Paseando por los pueblos de Talca, me encontré con uno que se llama “Mariposa”, es un pueblo bien chico y de pocos habitantes. En una calle antigua con camino de tierra entre una villa de varias casas, me encontré con una que al parecer había sio abandonada algunos años atrás. Siempre que veo lugares abandonados trato de ingresar a tomar fotos para subirlas al blog óxido austral, asi que me acerque a ver la casa, pero no quedé seguro de si vivía alguien en ahí. Escalé una pared de ladrillos super viejos (con musgo seco) pa' poer entrar, pero apenas puse una pierna en la muralla, un viejo que estaba sentado en una banca hecha con tablas de maderas clavadas a un árbol, me grito “no se meta na p’a esa casa”, me asusté con el grito y pensé que me iba a venir a reclamar; así que me hice el hueón y me acerqué al viejo a preguntarle si es que acaso esa casa estaba abandoná. El abuelo no me respondió enojao, y me dijo que la casa estaba como hace 11 años botá; le pregunte por qué y me empezó a contar que nadie entra nunca a esa casa, porque ahí vive el diablo y la weá. Según lo que me contó el abuelito, hace unos 11 años aproximadamente vivía en esa casa un tal “Micho” que era el encargado de manejar los canales de regadío de las casas de la villa, éste caballero vivía con su señora, la “Brunilda” y nunca tuvieron hijos pero si tuvieron harta plata. En el patio trasero del terreno de la casa tenían varias plantas, unas huertas y una higuera super grande. -Al “Micho” siempre le crecían bien bonitas las plantas, hartas flores, y harta fruta en verano- (me decía el abuelito) esto supuestamente se debía a porque su casa era el único lugar donde que siempre se inundaba con las subidas del canal de regadío en luna llena. Todos decían que el tipo andaba pactado con el diablo. Cuenta la leyenda urbana del pueblito que en las noches veían al Micho tomando vino sentao solo en una mesa que tenía puesta debajo de la higuera y que se cagaba de la risa toa la noche, y que una noche la Brunilda aburría de que el mario le sacara la cresta curao en las noches; se levantó bien temprano, pescó un hacha y se puso a romper la higuera; le corto todas las ramas que puo y le alcanzó a dejar un buen hachazo al tronco justo antes de que el micho viniese corriendo a sacarle la cresta de nueo, después el Micho echó cagando a la Brunilda ese día de la casa, armando el meo griterío, (el abuelito que me contaba la historia me decia que escuchaban al viejo micho decir “!Nos cagaste a los 2 mujer!” y que cuando llegó la noche ese día, todos los perros, los caballos y las gallinas se volvieron locos y los gatos andaban escondios, y la gente empezó a escuchar un montón de golpes adentro de la casa, como si la casa se hubiese estao moviendo sola; sonaban vidrios, portazos, y sonaba una weá debajo de la tierra, después se puso a temblar en todo el pueblo y nadie durmió. Al otro día, la Brunilda amaneció gritando que se había muerto el Micho, los vecinos entraron a la casa a verlo en su pieza y micho estaba acostao en la cama, tenía la cabeza mirando pal techo bien apoyada en la almohada, pero que el resto del cuerpo lo tenía dao vuelta boca abajo y que sus manos estaban en posición de oración, pero tenía todos los deos quebraos. Al “Micho” lo enterraron y la Brunilda siguió viviendo en la casa, conoció a otros hombres con los que se casó pero todos se murieron, siempre quedaba viuda; Todas las plantas de la casa se murieron menos la higuera que todavía crecía la zorra de grande y bonita cuando estuve ahí. siempre la Brunilda con todos los vecinos de la villa trataron de romper la higuera pero siempre siguió creciendo dando higos y brevas que ni cagando me atreví a comer. jajajaja son pal pico las historia de campo. Saludos!!!!