
buscandome
Warianos-
Posts
1,695 -
Joined
-
Last visited
-
Days Won
23
Everything posted by buscandome
-
¿QUÉ HAGO CON TANTO DOLOR? vídeo de 8 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=GH4Jx2Nlcaw&t=1s En mi opinión, esta pregunta que me hizo una amiga se merece una respuesta que es difícil de encontrar. Todos hemos conocido o conocemos el dolor en diferentes momentos de nuestra vida y con distintas intensidades, los incomprendidos y los que tenían un origen muy determinado, los que desaparecen y se olvidan y los que mantenemos obstinadamente vivos y punzantes. El denominador común ante los momentos de dolor es el rechazo. Nadie quiere sufrir, por más que nos hagan creer que tras cada experiencia dolorosa se renace fortalecido. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
YO TAMBIÉN ESTOY DECEPCIONADO CON MI VIDA.vídeo de 7 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=9cJQewX5C1YEn mi opinión, el 99% de las personas podrían firmar este título como de su propia creación.Es una sensación más que común que comienza a dejar de ejercer su maléfica influencia el día que uno empieza a asumir que el mundo no gira en torno a él, que no es el hijo favorito de Dios, que todos los Ángeles y Arcángeles no están a su servicio, y que el destino no se ha confabulado especialmente contra él.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
QUÉ DIFÍCIL ES AMARSE A VECES
buscandome replied to buscandome's topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
¡¡Gracias!! -
INTENTARLO, NO. HACERLO, SÍ.vídeo:https://www.youtube.com/watch?v=ME9L0y2SsQIEn mi opinión, cuando alguien dice “lo voy a intentar” está cometiendo un error que va mucho más allá de un uso gramatical inapropiado.Ante cualquier reto que te propongas, o algún asunto que tengas que afrontar, te recomiendo, efusivamente, que no digas LO VOY A INTENTAR, y que sí digas LO VOY A HACER.Cuando te conformas con “lo voy a intentar” te estás dando permiso para no esforzarte y conformarte después con la excusa de un “lo he intentado”.Si dices LO VOY A HACER, no te queda otra opción más que hacerlo. Es resolutivo y contundente.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
ATRÉVETE A ESCUCHARTE. En mi opinión, tenemos tan pocas ganas de reconocer ciertas cosas nuestras -que no nos gustan- que aplazamos una y otra vez la que debiera ser inevitable tarea de contactar con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestras inquietudes, y con nuestras reclamaciones interiores de quien pide auxilio a gritos dentro de nosotros. Tenemos tan pocas ganas de escuchar reproches y reclamaciones y tan pocas ganas de perdernos en nuestras dudas y de reconocer el desbarajuste emocional o personal, que eludimos como podemos las llamadas del interior y procuramos no pensar en ello o lo minimizamos o lo queremos sacar de los asuntos pendientes para enviarlo al olvido con el deseo de que éste haga bien su trabajo y lo suprima de entre nuestros pensamientos. Y con esto nos engañamos. O, por lo menos, es lo que pretendemos. Tratamos de que la mente tape nuestras verdaderas preocupaciones, esas que pueden ser -o son- dolorosas, y que camufle los errores y las cosas mal hechas, porque un cobarde que nos habita trata de evitar el reconocimiento de nuestros fallos, de no reconocer las realidades –esas que no nos gustan- y trata de evitar que nos contemos la verdad, y que nos enfrentemos a ella desde el reconocimiento sincero de nuestra realidad, sea la que sea. Y tenemos una necesidad enorme de contarnos la verdad, aunque duela. Ya sabemos que el primer paso en cualquier propuesta de cambio o de mejoramiento es el darse cuenta. El segundo paso es el reconocimiento de esa realidad. El tercero, buscar y aplicar las soluciones. Para esto es imprescindible contarse la verdad. Es una tarea que uno hace a solas, así que no se debería tratar de minimizar las realidades o de ocultarlas, porque están ahí, son ciertas, existen, y la negación no las va a hacer desaparecer y menos aún solucionarlas. En el alboroto desconcertado de la mente conviven todas las ideas, incluidas las que están caducadas, las que nunca han sido ciertas, las perjudiciales y hasta las inútiles. Tenemos ahí todo tipo de adjetivos, distintos puntos de vista e incluso distintas versiones del mismo hecho. Si queremos saber la verdad hay que hacer un selección y quedarse sólo con lo que es cierto. Hablar es uno de los mejores métodos de averiguar qué es lo que realmente piensa o siente o saber uno. Al hablar, te escuchas. Al sacar de la mente las ideas –cosificándolas- y ponerlas en la voz, ya bien seleccionadas, ordenadas, con un cierto criterio, uno puede ver lo que el autoengaño o la mentira esconden. Hay que ser valiente para escucharse DE VERDAD y escucharse LA VERDAD, y hay que ser valiente para reconocerla y afrontarla. Es necesario. Ineludible. Uno Mismo es su propia responsabilidad, Uno tiene que hacerse cargo de sí mismo y de su vida. Y para eso necesita conocerse y para conocerse necesita hacerse preguntas y responderlas y escuchar esas respuestas, porque ahí está la verdad. Está el problema y la solución. Atrévete a escucharte. Lo bueno y lo menos bueno. Lo que destacas y lo que ocultas. Tus sombras y también tus luces. Sé sincero, sé noble, sé honesto, sé riguroso y sé generoso. Aprovecha el momento para afianzar aún más los lazos que te unen a ti. Aprovecha para mejorar la relación contigo, para que no sea tan tensa y tan crítica cuando se trata de reconocerte en profundidad y completitud. Date tiempo, date silencio externo, date una oportunidad. Escúchate. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
QUÉ DIFÍCIL ES AMARSE A VECES vídeo de 6 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=3w7VaK3WwnQ&t=5s En mi opinión, es muy posible que todos hayamos expresado ya esta idea –con otras palabras o con estas mismas- porque es un sentimiento común que podemos vivir en algunos momentos de nuestra vida. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias. Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
