Jump to content

buscandome

Warianos
  • Posts

    1,695
  • Joined

  • Last visited

  • Days Won

    23

Everything posted by buscandome

  1. NO TE DESPRECIES En mi opinión, una de las muchas agresiones que uno puede cometer contra sí mismo, y sin duda una de las más graves, es el desprecio. Me cuesta encontrar una explicación convincente para el desprecio injustificado hacia los otros, porque me parece que es algo ruin que muestra una prepotencia miserable y una falta de respeto imperdonable hacia la dignidad de la otra persona. No tolero que alguien desprecie a otra persona. Me refiero a quien lo hace desde la creencia en que tiene una poderosa superioridad. Despreciar a un asesino –por ejemplo- parece que podría ser justificable, pero creo que también habría que sentir por él, al mismo tiempo, lástima, compasión o tristeza y no solamente desprecio. Aún encuentro menos justificación para auto-despreciarse: no aporta nada positivo y afecta negativamente a la Autoestima, al concepto que uno tiene de sí mismo, a la dignidad, al honor, y a la estabilidad emocional y psicológica. Todo se ve afectado completamente por ese desprecio que casi siempre nace de la rabia o la ofuscación y no de la objetividad. Uno se desprecia por un hecho concreto, por algo cometido, mientras que al mismo tiempo se olvida de todas sus bondades y capacidades, de todo lo bueno que ha hecho, de todas las cosas maravillosas que hay en su vida logradas por sí mismo. Y de ese modo convierte lo que es el uno por ciento de sí mismo en lo más importante y destacado ocupando más preponderancia que el noventa y nueve por ciento de su realidad. Nos enseñan, desde la educación infantil, que el sentimiento de culpabilidad hay que vivirlo con frustración y que se ha de producir como resultado de las malas acciones de las que somos responsables y por tanto culpables. Nos enseñaron a ser culpables por pensar de un modo distinto, por no hacer lo que se suponía que teníamos que hacer según el criterio de ellos; nos reprocharon nuestros “malos comportamientos” y nos mostraron la decepción que les habíamos causado. La idea de la culpabilidad pretende que cambiemos nuestro comportamiento logrando que nos sintamos mal por lo hecho. De modo que usaron la culpa para manipular nuestro comportamiento. Pero… ¿realmente nos tenemos que sentir mal por algunas de las cosas que hacemos? El sentimiento de culpabilidad se convierte en desagradable porque nos lleva a la tristeza y el malestar general, a la vergüenza, la mala conciencia, la autocompasión, los remordimientos… todo nos lleva a sentirnos mal. Y eso hasta podría estar bien si se utilizase como un reactivo, si nos sirviera para darnos cuenta de algo y llegar a conclusiones que nos beneficien de cara al futuro. Si lastimar a alguien nos deja un sentimiento de culpa, este sentimiento nos enseñará a no lastimar nuevamente y en este caso es positivo. El peligro está en estancarse en ese estado y entrar en una rueda de auto-acusaciones y auto-desprecios de los que uno nunca sale bien parado. Conviene revisar su origen cada vez que uno experimenta ese sentimiento, porque a veces se produce al juzgarlo desde reglas morales rígidas o puritanas o desde normas excesivamente severas que pertenecen a un determinado tipo de sociedad y no a nuestros criterios. Hay quien vive atormentado por haber trasgredido unas normas en las que no cree… pero permite que le rijan. Hay quien se siente avergonzado por su sexualidad –que es suya y natural- porque según ciertas ideas religiosas es pecaminosa, sucia o inaceptable. Hay quien se desprecia porque no ha conseguido ser un triunfador… según una idea social que no está al alcance de todos ni es obligatorio cumplir. Hay quien se siente fracasado –y por ello se desprecia- por no haber cumplido las expectativas que otros pusieron en él, que no siempre coinciden con las que uno realmente sí desea. El desprecio es enemigo del Amor. No se presenta donde hay Amor. Quien ama, al prójimo y a sí mismo, no utiliza esa humillación ofensiva que es el desprecio. No deshora. No denigra. No humilla. No te deshonres. No te humilles. No te desprecies. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  2. ¿LO QUE NO RECORDAMOS ES COMO SI NO HUBIESE EXISTIDO? En mi opinión, creer ciegamente en algunas de esas frases que suenan impactantes y verdaderas, que suponemos que tienen que ser muy ciertas porque seguro que las ha creado alguien inteligente, induce en muchas ocasiones a errores y a veces a errores importantes. Todo aquello que leamos o que escuchemos ha de ser revisado y elaborado desde nuestra propia experiencia y desde nuestra situación actual. De nada sirve repetir lo que aparenta ser bueno, o que realmente lo es, si lo dejamos sólo en la mente y no lo pasamos por el corazón. Tal vez este relato lo explique. “Lo que no recordamos es como si no hubiese existido”. Así lo pensó. En el mismo instante se dio cuenta de que no era el primero en llegar a esa conclusión, que no era el summum de la inteligencia humana, pero le agradó mucho llegar por sí mismo a ese descubrimiento. Aún se relamía de gusto su ego cuando le atacó otro pensamiento que, curiosamente, era el mismo pero convertido en interrogante o con una duda añadida: “¿Lo que no recordamos es como si no hubiese existido?”. Se le esfumó de golpe la vanidad que sintió al principio por el descubrimiento. Necesitó un poco más de tiempo y comprensión para verificar y entender cuál de las dos propuestas distintas –la que afirma y la que duda- tendría razón. Había leído que todo lo que ocurre deja una marca, incluso aunque desaparezca del recuerdo. Algunas veces son cosas imborrables porque las recordamos a menudo y a veces son matices mínimos, detalles casi inapreciables, pero que dejan su señal en algún sitio del inconsciente. “La vida no cuenta los pasos que has dado, sino las huellas que has dejado”. Es una frase que él se repetía a menudo. Las cosas también se pueden contar por la huella que nos han dejado. Incluso las que permanecen en un olvido aparentemente plácido. “Todo nos marca”, concluyó convencido y sin dar más explicaciones. “El olvido se puede llevar el hecho, pero no el efecto que nos hizo”. Esta frase, creada por él, era lo mismo que habían dicho miles de personas antes pero le pareció que merecía el título de ser original y suya. “Se puede borrar la memoria, pero… ¿se borra el dolor?”. Le gustó también haber descubierto esto. “Se curan las heridas, pero no se borran las cicatrices”. Dijo esto porque le había aparecido en la mente la imagen de un corazón lleno de heridas con costuras, con parches, con vendas. “Lo que no recordamos SÍ existió”. Se propuso atreverse con todo su pasado. Con la parte que había provocado él y con la parte de la que fue sólo víctima. Buscó los recuerdos, revolvió entre sus viejas fotografías, sus diarios de juventud; se atrevió con aquello que siempre evitó. Reconoció que su infancia fue terrible, pero supo comprender y aceptar y lo doloroso comenzó a diluirse mágicamente. Aceptó las carencias sentimentales en su infancia e inmediatamente pudo comprender que no fue culpable de ello. Se quitó la espina que le clavó Luz, su primera novieta, cuando le abandonó, y hasta fue capaz de enviarle un beso imaginario y risueño. “El dolor es un invento malo e innecesario”, dijo sonriendo, “es una carga inútil”. Y siguió en la tarea de ir quitando el dolor de su pasado, de su presente y de su vida. El dolor no tendría un lugar en su futuro. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  3. SÓLO DUELE AQUELLO QUE PERMITIMOS QUE DUELA. vídeo de 7 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0hFOf94Zfqw&t=12s En mi opinión, en general, desatendemos bastante la solución eficaz y definitiva a un asunto tan doloroso y que causa tan graves consecuencias como es el hecho de permitir que nos afecten tanto las cosas con las que otros nos ofenden. Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  4. ME ARREPIENTO DE…En mi opinión, cualquier persona tiene motivos suficientes para poder continuar la frase. Es una frase que no se pronuncia en voz alta, pero circula por el interior abatida porque todo lo que vaya detrás de esos puntos suspensivos acumula reproches, rabia, rencor, dolor o cualquier otra culpabilidad o negatividad.Es la moral personal la que indica la actitud o la catalogación de cada cosa que nos ha sucedido, y fluctúa entre el optimista –y tal vez acertado- “no me arrepiento de nada si en su momento lo disfruté”, el “sólo me arrepiento de lo que no hice”, o “no me arrepiento de mi pasado, pero sí del tiempo perdido con la gente equivocada”; también está la más filosófica “nunca te arrepientas: si fue algo bueno, fue increíble y si fue algo malo, fue una experiencia”. También “No me arrepiento de nada, pero tengo claro las cosas que no volvería a hacer”.Para esto del arrepentimiento no conozco una fórmula universal que se pueda aplicar a todas las personas y todos los casos, por eso cualquiera de las frases anteriores puede ser la Biblia para unos y una tontería para otros. Cada uno tiene que dejar que resuenen en su interior y ver si hay un asentimiento de conformidad o un rechazo rotundo.Es cierto que somos la suma de todas y cada una de las experiencias que hemos pasado en nuestra vida, tanto de las que catalogamos como positivas como de las opuestas. Uno no sería tal y como es hoy si no hubiese pasado por todas, porque cada una de ellas ha hecho su aportación.Hay una cosa que es muy clara en el caso de las pesadumbres por las cosas pasadas: ningún arrepentimiento podrá enmendar las oportunidades perdidas en la vida. Vivir con consciencia, darse cuenta de lo que uno REALMENTE quiere –y hacerlo-, es tal vez lo único que puede evitar que uno se vaya cargando de motivos para el arrepentimiento. Los motivos generalmente son irreversibles.“Me arrepiento de…” ¡cuántas cosas tenemos para continuar la frase!,¡y cuánto duele a veces!, ¡qué ganas de llorar! Uno se sorprende de algunas de las cosas que ha hecho y se sorprende de haber sido capaz de hacerlas, y se reprocha en qué estaba pensando, cómo pudo equivocarse tanto, cuánto le gustaría volver atrás y hacerlo distinto.El arrepentimiento se convierte así en un callejón sin salida, porque parece que no se puede avanzar; los remordimientos atenazan con firmeza y no dejan al pensamiento o a los sentimientos ir más allá, a ver si encuentran el modo de reparar lo irreparable, o por lo menos consolar lo que aparenta ser inconsolable. Es la conciencia –que es una forma de llamar a la bondad innata- quien insiste en el reproche-castigo por lo que se hizo, en conseguir que el dolor duela más.Para no tener que arrepentirse después lo mejor es no crear motivos para el arrepentimiento. ¿Te parece demasiado simple la frase?, ¡es que es así de simple! Y si ya se han creado los motivos… pues aprender lo que haya que aprender, permitirse unos instantes de auto-flagelación mental o verbal -no muy dura ni muy larga- y mentalizarse para instaurar una actitud que no vuelva a llevar a tener que arrepentirse por lo mismo.La otra forma de no pasar por el dolor del arrepentimiento es ser consecuente con los actos, con todo lo hecho, aceptar que quien hizo entonces aquello no era quien uno es ahora y asumirlo con tranquilidad –que no quiere decir que no importe-. Entender que todos acertamos y nos equivocamos, y que ambas cosas pueden ocurrir naturalmente. La excepción es cuando uno obró mal intencionadamente. Si somos capaces de entender que los actos –incluso cuando el resultado no es de nuestro agrado- no tienen por qué llevar obligatoriamente un juicio hecho desde los condicionamientos, bien por parte del ego –que no admite ni reconoce que uno haga algo mal- o bien desde los preceptos religiosos o morales –que son unas normas que han impuesto otros-, nos será más fácil admitir con naturalidad el resultado aunque sea indeseado. En el pueblo donde yo veraneo, cuando algo no sale como uno esperaba se dice “una mata que no ha echao”… pero hay otras matas que sí “han echao” y se compensan. Se come el fruto de las que han producido y se olvidan las que no dieron.Ante un arrepentimiento por lo hecho conviene que te plantees… ¿puedo hacer algo por solucionarlo?, ¿puedo hablar con los afectados y manifestar mi pesar?, ¿hay algo que pueda reparar?Ante un arrepentimiento por lo no hecho… pues saca el aprendizaje de que en la próxima situación similar sí te vas a arriesgar y lo vas a hacer.Te sugiero encarecidamente que cojas unos folios o una libreta, que escribas un encabezado que diga ME ARREPIENTO DE… y que escribas todo lo que venga a tu mente. Sólo lo vas a leer tú, así que no escondas eso que escondes a los demás. Sé sincero. Deja que las culpas salgan de su sepultura, llora un rato si te apetece, no te prives -pero no alargues artificialmente ni el llanto ni la congoja- y después date un abrazo –real o simbólico-, y dedícate unas palabras de comprensión y de amor.Te dejo con tus reflexiones…
  5. ¿Y SI SOY PEOR DE LO QUE CREO?vídeo de 8 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=kiYMWG6lBRM#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorarEn mi opinión, bastantes de los motivos por los que se aplazan una y otra vez los procesos de Introspección y Autoconocimiento están relacionados con el miedo a la decepción, a que lo que se descubra esté aún por debajo de las peores suposiciones, y que el concepto que tenemos de nosotros mismos quede minusvalorado después de encontrarnos con la realidad que durante tanto tiempo hemos evitado ver.Francisco de SalesSi le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  6. RENUNCIEMOS A LO QUE NOS HACE DAÑO video: https://www.youtube.com/watch?v=YyRakkYdaTc En mi opinión, a veces tardamos demasiado en deshacernos de ciertas cosas que nos perjudican. No sé si es falta de valentía, si es pereza, o si es masoquismo. Cada uno sabrá o averiguará, si es honrado, cuál es su razón o su excusa. Pero renunciar a lo que nos hace daño debería ser un asunto prioritario. Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  7. EL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS video: https://www.youtube.com/watch?v=l1IUBWWV8Ww En mi opinión, todos los que hemos pasado de los cuarenta años –algunos precoces incluso antes de esa edad- hemos llegado a plantearnos, con mayor o menos tristeza, que se nos está yendo la vida y la estamos perdiendo irrecuperablemente. En realidad, todos los días son el comienzo del Tiempo de los Arrepentimientos. Desde que tenía 13 años una de mis grandes preocupaciones era evitar que al llegar a ser muy mayor me encontrara impedido, inmovilizado, y con todo el día y el resto de la vida por delante para pensar, obsesivamente, en el mismo mono-tema: el arrepentimiento por todo aquello que no hice. Y ya conoces lo que dice la sabiduría oriental “De aquello que no hiciste es de lo que más te arrepentirás”. Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  8. ¿QUÉ ES VIVIR? En mi opinión, esta pregunta –una de las más complicadas de responder de todas con las que me he encontrado- no es una de esas cuestiones que haya que dejar para que los grandes filósofos teoricen sobre ella, sino que hay que cogerla de frente, añadirle “para mí” y dejarla redondeada y lista para el interrogatorio. ¿Qué es vivir… PARA MÍ? Porque no es importante qué es para los otros, ni cuál es su definición en el diccionario (tener vida): lo que es importante es saber qué es realmente este hecho de estar en el mundo, de poder tener pensamientos y tomar decisiones, de alegrarse y sufrir, de tratar con la gente y de estar solo. Es importante conocer cómo lo estoy haciendo yo, cómo lo siento yo, y cómo interpreto yo esto de estar y existir, y esto hay que tenerlo muy claro porque incluso aunque no nos demos cuenta estamos teniendo vida a todas horas, pero… ¿Estamos viviendo todas las horas? Vivir, en una visión más completa, puede ser “estar aquí y ahora con consciencia”. También puede ser “aceptar y aceptarse” o “evitar todos los conflictos que se puedan y simplificar la existencia”. También puede ser “ver, oír, tocar, sentir”. No hay una definición real y completa que abarque a toda la Humanidad (excepto tal vez ésa tan sencilla de “tener vida”), ni han de ser todas las vidas iguales, clónicas, sino que cada uno puede aderezarla a su gusto y poner más de una cosa y quitar todo de otra, porque vivir, tal vez sea “atender las propias emociones y sentirse y acompañarse conscientemente en esta tarea mágica que es estar en el mundo y disponer de los sentidos para apreciarlo y disfrutarlo, apreciarnos y disfrutarnos”. Tenemos una vida moldeable. Sobre ella se pueden aplicar modificaciones y mejoras, y es posible ir puliéndola –puliéndonos- para hacer de nosotros un Ser Humano acorde con nuestros deseos, que sea defensor y garante del respeto a la propia escala de valores, fiel a los principios propios, digno, respetable y respetuoso. No hay algo que diga “esto es vivir y esto otro no lo es” porque vivir, para mí, es algo que yo construyo libremente y mi definición puede –y tal vez debe- ser muy distinta y opuesta a lo que es vivir para otra persona. Demasiada prisa y demasiada desatención a la vida y demasiadas preocupaciones hacen que no tengamos clara y actualizada la respuesta a esta pregunta que puede marcar un rumbo distinto –y mejor- en nuestra vida. Esta vida es una oportunidad, irrepetible, de la cual somos responsables y esta responsabilidad es fuerte. No hemos de conformarnos con hacer como otros que la desperdician y después se instalan en el arrepentimiento… cuando ya es tarde e irrecuperable. La vida no es para encajarla en una frase célebre y dejarla ahí, sino que es para VIVIRLA. Vivir no siempre es fácil porque implica también una parte de cosas poco agradables, como tomar decisiones duras o difíciles, torturarnos, enfrentarse, sentir, llorar, discutir, sufrir… pero eso también es vivir, como lo es equivocarse, aprender y continuar. VIVIR es lo único urgente, lo prioritario. Sólo nos damos cuenta de la maravilla que es VIVIR cuando nos paramos, nos salimos de la rutina, de la falta de apreciación, y nos damos cuenta de lo que realmente es: un milagro. Poder estar donde estamos y tener la capacidad de poder disfrutarlo es algo mágico que hemos convertido en algo rutinario, con muy poco valor. Nos parece tan normal eso de estar aquí y de saber –suponer, más bien- que mañana tendremos otro día de vida, y pasado mañana otro día más, que no le damos la importancia que merece. Incluso en las vidas más complicadas, más duras y sufridas, se mantiene la opción de VIVIR con consciencia. Te propongo que empieces a VIVIR y dejes de vivir. Y, ya lo sabes, eso depende exclusivamente de ti. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si te ha gustado este artículo ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  9. EL QUE NO SE AMA, SE HACE DAÑO. En mi opinión, el título de este artículo es una gran verdad de la que no somos muy conscientes; el hecho de no ser muy conscientes nos perjudica grave y directamente. El Proceso de Desarrollo Personal requiere como primer paso, e indispensable, el hecho de darse cuenta. Sólo a partir de darse cuenta es cuando se pueden –y se deben- poner en marcha las decisiones necesarias para efectuar las modificaciones requeridas. Creo que Amarse y desarrollar el Amor Propio es una tarea obligatoria que además debiera ser ineludible. Pocas cosas hay más absurdas y disparatadas que vivir consigo mismo toda una vida en la que la relación no sea agradable -por lo menos- y no sea muy amorosa. Amarse se convierte en una maravillosa tarea de la que es uno directamente el beneficiario. Si uno no se Ama, se perjudica de algunos modos, y de todos modos se hace daño. No cuidarse es hacerse daño, no respetarse, no aceptarse, no valorarse, no darse lo mejor, no atender las necesidades y los deseos propios… también son formas de hacerse daño. Envidiar es hacerse daño, traicionarse, menospreciarse, compararse y acabar frustrado, no cuidarse, odiarse o rechazarse, quejarse y protestar por cosas que no agradan pero que luego no se les pone solución… es hacerse daño. No escucharse es hacerse daño, no aceptar los elogios, alargar los enfados, no ser comprensivos, no cuidar la propia Autoestima, estancarse y no luchar por uno mismo… es hacerse daño. Sonreír y no amargarse por nada ni por nadie, cuidarse, comprender y aceptar, ocuparse de la felicidad, atenderse, sentirse bien, protegerse, mimarse, sanarse, disfrutar… eso es Amarse. Preservar es una de mis palabras favoritas, me parece maravillosa, es “resguardar a alguien o algo de algún daño o peligro”. Preservarse es perfecto. Ponerse a salvo. ¿Qué mayor acto de Amor Propio hay que preservarse? Protegerse de los daños, que siempre son innecesarios. Amarse uno mismo no es egoísmo, es cuidarse y hacer de la felicidad y el bienestar una prioridad. Y es necesario. Que tu tarea no se acabe al terminar de leer. Amarse es una buena decisión, tal vez sea la mejor, pero como siempre… tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  10. SOMOS ESCLAVOS Y VÍCTIMAS DE NUESTRA MENTE.vídeo de 9 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=px1GxR2ERFc#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorarEn mi opinión -y generalizando, aunque hacerlo siempre es una temeridad-, tenemos un grandísimo desconocimiento de nuestra mente y su funcionamiento, y sólo en contadas ocasiones somos conscientes de ella, porque la mayoría del tiempo funciona de un modo inconsciente convirtiéndonos por ello en sus víctimas y esclavos. Si esto no fuera tan dramático resultaría gracioso.Francisco de SalesSi le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  11. ¿QUIÉN ME HA ROBADO LA VIDA? En mi opinión, sobre esta pregunta que se hizo la madre de una querida amiga, ya inmersa en un reciente Alzheimer, cuando se le respondió a su pregunta de ¿cuántos años tengo?, no se sabe si al responder así dejó clara su pérdida o tuvo más lucidez que nunca y se preguntó lo que nunca antes no se atrevió a preguntarse. ¿Qué he hecho con mi vida?, se preguntó también después. Mi amiga no escuchó la respuesta a ninguna de las preguntas. Su madre entró en un mutismo severo que no rompió ya para decir nada más. Desde entonces no habla. Pero piensa. Se le nota porque se le pone cara de sufrimiento, se muerde los labios, tiembla, y entonces aparecen lágrimas que no se entretiene en aplastar ni enjugar. No parpadea. La mirada se fija en un punto inexistente. Y vuelve a llorar. Mi amiga ha tomado para sí esas mismas preguntas y está en la búsqueda de las verdaderas respuestas. Quién me ha robado la vida no es una pregunta para exculparse, porque en realidad es el camino que lleva hasta la siguiente, que es la buena: ¿Qué he hecho con mi vida? La vida de uno es lo que uno hace con ella. También lo que no hace. Y también lo que permite que otros –sean personas o circunstancias- hagan. Uno es responsable de lo que quiere que haya en ella y, sobre todo, es responsable de cómo quiere interpretar lo que sucede en ella; es responsable de calificar las cosas, de poner en el montón