Jump to content

buscandome

Warianos
  • Posts

    1,695
  • Joined

  • Last visited

  • Days Won

    23

Everything posted by buscandome

  1. LOS MOMENTOS IMPORTANTES En mi opinión, una de las cosas que le dan un valor superior a la vida es la cantidad de momentos importantes que nos aporta. Son momentos que pueden alcanzar la categoría de mágicos, extraordinarios, emocionantes, enternecedores… incluso milagrosos. Están ahí. Algunos suceden aunque nosotros no hagamos nada para provocarlos, y tienen ya por sí mismos esa importancia que los convierte en despampanantes. En otras ocasiones somos nosotros los que los causamos, los que hacemos lo necesario para crearlos, quienes ponemos los medios y la atención para que sucedan. Hay muchos de estos momentos magníficos que nos pasan desapercibidos entre la rutina y nuestra habitual falta de atención, y es una lástima que no los apreciemos mientras suceden porque son irrepetibles, y darse cuenta tarde de la oportunidad perdida acarrea una pequeña o grande frustración. Hay otros de estos momentos especiales que los tenemos que crear nosotros, porque tenemos a nuestro favor y entre nuestras posibilidades la capacidad maravillosa de hacerlos realidad, y porque el valor no siempre lo tienen ellos por sí mismos, sino que somos nosotros los que podemos calificar y entender como extraordinarios aquellos que también podrían pasar desapercibidos y sin aportarnos fascinación. Lo peculiar que tienen los momentos importantes es que no siempre avisan para que seamos del todo conscientes de ellos. Y, por eso a veces nos los perdemos. Es conveniente tomar la decisión firme de estar atentos, vigilantes, con un centinela alerta que nos avise ante la mínima sospecha de que un momento puede salirse de lo cotidiano –aunque incluso los momentos cotidianos son especiales- y puede convertirse en mágico. Si nos ponemos a recordar, podremos comprobar que algunos de esos momentos que tenemos catalogados como exclusivos son momentos que no difieren mucho de otros similares excepto en… que se les prestó una atención más concienzuda. El sol se pone todos los días, todos los días hay pájaros y flores, llueve a menudo, pero… si uno se detiene frente a una puesta de sol y se abstrae de cualquier distracción y se concentra en la maravilla del sol, del horizonte, del mundo, de la vida…ese momento adquiere otra magnitud. Si uno se para a escuchar los trinos de los pájaros aislándolos del resto de sonidos o ruidos, y se centra en el monólogo incomprensible de su gorjear, deja de ser la algarabía que se mezcla con el resto bullicioso y destaca entre todo ello, como un cantante en una aria. Si uno se para, se queda atento a lo que le rodea, absorto, y pronuncia con consciencia “LA VIDA”, y escucha en su interior el eco de lo que ha dicho, y permite a su pensamiento que siga la estela de todo aquello que ha removido en su interior la toma de conciencia con respecto a esto que hacemos en cada instante sin darnos cuenta, que es la maravilla de vivir –cuando podría ser VIVIR-, que es la vida –cuando podría ser LA VIDA-, de pronto todo adquiere otra grandeza, parece como si uno se trasladara en el espacio-tiempo y estuviese en otra dimensión donde LA VIDA tiene otro volumen y otra intensidad, y los cantos de los pájaros otra musicalidad, y el sol deja su espacio y pasa a formar parte de uno mismo. Los momentos que se ganan el calificativo de IMPORTANTES son los que le dan a nuestra vida otra magnitud. Repito: no tienen que venir ya cargados de una importancia innegable, sino que pueden ser producto de nuestra atención y nuestra intención. Nosotros podemos ser creadores de la magia y el milagro que convierten a los momentos ordinarios en momentos extraordinarios. Nosotros, y nadie más, somos los encargados de valorar o desprestigiar cada momento en función del adjetivo que le adjudiquemos. Nosotros somos, por tanto, responsables de enriquecer nuestra biografía con momentos importantes. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  2. CUIDADO CON LOS HALAGOS En mi opinión, una de las cosas que aun haciéndolas con buena intención pueden producir un resultado contrario, o sea negativo, es el hecho de halagar falsamente, solamente por quedar bien o por decir algo que parezca bonito… aunque no sea cierto. Desde un punto de vista de adultos, cuando uno halaga y quien lo recibe aprecia que no es cierto, que no es sincero, lo que se consigue es que “el halagador” pierda toda credibilidad. El halagado piensa que si le está mintiendo en ese asunto, también le puede mentir en otras cosas. Por otra parte, no se le hace ningún favor al halagado. Si se le dice –por ejemplo- que le queda bien una prenda cuando no es cierto, puede que esté haciendo el ridículo con ella puesta cuando lo sensato, lo adecuado, lo ético, hubiese sido hacerle saber la opinión verdadera, eso sí, con delicadeza y procurando no herir pero sin mentir. A los niños se les hace un mal favor halagándoles cuando el halago no es cierto. Se les hace creer que son lo que no son o quienes no son. Se les idealiza y acaban creyéndose que son tan ideales como se les dice. Y no es cierto. Cuando los niños son pequeños no tienen una idea clara de quiénes son. No tienen autoconocimiento exacto y completo de sí mismos y tampoco tienen capacidad para formarse un criterio, así que se forman una idea (el YO IDEA) de sí mismos con los datos que los otros le van aportando. Si les dices que son inútiles, lo incorporan a la idea de quiénes son y desde entonces se consideran inútiles, y si se les dice que son Reyes, se creen que lo son y actúan como si lo fuesen, lo que les convierte en tiranos –a veces-, y lo que se vuelve contra ellos cuando salen al mundo y se dan cuenta de que realmente no son Reyes, y que no todos los que están en el mundo son sus súbditos ni están pendientes de concederle todos sus caprichos. Hay que reconocer que el halago ejerce una especie de hipnotismo en quien lo recibe. A todos nos gusta que nos aprecien o nos admiren. A todos nos gusta ser tan buenos como llegan a decir que somos, y estar tan bien como dicen que estamos, y colaboramos gustosamente auto-engañándonos aunque sabemos que no son ciertos. El ego colabora para que así sea. Pero quien halaga falsamente lo que está buscando es manipular al halagado, puesto que con eso ya le tiene “blandito” y de su lado. De algún modo, y como contrapartida, el halagado le debe algo a quien le ha hecho ese regalo. Y por eso aceptarlo le hace vulnerable frente al otro. Sólo quien se conoce de verdad, con sus cualidades y sus puntos débiles, es capaz de darse cuenta de cuándo le están reconociendo uno de sus atributos o cualidades verdaderos o cuándo le están embaucando. Así que… la próxima vez que quieras halagar a alguien sé correcto, veraz y sincero con lo que digas. Si eres un poco exagerado, date cuenta de qué objetivo consciente o inconsciente estás persiguiendo con ello. Y si eres tú quien recibe el halago no te dejes cegar, no te lo creas porque te interese creértelo –salvo que tú sepas claramente que lo que te dicen es cierto-, sospecha un poco de la intención del halagador y quédate atento y alerta. Se cauto y no te dejes embaucar por las palabras. Si es cierto lo que te dicen, da las gracias. Solo di “gracias”, nada más. Y te recomiendo que no ofrezcas otro halago por compromiso, por quedar bien, porque te parezca que es lo correcto. Si es muy sincero, adelante, hazlo. Pero ten en cuenta que muchas personas halagan a otras convirtiéndolo en una inversión de la que esperan, a cambio, otro halago o muchos más. No olvides que halagar es “causar o infundir soberbia o vanidad a alguien” y que es “adular o decir a alguien interesadamente cosas que le agraden”. Date cuenta, porque tal vez lo que desees es, simplemente, agradecer, reconocer, expresar, ser amable y educado, y para ello sólo es necesario ser sincero y dejar a tu corazón que se exprese sin intervenir tú. Y de este modo, es correcto y está muy bien. Mucho cuidado con los halagos, porque si eres tú quien halagas puede que te estés convirtiendo en ese ser interesado –un poco desagradable y casi odioso- de quien hemos estado hablando cada vez que hemos dicho algo ingrato de los halagadores. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  3. LA VIDA ES LA SUMA DE TODO En mi opinión, nos obcecamos en demasiadas ocasiones en tener una vida perfecta, en la que no se entrometan los problemas, ni los asuntos desagradables, ni el dolor, ni siquiera el sufrimiento, y si las cosas no salen a nuestro gusto o no cumplen nuestras expectativas caemos víctimas de una frustración que nos amarga el día, o la existencia, y nos deja en un estado pesimista de desgracia y fracaso. La vida es la suma de todo lo que nos acontece. No se puede seleccionar y aceptar sólo lo interesante al mismo tiempo que se rechaza de plano lo que no satisface. Eso, como teoría está muy bien. Es interesante. Pero la realidad es que acontecen cosas de toda índole, y a veces tenemos que convivir con momentos mágicos o excepcionales y en otras ocasiones la vida nos enseña su cara menos atractiva y también –aún a regañadientes- la tenemos que aceptar. En el conjunto de la vida se incluye el malestar, la miseria económica o moral, los momentos deslumbrantes o la infelicidad, las decepciones o el dolor. El dolor, desde un punto global o esotérico o psicológico, incluso místico, aporta otra perspectiva a lo que somos aquí, a nuestros sentidos, al despertar y a la evolución, y es bueno tener muchas perspectivas porque eso nos aporta objetividad y nos separa de la visión pesimista o victimista de todo aquello que nos desagrada. Lo importante de la vida es la vida en su conjunto. No digo “la parte agradable” –que esa sería la ausencia de conflictos-, sino el poder conocer extremos para poder experimentar todos los sentimientos. Así se dice: hay que conocer la oscuridad para apreciar la luz, hay que experimentar la ausencia de algo para valorar la presencia de ese mismo algo, hay que comprobar lo que es el desamor para ser consciente de la maravilla que es el amor. Para conocer hay que experimentar, y es mejor hacerlo sin ponerle un adjetivo en el que encasillar los sucesos. “Lo malo” no es “malo”: simplemente, es. “Lo bueno” no es “bueno”: simplemente, es. Todo es provisional, todo se acaba, todo puede cambiar de un día para otro, muchas cosas se sustentan sobre el azar o incluso sobre los designios de otras personas ajenas a nosotros. Los planes que edificamos pueden caer estrepitosamente al suelo por motivos que no podemos controlar. Aceptar y asumir que la vida puede ser todo lo cambiante que quiera es un modo de estar prevenido ante cualquier acontecimiento. No somos dueños del destino, el mundo no está pendiente de nuestros deseos, los días transcurren aún cuando no somos conscientes de ellos ni de nosotros mismos. La vida, eso sí, permite que uno gobierne –más o menos- su vida y que muchas de las cosas que suceden en ella estén programadas, previamente preparadas, pero siempre le queda la última palabra al azar –o al destino o a las circunstancias…-, y en muchas ocasiones parece que somos habitantes invitados a nuestra vida sin voz ni voto, y parece que por mucho que pretendamos una cosa va a suceder otra distinta. Y hay que estar preparados para eso. Conviene quitarle el drama a la vida, ser objetivos con el presente y muy objetivos a largo plazo, no ver lo malo en cada cosa ni imaginarnos a los hados atentos a poner sus intenciones demoníacas en nuestra vida. Hay que aceptar lo que es, lo que hay, y lo que sucede; sobre todo cuando no depende de nosotros. A veces nos corresponde ser Dios en nuestra vida personal y otras veces parecemos el perrillo apaleado asustado que no sabe dónde esconderse para no recibir más. Todo pasa. Tanto lo que nos agrada como lo que nos perjudica. Eso sí, conviene colaborar para que pase más de lo agradable y menos de lo perjudicial. Conviene afrontar la vida con esta nueva perspectiva, sabiendo que la rebeldía en muchas ocasiones solamente es una pataleta infantil que no va a resolver nada, que negar lo innegable es una tarea vana, que hay que preservarse todo lo que se pueda de lo inútil, y que es mejor ser muy consciente de lo que nos satisface, y magnificarlo, lo mismo que es mejor minusvalorar lo que no nos gusta y relegarlo al olvido sin que nos deje una marca dolorosa o imborrable. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  4. LA INUTILIDAD DEL SUFRIMIENTO En mi opinión, esta pésima costumbre de quedarse enganchado al sufrimiento, y no ser capaz de ver su inutilidad, es un asunto realmente perjudicial. Muchas personas se rinden antes de comenzar a resolver la salida del sufrimiento porque están convencidas –y no sé por qué- de que es imposible escapar a su influjo, o sea, que el sufrimiento es algo ineludible superior a cualquier fuerza o voluntad humana. Como una condena inevitable. Nada más lejos de la realidad. El sufrimiento es una opción entre las varias que hay frente a una situación que no nos es agradable o deseada. Ante una situación o circunstancia concreta, uno puede elegir entre quedarse atado y sufriente, o puede separarse de ello para verlo con objetividad –alejado de los sentimientos- y, mirando por su propio bien, ser capaz de tomar una decisión de actitud diferente frente a ello. Sí. Se puede. La mente –que es la que provoca el sufrimiento- es un instrumento a nuestro servicio, por lo tanto es algo que nosotros podemos y debemos controlar. Si el sentido de la vida es el mejoramiento, engancharse al sufrimiento lo imposibilita. No se puede mejorar, ni avanzar, ni crecer, ni desarrollarse, mientras uno deje alguna de sus partes fuera de sí, y fuera del camino deseado, porque se ha quedado enganchada en una parte del pasado al que ya se ha de renunciar. Sea el que sea o sea lo que sea. Quedarse anclado en el pasado es claramente un estancamiento perjudicial. Nuestro Camino va hacia adelante, y es hacia adelante el sentido de nuestro progreso. De lo doloroso se aprende, pero se aprende lo que haya que aprender y se deja atrás inmediatamente. Una vez que hemos aprendido lo que tengamos que aprender del suceso, regodearse en ello y tratar de rebañar hasta la última gota es innecesario y contraproducente. Más inútil aún es quedarse inmovilizado purgando un autocastigo, ya que eso no aporta nada positivo. EL CASTIGO YA VA IMPLÍCITO EN EL HECHO DE HABERSE DADO CUENTA DE LO QUE SEA QUE TUVIERA QUE APORTARNOS ESA LECCIÓN. No hace falta penar dos veces. Sufrir, padecer, penar, expiar, dolerse… ¿Para qué? No hay juez ni Dios tan injusto que apruebe el mismo sufrimiento repetitivo. No hay progreso ni perfeccionamiento ni avance espiritual o personal, sino más bien todo lo contrario, en la complacencia en lo doloroso, en el atormentarse, en el desgarrado padecimiento, en la apatía ante el resto de la vida o de otras opciones de vida. Y que nadie se rinda ante su estado de sufrimiento, que nadie se compadezca de sí mismo y se quede en esa insana complacencia, que nadie busque retorcidas excusas que le justifiquen su estado, porque la única decisión verdaderamente digna, honorable, sana, positiva, y tal vez la única que pueda aprobar un Creador, es la de recomponerse de cualquier situación –sea la que sea- y seguir adelante. Seguir adelante dejando el sufrimiento en el pasado, y estando libre de su atadura para poder afrontar el resto de la vida tal como ha de ser. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  5. YO CONMIGO En mi opinión, hay una cosa muy evidente, pero que muy evidente, tan básica que parece demasiado simple, algo que parece que no es necesario hablar de ello porque se da por sabido, pero… sí hay que hablar de ello. Es esto: si hay un denominador común a lo largo de toda la vida de cualquiera de nosotros es que uno siempre ha estado consigo mismo. Ya lo advertí: demasiado simple. Elemental. Algo archisabido. Nada nuevo. ¿O sí? Desde que uno nació y hasta este mismo instante -aunque está previsto que siga siendo hasta el día de la muerte-, uno se ha acompañado a sí mismo en todo momento: durante el parto, a lo largo de la infancia, en los actos más notables y en los tiempos más difíciles, en el inodoro y en la cama, con ganas o sin ellas… y esto que aparenta no tener importancia por ser tan básico, resulta que sí es importante porque observándolo con atención, nos hace darnos cuenta de que la convivencia con nosotros mismos es algo continuo, inevitable, de larga duración, de insistente relación, y por ello conviene que sea buena, agradable, amena, satisfactoria, y enriquecedora. Es primordial e imprescindible que la concordancia con uno mismo, la relación sincera y sin zancadillas, el amor en vez de la enemistad, el auto-cuidado exquisito, el respeto intachable en cualquier circunstancia, y la voluntad de cooperación, estén siempre ineludiblemente presentes en la relación que cada uno mantiene consigo mismo. El hecho de que estemos con nosotros a todas horas, en todas las circunstancias, en cualquier lugar, no ha de menospreciar ni desapreciar la relación, que debiera ser óptima en todos los instantes, ya que deberíamos ser para con nosotros como somos con nuestro amado cuando recién le conocemos y no deseamos que ese estado idílico desaparezca nunca. Ya que llevamos juntos tanto tiempo, y que nos queda aún más tiempo de seguir juntos –cada uno consigo-, es conveniente y hasta provechoso que nos llevemos bien, que rememos en la misma dirección, que podamos dialogar con libertad y con apertura –como lo hacemos con nuestro más querido e íntimo amigo-, que nos demos todo tipo de facilidades para que la relación fluya y que cada uno sea su propio y mejor aliado. Ya sé que parece extraño eso de disociarnos en dos partes, pero la realidad es que todos hemos vivido o vivimos así. Todos conocemos esa experiencia de sentir que alguien desde dentro nos boicotea, o que nos critica, o que no está de acuerdo siempre y con todo, incluso que se siente a disgusto por formar parte de uno y que preferiría estar en otra persona. En realidad, todos albergamos en nuestro interior multitud de yoes. Unos están a nuestro favor y colaboran, y otros –más egoístas y menos solidarios- se dedican a criticarnos, a sacarnos faltas y defectos, a criticarnos y juzgarnos con crueldad y sin respeto, y hasta obstaculizarnos en los propósitos que diseñamos pensando en nuestro bien. Si tú no eres de esas personas, enhorabuena. No sé si eres consciente de lo satisfactorio que es eso. Si eres como la inmensa mayoría, te sugiero que revises tu relación contigo. Que tengas una conversación con ánimo conciliador. Que te marques buenos propósitos y pidas colaboración por parte de todos los que te componen. Que te mires al espejo y te sonrías desde el corazón. Que te des un abrazo, firmes la paz, y disfrutes de tu compañía. Y que así sea siempre y por siempre. Aunque, claro, eso depende de ti. Tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  6. RECUPERAR LA AUTOESTIMA En mi opinión, la Autoestima es la base de la personalidad, y es el pilar sobre el que se mantiene toda nuestra estructura, de modo que una persona con baja o nula Autoestima, por muy exitoso o brillante que sea o aparente ser, en el fondo no disfrutará de la sensación de paz o placer que todo ello le puede aportar. La Autoestima es el concepto que uno tiene de sí mismo. Lo que uno opina de sí mismo. Esto quiere decir que por mucho que los otros insistan en destacar nuestras cualidades y bondades, si nosotros no somos absolutamente conscientes de ellas y las valoramos, no las vamos a disfrutar. Quienes la tienen baja, o no la tienen, se van a enfrentar al mundo en inferioridad de condiciones, desde un estado desagradable y ciertamente pesimista, desde una sensación de decepción de sí mismo, con el ánimo derrotado, sintiendo que no vale y que los esfuerzos están destinados al fracaso. Tener Autoestima es tener FE en sí mismo, y es uno de los pasos imprescindibles para que la relación consigo mismo sea interesante, fructífera y satisfactoria. Si no tenemos Autoestima nos conviene escuchar y creer a los que creen en nosotros, a los que son capaces de vernos de un modo más objetivo que como lo hacemos nosotros. La motivación externa, si es sincera, es importante… y necesaria. “YO CREO EN TI” –dicho por una persona que sea de nuestra confianza- tiene un gran poder. Implanta seriamente el pensamiento de que tal vez sea cierto que uno vale más de lo que cree o es mejor de lo que cree. Uno ha de pensar: “si el otro cree en mí, será porque ve valores que yo no soy capaz de reconocer”. Lo cual es lo habitual en este tipo de personas. La falta de objetividad de quien padece falta de Autoestima le hace ver solamente –o por lo menos de un modo más destacado-su lado negativo y le impide ver la realidad auténtica. Recuperarla, o implantarla, es una tarea imprescindible, obligatoria, enriquecedora. Cada uno ha de hacer lo que pueda. Lo más habitual es recurrir a artículos en internet o grabaciones en youtube, pero mejor que eso, y mejor que libros, es un buen psicólogo, o un buen curso impartido por alguien de absoluta confianza y profesionalidad, donde haya un trabajo personal con implicación directa, y que no se quede en la teoría ni en la retahíla de frases positivas pero carente de efectividad. Si no son posibles el psicólogo o el curso, se puede recurrir al contacto con otro humano que nos escuche y nos dé su opinión o sus sugerencias, alguien a quien sabemos que le importamos pero que al mismo tiempo –y esto es condición indispensable- nos merezca confianza su opinión porque representa para nosotros la sinceridad. Tener apoyo y palabras de aliento -sin que suene a excesivos e inmerecidos halagos, ni que parezca demasiado fantasioso o empalagoso- es muy conveniente… y hasta necesario. En la falta de Autoestima uno está convencido de ser un caso perdido. Convencido de que no merece la pena hacer nada por él –y esto es un claro síntoma de falta de AE- y convencido de que haga lo que haga no va a servir para nada -otro claro síntoma-. Es muy conveniente plantearse pequeños cambios –que resultan ser grandes cambios- y realizarlos. Esos pequeños cambios en el inconsciente se interpretan como logros, sin entretenerse en especificar si son pequeños o grandes, y conseguir el primero anima a conseguir el segundo. En lo inconsciente, uno se empieza a convencer de que es posible. Esta es una propuesta: Buscar y encontrar los motivos que le han llevado a uno a carecer de una sana Autoestima, porque si se puede descubrir el origen es muy posible que se puedan desmontar todos los argumentos que han llevado a esa situación. Al mismo tiempo, reforzarla y ponerla en su sitio mediante un psicólogo, un curso, un trabajo personal… cualquier cosa que se haga a favor de equilibrarla será algo bueno. En eso, por supuesto, es imprescindible la colaboración personal íntegra y continuada, con el convencimiento de que uno se merece estar bien y ser valorado y valioso. Puedo garantizar que cualquier esfuerzo que uno haga por sanar su Autoestima será compensado largamente. Uno es el primer y principal beneficiario. La vida, desde una sana Autoestima, se ve de otro modo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  7. SÍ SE PUEDE SOPORTAR LO INSOPORTABLE RESILIENCIA: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. En mi opinión, a pesar de que hay momentos en que uno se siente tan agobiado, tan hundido, y tan vencido que no es capaz de ver más allá de su sufrimiento, y que la parece que es insoportable la situación que está viviendo, siempre existe la posibilidad