
buscandome
Warianos-
Posts
1,695 -
Joined
-
Last visited
-
Days Won
23
Everything posted by buscandome
-
EL MIEDO A TOMAR DECISIONES EQUIVOCADAS En mi opinión, cada vez que se toma una decisión hay que contemplar seriamente la posibilidad de que no sea la óptima o que ni siquiera sea una correcta. Del resultado de las decisiones no se puede estar seguro. Se puede presuponer, pero también puede haber variables –propias y ajenas- que influyan para que no se produzca lo pre-supuesto. La equivocación es una de las posibilidades. Conviene dejarla en el mínimo porcentaje posible –y para eso se debe reflexionar- pero es difícil que esa posibilidad desaparezca del todo. El riesgo en estos casos es la parálisis por un exceso de análisis. No hacer algo por miedo a equivocarse ya es una equivocación. Estoy de acuerdo en aplazar las decisiones cuando hay muchas dudas, hasta estar más seguro, pero no estoy de acuerdo en aplazarlas continuamente cuando no hay una razón muy evidente para ello. Cuando la única razón es el miedo… es una mala razón. Las circunstancias de nuestras vidas nos obligan a tomar miles de decisiones, desde las más simples –qué ropa me pongo hoy, qué como- hasta aquellas de las que dependen nuestra economía, la vida sentimental o el resto de nuestra vida. Es recomendable tomar la decisión que se supone acertada y seguir con ella por lo menos hasta que demuestre que no nos lleva hasta los resultados deseados. Y si no da el resultado apetecido…pues se saca todo el aprendizaje que nos haya aportado hasta entonces y eso se utiliza para la próxima decisión. El amor propio, la comprensión, la desdramatización, o la benevolencia, pueden colaborar para que el resultado indeseado de una decisión no se convierta en una fatalidad, una tragedia infinita, una catástrofe que nos condene al destierro, o el fin el mundo. “Errar es de humanos”, se dice. También se dice “nos soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”. “¿Cómo puedes saber que es la decisión incorrecta si nunca la tomas?”. “Cuando tus valores son claros para ti, tomar decisiones se vuelve más fácil”. La decisión más importante que puedes tomar –y en la que nunca te equivocarás- es la de aceptarte y seguir amándote… a pesar de que de vez en cuando te equivoques. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
NO SIEMPRE TODO DEPENDE DE TI En mi opinión, esta frase explica qué es esto de vivir, ya que expresa una norma existente que no siempre nos apetece acatar. La norma es que no siempre todo depende de uno. Por mucho que moleste que sea así, por mucho que uno se empeñe en querer tenerlo todo a su gusto, por mucho que uno crea tener todo atado y bien atado, al final siempre puede haber algo externo que interfiera y estropee nuestras previsiones. En casos más elevados de percepción, o de fe, o de imaginación, uno puede llegar a creer o comprender que todo lo que pasa forma parte de un Plan Divino, un Plan de Desarrollo Integral del alma a lo largo de varias encarnaciones, del karma, y que lo que nos pase –sea lo que sea- es por nuestro bien. Hay cosas que dependen de nosotros y cosas que dependen de los otros o de Lo Superior. Las nuestras las podemos controlar más o menos. Las otras, no. De ningún modo. Por más que nos empeñemos… no. Conviene responsabilizarse de la vida y de las cosas de la propia vida, hacer con ellas lo mejor que se pueda, poner empeño y esfuerzo, pero se debe contar con la posibilidad real de que al final no salga según lo previsto y tener decidido que eso es algo que no nos ha de frustrar. Existe la posibilidad de que algo salga bien y la de que salga mal o no salga. Mientras más porcentaje tengamos de lo primero, mejor. Pero hay que contar con lo imprevisto, lo impensado, los contratiempos, los otros… o el destino. En cualquier caso, lo interesante siempre es tener una buena tolerancia a la frustración para impedir que eso nos afecte con su daño y dolor. Conviene no dar poder a las cosas externas que pueden amargar nuestra relación con nosotros mismos. Ni la vida ni el mundo nos pertenecen. Nosotros les pertenecemos a ellos. Hay cosas contra las que no nos podemos revelar y sólo tenemos la opción de acatar y es mejor hacerlo sin rabia ni sensación de derrota. Casi nada está bajo nuestro control y eso nos cuesta aceptarlo. Y a pesar de ser así, nos exigimos el acierto y la perfección, queremos siempre que todo sea según nuestros deseos. Hay que entender con claridad que cuando algo no depende de nosotros… ¡¡pues no depende de nosotros!! Decidir sí podemos. Que se cumplan nuestras decisiones no siempre depende de nosotros. Te sugiero que no te responsabilices y que no te penalices por las cosas que no dependen de ti. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
DEJARSE ENCONTRAR POR DIOS Este es el momento de encontrar la calma y eludir las prisas. Serenidad. Silencio. Los ojos abiertos hacia adentro. Parar… y sentir. SENTIR. Escuchar dentro. O sea, SENTIR. TIEMPO, SILENCIO, y SENTIR. Esta es la fórmula mágica para dejarse encontrar por la sabiduría y por Dios. Quédate quieto. Esperando, pero sin expectaciones ni ansias. Sabiendo que no llegará precedido de trompetas y tambores, ni es externamente deslumbrante. Se trata de probar el estremecimiento de sentir. Alargar el sentimiento, permitiendo la claridad. Dejar los diálogos internos dormidos, parado el deseo, todo en descanso. Escuchar la llamada, en medio del ruido y las distracciones, de un pájaro que nos dice en su lenguaje de pio-pio que es Dios. Escuchar a una flor, que nos dice en el lenguaje de los colores y las formas, que es Dios. Escuchar un amanecer, que nos dice en el lenguaje de la luz que es Dios. Y sentirlo. Nada más –en principio- que ser consciente de todo ello, nada más que darse cuenta de que todo ello sigue allí, sin preocuparse de nuestra atención o no. Desocupar la mente de viejos prejuicios archivados. Tirar en un camión de basura casi todo lo guardado. Permitirse ser un campo necesitado de siembra y abono. Darse el gusto enorme, y la satisfacción completa, de no tener que ser algo o alguien concreto, ni es preciso cumplir unos mínimos necesarios, ni saber de simbolismos o tener conocimientos esotéricos, ni nombres de importantes, ni frases afortunadas. Ser Uno. UNO. No un número, sino UNO MISMO. Ser todo y ser nada. No necesitar ocupar un orden en una escala, ni méritos adquiridos, ni batallas ganadas; que sea suficiente ser una mínima pisada, algo insignificante. Ser también un Dios de andar por casa o ser la expresión más grande de la creación humana, pero sentirse, saberse vivo y en calma. Estar quieto y vacío para recibir lo que se nos mande. Saber que la vida no son solamente momentos trascendentes, sino que la vida también es lo cotidiano y cuando no pasa nada. Dejar quieto el pensamiento. Dejar descansar el alma. Olvidar las prisas y las urgencias. Estar receptivos a Su llegada, para que cuando llegue Dios encuentre nuestra vida en calma. Permitirse ser recorrido por el escalofrío que anuncia la llegada de Dios. Permitirse ser menudo, ser deseo de Sus caricias, y sentirlas en el alma. Cerrar los ojos y sentirlo todo, porque Dios es TODO. Es un paseo arbolado, un camino entre hierbas, la música, el aire, el pan, la lluvia que nos moja y la cotidiana esperanza. Dejarse encontrar por Dios. Somos sus hijos y nos busca. Abrir los brazos y esperar ser abrazado. Estar atentos para que en el momento que quiera contactar con nosotros estemos conscientes y no nos encuentre ocupados, distraídos con otras cosas y sin poder recibirle. Al final de nuestra vida tal vez lo único que de verdad importe es que hayamos realizado el reencuentro, y toda la alegría que hayamos podido repartir, el poso que haya dejado la Vida en nuestra alma, tanto el amor que nos hayan entregado como el que nosotros ofrecimos… Y al final, como ya fue al principio, Dios. Dejarse encontrar por Dios. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
¿QUIÉN TIENE EL PODER SOBRE TI? En mi opinión, el poder sobre nosotros, sobre nuestros sentimientos o reacciones, sobre nuestra estabilidad personal y emocional, es algo que no deberíamos entregar a nadie. No es recomendable. Es cierto que las emociones nos pueden a veces. O casi siempre. Es lo que tiene esto de ser Humanos: que nos vemos bamboleados por ellas para lo bueno y para lo menos bueno. Pero el hecho de que sea así no nos condena a tener que quedarnos en la parte sufriente de esa situación. Tenemos la libertad –y la obligación- de tomar nuestras propias decisiones para gobernar nuestra vida. Tras el terremoto inicial que nos provocan algunas emociones ha de venir el momento en que uno se haga cargo de su situación –desde la serenidad y la objetividad-, y deje de obedecer sumisamente a los impulsos primarios, a las reacciones descontroladas, a la derrota sin lucha, y se haga cargo de sí mismo. Es muy conveniente evitar que ni los otros ni las circunstancias tengan poder sobre nosotros y nuestras decisiones, sobre nuestra vida y futuro. Y eso se consigue responsabilizándose. Siendo consciente de que uno tiene que afrontar las situaciones que se le presentan y tiene que resolverlas del modo más favorable en vez de quedarse impávido y sufrido ante lo que se presenta. La prueba de lo anterior se verifica con el hecho de que la misma situación o el mismo acontecimiento afectan a cada uno de un modo distinto. Lo que para uno puede ser una tragedia para otro no es más que un pequeño incidente. Lo que para uno es emocionante para otro es anodino. Somos nosotros los que adjudicamos los adjetivos a cada cosa, y les otorgamos la capacidad de afectarnos o dejarnos indiferentes. En mi opinión, tenemos que afrontar y resolver todo aquello que nos afecta, al mismo tiempo que tenemos que ponernos a salvo de las cosas que nos desestabilizan o perjudican. Tenemos que revisar nuestras reacciones, el porqué y el para qué de lo que hace nuestro inconsciente, las costumbres que no se han actualizado, los modos de hacer que actúan por su cuenta… todo aquello en lo que estemos involucrados se ha de hacer visible para poder modificarlo desde el consciente. Lo inconsciente puede convertirse en nuestro enemigo. No debemos permitir que una palabra ofensiva ajena nos saque de nuestro centro, que las opiniones de los otros tengan más valor que las nuestras propias, que cuando algo no salga a nuestro gusto explotemos, que la rabia tome el control de nuestra vida a veces, que la tristeza se quede más tiempo del necesario cuando ya no es necesaria, que el dolor se haga crónico, o que los otros con sus palabras o sus actos condicionen nuestra estabilidad. Es mejor que estés por encima de las reacciones momentáneas y tengas control sobre tus reacciones y sobre todo aquello que te perturba y todos aquellos que te descentran. Es tu tarea. Hazlo. Por tu bien. