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jiribarren

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  1. El amor verdadero es el impulso de amar y seguir amando al objeto de amor sin condiciones. Es un impulso de dar incondicionalmente. Sólo se ama verdaderamente cuando ese amor es y será eterno.
  2. LA POSICION DEL HOMBRE EN EL UNIVERSO Primero, Dios creó el hombre para ser el señor del universo (Gn. 1:28). El universo, excepto el hombre, no tiene sensibilidad interna para percibir a Dios. Por esta razón, Dios no domina al mundo directamente; sino que, al crear al hombre con completa sensibilidad para percibir el universo, Dios deja que él gobierne al universo directamente. Al crear al hombre, Dios creó su carne con ingredientes de agua, tierra y aire, que son los elementos principales del mundo físico. Dios lo hizo así para que el hombre esté capacitado para percibir y dominar este mundo. El creó al hombre espiritual con elementos espirituales, capacitándole para percibir y tener dominio sobre el mundo invisible. En el Monte de la Transfiguración, Moisés, que había muerto aproximadamente 1.600 años antes, y Elías, que había muerto 900 años antes, se aparecieron a Jesús (Mt. 17 :3). Eran realmente los espíritus de Moisés y Elías. Solamente el hombre, que se compone a la vez de espíritu y carne, puede ser el señor de los dos mundos, pues está capacitado para dominar el mundo visible y el invisible. Segundo, Dios creó al hombre para ser el mediador y centro de armonía del universo. Cuando el espíritu y la carne del hombre, uniéndose mediante la acción de dar y tomar, llegan a ser un objeto substancial de Dios, también el mundo visible y el invisible llegan a ser un objeto de Dios, uniéndose mediante la acción de dar y tomar centralizada en el hombre. Así pues, el hombre es el mediador o centro de armonía entre los dos mundos. Por tanto, el hombre es como el aire, que hace posible que suene un diapasón. Debido a que el hombre está hecho para comunicarse con el mundo invisible, tiene que reflejar todas las cosas que ocurren en el mundo del espíritu. Tercero, Dios creó al hombre como el microcosmos substancial de todo el universo. Dios, primero, creó el universo desarrollando substancialmente el carácter y la forma del hombre. Así pues, el hombre espiritual es el resumen substancial del mundo invisible, debido a que Dios creó el mundo invisible como el desarrollo substancial del carácter y la forma del hombre espiritual. De igual manera, el hombre físico es el resumen substancial del mundo visible, ya que Dios creó el mundo visible como el desarrollo substancial del carácter y la forma del hombre físico. Por esta razón, el hombre es un microcosmos, el resumen de todo el macrocosmos. No obstante, debido a la caída del hombre, toda la creación perdió a su señor. Leemos en Romanos 8:19, que la creación expectante, desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. (hombres de naturaleza original restaurada). Romanos 8:22, sigue diciendo: «la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto». Esto es debido a que la acción de dar y tomar entre el mundo visible y el invisible ha sido interrumpida debido a la caída del hombre; dejándolos sin posibilidad de unirse; ya que el hombre tenía que ser el mediador y centro de armonía. Jesús vino como un hombre perfecto en carne y espíritu. Así que el era el microcosmos substancial del universo. Por esta razón la Biblia dice que Dios había sometido todas las cosas bajo los pies de Cristo (1 Co. 15 :27). Jesús es nuestro salvador. El vino al mundo con el fin de perfeccionar a los hombres caídos esforzándose en que se unieran con él. PD
  3. LA VERDADERA IDENTIDAD DE LA SERPIENTE En la Biblia leemos que la serpiente tentó a Eva a cometer el pecado (Gn. 3:4-5) ¿Qué significa esta serpiente? La respuesta se encuentra estudiando el verdadero carácter de la serpiente en el contenido del tercer capítulo del Génesis. La serpiente, descrita en la Biblia, pudo conversar con el hombre. Además, causó la caída del hombre, que es un ser espiritual. Por consiguiente, la serpiente debió haber sido también un ser espiritual. Conocía el mandamiento de Dios de prohibir al hombre comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Esto nos dice decisivamente que era un ser espiritual. En Apocalipsis 12:9 leemos más detalladamente que «fue arrojada la gran Serpiente, la Serpiente antigua»; que es llamada el Diablo, por algunos, y Satán por otros. Esta «Serpiente antigua» era la misma que tentó a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Es llamada el Diablo o Satán, quien como sabemos ha dirigido constantemente a la mente humana hacia el mal. Por lo tanto, Satán debe ser un ser espiritual. Si el Diablo es espiritual, la serpiente que simboliza al Diablo debe ser también espiritual. Así pues, hemos demostrado que la serpiente que tentó al primer hombre y a la primera mujer no era un animal, sino un ser espiritual. Una cuestión que debemos resolver, entonces, es si la serpiente existió antes del tiempo de la creación o si fue uno de los seres creados. Si la serpiente fuera un ser que existía antes de la creación con un propósito contrario al de Dios, la lucha entre el bien y el mal en el mundo sería inevitable y eterna. La providencia de la restauración de Dios, entonces, no tendría significado y el monoteísmo, la creencia de que todas las cosas fueron hechas por un solo Dios, sería descartado. No podemos evitar la conclusión, pues, de que el ser espiritual, representado por la serpiente, era un ser originalmente creado para un propósito bueno y que más tarde cayó y se degradó convirtiéndose en Satán. ¿Qué clase de ser espiritual pudo haber conversado con el hombre, conociendo la voluntad de Dios, viviendo en el cielo (el mundo del espíritu) y que pudo dominar el alma humana, transcendiendo el tiempo y el espacio, incluso después de su caída y degradación? Como no hay otro ser que tenga tales características excepto un ángel, no podemos menos que creer que la serpiente debió haber sido el nombre simbólico de un ángel. Leemos en II Pedro 2:4, que Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno. Esto demuestra definitivamente que la verdadera identidad de la serpiente, que tentó al hombre a pecar, era un ángel. La lengua de la serpiente está hendida en dos. Esto simboliza a un hombre o un ser que manifiesta dos cosas diferentes con una sola lengua, un ser que vive una doble vida con un solo corazón. La serpiente es también el símbolo de alguien que induce a los demás a que se sacrifiquen por su propio beneficio. La serpiente enrosca su cuerpo alrededor de la presa, y luego la devora. Por estas razones, la Biblia asemeja al ángel que tentó al hombre con una serpiente. 