CARTA AL DOLOR Indeseado dolor: Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Yo diría que demasiado. Y para mi gusto me has frecuentado a menudo. Nunca te he llamado, como bien sabes. Siempre tomas la iniciativa y, porque no sé cómo hacerlo, nunca te rechazo, así que cuando apareces en mi mente, hurgando con garfios afilados en mis pensamientos o alborotando mis peores recuerdos o echándome en cara tantas cosas mía que me hacen daño, no puedo evitar que te quedes conmigo unas horas o unos días alojado como huésped indeseado, parásito de mi alma y de mi corazón. Esta carta es un reproche, una queja que esconde mi odio hacia ti y una maldición con mis peores deseos. Te mereces todo mi desprecio porque te lo has ganado por tanto sufrimiento que me has aportado. No te quiero en mí, te lo he dicho en demasiadas ocasiones y no sólo no me has hecho caso, sino que he intuido más de una vez una sonrisa macabra en tu boca sádica. Tengo que reconocer –y no me gusta nada tener que hacerlo- que gracias a ti he aprendido algunas cosas, pero siempre he tenido la seguridad de que tus lecciones me han salido muy caras. Y dentro de mí he escuchado más de una queja de quien opina que también podía haberlo aprendido sin tu presencia. Tengo cientos de reproches, casi todos cargados de ponzoña y de veneno y perfumados con un odio feroz. No sólo me duele que me llenes de angustia y me cargues de desconfianza y desesperación, sino que además el tiempo en que tú gobiernas mi vida sometiéndome a ti es un tiempo de mi vida perdido irrecuperablemente. El dolor que procede del cuerpo físico lo soporto bastante bien o me tomo un calmante y se me pasa, pero tú eres el dolor del alma, el dolor de la vida, el dolor imposible de extinguir de ningún modo. Sólo te vas cuando te quieres ir, pero siempre dejas tu firma en forma de tristeza prolongada. Mientras, me apagas por dentro, me robas la ilusión; la alegría huye despavorida y la esperanza se deprime en tu presencia. Me dejas sin aire y sin fe, que es lo mismo que quedarme muerto. Aunque no me quietes la vida, me matas. Como bien sabes, nos hemos quedado a solas en demasiadas ocasiones. Crees que no puedo contra ti y eso te envalentona y alimenta tu crueldad. Conoces mis puntos débiles, sabes qué es lo que más me duele y dónde, y tu crueldad –donde no cabe la compasión- siempre encuentra los caminos más apropiados y los métodos más sádicos. Eres odioso. He apelado a tu inexistente corazón para que no me quites las ganas de vivir. Cuando me atenazas un poco menos, hasta albergo una tímida esperanza de que podré vencerte, o por lo menos soportarte, pero cuando quieres me atacas con el grueso de tu poderío y entonces eres imbatible. Te soporto porque no tengo otro remedio, pero no me acostumbro a ti… ni quiero hacerlo. Te amenazo con el juramento de que siempre me repondré y sobreviviré a ti y tus maldades. A veces me propongo convertir tu presencia en impulso, en rabia que me sirva como energía liberadora, en odiarte tanto que ese odio sea el empuje que necesito para erradicarte para siempre, para dejarte claro que no soy presa fácil y que te será mejor que busques a otro. Sonreír atemorizado frente a ti ha sido mi mayor valentía. Lástima de la brevedad de aquellas sonrisas. No te llevarás mi alma. Nunca te entregaré mi último suspiro. Te advierto que estoy dispuesto a soportarte justo lo necesario y que no dejaré que conquistes mi alma. Me comprometo a que así sea a partir de ahora. Francisco de Sales
-
UNA DURA GUERRA: YO CONTRA MÍ. En mi opinión, la relación con uno mismo se convierte demasiadas veces en una guerra sin respeto –y, además, totalmente innecesaria-, en un malestar en que a uno le apetece huir de sí mismo, en un auto-enfado de difícil solución, o en un pesimismo y una tristeza que enturbian la vida y el trato que uno tiene consigo mismo. Trato que ha de ser siempre amable y respetuoso –por lo menos- y que puede y debe alcanzar una calidad óptima, donde el Amor Propio, la Autoestima y un buen Autoconcepto ocupen un lugar destacado. En cambio –en un mal cambio- nos tratamos irrespetuosamente y hasta llega a parecernos que hacerlo es algo “normal”. Nos tratamos como no nos permitiríamos tratar a otras personas. La injusticia, la falta de auto-respeto y el desequilibrio en nuestra dignidad, permiten que se produzcan esas situaciones, reprochables del todo, en que uno se insulta, se menosprecia o se desprecia, se humilla, se enoja y se llena de ira… enturbiando una relación en la que la premisa debiera ser preservarse, ponerse a salvo de todos y, por supuesto, también de uno mismo. Si uno se pone a buscar, sin duda encontrará motivos para sentirse decepcionado consigo mismo por alguno o algunos motivos. El hecho de tener que afrontar toda una vida y sus circunstancias sin estar preparado expresamente para ello, nos lleva a tomar decisiones que demuestran después no ser las más adecuadas. Se necesita una gran cantidad de comprensión, de perdón, de paciencia, de respeto, y de cuidado, para no caer en la mala costumbre del auto-reproche y el posterior auto-enfado. Actuar así es una pataleta infantil. Un adulto ha de manejar este asunto de otro modo. Un adulto comprueba el resultado indeseado, analiza lo que ha sucedido para que no sea correcto, y toma nota para no volver a repetirlo. Y nada más. En cambio, uno se auto-exige como si fuese perfecto y lo supiese todo… y ni es perfecto ni lo sabe todo. Cuando uno se equivoca no necesita guerrear contra sí mismo sino todo lo contrario: reconciliarse, acogerse, abrazarse, proporcionarse consuelo. Acompañarse con más atención. Darse ánimos. Yo contra mí. Esta actitud no tiene sentido y es contraproducente. Absurda. Negativa. Inútil. El principio básico en esto de vivir es amarse uno mismo, a pesar de los errores, las decepciones, las dudas, los miedos, los sueños rotos, la tristeza, y ese no saber bien las cosas que nos domina tantas veces. Yo contra mí es la peor y más improductiva guerra. Tal vez el sentido sea aprender a llevarse bien con este torpe que somos, con este ser cargado de buena voluntad que a veces estropea alguna cosa, y aceptar que uno no es ni será nunca perfecto, y que en la vida no se busca el éxito ni la perfección sino la unión consigo mismo partiendo de una aceptación incondicional. Se dice que a los hijos se les ama y se les perdona todo. ¿Por qué no aplicas este mismo criterio para contigo mismo? Será bueno convertir la relación con uno mismo en un trato amable y cariñoso y no en una guerra sin final. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
