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maritomario

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  1. solo quiero saber dónde puedo encontrar ese monumental CULO, hermano

  2. Pasan los años y chilecomparte sigue vigente!! 1 MILLON DE GRACIAS!!! :kicking:
  3. CONFESIÓN Nuestro Señor Jesucristo nos enseño que tenemos un Dios infinito en misericordia, todo cristiano debería creer en eso, más yo, como guía de otros, pero creo que hay pecados que ni el mismo Dios está dispuesto a perdonar. - Comencemos desde el principio don Bartolomé, tómese su tiempo. No le voy a contar toda mi vida, sino que desde las decisiones que tuve que tomar que desembocaron en mi conducta – comenzó a relatar Bartolomé. Era un católico participante y devoto de la Virgen del Carmen, los miércoles hacía charlas prematrimoniales a jóvenes novios en la capilla San José. Ahí conocí al Padre Eduardo, era un tipo bonachón, un viejo ni tan viejo, la verdad es que no representaba sus sesenta años, parecía como de cuarenta y tantos. Muy tierno con los niños y niñas de la comunidad y fue esa ternura la que meses más tarde le traería problemas públicos. Mi hija Josefa tiene 10 años y es bellísima y no lo digo sólo yo que soy su padre, sino que el primer comentario que dice todo aquel que la ve, es un sol lo digo por su personalidad brillante, espontánea y muy alegre. Gracias a Dios esa ternura cuestionada del Padre Eduardo no afectó a mi hija, de eso estoy seguro, pero no así con su mejor amiguita, Felicia. La verdad es que nunca vi algo raro en su actitud hacia con el cura ni viceversa, pero sí empezó a cambiar rotundamente de un día para otro, lo noté cuando Josefa comenzó a juntarse con otra amiga, ya que su compañera de juegos y risotadas comenzó a adentrarse en si misma, ahora le daba vergüenza hacer dinámicas y compartir en grupos, mucho menos hacer la oración inicial o final como acostumbraba hacerlo. La sospecha comenzó cuando un día mi hija me comentó que Felicia se enojó mucho mientras le preguntaba que le pasaba con su dedo intentaba hacerle cosquillas en su barriguita – me sacó el dedo violentamente, papi – me dijo, y agregó que ya no le gustaba ese juego. Al siguiente sábado Felicia ya no fue a catequesis, ni tampoco el siguiente lo que llamó mucho mi atención y decidí ir junto a Josefa a visitarla y averiguar por qué no estaba yendo. Y fue ahí que mis comentarios, los de Josefa y las sospechas de los padres de Felicia convergieron. Decidimos retirarnos para que el problema fuera indagado en familia. Esa misma noche llegaron a mi puerta los padres de Felicia a recoger mas antecedentes y, aunque no los pudieron recoger, ya que había dicho todo lo que sabia, sólo pudieron llegar a la conclusión que no querían llegar: El Padre Eduardo había abusado de ella, fue lo que vagamente intento decir su hija antes de no hablar mas del tema. Como no querían armar gran revuelo en la comunidad prefirieron quedar callados un tiempo hasta que supieron de otro caso por medio de unos padres que prefirieron no callar y denunciar abiertamente al sacerdote y junto a ellos se sumaron tres familias más incluyendo la de Felicia. La comunidad se dividió entre los que apoyaban al cura y los que no y ya nada fue lo mismo. Los grupos continuaban, pero los padres estaban muy preocupados de que el cura sólo hiciera apariciones públicas a toda la comunidad. Una vez se planificó un retiro espiritual de catequesis al que sólo le inscribieron seis niños, el resto estábamos con miedo, no queríamos dejar a nuestros hijos solos con el sacerdote. No sé porque la gente nunca hizo la denuncia a la justicia solamente decidieron alejarse de la capilla y dejar muy maltrecha la imagen del sacerdote. Ahí comenzó mi conversión. Junto con el caso del cura Eduardo se supo de muchos otros casos en distintas parroquias del país y del mundo. No me fui de la iglesia por ese motivo, sino por fundamentos teológicos muy complicados de contar en este momento y que, además no vienen al caso. Llegué a comunidad Pentecostal “Los Siervos de Cristo” y ahí conocí y experimenté cosas que jamás había sentido. Ahora me sentía completo, extasiado espiritualmente y creo que fue tanto ese gozo que proyectaba que sin darme cuenta terminé siendo una voz muy potente en la comunidad. De hecho hace dos meses que soy el pastor de ella. Justamente una semana antes