de soportarlo. Es más, en el caso de los experimentados, esos que saben perfectamente que la resiliencia es la capacidad de adaptarse a las situaciones adversas y salir fortalecido de ellas, les engrandece poder soportarlo y son capaces de encontrar la parte positiva. Se dice que la fuerza o la capacidad de un ser humano realmente se demuestra cuando se está en una situación límite. Casi todos hemos escuchado el caso –parece que real- de la mujer cuyo hijo quedó atrapado bajo las ruedas de un coche y que fue capaz de levantarlo ella sola para que su hijo saliese. Y también conocemos esa frase que dice “y como no sabía que era imposible, lo hizo”. En algunas ocasiones no se puede soportar porque ya se está predispuesto y condicionado a no poderlo soportar. Es como una profecía auto-cumplida. Eso parte de un diálogo interno erróneo en el que uno mismo se auto-limita, y como se dice a sí mismo que es imposible, acaba convencido de que realmente es imposible y ya ni lo intenta, o lo intenta desganado y rendido antes de empezar. El Amor Propio es un gran colaborador en estas circunstancias. Si uno parte del convencimiento de que cualquier esfuerzo o sacrificio que haya que pasar va a ser compensado con el resultado que ofrezca, aunque sea a medio o largo plazo, la forma y el espíritu para encararlo son más positivos. Con un auto-diálogo constructivo, práctico y provechoso, uno mismo puede convencerse de que lo que haya que soportar temporalmente tiene un final, y que tras ese final se encuentra una recompensa, una satisfacción, un resultado conveniente… o una lección que conviene aprovechar -sobre todo si ha sido una lección que ha salido cara-. A lo largo de mi vida me ha tocado tener que enfrentarme en varias ocasiones a situaciones teóricamente insoportables, y en cada una de ella he aplicado este mismo pensamiento: “esto tengo que hacerlo de todos modos, es inevitable, pero tiene un final, no va a ser eterno, así que soportaré lo que sea y como sea para poder llegar a ese final del mejor modo posible”. Más o menos así. Algo parecido a esto. Por supuesto que si el asunto es eludible, y eludirlo no afecta a otra cosa, es preferible evitarlo. No es nada interesante el sufrimiento innecesario que no aporta nada positivo. No es bueno ser masoquista. Si uno respira ante eso que ha de soportar, si uno lo comprende, si uno lo acepta como algo que ha de hacer por alguna razón, puede encarar lo que sea desde otra perspectiva que no se quede solamente en una pataleta como protesta, o en la rabia que se añade al sacrificio y de ese modo lo multiplica. Voluntad, confianza, fe… y sí se puede soportar lo insoportable, aunque, REPITO, si se puede evitar es mejor evitarlo. Pero, sobre todo, que no sea un esfuerzo inútil. Que sirva para algo. Que se aprenda lo que haya que aprender de esa situación. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  8. LAS VIDAS NO VIVIDAS En mi opinión, la vida está para ser vivida. No está hecha para pasar por ella sin más, como un mero trámite, ni está para llenar de cualquier modo y con cualquier cosa ese tiempo que transcurre entre la nada inicial previa al nacimiento y la nada posterior de esta persona física que cada uno somos. La vida está hecha, o nos ha sido concedida, para llenarla –que es llenarnos- y para hacer de ella un espacio glorioso por el que poder transcurrir con la mayor cantidad de satisfacciones posibles. La vida, al mismo tiempo, no está solo en el exterior por el que nos movemos, sino que hay otra vida –que también es muy importante- que permanece siempre en nuestro interior, que no se manifiesta de un modo visible, que parece que solamente está a nuestro propio alcance o que sólo nosotros podemos ser conscientes de ella. Uno ha de aprender a reconocerse, a saber quién es, qué hace aquí, qué le influye, cuáles son sus motivaciones y sus ilusiones y su profundidad. UNA VIDA SIN AUTO-EXAMEN NO MERECE SER VIVIDA. Una vida en la que prime lo exterior y quede desatendido todo lo interior –que es lo verdaderamente importante-, no es una vida plena. El Desarrollo Personal no lo aportan las cosas externas, ni los éxitos ni los halagos ajenos; no lo originan las fiestas ni el alcohol, que producen satisfacciones –lo cual no está nada mal- pero no aportan la serenidad, la paz, el bienestar, o la dicha que sólo se producen en el alma o desde el alma. La vida no ha de ser un recorrido pesado y molesto por nuestro tiempo de estancia en este mundo, ni un vacío por el que uno transcurre pero sin estar atento, ni un castigo ni una condena. La vida es el objetivo principal de estar donde estamos. La vida es la suma de todos los momentos, de todos los pensamientos, de todos los sentimientos, de las emociones y sus terremotos, de las alegrías y sus agradables secuelas, del contacto físico y emocional, de las sorpresas y los momentos de reflexión en que uno contacta con un desconocido interior que siempre está ahí, atento, en una vigilia permanente esperando que nos acordemos de él… que somos nosotros. Muchos se van de este mundo sin haber experimentado lo que es mirarse al espejo y conseguir que la imagen responda con una sonrisa, sin haberse dejado caer a un cielo estrellado en una noche infinita, sin haberse permitido perderse en un lugar donde el paso del tiempo no haya conseguido perseguirle, sin dar un abrazo de los que provocan lágrima, sin haber sentido un terremoto emocional cuyo epicentro se haya instalado en el corazón y haya removido todos los cimientos personales y haya conseguido descerrajar las compuertas de los llantos más antiguos. Muchos se van de este mundo sin dirigirse a sí mismos una palabra de agradecimiento, o muchas, sin darse los buenos días cada mañana y las buenas noches al acostarse, sin jugar con un niño desconocido permitiéndose ser otro niño desconocido, sin temblar ante una música, sin morir simbólicamente de placer o de emoción, sin dejarse seducir por una puesta de sol o ser arrebatado por una lluvia melancólica y sus encantos, o sin contactar con su corazón a menudo y con su alma a diario. Las vidas no vividas se van vacías. Y quién sabe si será verdad eso de que habrá un Juicio Final en el que no se mirará qué se hizo –ya sea bien o mal- sino qué NO se hizo. Sea cierto o no, lo que sí es real es que para entonces ya será tarde para cualquier modificación. Será el Tiempo de los Arrepentimientos. Y puede ser muy grave y difícilmente soportable estar añorando lo que nunca se tuvo, lo que nunca se hizo, la vida derrochada. El auto-examen consciente y continuado permite DARSE CUENTA. Y ese es el primer paso para la toma de conciencia que requiere cualquier cambio de actitud. Estás a tiempo todavía. ¿Vas a VIVIR tu VIDA? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  9. EL SER HUMANO ESTÁ CREADO PARA LOS PLACERES En mi opinión, los Seres Humanos estamos creados en gran medida para el disfrute. Tenemos todas las capacidades y posibilidades para hacerlo. El sexo es placentero, la comida también lo es, así como ver un paisaje, reír, escuchar música o los chapurreos de un bebé o las palabras cariñosas o sentir el amor y amar, etc. Las fuentes de placer son casi inagotables. Es el Creador -o Dios, o el azar, o como cada uno quiera llamarlo…- quien ha puesto en el cuerpo los cinco sentidos con las capacidades de sentir placeres, de disfrutar, de percibir, de poder emocionarse y sentir, de alegrarse, de reír… ¡son tantas las cosas que nos provocan goce! También tenemos la capacidad de ser felices, esa magia que está tan a nuestro alcance… y que no aprovechamos plenamente. Además, tenemos también la posibilidad de sufrir, de pasarlo mal, de hundirnos…y en muchos casos resulta inevitable, pero del mismo modo también tenemos la opción de comprender esas situaciones que nos provocan lo desagradable y entonces vivirlas sin dramatismo, extrayendo la parte positiva. Es muy interesante, y satisfactorio, potenciar la opción del placer porque si hemos sido dotados de ello es con algún sentido, no para que se llene de telarañas o para que lo veamos como pecado, como tentación, o como algo inmerecido. Conviene llenar nuestra vida de cosas y momentos placenteros, de alegría y felicidad, de sensaciones de triunfo y satisfacción, de plenitud y vida. Y esto sólo se consigue con una actitud que esté orientada a conseguirlo. Es bueno tener claro que uno tiene derecho a que le suceda todo lo mejor posible, y que no hay que tener cargos de conciencia si las cosas le van bien, si sonríe o ríe, si se escapa a veces de las preocupaciones o si pinta de rosa lo dramático. Preservarse de lo ingrato –ponerse a salvo de ello- es una tarea muy noble, necesaria, interesante y satisfactoria. Está bien. Permitirse los placeres, los de las pequeñas o las grandes cosas, los sentimentales o emocionales, los visuales, los que agradan al alma… es una tarea gratificante y primordial. Es un bello acto de Amor Propio. El Amor Propio que uno se merece. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  10. VIVIMOS EN UNA FICCIÓN En mi opinión, creemos que somos conscientes de que estamos en la Vida, en el mundo, de que estamos procediendo del modo que requiere esto de vivir, pero en la mayoría de los casos, y sobre todo durante la mayoría del tiempo, no es así. Vivimos en una ficción. Vivimos más en lo que nos imaginamos, más en lo que nos engañamos, en eso que queremos creer porque nos interesa creer, en esa fantasía que hemos puesto en el lugar de la realidad. OCULTAMOS muchas verdades porque no nos gustan, o las negamos, o las depreciamos para restarle la importancia que sí tienen. DISIMULAMOS nuestros verdaderos miedos, lo que nos duele, aquello de lo que nos arrepentimos. FINGIMOS sonrisas, afectos, y hasta un bienestar que no es cierto. INVENTAMOS Paraísos, ilusiones, utopías, y vidas paralelas que no son ciertas. MENTIMOS a los otros y, lo que es peor: nos mentimos a nosotros mismos. FALSIFICAMOS la realidad, porque no nos gusta, o porque no nos queremos responsabilizar de ella, o porque nos disgusta y pensamos que “ojos que no ven, corazón que no siente”. TRAICIONAMOS nuestros principios más honrados, nuestra auténtica esencia, lo que debe ser respetado, lo que ha de ser de una ética intachable. DISFRAZAMOS las cosas llamándolas con otro nombre, o restándole trascendencia, o pintándolas de un color que no es el suyo real. EMBAUCAMOS las protestas distrayéndolas para que no insistan en su justa reclamación de decencia y sinceridad. DEFRAUDAMOS a unos y otros, a la Vida y a los planes que nos tenía preparados, y lo que es más doliente: a nosotros mismos. CONFUNDIMOS lo que es trascendental con lo que nos es más cómodo, lo que es importante con aquello a lo que le damos importancia, lo que es bueno con lo que nos interesa, y la verdad con nuestras fantasías. DECEPCIONAMOS a nuestra conciencia, y a quienes creen en nosotros. Vivimos bastante en una ficción y no siempre somos conscientes de ello. El Proceso de Desarrollo Personal requiere de una ética que no admite nada que no sea verdadero, justo, sincero, honorable, honrado, intachable… Vivir en la ficción durante un tiempo de relax, jugando con la imaginación, de un modo controlado, está muy bien. Vivir en una ficción durante todo el tiempo, es un auto-engaño imperdonable y perjudicial. Y en tu caso… ¿Cuánto de ficción hay en tu vida? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  11. SÓLO TIENES QUE DARTE EXPLICACIONES A TI MISMO En mi opinión, nos equivocamos mucho cuando organizamos nuestra vida en torno a agradar a los demás. Ponemos demasiada parte de nuestra estabilidad personal y emocional en sus manos, y les permitimos que nos manejen a su antojo, con sus intereses o su mala intención. Pretender complacer sus pretensiones, sus deseos o sus caprichos, acaba volviéndose contra nosotros y perjudicándonos. Les damos mucho poder a sus críticas y juicios, y hasta parece que les anteponemos a nuestros deseos, a nuestra tranquilidad o bienestar, y a nuestros propios intereses. Muy a menudo los otros nos exigen que actuemos como ellos quieren, sin importarles lo que nosotros queremos, y nos imponen sus disposiciones, nos acorralan, nos acusan con o sin palabras, y nos marcan un camino por el que no siempre queremos caminar. Conviene descargarse de estas imposiciones, dejar de obedecer con las orejas gachas, no callar lo que nos apetece decir, y rebelarnos contra su tiranía. No podremos contentar siempre y a todos. Esto hay que tenerlo claro. Ni tampoco estamos capacitados para hacerlo, ni es nuestro deseo, ni tenemos por qué acatar impasiblemente sus instrucciones. Es muy provechoso que nos convirtamos en “egoístas” y sólo sigamos nuestros deseos y nuestra voluntad cuando sentimos que el otro nos está imponiendo algo con lo que no estamos de acuerdo. Actuamos en demasiadas ocasiones de cara a la galería pretendiendo complacer a los otros, lo cual resulta patético a veces, porque detrás de esa actitud se esconde en demasiadas ocasiones una baja autoestima o una necesidad desesperada de contar con su aprobación o su beneplácito. Damos un exceso de explicaciones, nos justificamos innecesariamente, hacemos cosas que no nos apetece hacer porque no somos capaces de negarnos, pecamos de blandos y complacientes, y luego temblamos ante el juicio que los otros pueden emitir acerca de nosotros. Jamás vamos a complacerles a todos y en todo. Ni siquiera el mismo Dios ha sido capaz de ser aceptado por todos, así que nosotros tampoco. Conviene, y mucho, revisar que se esconde detrás de esa actitud, qué es lo que la motiva. Además de la baja autoestima, también puede estar tras ello el hecho de que necesitemos que alguien nos dé unas caricias en forma de buenas palabras, nos agradezca, nos preste atención, nos haga sentirnos útiles o válidos. Tras esa complacencia con que a veces respondemos a los pedidos de los otros se puede esconder una falta de Amor Propio. Ya que si uno no es capaz de amarse a sí mismo, y dado que el amor es un ingrediente necesario para sobrevivir, hacemos lo que sea, nos arrastramos, mendigamos, o complacemos, con tal de que los otros nos den algo que nos haga creernos que valemos, “que merecemos la pena”, que somos alguien. Y la realidad es que no tenemos que dar explicaciones a nadie, no tenemos que justificar lo que hacemos, lo que decimos, o cómo somos. No nos debería preocupar lo que van a opinar los otros. Sólo tienes que darte explicaciones a ti mismo. Lo que haces, piensas, o lo que eres y cómo eres, sólo debe incumbirte a ti y a tu conciencia. Si a ti te parece honradamente bien, es que está bien. Los parámetros ajenos, sus intereses, sus modos, sus exigencias… son suyos. Si lo desean, que se los apliquen a sí mismos, pero no es necesario que todos los demás tengamos que regirnos por sus normas y menos aún, acatarlas incondicionalmente. No actúes, no finjas, no renuncies, no te sacrifiques, no pisotees tu dignidad. Sólo tienes que darte explicaciones a ti mismo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  12. QUÉ PAPEL TENGO EN MI VIDA En mi opinión, este tema que tanto se repite relacionado con “LA VIDA” o con “MI VIDA”, y todo lo que esté relacionado con ella, es inagotable. Cada vez que tengo una conversación con otra persona, si es íntima y profunda, o cada vez que alguien se dirige a mí para compartir su historia particular, sus inquietudes, sus dudas o sus miedos, casi siempre está relacionada con su vida y con el no saber cómo controlar y dirigir las diferentes áreas de su vida. Al final de cada conversación o de cada reflexión sobre este asunto encuentro la misma idea: no le prestamos la atención suficiente a la vida, no dedicamos un tiempo a aprender, nos cuesta organizarla y nos pasamos más tiempo resolviendo los problemas que nosotros mismos hemos causado con nuestra desatención que viviendo tranquilamente. No somos conscientes de nuestra propia vida. No dedicamos la atención y consciencia que requiere el hecho de estar vivos y ser gobernantes responsables de esta maravilla que es estar vivo y estar en el mundo. Y para que no lo dejes en un asunto ajeno, te invito a que reflexiones sobre ello y que te hagas una pregunta –sólo si eres valiente- que te puede dejar trastocado o desolado: ¿De qué parte de mi vida soy consciente? También puedes añadir otra: ¿De cuántas partes de mi vida no soy consciente? Tal vez de este modo lo veas más claro… VIVIR es algo más que este dejar indolentemente que se vayan los días vacíos de vida, ocupados únicamente por preocupaciones, problemas, disgustos, o desatenciones. En muchas ocasiones parece que nuestra vida discurre por su cuenta, que no es algo en lo que podemos intervenir, que sólo nos queda la opción de soportarla del mejor modo posible y procurando que no nos haga mucho daño. Generalmente no nos paramos para hacer algo tan simple y necesario como decir: “Soy yo. Estoy aquí y ahora”. Hacer eso es la mejor toma de conciencia y consciencia de nuestra realidad actual, de este estar en la vida y en la Tierra, porque la rutina nos lleva a una vida en la que falta la reflexión, en la que se pierden de vista los motivos principales de estar donde estamos, que son Ser Uno Mismo y VIVIR. El resto de cosas pueden ser obligatorias o inevitables, pero no forman parte de lo verdaderamente importante. Es conveniente dejar de pensar en “la vida” como algo rutinario –o algo simplemente filosófico-, algo que de tan cotidiano pierde su valor, y conviene mirar hacia atrás de vez en cuando y sentir la noción del tiempo que ha transcurrido desde que uno nació, y comprobar que va en serio eso de que cada vez nos vaya quedando menos tiempo de estar vivos y es conveniente/necesario no seguir en el despilfarro de los días que se van sin ser vividos con atención. ¿Qué papel tengo yo en mi vida? ¿Cuánta parte de mi vida se pasa sin mi presencia? ¿En cuánta parte de mi vida intervengo directa y conscientemente? ¿Qué voy a hacer a partir de ahora que me he dado cuenta de esto? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  13. ME DEBO MUCHAS DISCULPAS En mi opinión, la inmensa mayoría de las personas tenemos pendiente una conversación, íntima y muy sincera, con nosotros mismos. Una de esas conversaciones con una taza de café humeante en las manos o sentados frente al mar, una conversación mientras suena de fondo un silencio que no nos distraiga y nos permita concentrarnos en lo que estemos haciendo, una conversación precedida de un abrazo, de un mirarse en un espejo y acoger a ese ser que se refleja, que somos nosotros sin nada más, una conversación en la que aparezca también el reconocimiento por las cosas buenas que hemos hecho –que también las hay-, en la que se reconozca nuestra pequeñez, nuestra inexperiencia en esta tarea de estar en la VIDA y sin experiencia, y de tener que afrontar situaciones para las que no estamos capacitados y desde lo poco que somos realmente. Nos debemos disculpas por lo mal que nos hemos tratado en algunas ocasiones, por lo injustos que hemos sido, por lo excesivamente rigurosos y exigentes, por la falta de serenidad en tantas situaciones, por la carencia de amor en la relación, por el frío y la distancia. Nos debemos abrazos de acogimiento sin condiciones, de comprensión sin juicio ni crítica ni castigo; abrazos que nos rodeen en silencio, que sean de madre amada o de abuela adorada, reconfortantes, cálidos y mullidos, generosos y hospitalarios, amables y protectores. Nos debemos muchas disculpas por exigirnos como si supiésemos de todo –cuando no sabemos-, como si fuésemos perfectos –cuando no lo somos-, por ser jueces tan rigurosos e injustos, y por negarnos el consuelo cuando más lo necesitábamos. Nos debemos caricias y sonrisas, respeto y esmero, y nos debemos promesas de un presente con más atención y más cuidado y estar siempre a nuestro favor y permitirnos las “equivocaciones” sin hacer de ello un drama y comprender sin rigurosidad nuestra naturaleza y ser más dulces en el trato y más cuidadosos con nosotros mismos y darnos lo que nos falta y buscar lo que necesitamos y colmarnos de besos. Nos debemos paciencia, dedicación, comprensión, dulzura, mimos, un trato exquisito, un cuidado muy tierno. Nos debemos miradas complacientes, unos brazos siempre abiertos, una mano que nos rescate de los naufragios, paciencia, armonía, momentos excelentes, VIDA. Y todo eso nos lo debemos dar nosotros. Si nos lo dan los demás, sea bienvenido. Pero no surtirá el mismo efecto. Todo eso es AMOR PROPIO y el amor propio no lo sustituye el amor ajeno. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  14. EL SENTIDO DE LA VIDA ES… VIVIR En mi opinión, a veces nos ponemos tan trascendentales, tan místicos, tan elevados, o tan filosóficos… que lo cotidiano –que es lo real- pasa casi desapercibido. Cada uno sabrá lo que pretende con ese buscar más allá, o en lo incognoscible, en lo inalcanzable, en lo que parece que es más importante y más notable que lo humano y lo de diario. Allá cada uno con su vida, pero “la vida es aquello que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”, como dijo Lennon. La vida es aquello que SE PASA -diría yo-, mientras estás buscando algo que parezca muy importante y que le dé algún sentido a una vida que no te complace del todo. La vida se escapa, se consume, se desperdicia; te vas quedando sin ella –sin la única, sin la irrepetible e irrecuperable vida-; se te queda vacía, se derrocha…se pierde. La vida no tiene de por sí un sentido específico igual para todos: ¡HAY QUE DÁRSELO! Hay que crearlo personalizándolo. Y qué más da lo que digan los filósofos, los eruditos, los místicos… la vida es de cada uno, y cada uno le tiene que dar el sentido que vaya acorde con sus pensamientos, sus deseos, sus intereses, o sus circunstancias. La vida es para vivirla, y no para teorizar sobre ella. Y no se puede dejar la vida parada o sin vivirla hasta que aparezca la frase iluminadora que aclare por qué estamos aquí –y estamos ¡para vivir!, por supuesto-, o la frase que nos explique qué hay después de esta vida –Tony de Mello decía que lo importante no es lo que hay DESPUÉS, sino lo que hay AHORA-, o que nos haga creer que somos algo más que humanos –que sí lo somos- y por ello nos perdamos el ahora esperando una Gloria, con mayúsculas, que ya está aquí y es la vida. En mi opinión de hoy, del día que escribo esto, el sentido de la vida es VIVIR. Y no es otro, o no hay otro que sea más importante que VIVIR. Con mayúsculas, por supuesto, que no quiere decir vivir con riquezas sino saber VIVIR BIEN. VIVIR BIEN es vivir de acuerdo con las circunstancias personales, con los medios y situaciones de que se dispone, haciendo y dando lo que el corazón proponga, sintiendo todo con intensidad, apreciando la vida… El resto es malvivir –mal-vivir, vivir mal-, es malgastar el tiempo –que es la vida-, o sea, perdiendo tan preciado pero desapreciado tesoro. Mal-vivir es llenarse hoy de futuros arrepentimientos, desatendiendo la vida y desatendiéndose uno mismo: es crear las circunstancias para los posteriores lamentos y reproches. Se dice que sólo hay dos cosas que realmente se pueden perder: el tiempo y la vida. Perder la segunda es inevitable: va a suceder de todos modos, pero perder el tiempo de vida eso sí que es imperdonable. No hacer cosas en la vida porque se está esperando una trascendencia que magnifique los actos, es un absurdo que cuesta muy caro. La vida se compone, básica y mayoritariamente, de lo cotidiano. La vida es tener que comer, que dormir, evacuar, estar cansado, los momentos de aburrimiento… y también muchas otras cosas interesantes, por supuesto. Pero, fundamentalmente, no está iluminada por