TENGO MIEDO A MEDITAR En mi opinión, esto mismo que afirma el título lo pueden decir muchas personas. Algunas porque lo han experimentado y otras porque ya saben –y temen- lo que les puede pasar si se aíslan del mundo, del ruido, de las distracciones o de las satisfacciones inmediatas, y se quedan a solas con esos pensamientos tan brutalmente sinceros que se le presentan cuando encuentran un momento de quietud mental. Los pensamientos reprimidos de auto-reproches aprovechan cuando uno baja la guardia para presentarse, directamente, sinceramente, y mostrarnos esos desaprobaciones que nos hacemos por los asuntos que mantenemos sin resolver, los que tenemos pendientes de afrontamiento y solución. Se plantan delante para recordarnos nuestras cosas mal hechas, los fracasos, los pecados, las omisiones. Para sacar a la luz nuestra oscuridad y todo lo que hemos pretendido convertir en secreto o enviarlo al olvido. Lo entendemos mal. Lo vemos como una agresión, aunque esos pensamientos sólo pretenden recordarnos lo que tenemos pendiente de resolver. Lo que es importante. El pasado no se puede cambiar históricamente, pero de lo pasado podemos y debemos aprender para construir el presente e invertir en el futuro. Todas nuestras experiencias anteriores pueden y deben –y en algunos casos obligatoriamente- ser revisadas. Las que acabaron siendo un triunfo, para alimentar nuestra Autoestima y también para reconocer nuestros méritos, para comprobar que hay cosas brillantes en nuestra historia. Las menos agradables también conviene revisarlas –sin acritud y sin intenciones de auto-agresión- para aprender de ellas este oficio que es la vida y la toma de decisiones. A las que acabaron de un modo distinto de lo deseado conviene quitarles aspereza, rebajarles el drama, aceptarlas como parte del aprendizaje. “La meditación puede ayudarnos a abrazar nuestras preocupaciones, nuestros miedos, nuestra ira, y eso es muy sanador. Dejemos que nuestra propia capacidad natural de curación haga el trabajo” (Thich Nhat Hanh) Meditar es, básicamente, quedarse a solas con uno mismo. Hay diferentes tipos de meditación y cada una persigue un objetivo distinto, pero se pueden usar perfectamente para aquietar la mente desorganizada y encontrar una paz sobre la que aposentar la objetividad que nos permita mirarnos sin miedo y con claridad. No hay que tener miedo. Lo más grave que puede pasar es que aparezca la verdad y la verdad es cierta y es innegable. Asumiendo y aceptando cualquier cosa de nuestro pasado, y del presente, esas cosas pueden rebajar la agresividad con la que las hemos guardado. La meditación sobre nosotros ha de basarse en el Amor Propio, o sea el Amor a Uno Mismo; es un acto de reconciliación, de autoconocimiento, de crecimiento. Meditar se convierte en este caso en un “darse cuenta”, seguido de un acto amoroso de comprensión y aceptación propia. Donde puedan aparecer reproches se pone Amor. Donde haya rabia acumulada se pone Comprensión. Donde haya miedo se pone Aceptación y se pone Dulzura. El encuentro con Uno Mismo, en el silencio y la intimidad de una meditación, es un acto de sinceridad, de acogimiento, de mediación entre las partes enojadas de uno mismo, y de apaciguamiento. Lo que se busca es afianzar la Paz y el Perdón. Lo que se pretende es Amarse más a pesar de todos los reproches que uno mantiene y de todos los arrepentimientos. Uno es pequeño, es inexperto, es frágil, se equivoca… y todo eso forma parte de la naturaleza de Uno Mismo, así que hay que aceptarlo, primero, y tratar de minimizarlo y evitar la repetición, después. La meditación, hecha desde el Amor Propio, es el mejor método de autoconocimiento y de auto-conciliación. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
APRENDER A VER EN EL DESARROLLO PERSONAL.vídeo:https://www.youtube.com/watch?v=u_iP7GBgC14#psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorarEn mi opinión, estar en un Camino de Desarrollo Personal requiere una atención distinta a la vida y, sobre todo, a uno mismo.Si uno no sale de su rutina y no se permite investigarse, experimentarse, y arriesgarse, o si uno no deja de pre-suponer, no tendrá adelantos significativos, porque con la misma forma de mirar de siempre seguirá viendo invariablemente lo mismo.Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
¿QUIERES SABER CÓMO DEJAR DE SER INFELIZ? En mi opinión, aún sigue siendo válida la idea que desarrollé en un artículo anterior en el que decía, más o menos, que ser feliz SIEMPRE es imposible porque le ponemos demasiadas condiciones y exigencias a la felicidad. No colaboramos mucho en eso de ser y considerarnos felices. Ponemos demasiadas pegas y tienen que pasarnos muchas cosas buenas y salir todas a nuestro gusto para que empecemos a sentir esa sensación. También he escrito alguna vez sobre esa intención de alcanzar la felicidad sin encargarnos previamente de descubrir qué cosas nos causan infelicidad y sin deshacernos de ellas, que es algo imprescindible. Uno puede ser feliz la mayor parte del tiempo –si no se tiene una noción excesiva o inalcanzable de la felicidad- y es mejor ser moderadamente feliz -o feliz a menudo- que mantenerse en la infelicidad por no ser siempre absolutamente feliz. Serlo es una utopía y no hay que frustrarse por no alcanzar las utopías. Uno de los enemigos notables de la felicidad es la desdicha, o sea la desgracia o la suerte adversa. Generalmente son cosas inevitables que nos suceden. Cosas que sería mejor aceptar como parte ineludible de esto que llamamos vivir y, para que no nos afecten gravemente, sería muy conveniente mantener la distancia con