de mi nominación de pastor propuse un taller de enseñanza bíblica a los más pequeños de la comunidad. Los niños son algo especial, al comienzo te hacen el trabajo muy fácil, cuándo no entienden tú le cuentas algo que ni tú mismo crees y ellos dicen: “ah ya, me quedó claro”. Aunque sabes que no fue así. Lamentable o afortunadamente (aún no llego a esa conclusión) cuando toman confianza comienzan a preguntar más y más, podría decir que la confianza crece junto con el deseo de preguntar sin temor alguno. - Don Bartolomé, ¿podríamos avanzar al problema en sí? Tranquilo, usted me dijo que me tomara mi tiempo y lo estoy haciendo. En las clases bíblicas la pasábamos muy bien, los niños preguntaban, yo respondía y luego jugábamos, incluso Felicia. Al final ordenábamos la sala y, luego de una oración, nos íbamos. Fue en una de estas ocasiones cuando Felicia se me acerca me dice “gracias” y da un fuerte abrazo, en una actitud tan pura y llena de amor que me llega a dar escalofríos. Sucede que desde siempre he mirado las relaciones sexuales con una pureza que ningún otro ser humano la ha mirado nunca. He tenido problemas con mi mujer por ello, ya que muchas veces deja sacar su lado bestial, por así decirlo, me deja ver todo su lívido y obsesión por el sexo, actitud que a mí me pone mal. Muchas veces pierdo el deseo de estar con ella cuando se pone así. – Espere – dijo el doctor. ¿Está comparando el amor puro de esa niña con la pureza con la que usted ve en el sexo? – Por favor no me juzgue – dijo Bartolomé, porque si he llegado hasta aquí es por algo. Además aún no termino. Con una cara de asombro y de incertidumbre el doctor siguió escuchando. La conexión que sentí entre Felicia y yo fue algo trascendental y estoy seguro que ella también lo sintió así. A pesar de sus cortos 11 años. Lo digo porque ese abrazo comenzó a repetirse al final de cada reunión y yo sentía como ella presionaba su pecho contra mi entrepierna…… … la sala del doctor se llenó de un silencio sepulcral por treinta segundos aproximadamente, luego el pastor prosiguió Nunca lo miré con deseos de excitación ni lívido, era algo puro. Las caricias deben ser las mismas siempre… (Comenzaba dar su discurso como defendiéndose)… ¿por qué es bien mirado una caricia en el cabello y no una en otro lugar?… Desde pequeños a los niños le enseñamos el nombre de sus genitales y que no son órganos sucios ni impuros… ¿Sabe? Ahora entiendo al Padre Eduardo, él debe de ver el sexo igual que yo, como algo puro y no sucio. Como una caricia especial… eso es, una caricia especial. Todos deben estar equivocados incluso usted, lo veo en su cara (realmente el doctor estaba algo asombrado por las palabras del hombre). Prefiero largarme, no creo que necesite vuestra ayuda, y aquel hombre se para y fija camino a la puerta. - ¡¡Don Bartolomé!! – exclamó el doctor. Si usted cruza esa puerta tendremos que denunciarlo a la policía. Bartolomé se detiene y piensa. – Además ya debe saber lo que les pasa a los hombres como usted en la prisión – concluyó su advertencia. - ¿Pero de qué manera me pueden ustedes ayudar? – preguntaba aquel pedófilo. – Usted es un hombre de fe, Don Bartolomé, debería saber que para todo hay una cura, pero primero debe aceptar que está enfermo – Al hombre ya le caían lágrimas de su rostro y entre sollozos dice – pero si no tiene nada de malo, los niños son lo más puro que hay y hombres como ustedes son los que siembran la maldad en ellos. La televisión y el entorno vulgarizan la relación sexual, sólo una vez pude hacer el amor, ¿Sabe? Y fue con Antonio, cuando tuve ocho años. La cara de los doctores cada vez demostraba mas asombro y algo así como repulsión por aquel hombre. – Nunca hubo penetración, por si quieren preguntar, sólo nos acariciábamos y nos mirábamos, pero un día nos sorprendió su padre y en ese mismo lugar comenzó a golpearlo de puños y patadas frente a mí. Luego me acusaron a mis padres y decidieron irse de la ciudad por el “mal nombre” de la familia, como si hubiésemos hecho algo malo. Dígame usted doctor, es algo sucio ahora porque tengo cuarenta y tres años, pero ¿también es sucio a los ocho años? Jesús dijo: “El que no es como un niño no entrará en el reino de los cielos” y estoy seguro que él se refería a la mirada que le dan los niños a todo, sin maldad, sin suciedad ¿Qué de malo tengo si sigo mirando las cosas así? Sin