3. LA CAIDA DEL ANGEL Y LA CAIDA DEL HOMBRE Ahora sabemos que la serpiente que tentó al hombre fue un ángel, y que este ángel, al caer en el pecado, se convirtió en Satán. Investigaremos más detalladamente qué clase de pecado cometieron el ángel y el hombre. (1) El delito del ángel En Judas 1:6-7, se lee: « y además que a los ángeles, que no mantuvieron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene guardados con ligaduras eternas bajo tinieblas para el juicio del gran Día. Y lo mismo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que como ellos fornicaron y se fueron tras un uso antinatural de la carne, padeciendo la pena de un fuego eterno ». Según esto, podemos razonar que el ángel cayó a consecuencia de un acto inmoral de uso antinatural de la carne y que este acto fue la fornicación. La fornicación es un delito que no puede ser cometido por una persona sola. Por consiguiente, debemos descubrir con quién cometió el ángel fornicación en el Jardín del Edén. Con el fin de conocer esto, investiguemos qué clase de delito fue cometido por el hombre. (2) El delito del hombre En Génesis 2:25, leemos que Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban de su desnudez. Pero, después de la caída, sintieron vergüenza de su desnudez y se hicieron un delantal de hojas de higuera para cubrir sus partes bajas (Gn. 3:7). Si hubieran cometido el pecado comiendo un fruto literal de un «árbol de la ciencia del bien y del mal», en vez de hacer esto, habrían ocultado sus manos y sus bocas, porque es naturaleza humana ocultar el área de la transgresión. Que cubrieran sus partes sexuales, claramente indica que estaban avergonzados de las áreas sexuales de sus cuerpos, debido a que habían pecado mediante ellas. Según esto, sabemos que cometieron el pecado con las partes sexuales de sus cuerpos. En Job 31:33, está escrito: «¿He disimulado mis culpas a los hombres, ocultando en mi seno mi pecado. . . ?». Adán ocultó su transgresión cubriendo las partes sexuales de su cuerpo después de la caída. Esto de nuevo indica que la parte sexual del cuerpo de Adán fue el lugar de la transgresión, ¿Cómo es que las partes bajas de Adán se convirtieron en una vergüenza?, demás está decir que es debido a que Adán cometió el pecado con esta parte. En el mundo anterior a la caída del hombre, ¿qué acto pudo haber cometido el hombre a riesgo de su propia vida? No pudo ser otra cosa que un acto de amor. El propósito de la creación de Dios al decir «creced y multiplicaos» (Gn. 1:28), solamente podría realizarse a través del amor. Por lo tanto al considerar el propósito de la creación, el amor no puede sino ser lo más precioso, lo más sagrado. Sin embargo, desde la caída los hombres en general han considerado el acto del amor como algo despreciable, debido a que el amor fue precisamente la causa de la caída humana. Esto nos demuestra más claramente el hecho de que también el hombre cayó debido a la fornicación. (3) El acto de adulterio entre el ángel y el hombre Hasta ahora, hemos aclarado que el hombre cayó en la tentación del ángel y pecó. Ambos, el hombre y el ángel, cayeron debido a la fornicación. En el mundo de la creación, los hombres y los ángeles son los únicos seres espirituales que pueden tener una relación de amor. Según lo anterior, llegamos a la conclusión de que debió haber ocurrido algún acto de adulterio entre el hombre y el ángel. Así, en Juan 8:44 dice, «Vuestro padre es el Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre». En Apocalipsis 12:19, enseña que el Diablo es Satán, y que Satán es «la serpiente antigua» que tentó al hombre. Según estos versículos bíblicos, podemos afirmar que el hombre es el descendiente del Diablo, y, naturalmente, el descendiente de Satán; y por ello, es el descendiente de la serpiente. ¿Bajo qué circunstancias el hombre se convirtió en descendiente del ángel caído, es decir de Satán? Porque los antepasados humanos fornicaron con el ángel, entonces todos los hombres nacen con el linaje de Satán. Así, como el hombre caído no nace con el linaje de Dios, sino con el de Satán, en Romanos 8:23, dice que: «...también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior (por no ser hijos legítimos) anhelando el rescate de nuestro cuerpo». En Mateo 3:7, Juan Bautista reprochó al pueblo incrédulo, llamándoles «raza de víboras»_hijos de Satán_. De nuevo en Mateo 23:33, Jesús reprendió a los judíos, diciéndoles «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar de la condenación de la gehenna?». Según estas referencias bíblicas, podemos afirmar que hubo una relación adúltera entre el ángel y el hombre, y que esto fue la causa de la caída del hombre. PD
  4. La Providencia de la Restauración Centrada en la Familia de Abraham A causa del acto caído de Cam, la providencia de la restauración centrada en la familia de Noé no se realizó. Sin embargo, dado que Dios predestina de una forma absoluta la voluntad de realizar el propósito de la creación, llamó a Abraham sobre el fundamento del corazón que Noé había establecido por su lealtad, y comenzó de nuevo Su providencia de la restauración centrada en la familia de Abraham. Por lo tanto, Abraham tenía que restaurar el fundamento para recibir al Mesías, que la familia de Noé había dejado incompleto, y debería recibir al Mesías sobre este fundamento. Por consiguiente, Abraham también tenía que restaurar por indemnización el fundamento de fe y, sobre éste, el fundamento de substancia. 