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LA VIDA ES UN CÚMULO DE EQUIVOCACIONES En mi opinión, la auto-exigencia rígida y obsesiva por la perfección en nuestros pensamientos, nuestros actos, o en las decisiones, nos grava con una carga y una tensión que espanta bastante a la paz –e incluso a la felicidad- de nuestra vida. Todos nos hemos equivocado varias o muchas veces. Nos seguimos equivocando. Nos seguiremos equivocando –confiemos en que cada vez menos-. La vida de todos y cada uno de nosotros se va convirtiendo en un cúmulo de equivocaciones porque nos presenta demasiadas cosas nuevas y desconocidas a lo largo de su duración y… no estamos preparados para resolverlas. Sería muy conveniente desdramatizar todo aquello que nos hace daño de algún modo, y esto se debe aplicar en general; en el caso de las equivocaciones… pues las asociamos a fracaso, a torpeza, a pérdida, y nos llevan al propio menosprecio o desprecio invitándonos a la frustración, por supuesto que equivocadamente ya que su función debería ser la opuesta precisamente: cada equivocación nos debe conducir al aprendizaje. Es el precio que tenemos que pagar por algunas enseñanzas. Y es, de momento y mientras nuestros educadores no hagan bien su tarea, el único método que tenemos para aprender. Tal vez ya conozcas mi opinión: sólo hay una forma de hacer las cosas bien y hay millones de formas de hacerlas mal, por lo que la no equivocación acaba convirtiéndose en casi una excepción. Las equivocaciones –exceptuando las que afectan muy gravemente- deberían ser como las caídas de los niños que están aprendiendo a andar: un contratiempo sin importancia. Si acaso, merecen un breve llanto sin trascendencia, pero jamás han de ser un motivo de reproche o de fracaso. El niño que ha caído se levanta y, una vez que ha aprendido lo que no tiene que volver a hacer para no caer de nuevo, en ese mismo instante se olvida. Será un acto de generosidad y de amor propio ser más comprensivo con nuestras “equivocaciones”, y será mejor que no nos maltratemos debido a ellas y que seamos nosotros mismos los que nos ayudemos a levantarnos, a sacudirnos el polvo, nos mostremos una sonrisa de ánimo, y sigamos adelante sin arrastrar nada negativo. Nos llevaremos la enseñanza y dejaremos atrás el contratiempo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
QUE NADA TE HAGA PERDER TU RISA En mi opinión, la capacidad de reír es algo que no deberíamos perder nunca. Podemos dejarla sin usar en ciertos momentos que requieren seriedad, o en momentos de tristeza –que hay que atenderlos y respetarlos cuando se presentan-, pero no debemos perderla definitivamente. Ni siquiera dejarla sólo para ocasiones muy esporádicas. QUE NADA TE HAGA PERDER TU RISA. Que a ningún inconveniente le des el poder suficiente para que pueda arrebatártela. Que ninguna desesperanza te sume a su desesperación. La vida sigue a pesar de nuestra actitud con respecto a ella. El mundo va a seguir girando igual. Perder la risa, perder ese encanto sonoro, es una pérdida grave. QUE NADIE TE HAGA PERDER TU RISA. Nadie. Que nadie te amargue ni te mortifique. No le des el poder a los otros para que gobiernen a su antojo tus estados de ánimo, tu naturaleza, tu estabilidad emocional. Las cosas son todo lo graves que uno quiera creer. Son tan graves como uno quiera interpretarlas. Incluso perder un ser querido, o las desgracias que se presentan en nuestra vida, o los planes que no salen bien, son cosas que podemos estar padeciendo y al mismo tiempo mantener intacta la capacidad de reír más adelante, y que tras la mueca triste que se forme en nuestros labios amanezca en algún momento una sonrisa tibia –como el sol justo cuando amanece- que se acabe convirtiendo en una risa brillante -como un sol de mediodía-. En este momento de mi vida, que es uno de los más complicados que he vivido, cuando parece que tengo motivos suficientes para quedarme a vivir indefinidamente en la pena y la tristeza, me estoy riendo más que nunca y creo que eso está siendo mi tabla de salvación. Sumirme en la desesperación y no querer ver más allá de ese panorama sombrío que se me presenta ahora no me va a aportar nada positivo. No todo lo que me sucede va a ser negativo ni va a conseguir que cada día me hunda un poco. Esto que me sucede, pasará. Pero yo seguiré. QUE NADA TE HAGA PERDER TU RISA. Cuando uno ríe hace crecer la esperanza, la confianza en que las cosas pueden ir bien, incluso al verse reír uno a sí mismo el inconsciente y el ánimo van a creer que uno es feliz y se van a comportar como si realmente lo fuésemos. Reír es una bendición. Verse reír a uno mismo en esos momentos que parece que los quiere acaparar la desesperación es una maravilla y reír entonces no es síntoma de irresponsabilidad sino de sabiduría. Tu risa es uno de tus tesoros. No la pierdas ni permitas que te la arrebaten. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LAS VENTAJAS DE USAR LA INDIFERENCIA En mi opinión, la indiferencia puede ser -y es- una excelente aliada para impedir que nos afecten algunas de esas cosas que tanta insatisfacción y displacer nos provocan. Llamamos indiferencia a ese estado de ánimo en que no se siente inclinación ni repugnancia hacia una persona, objeto, o asunto determinado. Ni nos motiva ni nos altera. Ni nos aporta algo beneficioso ni tampoco algo perjudicial. Sólo nos provoca despreocupación. Es muy beneficiosa. Nos permite apreciar las cosas con objetividad porque, precisamente, nos evita implicarnos emocionalmente con las cosas. No es una falta de sentimientos, sino un control de los mismos. Es no permitir que nos afecten las cosas desagradables en exceso o de un modo sufriente, sino prescindir de ellas y, sobre todo, prescindir de la incomodidad o la amargura que nos pueden proporcionar. Conviene, y mucho, reflexionar sobre la posibilidad de desarrollar y utilizar esta opción con asiduidad. Nos librará de muchas incomodidades. Se trata de restarle protagonismo y fuerza a las cosas que nos contrarían, a dejar que el enojo se diluya pronto y no nos enrede con sus inconvenientes, comprender que muchas cosas no son tan graves como aparentan, y que somos nosotros –sólo nosotros- quienes otorgamos a las cosas el poder de perjudicarnos. En la indiferencia –hacia ciertas personas o ciertas cosas- no se dan los apegos, ni buenos ni malos; no hay preocupación ni expectativas que pueden ser incumplidas, no hay tensión ni ansiedad: hay pasividad, tranquilidad. Todo lo que hay es de agradecer. Tal vez sea muy provechoso revisar el valor y el poder que les otorgamos a algunas cosas, la involucración excesiva con que nos metemos en otras, los disgustos que nos llevamos por nimiedades, lo desaforado de nuestros sentimientos en ocasiones… En la indiferencia hacia el otro no hay ni habrá rencor, porque no hay apegos. No hay sentimientos desagradables. Piensa en las cosas a las que no das importancia –como el resultado de la liga de baloncesto de Taiwán, por ejemplo- y te darás cuenta de que te es indiferente. Aplica esto mismo a algunas facetas o personas de tu vida y, si lo consigues, comprueba el cambio que se efectuará en ti. La indiferencia hacia las cosas que tú decidas es tu mejor regalo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
HUIR ES UNA MALA DECISIÓN En mi opinión, esa reacción mitad humana y mitad cobarde de salir huyendo cuando nos enfrentamos a una situación que no es de nuestro agrado no nos beneficia de ningún modo… y sí nos perjudica. Entiendo -y hasta recomiendo- aplazar la toma de algunas decisiones si uno se da cuenta de que no está en un momento de clara objetividad, si cree que su estado alterado le puede llevar a encontrar soluciones erradas por nacer de la desesperación, del miedo, de la impaciencia, o del desconocimiento, así que si se puede esperar un poco es muy recomendable no hacer las cosas “en caliente” si no estamos absolutamente seguros. Huir es aplazar los asuntos a resolver. Es una mala decisión. Resolver implica afrontar y buscar la solución. Huir del conflicto es autorizar a que ese “lo que sea” siga estancado o creciendo mientras que no se resuelve por falta de responsabilidad. Vivir implica tanto disfrutar de las partes agradables de la vida como de aquellos obstáculos puntuales que hay que solucionar para que no sigan incordiando. Y así hay que hacerlo. Todo lo que ocurre parece que ocurre por algo y para algo, y aceptar y asumir esto hace más fácil superar los malos momentos sin huir. Las huidas tienen algo de lo que no se suele ser muy consciente, y es el hecho de que cuando uno huye no lo hace de los problemas sino de sí mismo. Huye porque no se siente seguro en la situación que se le ha presentado. Huye porque no quiere afrontar las consecuencias de una decisión no acertada. Un poco de amor propio –aunque es mejor si es mucho en vez de poco- ayuda a asumir las consecuencias. Y la contrariedad de las huídas es…que cuando se llega al lugar de destino uno y sus asuntos también están allí, con lo que no se resuelven alejándose, sino que siguen vivos y a nuestro lado. En la vida se van a presentar, sin duda, situaciones ásperas que no van a ser fáciles ni de nuestro agrado. Conviene tener claro que hay que afrontarlas, que hay que resolverlas, que no hay que huir. Y enfrentarse a eso forma parte de vivir. Busca soluciones en vez de buscar modos de huir. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