ellas –cuando sea posible- y con sus efectos –siempre-. La felicidad podría ser vista como la habilidad de saber poner la distancia necesaria y correcta entre lo que nos pasa y el efecto que permitimos que nos produzca. Todo lo que nos afecta se refleja como un estado de ánimo; sabiendo estar en una posición objetiva, libre de las influencias explosivas en los sentimientos, es posible escapar de su dominio. Nos van a ocurrir cosas que podremos clasificar como desgracias, que son esas “situaciones que provocan dolor o pena”, incluso “infortunio”; nos conviene encontrar el sitio que nos parapete de su influjo para que no nos afecten en exceso los contratiempos o dificultades. Las cosas son las cosas y nosotros somos nosotros. Las cosas que nos pasan son cosas que pasarán y que no somos nosotros. Comprender esto nos evitará mucha infelicidad. Saber quedarse a un lado, por encima, o dentro, va a conseguir que el efecto de los sucesos nos afecte en mayor o menor medida. A veces no es posible escapar completamente de su influjo, pero siempre, siempre, queda la opción de decidir cuánto permitimos que nos afecte. Es posible que ya sepas que me encanta la palabra preservar y su significado: “Proteger, resguardar a alguien o algo de algún daño o peligro”. Ponerse a salvo no es de cobardes, tal vez es de valientes. La desdicha se puede presentar en nuestra vida sin invitación previa y sin pedir permiso. Saber cómo recibirla cuando se presente es una tarea personal que conviene tener hecha, por si llega el caso. Mientras menos libertad de afectarnos le demos a la infelicidad, más espacio estaremos dejando para la felicidad. O para la tranquilidad. O para la paz. No hay que olvidar que la felicidad y la infelicidad son sentimientos personales que se miden y valoran desde dentro. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en feliz pero él no lo siente de ese modo, no lo será. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en infeliz pero él no permite que le afecten negativamente, no lo será. Tanto la felicidad como la infelicidad son personales e intransferibles: uno las disfruta o las sufre sin que otros puedan pasar por él esos estados. Es un asunto de actitud y esto conviene tenerlo MUY CLARO. Uno no es víctima de lo que le ocurre sino de cómo interpreta y vive lo que le ocurre. Ya conocerás la frase: “Lo malo no es lo que te pasa, sino lo que tú haces con lo que te pasa”. Te recomiendo Y MUCHO que le dediques el tiempo que te requiera comprender e integrar esto. Te garantizo que si lo haces bien, la infelicidad desocupará su maléfico trono de poder y en su lugar podrás instalar un estado de ecuanimidad y sabiduría que te gustarán mucho. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
ESTOY PERDIENDO MI VIDA. vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=r0-AsTxTSV4 #psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorar En mi opinión, la mayoría de las personas simplemente vamos pasando por la vida -o dejando que la vida pase sin nosotros- pero no somos conscientes de lo excepcional que realmente es la vida y en muchas ocasiones ni siquiera somos conscientes de que estamos viviendo; no somos conscientes del sentido o sinsentido que está teniendo nuestra vida, ni del significado que le queremos dar y el que verdaderamente le estamos dando, o la diferencia que hay entre lo que queremos hacer y lo que hacemos. Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
NO VALORAMOS BIEN NUESTROS SENTIDOS En mi opinión, disponemos de la maravilla de unos sentidos que nos permiten gozar de cuanto nos rodea, de lo que hacemos y de lo que vivimos, incluso de lo que pensamos y lo que recordamos. Los usamos como algo acostumbrado y eso hace que no los apreciemos y valoremos tal como son realmente de importantes. No me voy a referir a los cinco básicos, porque a éstos se han ido añadiendo otros: propiocepción, termocepción, nociocepción, incluso hay quien añade el hambre y la sed, y así hasta 32 más. Me parece apropiado añadir también la mente –aunque no sean un sentido como tal-, las emociones -incluso los sentimientos- y hasta el hecho de poder imaginar o recordar cosas. Disponemos de todo un mundo de sensores que nos permiten tener sensaciones y sensibilidad, observar y apreciar, degustar y sentir placer. Nos parece normal –porque se ha convertido en norma- que podamos ver, y entendemos que es algo que nos corresponde por naturaleza y no es algo extraordinario; estamos tan acostumbrados que no valoramos esa magia de poder ver las cosas, pero… que le pregunten a un ciego qué sería eso de poder ver, cómo y cuánto lo apreciaría, y entonces es posible que nos demos cuenta de lo afortunados que somos. Que le pregunten a un sordo si le gustaría poder escuchar una sinfonía, el murmullo de un río o cuando alguien le diga “te quiero”. Que le pregunten a cualquiera de los que carecen de algún sentido. No valoramos en su justa medida lo que entra por nuestros ojos y esa magia maravillosa que es poder ver. No siempre apreciamos lo que es sentir una caricia, un abrazo, o la maravilla que es llorar de emoción, (¿con qué otra cosa podríamos expresarnos mejor?) Los sentidos y los sentimientos nos aportan la dimensión real de lo que nos pasa y nos capacitan para poder asistir a esos momentos especiales que suceden en la vida provistos de una sensibilidad que permite captar todos los detalles y matices. Eso de “ni siento ni padezco” parece cómodo, pero tal vez sea mejor navegar por todas las emociones que quedarse estancado en la apatía indolente del no sentir. Prefiero sentir dolor a veces y alegría y amor en otras ocasiones antes que quedarme muerto emocionalmente y perderme los estremecimientos que las cosas me pueden provocar. Al margen de lo que pueda encajar en la definición de sentidos, pueden unirse otras cosas más: cuando estamos bien de salud, por ejemplo. Que le pregunten a un inválido, un enfermo crónico, a quien esté hospitalizado. O cuando añoramos, cuando recordamos, hasta cuando soñamos despiertos. O descansar. Empatizar. La intuición. Propongo VIVIR con atención y consciencia, continuamente en el Aquí y Ahora, observando y dándonos cuenta de estos regalos, que son un milagro, que tenemos para usar. No mirar, sino ver. No sólo pensar, sino también sentir. No a la indiferencia, sí al asombro. No a la apatía, sí a la acción. Poner mayúsculas cada vez que pensemos o digamos VIVIR. Ya que disponemos de los sentidos… pongámonos a sentir. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