1. EL FUNDAMENTO DE FE (1) La figura central para restaurar el fundamento de fe La figura central para restaurar el fundamento de fe en la providencia de la restauración centrada en la familia de Abraham era el mismo Abraham. Por ello, Abraham fue escogido como el personaje central para hacerse cargo de la voluntad de Dios y llevarla a cabo. Por consiguiente, si Abraham no restauraba por indemnización todas las condiciones invadidas por Satán a causa del acto pecaminoso de Cam, fracasaría en la misión de cumplir la voluntad de Dios centrada en Noé, pues había sido escogido para realizar el mismo curso. La primera condición que Noé perdió en manos de Satán fue las diez generaciones desde Adán hasta Noé, así como los cuarenta días. Por lo tanto, Abraham debía restaurar por indemnización estas diez generaciones perdidas. Entonces, tenía que restaurar el número «cuarenta» del juicio, colocándose en la posición de cada una de las diez. El cálculo de 40 años para la restauración por indemnización de cada generación se originó a causa del fracaso de una generación (la de Noé), que debía ser restaurada a través de un período de cuarenta días. Más tarde, en el curso de Moisés los israelitas restauraron por indemnización el fracaso de los cuarenta días de exploración en Canaán por el período de cuarenta años errantes en el desierto (Num. 14:34). Dios escogió a Abraham en lugar de Noé después de un período de 400 años de indemnización y diez generaciones a partir de Noé. De esta forma, al acortarse la duración de la vida humana después de Noé, la época en la cual se habían restaurado diez generaciones en un período de 1.600 años pasó a ser la época en la cual las diez generaciones se podían restaurar en un período de 400 años. La segunda condición de la que Noé se vio desposeído por Satán fue la posición del padre de la fe, así como la posición de Cam, que se hallaba en el lugar de Abel. Por consiguiente, Abraham no podía colocarse en la posición de Noé a menos que restaurase por indemnización la posición de Cam y la del padre de la fe. Para ello Abraham, sustituyendo a Noé, tenía que ofrecer un sacrificio simbólico con fe y lealtad, tal y como lo hizo Noé construyendo el arca. Como se ha expuesto anteriormente, Dios tuvo también que dejar a Cam en manos de Satán; Cam estaba en la posición de Abel, a quien Dios amaba (los dos eran segundos hijos que desempeñaban el papel central en las ofrendas substanciales). Por lo tanto, Dios a su vez tuvo que tomar, conforme al principio de restauración por indemnización, a los que se hallaban en la posición de ser más amados por Satán. Por esto Dios llamó a Abraham, el primer hijo de Téraj, que era un fabricante de ídolos (Jos. 24:2-3). Abraham era el personaje que representaba al Adán restaurado, porque era el sustituto de Noé y, naturalmente, del mismo Adán. Por lo tanto, Dios bendijo a Abraham diciéndole que sus descendientes se multiplicarían, que una gran nación nacería de él y que sería fuente de bendición, tal como Dios había bendecido anteriormente a Adán y a Noé (Gn. 12:2). Después de esta bendición, Abraham en obediencia al mandamiento de Dios, dejó la casa de su padre en Jarán y entró en Canaán con su mujer Sara, su sobrino Lot y todas las riquezas y personas que pudo tomar de su casa (Gn. 12:4-5). De esta forma, Dios estableció el curso de Abraham como el curso modelo que Jacob y Moisés seguirían más tarde; es decir, restaurar a su mujer, hijos y riquezas, llevando a Canaán todo lo que había arrebatado al mundo satánico (Jarán y Egipto) bajo circunstancias difíciles. Esto anunciaba el curso futuro de Jesús: a saber, restaurar a todos los hombres y cosas tomadas del mundo satánico (ref. Parte II, Cap. II, Sec. I, 2), llevándolos al mundo de Dios. (2) El objeto condicional para restaurar el fundamento de fe (i) La ofrenda simbólica de Abraham Dios mandó a Abraham que ofreciese en sacrificio una paloma, un carnero y una novilla, siendo todas estas cosas el objeto condicional para restaurar el fundamento de fe (Gn. 15:9). Así como Noé había demostrado fe antes de ofrecer el sacrificio simbólico del arca, Abraham también tuvo primeramente que probar su fe antes de ofrecer el sacrificio simbólico. La Biblia no contiene ningún relato preciso de cómo Noé probó su fe. Sin embargo, dice que era un hombre justo (Gn. 6: 9), y podemos imaginarnos que debió haber establecido ciertas condiciones de fe antes de ser suficientemente justo a los ojos de Dios, como para recibir el mandamiento divino de la construcción del arca. De hecho, la providencia de la restauración debe realizarse por medio de la fe; pues la fe y el que es justo por la fe, son reconocidos por Dios (Rm. 1:17). Examinemos ahora qué tipo de fe estableció Abraham antes de ofrecer su sacrificio simbólico. Abraham tenía que restaurar la posición de Noé, el segundo progenitor de la humanidad. Debía igualmente situarse en la posición de Adán. Por consiguiente, antes de ofrecer el sacrificio simbólico tenía que establecer la condición simbólica de indemnización para la restauración de la posición de la familia de Adán. El arcángel tomó a Eva cuando Adán y Eva estaban aún en la posición de hermanos en un estado de inmadurez, llevando a todas las cosas creadas, así como a sus propios hijos a estar bajo su dominio. Con el fin de que Abraham estableciese la condición para restaurar por indemnización la situación arriba mencionada, fue privado por el Faraón, que simbolizaba a Satán, de su esposa Sara, que estaba en la posición de hermana de Abraham. Entonces tuvo que tomar de nuevo a Sara, en la posición de su esposa, juntamente con Lot, simbolizando a toda la humanidad, y sus riquezas simbolizando el mundo de la creación (Gn. 14:16). El curso de Abraham fue por lo tanto, el curso que Jesús debería seguir más tarde. Una vez que Abraham estableció esta condición de indemnización, pudo ofrecer el sacrificio simbólico con la paloma, el carnero y la novilla. ¿Qué significa el sacrificio simbólico de Abraham? Para que Abraham llegara a ser el padre de la fe, tenía que restaurar por indemnización la posición de Noé, a quien Dios pensó establecer como el padre de la fe, así como la posición de la familia de Noé. Naturalmente, también tenía que situarse en la posición de Adán y su familia. Por lo tanto, tenía que ofrecer un objeto condicional como un símbolo que le permitiera restaurar por indemnización todas las cosas que estaban destinadas a ser restauradas en la familia de Adán, teniendo por centro las ofrendas de Caín y Abel. Además, tenía que ofrecer como sacrificios aceptables ante Dios, ciertas cosas simbólicas con el fin de restaurar por indemnización todas las cosas que deberían haber sido restauradas teniendo por centro el arca de la familia de Noé. Las ofrendas simbólicas de Abraham eran de esta naturaleza. ¿Qué simbolizaban entonces los sacrificios de Abraham, a saber, la paloma, el carnero y la novilla? Estas tres ofrendas simbolizaban al universo entero que fue creado para alcanzar la perfección, a través de tres etapas de crecimiento. Primeramente, la paloma simbolizaba la etapa de formación. Jesús vino como la perfección de la providencia en la etapa de formación que estaba representada por las palomas. Por esta razón, cuando Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el Jordán, el Espíritu de Dios descendió como una paloma, que se posó