de los fracasos asuntos a los que no les corresponde ese sitio, y de no poner en ella cosas buenas, alegrías, esperanzas, felicidad, optimismo y fe. Lo mismo que es responsable de acumular tristezas, de dejar que el desánimo prolifere a sus anchas, o que el dolor se apoltrone en la parte más confortable de su corazón y quiera quedarse permanentemente. A la vida no hay que desatenderla ni hay que permitir que sea ella, por su cuenta y sin nuestra supervisión, quien se rellene de cualquier modo con cualquier cosa. Esa es la forma de tener una vida anodina, vacía de vida, y de tener momentos sin sustancia, soledad y aridez, sueños muertos y una ilusión tan mala que va al psiquiatra. La vida se alimenta de VIDA. Sólo la presencia consciente de uno en su vida la llena, la redondea, la hace plena y fuente de satisfacciones. Requiere y se merece la más esmerada atención, la vivencia más intensa. Y eso hay que hacerlo ya y en cada momento. No hay segunda oportunidad en la que arreglar los desperfectos de la primera. Se vive y se aprende al mismo tiempo. Se aprende y se vive al mismo tiempo. Hay momentos en los que nuestra atención se tiene que concentrar en tareas externas, pero hay momentos, muchos, en los que uno puede decidir dónde poner esa atención, en los que uno puede cerrar los ojos y quedarse de ese modo a solas, y en los que uno puede decir el ya conocido “Soy yo y estoy aquí y ahora”; momentos de ver –no sólo de mirar- lo que nos rodea, ver las cosas separadas del concepto –con los ojos de un Marciano que acaba de llegar a la Tierra y no conoce nada de lo que hay en ella-; ver el tono de azul con el que se ha vestido el cielo hoy, o saborear o sentir o estar. “Confieso que he vivido” es un buen epitafio para cualquier vida. Será bueno que tú también lo puedas sentir así. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  12. DEFIENDE TU ESCALA DE VALORES. En mi opinión, respetar y defender la escala de valores que uno haya diseñado, si está hecha muy conscientemente y de acuerdo con los propios principios, es una tarea que ha de ser irrenunciable. Se trata de una lista imaginaria en la que se establece el orden de los intereses personales; está hecha en función de la importancia que cada uno concede a los criterios y a los fines que uno quiere aplicar en su vida. En esa escala deben aparecer los principios por los que uno ha decidido regirse y han de respetarse como Mandamientos propios. Debe mantenerse viva y actualizada, o sea que se puede y se debe revisar y renovar si es necesario. Las cosas más notables seguirán manteniendo lugares altos destacados (la moral, la ética, los principios, el amor, el respeto, la amistad, la familia, la dignidad, etc.); otras cosas irán cambiando su lugar en función de que se consideren más significativas en ese momento o que se les vaya restando el interés. Hacerla es algo absolutamente personal en lo que nadie debe intervenir para imponer lo que –según su criterio- ha de ser más valioso o destacable. Lo que aparezca destacado es porque realmente uno desea que esté así, ya que no tienen que ser todas iguales; cada uno tiene la suya propia aunque haya algo que tienen todas en común: han de ser respetadas por los demás sin ser cuestionadas. Nadie debe decirte que la tuya es una tontería y que no son valiosas las cosas que defiendes, así como tú tampoco debes menospreciar la ajena. Si estás convencido de que el orden es el que tú deseas aplicar, respétalo y haz que lo respeten. No importa que a los otros les parezca absurda o que la califiquen con cualquier adjetivo menospreciante; el valor de cada cosa lo adjudicas tú y no los otros. La has construido desde el juicio de lo que para ti vale la pena. Sólo tú decides qué es lo importante para ti. Tus valores son los que indican quién eres realmente y cuáles son tus auténticos preceptos. Eres la suma de tus valores. Ellos son los que te conforman como persona. Son tu moral y tu ideología quienes construyen esa escala que es en la que se basan tus fundamentos personales, o sea que su importancia es enorme. Esos valores son nuestro juicio acerca de lo que para nosotros vale la pena y merece nuestra atención. La felicidad propia está muy relacionada con el respeto y el cumplimiento de esos valores. La escala se va construyendo en función de todo lo que nos han ido inculcando; hemos de quedarnos con aquello con lo que estamos de acuerdo y lo que añadimos a partir de las experiencias que hemos tenido en la vida, de reflexiones que nos han hecho ver lo que de verdad ocupa un lugar destacado para nosotros, y de las cosas que hemos descubierto que aportan sentido a nuestra vida y a nuestro Ser. Es esta escala la que nos hace responder de cierto modo a lo que nos va sucediendo, la que nos indica qué es valioso y respetable y qué es insignificante y no nos afecta. Con ella vemos qué es lo que calificamos como “bueno” o “malo”, aceptable o intolerable. Es el libro de instrucciones éticas y morales para alcanzar la satisfacción personal. Y nos dice quiénes somos. Ser congruentes con ella dictará que haya equilibrio entre nuestra mente y nuestros hechos. Cada decisión, cada actitud y cada comportamiento, han de estar fundamentados en esos preceptos que uno mismo, por su propia voluntad y de acuerdo consigo mismo, ha dispuesto. De ahí la enorme importancia de tener una muy clara Escala de Valores, de cuidarla, de actualizarla cuando sea necesario, de defenderla y hacerla respetar. Es una hermosa tarea. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  13. HAY QUE QUITARLE DRAMA A LA VIDA vídeo de 7 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=9f9L4HRDjow&t=8s En mi opinión, somos un poco exagerados cuando valoramos las cosas que no son de nuestro agrado. Las catalogamos como peores de lo que realmente son. Y conviene darse cuenta de esto y verlo muy claro, porque las cosas son lo que son. Sin adjetivos. Pero dependiendo del adjetivo que le adjudiquemos lo convertiremos en algo trivial o en algo dramático. Desdramatizar es quitarle dramatismo a las cosas y a la vida. Quitarle intransigencia y aspereza a ciertos asuntos. Bajarlos del pedestal doliente donde los hemos puesto. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  14. CÓMO SOLTAR EL DOLOR En mi opinión, aferrarse a esa mala costumbre de seguir machacándose masoquistamente por cualquiera de las acciones del pasado que no tuvieron el resultado que uno deseaba provoca un sufrimiento innecesario. Es imprescindible revisar los enojos, los reproches, los resentimientos, las heridas… todos esos asuntos dolorosos que mantenemos vivos con el recuerdo continuo de lo que sucedió. Aún no somos capaces de amarnos en plenitud, o sea, con lo bueno y con lo otro. Aún seguimos repudiando a ese yo de nuestro pasado que cometió alguna imperfección. Aún no soltamos el látigo de castigarnos ni nos quitamos las cadenas que nos inmovilizan impidiéndonos continuar hacia adelante. Aceptar es un verbo cargado de buenas intenciones que colabora para que la paz encuentre incondicionalmente en nosotros un lugar cada vez más amplio, más acogedor. Una maravilla. Comprender es un verbo generoso y caritativo, capaz de abrirnos la mente y los ojos para ser capaces de percibir el auténtico sentido de ser un maravilloso imperfecto Humano. Perdonar es el verbo que más sabe de Amor Propio; siempre tiene los abrazos compasivos abiertos. No se cansa de ser noble y tolerante, piadoso y compasivo. Amar es el mejor de los verbos, el más humano. El más sabio. Poniendo en nuestra vida esos verbos –y algún otro de los amables- podríamos pegar una barrida a los rencores atrasados, recalentar la frialdad con la que nos tratamos a veces, e iniciar un proceso irrevocable de