ME ASOMBRO DE MI VIDA En mi opinión, el hecho de adjudicarle a nuestra propia vida la depreciación de la cotidianeidad, de estar acostumbrados a nuestra insistente continuada presencia, de poder vernos siempre en todos los sitios y a todas horas, hace que no le demos importancia a ese hecho tan excepcional que es convivir con uno mismo. A mí también me ha pasado eso durante toda mi vida justamente hasta que hace unos días, en medio de una conversación que no tenía nada que ver con este asunto, de pronto me sorprendí a mí mismo diciendo: “Bastante tengo con asistir asombrado a mi propia vida”. Eso me llevó inevitablemente a una reflexión larga, profunda, desde un punto de vista que jamás antes utilicé, viendo las cosas de un modo que antes estuvo invisible a mis ojos y mi mente, comprendiendo todo lo que ha sido mi vida de una manera que tal vez no se hubiera dado si no hubiera construido, consciente o inconscientemente, esa frase que ha servido de disparadero para tener un nuevo enfoque de lo que ha sido mi vida hasta ahora y de una comprensión que creo que de ningún otro modo se hubiese dado. No quiero decir con esto que esa sea la frase esencial del principio de la solución de algún asunto personal, ni que sea mágica o milagrosa, sino que a mí me ha servido del mismo modo que a otra persona le puede servir el anuncio de una bebida refrescante, o un sueño, o una experiencia mística. Tengo 62 años el día que escribo esto, lo que quiere decir que acumulo ya 62 años de experiencias continuadas en este vivir conmigo. Me tocó pasar por una infancia de desatenciones en lo emocional, acostarme muchas noches sin cenar, vivir en una casa sin luz, pasar frío en los inviernos, tener carencias... En una ocasión una gitana me dio una onza de chocolate, lo que es un ejemplo claro de cuál era mi situación y cómo estaba yo entonces. He trabajado mucho y estoy bien. Pero no olvido mi infancia. Soy, sin duda, una persona que ha vivido atormentado y marcado por muchos traumas –algo queda todavía por ahí, pero poco- y que me he encontrado con muchos impedimentos, de algunos de los cuales he logrado desembarazarme y otros aún permanecen acechando y afectando desde la sombra. Todo este necesario preámbulo para poder conocer el origen de mis reflexiones. ¿Quién es este que ha sido capaz de hacer lo que ha hecho partiendo de la nada? ¿Quién es esta persona que ha ido viviendo su vida con más voluntad que conocimiento, que ha dado muchos pasos sin saber cómo ni por qué ni para qué, que ha soportado un corazón seco y ha acallado muchas lágrimas? ¿Quién es este que ahora todos los días se asombra de estar conmigo mismo, de estar bien, de asistir asombrado a mi propia vida? Y si digo que me asombro no me refiero a los logros, sino a que he estado siempre ahí, que he estado siempre a mi lado, y no porque fuera imposible separarme de mí, sino porque he seguido conmigo sin desalentarme, sin maldecir ni quejarme, sin abandonar ni rendirme, sin dejar de darme ánimos y afrontar cada una de las situaciones que me ha tocado vivir. “Bastante tengo con asistir asombrado a mi propia vida”, porque mi vida, como todas las vidas, como las vidas más duras y las más difíciles, las que tienen más motivos de queja o rendición, las que casi ni se pueden nombrar como humanas, las que están encharcadas de lágrimas, y las menos agraciadas, son vidas que merecen la atención y merecen el acompañamiento propio aún en los momentos más duros. El asombro ha de presidir cada una de las vidas. Si se aprecia con atención, es asombroso poder comprobar cómo cada uno –a pesar de los contratiempos- tiene un empuje vital que va más allá de la vida a la que nos obligan los latidos del corazón, y ese seguir adelante se protagoniza desde dentro, desde una certidumbre inexplicable que obliga a un paso más, a otro esfuerzo, a soportar un poco más porque lo bueno está un poco más adelante -porque el premio merece el sacrificio-, y a no rendirse aunque el mundo esté en contra y la luz haya desaparecido llevándose secuestrada a la confianza. Seguir. Una voz silente desde dentro dice que hay que seguir, que hay que dar otro paso más, que es necesario otro esfuerzo, que no hay que rendirse, que Dios aprieta pero no ahoga, que ya aparecerán las fuerzas de donde sea, que hay que tener fe o que hay que confiar en uno mismo aunque no se encuentre una razón contundente para ello. Y todo ello sin perder la capacidad de asombro por uno mismo, por los muros que ha sido capaz de derribar, por los gigantes a los que se ha enfrentado, por los momentos interminables que logró terminar, por los éxitos conseguidos, por salvaguardar la fe a pesar de todo, y por haber logrado poner a salvo la sonrisa y un poco de esperanza. Y poner a salvo a uno mismo, vencedor a pesar de que aparentaba no poder lograrlo. Esto requiere darse un abrazo, mirarse en el espejo y alegrarse, sentirse orgulloso o satisfecho, amarse, darse ánimos para seguir, cargar las baterías del optimismo, confiar en los efectos de la paciencia y la perseverancia, creer en la Magia o en algo Superior. Y seguir. Seguir imparablemente. Seguir con uno mismo, confiando en uno mismo, creyendo en uno mismo. Es lo que nos propone la vida. Y es de una belleza inenarrable y emocionante asistir con asombro a la propia vida y a la presencia de uno mismo en ella. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
NO BASTA CON PARECER: HAY QUE SER En mi opinión, en ocasiones somos capaces de llegar a tergiversar la realidad con naturalidad convirtiéndonos en cómplices de nuestras propias mentiras y auto-engaños, inventando verdades que no son ciertas, pasando por alto la parte de la realidad que no nos agrada, y poniendo a la vista y en primer plano algo que se asemeja al ideal que nos gustaría ser. El Yo Ideal es, básicamente, el Yo que nos gustaría ser. El que contiene en su base el ideal al que aspiramos. Lo Ideal es la excelencia, la culminación, el modelo perfecto. Pero… el Ideal sólo existe en la imaginación y no en la realidad. Y no existe porque está construido con aquello que no es posible, eso que sólo se queda en la utopía, una aspiración que queda lejos de nuestro alcance. El Yo Ideal sería la culminación de todas las cualidades pero, además, sublimadas, llevadas al límite de la culminación divinizada. Y somos Humanos. Y como Humanos esa perfección no queda a nuestro alcance debido a las limitaciones que la propia humanidad nos impone, a lo que se añaden las limitaciones de nuestro modo de ser, nuestra limitada inteligencia, o nuestra situación personal. El Yo Ideal es quien nos gustaría ser y como nos gustaría que nos vieran –y apreciaran y admirasen- los otros. Reúne todas nuestras aspiraciones y expectativas, nuestros sueños quiméricos, la idea magnífica que sólo podemos contemplar en la ilimitación fantasiosa de nuestra imaginación. Pero… la realidad no permite que eso sea así. Está bien tener aspiraciones y deseos de mejoramiento. Está muy bien. Está bien que uno quiera ser la mejor versión de sí mismo. Está muy bien. Lo que no está bien es mostrar como cierto lo que no es cierto, preocuparse de mantener una imagen idílica pero irreal en vez de dedicar ese mismo tiempo y esfuerzo a un mejoramiento real; no está bien manifestar ese Yo Ideal en vez de manifestarse uno tal como es. No basta con parecer, con aparentar, con fingir… eso no ayuda. Eso estanca. Así no se avanza. Hay que ser valiente y esforzarse por ser uno mismo. La integridad –que es el hecho de ser uno recto, honrado e intachable- es la referencia a la que debemos y podemos aspirar. Ser íntegro y ser digno son unas aspiraciones de referencia. Para mí, las mejores, son imprescindibles. Son un buen objetivo por el que esforzarse. Y la conciencia es una excelente aliada para conseguirlo. Y de ese modo, potenciando esas y otras cualidades, es como uno empieza a SER y ya no necesita seguir aparentando, o sea, fingiendo. Este es un asunto que requiere que le prestes atención. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
MUCHO CUIDADO CON LO QUE HACEMOS: NUESTROS HIJOS NOS COPIAN En mi opinión, en esa inconsciencia tan repetitiva de ser padres amateurs y no estar preparados adecuadamente para educar bien a nuestros hijos, cometemos torpezas que pueden llegar a ser irreparables. Es demasiada la responsabilidad que conlleva criar bien a nuestros hijos como para que lo hagamos despreocupadamente y faltos de preparación. Cuando ellos llegan al mundo sólo cuentan con un poco de instinto de supervivencia y una pizca de información básica en su genética, pero NO SABE NADA EN ABSOLUTO de todo lo que va a necesitar para manejarse en la vida y en el mundo. Todo lo tiene que aprender. ¿Y de quién va a aprender? Durante su crianza, el niño comprueba –aunque de un modo bastante inconsciente- que sus padres están demostrando ser “fiables” y “cariñosos”. Su madre le alimenta a diario, le hace reír, le consuela cuando llora, cura sus males, le provee sus necesidades. Su padre parece ser también buena persona. De algún modo, según va creciendo, el niño intuye que algún día será hombre, esposo y padre, y el modelo que tiene más a mano para aprender es su padre. La niña intuye que algún día será mujer, esposa y madre, y toma como referencia a su madre. Se fijan en sus progenitores para imitarles, para repetir su comportamiento en cada uno de los tres casos, y de ahí surge la necesidad de que los padres hagan esos modelos muy muy muy bien. No vale la mediocridad, y menos aún hacerlo mal, o lograremos que nuestros hijos sean mediocres, o que actúen mal durante el resto de su vida. En otro artículo escribí esto: “En mi opinión, que parece muy drástica pero que es muy lógica, no permitiría que pudiesen tener hijos los interesados en ser padres… si previamente no han hecho un Curso de 3 años de Psicología Infantil, han estudiado unas nociones importantes de Pediatría –otros 3 años por lo menos-, 6 cursos básicos de Logopedia, que sepan de Primeros Auxilios, practiquen yoga-meditación-zen-control mental, hayan hecho una psicoterapia completa en la que hayan resuelto todos sus traumas y miedos, y estén entrenados para pasar 48 horas sin dormir sobreviviendo a la experiencia.” Y sigo opinando lo mismo. Esto sería