sobre él (Mt. 3:16). Por otro lado, Jesús vino para restaurar el fallo de Abraham en su ofrenda. Naturalmente, tenía que estar en la posición de haber restaurado la paloma que fue invadida por Satán en aquel tiempo. Por consiguiente, Dios mostró por medio de la paloma que Jesús venía como la perfección de la providencia del Antiguo Testamento en la etapa de formación. A continuación, la cabra o el carnero simbolizaban la etapa de crecimiento. Jesús vino para restaurar el fracaso de Abraham en la ofrenda. Sobre el fundamento de la providencia del Antiguo Testamento, habiendo restaurado todas las cosas simbolizadas por la paloma, tenía también que restaurar todas las cosas simbolizadas por la cabra o el carnero, como quien iba a comenzar la providencia del Nuevo Testamento en la etapa de crecimiento. Un día después de que Juan Bautista dio testimonio de que Jesús era la perfección de la providencia en la etapa de formación, simbolizada por la paloma, de nuevo dio testimonio de Jesús, como el que iba a comenzar su misión en la etapa de crecimiento. Cuando vio venir a Jesús hacia él, dijo: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn. 1:29). La novilla simbolizaba la perfección. Leemos en Jueces 14:18 que ante la adivinanza puesta por Sansón, los filisteos pudieron responder haciendo que la mujer de Sansón le tentase y le presionase mucho para obtener la respuesta. Entonces Sansón les dijo: «Si no hubiérais arado con mi novilla, no habríais acertado mi adivinanza». De esta forma, Sansón llamó metafóricamente novilla a su mujer. Ya que Jesús vino como el novio para toda la humanidad, todos los santos hasta el tiempo de la Segunda Llegada, son cada uno como una «novia» de Jesús, el novio venidero. Sin embargo, después de las Bodas del Cordero, cuando todos los santos como novias, estén unidos con el Señor, vivirán en el Reino de Dios Celestial con Cristo como esposo, no siendo meramente novia sino esposa. Por consiguiente, debemos saber que la Era del Testamento Completo después de la Segunda Llegada del Señor es la era de la novilla, la era de la mujer. La novilla simboliza por lo tanto la perfección. Esto es por lo que muchas personas sensibles espiritualmente reciben la revelación de que estamos hoy día en la era de la vaca o de la novilla. ¿Qué restaura por indemnización estos tres tipos de ofrendas? Abraham, por medio de sus ofrendas simbólicas, tenía que establecer la condición simbólica de indemnización que le permitiera restaurar todas las cosas anteriormente dejadas en manos de Satán, a causa de los fracasos en la restauración por indemnización, por medio de los sacrificios simbólicos y las ofrendas substanciales de las familias de Adán y de Noé. Por ello, la ofrenda simbólica de Abraham tenía que restaurar de una vez horizontalmente, por medio de las tres clases de ofrendas, la condición simbólica de indemnización de la providencia vertical de las tres generaciones de Adán, Noé y Abraham. Abraham ofreció sobre el altar los sacrificios de la paloma, el carnero y la novilla, que simbolizaban las tres etapas de formación, crecimiento y perfección, con el fin de cumplir de una vez y horizontalmente la providencia vertical que Dios proyectó restaurar por indemnización a través de las tres generaciones (desde el punto de vista de Su voluntad): Adán, simbolizando la formación, Noé, el crecimiento, y Abraham, la perfección. Por consiguiente, esta ofrenda representaba simbólicamente la voluntad de Dios de cumplir a la vez la providencia entera de la restauración, restaurando por indemnización todas las condiciones representadas por el número «tres», que habían sido invadidas por Satán. Debemos saber de qué forma ofreció Abraham el sacrificio simbólico. Leemos (Gn. 15:10-13) que Abraham cortó las ofrendas en dos y puso cada mitad frente a la otra, pero no cortó las palomas en dos. Las aves rapaces bajaron sobre los cadáveres y Abraham las espantó. Dios se apareció a Abraham aquella tarde al ponerse el sol y le dijo: «Has de saber que tus descendientes serán forasteros en una tierra extraña. Los esclavizarán y oprimirán durante cuatrocientos años». (Gn. 15 :13) Las aves de presa descendieron sobre los cadáveres debido a que Abraham no había cortado las palomas en dos. A causa de esto los israelitas sufrieron cuatrocientos años de esclavitud en Egipto. ¿Por qué fue un pecado tan grande no cortar las palomas? Esta cuestión ha permanecido hasta nuestros días sin solución y sólo puede ser aclarada por medio del Principio. Estudiemos primeramente la razón de cortar los sacrificios. El propósito de la providencia de la salvación es restaurar la soberanía del bien, separando el bien y el mal, destruyendo el mal y estableciendo el bien. Por ello, cuando Dios, después de haber separado a Adán en Caín y Abel, mandó que fueran ofrecidos sacrificios y cuando destruyó el mal para exaltar el bien por medio del juicio del diluvio en tiempos de Noé, lo hizo para restaurar la soberanía del bien. En consecuencia, Dios se propuso realizar los actos simbólicos de separación del bien y el mal, cosa que no logró llevar a cabo a través de Adán y Noé, haciendo ofrecer a Abraham los sacrificios cortados en dos. El acto de cortar los sacrificios en dos era, primeramente, para restaurar la posición separada de Caín y Abel en la familia de Adán con el fin de separar a Adán, el origen del bien y del mal, en dos partes representando respectivamente el bien y el mal. En segundo lugar, era para restaurar la posición de Noé, habiendo separado el bien y el mal por el diluvio de cuarenta días. En tercer lugar, era para establecer la condición simbólica de separar el mundo de la soberanía del bien del mundo bajo el dominio de Satán. En cuarto lugar, este acto era para establecer la condición de santificación, eliminando la sangre de muerte que había venido por la relación ilícita de sangre. ¿Por qué era, entonces, un pecado tan grande no cortar el sacrificio en dos? En primer lugar, fue análogo a no haber separado a Caín y a Abel; por lo tanto, no había un objeto del tipo Abel que Dios pudiese tomar. Por consiguiente, el sacrificio era inaceptable para Dios y el fracaso en el sacrificio de Caín y Abel no fue restaurado. En segundo lugar, esto representó no haber separado el bien y el mal en tiempos del juicio del diluvio en la providencia de la restauración centrada en Noé; por lo tanto, no había un objeto de bondad que Dios pudiera tomar y con el cual pudiera llevar a cabo Su providencia. Por consiguiente, acabó en un fracaso de la misma