asco, deseos de dañar ni ensuciar a nadie, sólo amar y dejarse amar. - El problema es ése, don Bartolomé, que usted tiene cuarenta y tres años y ya debería de pensar distinto. Razones se las podría seguir dando toda la noche, pero yo no soy un hombre de fe, dejemos que el tratamiento haga el resto, ¿le parece? – preguntó el doctor. - ¿De qué trata? – tímidamente pregunta el paciente. – No es para nada invasivo, bueno, físicamente. Entraremos en su psique cuando duerma, pero los detalles de todo ello se los daré una vez que comencemos con el tratamiento, ya que la forma en que lo haremos es completamente distinta para cada paciente, todo depende del trastorno que sufran. Pasemos a la sala del fondo para hacer algunos exámenes físicos y para que me firme algunos papeles. Además debe llamar a su familia, porque no los verá en mucho tiempo. - Eso es imposible, tengo que volver a casa, allá me están esperando – comentó desesperado el hombre. – No es así don Bartolomé, ellos ya están avisados, ellos saben de su caso, señor. Sólo esperan su llamado de despedida por algún tiempo. - Ustedes no me pueden obligar a quedarme aquí – amenazó Bartolomé. – Por eso quiero que firme los papeles, señor. - ¿Y si no lo hago? -. Ya se lo dije, tendré que llamar a la policía, trabajamos en conjunto con ellos. O se recupera con nosotros o paga sus culpas en la cárcel, usted elige, Bartolomé. - Deme un teléfono, quiero hablar con mi familia – resignado concluyó Bartolomé. – Ésa es la actitud, Bart. Disculpa que te llame así, pero vamos a pasar tanto tiempo juntos que nos haremos amigos rápidamente – concluyó el Doctor Robinson. Y abrazado a su paciente, tratando de calmarlo lo lleva a la sala antes mencionada.
  4. Si José pudiera explicar cada cosa que hace a diario sería un tipo mucho más “normal”. Luego de su siesta de una hora fue y se dio una gran ducha de agua fría. El día estaba muy caluroso para bañarse con agua tibia, además significaba un derroche de gas y las condiciones no daban para esos lujos. Su madre barría el antejardín de la casa con cortos y muy forzados impulsos con su viejo escobillón de paja, y a la vez que lanzaba pequeñas migas de pan afuera de la reja para que las palomas se deleitaran comiendo. A ella también le deleitaba verlas dependiendo tanto de ella. Esta vez cuando salió José se quedó observando la tierna escena de su madre y las palomas, y no pudo resistir la tentación de hacer lo mismo: Quitó un par de migas de la mano de su madre y las lanzó a una paloma que estaba a un lado de las demás que por ser más chica no alcanzaba a recoger ningún pedacito de miga. Una vez que la paloma hubo comido el pedazo lanzado, este besó fuertemente a su madre en la frente y se fue corriendo a su jornada de tarde. Pudo haber sido el beso, ya que en algún momento todos los hijos toman conciencia del amor de una madre y lo devuelven; pudo haber sido, también, el que se levantó a la hora y fue corriendo a su lugar de trabajo porque Don Urbano le dijo que intentaría mejorar su puntualidad incentivándolo con un aumento de sueldo; pero lo que no podía encajar en su actuar era ese lindo y amable gesto con las palomas, en especial con esa, la más desvalida. Lo normal era que saliera pateando cuanto emplumado se le cruzara y además reprendiera iracundamente a su madre de alimentar a esas “ratas con plumas y alas”, pero lo más raro aún estaba por ocurrir. Llegando a su lugar de trabajo, un almacén de abarrotes y licores a cinco cuadras de su casa, sucede lo más extraño del día. – Buenos días don Urbano, entró saludando, José. – Buenas tardes querrá decir, joven, respondió el viejo, pero esa era una respuesta condicionada después de las doce del día que estaba en la cabeza del setentón canoso y ya casi sin pelo, porque no se fijó que era el irrespetuoso e impulsivo José que llegaba todos días 15 o 20 minutos tarde luego de su siesta y entraba directo a cargar las cajas de bebida, ya que ahí podía fumar sus cigarrillos. Pudo haberlo despedido hacía meses, pero don Urbano más que darle un trabajo tenía un compromiso moral con él y su madre: Era el único de dos hermanos que aún quedaba en casa y que acompañaba a su madre en las tardes, además que él significaba la única fuente de ingresos de la casa y tenerlo trabajando era la única forma de ayudar a su madre, y de paso a él para que no cayese en las