EL CURA AHORCADO Sobresaltados, asombrados, incrédulos, escucharon la espantosa noticia del jovencísimo sacerdote que amaneció colgado de una soga amarrada a la barandilla del coro. No encontraron ni siquiera una nota que desenmarañara el misterio así que las suposiciones se multiplicaron y “tal vez lo hizo porque cometió un pecado imperdonable” –según Doña Alma- o “por un dolor fuerte de su espíritu” –como dijo María-, “tal vez por deudas de juego clandestinas” –apostó Don Mario- o “por una enfermedad grave e incurable” –como supuso la boticaria-. No había una idea clara porque apenas llevaba unos meses en la Parroquia y no había dado tiempo a desentrañar esos misterios que todos guardamos encerrados en un cajón secreto. No hubo tiempo de intimar con él más allá de un “buenos días” y aún la mitad de los feligreses le seguían desdeñando porque era demasiado joven para tanta responsabilidad y porque sus sermones eran blandos, cargados de sensiblería y con la repetición constante, siempre acompañada de una sonrisa, de la palabra AMOR que pronunciaba en mayúsculas. Carecían de la contundencia amenazante y aterradora de los que exhortaba desde el púlpito Don Celso, su antecesor. Rubito y bien parecido aunque con una mirada triste. Deportista. Muy lejos de la idea de los curas viejos y tripudos. Más bien parecía un monaguillo crecidito. Esa mañana, cuando Doña Rosario llegó puntual a las siete y media para tener todo preparado para la misa de las ocho, al abrir el portón principal lo primero que vio fueron unos pies descalzos que quedaban a la altura de sus ojos, y cuando se sobrepuso al desconcierto y el sobresalto, encontró un hombre colgado de una soga; desde la inmovilidad en la que le dejó el susto se santiguó tres veces, pero se dio cuenta en un momento de lucidez que no había mojado sus dedos en la pila de agua bendita; retrocedió hasta llegar a ella, mojó dos dedos, volvió al sitio anterior y se santiguó tres veces. No se atrevió a mirar quién era el ahorcado, que quedaba de espaldas a ella y de cara al altar, y en ningún momento pasó por su cabeza que fuese el cura Martín –aún no se había ganado el título de Don-; mientras corría hacia el cercano Cuartel de la Guardia Civil quiso construir en su mente el discurso con el que contaría lo que acababa de descubrir, pero cuando quedó frente al Guardia sólo fue capaz de hilar monosílabos confusos y desconcertados. Iglesia, hombre, ahorcado, muerto, ayuda. Acompañó a la carrera a los dos Guardias, que llegaron antes que ella a la Iglesia; entró justo en el momento en que uno de ellos dijo en voz alta “es Martín”. Empezaron a llegar los feligreses madrugadores que acudían a la misa de ocho. Uno de los Guardias se encargó de impedir la entrada a la Iglesia mientras el otro llamaba por teléfono a una ambulancia y a su Cuartel para que viniesen a hacer el Atestado. Hoy, a las doce, se ha hecho una misa de difuntos oficiada por el cura del pueblo que tenemos más cercano. No se ha presentado ningún alto cargo eclesiástico. Se ve que no quieren que estas cosas se sepan. Es una mancha negra en el historial y es mejor ocultarlo. Era la primera vez que no estaba tras el altar y que no era él quien esparcía el contenido del hisopo sobre el féretro. Estábamos nueve. El resto de los habitantes del pueblo no quisieron acudir. Ya se sabe cómo son los pueblos: los rumores corren más que el viento. Y ya se sabe cómo son las parroquianas viejas: siguen creyendo que un cura ahorcado no tiene derecho a una misa, ni al perdón de Dios –por su mal ejemplo-, ni a ocupar un espacio en el camposanto. A pesar de esa oposición obstinada de algunos, se le ha enterrado en el cementerio. Ninguna ley lo prohíbe. De nada han servido las quejas al alcalde de veintidós vecinas que se presentaron en tropel en la Alcaldía, ni la llamada que hizo Doña Pura a su primo, que es secretario del Arzobispo, quien le ha intentado convencer de que depongan su actitud hostil. Han tenido el detalle de esperar a que fuese de noche para enterrarlo y han escogido el rincón más alejado y oculto para darle tierra. “No le pongan ni una lápida” ha ordenado el cura al enterrador al acabar la ceremonia final. Sabía que no tenía familiares y pensó que mejor no poner nada y dejar que el olvido haga bien su trabajo. Escribí lo anterior la misma noche del entierro, cuando llegué a casa. Un diecisiete de febrero. Hace nueve años. La tumba sigue sin una lápida que sea su recordatorio. Cada aniversario he ido allí a rezar una oración. Cada año me he encontrado sobre la sepultura una rosa amarilla y una nota en blanco, silenciosa como los secretos; una carta muda diciendo algo que no se puede decir y que sólo pueden leer los ojos del destinatario. Hoy madrugué. La curiosidad llevaba ocho años martirizándome. Encontré un sitio desde el que observar sin poder ser vista. No esperé mucho. Era una joven de no más de veintiocho o treinta años, rubia, con gafas oscuras, mirando a todos los lados como un ladrón que no quiere ser descubierto. Se paró frente a la tumba, miró nuevamente a todos los lados, se santiguó, sacó del interior de su gabardina una rosa amarilla que besó antes de depositarla. Estuvo unos cuantos minutos. Desde mi situación sólo pude intuir algunas convulsiones de su cuerpo y cómo en repetidas ocasiones introducía un pañuelo entre las gafas y sus párpados y recogía las lágrimas. Me pareció que dijo algunas palabras, pero no llegué a entenderlas con claridad. De todas ellas sobresalió una que sí llegó a mí con nitidez. Dijo AMOR –como lo decía él- y mirando a todos los lados, como el ladrón que huye porque ya ha hecho su trabajo, emprendió lentamente su huída.