focos hollywoodienses, ni suena una banda sonora maravillosa por todos los lados, ni la magia y la maravilla están presentes deslumbrándonos en cada instante de nuestra vida, ni luce el sol todos los días a todas las horas. Cada uno tiene que crear una vida que contenga momentos hollywoodienses, tararear su propia banda sonora, hacer magia para sí mismo -y para los otros- y conseguir que un sol se implante en su sonrisa a veces y en el alma siempre. La vida se compone de grandes cosas a las que llamamos pequeñas cosas. Quien quiera, puede hacer que esas pequeñas grandes cosas cotidianas A LAS QUE SÍ TIENE ACCESO aporten un “sentido” especial a su vida. Vivir, y vivir cada día, cada instante preferiblemente, es una de las cosas que pueden aportar la sensación de sentido en la vida. Porque “el sentido de la vida”, como tal, no existe. Es sólo una sensación, o una suposición, una quimera o una manera de justificarse o de sobrevalorar una vida que no se valora con equidad. Es un modo de convencerse de estar haciendo las cosas bien, por eso de estar buscando “algo más”, y en muchas ocasiones no es más que un modo de acallar al pretencioso que nos habita. Cada uno tiene que diseñar sus propias filosofías personales, por obligación ética y moral, y cumplirlas en su mayor parte es lo que puede aportar la sensación de que la vida tiene “sentido”. No se puede vivir de “los sentidos” ajenos. El sentido de la vida de Gandhi, de un drogadicto, de un yogui, de un hippy, de una monja, de Jesucristo, o de un ladrón, no es el mismo. Y sus circunstancias y motivaciones, tampoco. Los “sentidos” de los otros no son para imitar, ni son para apropiarse de ellos y creer que al hacerlo ya se tiene ese asunto resuelto. Pueden ser útiles como ideas para desarrollar el propio, pero no para copiar exactamente porque eso nos puede crear muchas frustraciones: sus tiempos, sus lugares, sus circunstancias, y su mentalidad, son difícilmente repetibles: son de ellos y solamente de ellos. Todos tenemos la responsabilidad de llenar nuestra vida de sentido, que es llenar la vida de Vida. Para ti… ¿Cuál es el sentido de TU vida? En realidad, ya que eres tú quien lo estás leyendo habrá que hacer la pregunta de otro modo: ¿Cuál es el sentido de MI vida? Y otra cosa más: No te creas que por haber leído este artículo y habértelo preguntado al leer “¿Cuál es el sentido de MI vida?” ya has cumplido. Deseo que una inquietud se aposente en ti y se quede martilleándote con la pregunta hasta que encuentres la respuesta adecuada. Y esto no es una maldición sino todo lo contrario. Es mi mejor deseo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  15. LA VIDA ES UNA CARRERA DE RELEVOS En mi opinión, la vida se asemeja mucho a lo que es una carrera de relevos, esas carreras en las que participan y colaboran varias corredores y cada uno de ellos recorre una distancia determinada, le pasa al siguiente corredor un tubo llamado testigo, y se queda atrás. Nosotros, para llegar a donde estamos ahora, hemos recibido el testigo de las diferentes personas que hemos sido. Ahora lo llevamos en la mano, en este hoy en que nos encontramos, pero en cualquier momento lo tendremos que entregar al próximo que seremos. Es evidente que no somos el mismo que nació, ni el que tuvo un mes, o cinco años, o treinta, aunque hayamos mantenido el mismo nombre y apellidos. Nos parecemos, física y emocionalmente, al de ayer, pero no al de hace veinte años. Todos los que hemos sido anteriormente le han ido pasado el Testigo al siguiente, y con la colaboración y el esfuerzo de cada uno de ellos hemos llegado a ser el que somos en este momento. Por lo tanto, no somos el que inició la carrera, ni el que hizo el tercer tramo o el penúltimo, pero sin la colaboración de todos ellos no estaríamos aquí. Cada uno ha hecho lo que ha podido y como ha podido. Ha corrido más rápido o más lento, con más o menos inseguridad o firmeza, pero cada uno de ellos se ha ido quedando en el camino y ya no están aquí. Estamos solamente nosotros, y nosotros somos el de hoy, y no me parece correcto culpabilizar al de hoy por lo que hicieron los anteriores. Sí me parece bien que hayamos extraído toda la información posible de sus experiencias, que hagamos caso de cuanto nos pudieron aportar, y que agradezcamos sus pasos aunque no siempre estuvieran bien dados. Ahora pertenecen al pasado. A nuestro pasado, sí, pero –insisto- somos nada más que el que somos hoy. El que está aquí y ahora. Por eso es por lo que no estoy de acuerdo con juzgar a ninguno de los que fuimos, ni en reprocharles por lo que hicieron o dejaron de hacer, pero tampoco estoy de acuerdo en hacerme cargo de sus “errores” castigándome hoy por ellos. El que soy hoy, sólo ha de responder por lo que haga hoy. O por lo que no haga hoy. No estoy de acuerdo con esas personas que desperdician su vida manteniéndose aferrados a la frustración porque alguno de los corredores anteriores no lo hizo bien, ya que con esa actitud lo que hacen es amargarse el presente y la existencia por algo que ya no tiene remedio, por un hecho histórico inamovible que ya está en el pasado. El auto-perdón –cuando se hace conscientemente- es un acto de amor propio, de amor hacia uno mismo, y es lo mejor que uno puede hacer por sí mismo para poder salir del estancamiento y seguir adelante, ya que, a pesar de todo, hay que seguir adelante. La vida es como una carrera de relevos. Andar hoy a trompicones va a perjudicar al siguiente yo, al cual tendremos que entregar el Testigo. Esto requiere una revisión sincera y objetiva desde fuera de las emociones y los sentimientos, y requiere tomar una decisión con respecto a deshacerse de las ataduras, de las tragedias que se arrastran, de la innecesaria y onerosa carga del pasado, y requiere darse permiso para vivir sin culpas, con la vista puesta en el presente y no en el pasado, y con la buena intención de nuestra parte para hacerlo bien hoy sin dejarnos amargar por el ayer. Requiere reflexionar. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales “Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio) Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  16. SER SENCILLO El arte de vivir consiste, únicamente, en proceder con sencillez. (del Taoísmo) En los años que llevo metido en esto del Crecimiento Personal, he tenido ocasión de encontrarme con gente muy buena, con situaciones y momentos maravillosos, con grandísimos descubrimientos, y… con muchas otras cosas menos agradables: Charlatanes que se auto-titulan Maestros –con la “M” mayúscula-. Gurús que predican tonterías. Teóricos glaciales, sin alma –sólo cerebro-. Fanáticos sin ideas propias. Gente que repite lo que ha leído o escuchado pero sin haberlo verificado. Timadores conscientes de sus timos. Lunáticos necesitados de manicomio que tratan de convencer a los demás de sus locuras. Sinvergüenzas estafadores. Malintencionados que mienten con el único fin de aprovecharse económicamente de los otros o para inflar su ego. Exhibicionistas que sólo quieren presumir de un ego pomposo… He conocido teorías insostenibles. Tonterías a millares. Disparates creados por gente sin cualificar con el fin de dar cursos y sacar un beneficio por ello. Es una lástima que en el mundo del Crecimiento Personal, al que uno llega inexperto y confuso, y confiando en la buena voluntad de los que ya están –o dicen estar-, se encuentre con algunos que le confundan más, le hagan desconfiar, le aparten, o le condenen a un resto de su vida anclado y quieto en su situación personal, ya que pueden salir escaldados de eso en lo que habían puesto sus esperanzas. He visto a quienes usan términos ampulosos, herméticos e incomprensibles, con el único fin de exhibirse y tener acólitos que le adoren o admiren –y lo necesitan porque tienen problemas con su ego o su Autoestima-; he visto que prometen algo que no les van a dar, y que les tratan de mantener en una situación de dependencia. He conocido a quienes hablan de secretismo, de oscurantismo, de cosas solamente al alcance de los iniciados… en fin: una retahíla de estafadores espirituales en toda regla. Y todo es mucho más sencillo. O, por lo menos, así lo creo yo. Para empezar, te sugiero algo que te parecerá curioso: confía más en quien duda que en quien afirma rotundamente. Cree más en quien dice “me parece” o “creo yo”, que en quien afirme con una rotundidad irrefutable, porque la creencia absoluta se acerca peligrosamente al fanatismo, y se llegan a estancar en esa seguridad, pero quien duda seguirá buscando y seguirá creciendo. Si sigue abierto a aprender y crecer más, es señal de que está vivo espiritualmente. Tú mismo podrás observar que en tu pasado había cosas en las que creías con firmeza, y esa firmeza se ha ido tambaleando primero y cayendo después. A medida que uno va evolucionando, comprende que hay cosas que van perdiendo su fuerza y su preponderancia, y hay otras que afloran o que se aprecian con una intensidad mayor, y me refiero a cosas del estilo del amor, la paz, la familia, la amistad, Uno Mismo… Creer, suponer, intuir, o manejarse con verdades provisionales, permite dejar opción de actualización y crecimiento. También es importante fijarse y respetar a quienes no te imponen sus opiniones, tratando de dirigirte, y en quienes dicen: “te sufiero…”, “creo que sería bueno para ti…”, “quizás estaría bien…”, “tú verás…”, “decide tú…” Posiblemente estos últimos te estén ayudando más. Te están permitiendo que seas tú quien decidas y quien gobiernes tu vida. En el mundo de la Espiritualidad y del Crecimiento Personal, las cosas no pueden ser dogmáticas y todo debiera ser muy simple y muy sencillo. Y lo que no sea así, es mejor dejárselo para los hipotéticos, para los grandilocuentes, para los que viven del jugo de su mente y su ego bien engrasados. La vida la ha puesto Dios –o quien sea-, en manos de cada persona sin exigirle a cambio una titulación o mil vidas de experiencia. Por tanto, vivir ha de ser más sencillo que estancarse y enredarse en disquisiciones teóricas, y ha de estar regido por unos sentimientos y unas emociones puras, equilibradas, que son quienes nos van a aportar sonrisas, emociones, paz, bendiciones, felicidad, placidez… Vivir debiera estar desocupado de sufrimiento innecesario, de inquietudes y pre-ocupaciones innecesarias, de tormento innecesario, de temores o miedos innecesarios, de dudas innecesarias… Ser sencillo, tener paz y amor, son, quizás, el resumen de los ingredientes de la vida. Creo que no es necesario aspirar a más. Otras cosas nos apartan de vivir, nos alejan del sentido o el concepto de la vida, nos enredan y enmarañan en asuntos que van agotando el tiempo de la vida, dejándola marchar desatendida, mientras no distraemos en asuntos a las que damos importancia pero no son importantes. Prefiero la persona que me puede hablar de sus sentimientos a la persona que me puede exhibir mil teorías y conocimientos. Prefiero la persona que tiembla –simbólicamente-, antes que la arrogante que me habla inmóvil desde su trono de poder mental. Prefiero a la persona antes que al personaje. Creo que se puede prescindir de casi todos los conocimientos, de la mayoría de las frases celebres, y de los barullos mentales que nos hunden en contradicciones. Ya el Ser Humano es en sí mismo un puñado de contradicciones, que tiene que aprender a conciliar, como para añadir más innecesariamente. Muchas personas entran con fuerza en el mundo espiritual y del Crecimiento Personal, buscándose desesperadamente, mirando rápidamente al abrir una puerta y ojeando para ver si se encuentran a ellos mismos ya al otro lado, y como no se ven a la primera y pronto, cierran la puerta y se van a abrir otra, y otras, en las que repetirán el ciclo. Y lo cierto es que Uno está en todos los sitios: en el canto del pájaro y con el sol; en el silencio de la noche y en el bullicio del tráfico; en la lágrima del otro y en su propia pequeñez; en la filosofía y en los suspiros. Uno, en realidad, está dentro aunque se busque fuera. Uno, en realidad, es la voz del corazón que escucha dentro de sí –ojo: no confundirla con el barullo de la mente que habla como un parlanchín-. El Camino de la Vida se recorre en parte en el contacto con los otros, con el trabajo, los asuntos y problemas, y en parte se recorre por el interior. Parece ser que hemos elegido tratar de compaginar todo: resolver los asuntos del cuerpo y la tierra, y no olvidar la parte espiritual que también somos. Y la sencillez es la mejor compañera de viaje. Ser sencillo es despojarse de lo innecesario, prescindir de lo recargado, eliminar las distracciones, renunciar al exhibicionismo, quitarse casi todo –porque casi todo es prescindible-, quedarse en la nobleza de ser realmente quien se es, con todas las cualidades y maravillas al alcance, y quedarse en lo que verdaderamente vale: Uno Mismo, Dios, los otros, y el amor. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  17. SI NO CONFÍAS EN TUS FUERZAS En mi opinión, todo proceso de Desarrollo Personal bien hecho requiere tal esfuerzo, atención, y dedicación, que no todos los días uno se encuentra con el ánimo de afrontarlo, y en muchas ocasiones el hecho de no ver unos resultados espectaculares instantáneos –que es lo habitual- provoca un desánimo tambaleante, por lo que algunos días uno se encuentra con ganas de tirar la toalla o, en el mejor de los casos, posponer el trabajo. Y este Proceso, para que surta el efecto deseado, ha de ser continuo e imparable. Sólo se ha de parar cuando el tiempo se vaya a dedicar a la reflexión, o cuando uno siente que ha incorporado demasiada información –de cualquiera de las formas- y necesita un tiempo para que las cosas se terminen de digerir donde corresponda o para que encuentren el sitio que les corresponde. Cuando uno no confía en sí mismo, es una buena decisión buscar alguien que sí confíe y le acompañe durante todo el proceso. Alguien que sepa comprender los altibajos y las dificultades que conlleva ese enfrentarse a uno mismo en sus desconciertos, o ante la situación actual cuando no es agradable, o ante un pasado que se arrastra cargado de reproches. Si eres una de esas personas, la ayuda externa será imprescindible para ti porque te recargará los ánimos cuando flaqueen, te inyectará nueva energía cuando la tuya comience a decaer, o te despejará el horizonte cuando se te empiece a nublar o a teñir de un negro desesperanzado. Si no eres una persona mentalmente fuerte, con fortaleza para afrontar los retos, te desanimarás enseguida, porque mientras más vas profundizando más cosas imperfectas van apareciendo -en realidad estaban, sólo que la reciente honestidad te permite reconocerlas-. Si careces de la valentía –sí: valentía- que es conveniente, casi imprescindible, para mirarte a los ojos del corazón, para reconocerte sin tapujos, para aceptar todo lo que eres sin maquillarlo ni disfrazarlo, se agradece tener un apoyo externo. Alguien de total confianza, que sepa entenderlas y apoyarnos en las recaídas, que nos borre las desilusiones, que sepa enjugar nuestras lágrimas sin emitir un juicio ni una crítica. A lo largo del proceso de Auto-conocimiento, y de Auto-reconocimiento, aparecerán pensamientos negativos y nocivos: “no voy a poder, lo mío no tiene remedio, no merece la pena que lo intente, nada va a cambiar, soy así y seguiré siendo así…” Alguna voz incontrolada –y no siempre acertada- dentro de nosotros nos traerá la desconfianza, la falta de seguridad en nuestra propia valía, despertará todos los miedos que arrastramos, nos pondrá delante una montaña aparentemente infranqueable, y es entonces cuando se necesita una mano amiga, una voz reconfortante, unos brazos que nos acojan sin pedir explicaciones. Se puede, y se debe, afrontar cualquier proceso de Auto-conocimiento. Es lo mejor que uno puede hacer por sí mismo, es la mejor inversión, es necesario… y es lo más agradecido. Aunque no confíes en tu fuerza, no lo descartes. Hazlo de todos modos. Más bien busca alguien que te espere siempre, o que te acompañe en los momentos que lo necesites. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  18. EL AUTO-CONOCIMIENTO SURGE DEL AUTO-DIAGNÓSTICO En mi opinión, quien quiera iniciar un Proceso de Desarrollo Personal tiene que partir, obligatoriamente, de un conocimiento previo -y lo más exhaustivo posible- de quién es uno. No se puede cambiar o desarrollar o perfeccionar lo que no se conoce. Para conseguirlo no queda otro remedio que la auto-observación, la atención continua a uno mismo, la vigilancia amable pero constante, el deseo incesante de descubrirse… Para ello es interesante hacerse preguntas… y, por supuesto, dar respuestas a esas preguntas. Todo inicio de Proceso, para que sea eficaz, ha de partir de un reconocimiento, aunque sea doloroso, de la realidad que cada uno esté viviendo en este momento. Para emitir un diagnóstico actualizado lo más veraz posible conviene tener la máxima información, y eso implica preguntarse, preguntarse y, después, preguntarse. Se trata de DESCUBRIR lo que desconocemos de nosotros, lo que nos está influenciando y marcando sin que nos demos cuenta, aquello de lo que no somos conscientes pero que nos obliga a actuar, pensar, sentir o mostrarnos de cierta manera que resulta no ser de nuestro agrado. DESCUBRIR es poner a la vista LO QUE YA ESTABA. No es que se nos incorpore algo por el hecho de haberlo descubierto: simplemente, se toma conciencia y consciencia de ello. Por lo tanto, conviene afrontar sin miedo el proceso de auto-descubrimiento para poder hacer un buen diagnóstico. Es conveniente hacerlo del modo totalmente opuesto al habitual, o sea… alegrándose de cada descubrimiento, sea de la índole que sea, porque si es algo positivo servirá para emitir un diagnóstico más benigno y para dar motivos de satisfacción a nuestra autoestima, y si lo que nos aparece no es del todo agradable, conviene quedarse con la visión optimista del asunto, y es el hecho de que al tomar consciencia de ello se puede iniciar el proceso de reparación. Tener mucha información requiere hacerse muchas preguntas, muy íntimas y profundas, muy exactas y muy sinceras, de un modo amable y sin prejuicios anteriores ni críticas posteriores. A muchas personas les funciona bien hacerlo del modo que se denomina “Ver las cosas con Ojos de Marciano”, que consiste en verlo todo como si uno acabara de llegar a la Tierra y lo desconociese todo. Y como lo desconoce todo, no da nada por supuesto sino que pregunta y pregunta hasta tener respuestas para todo y conocerlo todo. Cada persona tiene sus propios asuntos que revisar, sus dudas y sus preguntas, sus trabas y sus ánimos, y por eso mismo no hay unas cuestiones que sean obligatorias de inspeccionar y conocer, sino que cada uno se centrará en las suyas personales que, a fin de cuentas, son las que le interesan. A modo de ejemplo, citaré algunos asuntos aunque, insisto, a estos se les pueden y deben añadir más o restar algunos. Quién o qué soy. Cómo funciono o cómo me relaciono con la vida, con la gente, con todo. Cómo es mi modo de sentir y qué siento. Qué me pasa. Cuál es mi lado oscuro. Cuáles son mis defectos. Qué me perturba. Cuáles son mis conflictos y por qué. Cómo es mi disciplina. Cuáles son los hechos que se repiten en mi vida y por qué. Etc. Con una atención diligente y plena, cuidadosa y exacta, y con una apertura a los descubrimientos y a la aceptación de éstos, se puede y se debe afrontar el reto de conocerse en profundidad y exactitud, para poder emitir un diagnóstico certero, útil, y con ello poder decir que uno está más cerca de saber quién es, para ponerse inmediatamente a trabajar en elaborar la mejor versión de sí mismo. Es una tarea imprescindible que nadie puede hacer por ti. Te sugiero que no la aplaces ni la olvides. Va en ello tu calidad de vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  19. AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS En mi opinión, este inicio de un texto -que escribió San Agustín de Hipona- es un excelente comienzo para una reflexión profunda, intensa, de esas que conllevan tal energía e importancia que pueden marcar el rumbo de una nueva forma de afrontar y vivir la vida. El texto completo es así: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”. En las conversaciones que mantengo con otras personas, he descubierto que este asunto del amor –darlo y recibirlo- se mantiene en un coto cerrado al que solamente pueden acceder los más allegados. El amor es para ese círculo íntimo… y ahí termina o de ahí no sale. El amor, el verdadero amor, trasciende cualquier tipo de barrera porque su destino está ilimitado, y porque quien da amor recibe a cambio, en un milagro exponencial, más cantidad de la que entrega. No se agota cuando lo entregamos, sino que se multiplica. Una muy querida amiga dice que cuando ella reza se limita a una única oración: “Padre, enséñame a amar, que no sé”. ¿Qué es amar? Tener amor a alguien o algo. ¿Qué es amor? Aparece en el diccionario de la RAE la definición diciendo que es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Tal vez tengas que leer varias veces la definición, y no con la mente sino con el corazón. Tal vez tengas que quedarte un tiempo parado, esperando que el concepto se integre dentro de ti o mueva lo que necesite ser movido para que lo sientas de verdad, para que pase a formar parte de ti, y no te conformes solamente con saberlo para poder recitarlo de memoria. La integración del amor, y el contacto directo y continuo con él, sería el principio de un nuevo modo de ser, de sentir y manifestarse. Una buena apuesta. ¿Y si todo lo que hagas a partir de ahora lo haces con amor, o lo haces desde el amor? ¿Y si das un cambio en tu vida de forma que esté presidida por una nueva forma amorosa de actuar, de manifestarte, de sentir, de ser? ¿Qué pasaría si este deseo de relacionarte con el amor de este modo tan intenso, tan principal, tan importante y casi ardiente, lo manifestaras continuamente, sin excepciones, con una sonrisa y una intención inmaculada? ¿Puedes convertirte en amor, ser amor, dar amor, recibir amor, vivir amor?, ¿te ves dispuesto? Porque es una tarea relativamente sencilla si uno se quita el miedo y la vergüenza, si uno entiende que más allá del beneficio que obtengan los otros por esta actitud están los beneficios inmediatos que uno sentirá al poder ser y manifestarse según la naturaleza que todos poseemos originariamente. ¿Cómo te relacionas con el amor? ¿Cómo lo sientes? ¿Qué es para ti? ¿Qué lugar ocupa en tu vida? Las preguntas necesitan a las respuestas. Cuando una pregunta remueve el interior, o resuena de una forma distinta y de un modo más profundo de como lo hacen otras preguntas, o cuando pretende mantenerse viva y repetitiva, es que ese asunto nos interesa. Así que si alguna de las preguntas que has leído aún sigue latiendo en ti, es conveniente que pares de leer, que hagas de esa pregunta el motivo principal de cada uno de tus próximos momentos, y que encuentres la respuesta para que encuentres la paz. Ama, como razón primordial, como eje de tu vida, como seña de identidad, y es muy posible que eso aporte a tu vida una maravilla de la que en este momento puede carecer. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  20. NO DEJES TUS PREGUNTAS SIN RESPUESTAS En mi opinión, esto de que tengamos más preguntas que respuestas, y esto de que algunas nos agobien porque deseamos o necesitamos que se encuentren con su contestaciones correctas correspondientes, y esto de tener una mente con una capacidad limitada, y esto de que no sepamos mantener la objetividad y el desapego de las cosas cuando es necesario verlas con ecuanimidad, son obstáculos -muchas veces insuperables- en el control y gobierno de nuestra vida. Es bastante habitual quedarse en blanco y no encontrar solución a todas nuestras dudas, y también pasa habitualmente lo contrario: que se encuentran demasiadas respuestas y todas aparentan ser correctas; aparentan que cualquiera de ellas puede ser la que buscamos pero ninguna se erige en lideresa que destaque por sobre todas las demás dejando claro su supremacía y su verdad. Ante este panorama tan desolador y cargado de confusión, es habitual que acabemos evitando hacernos preguntas, porque esto nos excusa de tener que pasar por el calvario sufriente de las incertidumbres y las indecisiones, y ese trauma que nos provoca ser conscientes de nuestra incapacidad para matrimoniar preguntas y respuestas. No hay que evitar las preguntas, ninguna, y no hay que dejarlas sin respuestas. Hay que hacérselas sin miedo–sean de la índole que sean, sean de la profundidad que sean- y sin miedo al vacío de las respuestas que no aparecen. Si la pregunta está ahí, latente, es porque es importante. Y si persiste en el tiempo, es más importante aún. Lo mejor que se puede hacer con las preguntas es responderlas. Las preguntas necesitan respuestas por la propia tranquilidad personal. Es Uno quien se hace las preguntas, y no me estoy refiriendo a esas que son más un asunto filosófico, sino a las que brotan de dentro, del Ser o del alma, porque esas son realmente personales. No me refiero a cuando uno se pregunta cuál es el sentido de la vida –filosofía-, sino a cuando uno se pregunta cuál es el sentido de MI vida. No me refiero a cuando se pregunta cuál es la misión del ser humano –filosofía-, sino cuando se pregunta cuál es MI misión. Y hay que preguntarse sin miedo por la envergadura de la cuestión, ni por la profundidad, ni siquiera por la complejidad o el alcance que pueda tener. Hay que atender a las urgentes y a las cotidianas, pero hay que prestar una atención especial a las que son más trascendentes, a las que están relacionadas con el Uno Mismo, a las que aparentan estar calladas pero se presentan dejando una inquietud que sólo se puede calmar con una respuesta, en forma de palabras o de sentimiento, que tranquilicen o que aporten una luz o una paz que nos confirmen que –por fin- hemos reunido a la pregunta con su contestación correspondiente. No querer atender las preguntas esenciales, las que son valiosas, las que pueden marcar nuestro destino, impiden el Desarrollo o el Crecimiento Personal. El primer paso es reconocer la respuesta verdadera aunque no sea precisamente la que a uno le gustaría encontrar. El segundo paso es aceptarla –por muy desagradable que nos parezca-, porque negarla o disfrazarla o culpabilizar a otro no va a cambiarla, y la negación impide la resolución. En tercer lugar es cuando hay que decidir si uno la mantiene, o si prefiere modificarla o sustituirla. Y ya en este tercer paso es cuando aparece la consciencia y cuando uno toma el gobierno de su vida. Pueden aparecer cosas de uno mismo que no gusten, pero descubrirlas y reconocerlas nos da la opción de poder mejorarlas. Se recomienda tanta paciencia como insistencia, porque las personas que no están acostumbradas a los procesos de introspección, o las personas que en el fondo tienen miedo aunque se disfracen de valientes, tardarán más en moverse con soltura por este mundo de los sentimientos, de las aceptaciones, de las verdades que hemos escondido por temor a nosotros mismos o por la vergüenza. El Camino del Crecimiento Personal está reservado para los valientes… y para los que quieren dejar de serlo. La recomendación es parar y escucharse. Estar atentos en la vigilia cotidiana o pararse un tiempo cada día para quedarse a solas –y no con uno mismo, sino con Uno Mismo- y dar permiso a las preguntas para que se manifiesten con el compromiso de acogerlas con la mente y el corazón abiertos, y con la responsabilidad de encontrarles SU respuesta. Así puede ser el inicio de una nueva relación, íntima y satisfactoria, con uno mismo. El principio de una vida distinta. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  21. QUÉ HACER CUANDO NO APETECE HACER En mi opinión, tú –aunque no sé quién eres- también has vivido en más de una ocasión esa sensación de que no te apetece hacer cosas y que no es por culpa del cansancio precisamente, sino porque una inapetencia que a veces no tiene razones ni motivos, se instala y se empeña en mantenerte en esa apatía descorazonada que frustra tantos momentos placenteros. Esos momentos en los que te encuentras sin ánimos para comenzar a hacer algo de lo que tienes que hacer y no consigues ponerte en marcha; ni siquiera eres capaz de ponerte a hacer lo que te gusta hacer. Y no se trata de que estés en una depresión, ni siquiera en una pre-depresión. Es algo que uno no puede explicarse, porque aunque una parte de la mente sienta que tiene que hacer algo, hay otra parte de la mente –que en este caso es más poderosa- que impone su inapetencia y para ello secuestra las energías y la voluntad dejándole a uno desamparado y con la única opción de quedarse quieto de cuerpo, pero con la mente reprochadora en activo. Así se pasan las horas y uno no es capaz de activarse; no hay nada que resulte interesante o atractivo, todo aparenta haber perdido su valor o su capacidad de producir placer y satisfacción, y uno está ausente, sin saber dónde está, hasta que el final del día hace un resumen y sólo encuentra el vacío generado por la desatención a la propia vida. Hay un conflicto silencioso en el interior al que uno asiste como espectador pero –aparentemente- sin fuerza para intervenir y sin voz ni voto. Aunque esto último no es cierto. El momento en que uno es consciente de lo improductiva y dañina que es su situación es, precisamente, el momento en que la parte más sensata de uno –que siempre está, aunque no se sienta- debería intervenir con firmeza, con decisión, con valentía, y tomar el mando de la situación imponiendo su cordura y desterrando -como sea- ese abandono, esa desgana, esa languidez que se ha instalado. Es muy útil en esos casos contar con la ayuda de una amistad que sea capaz de motivar, o de un psicólogo si la situación se alarga o se repite a menudo, pero es más útil aún la implicación personal, sacando el poder de donde sea que se encuentre y aplicándolo para controlar la situación y reconducirla. O sea, obligarse. O sea, imponerse a esa situación impasible, a esa indiferencia ante cualquier motivación, para reencontrar el camino de la normalidad y seguir adelante, incluso a pesar de la oposición de un boicoteador interno. Y sí, se puede. Se puede rescatar al director de nuestra vida y volver a reafirmarle en su puesto al mando para que la vida vuelva a fluir con normalidad. Uno se tiene que enfrentar a sus debilidades momentáneas, a sus desganas, y a la flojedad de ánimo para que la vida no se siga escapando a chorros y uno pueda seguir llenando su vida de VIDA. Se recomienda tener preparadas opciones para cuando se llega a ese momento. Por si a alguien le sirve la idea, yo tengo un folio donde he escrito un título que es toda una declaración de intenciones: “Cosas que puedo y quiero hacer cuando no tengo ganas de hacer”. En él he escrito -y sigo añadiendo cosas- todo aquello que me es accesible y satisfactorio. A mí, me funciona. Como ya escribí, es preciso obligarse. Como sea, uno tiene que imponerse coger el folio y hacer una selección entre lo escrito. Y obligarse. El placer, o por lo menos la satisfacción, llega después, cuando uno ya se ha puesto en marcha y está –¡por fin!- haciendo algo que le es más agradable y placentero que el abandono funesto. Entiendo que a veces uno está tan desalentado, casi tan abatido, que esto no es una tarea fácil. Pero tampoco es imposible. Y tú eres el beneficiado. Así que…tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  22. PERDONAR ES UN SENTIMIENTO, NO UNA PALABRA En mi opinión, todavía quedan muchas personas que no tienen claro qué es eso de perdonar. Se conforman con decir “te perdono”, y con eso creen que ya está resuelto el asunto. Lo único que consiguen con eso es distraer a su conciencia, que les está incordiando exigiendo una revisión y reparación de los hechos que han sucedido. Se auto-engañan. Perdonar, en demasiadas ocasiones no es más que un acto de soberbia (Soberbia: Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás), un acto de orgullo (Orgullo: Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimiento de superioridad), por el que uno mira al perdonado por encima del hombro, con altanería, haciéndole ver que “yo soy perfecto, admirable, y tú eres reprochable, indigno, y eres menos que yo”. Es recomendable revisar cómo ha actuado cada uno cuando ha “perdonado”, para saber si es que ha perdonado realmente o si se ha quedado en un paseo triunfal de su ego acompañado del brazo de esa caridad cristiana que hay que mostrar de vez en cuando. O si, apropiadamente, se ha dado cuenta de que las otras personas no siempre aciertan con sus actos –como nos pasa a nosotros también-, y a veces –aunque nos desagrade lo que ha sucedido- no había intención por la otra parte de hacer daño, y hasta hay argumentos razonables que podían explicar por qué el otro hizo lo que hizo… pero… un ego muy susceptible lo ha sentido como un ataque directo e intencionado por lo cual se le hace difícil perdonar. El perdón se basa en la comprensión del hecho. Si se llega a comprender viéndolo sin implicación personal, objetivamente, puede resultar más sencillo hacerlo. Y si se mira desde el punto de vista de la otra persona, desde sus circunstancias y condicionamientos, es posible descubrir algo que desde nuestros ojos no se ve. Los casos en que el otro ha hecho un daño intencionadamente, siendo consciente de lo que estaba provocando con su acción, no siempre son merecedores de un perdón. A mí eso de perdonar “setenta veces siete”, en algunos casos me parece que es difícil/imposible realizar. Porque el perdón no es una palabra: es un sentimiento. Y si no lo sientes de verdad, no sirve. No es perdón: es hipocresía. “Yo perdono pero no olvido” es de lo más absurdo. Si se mantiene el hecho en el recuerdo, es muy posible que se recuerde junto con los sentimientos que produjo, y aunque uno diga de boquilla que perdona, lo cierto es que mantiene el hecho vivo por si algún momento aparece la ocasión de ¿vengarse? Sólo tiene sentido la frase si uno añade una coletilla, o un paréntesis, donde diga: “No olvido que en una ocasión, intencionadamente, actuaste contra mí para perjudicarme”. En este caso está bien tener prevención, por si acaso se repite, pero también –y aún pecando de inocentes o bien pensados- hay que dar una oportunidad –con cuidado- de que demuestre que en otra ocasión será distinto. Perdonar es el acto de relacionarse desde el Ser Humano que uno es hacia el Ser Humano que el otro es. La vida de ambos es un camino de aprendizaje en el que empezamos con las alforjas vacías, y cada uno va metiendo en ellas lo que la vida le ofrece y él es capaz de coger, o sus propias creaciones hechas a partir de la reflexión y la experiencia, y no siempre nuestra escala de valores o nuestros principios coinciden con los del otro, por lo que el hecho de que el otro actúe de un modo distinto al modo que uno mismo hubiese utilizado es algo común. Es conveniente aceptar las acciones del otro que nos llevaron a sentirnos enojados o heridos. El que odia sufre más que el odiado. El odiado puede olvidar sus hechos y quedarse desalterado, pero el que odia mantiene vivo el resentimiento, lo vuelve a padecer cada vez que recuerda el hecho, mantiene la herida abierta. Sigue sufriendo. Mantenerse en el rencor es perjudicial para el estado anímico y emocional de la persona. Perdonar, de corazón, nos libera de una sufrida carga. Permite que nuestro corazón se sienta feliz y nuestra mente descansada. Ponte en el lugar del otro… y tal vez te cueste menos perdonarle. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  23. LOS PENSAMIENTOS OBSESIVOS Y TÚ: UN MAL MATRIMONIO. En mi opinión, las personas que padecen la dictadura de los pensamientos obsesivos deberían tener preparadas soluciones para cuando se presentan, de modo que puedan evitar el sufrimiento que les aportan y tener una mente más relajada y menos agresiva. En general, no tenemos claro dónde empiezan y dónde acaban lo que son los pensamientos, y dónde empezamos nosotros; qué corresponde a la mente que actúa por su cuenta y qué corresponde a la mente que funciona bajo nuestro control. Insisto muy a menudo en la necesidad, que debería ser inaplazable, de aprender y conocer el funcionamiento de la mente, cómo actúa el inconsciente, y aprender a observar y gobernar a ambos antes de que nos conviertan en sus víctimas sufrientes. Algunas personas sufren los pensamientos obsesivos, y no saben cómo salir de ellos. Estas son algunas nociones y pautas que conviene conocer. La primera es que los pensamientos son solamente pensamientos, y nada más. No es necesario darles entidad, ni sufrir por cosas que no pertenecen a la realidad sino a la dispersión –casi siempre negativa o pesimista- de unos procesos mentales que ni siquiera promocionamos nosotros. Lo mejor para quien padece esta situación es no hacerles caso. Quienes los padecen, dirán que es imposible, que tienen preponderancia y les gobiernan. Que no pueden pararlos. (En realidad, es que no saben pararlos y deshacerse de ellos) Lo menos acertado es enredarse en ellos y con ellos, ponerse a discutir, querer echarles a gritos, o enzarzarse en conversaciones interminables… porque eso es, precisamente, lo que quieren. Esos pensamientos obsesivos giran en torno a ellos mismos, no avanzan, y parecen encontrar más placer en repetirse y alterar que en encontrar una respuesta. Y aunque encuentre una respuesta, ésta no va a ser satisfactoria porque ese tipo de mente no se va a conformar con ninguna que aparezca. Y aunque llegase a encontrar una respuesta con aires de ser la verdadera, difícilmente sería acertada y válida porque estaría tomada desde una ofuscación mental con la falta de la ecuanimidad y la objetividad necesarias para cualquier toma de decisiones que sea sensata. Esos pensamientos son irrazonables, por lo tanto es imposible razonar con ellos. No admiten la lógica, la sensatez, la cordura de las reflexiones bien ejecutadas, la contundencia de la verdad y el raciocinio. Le han dado mil vueltas a los mismos pensamientos y no ha servido para nada. Y aunque se encuentre una respuesta que parezca adecuada, unos minutos después será volteada y desechada. Pretender encontrar una solución adecuada con la premisa de unos pensamientos incorrectos es un absurdo. Y una temeridad. Esos pensamientos no valen, carecen de lucidez, es mejor desecharlos y aplazar el tema para otro momento en que uno sí puede ser objetivo y verlo con una mente serena. Es mejor no intervenir en ellos. Sí, ya lo sé: es difícil y parece imposible, pero es lo más adecuado. Si acaso, observarlos, que es como observarse uno mismo. Pero es mejor no intervenir. Por supuesto que en el momento en que se presentan parecen incontrolables, y uno se enfada consigo mismo por eso de no poder controlarlos y acabar siendo su víctima sufriente, pero conviene tener paciencia con uno mismo, disculparse, evitar ese enfado inapropiado. Lo mejor, y casi lo único que se puede hacer en esos momentos, es no prestarles atención, no responderles, no intervenir, dejarlos que se vayan diluyendo por sí mismos. Responderles es la acción menos indicada, porque es lo que ellos pretenden: involucrarnos en su desquiciado juego. Por tanto, es mejor separarse de ellos, no prestarles nada de atención, y ocupar la mente con un pensamiento deseado y elegido por uno mismo. Si se le presta atención a uno de esos pensamientos obsesivos tratando de razonar con él –misión imposible-, o esforzándose en echarle -con lo cual ya se ha entrado en su juego-, se le está reforzando y dando más vida. Si la mente siente que se le presta mucha atención a ese pensamiento, puede pensar que se debe a que es importante para el pensador y no hará nada por borrarlo o relegarlo al olvido, sino que lo mantendrá vivo, en primera línea, y lo presentará a menudo creyendo que con ello nos hace un favor. La dirección de un buen psicólogo es la mejor ayuda. Seguir cualquiera de las ideas escritas puede ser un alivio, aunque sea momentáneo, para ir deshaciéndose de ellos. NOS RESULTARÍA MUCHO MÁS SENCILLO OLVIDAR LAS COSAS DOLOROSAS O DESAGRADABLES SI NO INSISTIÉSEMOS TANTO EN RECORDARLAS. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  24. CREE A QUIEN CREA EN TI En mi opinión, las personas que tienen una baja o nula autoestima tienen un hándicap contra el que tienen que lidiar, y es un enemigo potente y difícil porque le damos más poder del que realmente tiene. La autoestima se sustenta sobre una idea, y no siempre sobre una realidad –que sería más atinado-, así que está por encima de la propia objetividad y manda sobre las buenas palabras que uno se puede llegar a decir… si éstas no van rebosantes de una firme creencia en ellas. Quien tiene la autoestima baja duda de la veracidad de sus virtudes y cualidades, las minusvalora, las menosprecia, o directamente las niega. Queda, por tanto, imposibilitado para apreciarse con objetividad. Y ya que uno no dispone de la imparcialidad, ni la ecuanimidad, ni la rectitud y honradez imprescindibles para juzgarse con justicia, no está nada mal empezar a confiar en las personas que creen en uno. Por supuesto, siempre y cuando lo que nos digan sea sincero y no solamente una mentira piadosa para reconfortarnos. Tal vez ellos ven mejor lo que nosotros nos sabemos o no queremos o no podemos ver. Si alguien cree sinceramente en nosotros es porque es capaz de ver lo que desde nuestra visión obtusa y distorsionada no somos capaces de captar. Cuando alguien diga algo positivo –y sincero- acerca de nosotros, no hay que rechazarlo indiscriminadamente, no hay que recurrir a una posible humildad que tal vez esconda o suplante a nuestra falta de autoestima, no hay que descartarlo por sentirse indigno de tener ese o esos atributos. Hay una frase de Karlfried Graf Dürckheim que me encanta y me parece muy clarificadora: “LA VERDADERA HUMILDAD NO CONSISTE SÓLO EN NO QUERER PARECER MÁS DE LO QUE UNO ES. ES TAMBIÉN ACEPTAR SER MÁS DE LO QUE UNO PARECE SER. HAY UNA FALSA MODESTIA QUE ES, SENCILLAMENTE, MIEDO A LAS RESPONSABILIDADES”. Uno es nada y la mayor grandeza al mismo tiempo. Uno es polvo y uno es el Todo dentro de su Universo Personal. Si algunas condiciones le han llevado a uno a tener un concepto pobre de sí mismo, y por eso uno no es capaz de apreciarse por lo que es -aún dentro de sus limitaciones y circunstancias-, y si uno no se valora con equidad, con amor y respeto, entonces y hasta que llegue a ese convencimiento por sí y en sí mismo, le conviene escuchar y creer a quien cree en él. No es el modo más correcto, pero es un buen camino por el que empezar a andar. No dudes, no desconfíes de la franqueza de quien –sinceramente- te habla bien de ti. Tiene razón. Ve lo que tú, en este momento, no eres capaz de ver. Dedícale tiempo a este asunto. Será una buena inversión. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  25. ¿POR QUÉ NOS DOMINA LA BAJA AUTOESTIMA? En mi opinión, la baja autoestima –y aún más la falta de autoestima- es la culpable de la mayoría de los conflictos personales. Hice un estudio durante varios años entre personas que se encontraban en un momento complicado de su vida, porque no estaban satisfechos en general, o porque la relación consigo mismos era complicada y faltaba la ilusión en sus vidas. Cada persona lo planteaba de un modo distinto y había bastantes diferencias en sus situaciones personales, pero en un 95% de los casos detrás de esa inquietud, de esa insatisfacción, había una autoestima en niveles muy bajos. Es como la pescadilla que se muerde la cola, como un círculo vicioso del que resulta complicado salir, porque la falta de autoestima frena el que uno se ponga en marcha para afrontar y resolver sus asuntos, y al mismo tiempo y al no resolver los asuntos, la autoestima cae más aún. Una de las complicaciones para resolver el asunto de la autoestima es que ésta se aloja en lo inconsciente, y por lo tanto nos afecta continuamente, y sólo somos conscientes de su afectación cuando prestamos plena atención, cuando con la mente dirigida por nosotros ponemos ecuanimidad a lo que somos, a quienes somos y a lo que nos está pasando; entonces podemos ver con objetividad que valemos más de lo que creemos o que tenemos más cualidades de las que nuestra pesimista baja autoestima nos hacer creer. La creencia firme de quiénes creemos que somos, el auto-concepto, está incrustado en lo inconsciente y no admite modificaciones así por las buenas. No tiene ningún interés en cambiar esa idea porque está muy arraigada y existe un convencimiento fuerte. Es necesario un trabajo personal muy intenso y muy profundo para cambiar el auto-concepto propio. No vale con darse un día unas palmaditas y dedicarse unas palabras benevolentes. Es necesaria la implicación personal, porque uno conscientemente puede darse cuenta de su realidad objetivamente, y puede pensar más o menos bien de sí mismo, pero las modificaciones hay que hacerlas en el inconsciente ya que es él quien manda en ese aspecto. Actúa de un modo automático, así que mientras no se le cambie ese automatismo su idea seguirá siendo la misma. Se imponte por tanto sacar esas ideas del inconsciente y cambiarlas por otras más ciertas, más acordes con una verdad objetiva en la que las cosas no son tan malas y hay una cierta tolerancia para nuestra forma de ser o para algunas de nuestras actuaciones. No siempre somos culpables del que estamos siendo en este momento, así que conviene revisar si eso que ha hecho que la autoestima baje tiene alguna lógica y contiene la verdad suficiente como para tumbarnos, o si es una excesiva auto-exigencia en aspectos para los que uno no está preparado la que nos hace creer que no valemos… o si es que uno ha caído en la indeseable trampa de las comparaciones. Nos domina la baja autoestima porque nos rendimos ante ella. Nos hacemos pequeños, nos quedamos petrificados, nos encogemos rogando ser invisibles porque ante nuestra vista es algo invencible. Y no es así. Tenemos el arma poderosa que puede hacernos vencer en esta contienda: el Amor Propio. El desterrado Amor Propio sigue estando. Asustado y escondido, pero sigue estando. Y se trata de encontrarlo y recuperarlo. Se trata de tener una conversación con uno mismo, sincera, amable, llena de comprensión hacia ese ser cargado de extravíos y desorientaciones que cada uno es; una conversación que proponga un arreglo, un pacto, y un concilio que lleve a una reconciliación. Se trata de encontrar donde sea un poco de dignidad, de respeto propio, de la comprensión de que esa situación no conduce a nada positivo y condena a una vida llena de insatisfacciones, y a permanecer en un pozo que cada vez es más hondo y más oscuro. Cualquier esfuerzo que requiera mejorar la autoestima será larga y generosamente compensado y recompensado. Uno es el beneficiado directo de cualquier mejora que haga sobre su autoestima, así que el premio es tangible… y promete una vida mejor. (Si quieres acceder a más de 300 artículos relacionados con la autoestima, accede con este link: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,62.0.html) Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
×
×
  • Create New...