amistad imperecedera con nosotros mismos. O sea, amarnos. Y borrar las cuentas pendientes que mantenemos vivas. Y absolvernos de tanta injusticia, tanta hostilidad en el trato, tanta distancia entre uno mismo y uno mismo. Soltar el dolor puede ser sencillo si se afronta desde la aceptación –lo que pasó, pasó y ya es irremediable-, desde la comprensión –ser Humano implica ser imperfecto y ser imperfecto no es malo-, desde el perdón –tal vez no haya otra cosa que sea más grandiosa ni más noble que perdonarse uno mismo-, y desde el amor –de entre todos los amores, el Amor Propio, o sea el amor a uno mismo, es el más necesario-. Soltar el dolor no significa que el dolor nunca existió. Significa que no controlará más nuestras vidas. Lo que duele es sostener lo que ha de ser insostenible. Hay que dejar que el olvido se haga cargo de algunas cosas del pasado que ya sólo nos aportan más daño. Tal vez no sea mala idea regalarle unas últimas lágrimas a ese dolor como adiós antes de su partida, y después dejarlo ir llevándose toda su ponzoña. “Juro que es la última lágrima que lloro por ti” es el título de una poesía que escribí y es muy apropiado para esta ceremonia de despedida. Todos estamos ya en una edad en la que persistir en mantener abiertas las heridas es una grave estupidez. El resto de la vida será más amable si nos descargamos de esos dolores crónicos que arrastramos sin necesidad. ¿Qué sentido tiene mantener vivo el dolor? Será conveniente encontrar una respuesta distinta de esa tan usada de “para no olvidar y no volver a repetirlo”. Cuando uno aprende de verdad, lo aprende para siempre y no necesita cargar con el recordatorio innecesario y perjudicial que es el dolor. El dolor hay que sentirlo, tocarlo y dejarlo ir. No hace falta retenerlo en contra de su voluntad. Si el dolor es la expresión del Alma por algo desagradable, una vez que lo ha dicho y una vez que hemos aprendido la lección no hace falta mantenerlo artificialmente vivo con el poder de la injusticia de un castigo continuo. El dolor es sólo un aviso del estado de la conciencia. La parte dolorosa del dolor es una creación propia: el sufrimiento. El sufrimiento no existe, es artificial, es una elaboración de la mente que cree que tiene que castigarse por algo y lo hace de ese modo. Cuando seas capaz de sentir dentro de ti lo que acabas de leer, de un modo irrebatible, cuando lo sientas como propio, empezarás a dejar de sufrir. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  15. LO QUE NO HAY QUE HACER TRAS UNA DECEPCIÓN. En mi opinión, si al acabar una situación o una relación que no han sido satisfactorias no te deshaces de todos los sentimientos negativos que eso te hayan generado, como la ira o el odio o la amargura, no acabarás ni nunca ni bien con esa situación o esa relación porque todos esos sentimientos negativos e inútiles producidos te mantendrán amarrado a ella. El odio, la rabia, la malquerencia, o la frustración, van a ocupar en ti el espacio que podrían ocupar la esperanza, la ilusión, o las ganas de deshacerse de esa parte ingrata del pasado. Odiar requiere un esfuerzo extraordinario y es un enfrentamiento directo al bienestar propio. Al odiar estamos avivando resentimientos, furias, desilusiones, y todo eso lo convertimos en energía negativa manteniéndolo vivo en el corazón, que se contamina con ese veneno. El odio saca a la luz nuestra parte vengativa, malvada y desequilibrada. Darse permiso para odiar es darse permiso para usar nuestra parte perversa. Al acabar una situación dolorosa estará bien entretenerse en revisar lo que ha ido ocurriendo y cómo se ha llegado hasta ese final, pero no estará bien estancarse en ninguna de las partes. Como siempre: hay que estar en ellas el tiempo justo, aprender lo que haya que aprender… y dejarlas partir hacia su destrucción en el olvido. Esto mismo es aplicable también a cualquier sufrimiento originado en el pasado que uno no deja diluirse en el olvido, sino que alimenta a diario con auto-reproches, manteniendo abierta la herida del arrepentimiento en vez de dejar que la comprensión y la generosidad se encarguen de sepultar para siempre aquella parte ingrata que no tiene derecho a la permanencia infinita. Al pasado hay que dejarlo en el pasado, que es el sitio donde tiene que estar. Esto es muy elemental pero es necesario comprenderlo perfectamente y respetarlo así. Tenemos la memoria para poder disfrutar de los recuerdos hermosos, para poder traerlos al presente y luego dejar que retornen a su sitio. Eso nos provoca sentimientos placenteros, maravillosos. Hacer lo mismo con los recuerdos dolorosos es de tontos masoquistas. Tras un hecho decepcionante, amargo, lastimoso, lo mejor es alejarse y no hacerse daño. Me encanta la palabra preservar: Proteger, resguardar anticipadamente a alguien o algo, de algún daño o peligro. Preservarse: ponerse a salvo. Preservarme: ponerme a salvo. Antes se decía “la letra con sangre entra”, dando a entender que esa era la forma de aprender: con sufrimiento. El aprendizaje no necesita sangre porque el amor puede hacer la misma función perfectamente. “La letra con amor entra” también es válido. No podemos controlar todo lo que nos sucede, no podemos tomar siempre las mejores decisiones, no dependen de nosotros las circunstancias que se presentan, pero… SIEMPRE tenemos la opción de elegir nuestra actitud y nuestra respuesta ante lo que nos sucede. Ahí se demuestra quién es sabio y quién se deja arrastrar por los impulsos. Piensa en el concepto que tienes de alguien que es sabio, admirable, un modelo del que aprender, y verás que el odio, los auto-reproches y los castigos no están entre sus comportamientos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  16. MUCHO CUIDADO CON LOS ENEMIGOS INTERNOS.vídeo de 8 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=piNi3L_BjF4#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorarEn mi opinión, tal vez no somos muy conscientes de esos “enemigos” internos que todos llevamos incrustados, como una especie de ANTI-YO cuya misión fuese boicotearnos continuamente recurriendo a armas tan poderosas como son la falta de Autoestima, la ausencia de Amor Propio, los miedos, los complejos, las dudas, el temor al fracaso, las anteriores frustraciones, etc.Ese ANTI-YO, puede ser la suma de todos los pequeños yoes que nos entorpecen con sus trabas, como ese al que vemos como YO-INSEGURO, el que conocemos como YO-INMADURO, el YO-ASUSTADO, el YO-PEREZOSO, el YO-INCONSCIENTE, el YO-CRÍTICO, el YO-IRRESPONSABLE, etc.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  17. CÓMO SANAR LOS EFECTOS DEL ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA. En mi opinión, tal vez el abuso sexual en la infancia sea la experiencia más dura, más traumática, más dolorosa y más indigna por la que puede pasar una persona. Es injustificable que alguien tenga que pasar por eso. No encuentro ni un solo motivo que lo justifique de algún modo. Ni siquiera el tan socorrido Karma me sirve como explicación. En las personas que han tenido que sufrirlos se instala una pregunta que jamás se encuentra con su respuesta: ¿por qué yo?; pregunta que otros hacen como: ¿por qué a mí? Cuando un abuso sucede en la infancia deja, sin duda, un trauma que dura toda la vida… salvo que una –escribiré como femenino aunque también se puede dar en varones- tome las riendas de una vida que ha generalmente va por errados y distintos derroteros. Para empezar a sanar el inamovible e innegable pasado, se tiene que despertar en algún momento una rabia positiva que no se quede sólo en el dolor y la queja y decida emprender el camino que le lleve a la sanación. Casi todos llevamos un niño o una niña interior más o menos dolida, pero