forma que había fracasado el juicio del diluvio. En tercer lugar, no se logró establecer la condición simbólica de separación del mundo de la soberanía del bien del mundo bajo el dominio de Satán, con el fin de que Dios pudiese tomar su mundo. En cuarto lugar, el sacrificio no fue purificado porque la sangre de muerte no fue eliminada y este sacrificio no pudo constituir algo sagrado que Dios pudiese tomar y obrar con él en Su providencia. De esta forma, la ofrenda de los sacrificios sin haber cortado la paloma en dos era como ofrecer lo que pertenecía a Satán, y así, los sacrificios ofrecidos se hallaban en posesión de Satán. Así pues, la paloma, que era la ofrenda que simbolizaba la etapa de formación, quedó en poder de Satán. El carnero y la novilla que simbolizaban el crecimiento y la perfección, que tenían que ser establecidos sobre el fundamento a nivel de formación, fueron entonces invadidos por Satán. Por esta razón, toda la ofrenda simbólica terminó bajo el poder de Satán y el pecado fue no haber cortado la paloma en dos. Examinemos ahora el significado de las aves de presa que descendieron sobre la ofrenda simbólica (Gn. 15:11). Desde la caída de los primeros antepasados de la humanidad, Satán ha estado persiguiendo siempre a los que han abogado por la voluntad de Dios. Cuando Caín y Abel ofrecieron sacrificios, Satán estaba acechando a la puerta (Gn. 4:7); de la misma forma, en tiempos de Noé, el cuervo simbolizaba a Satán, que buscaba la ocasión favorable de invadir a su familia después del juicio (Gn. 8:7). Similarmente, en el tiempo de la ofrenda simbólica de Abraham, Satán, que había estado buscando la oportunidad de invadir la ofrenda, vio que la paloma no estaba cortada en dos, y la invadió. La Biblia representa simbólicamente este hecho describiendo cómo las aves de presa descendieron sobre la ofrenda. ¿Qué consecuencia trajo este fracaso en la ofrenda simbólica? El fracaso de Abraham en la ofrenda simbólica causó la anulación de todas las condiciones que tenían que ser restauradas por indemnización, por medio de la ofrenda simbólica. Por consiguiente, los descendientes de Abraham estuvieron sometidos a esclavitud durante 400 años en Egipto, el país del Faraón. Estudiemos ahora la razón de esto. Dios había establecido un período de 400 años para la separación de Satán, con el fin de restaurar por indemnización el número «cuarenta» del juicio, así como las diez generaciones que habían sido invadidas por Satán a causa de la falta de Cam; sobre esta base, llamó a Abraham y le hizo ofrecer sacrificios simbólicos. El fallo de Abraham permitió a Satán reclamar la ofrenda; por ello, el período de 400 años desde Noé, período de indemnización para establecer a Abraham como el padre de la fe por medio de la ofrenda simbólica, fue igualmente invadido por Satán. Con el fin de restaurar por indemnización a la vez la posición de Abraham antes de su fracaso en la ofrenda simbólica y la posición de Noé cuando fue llamado para la construcción del arca, Dios tuvo que establecer de nuevo un período de 400 años para la separación de Satán. El período de 400 años de esclavitud de los israelitas en Egipto tenía como fin poner a Moisés sobre el fundamento de haber restaurado por indemnización a nivel nacional la posición de Noé o de Abraham al tiempo en el que estaban a punto de comenzar su misión como los padres de la fe. Este período de esclavitud fue el período de castigo por el fallo de Abraham en la ofrenda, así como el período para establecer el fundamento de la separación de Satán, para la nueva providencia de Dios. Hemos explicado que Dios pensó realizar al mismo tiempo toda la providencia representada por la formación, el crecimiento y la perfección, tratando que Abraham ofreciera con éxito un sacrificio simbólico de tres clases de animales sobre un mismo altar. Cuando Abraham fracasó, la providencia de Dios fue prolongada hasta Isaac y Jacob, o sea tres generaciones. (ii) La ofrenda de Isaac por Abraham Después del fallo de Abraham en la ofrenda simbólica, Dios le ordenó que ofreciese a su único hijo Isaac en holocausto (Gn. 22:2), por lo que Dios comenzaba una nueva providencia para restaurar por indemnización el fracaso de la ofrenda simbólica de Abraham. Según la teoría de la predestinación del Principio, Dios no utiliza por segunda vez una persona que habiendo sido llamada para una cierta misión, fracasa en el cumplimiento de su propia parte de responsabilidad. ¿Cómo podía Dios, entonces, continuar Su providencia por medio de la ofrenda de Isaac, para restaurar el fracaso de Abraham en su ofrenda simbólica, pese a que su fracaso en la ofrenda simbólica anulaba la voluntad que debía ser establecida por la ofrenda? Primeramente, en lo referente a la providencia de Dios para restaurar el fundamento para recibir al Mesías, la providencia centrada en la familia de Adán fue la primera, mientras que la providencia centrada en la familia de Noé fue la segunda, y la centrada en la familia de Abraham fue la tercera. El número «tres» es el número de la perfección (ref. Parte II, Cap. III, Sec. II, 4) y ya que la providencia por medio de Abraham era la tercera tentativa de restaurar el fundamento para recibir al Mesías, había una condición en el Principio que posibilitaba la realización de esta providencia. Por consiguiente, Abraham podía, simbólicamente, restaurar todos los objetos o condiciones perdidas a causa de su fracaso en la ofrenda simbólica, ofreciendo a su propio hijo como una ofrenda substancial, estableciendo así una condición de indemnización de mucho más valor que la condición precedente. En segundo lugar, como se ha dicho ya, la posición de Abraham al ofrecer los sacrificios era la de Adán. En aquel tiempo, Satán invadió a dos generaciones sucesivas, a Adán y a su hijo Caín. Según el principio de la restauración por indemnización, el lado celestial podía llevar a cabo la providencia de tomar dos generaciones, Abraham y su hijo. En tercer lugar, Adán no podía ofrecer los sacrificios directamente ante Dios, pero Noé pudo ofrecer directamente la ofrenda simbólica del arca, por hallarse sobre el fundamento del corazón de Abel, que había hecho posible el éxito en la ofrenda simbólica de la etapa de formación, estando en la posición de Adán. De esta forma, Abraham fue llamado a la vez sobre el fundamento de Abel, que había tenido éxito en la ofrenda simbólica de la etapa de formación, y sobre el fundamento de Noé, que había tenido éxito en la ofrenda simbólica de la etapa de crecimiento. Sobre este