lo ideal. Lo óptimo para los hijos. Los errores o defectos que tengamos en cualquiera de los tres campos citados van a ser copiados por nuestros hijos. De ahí la necesidad de hacerlo bien. Les perjudicamos si nos menospreciamos como esposas y consentimos que nuestros esposos nos traten mal, les perjudicamos si como esposos no tratamos amorosamente a nuestras esposas, les perjudicamos si no les cuidamos a ellos porque entonces aprenderán que no es necesario cuidar a los hijos, les perjudicamos si no representamos para ellos el arquetipo de unos buenos hombres/mujeres, esposos/esposas, padres/madres, porque no sabrán ser buenos hombres/mujeres, esposos/esposas, padres/madres: sufrirán por ello durante su vida y, lo que es peor, perpetuarán ese error cuando les toque criar a sus hijos. Si un niña ve en su hogar durante su infancia que su padre trata mal a su madre, le parecerá que eso es “lo normal”, de modo que puede acabar buscando un marido que la trate de ese modo porque es “lo normal”, o no se revelará ante ese abuso porque le parecerá que es “lo normal”. Si un niño comprueba que su padre llega a casa tarde, malhumorado o bebido, que se pone a ver la televisión sin prestar atención a sus hijos, sin tratar amorosamente a su esposa, que es descuidado y no tiene buenos modales, entenderá que eso es “lo normal”, lo copiará sin cuestionárselo y lo repetirá cuando le llegue su momento. Si mostramos que como padres somos accesibles, siempre estamos disponibles y les abrazamos, valoramos, animamos, cuidamos, y como esposos manifestamos el amor en la pareja, y nos abrazamos y besamos ante ellos, andamos cogidos de la mano, nos decimos cosas amorosas, nos cuidamos mutuamente y ensalzamos siempre al otro y nunca le menospreciamos, y si como hombres y mujeres somos íntegros, honrados, honorables, éticos, nobles… estaremos mostrando la cara hermosa de la humanidad, y estaremos haciendo de ellos alumnos notables que recibirán la mejor de las herencias: una formación adecuada para hacer bien lo que van a tener que hacer durante el resto de su vida: VIVIR. Me gustará que tomes consciencia de la importancia tan crucial que tiene esto de ser el instructor de tus hijos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
NO MULTIPLIQUES TUS PROBLEMAS (Que no son “problemas”, sino asuntos que hay que resolver) En mi opinión, algunas situaciones de la vida que no son nada más que asuntos comunes –cosas habituales que pasan en la vida-, las desmesuramos cuando no se cumplen o cuando no se cumplen tal como nosotros deseábamos, y algo que debiera ser una “asunto a resolver” lo bautizamos como “problema” y, por ese poder que les damos a las palabras y por el drama que llevan aparejadas algunas de ellas, convertimos un hecho que debiera ser calificado como “común” o “habitual” en un dramático “problema”. Sería bueno desterrar la palabra “problema” de nuestro vocabulario. Haz una prueba con algún asunto de esos que tengas pendientes de resolver: intenta ver la diferencia de afrontarlo llamándolo “problema”. Verás que tu postura cambia. Sientes tensión, preocupación, inseguridad, intranquilidad; puedes llegar a creer que no puedes resolverlo, que no eres capaz, que es demasiado grande para ti, y eso te lleva casi inevitablemente, y de un modo inconsciente, a hacer un balance del resto de tu vida pasada, de tu presente, de tu futuro, y curiosamente casi todo aparece enlutado de pesimismo, pobre, dramático. Se te borra de la mente la realidad de tus momentos buenos, de las cosas que sí haces bien, hasta tu optimismo… todo queda obnubilado por ese “problema” al que tienes que enfrentarte –y ese “enfrentarte” no lo entendemos como “ponernos frente a para verlo bien”, sino como una guerra, que es donde se enfrentan los enemigos adversarios-. Como ves, una cosa lleva a otra y algo que debiera ser poco más que una rutina se convierte en un drama. Leí una frase que decía, más o menos que “si tienes un problema y te preocupas mucho, entonces tienes dos problemas”. Sí, ya sé que cada lector está pensando en “su problema” y no está generalizando, así que lo que estás leyendo no encaja perfectamente con tu situación concreta, pero sería bueno que aprovecharas lo útil que tenga esto. La vida es un resolver cosas continuo. Lo que pasa es que las habituales, o las que no implican gravedad, o las que no afectan a la economía o a la vida sentimental o a cualquier otro asunto grave, las resolvemos fácil y bien. Sería bueno acostumbrarse a no exigirse la perfección absoluta en todos los actos y permitirse no acertar siempre con el encuentro de la mejor solución. Desdramatizar la vida. Comprender nuestra imperfección como algo lógico. Aceptar en nosotros las carencias y las inhabilidades y las impericias y los desaciertos, sin que nada de ello afecte a nuestra autoestima y a la óptima relación que deberíamos mantener con nosotros mismos. ¿CÓMO ENCARAR LOS ”PROBLEMAS”? Mentalmente, desde la aceptación de que es posible que la decisión que se tome no dé los resultados esperados y que ello no debe implicar una depreciación frente a uno mismo ni el comienzo de una relación ingrata llena de reproches y desprecios. Físicamente, cuidando la forma y el modo, que es algo que puede afectar al resultado final. Observa tu postura cuando te poner a buscar la solución a un problema. ¿Qué haces?, ¿Cómo lo haces? Si te parece bien, piensa en un asunto pendiente de resolver y trata de solucionarlo del modo que lo haces habitualmente. Date tiempo y obsérvate. Sé capaz de hacerlo del modo habitual y, además, desdóblate y sé el observador externo que se da cuenta de todo lo que haces. Y evita que uno interfiera en el otro. No es tan complicado… Cuando hayas terminado de hacerlo en tu forma habitual, hazlo de este otro modo: Relájate, procura no tener tensiones, y ten una conversación contigo mismo en la que llegues al acuerdo de tratar de hacerlo del mejor modo posible –de acuerdo con tus capacidades y/o limitaciones-, pero, en el caso de que después, con el tiempo, se compruebe que no estuvo acertado, acuerda que no habrá ningún tipo de reproche ni malas caras ni distanciamiento. Ahora, una vez resuelto lo anterior, procura salir a la calle y buscar un sitio donde puedas ver el horizonte. Si vives en el centro de la ciudad tendrás que desplazarte. Si puede ser en un descampado, frente a un bosque o frente al mar, mejor. Imprescindible que sea de día y que puedas ver el horizonte. Retoma el mismo asunto que habías intentado resolver en tu modo habitual y hazlo ahora de nuevo. En ese sitio, de día, y mirando al horizonte. Comprobarás que el resultado es distinto. Con estas premisas citadas, lo que entendemos como “problema” deja de serlo para convertirse en lo que realmente es: un asunto pendiente de resolver. Revisa –si te parece conveniente- tu relación con los “problemas”. Tal vez tengas que perderles el miedo… Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LA ACEPTACIÓN NO IMPLICA RESIGNACIÓN En mi opinión, estas son dos cosas que no tienen por qué ir juntas pero habitualmente se asocian como indisolubles, y se cree que cuando uno acepta algo de lo que le sucede en su vida –sobre todo si es algo indeseado o desagradable- es porque se ha resignando, pero de mala gana, con una sensación de frustración o derrota, y con la tristeza añadida de no poder rebelarse o rechazarlo. Y no es así. DARSE CUENTA de lo que está sucediendo es el primero y obligatorio de los pasos. Si uno no se da cuenta, es como si “lo que sea” no existiera. El segundo y obligatorio paso es ACEPTAR. Lo que sea, lo que sucedió, en las condiciones que esté, sea indeseado o doloroso, es necesario aceptarlo, porque negarlo o no querer reconocerlo equivale a auto-engañarse, a aplazarlo, a evitarlo… y de ese modo no se resuelve: se puede eludir temporalmente o se puede demorar durante un tiempo, pero ese tiempo que transcurre lo hace en nuestra contra. ACPTAR, por tanto, es imprescindible. Aceptar sólo quiere decir “reconocerlo y hacerlo propio”. Es recibir voluntariamente y sin oposición. Lo cual no quiere decir que uno lo tenga que aceptar definitivamente y que no quede al mismo tiempo la opción de deshacerse de ello posteriormente. La aceptación es el paso previo a la revisión y al posible rechazo, pero en ese “hacerse cargo”, reconociéndolo tal y como es, ya puede existir una semilla de la voluntad de querer quedarse con ello solamente en el caso de que sea apetecible y deseado, porque lo único que se está admitiendo hasta entonces es que se asume la responsabilidad de las consecuencias, o de la participación, que a uno le corresponda. En cambio, si tras el examen de lo acontecido, de lo que sucede, uno no está interesado en quedarse con ello, siempre le queda la opción de modificarlo, de deshacerse de ello, de no permitir que influya. Ahí es donde comienza el Proceso de Desarrollo Personal, que siempre se refiere a desarrollar lo positivo previo paso por la aceptación de lo que uno está siendo, de quien uno está siendo, de la vida y el modo de vida que uno está teniendo. Una vez que esta realidad innegable ha sido admitida, comienza la hermosa tarea de reconstruirse y esta vez de un modo consciente, siendo uno quien elige y decide. Todos estamos siendo básicamente del modo que nos ha educado y actuamos de acuerdo a las normas que nos han inculcado, pero… todos tenemos el derecho y hasta la obligación de desarrollar a quien realmente somos en esencia. Tenemos la responsabilidad de corregir lo que otros –posiblemente con buena voluntad, aunque no siempre en todos los casos- han aleccionado de un modo erróneo. No estamos obligados a aceptar de por vida las cosas nuestras que nos desagradan, nuestro carácter se puede modificar, las ideas pueden ser cambiadas, los principios no son inamovibles… Sólo se trata de ser conscientes de quiénes somos realmente y quiénes estamos siendo, de lo que hacemos por libre voluntad y lo que hacemos sin saber por qué. Es por eso que aceptar nuestra situación actual no nos obliga a estancarnos en ella, sino que ha de ser el aliciente que nos ponga en marcha para modificar lo que sea necesario. Para retomar nuestra auténtica esencia. Quienes de verdad somos. Por tanto, que en ese reconocimiento y aceptación de nuestra actualidad no haya resentimiento, que no haya resignación, que no haya frustración ni pena, sino la alegría de ser conscientes de que hay situaciones y modos que nos desagradan y que tenemos en nuestro poder la opción de cambiarlas. Y si no se pueden cambiar físicamente, sí que se puede cambiar nuestra actitud hacia ellas y la forma de comprenderlas de modo que no causen dolor. Y eso sí depende exclusivamente de nosotros. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