quien ha vivido esa situación lleva una niña con más preguntas, con más incomprensiones, con más dolor y más sensación de pérdida y abandono, con más tristeza y miedos, y con menos ilusiones y esperanzas. Para poder contactar con esa niña hay información en el enlace que se puede encontrar al final de este artículo. Resolver esto es algo que hay que afrontar en algún momento. OLVIDAR NO ES SOLUCIONAR. Olvidar puede ser un alivio pero no una solución, porque sólo se olvida en algunos momentos pero sigue afectando en todos los instante. Los problemas derivados del abuso actúan a nivel inconsciente y por eso son incontrolables. Hay diferentes opciones para afrontarlo. Siempre es mejor hacerlo de la mano y con la supervisión de un psicólogo. Es lo más efectivo. También pueden servir otros caminos, como por ejemplo atravesando las fases del duelo. Ya sabemos que el duelo no se hace sólo por los fallecidos, sino por todo aquello que se ha perdido, y en un abuso se pierden demasiadas cosas de una misma e incluido una misma íntegramente. NEGACIÓN ¿Por qué me ha pasado esto a mí?, ¿por qué yo que soy buena persona? No quiero que me haya pasado. Pero me ha pasado. Es una realidad y, sobre todo y por desgracia, es una realidad inamovible. De ningún modo se puede volver atrás y cambiar el hecho histórico, pero sí se puede modificar la comprensión, la aceptación, los sentimientos tan duros que están asociados al hecho, y en algunos casos hasta se puede llegar a comprender y sentir un cierto alivio. RABIA O IRA Es habitual que aparezcan estas emociones y otra similares, y que se acaben convirtiendo en sentimientos auto-agresivos, y que el resto de la vida esté presidido por esa frustración que se puede convertir en una necesidad de venganza. Somos humanos y tenemos la capacidad de sentir y con ello poder alegrarnos o sufrir. Tenemos derecho a quejarnos, pero hay que cuidar mucho cómo canalizar todo bien. En algunos casos, si no se sana bien, los que han sido abusados pueden convertirse más adelante en abusadores. DESORGANIZACIÓN O DESESEPERANZA Toda la vida queda afectada por el suceso. Ha ocurrido un hecho que afecta a la vida. Hay que reorganizarla de un modo distinto porque ahora todo se hace distinto. El instinto de supervivencia tiene que estar muy presente en esos momentos y para ello se ha de evitar que el suceso afecte… aunque va a afectar. Es imposible no sentirse afectado por lo sucedido, pero hay que sobreponerse a la desorganización que ha formado. DEPRESIÓN Es muy fácil que, aprovechando el bajón emocional y el desconcierto, la depresión se instale, con diferentes grados de intensidad en función de cada persona y cada suceso. La desilusión se instala con intención de quedarse para siempre y una no encuentra cómo deshacerse de ella y cambiarla por un poco de ilusión. Parece que ya nada va a ser igual que antes y desaparece la fuerza que nos aporta las ganas de vivir. ACEPTACIÓN Y REORGANIZACIÓN Aquí comienza lo que es un poco más difícil. Es una tarea personal e intransferible. Se puede y se debe contar con toda la ayuda posible pero no hay que olvidar que es una misma quien tiene que dar todos los pasos, quien tiene que trabajar consigo misma. Es un trabajo complicado para efectuar a solas. Se hace muy necesario el acompañamiento de un psicólogo o un terapeuta. Y hay que hacerlo. Cualquier esfuerzo dedicado a solucionar un pasado como el que tanto viene afectando compensa con el resultado. Comenzar una terapia es un acto sublime de Amor Propio y de dignidad. Es imprescindible. Seguir en el sufrimiento secreto, en el dolor callado, en el padecimiento destructivo, es una forma de alargar el drama, de castigarse por algo de lo que una no es culpable. Quien haya pasado por esta situación, que se ocupe de sacarse de ella, de ir dejando el pasado en el pasado y de comenzar un presente nuevo en el que la felicidad y el bienestar ocupen un lugar destacado. He creado un grupo de Whatsapp llamado Niñas Abusadas exclusivamente para personas que hayan vivido esa situación. Si estás interesado en formar parte solicítame el vínculo de entrada en: https://www.facebook.com/groups/buscandome CÓMO CONTACTAR CON EL NIÑO INTERIOR (o con la niña interior). https://www.youtube.com/watch?v=vOvat_KNKIc&t=11s TERAPIA DE ADULTOS ABUSADOS SEXUALMENTE EN LA INFANCIA. https://www.youtube.com/watch?v=8l88G9NHapA Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  18. NO HAY QUE RECHAZAR EL DOLOR. HAY QUE VIVIRLO. En mi opinión, no en todos los casos es beneficiosa esa costumbre tan humana y habitual de tratar de evitar el dolor siempre que se pueda. Sí está bien evitar el sufrimiento, porque solamente es el padecimiento y el tormento que nuestra mente añade artificialmente al dolor puro y noble de la emoción; el dolor verdadero debería extinguirse naturalmente una vez que ha cumplido su cometido de informarnos de que algo está fallando. O sea, el dolor es bueno –aunque es difícil comprender esto para quien no sea masoquista- mientras que el sufrimiento es el castigo innecesario que añadimos después –casi siempre de un modo inconsciente- al dolor natural y humano que nos provocan algunas emociones. Algo dentro de nosotros nos dice que tenemos que quedarnos mal o sufrir ante cada error que hayamos cometido, como si fuese necesario un castigo, como si la única forma de aprender fuese a través del sufrimiento cruel y de la enemistad agresiva con uno mismo. El dolor no tiene ese objetivo. Su misión es informar sobre algo que no está bien, sobre algún tipo de conflicto que no siempre es consciente y por eso necesita ese toque de atención que obliga a parar y darse cuenta. En el momento que se presenta ese dolor –el que es puro y natural porque es una emoción- es conveniente pararlo todo y centrarse exclusivamente en él. Es un momento con unas características emocionales especiales que no se pueden repetir artificialmente en otro momento; se han presentado porque se han reunido una serie de situaciones o preocupaciones que se han manifestado de ese modo. Ese dolor es mental pero es real al mismo tiempo, por eso será imposible después reunir todas las circunstancias y sentimientos que se han juntado en ese momento para crearlo. Cuando s presenta es el tiempo de dejarse fluir con ese dolor y permitirse dejarse llevar hasta su razón u origen. Es el momento de vencer el impulso y la tentación de salir corriendo porque sentimos que no es nada agradable y es más placentero dedicarse a algo satisfactorio. Cualquier distracción no hará nada más que aplazar el afrontamiento imprescindible con aquello que se ha manifestado en forma de dolor avisador. Es el momento de sentir y no de filosofar o teorizar, de llegar hasta el fondo para poder sentir cuánto y dónde duele, por qué, para qué, y qué está pasando realmente. No es conveniente plantearlo como una lucha para echar fuera el dolor, sino desde una posición de aceptación y rendición ante lo que es. La realidad siempre está por encima de nuestros deseos e intereses. La realidad ES. Por tanto conviene escucharla, dejar de creer solamente en lo que nos interesa o en lo que equivocadamente creemos que sabemos y escuchar la verdad. Nuestra propia verdad que reside en nuestro interior. Es el momento de ser y estar totalmente presentes, de salirnos del personaje para entrar en la verdad y la realidad que residen en nuestro interior. De parar y rendirnos pero con agradecimiento: “De acuerdo, eres más listo que este yo desconcertado que creo ser; no eres un dolor gratuito sino que eres mi propia voz llamándome. Me entrego a ti sin oposición. Confío en ti”. Es muy posible que en este proceso se entrometan tu mente o tu ego. Será bueno que estés alerta y lo impidas para