en vano. Solamente uno puede pasar por el cobrador... -Lo siento... pero tienes otra oportunidad...-Respondió ella. -Y la última-Interrumpió. De repente su garganta se contrajo y comenzó a toser violentamente. -Permiso tengo que ir al baño- Dijo mientras se tapaba la boca. A mitad del pasillo no aguanto más y se desplomó. La gente, asustada, comenzó a gritar-¡Tiene la peste, tiene la peste!- El caos que se generó adentro del vagón contrastaba con la tranquilidad del paisaje. De pronto el tren se detuvo, una voz masculina anunció por el altavoz: Hemos llegado, favor de desabordar el tren. Del tren sólo salió una mujer despeinada y asustada con una revista en sus manos. Corrió al cobrador automático , saco su tarjeta y salió de la estación. Tomó asiento en una banca y, dejando sus cosas aun lado dijo- Bueno... ahora tendré que esperar nueve meses. Se sintió débil y tosió. Fin.
  12. Esta bueno, muy entrete. Felicitaciones
  13. Excelente , justo pa la navidad XD GRACIAS saludos
  14. Que juegazo, se agradece!!! :baboso: :baboso: O_o saludos
  15. se agradece!!! :banana: :banana: :banana: :banana: :banana: :banana: saludos
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