drogas, nuevamente. Pero esta tarde llegó saludando, aunque erróneamente, lo hizo y además de eso se puso en frente de don Urbano y preguntó por dónde quería que empezase. – eh, creo que sería bueno que empezaras por las cajas de bebidas de atrás, dijo el anciano esperando que la situación no fuese más rara de lo que ya era. Probablemente José estaba actuando raro bajo alguna presión o bajo los efectos de una droga nueva que su mamá le había hecho tomar, así que cambiarle rotundamente su rutina podría ser peligroso para alguien tan impulsivo como él. José se fue a la bodega trasera y antes de mover las cajas encendió un cigarro tranquilamente y se apoyó en la muralla por el hombro, pero incluso para él las cosas estaban raras, a pesar de que en su mente esto siempre había sido así, algo en su psique proponía un “cómo sería sí…” y pensaba que en vez de esa rara sensación de querer hacer todo bien era algo común, sería mejor si fuese un poco más rudo, despreocupado, así como les gusta a las mujeres—como el tipo rudo, rebelde, pero en el fondo bueno, todo un Sawyer (de la serie LOST) y no un Jack Sheppard, con quien se sentía identificado en el último tiempo, pensó. Esa noche antes de retirarse del almacén ofrece salir a fumarse un cigarrillo a Don Urbano. El anciano estaba en la labor de asentir a todas sus sugerencias para evitar un despilfarro de brutalidad del chico. – Esta tarde te luciste, José, a la señora Doris casi le da un infarto cuando te vio tras el mostrador y saludarla gentilmente – inició la amena conversa el anciano. – La rara es ella, si siempre la he tratado igual – contesto el joven. Ahí fue cuando el setentón definitivamente pensó que el chico no estaba bien de su cabeza y decidió no pasar de esa semana sin hablar antes con la anciana madre de su empleado. Al llegar a su casa, su madre ya tenía servido el té y este al ver esta escena no reaccionó, se quedó impávido, sólo pestañeaba como alguien en estado vegetal, pero de pié. – No tengo hambre – dijo y subió a su pieza. No quería hacer sentir mal a su madre, pero la verdad es que sólo quería llegar a su pieza y ver algo bueno en la televisión, pero algo con contenido, no sólo porno que era lo que más ofrecía el cable en las noches. Sintonizó AXN y comenzó a ver LOST. Su madre abajo, a pesar de todo, no estaba sorprendida ni mucho menos se sentía rechazada, era lo que tenía que pasar, aún así llamó por teléfono al Doctor Veliz. – Doctor, buenas noches, disculpe por llamar a esta hora, pero usted dijo que lo llamase para contar los resultados y cambios que tenga mi hijo – dijo la anciana. – Cuénteme – respondió a secas el doctor. Hasta hace unos momentos todo estaba bien, tal y como usted lo dijo, es otro José. A veces me asusta, es casi como Marcos, pero ahora al llegar se quedó paralizado al entrar a la casa – ¿hizo usted algo fuera de lo común, señora Ana? – interrumpió el doctor. – Claro que sí, lo estaba esperando con la mesa puesta, lista para tomar té, es que quería premiarlo por su excelente conducta en el día. – Y ¿qué le dije yo que hiciera? ¿Acaso no le dije que tenía que ser todo tal cual como todos los días? – preguntó Veliz. Las diferencias las debe ir generando él hacia su entorno y no al revés – llamó fuertemente la atención el doctor a la octogenaria – sí doctor, como usted diga, es que usted no entiende la emoción que siente una madre cuando un hijo… – buenas noches señora Ana – cortó abruptamente el doctor, demostrando su disgusto con la señora, al fin y al cabo estaba su nombre en juego y esto podría transformarse en un “problema” con el paciente. A pesar de los consejos que dio el doctor a la vieja madre esta siguió sus instintos y fue a la pieza de su hijo. Dio dos golpes suaves a la puerta antes de abrir y cuando entró se dio cuenta que la escena se repetía, su hijo estaba inerte mirando a la televisión; su boca estaba un poco abierta y pestañaba lenta y continuamente. – José – intentó llamar la atención a su hijo. – ¡José! tuvo que subir la voz para que este saliera del transe, pero no salió de aquel estado hasta que el capítulo de la serie llegó a su fin. Sólo entonces se reincorporó sacudiendo levemente su cabeza y mirando a su madre con mucha ternura. – ¿Sabes mamita?, Han dado el final de temporada y quedó mejor que nunca. Ahora me queda todo un año para esperar la cuarta temporada. La anciana se sentó