que no se contamine el mensaje. Es un mensaje que brota de tu Ser y está lleno de una sabiduría que si la aceptas te beneficiará. Darás un paso adelante. Por tanto deja que el proceso se realice como corresponde y sin entrometerte. Siente dolor, rabia, angustia, miedo, soledad… todos los que se presenten son ingredientes necesarios para tu mejoramiento personal. Acéptalos todos, vívelos todos. Vas a salir tocado pero reforzado. No vas a morir ni estarás peor cuando todo se extinga naturalmente. Recuerda que todas las emociones tienen como misión primordial alertarnos sobre algo. Cada una de ellas nos provoca de un modo distinto y nos invita a que prestemos atención a lo que nos está sucediendo en ese momento. Unas lo hacen en forma alegre o satisfactoria y otras son un dolor. Ambas se merecen el mismo respeto y la misma atención. Cuando sea el momento de ser feliz con una emoción habrá que disfrutarla. Cuando sea el momento del dolor, habrá que hacerle y hacerse preguntas aprovechado el estado emocional al que nos lleva. Y no rechazarlo antes de aprender lo que nos viene a enseñar, pero tampoco quedarse en él más de lo estrictamente necesario. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  19. LAS EMOCIONES NEGATIVAS SÓLO DURAN 90 SEGUNDOS. En mi opinión, está acertada la psicóloga Elsa Punset en “El libro de las pequeñas revoluciones” cuando dice: “Si cambias tu foco de atención, es decir, si centras tu atención en algo diferente, cambiarás automáticamente tu emoción. ¿Por qué? Fisiológicamente, cuando nos invade una emoción negativa, nuestro cuerpo tarda en torno a unos noventa segundos en procesar las hormonas del estrés y recuperar su estado normal. Si al cabo de ese tiempo sigues pensando en lo que te entristece o enfada, repites el proceso fisiológico y te quedas atrapado en un círculo vicioso. Así que cuando tengas una emoción negativa, en cuanto sientas que disminuye, cambia de foco, haz algo diferente, por ejemplo genera conscientemente un recuerdo alegre o mira una película divertida y céntrate en eso”. Ya se sabe que las emociones son expresiones naturales, que tienen una duración limitada y que pasado ese tiempo se extinguen. Si uno mismo insiste en querer alargarlas artificialmente, regodeándose en lo desgraciado que se siente por lo que le han provocado las emociones negativas, las estará convirtiendo en sentimientos y los sentimientos no son naturales sino que son una creación personal y artificial de nuestra mente condicionada. Son aquello en que nosotros convertimos a las emociones. Las emociones se manifiestan, surten el efecto necesario y desaparecen. Confío en que ellas mismas son conscientes de que con noventa segundos ya es suficiente si se aprovechan atentamente y bien, y que no es necesario insistir masoquistamente en darle vueltas y vueltas a lo mismo pero haciendo de ello una bola cada vez más grande, porque a menudo se aprovecha ese momento para sacar a la luz cualquier otra cosa que uno tenga para reprocharse; no se deja la emoción aislada sino que se le añaden todas las quejas que uno tenga pendiente. Se dice que el dolor emocional se necesita para crear resiliencia, inteligencia emocional y fortaleza mental, pero… no por mucho repetir ese dolor, no por instalarse a perpetuidad en él se aprende ni más ni mejor. Desde el dolor sólo se ve el dolor. Es cuando se está fuera de la emoción negativa cuando uno tiene la objetividad para valorar lo ocurrido y para tomar decisiones para aplicarlas. Aunque haya escrito “emociones negativas” –porque parece que así se entiende mejor- no hay que llamarlas de ese modo. Son emociones ingratas o desagradables o indeseadas, pero todas llevan implícita una lección… que conviene aprender rápido para no tener que alargarla demasiado ni tener que repetirla. Una vez trascurridos esos 90 segundos iniciales la emoción se va diluyendo hasta su desaparición. Son inconscientes, incontrolables, aparecen como respuesta a situaciones especiales y son difíciles de modificar. Yo creo que no es necesario modificarlas, sino vivirlas. Tal como se manifiestan. Conviene que en ese momento de alteración una parte nuestra se queda atenta e inafectada para darse cuenta de lo que está pasando, para comprobar dónde está afectando y por qué; vivirla y al mismo tiempo ser consciente de ella y aplicar lo que se llama Inteligencia Emocional, que según algunas definiciones es “la capacidad que tiene una persona para entender y expresar sus propias emociones para poder guiar su pensamiento y su forma de actuar”. “Las emociones desencadenan una serie de cambios neuroquímicos en una zona de nuestro cerebro llamada sistema límbico. Los ingredientes de esas sustancias varían dando como resultado diferentes emociones que se manifiestan en cambios fisiológicos: tensión muscular, voz, expresión facial y corporal, ritmo de la respiración y del corazón, etc.”. Conviene no olvidar que las emociones en sí mismas sólo son advertencias y no causan dolor. Son la resistencia a vivirlas, o la supresión de ellas, quienes causan el dolor. Lo positivo de las emociones es poder convertirlas después en acciones, en algo que nos aporte provecho. “Las emociones son los motores con los que nos movemos”, es una forma de decir que nunca son inútiles las emociones; sí es inútil el sufrimiento como ya he escrito anteriormente. Escribió Daniel Goleman: “Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes o incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica”. Yo personalmente creo que lo hay que controlar es el sufrimiento y no las emociones y estoy totalmente de acuerdo en que enriquecen nuestra experiencia vital. No deseo una vida en la que no haya ningún tipo de emoción. Hay que llenarse de emociones para que la vida no quede un poco vacía. SÍ a los 90 segundos intensos de la emoción y NO al resto de sufrimiento inútil e innecesario que provocan los sentimientos. Ten esto MUY CLARO. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  20. LO QUE NO DEBES PEDIRLE A LA VIDA.vídeo de 7 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=NOZmexMThfo#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #perfección #mejorarEn mi opinión, hay cosas en la vida de cada persona que las tiene que lograr por sí misma, con su esfuerzo y atención, y que no se deben dejar al azar de que “la vida”, o “el destino”, o “la casualidad”, o “el porvenir” nos las provean.Hay cosas –y muchas- que se las tiene que pedir uno a sí mismo.A la vida le exigimos demasiadas cosas. Creemos que nos la debe, o que tiene un compromiso o una deuda con nosotros que le obliga a tratarnos como seres especiales y a concedernos nuestros caprichos y deseos.No es así. No tiene una obligación.Nuestra vida es nuestra y nuestra responsabilidad también es nuestra.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  21. IMPRESCINDIBLE: CUIDAR DE UNO MISMO. En mi opinión, muy a menudo, casi en todos los instantes, desatendemos una tarea primordial de las que tenemos en nuestra vida y que nos corresponde y afecta única y exclusivamente a nosotros mismos: Cuidarnos. VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=byJoR98QKns Francisco de Sales Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  22. ¿QUÉ PASA CUANDO LOS OTROS SON UNOS DESAGRADECIDOS?vídeo de 7 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=_urG8vX_-BU#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #perfección #mejorarEn mi opinión a lo largo de la vida nos llevamos muchas decepciones, desilusiones, desencantos, desánimos…Muchas veces se nos quitan las ganas de volver a esforzarnos, de volver a intentarlo, de comenzar de nuevo, de seguir…Personas en las que hemos puesto un cariño especial, con las que nos hemos volcado de un modo exclusivo, a las que hemos dedicado una buena parte de nuestra atención o nuestro tiempo –que es nuestra vida-, no cumplen nuestras expectativas, y eso nos hace sentirnos mal.