-
USTED SE MERECE TODO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN. En mi opinión, nos hemos acostumbrado de tal modo a las cosas que vemos o que pasan a diario que hemos dejado de usar la capacidad de admiración y asombro. Parece que sólo nos sorprende lo imponente y lo extraordinario cuando resulta que en demasiadas ocasiones lo aparentemente más simple, lo más habitual y lo más cotidiano, es lo extraordinario. Yo observo, sobre todo, las cosas que hacen las personas y se hacen cosas que requieren un reconocimiento y un agradecimiento por ser como son y por hacer lo que hacen. Estas personas, y es muy posible que seas o hayas sido tú misma una de ellas, toman decisiones y las respetan y eso para mí tiene un mérito y una valía y un prestigio Humano que merecen todo mi respeto y admiración. Y me gustará que se convierta en buena costumbre habitual el reconocimiento de las cualidades, de los actos, de los modos y de las actitudes, tanto en el caso de los otros como de nosotros mismos. USTED SE MERECE TODO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN… Si es honesto, justo, amable, sencillo, sincero, íntegro, leal, auténtico, humilde, modesto, honrado, imparcial, noble… Si tenía planes y propósitos y los ha conseguido, si tiene otros por los que está luchando, si tiene valor y coraje, si es perseverante y resistente a las adversidades, si es una persona que infunde esperanza y que tiene fe en sí misma, si está capacitada para buscar soluciones y las busca… Si ha sido capaz de dejar una relación que sólo le daba insatisfacciones, si es apta para sacar a sus hijos adelante sola, si se respeta, si comprende que tal vez se equivocó en la elección de su pareja y no se castiga por eso… Si sabe sobreponerse a eso que llaman fracasos y errores, si es capaz de pedir perdón, de perdonar y perdonarse a pesar de todo, de tener siempre una sonrisa de comprensión preparada y los brazos abiertos para acogerse tras cada caída, si dispone de un buen Amor Propio… Si tiene a quién amar y si es amado, si respeta a las personas y cuida a sus amigos, si el amor ocupa una parte importante en su vida, si es capaz de ver el lado más Humano de los otros… Si tiene un espíritu vivo y todas las mañanas se levanta con ilusión, con esperanza, con alegría, con ganas de VIVIR, con el deseo de ser una mejor persona… Si sabe cuándo llorar y cuándo no merece la pena el llanto... Si es una persona empática, bondadosa y generosa, que se interesa por los demás y se ocupa de ellos en la medida de sus posibilidades, si sabe tener compasión, si ofrece su hombro a quien necesita llorar y también su consuelo, si sabe escuchar sin juzgar… Si le importan y cuida los animales, la Tierra, el mar, la atmósfera, si está concienciado para el respeto a TODO y a TODOS… Si tiene una cualquiera de estas cualidades, usted es más de lo que cree ser y por eso USTED SE MERECE Y TIENE TODO MI RESPETO Y ADMIRACIÓN. Hay que saber reconocer también las cualidades y virtudes y no sólo los defectos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
CUALQUIER VIDA ESTÁ LLENA DE FRACASOS. En mi opinión, y a pesar de que insisto en que no se debe utilizar la palabra “fracaso” y que es preferible cambiarla por “experiencia que no dio los resultados esperados”, por ejemplo –y, además, creo que no hay que sentirla con el dolor que habitualmente lleva implícito-, en este título y artículo haré una excepción y la usaré para que le resulte más sencillo al modo habitual de pensar. Cualquier vida está llena de fracasos. Cualquier persona que haga un inventario de lo que ha sido su vida hasta ahora –y en algunos casos si piensa en cómo va a seguir siendo- encontrará una gran cantidad de motivos de arrepentimiento, frustraciones, desengaños y desilusiones, desastres, pérdidas, derrotas, reveses y desgracias, fallos y varios hundimientos. Así son las vidas. Lo perfecto/impecable/impoluto no es compatible con el Ser Humano y con lo que significa vivir, que es un oficio para el que uno nunca está perfectamente preparado. El arrepentimiento por lo que no ha demostrado no ser adecuado se ha de limitar a sentir un cierto pesar por haberlo hecho o por haber dejado de hacerlo. Y nada más. En ninguna parte indica que eso lleve aparejado obligatoriamente un castigo permanente e infinito. El malestar tiene que diluirse al poco de darse uno cuenta de lo sucedido, porque la necesidad de seguir y seguir bien y con ánimo impera y porque no es necesario cronificar el sufrimiento. Equivocarse no es un fracaso. El fracaso comienza al mantenerse en la equivocación, que no es más que una de las posibilidades que está presente en cualquier decisión, y el fracaso se puede –y se debe- entender como un maestro, como una forma de descubrir lo que no es adecuado, pero no como un destino en el que quedarse castigado. Es sólo un inconveniente y un retraso pero como no es el objetivo no conviene quedarse en él. “El verdadero fracaso es no haberlo intentado”. Ya habrás escuchado varias veces la frase, que sigue vigente siglos después de que alguien se atreviera a decir lo que es tan evidente. Henry Ford decía que “el fracaso, a veces, es más fructífero que el éxito” y que “el fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia”. Por suerte o por desgracia es así en muchas ocasiones: sólo se aprende con prueba-error, intento-fracaso, porque no hay una escuela que enseñe lo que es nuevo y porque no hay una experiencia previa en lo que pasa por primera vez; la vida nos presenta pruebas para las que no estamos preparados y de las que salimos como buenamente podemos, y no siempre acertamos ni lo hacemos del mejor modo posible. Vivir también es equivocarse y equivocarse no es fracasar. Acumulamos resultados que no han sido los que se deseaban, decisiones que no fueron acertadas, enfados y distanciamientos que nunca tenían que haber sucedido, rabias de todos los tamaños, penas que no encuentran su consuelo… y a pesar de ello hay que seguir y seguir con un sonrisa esperanzada, con el ánimo renovado, aceptando una y otra vez el hecho de ser solamente Humanos, y comprendiendo las limitaciones que ello conlleva que no nos dan derecho a exigirnos el mismo conocimiento absoluto que tiene un Dios. ¿He fracasado? Bueno… la próxima vez lo haré mejor. Pablo Neruda sabe consolar bien y poner las cosas en su sitio con esta poesía: “No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro. Acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible como para claudicar”. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
TODOS BUSCAMOS LA PAZ vídeo de 13 minutos https://www.youtube.com/watch?v=66L6B_Kg9T8&t=9s La razón real y final de todo el trabajo de Descubrirse no es otro más que llegar a la Paz. La PAZ. Desde que uno comienza el Proceso de Desarrollo Personal, lo que más busca y valora es aproximarse a un estado de NO VIOLENCIA PARA CONSIGO MISMO, un estado de no recriminación constante, de no exigencia continua, de no luchar siempre contra sí mismo… un estado en el que aceptar sin rendición, comprender sin analizar, sentir sin pensar.