en el borde de la cama para seguir escuchando a su hijo. – Sucede que yo pensé que estaban pasando la vida anterior del doctor, pero no era así, sino que era su futuro… las palabras de su hijo comenzaban a desvanecerse en su cabeza a medida que retornaban los recuerdos de su hijo Marcos muerto hace dos años en una pelea por defender a José que, para variar, estaba metido en problemas de drogas. Marcos era el hijo ideal, atento, cariñoso, trabajador, un muy buen doctor y un excelente novio, así lo decía Antonieta en cada once que tomaban juntos en su casa. Era fanático de las series televisivas, sobre todo aquellas que daban ribetes de ocultismo y fenómenos paranormales. LOST era su favorita y siempre la comentaba de sobremesa. “Trataba de un grupo de pasajeros del vuelo 815 de Oceanic Airlines que habían caído en una isla en medio del Pacífico mientras se dirigían desde Sídney a Los Ángeles, pero cosas extrañas sucedían en esa isla”. Su primogénito le daba muchos más detalles y posibles teorías sobre qué era aquella isla, pero sólo recordaba eso. Muchas veces cuando Marcos salía tarde del trabajo ella comenzaba a ver la serie casi sin entenderla, pero apenas llegaba su hijo mayor le comentaba lo sucedido dándole descripciones de personajes y lo que hicieron, él la escuchaba con mucha atención tratando de comprender todo lo posible que su interlocutora pobremente explicaba hasta que volvían los comerciales y todo comenzaba a entenderse. Ahí se quedaba él, atento al televisor mientras que la orgullosa madre preparaba el té con más amor que cuando su marido estaba vivo. Ya se había ido hace muchos años atrás y estaba superada esa pérdida. …– Mami, ¿entendiste? – dijo José al terminar su relato. – Lo siento, amor, pero tú sabes que siempre me quedo hasta la mitad de tus relatos, mis viejas neuronas no procesan tanta información como las tuyas. A pesar de decirlo muy tiernamente, aquella viejecilla estaba bastante consciente que su último halago tenía un doble discurso. Y saber que pronto vendría la hora de dormir la ponía aún más contenta. – Vamos a tomar tecito, vieja, tengo hambre – concluyó José. Terminada la once, José se pone de pié como sonámbulo, como si una fuerza lo llamara inconscientemente, pero pronto reacciona sacudiendo su cabeza. – Estoy cansado, mamita, enciéndeme el calefón para darme una buena ducha antes de acostarme – Al tiro, corazón – dijo su madre remarcando la última palabra y esperando si ocurría alguna reacción en su hijo. Aquella frase inquietó a José y la miró con desconfianza y seriedad, como diciendo con su mirada: “tú sabes lo que me pasa”, pero la vieja hizo caso omiso de la pesada mirada en su nuca y siguió su camino a encender el calefón. Mientras José se baña comienza el ritual de aquella madre en sus intentos de transformar la personalidad de su hijo. Primero rocía su pieza con gas somnífero muy suave disimulado por las fragancias del mismo embace “Glade, desodorante ambiental” dice falsamente su etiqueta. Luego va a su pieza y saca sus bordados y espera a que su hijo entre en la pieza donde debe aguardar exactamente diez minutos. Luego entra en la pieza de su hijo, termina de arroparlo con las sábanas y frazadas de su lecho. Saca de debajo de la cama una consola de la que cuelgan algunos cables con una especie de sopapos en sus extremos, la deja sobre el velador mientras que de su bolsillo saca una caja con “sopapos” los que empieza a pegar en el cuerpo del dormido, dos de ellos sobre su frente, dos más para sus sienes, dos en su pectoral derecho y dos en el izquierdo, junta los extremos de los cables a estas junturas y enciende la consola la que avisa de su buen funcionamiento emitiendo una luz verde muy tenue. Para terminar pone un protector bucal en su boca para evitar fatalidades en caso de un ataque de epilepsia. Finalmente lo besa en la frente y se va a dormir a su pieza. A las 3:48 am exactamente hubo un apagón que abarcó la totalidad de la ciudad. La consola respondió correctamente como era de esperar, emitió agudos pitidos intermitentes para que el usuario pasara a energía continua, es decir que insertara baterías. Eso sólo significaba una cosa, problemas. La viejecilla se apresuró lo que más pudo, mientras repetía – esta noche no, por favor, ahora menos que nunca. Bajó rápidamente las escaleras y fue al patio, ya que ahí había dejado cargando