nivel, presentó la ofrenda simbólica de la etapa de perfección. Por consiguiente, aunque Abraham había fracasado, Dios podía hacerle ofrecer de nuevo el sacrificio, sobre la condición del fundamento histórico de corazón, puesto que Abel y Noé habían tenido éxito en la ofrenda simbólica. Al tiempo de ofrecer a Isaac en sacrificio, Abraham había establecido la condición de fe para la ofrenda de Isaac, estableciendo la condición simbólica de indemnización para restaurar a la familia de Adán, tal y como lo había hecho en los tiempos de su ofrenda simbólica. Por lo tanto, Abraham planeó con su mujer Sara, hacerse pasar por hermanos. Después de haber sido privado de su mujer por Abimélek, rey de Guerar, la recuperó. Esta vez Abraham junto con su mujer tomó esclavos, que simbolizaban a la humanidad, así como riquezas que simbolizaban a todas las cosas (Gn. 20:1-16). ¿Cómo ofreció Abraham a Isaac en sacrificio? Cuando en obediencia al mandamiento de Dios con una fe absoluta, Abraham estaba a punto de sacrificar en holocausto a su único hijo Isaac, que había recibido como una bendición, Dios le mandó que no extendiese su mano sobre el muchacho y le dijo: «...ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios» (Gn. 22:12). El corazón de Abraham hacia la voluntad de Dios y su resolución de matar a su hijo, como resultado de su fe, obediencia y lealtad absolutas, lo colocaron en la misma posición como si hubiera matado a Isaac; por ello, pudo separar a Isaac de Satán. Por lo tanto, Dios ordenó a Abraham que no matase al niño, porque Isaac, estando separado de Satán, se encontraba ya en el lado del Cielo. Debemos saber que cuando Dios dijo «ahora ya sé», expresó la mezcla de su reproche por la falta de Abraham en la ofrenda simbólica y de la alegría por el éxito en la ofrenda de Isaac. De esta forma, la providencia de Dios para la restauración centrada en la familia de Abraham, iba a realizarse a través de Isaac, por el éxito de Abraham en la ofrenda de éste. Hubo un período de tres días antes de que Abraham ofreciese a su hijo en holocausto sobre el monte Moriah, así pudo comenzar un nuevo curso providencial separando a Isaac de Satán para llevarlo al lado celestial. Este período de tres días siguió siendo un período necesario para la separación de Satán antes de comenzar un nuevo curso providencial. Jacob pasó también un período de tres días de separación de Satán antes de comenzar el curso de la restauración de Canaán a nivel familiar llevando a su familia fuera de Jarán (Gn. 31:20-22). Moisés pasó igualmente un período de tres días de separación de Satán antes de comenzar el curso de la restauración de Canaán a nivel nacional, sacando a la nación israelita fuera de Egipto (Ex. 8:27-29). Jesús pasó igualmente un período de tres días de separación de Satán en la tumba, antes de comenzar el curso de la restauración de Canaán a nivel mundial espiritualmente. Hay que señalar también que, cuando los israelitas regresaron a Canaán, centrados en Josué, el arca de la alianza que precedía al grueso de la tropa fue llevada durante un curso de tres días de separación de Satán (Num. 10:33). (iii) La posición de Isaac desde el punto de vista de la voluntad, y su ofrenda simbólica Hemos visto ya en detalle que, pese al fallo de Abraham en su ofrenda simbólica, quedaba todavía una condición según el Principio, que permitía establecer el fundamento para recibir al Mesías, teniendo como centro a Abraham. Sin embargo, como se ha aclarado en el capítulo sobre «La Predestinación», la situación era tal que Dios no podía repetir Su providencia centrada en Abraham, puesto que éste había fracasado en cumplir su propia parte de responsabilidad. Por consiguiente, Dios tenía que considerar a Abraham en la posición de no haber fallado, pese a su fracaso en la ofrenda simbólica. Tenía que considerar la providencia de la restauración, que había sido prolongada después de Abraham, como si no lo hubiera sido. Con este propósito, Dios mandó a Abraham ofrecer a Isaac en holocausto. Dios prometió a Abraham que formaría Su nación escogida a través de Isaac, diciendo: «... No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas». Y sacándole afuera le dijo: «Mira al cielo y cuenta las estrellas si puedes contarlas». Y le dijo: «Así será tu descendencia». (Gn. 15:45) Así pues, Abraham, que había sido invadido por Satán a causa del fracaso en su ofrenda simbólica, mostró una gran lealtad estando dispuesto a matar por el mandamiento de Dios al hijo de la promesa, estableciendo así la misma condición que si se hubiera matado a sí mismo. Por lo tanto, el hecho de que Dios permitiera vivir a Isaac, significa que Abraham fue resucitado de su situación de muerte, separándose de Satán juntamente con Isaac. Por ello, Abraham pudo separarse de Satán, que lo había invadido como consecuencia del fallo en su ofrenda simbólica, teniendo éxito en su ofrenda de Isaac. Además, pudo situarse en una posición de completa unidad con Isaac, centrados en la voluntad de Dios. De esta forma, Abraham e Isaac, que sobrevivieron a la muerte, aunque eran dos individuos, eran un solo ser centrado en la voluntad de Dios. Si Isaac tenía éxito en la providencia, aunque la providencia con Abraham fracasó y fue prolongada a Isaac, la victoria de Isaac podría igualmente ser el éxito del propio Abraham, que era un solo ser con Isaac. Por consiguiente, aunque la providencia fue prolongada de Abraham a Isaac, a causa del fallo de Abraham en su ofrenda simbólica, desde el punto de vista de la voluntad fue como si Abraham no hubiera fallado y la providencia no hubiera sido prolongada. Nadie sabe con seguridad la edad de Isaac al tiempo de la ofrenda. Pero, según el hecho de que podía llevar la leña, que debía ser utilizada en el holocausto (Gn. 22:6) y que preguntó a su padre dónde estaba el cordero para la ofrenda (Gn. 22:7), Isaac parecía suficientemente mayor como para comprender lo que estaba sucediendo. Podemos también imaginar fácilmente que Isaac obedeció a su padre y cooperó con él en el momento del holocausto. Si Isaac, que era suficientemente mayor como para comprender la situación, se hubiera resistido a la determinación de su padre de sacrificarlo, Dios no habría aceptado de ningún modo la ofrenda de Isaac. La lealtad de Abraham sumada a la de Isaac, que no era menor, ocasionó el éxito de la ofrenda de Isaac, haciendo posible la separación de Satán. Por consiguiente, ambos, Abraham e Isaac, centrados en la ofrenda, sobrevivieron. Primeramente, Abraham pudo restaurar por