-
LAS DOS COSAS Te quiero. Te lo digo por escrito porque las palabras se me estancan y no terminan de salir. Te amo. A solas lo digo bien, pero frente a ti… no puedo. Te amo. Lo puedo escribir mil veces. Puedo amarte y demostrártelo, pero mirarte a los ojos sin temblar, no puedo. Pensar en ti y no llorar de amor, no puedo. Verte y no emocionarme, no puedo. Te quiero. Te amo. Las dos cosas. Francisco de Sales
-
LOS PEQUEÑOS GRANDES PASOS DIARIOS video: https://www.youtube.com/watch?v=EKM1YGkt9ow En mi opinión, las personas que comienzan un Proceso de Mejoramiento, o de Desarrollo Personal, desde el sufrimiento y la desesperación, sin tener unas instrucciones precisas y además arrastrando una retahíla de miedos, de inseguridades, del todo desconcertados y perdidos, desde una voluntad ansiosa y agobiada por querer hacer cambios en su vida, pero con el lastre de la inexperiencia y el desconocimiento, suelen presentar un error importante en su planteamiento: quieren TODOS los cambios que necesitan y los quieren YA. Y eso no puede ser. Francisco de Sales Si le ha gustado este vídeo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
DISPERSO, COMO SIEMPRE. Cuando dejo la mente en blanco y no pienso -ni tampoco soy pensado, ni me agobian los pensamientos - una desbandada de nubarrones agoreros toman posesión de mi vacío, de mi muleta de andar cojeando, de las mentiras con las que me engaño, y entonces me quedo huérfano de excusas, a merced de elucubraciones que me inquietan, me quedo sin amor, y ya no sé andar sino tropezando por la parte más tenebrosa de mis infiernos. Así que abandono como puedo este tenaz silencio y me encaramo a las fauces de la rutina, me anestesio con noticias, con preocupaciones, inquietudes, porvenir, lo futuro y negro; vuelvo a distraerme como sea, aplazo las decisiones inaplazables y me vendo al olvido que sea mejor postor. Ya sé que debería tomar el mando y ser constructor prolífico de mejores sueños, pero no lo hago, ni lo haré; estoy condenado a tormentos, o eso creo, y no quiero enfrentarme a las lágrimas- los reproches-las dudas-los miedos. Si fuese muy valiente -o más valiente por lo menos-, si fuese muy sensato -o un poco por lo menos-; si estuviese muy vivo -o fuese un vivo menos muerto-, tal vez diera los pasos correctos, tal vez enfilara irreductiblemente el Camino, tal vez conectara con mi Cielo. Francisco de Sales Más poesías y prosa en www.franciscodesales.com
-
MEJOR NO MORIRSE CON LA VIDA SIN USAR. vídeo de 9 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=V6uSeZ1FrjU #psicologia #autoestima #autoconocimiento #autoayuda #Autoestima #Dios #espiritualidad #felicidad #Vivir #crecimientopersonal #buscandome #franciscodesales #amor #mejorar En mi opinión, en el tiempo de vida del que disponemos hay espacio suficiente para hacer y para que sucedan muchas cosas distintas. No todos los momentos son ni pueden ser brillantes, acompañados de una banda sonora y los angelitos revoloteando alrededor, ni puede brillar el sol a todas horas, ni la luna puede estar cobijando a los enamorados. Hay momentos en los que no pasa nada reseñable, y no sólo eso, sino que pueden estar ocupados con total intensidad por una frustración, una pena inconsolable, un dolor que no quiere escapar de su dolor, una apatía que reina a sus anchas, o un aburrimiento que no hay forma de espantar. Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
LA CULPA ES UN VENENO LENTO En mi opinión, la culpa es un sentimiento punzante, doloroso, y un infierno que arde por dentro las 24 horas de cada día aunque aparentemente no la estemos sintiendo. La culpa tiene un tratamiento complicado, porque no es una cosa única y aislada sino que contiene ingredientes diversos y nos afecta cada uno de ellos a su manera. Esto quiere decir que no es una sola cosa lo que hay que solucionar, sino que hay que ir resolviendo todas las demás que le acompañan como si formaran parte indisoluble de ella. En la culpa hay trozos de rencor, el penar de la tristeza, un miedo que no calla, arrepentimiento hiriente, una insatisfacción afligida, y una rabia que intoxica la paz. Y lo peor es que si no se resuelve, si uno no asume el motivo de la culpa y lo aclara bien, y si no deja que repose hasta perder su influencia, y si no llega a comprenderlo con naturalidad y a perdonarse, es algo que empeora con el tiempo porque se va solidificando, ganándose un espacio del que cada vez costará más expulsarla. Se puede aprender a vivir con la culpa, como un invitado silencioso, pero hay que evitar que se vuelva agresiva; se trata de que quede sólo como recordatorio de lo que NO se quiere repetir, pero sin que ello implique un dolor continuo ni una amenaza grave. Todos nos equivocamos y hacemos algunas cosas mal y se nos queda como una marca, recordándolo, el sentimiento de culpa. Es una sensación, interna y permanente, de haber hecho algo mal. Lo que no se tiene en cuenta siempre es si lo que se ha hecho “mal” está “mal” de acuerdo a las propias