la batería, además era el único lugar en que su hijo no sospecharía algo tan raro en su casa. La betería tenía un peso de quince kilos y el aza que tenía para sujetarla firmemente no fue suficiente para aquella senil mujer. Hubiese deseado te tuviera ruedas. – No, por favor, necesito fuerzas – decía la mujer mientras lloraba desconsoladamente. Finalmente los pitidos dejaron de sonar y aquella vieja quedó en medio del comedor llorando arrodillada al lado de esa pesada batería. La paz duró cinco minutos aproximadamente, tiempo que en la vieja sólo se dedicó a rezar un rosario, luego se escucharon los quejidos de su hijo despertando. Al cabo de un minuto este baja en paños menores con una linterna en su mano tratando de entender qué es toda esa mierda de cables, pero sólo encuentra confusión y al ver su madre con los ojos hinchados de tanto llorar y con el rosario negro en su mano derecha. Pasaron cientos de pensamientos en su cabeza, ya no sabía cuáles eran suyos y cuáles no. – Vieja, tú sabes todo lo que me está pasando, ¿cierto? Pero la vieja sólo lloraba y seguía rezando el Ave María como si se le acabase la vida. – ¿Qué me pasa?, ¿Estoy enfermo? – preguntaba con mucha rudeza José. – No tenía que pasar así, menos hoy – respondió derrotada la vieja mientras sus llantos cesaban. - ¿Hoy? ¿Qué importancia tiene el día de hoy, mami? – la madre sólo negaba con su cabeza. – ¡Mamá! – gritó José. – ¿Quieres decirme que mierda pasa? – mientras se acercaba comenzaba a calmarse, así incorporó a su mamá tomándola delicadamente por el brazo. – Vamos arriba, José, te contaré desde el principio. Una vez llegados a la pieza de José, la luz volvió a la ciudad y la vieja comenzó a hablar – siéntate, hijo. Primero vamos a rociar un poco de desodorante ambiental porque esta pieza parece de un león. Pero mientras comienza a rociar el gas José nota algo raro en la mirada de su madre y esta al darse cuenta de la suspicacia de su hijo huye hacia la puerta la que afirma con sus manos por fuera con el poco de fuerzas que le quedan. Los esfuerzos se le hacen inútiles para lograr su cometido, ella no combatiría contra la corpulencia de su hijo. En un arrebato de energía José logra abrir bruscamente la puerta hacia dentro, pero la puerta venía acompañada del cuerpo de la anciana que debido a descomunal fuerza perdió el equilibrio y seguida acción intenta sujetarse de su hijo para evitar una caída, pero este se hace a un lado dejando así caer a la vieja estrepitosamente contra el piso. – Ni hasta el último momento me has querido contar la verdad, vieja de mierda – dijo con recelo José – y ya sé que día es hoy, es el cumpleaños de Marcos. El es en quien intentaste convertirme con esa mierda que está en la pieza, lo sé porque casi creo que es mi propio cumpleaños, hay en mi cabeza recuerdos que jamás debí tener. Lugares que jamás visité, personas que nunca conocí, costumbres que nunca tuve y hoy recién vienen a tomar conclusión en mi cabeza. Esa noche José se vistió con los primeros atuendos que encontró a su paso y salió corriendo de su casa esperando encontrar a sus viejos amigos para fumar un poco de cannabis y recordar así un poco más quién era realmente él. Lamentablemente antes llegar a ese lugar, volvió a pasar en su mente, había sentimientos dentro sí mismo que lo negaban concurrir a aquel sitio que ya se encontraba a metros de él. Pudo haber sido el choque de emociones en su interior… Pudo haber sido también la sesión de terapia interrumpida esa noche, o el saber que su madre jamás lo quiso en verdad, tal y como sus sospechas lo carcomían desde pequeño. Pudo haber sido muchas cosas, pero lo que haya sido hizo que José se comportarse como un loco gritando disculpas al aire y golpeando todo lo que se hallaba a su paso, locura que se apagó cuando uno de sus antiguos amigos por efecto de las drogas consumidas esa noche da una estocada certera el corazón de éste, para evitar que llamase la atención y llegara la policía. Pudo haber sido la culpa de una madre al no poner atención y cariño a un niño rebelde… Pudo haber sido también la idea del doctor Veliz al querer cambiar radicalmente la personalidad de una persona al convertirla en otra completamente diferente con la ayuda de una máquina que maquina. “Pudo haber sido muchas cosas, lo cierto es que siempre termina mal, doctor. Aunque lo admito, era una buena idea.”