VALEN MÁS LOS SENTIMIENTOS QUE LA VERDAD En mi opinión, el poder que puede alcanzar nuestra mente llega a ser tan desorbitado que incluso puede imponerse a la realidad y tener más afectación que la propia realidad. Está muy comprobado que en la infancia afecta más los sentimientos que se recuerdan, o que se almacenaron junto con cada hecho –porque así fue como lo que sentimos-, que el propio hecho histórico. A veces no recordamos con exactitud qué paso, cómo sucedió, ni siquiera sabemos si hicimos la interpretación correcta de lo que sucedió, pero en cambio “aquello” –sea lo que sea ese aquello- nos dejó marcados y, lo que es peor, se nos quedó grabado en el inconsciente, de modo que nos afecta sin que seamos conscientes de qué es lo que nos está afectando y por qué nos afecta. La memoria parece que no puede retenerlo todo, se difuminan las imágenes, se borra el decorado, se olvida el día o la hora, pero no se olvida –afortunada o desafortunadamente- aquella sensación de vacío que se quedó marcada, o el desamparo, el miedo, el amor, la rabia… Y los sentimientos desagradables tienden a mantenerse firmes, o incluso a seguir creciendo –si es que seguimos alimentando aquel vacío, rabia, etc.-. La memoria parece que no puede deshacerse de ellos. O tal vez sea que no le permitamos que se deshaga de ellos. Ya conocerás la frase: “Nos resultaría mucho más sencillo olvidar las cosas desagradables si no insistiésemos tanto en recordarlas”. Te garantizo que si eres capaz de comprender esta frase -en el corazón mejor que en la mente- puede marcar un antes y un después en tu modo de relacionarte con tu pasado, o sea de relacionarte contigo. Así que te sugiero que te quedes con ella cuanto tiempo sea necesario hasta que notes un “click” dentro de ti, como que ha encajado la pieza que faltaba, o hasta que sientas un escalofrío acompañado de una idea similar a “¡Cómo no me habré dado cuenta antes!”. Las sensaciones, los sentimientos y las emociones, los pálpitos, los dolores, los escalofríos exaltados, lo que se siente por dentro aunque no se sepa definir, lo que provoca el llanto… eso acaba siendo nuestra realidad y nuestra base. Cuando son amables, cariñosos, o deseados, son una maravilla. Pero cuando su presencia o su recuerdo nos desconciertan, nos desbaratan, nos condicionan negativamente, nos alejan del centramiento y de la paz… entonces requieren ser revisados. Preferiblemente acompañados por un profesional, porque siempre otra persona puede tener más objetividad que nosotros mismos en solitario, otros puntos de vista y más experiencia. Nuestros propios condicionamientos nos van a fijar en las ideas y los modos de siempre, mientras que una persona distinta puede tener la imparcialidad de juicio que a nosotros nos puede faltar. Cualquier sentimiento que en la infancia –o en otros momentos de la vida- nos haya quedado marcado, dejará fijada una huella firme, y será imborrable y actuará inconscientemente –pero afectando- mientras no se haga una revisión en la que lleguemos a la conclusión de que hay que modificarla, hay que cambiar el sentimiento, hay que dulcificarlo o corregirlo o eliminarlo. Esto se consigue mediante la comprensión y la aceptación de aquello que sucedió, pero viéndolo con la perspectiva y la inteligencia de hoy. Ese es el reto de cada humano. ¿Estás dispuesto a aceptarlo y resolver los sentimientos de tu pasado? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LOS ABRAZOS Pocas cosas hay que sean más reconfortantes, y más humanas, que los abrazos sinceros. Un abrazo nos pone en comunión con la humanidad del otro y con la nuestra propia. Nos confirma el sentimiento de hermanamiento que no somos capaces de dar o recibir en lo cotidiano. En ese contacto, es tal la humanidad que lo motiva y preside que se omite la connotación sexual que pudiera darse en ese contacto tan íntimo. El calor del otro, el ritmo de su latido si se llega a captar, llegar a sentir que el otro es también una persona, como uno, pero sintiéndolo con el alma, con la lágrima reteniéndose, con la sensación inhabitual de abandonar la soledad y formar parte de algo más grande, son impresiones que suceden y que llenan fácilmente de estremecimientos, de emoción, y de fraternidad. El otro está poniendo su corazón junto al nuestro para que entre ellos se comuniquen. Ese hecho de sentirse acogido sin condiciones, que es la premisa indispensable para que un abrazo sea un abrazo y no un acto protocolario, proporciona una especie de relajo, de descanso, como si en ese contacto traspasáramos al otro la mitad de nuestras preocupaciones. Eso es porque uno se siente admitido en el lazo íntimo que proporciona el abrazo. Sabe que en ese momento se ha convertido en algo importante para el otro, y el otro le está brindando su protección, su empatía, el cuidado con que es capaz de amparar y proteger. El abrazo es símbolo de conciliación, de armonía emocional o sentimental, de sellar un compromiso de amistad, de igualdad, de unión. OFRECER ABRAZOS Nos veremos en más de una ocasión en situaciones que tendrán tal carga emocional (entierros, accidentados, desgracias…) que no encontraremos palabras que puedan expresar nuestro sentimiento. Te recomiendo que lo resuelvas con un abrazo. Quien esté viviendo esa situación pesarosa no necesitará tanto las palabras -que seguramente no sea capaz de entender porque su mente estará en otro sitio- como un abrazo que sabrá transmitirle, mejor y más directamente, nuestro pesar, nuestra empatía, nuestra condolencia… Cuando alguien se encuentre triste, decaído, perdido, o en un mal momento, un abrazo será una fuente de energía y apoyo que le alentará y le ayudará a confiar en la gente y en el futuro. RECIBIR ABRAZOS Cuando alguien te ofrezca un abrazo, con toda su mejor voluntad, acéptalo. Déjate reposar en ese abrazo. Descansa en él y que descanse tu pesar o tu penar. Vive el momento con la intensidad que requiere. Haz un alto en tu vida, y que pare el mundo si hace falta, porque lo tienes que apreciar y aprovechar con toda tu atención y todas tus capacidades. PEDIR ABRAZOS No es habitual negar un abrazo –esto no quiere decir que no suceda nunca- así que la recomendación es, cuando necesites un abrazo, que busques a alguien que te dé tan grandioso premio. ABRAZOS GRATIS: http://www.youtube.com/watch?v=i1xnVDiV9xE http://www.youtube.com/watch?v=r_TGudMKhcE http://www.youtube.com/watch?v=rDAfB2jAuYw http://www.youtube.com/watch?v=4mSz7Ea39jg Si desea recibir a diario más artículos interesantes, inscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si desea ver más artículos visite: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
SIN MIEDO AL INCONSCIENTE Lo confieso: he leído mucho. No sé si demasiado, pero sí una cantidad que ahora me parece más de lo necesario. He leído siempre desde la cabeza, acumulando información, con la intención de saber. Pero “saber” en el sentido de poder repetir literalmente lo que había leído. No niego que algunas cosas se me han escapado de la cabeza y se me han ido al corazón. Ahora, leer un libro, o simplemente un artículo, me lleva mucho, mucho, mucho tiempo. Sigo utilizando los ojos, pero es mi corazón quien lee, y es lento. Se para en casi todas las frases, porque todas le evocan algo o le llevan a un camino, y se entretiene en seguir la reflexión que provoca en su interior cada una de ellas. Se da cuenta mi corazón de que es así como se ha ido aposentando en mí lo poco que sé: sintiendo, observando, reflexionando, despojando a las frases de las palabras para quedarse con la esencia… Ahora siento que la auténtica enseñanza proviene de entrar en el inconsciente y sacar a la luz lo que ya hay dentro. Y comprendo que lo que hay dentro no es sólo “malo”, como parece cada vez que se habla del inconsciente, sino que lo “bueno” también está ahí. Cada vez estoy más convencido de que todos tenemos lo mismo en la esencia, en el origen, sólo que unos lo han desarrollado más que otros, bien porque le han prestado más atención, o bien porque han puesto menos trabas a que se manifieste. He comprendido que mientras más consciente me voy haciendo de mis heridas y de los condicionamientos que me gobiernan, más consciente soy de mi grandeza y de mis dones. Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LA CULPA En mi opinión, y antes de que sigas leyendo, será bueno que saques a la luz lo que sientes sobre la culpa, y sobre los momentos en que te sientes culpable de algo. ¿Ya lo has hecho? (sin trampas…) Entonces puedes seguir. ¿Qué te aporta? ¿Y algo de lo que te aporta es útil o positivo? ¿Para qué sirve castigarte cuando te sientes culpable? Es evidente que todos –sí, todos- tenemos alguna razón por la que hemos tenido algunos sentimientos de culpa. Una de las características de ser Humanos –que es lo que somos- es que no somos perfectos, que no acertamos siempre, que algunas cosas posteriormente nos provocan arrepentimiento y culpa. Es conveniente aceptar el error y sus consecuencias, pero luego hay que seguir adelante. Está bien sentir un ratito de culpa y ser consciente de ella y lamentarse por lo que haya sucedido, para aprender lo que hay que aprender lo que haya que aprender, pero es conveniente no estancarse en la auto-pena, la auto-condena, el malestar, el reproche y la posterior hostilidad. Redundar en el propio resentimiento, en la propia desvalorización y en una convivencia de rechazo continuo y malas caras, es contraproducente, absurdo, negativo e innecesario. Suele ser útil volver al motivo que ha causado la culpa y darse cuenta de que existían una serie de circunstancias -psicológicas o ambientales- que nos impulsaron a actuar de una forma determinada. Y comprenderlo así. Desde cierta perspectiva, sentir culpa es como regalar una parte del control que tenemos sobre la vida. ” ESTANCARSE EN UN SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD NO CAMBIARÁ EL PASADO NI LOGRARÁ QUE UNO SEA UNA PERSONA MEJOR”. Es necesario considerar que la culpa es una elección personal, es una emoción auto-anuladora, es una reacción que podemos controlar si hemos entendido el mecanismo que la produce. El sentimiento de culpa habitual, que normalmente surge cuando por acción u omisión hemos infligido algún tipo de daño a otra persona, lo que denota es que tenemos sensibilidad interpersonal, que nos preocupamos por las consecuencias de nuestras acciones en los demás, que no eludimos la responsabilidad por las mismas. De un modo general, podemos decir que los sentimientos de culpa sanos indican que tenemos un sentido claro de lo que está bien o está mal, un sentido moral. EL REMORDIMIENTO Una de las consecuencias más comunes del sentimiento de culpa es el remordimiento, ese pesar que queda después de haber realizado algo que se considera injusto o inapropiado. La culpa se puede convertir en aprendizaje, y así el remordimiento se convierte en la voz de la conciencia que nos recuerda que algo no concuerda con nuestra naturaleza. Es un toque de atención para evitar la repetición de lo sucedido, pero no ha de ser un castigo. Insistir en la culpa, y en la pena correspondiente, es un malgasto inútil de energía y marca un enfriamiento en la relación con uno mismo. Hay que saber pararla y ponerse a salvo de su agravio cuando se alarga más allá de lo que es imprescindible para extraer la enseñanza correspondiente. Aprender de los “errores” es útil. Estancarse en ellos es inútil. ¿Qué vas a hacer con tus culpas ahora? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
TÚ ERES EL PRIMER BENEFICIADO En mi opinión, sería conveniente tener este concepto muy claro cuando uno ingresa en un Proceso de Desarrollo Personal, ya que requiere esfuerzo y una valentía que no se desanime ante los primeros inconvenientes, que no se sienta defraudada cuando empiezan a mostrarse aquellas partes nuestras que han permanecido repudiadas, escondidas en lo más oculto de nuestros secretos, y es imprescindible también una honradez inmaculada que no permita ningún tipo de corrupción ni se preste al juego de camuflar las verdades –cuando éstas no son agradables- haciéndolas aparecer de otro modo que nos lleve al auto-engaño. Se te van a remover los cimientos y te vas a arrepentir más de una vez de haber iniciado este Camino, porque a la vista de algunas cosas que van apareciendo resulta que estás o eres peor de lo que creías. Es lo que tienen la honradez y la sinceridad, que son insobornables. Que muestran la verdad en todo su esplendor o su dureza. Pero la verdad, aunque no guste, es la verdad. Es innegable. Es irrefutable. Se puede rebatir recurriendo a artimañas verbales y llamando a las cosas por otro nombre distinto del suyo propio, pero en este Camino no se puede hacer trampas o, como en el juego de la oca, tendrás que volver hasta la casilla de inicio para empezar de nuevo. Eso sí: cualquier esfuerzo que hagas, cualquier dolor o contratiempo que aguantes, cualquier desfallecimiento o lágrima, se verán grata y grandemente recompensados con el resultado final. Estás invirtiendo en ti, o sea que es rentable la inversión y el esfuerzo. Tú eres el primero y principal beneficiario y beneficiado. También se verán beneficiados los otros, quienes están a tu alrededor y tratan contigo –sólo los que te quieren, los egoístas y envidiosos no-, porque ellos notarán tu cambio y se verán de algún modo favorecidos por ello, y se sentirán alegres porque verán que tú estás más feliz, más sereno, más íntegro, más tú. Si en alguna ocasión has sentido de algún modo, como una intuición o un grito, con o sin palabras, que tienes que ir reemplazando ciertas cosas tuyas o de tu vida que no son de tu agrado, este es el momento. Ahora es el momento. Aplazarlo puede ser una decisión de ese cobarde que todos asilamos en nuestro interior. Hacerlo en este momento es lo que no pide ese héroe tan desatendido que también somos. Y todos podemos hacerlo. Con mayor o menor intensidad, con más o menos conocimientos, con o sin ayuda externa. Incluso se puede recurrir a eso de “pedid y se os dará”. Todos podemos. “Querer es poder”, se dice, y es cierto. “Quien cree, crea”, también es una frase cierta. Pero… también es cierto lo de “A Dios rogando y con el mazo dando”. No hay que confiar sólo en lo externo, en el azar o el destino, sino que hay que implicarse y a fondo. Mientras más esfuerzo y más dedicación, más y mejores resultados. No es gratis, hay que implicarse cueste lo que cueste, pero… es muy interesante hacerlo. Lo mereces. Mereces cualquier cosa que sea en tu propio beneficio, que sea por tu bien, que sea para tu mejoramiento. Hazte ese regalo. Ámate. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
¿SÉ POR QUÉ NO HAGO LAS COSAS QUE NO HAGO? En mi opinión, sí somos conscientes de algunas cosas que no queremos hacer y no hacemos, porque nos desagradan, porque son peligrosas, no estamos o no nos consideramos capacitados, no nos apetecen, son inalcanzablemente caras, etc.; pero, en cambio, no sabemos por qué no hacemos otras que sí nos gustaría hacer y sí podríamos hacer. Tenemos que descartar, por supuesto, las que no se hacen por imposibilidades físicas o económicas –o sea, cuando nuestras limitaciones físicas o la economía lo imposibilitan-. No pensemos por tanto en poder volar con la rápida y constante agitación de nuestros brazos o en vivir en el fondo del mar como los peces, ni en llevar una vida de multimillonario si no lo somos. Esta es una buena pregunta para empezar: ¿Sé lo que no hago porque creo que no lo puedo hacer? (Al leer esto, cada persona está pensando en cosas distintas, así que todo lo que te sea útil de lo que viene a continuación, y lo que encuentres por ti mismo, trata de aplicarlo a tu caso particular) Si no hago cierta cosa que sí quiero hacer… ¿Qué me lo impide? Si las respuestas que encuentro son absolutamente irrebatibles y coherentes, y me demuestran la imposibilidad actual, no puedo hacer otra cosa más que esperar a ver si más adelante cambian las circunstancias y entonces sí es posible, o descartarlas definitivamente evitando que ello me cree frustración. Pero si las respuestas que encuentro analizándolas a la luz de la objetividad son nada más que excusas, son insostenibles, son mentiras disfrazadas de verdades, son lo que queremos escuchar aunque no coincida con la realidad y nos estemos auto-engañando, entonces es cuando llega el momento de sentarse tranquilamente con uno mismo y, sincerándose del todo, darse cuenta de la razón que ha podido servirnos hasta ahora –hasta que ha salido a la luz su inconsistencia- pero que, a partir de descubrir su irrealidad, ya no podemos o no debemos seguir utilizándola. En ocasiones no hacemos cosas que sí podríamos hacer y que nos provocarían satisfacciones. En algunos casos se debe a que no nos consideramos merecedores de disfrutar –y ni siquiera nos planteamos la posibilidad de pensar en ello-, o porque no nos hemos parado a pensar que en este momento sí podemos hacerlas realidad ya que las trabas que antes existían o nos habíamos impuesto han desaparecido, o porque no hemos dedicado el tiempo necesario a hacernos la pregunta y a buscar la respuesta que le corresponde. Si uno está atento puede sorprenderse en algún momento de esos en que aparece una especie de “envidia” porque a uno le gustaría algo que hace otra persona. Es el momento de mirarlo. ¿Me gusta? y si la respuesta es sí, otra pregunta… ¿puedo? Me gusta la gente que con 70 años se pone a pintar… ¡Con lo que a mí me gustaría pintar! … ¿Y yo?... ¿Por qué no lo hago? Me emociona cuando escucho la labor que hacen los voluntarios en las ONG’s… ¿Y yo?... ¿Por qué no lo hago? Me encanta andar por la montaña, pasear por la playa, escuchar música “de mis tiempos”, escribir… ¿Por qué no lo hago? Y, por supuesto, que no se convierta esto en un reproche y en una razón para acusarnos de algo: que sea el inicio de la opción de hacerlo. Vivir la vida con plenitud –para que más adelante no tengamos motivos de arrepentimiento- requiere una atención vigilante. Requiere una actualización de todo los que nos compone, de todas nuestras actitudes, pensamientos, ideas, reacciones, miedos, ilusiones… porque todo evoluciona, o todo puede evolucionar, y no estar atento a la evolución personal puede privarnos del placer de darle otra orientación u otra intensidad a nuestra vida. Es mejor no dar nada por supuesto en nuestra vida, nada por inamovible, jamás dar una respuesta por definitiva –la vida da muchas vueltas y nunca se sabe…-, estar atento a mejorar en todos los aspectos, preguntarse y escucharse… Hay muchas cosas que no hacemos porque no sabemos que queremos hacerlas. Así que conviene preguntarse a menudo. ¿Qué es lo que REALMENTE quiero? Y contemplar si en el momento de la pregunta hay una respuesta viable o una respuesta que resuena en nuestro interior de un modo agradable, en cuyo caso es conveniente ponerse a la hermosa tarea de hacer realidad los propios sueños. Si deseamos hacer algo –que sea viable, factible… cuidado con las utopías que se vuelven contra uno mismo y crean frustración si no se realizan- conviene saber qué hay de cierto en los supuestos impedimentos. Los enemigos e inconvenientes se fortalecen si uno no tiene claro que se merece que le pasen cosas buenas y que puede disfrutar de las cosas plenamente, si uno se ha olvidado de ser un niño capaz de gozar, o si uno no tiene su propio permiso para complacerse. La propuesta es, lógicamente, averiguar qué es lo que le apetece hacer a uno que no esté haciendo ahora, sopesar las posibilidades reales de hacerlo, desmontar las imposibilidades que no sean ciertas, comprobar si se dispone de los medios para hacerlo, y adelante. Tendrás grandes placeres si te comprometes y lo haces. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LOS PELIGROS DEL MAL USO DEL AUTO-LENGUAJE En mi opinión, no le prestamos la atención que se merece el uso correcto del auto-lenguaje, de modo que nos perjudicamos a veces sin ser conscientes de lo que estamos haciendo. Y esto es algo que se puede evitar. Hay que recordar que el inconsciente no entiende el sentido de la ironía y que no comprende claramente el doble sentido de algunas palabras o la intención con que se dicen otras. Todo lo entiende literalmente. Si digo “¡qué tonta soy!”, como una expresión coloquial y sin una intención agresiva, estoy generando personalidad. Le estoy diciendo a mi mente que soy tonta. Y mi mente se lo va a creer, mi autoestima es posible que también se lo crea, y en el concepto inconsciente que tengo de mí aparecerá destacado que “soy tonta”. Y como tonta me valoraré y como tonta acabaré actuando. “Soy tonta”, “soy una inútil”, “soy torpe”, “qué burra soy”, “no aprendo”… estas construcciones son más peligrosas de lo que aparentan. No se quedan en el olvido un segundo después de haberlas manifestado, sino que se anclan en nuestro auto-concepto y nuestra mente las acata sin más. “Soy tonta”, digo. Y no es cierto. He conseguido muchas cosas, soy hábil en algunas otras, tengo conocimientos, sé hacer cosas…tan tonta no debo ser. No “soy tonta”; he hecho algo que se podría calificar como “una tontería”, y posiblemente la pueda subsanar, pero eso no me convierte en tonta como definición de mí. “Soy torpe”, digo. Y no es cierto. Es posible que haya cometido alguna torpeza -¿y quién no?-, pero eso no me engloba dentro de un conjunto en el que “ser torpe” sea mi descripción. He superado muchas cosas. Tan torpe no soy. ¿He hecho algo torpe ahora, en un caso concreto?, pues puede que sí, porque soy humana. Somos crueles con nosotros mismos. Si hacemos algo que no es de una perfección absoluta, somos feroces y nos juzgamos con dureza. En cambio, si le pasa a una amiga eso mismo somos capaces de ser comprensivas, amables, cariñosas…”cariño mío, si no es para tanto, eres una preciosidad, no pasa nada, todos te queremos…” Y quien dice esto, que es una parte de nuestra capacidad de comprensión… ¿dónde está cuando se trata de nosotros mismos? ¿Por qué nos tratamos mal verbalmente? ¿Por qué los insultos, los menosprecios o los desprecios, el despecho, el rencor, incluso el odio? ¿Para qué los insultos, los menosprecios o los desprecios, el despecho, el rencor, incluso el odio? ¿De qué sirven? ¿Acaso no es más útil el amor, el cuidado, el aprecio, la comprensión, el acogimiento, el abrazo? ¿Por qué a un niño le tratamos con dulzura y a nosotros con dureza? ¿Y por qué destacamos lo que no nos gusta, lo que hacemos mal, y no destacamos con la misma atención e intensidad lo que hacemos bien? ¿Hace mucho tiempo que no te dices “me amo”? ¿Hace mucho tiempo que no te sonríes en un espejo y te lanzas un piropo? ¿Hace mucho que no te dices “qué bien me veo”, “me quiero”, “me alegro de ser tan buena persona como soy”? Claro… lo sé… lo habitual es que lo “bueno” que hay en ti te parezca “normal” y por eso no lo aprecies y no te lo reconozcas en voz alta y sintiéndolo sin rechazo en el corazón. Lo habitual es que te compares y… en las comparaciones siempre salimos perdiendo, porque siempre nos comparamos, en estos casos, con el que es o está mejor. Todos tenemos talentos, algo en lo que destacar, algo que hacemos bien, alguna cualidad, una cosa que merezca nuestro propio reconocimiento y nuestra sincera felicitación. Y esto es algo que tenemos que promocionar y destacar. Y decírnoslo en voz alta. El auto-lenguaje, esa forma en que nos hablamos es REALMENTE IMPORTANTE y no le damos el valor que se merece, ni lo usamos tal como es conveniente. Hasta que una es consciente de esto y decide empezar a tratarse de otro modo teniendo cuidado para evitar cualquier palabra que lleve una connotación negativa y promocionando el auto-lenguaje enriquecedor, amable y cariñoso, que sin duda nos merecemos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
CONVIENE ATESORAR MOMENTOS ESPECIALES
buscandome posted a topic in Vida, Familia, Salud y Conciencia
CONVIENE ATESORAR MOMENTOS ESPECIALES En mi opinión, conviene ir atesorando a buen recaudo todos esos momentos especiales que vamos viviendo a lo largo de nuestra vida y conviene recordarlos a menudo –y deleitándose en ellos- para no olvidar ningún detalle, lo mismo que interesa ser muy conscientes de las cosas buenas que nos gustan de nosotros, de las muestras de amor o cariño que recibimos de otras personas, de las ocasiones en que sentimos cosas especiales –las que sean-, y todo ello con el único objetivo de tener una constancia que sea clara -y no se quede en una simple e indefinida sospecha- de que nuestra vida se compone también de cosas que entran por derecho propio en la carpeta de COSAS BUENAS DE MI VIDA. CONVIENE APRENDER A APRECIAR PRONTO LAS GRANDES PEQUEÑAS COSAS DE LA VIDA. Si uno revisa esos recuerdos que de algún modo dejan marca encontrará que en muchas ocasiones son pequeñas cosas, más bien cosas que aparentan ser insignificantes, nada aparatosas ni deslumbrantes, pero se han ganado ese puesto de honor no tanto por sí mismas como por el hecho de haber estado nosotros muy conscientes de ellas cuando sucedieron. Pueden ser ese mismo tipo de cosas que en otras ocasiones hemos vivido sin apreciarlas, pero nos han ocurrido en un momento en que nuestra percepción o nuestra sensibilidad o nuestra receptividad estaban más atentas y consiguieron deshacerse de la mirada rutinaria y las captaron con todo su esplendor. El mismo sol que sale todos los días en algunas ocasiones nos parece que es especial y atesoramos esa ocasión como algo exclusivo. Eso pasa más a menudo durante las vacaciones o en un viaje a otro lugar. O pasa cuando alguien hace que nos fijemos especialmente en el sol. Y esto es sólo un ejemplo. La vida deja a la visa verdaderas maravillas, aunque aparezcan ocultas tras la monótona rutina, y no me refiero solamente a paisajes de postal, sino a sonidos, luces o colores, bellezas, situaciones, momentos… todas esas cosas que nuestros cinco sentidos nos hacen percibir. A esos cinco sentidos se añaden los sentimientos o las emociones, los estremecimientos que nos ponen en contacto con algo indefinible que pudiera ser eso que llamamos Lo Superior, la ternura que tanta sensibilidad nos aporta, las caricias que siempre resultan ser indescriptibles, esas efusiones cariñosas que a veces nos brotan espontáneamente y nos dan ganas de abrazar y amar, el amor… EN LA VIDA HAY MUCHAS FUENTES DE SATISFACCIONES, MUCHOS MOTIVOS PARA LA FELICIDAD Y MUCHAS RAZONES PARA SER FELIZ. A veces somos nosotros mismos con eso de no tener claro lo que es la felicidad, o con ese aspirar a la hiperfelicidad, quienes boicoteamos el bienestar de nuestra vida. Uno de los modos de captar y disfrutar esos momentos especiales es permitir que aflore la sensibilidad. En demasiadas ocasiones, y debido a la “educación” que recibimos en la infancia o a experiencias desagradables con amigos o parejas, creamos una coraza que teóricamente impide que nos ataquen cosas ingratas del exterior… pero, al mismo tiempo y para nuestra desgracia, eso impide que salga nuestra sensibilidad, la delicadeza para la captación de los detalles sutiles, la gracia de dejarse empapar por los sentimientos encantadores, o la ternura que demuestra nuestra humanidad. Contactar con nosotros mismos, y permitirnos ser nosotros mismos, es uno de los pasos imprescindibles para poder disfrutar de todo aquello que alegra a nuestro Ser y de lo que da placer a nuestros sentidos. Hemos de hacer de nuestra vida una historia llena de cosas buenas, de magia y maravilla, de momentos especiales… y esa es nuestra tarea. No es algo que se deba dejar en manos de los otros, o del porvenir, del azar, de la casualidad… Cada uno tiene la responsabilidad de dirigir la propia vida, y conviene tomar esto en serio para que sintamos que es satisfactoria cuando la evaluemos. Que tengamos una agradable sensación al mirarla y mirarnos. Que disfrutemos la maravilla de haber atesorado la mayor cantidad de momentos especiales. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum) -
ESTA NO SOY YO Me levanto, me miro en el espejo –con desgana-, me soporto la mirada con esfuerzo –porque lo que me apetece al verme es salir corriendo- y acabo diciendo: “Esta no soy yo”. Echo la vista atrás, me pongo a recordar, me comparo, veo lo que soy y lo que fui, soporto como puedo la vergüenza, y digo: “Esta no soy yo”. Me doy cuenta de mi presente, de esta mi realidad, y compruebo que no estoy haciendo lo que tengo que hacer, lo que quiero hacer, lo que necesito hacer, y cómo no hago nada por salir de donde estoy estancada, y me digo: “Esta no soy yo”. Y casi todos hemos pasado por alguna situación similar a cualquiera de estas, con mayor o menor duración, con más o menos tragedia, pero nos hemos visto así, víctimas de algo que nos aquieta, que nos roba la vida o la energía y nos deja clavados a una incapacidad aparentemente invencible que se hace cargo de nuestra vida y nuestra mente condenándonos a una quietud indeseada que se convierte en nuestra feroz enemiga. Algo desde dentro pide socorro, auxilio, porque sabe que la situación no es deseada, porque quiere salir del pozo negro, del caos profundo, de ese estancamiento imbatible, pero parece que no hay nadie escuchando la llamada, que no hay nadie que pueda tomar el mando. La situación es más o menos conocida, los sentimientos de desesperación los hemos compartido con otros que han estado en similar situación, pero también nos quedamos estancados en la misma pregunta que parece no encontrarse con su respuesta: ¿Cómo se sale de esto? Hay ciertas cosas que son imprescindibles. Sin ellas, cualquier intento es tiempo perdido. AMARSE. Esta es innegociable. Sin Amor Propio, amor a una misma, esto no va a funcionar. Ante el mínimo contratiempo, o la primera exigencia de una renuncia o un esfuerzo, la rendición está asegurada. Rendición que cuenta con el apoyo incondicional de ese enemigo que todos asilamos dentro a pesar de las zancadillas que nos pone y