indemnización su posición anterior a su fracaso en la ofrenda separándose de Satán, que le había invadido a causa de su fracaso en la ofrenda simbólica. Desde esta posición, pudo transmitir su misión providencial a Isaac. En segundo lugar, Isaac, que heredó la misión divina de su padre Abraham obedeciéndole en completa sumisión a la voluntad, pudo establecer así la condición de fe que le permitía ofrecer más tarde el sacrificio simbólico. De esta forma, la voluntad divina fue transmitida de Abraham a Isaac, y Abraham ofreció un carnero en holocausto en lugar de Isaac, como está escrito: «Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo». (Gn. 22 :13) Esto constituyó la ofrenda simbólica que fue presentada para restaurar el fundamento de fe centrado en Isaac. Del hecho que Isaac llevaba el haz de leña para el holocausto, podemos sacar la conclusión de que cooperó con Abraham cuando éste ofreció el carnero en holocausto. Por consiguiente, aunque Abraham ofreció el carnero como la ofrenda simbólica, el resultado, desde el punto de vista de la voluntad de Dios, fue como si Isaac mismo hubiera ofrecido el sacrificio, porque había heredado la misión de su padre llegando a ser un solo ser con él. De esta forma, Isaac restauró por indemnización el fundamento de fe por su éxito en la ofrenda simbólica, en la posición de sustituto de Abraham, después de haber heredado su misión. PD
  5. 1. EL PROCESO DE LA CREACION DEL UNIVERSO En el Capítulo I del Génesis está escrito que la creación del universo comenzó con la creación de la luz, después del caos, el vacío y las tinieblas que cubrían la superficie del abismo Dios primero creó el agua y entonces separó las aguas que había bajo el firmamento de las aguas que había encima del firmamento. Luego, El separó la tierra del mar. Después de haber creado las plantas, peces, pájaros y mamíferos, creó al hombre. Todo esto duró un período de seis días. Según esto, podemos ver que hubo un período de seis días relacionado con la creación del universo. El proceso de la creación descrito en la Biblia está de acuerdo con el proceso evolutivo de la creación conocido por los científicos modernos. En el principio, el universo estaba en un estado gaseoso. Después del caos y el vacío de la era seca, fueron formados los cuerpos celestiales. Después de un período de lluvias, el mundo entró en la era acuosa con un firmamento de aguas. Entonces, debido a erupciones volcánicas, la tierra surgió del agua y fue así separada del mar. A continuación aparecieron todas las plantas y animales inferiores. Entonces, vinieron los peces, las aves, los mamíferos y finalmente el hombre, en este orden. Los científicos calculan que la edad de la tierra es de algunos miles de millones de años. Cuando consideramos el hecho de que el proceso de la creación descrito en la Biblia, que fue escrita hace miles de años, coincide con los descubrimientos de la investigación científica, comprobamos que este relato en la Biblia es realmente una revelación de Dios. El universo no apareció de repente sin ningún lapso de tiempo, sino que para la formación del universo se necesitó un tiempo considerable. Por tanto, los seis días hasta la consumación de la creación del universo no son, naturalmente, seis días calculados por la repetición de amanecer y atardecer, sino una indicación de que hubo seis períodos en el curso de la creación. 2. EL PERIODO DE CRECIMIENTO DE LA CREACION El hecho de que duró seis días_es decir, seis períodos_el completar la creación del universo, indica que se necesita una cierta cantidad de tiempo para completar la creación de cualquier cuerpo individual del universo. En el Capítulo I del Génesis al leer la narración de la creación del universo vemos que se describe la creación de cada día y que a cada día se le designa por un número. Por esto, también podemos comprender que era necesario un período de tiempo para la terminación de cada creación La Biblia dice que, después de la creación del primer día «atardeció y amaneció el día primero». (Gn. 1:5). Sin embargo, después del período que va desde la tarde, pasando por la noche, hasta la mañana siguiente, debería comenzar el segundo día; pero la Biblia dice «un día» o adía primero», porque cualquier ser creado sólo puede realizar el ideal de la creación en la nueva mañana, después de alcanzar su perfección durante la noche, que es el período de crecimiento. De igual manera, todos los fenómenos que ocurren en el universo dan lugar a un resultado sólo después de un lapso de tiempo de intervalo. Esto es debido a que todas las cosas hechas en el principio tenían que ser perfectas al cabo de un cierto período de tiempo. ( 1 ) Las tres etapas ordenadas del período de crecimiento El universo es la representación del carácter y la forma esencial de Dios desarrollados substancialmente de acuerdo a principios matemáticos. Podemos deducir que Dios es, de hecho, matemático. Dios es la realidad absoluta, el centro neutral existente de las dos características; por lo tanto, El es la realidad del número tres». Cada ser creado, siendo una imagen o una expresión simbólica de Dios (Gn. 1:27), ha sido creado para seguir el curso del número «tres» en su existencia, movimiento y crecimiento. Por ello, el fundamento de cuatro posiciones, que es el propósito divino de la creación, tenía que ser establecido mediante un curso en tres etapas: Dios, Adán y Eva, y los hijos. Para establecer el fundamento de cuatro posiciones e iniciar el movimiento circular, se deben completar las tres etapas de la acción origen-división-unión, cumpliendo los tres propósitos objetivos, sirviendo como objeto a tres sujetos y como sujeto a tres objetos. Cualquier cosa necesita al menos tres puntos de apoyo para mantenerse en una posición estable. Por consiguiente, cualquier criatura para llegar a la perfección debe crecer hasta la madurez siguiendo las tres etapas ordenadas de «formación», «crecimiento» y «perfección» El número «tres» aparece por todo el mundo natural que se compone de minerales, plantas y animales. Por ejemplo: la materia existe en tres formas: gaseosa, líquida y sólida; una planta consiste básicamente de tres partes: raíz, tronco o ramas, y hojas; un animal se compone de cabeza, tronco y extremidades. Señalemos a continuación algunos ejemplos de la Biblia. El hombre, al caer antes de completar las tres etapas del período de crecimiento, no pudo cumplir el propósito de la creación. Por tanto, para alcanzar este propósito, debe primero recorrer estas tres etapas. En la providencia