  5. Aunque la poesía no es mi fuerte (te invito a leer mis relatos :mgay: )... creo que oda y no antipoesía. Podría catalogarla como oda conceptual... es fresca y fluida, aunque creo que debe mejorar el ritmo... léela en voz alta y te darás cuenta a lo que me refiero. Exito en tus próximas publicaciones. :D
  6. La verdad de la vida Siempre he sido de la idea de que esta vida está hecha para disfrutarla y, por supuesto siempre me han dicho que soy un vividor, que soy un promiscuo, bebedor y fumador empedernido, pero no saben la verdad de la vida. Todo lo que dicen de la gente como yo son sólo repeticiones de las “instituciones” encargadas de darle la moral y ética a este mundo, pero no porque realmente lo sientan, de hecho, estoy seguro que les encantaría vivir como yo vivo. De ser así estoy seguro del por qué y no los culpo, es algo intrínseco en el ser humano. Las bestias fueron expulsadas del cielo porque no dejaban divertirse a todas las entidades celestiales. Eran bestias con trajes negros, seres alargados como serpientes colgaban de sus cuellos como corbatas y vestimentas formales. Incluso pude ver el momento en que uno de estos demonios acariciaba una serpiente para luego lanzarla a un ser celestial. Ella mordía el cuello de un ángel justo por la tráquea y luego de esta mordida toda la vitalidad de aquel ser desaparecía, su alas se doblaban como una planta marchitándose en cámara rápida. Una vez sumiso el ente, la serpiente se quedó colgado de su cuello, inerte, pero ya no se podrá salir de ahí. El ropaje de aquel ángel cambió de color, se oscureció y se dividió en pantalones, camisa y un vestón, aunque lo que más oscurecía aquél atuendo era esa serpiente colgando de su cuello. Dios no pudo seguir viendo cómo estas bestias esclavizaban a los ejércitos celestiales y fueron expulsadas del cielo, cayendo así a la tierra. Aquí subyugaron al hombre, pero de una manera muy inteligente, se hicieron pasar por Dios y le dijeron al hombre que debía ganarse el pan con el sudor de su frente. Todo por un mal entendido. Dios sabía que el hombre lleva dentro esa esencia divina de la felicidad, el placer, la satisfacción y lo probó, dijo que no se comiera esa manzana para que su instinto lo llevara a comerla igual, y así lo hizo, lamentablemente era el turno de que el demonio hablara (así es el eterno juego) así que le hizo creer al hombre que era un desobediente y que estaba obligado a pagar por esa culpa, esa tan inocente culpa de querer ser feliz. Luego pude observar cuando un grupo de demonios suprimía todo tipo de festividades realizadas por el hombre, se paró en lo alto de una roca y los trató de impuros, paganos y, ojo, ninguno estaba cometiendo “impurezas”, claro, sí estaban cometiendo la impureza de no encontrarse trabajando serios, cabeza agachas, maldiciendo su existencia. Hasta el día de hoy sigue sucediendo, estoy seguro que eres parte de esa mayoría de humanos que está obligado a levantarse a esa hora que aún es de noche y que no tienes deseos de levantarte. En esos momentos es cuando más fuerte está el llamado de Dios, lo he visto gritándole al oído a muchos que están a punto de cometer un crimen: ¡no te levantes! Sigue durmiendo, descansa. Por favor, sé feliz. Las estructuras sociales creadas por los demonios y los “demonios-hombres” ya están arraigadas a las entrañas del mundo y aquél que busca quitarse esas responsabilidades es despreciado, es dejado a parte, es un hombre sin Dios ni ley. Pero no te hundas, anoche lo volví a ver y dio un mensaje, me dijo: Este es mi plan final: busca a tantos otros como tú hazle saber la verdad, pero al resto del mundo no. A ellos llegaremos de otra forma, ya que se lo hacemos público nos descubrirán. Empecemos lentamente, busquen a sus familiares y convénzanlos de que cambien de trabajo por algo que realmente les guste y que no lo hagan porque deben hacerlo. Ingenien una forma de la que cada vez se necesite menos el dinero y se privilegie la ayuda mutua y desinteresada. Cuando lleguen a este paso los demonios ya se habrán dado cuenta de nuestro plan así que recurrirán a la última etapa: háganle notar lo bien que se sienten haciendo esto, al darse cuenta que llegan a fin de mes y aún tienen la mitad de su sueldo, pero que no desean gastarlo porque se sienten completos, llenos, satisfechos. Poco a poco el trabajo obligado irá desapareciendo y su felicidad será transmitida inconcientemente, así que por más que los demonios intenten hacerles lavados de cerebro diciendo que son irresponsables, vividores y muchos otros descalificativos ellos ya habrán conocido la verdadera felicidad. En caso de que nada de esto funcione… “– Oye, tampoco queremos que se transforme en vividor, soberbio y despreocupado de su vida, recuerda que tiene que lograr ese ascenso en dos meses.” “– Esto es a nivel subconsciente, amigo. No se volverá así, sólo se lo planteará así mismo y quizás comience a cambiar su forma de actuar tan trabajólica, necesito que se libere desde dentro para comenzar a construir desde ahí…” Sonó el despertador justo a las 6.30 am, aún estaba oscuro y Ramiro se levantó, lavó sus dientes, su cara, sus axilas y sus genitales. Se vistió con el uniforme del banco, tomo el microbus que lo deja a dos cuadras de su trabajo caminó hacia él. Al llegar al banco se sentó en su silla de siempre, detrás de la ventanilla de la caja dos, acomodó su corbata que ya casi mordía su tráquea, dio un gran suspiro y comenzó su triste día.