las frustraciones que nos aporta. Si una se estanca en la auto-rabia y los auto-reproches, no avanza. ACEPTAR Y ASUMIR. Lo que haya pasado –sea lo que sea- ha pasado, es cierto, es innegable e imborrable como hecho histórico, pero… si ha pasado, pertenece al pasado y ese es su sitio. No es conveniente mantener ciertas cosas del pasado fuera de su sitio. Allí es donde se tienen que mantener y no hemos de permitir que se perpetúen repitiéndose en todos los presentes de ahora y en los futuros. Hay que aceptarlo –lo que no quiere decir que haya que estar de acuerdo-, pero una vez que se acepte comienza la desaparición de esa actitud permanente de mantenerlo candente y presente para seguir castigándonos por aquel error. PERDONARSE. Aunque cueste trabajo. Aunque una se crea merecedora de un castigo que ha de ser eterno y que hay que mantener vivo para no volver a repetirlo. No somos tan torpes: si hemos comprobado que algo no es bueno o no está bien no vamos a seguir reincidiendo en lo mismo. PERDONARSE TODO, SEA LO QUE SEA. Perdonarse es imprescindible para seguir adelante. Siempre adelante. BORRÓN Y CUENTA NUEVA. O pintar una raya imaginaria en este momento y dejar al otro lado todo el pasado y todo lo que pertenece al pasado, y comenzar de nuevo con ilusión, con esperanza, con auto-confianza por la lección aprendida, con el propósito firme de recuperar a esa que una era antes de que las cosas tomaran este cariz y una se viera abocada a esta tristeza de querer huir de sí misma. CREER EN UNA MISMA. Sí, eso es necesario. ¿Qué es imposible? No es imposible. Es trabajoso, sobre todo si una ha conseguido con el tiempo convertirse en su más leal y fiera enemiga. Pero a pesar de los antecedentes, hay que reactivar la fe, darse un voto de confianza, saber que está aprendida la lección y no se volverá a ser reincidente. HACER. Pasar de los pensamientos a los hechos. Porque con pensarlo y darse cuenta solamente no es suficiente. Conviene tener un propósito contundente, una decisión con fortaleza, las ideas sin fisuras y una firmeza inquebrantable. DAR TODOS LOS DÍAS POR LO MENOS UN PASO. Para salir de esta situación, cualquier paso que se dé es útil: nos aleja del pasado y nos acerca al nuevo destino. Cualquier pequeño paso es en realidad un gran paso. Cualquier buen paso te acerca a ti para que puedas decir: “Esta SÍ soy yo”. Como siempre, tú decides. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LO PERFECTO TAMBIÉN TIENE SU LADO OSCURO En mi opinión, esa aspiración casi obsesiva con que algunas personas se dedican a la búsqueda de la perfección, para que todo en su vida sea impecable, requiere de un esfuerzo que raramente se ve compensado con el resultado. A todos nos agrada más el orden que el barullo, y lo magnífico es mejor que lo mediocre, pero… ¿qué precio hay que pagar por un 10 cuando un 9 cuesta la mitad –de trabajo, de esfuerzo, de renuncia o de sufrimiento- y nos puede la misma satisfacción? ¿Es uno mismo, conscientemente, quien aspira a los magnífico o es el ego quien lo pretende? porque si es el ego… estaremos pagando un precio excesivo por contentar al insaciable e inconformista ego. ¿Qué se esconde detrás de esa búsqueda de la perfección? Puede ser una virtud o puede ser un problema… porque si es un ideal al que se aspira, y esa aspiración está lejos de nuestro alcance, aquello que parecía que nos iba a dar contento al cumplirlo se va a convertir en frustración por no poder cumplirlo. Las utopías son un cebo atractivo, pero también tienen una parte negativa: la frustración cuando no se alcanzan. Lo perfecto también tiene una cara B cuando lo perfecto es nada más que una fantasía, un desvarío, una ficción. Somos imperfectos por naturaleza, la perfección –sobre todo cuando es obsesiva- se convierte en una quimera emponzoñada. El bienestar está muy bien y está al alcance; el mejor-estar –lo que llamamos la excelencia- queda lejos, está difícil, y es un poco como un espejismo ya que al alcanzarlo no proporciona lo que prometía. Si me dan a escoger entre lo sublime con un alto coste emocional, o con demasiadas renuncias, o si es excesivo el tiempo de vida que tengo que invertir o derrochar para lograrlo, o si me voy a perder otras cosas para conseguirlo –por ejemplo, vivir-… pues no me interesa. No somos perfectos: somos reales, somos humanos, y la imperfección y los errores forman parte de nuestro día a día. ¡Qué se le va a hacer! Prefiero conformarme con algo menos, con algo que esté simplemente bien, con no hacer de ese logro una guerra que me lleve a la enemistad conmigo, al infortunio, o a la desesperación de la frustración. Prefiero la paz a la guerra; será cosa de la edad, pero ahora lo veo así. Prefiero evitar la rigidez y quedarme con lo liviano que sea levemente placentero. La vida no debería ser un drama, pero hay quienes se empeñan en convertirla en eso. ¿Tú eres uno de esos? ¿O prefieres renunciar a la absoluta perfección y aceptar tu humanidad? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LO PERFECTO TAMBIÉN TIENE SU LADO OSCURO En mi opinión, esa aspiración casi obsesiva con que algunas personas se dedican a la búsqueda de la perfección, para que todo en su vida sea impecable, requiere de un esfuerzo que raramente se ve compensado con el resultado. A todos nos agrada más el orden que el barullo, y lo magnífico es mejor que lo mediocre, pero… ¿qué precio hay que pagar por un 10 cuando un 9 cuesta la mitad –de trabajo, de esfuerzo, de renuncia o de sufrimiento- y nos puede la misma satisfacción? ¿Es uno mismo, conscientemente, quien aspira a los magnífico o es el ego quien lo pretende? porque si es el ego… estaremos pagando un precio excesivo por contentar al insaciable e inconformista ego. ¿Qué se esconde detrás de esa búsqueda de la perfección? Puede ser una virtud o puede ser un problema… porque si es un ideal al que se aspira, y esa aspiración está lejos de nuestro alcance, aquello que parecía que nos iba a dar contento al cumplirlo se va a convertir en frustración por no poder cumplirlo. Las utopías son un cebo atractivo, pero también tienen una parte negativa: la frustración cuando no se alcanzan. Lo perfecto también tiene una cara B cuando lo perfecto es nada más que una fantasía, un desvarío, una ficción. Somos imperfectos por naturaleza, la perfección –sobre todo cuando es obsesiva- se convierte en una quimera emponzoñada. El bienestar está muy bien y está al alcance; el mejor-estar –lo que llamamos la excelencia- queda lejos, está difícil, y es un poco como un espejismo ya que al alcanzarlo no proporciona lo que prometía. Si me dan a escoger entre lo sublime con un alto coste emocional, o con demasiadas renuncias, o si es excesivo el tiempo de vida que tengo que invertir o derrochar para lograrlo, o si me voy a perder otras cosas para conseguirlo –por ejemplo, vivir-… pues no me interesa. No somos perfectos: somos reales, somos humanos, y la imperfección y los errores forman parte de nuestro día a día. ¡Qué se le va a hacer! Prefiero conformarme con algo menos, con algo que esté simplemente bien, con no hacer de ese logro una guerra que me lleve a la enemistad conmigo, al infortunio, o a la desesperación de la frustración. Prefiero la paz a la guerra; será cosa de la edad, pero ahora lo veo así. Prefiero evitar la rigidez y quedarme con lo liviano que sea levemente placentero. La vida no debería ser un drama, pero hay quienes se empeñan en convertirla en eso. ¿Tú eres uno de esos? ¿O prefieres renunciar a la absoluta perfección y aceptar tu humanidad? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
-
LO PERFECTO TAMBIÉN TIENE SU LADO OSCURO En mi opinión, esa aspiración casi obsesiva con que algunas personas se dedican a la búsqueda de la perfección, para que todo en su vida sea impecable, requiere de un esfuerzo que raramente se ve compensado con el resultado. A todos nos agrada más el orden que el barullo, y lo magnífico es mejor que lo mediocre, pero… ¿qué precio hay que pagar por un 10 cuando un 9 cuesta la mitad –de trabajo, de esfuerzo, de renuncia o de sufrimiento- y nos puede la misma satisfacción? ¿Es uno mismo, conscientemente, quien aspira a los magnífico o es el ego quien lo pretende? porque si es el ego… estaremos pagando un precio excesivo por contentar al insaciable e inconformista ego. ¿Qué se esconde detrás de esa búsqueda de la perfección? Puede ser una virtud o puede ser un problema… porque si es un ideal al que se aspira, y esa aspiración está lejos de nuestro alcance, aquello que parecía que nos iba a dar contento al cumplirlo se va a convertir en frustración por no poder cumplirlo. Las utopías son un cebo atractivo, pero también tienen una parte negativa: la frustración cuando no se alcanzan. Lo perfecto también tiene una cara B cuando lo perfecto es nada más que una fantasía, un desvarío, una ficción. Somos imperfectos por naturaleza, la perfección –sobre todo cuando es obsesiva- se convierte en una quimera emponzoñada. El bienestar está muy bien y está al alcance; el mejor-estar –lo que llamamos la excelencia- queda lejos, está difícil, y es un poco como un espejismo ya que al alcanzarlo no proporciona lo que prometía. Si me dan a escoger entre lo sublime con un alto coste emocional, o con demasiadas renuncias, o si es excesivo el tiempo de vida que tengo que invertir o derrochar para lograrlo, o si me voy a perder otras cosas para conseguirlo –por ejemplo, vivir-… pues no me interesa. No somos perfectos: somos reales, somos humanos, y la imperfección y los errores forman parte de nuestro día a día. ¡Qué se le va a hacer! Prefiero conformarme con algo menos, con algo que esté simplemente bien, con no hacer de ese logro una guerra que me lleve a la enemistad conmigo, al infortunio, o a la desesperación de la frustración. Prefiero la paz a la guerra; será cosa de la edad, pero ahora lo veo así. Prefiero evitar la rigidez y quedarme con lo liviano que sea levemente placentero. La vida no debería ser un drama, pero hay quienes se empeñan en convertirla en eso. ¿Tú eres uno de esos? ¿O prefieres renunciar a la absoluta perfección y aceptar tu humanidad? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)