de la restauración, Dios ha obrado para restaurar el número «tres». A causa de esto, hay muchos pasajes en la Biblia de la providencia centrada en el número «tres». La Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), las tres etapas del Paraíso, los tres arcángeles (Lucifer, Gabriel y Miguel), las tres cubiertas del arca de Noé, los tres vuelos de la paloma desde el arca, las tres ofrendas de Abraham, los tres días antes de la ofrenda de Isaac, los tres días de oscuridad durante el período de Moisés, el período de tres días de separación de Satán como preparación para el Exodo, los tres períodos de 40 años de la restauración de Canaán, el período de tres días de separación de Satán centrados en Josué antes de cruzar el Jordán, los treinta años de vida privada y los tres años de ministerio público de Jesús, los tres Reyes Magos de Oriente con sus tres regalos, los tres discípulos mayores de Jesús, las tres tentaciones de Jesús, las tres oraciones en Getsemaní, las tres negaciones de Pedro, las tres horas de obscuridad durante la crucifixión, la resurrección de Jesús después de tres días. ¿En qué momento cayeron los primeros antepasados humanos? Cayeron durante su período de crecimiento, mientras estaban aún inmaduros. Si el hombre hubiera caído después de haber alcanzado la perfección, no podríamos creer en la omnipotencia de Dios. Si el hombre pudiera caer después de convertirse en una encarnación perfecta del bien, el mismo bien sería imperfecto. En consecuencia, llegaríamos a la conclusión de que Dios, el sujeto absoluto del bien, sería también imperfecto. En Génesis 2:17, Dios advirtió a Adán y Eva que en el día que comieran del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, ciertamente morirían. Por el hecho de que tenían dos alternativas, continuar viviendo obedeciendo la advertencia de Dios o elegir el camino de muerte yendo en contra de la advertencia, podemos imaginarnos que aún estaban en un estado inmaduro. Todas las cosas fueron creadas para alcanzar la perfección después de haber crecido en tres etapas. El hombre no pudo haber sido creado fuera de este principio. ¿En qué etapa del período de crecimiento cayó el hombre? Podemos afirmar que cayó en el nivel final de la etapa de crecimiento. Esto puede ser probado lógicamente examinando las diferentes situaciones que concurrieron en la caída de los primeros antepasados humanos y por los detalles de la historia de la providencia de la restauración. PD
  6. Cuando Felipe le pidió a Jesús que le mostrara a Dios, Jesús le contestó: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?" (Jn. 14:9-10). Ademas, la Biblia dice: "En el mundo estaba y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció" (Jn. 1:10). Ademas, está escrito: "En verdad, en verdad os digo: antes que naciese Abraham, yo soy" (Jn. 8:58). Basandose en todos estos versículos bíblicos, muchos cristianos han creído hasta ahora que Jesús es Dios mismo, el Creador. Jesús, como un hombre que ha cumplido el propósito de la creación, es un solo cuerpo con Dios. Así pues, a la luz de su divinidad Jesús puede muy bien llamarse Dios. Sin embargo, no puede ser de ninguna manera Dios mismo. La relación entre Dios y Jesús puede ser comparada a la que existe entre la mente y el cuerpo. El cuerpo, como el objeto sustancial que refleja a la mente, forma un solo cuerpo con la mente. Así pues, el cuerpo puede ser llamado la segunda mente (la imagen de la mente), pero el cuerpo de ningún modo puede ser la mente misma. De igual manera, Jesús, al ser un solo cuerpo con Dios, puede ser llamado el segundo Dios (la imagen de Dios), pero de ninguna forma puede ser Dios mismo. Es verdad que quien ha visto a Jesús ha visto a Dios (Jn. 14:9-10); pero Jesús no dijo esto para indicar que él era Dios mismo. Está escrito (Jn. 1:14), que Jesús es la Palabra hecha carne. Esto significa que Jesús es la substancialización de la Palabra; es decir, la encarnación de la Palabra. Luego, se escribe (Jn. 1:3) que todas las cosas fueron hechas por la Palabra, y de nuevo (Jn. 1:10) se dice que el mundo fue hecho por Jesús; naturalmente, Jesús puede ser llamado el Creador. De acuerdo con el principio de la creación, el mundo de la creación es el desarrollo substancial del carácter y la forma de un hombre con individualidad perfecta. Así pues, un hombre que haya cumplido el propósito de la creación es el resumen substancial de todo el cosmos y es también el centro de armonía de toda la creación. En este sentido, se puede decir también que el mundo fue creado por un hombre de perfección. Dios planeó que el hombre, después de alcanzar la perfección cumpliendo su propia parte de responsabilidad, se situara en la posición de ser el creador sobre todas las cosas, dandole incluso Su propia naturaleza creativa. Visto según esta perspectiva, podemos comprender que la Biblia (Jn. 1:10) sólo aclara el hecho de que Jesús era un hombre que ha cumplido el propósito de la creación, lo cual no quiere decir que él era el Creador mismo. Jesús era un descendiente de Abraham; pero ya que vino como el nuevo progenitor humano para dar nacimiento de nuevo a toda la humanidad, a la luz de la providencia de la restauración, Jesús era el antepasado de Abraham. Por esta razón, Jesús dijo (Jn. 8:58): " ... antes que naciese Abraham, yo soy". Debemos comprender que esto no significa que Jesús fuera Dios mismo. Jesús en la tierra era un hombre que no se diferenciaba de nosotros excepto en el hecho de que no tenía pecado original. Incluso en el mundo espiritual después de su resurrección, él vive como un hombre espiritual con sus discípulos. La única diferencia entre ellos es que Jesús vive como un hombre espiritual en la etapa de espíritu divino, emitiendo una luz brillante, mientras que sus discípulos son los objetos que reflejan su luz. Ademas, Jesús ha estado intercediendo por nosotros ante Dios incluso después de su resurrección en el mundo espiritual (Rm. 8:34), al igual que en la tierra. Si Jesús es Dios mismo, ¿cómo puede interceder por nosotros ante Dios? También, vemos que Jesús clamó a "Dios" o al "Padre" pidiéndole ayuda, lo cual es una buena prueba de que no era Dios mismo (Mt. 27:46, Jn. 17:1). Si Jesús fuera Dios mismo, ¿cómo podría haber sido tentado por Satán y finalmente crucificado por las fuerzas del mal? Ademas, cuando leemos que Jesús dijo en la cruz: "¡Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado?", ya no hay duda de que Jesús no es Dios mismo. PD
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