  7. Muchas gracias por tu comentario... se agradece el tiempo. :D
  8. Umm... profundo... creo que tan profundo que la verdad gran parte de la lectura me dediqué a descifrarla, a entenderla, al final la capté. Tienes muy buen vocabulario y te sabes expresar, pero creo que para una próxima podrías ser un poco más claro. Buen relato.
  9. Me parece interesante tu relato, aunque es simple la narración. Creo que deberías mejorarla describiendo el escenario y lo que pensaba mientras se quedaba dormido. Estás siendo muy evidente al conducir al lector, una de las cosas que más te envuelve en un relato es tener una idea para donde va pero no del todo. Espero haberte ayudado con ésta crítica. Éxito, vas por buen camino.
  10. El primer intento El negocio va bien – dijo Camilo a Rocío, su mujer. Ya podrías pensar en venirte tranquila por estos lugares y terminar tus vacaciones, te extraño mucho. En el tren de la mañana me iré al puerto, ahí compraré unos adornos para el restaurant y a las 1 de la tarde probablemente estaría saliendo el próximo barco a Chile, el Bellavista, en ése me iré, cariño – respondió Rocío. Besos para ti y Camilita. Apenas colgó el teléfono comenzó a llegar la gente del correo al restaurant para su almuerzo tan ansiado. Cada uno almuerza lo que más le gusta, sin miedo a consumir demasiadas calorías y mucho menos a engordar, la mayoría pide comida chatarra con mucha mayonesa y mostaza. Camilo los atiende con una sonrisa bellísima, una sonrisa de comercial de pasta de dientes. Camila se queda en la caja, siempre ha sido excelente con las cuentas, lo heredó de su madre. De pronto se hace de noche, pero a nadie parece importarle el extraño suceso. "Debemos tener cuidado con estos cambios tan abruptos, no queremos que su consciente reaccione – dijo Veliz, el psiquiatra. Aún estamos en etapa experimental, doctor – responde el ingeniero. Lo mejor de todo es que lo probamos con estos conejillos que nada aportan a la sociedad. No se trata de eso – dijo Veliz, tienes que perfeccionarlo, esto es serio." Bien, mi niña, es hora de cerrar. Tenemos que hacer arqueo de caja y luego vamos a ver qué tiene para nosotros la televisión – dijo Camilo a su hija. Ambos se tenían mucho cariño, constantemente se hacían cosquillas mientras revisaban las cuentas del día y jugaban a las veintiún preguntas, el juego consistía en que uno pensaba en cualquier objeto o ser viviente y el otro tenía veintiún preguntas para poder adivinar en lo que estaba pensando y que el que pensaba sólo podía contestar sí o no. Al terminar de hacer el arqueo se fueron al sillón del living él se instaló como siempre, al medio y casi desparramado de cansancio, ella preparó sopaipillas fritas y té con leche, se los llevó al sillón y ambos se quedaron viendo Bonanza, no se la podían perder, era su serie favorita y hoy transmitían capítulo estreno. Ella se dormía antes que él. El la abrazaba y la tapaba con la frazada que compartían. Contemplado su cara angelical él pensaba: Hermosura mía, fruto del amor de Rocío y mío. Te esperé con tantas ansias y ahora que estás aquí sólo quiero llorar. Camilita, tu madre te puso así para complacerme. Ella mejor que nadie sabía lo débil que sería con una mujercita como primogénita. Me alegra tanto saber que a ti también te gusta estar conmigo, no como otras hijas que cumplido los 14 ya piensan en los chicos y vuelan del brazo de sus padres. Muchas se pierden por culpa del amor, pero tú no eres así y agradezco a Dios que sea y siga siendo así. La besó en la frente y a los pocos segundos él también cayó dormido. "Aún tengo una pregunta – dijo Veliz – ¿esto lo sueña él o lo provoca el aparto? Esperaba que usted me respondiera eso, doctor. La máquina sólo crea el escenario y escenografía con todo lo que ello implica, por eso le manifiesto mi preocupación ¿cómo es posible que este tipo después de las horrorosidades que cometió con la misma familia con la que sueña? – sentenció Leiva, el ingeniero. Eso significa sólo una cosa – respondió Veliz – se puede rehabilitar."
  11. SE PASO COMPADRE... GRACIAS!! Me has salvado para poder trabajar en pc's tranquilo dejo a mi "cachito" viendo a Hi 5 y listo....
  12. GRACIAS POR SU APORTE COMPAÑERO... AHORA MISMO ESTOY IMPRIMIENDO "PREGUNTALE AL POLVO" GRACIAS.
  13. se agradece el aporte...TRES BANANAS :banana: :banana: :banana:
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