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  23. ¿CUÁNTO DOLOR HAS CAUSADO A LOS OTROS? En mi opinión, cuando somos conscientes de haber hecho daño a otro, aunque no haya sido intencionadamente, la conciencia nos obliga a pasar por un autocontrol que afrontamos en muchas ocasiones en un momento inadecuado, ya que lo hacemos en ese momento en el que estamos claramente enojados con nosotros mismos, en el que sólo nos estamos viendo en ese aspecto poco agradable, y en el que no están presentes la capacidad de comprensión, la aceptación y el perdón que tan imprescindibles son. Es un tema espinoso. Pensar en el dolor que hemos causado, y en las personas que se han visto afectadas por ello, implica afrontar la culpa, que no siempre es por haber hecho algo doloroso sino que puede ser también por no haber hecho algo o por no haber hecho otra cosa distinta de la que se hizo. El reconocimiento de la culpa nunca es agradable. Hiere, y mucho, remover el dolor, confesar los errores, reabrir las heridas, rescatar del olvido las cosas ingratas que habían conseguido llegar hasta allí y de las cuales nos creíamos ya a salvo… es un sufrimiento que uno no puede espantar fácilmente ni enviar al olvido sin más. Reconocer el dolor que hayamos causado es el mejor medio para tomar conciencia de nuestra Humanidad, o sea de nuestra capacidad de cometer un error y otro y otro más. Y hacer esto no nos ha de llevar a la desesperación y el descrédito sino que nos ha de aportar una cantidad ilimitada de Amor Propio que se haga cargo de nosotros en ese momento. El arrepentimiento es la conclusión a la que llega la conciencia cuando siente remordimiento, cuando se da cuenta de que sus actuaciones no concuerdan con los nobles propósitos de uno. Si duele el dolor causado es una señal de honestidad, de tener el Alma viva. Es un paso más en el Proceso de Aprendizaje. Sí, hemos causado dolor y muy posiblemente lo volveremos a causar en el futuro. Podemos hacerlo sin intención de perjudicar, porque a veces nos vemos en situaciones que no sabemos manejar bien y tomamos decisiones que no son las más afortunadas. Y así ocurre en la vida. Hay que aceptar que eso forma parte de esto que se llama vivir. ¿QUÉ HAGO CON MI DOLOR POR EL DOLOR CAUSADO? Se dice que después de causar o vivir un gran dolor incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes. Si uno siente dolor por el dolor causado eso hará que sienta misericordia por sí mismo, que sienta empatía con el otro, que tenga una conversación con su propia conciencia y que de ese diálogo salga sellado un compromiso de prestar más atención a la vida y al prójimo para que se le vuelva a causar dolor. Con respecto a lo ocurrido… pues si se puede reparar, se repara. Si se le pueden ofrecer disculpas al afectado, se hace. Si se puede compensar de algún modo, se compensa. Y esto se hace tanto por el otro como por uno mismo. Si no se puede solucionar… pues no se puede hacer otra cosa. Que la lección que uno aprende por ello compense de algún modo el perjuicio causado. Queda el siguiente paso: aceptar lo hecho y perdonarse uno mismo. No seguir martirizándose, no maltratarse, no quedarse triste y afectado sino salir adelante. Ya es suficiente auto-castigo que la conciencia le juzgue a uno y no le absuelva fácilmente. Por eso es uno mismo quien tiene que concederse el perdón. Se dice, con razón, que “seguir cargando con la culpa es torturarse sin necesidad”. Recuerda que sentirte culpable no cambia el pasado. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
  24. NO TE DESPRECIES En mi opinión, una de las muchas agresiones que uno puede cometer contra sí mismo, y sin duda de las más graves, es el desprecio. No encuentro ninguna justificación para el desprecio hacia los otros, porque me parece que es algo ruin que muestra una prepotencia miserable y una falta de respeto imperdonable hacia la dignidad de la otra persona. No tolero que alguien desprecie a otra persona. Me refiero a quien lo hace desde la creencia en tener una prepotente superioridad. Despreciar a un asesino –por ejemplo- parece que podría ser justificable, pero creo que también habría que sentir por él lástima, compasión o tristeza y no solamente desprecio. Aún encuentro menos justificación para despreciarse: no aporta nada positivo y afecta negativamente a la Autoestima, al concepto que uno tiene de sí mismo, a la dignidad, al honor, y a la estabilidad emocional y psicológica. Todo se ve afectado completamente por ese desprecio que casi siempre nace de la rabia o la ofuscación y no de la objetividad. Uno se desprecia por un hecho concreto, por algo cometido, mientras que al mismo tiempo se olvida de todas sus bondades y capacidades, de todo lo bueno que ha hecho, de todas las cosas maravillosas que hay en su vida logradas por sí mismo. Y de ese modo convierte lo que es el uno por ciento de sí mismo en lo más importante y destacado ocupando más preponderancia que el noventa y nueve por ciento de su realidad. Parece que desde la educación infantil nos enseñan que el sentimiento de culpabilidad hay que vivirlo con frustración y como resultado de malas acciones de las que somos responsables y por tanto culpables. Nos enseñaron a ser culpables por pensar de un modo distinto, por no hacer lo que se suponía que teníamos que hacer según el criterio de los otros; nos reprocharon nuestros “malos comportamientos” y nos mostraron la decepción que les habíamos causado. La idea de la culpabilidad pretende que cambiemos nuestro comportamiento logrando que nos sintamos mal por lo hecho. De modo que usaron la culpa para manipular nuestro comportamiento. Pero… ¿realmente nos tenemos que sentir mal por algunas de las cosas que hacemos? El sentimiento de culpabilidad se convierte en desagradable porque nos lleva a la tristeza y el malestar general, a la vergüenza, la mala conciencia, la autocompasión, los remordimientos… todo nos lleva a sentirnos mal. Y eso puede estar bien como un reactivo si nos sirve para darnos cuenta de algo y llegar a conclusiones que nos beneficien de cara al futuro. Si lastimar a alguien nos deja un sentimiento de culpa, este sentimiento nos enseñará a no lastimar nuevamente y en este caso es positivo; el peligro está en estancarse en ese estado y entrar en una rueda de auto-acusaciones y auto-desprecios de los que uno nunca sale bien parado. Conviene revisar su origen cada vez que uno experimenta ese sentimiento, porque a veces se produce al juzgarlo desde reglas morales rígidas o puritanas o desde normas excesivamente severas que pertenecen a un determinado tipo de sociedad y no a nuestros criterios. Hay quien vive atormentado por haber trasgredido unas normas en las que no cree… pero permite que le rijan. Hay quien se siente avergonzado por SU sexualidad –que es suya y natural- porque según ciertas ideas religiosas es pecaminosa, sucia o inaceptable. Hay quien se desprecia porque no ha conseguido ser un triunfador… según una idea social que no está al alcance de todos ni es obligatorio cumplir. Hay quien se siente fracasado –y por ello se desprecia- por no haber cumplido las expectativas que otros pusieron en él, que no siempre coinciden con las que uno realmente sí desea. El desprecio es enemigo de Amor. Y no se presenta donde hay Amor. Quien ama, al prójimo y a sí mismo, no utiliza esa humillación ofensiva que es el desprecio. No deshora. No denigra. No humilla. No te deshonres. No te humilles. No te desprecies. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
×
×
  • Create New...