normas o principios o en realidad se trata de que vulneran ciertas reglas culturales o religiosas con las que uno no está del todo de acuerdo. O sea, si uno se siente realmente culpable o lo hace porque le parece que debe sentirse culpable. Si uno hace algo que según su criterio está bien, pero según el criterio de la sociedad o la religión no lo está… ¿tiene que sentir culpa obligatoriamente? Si uno hace algo que según su criterio no es pecado, pero según la religión sí lo es… ¿tiene que sentirse pecador obligatoriamente?, ¿cargamos con culpas que no nos corresponden?, ¿para qué sirve la culpa cuando uno ya se ha dado cuenta de su responsabilidad?, ¿es lo mismo ser culpable que ser responsable?, ¿o no aceptar la culpa es de irresponsables? Una conciencia sana es quien mejor puede contestar a todas estas preguntas. La objetividad y la honradez son imprescindibles en estos casos. El Amor Propio debe ser quien presida el proceso. La culpa se puede originar tanto por una acción como por una omisión. Parece ser que todo produce una consecuencia; cuando una acción u omisión deja un sentimiento de culpabilidad, una intranquilidad en la conciencia, sobreviene un arrepentimiento y un reproche, un malestar en el alma, un abatimiento difícil de consolar. Es muy conveniente, después de haber comprobado las consecuencias y haber extraído el aprendizaje correspondiente, dejar lo ocurrido y la culpa en el pasado. No es necesario arrastrar una culpa infinita y seguir castigándose siempre. Uno de los problemas derivados de la culpa es la inmovilización personal. Parece que uno no puede seguir porque el peso es insoportable, parece que uno no se atreve a seguir con su vida porque puede volver a repetir el error y otra culpabilidad puede añadirse a la que aún está viva. Uno se pasa más tiempo en el pasado –aunque no se dé cuenta- que en el presente. Culpa y auto-castigo aparentan ser indivisibles y se necesita mucho Amor Propio y una Autoestima saludable para ser capaz de concederse un perdón verdadero, absoluto, que borre hasta la última huella y deje la vida inafectada para poder seguir adelante y bien. ¿Cuánto te duele la culpa?, ¿cómo te afecta?, ¿qué te quita o qué te aporta?, ¿por qué crees que tienes que sentir culpa? La culpa, como toque de atención para quien está en un Camino de Desarrollo Personal, y siempre que sólo sea como advertencia y no como condena, está bien. Convertirla en el eje sobre el que gira toda la vida, no es adecuado. Habla con tus culpas, explícales que no es necesaria su presencia constante cuando llevan añadido el malestar, el reproche, y ese castigo tan grave que es el malestar propio. Siente, arrepiéntete si es necesario, aprovecha la lección, date el perdón… y sigue. No te estanques. La vida sigue y tú también. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
-
CÓMO VIVIR BIEN LA VIDA VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=gOLqRIs3jME En mi opinión, ni tú ni yo sabemos encaminar BIEN nuestra vida. Y bien que nos gustaría, porque, en teoría –sólo en teoría-, vivir es lo que hemos hecho hasta ahora, lo que hacemos en cada momento, y lo que tenemos previsto hacer… mientras podamos. Pero no es así. Analizadas racionalmente, y comparándolas con lo que podría llegar a ser cada una de las vidas, nos quedamos muy lejos o muy por debajo de las posibilidades que nos ofrecen. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
- 1 reply
-
- 1
-
-
HAY QUE PONERSE OBJETIVOS TAN PEQUEÑOS QUE SEA IMPOSIBLE NO LOGRARLOS.vídeo de 6 minutos:https://www.youtube.com/watch?v=LP4Er3MSFJQ“Cuando alguien se propone un proyecto, sea el que sea, permanecer fijo en él, con una constancia irreductible, es la primera condición y es ineludible. Si uno decide hacer cambios en su vida ha de tener un Camino claro que seguir o un objetivo preciso hacia el que mirar. Después conviene desmenuzarlo para que sea lo más asequible posible. Hay que ponerse pequeños objetivos si uno no puede con los grandes. Tan pequeños que resulte imposible no lograrlos. Cada día un paso puede ser suficiente para quien no puede andar más. PERO QUE SEA CADA DÍA UNO SIN FALTA. Ya lo sabes: todos los grandes recorridos comienzan con un sencillo paso y un gran recorrido es la suma de esos sencillos pasos. En algún momento uno habrá acumulado muchos pasos y podrá ya vislumbrar cercano lo que buscaba.No hay que desesperase nunca. Cuando uno encuentra mil cosas que quiere cambiar sucumbe ante el peso aparentemente inmenso de esas mil cosas y se puede rendir fácilmente. Uno quiere resolverlas inmediatamente y eso es imposible. Aparece un bloqueo que es una especie de rendición; uno intuye que no va a poder y ya se siente vencido antes de empezar. Entonces resulta fácil renunciar y volver a la frustración. El miedo inconsciente al cambio, ese estar en la mal llamada zona de confort, parece menos malo que lo puede venir si uno se empeña en hacer cambios”.Francisco de SalesSi le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.