Jump to content

buscandome

Warianos
  • Posts

    1,695
  • Joined

  • Last visited

  • Days Won

    23

Everything posted by buscandome

  1. MIEDO AL SILENCIO Y AL VACÍO En mi opinión, es tanto el miedo acumulado hacia lo desconocido que algunas tareas que deberían ser ineludibles no las afrontamos debido a un miedo irracional y nocivo que nos boicotea la mitad de las acciones que son cruciales en el Desarrollo Personal y en la vida en general. El miedo a encontrase con el que realmente somos es uno de los más temidos. Es un miedo irracional que acatamos sin rebeldía, sin tratar de desmontar su falta de argumentos y el poder ilimitado que en alguna ocasión –inconscientemente- le hemos otorgado. El miedo al vacío, a ese no tener a mano los trucos de los que nos valemos para auto-engañarnos, está muy extendido. Nuestro personaje se pasea por el mundo y nosotros –el que realmente somos- se encuentra en el vacío, en el silencio, en ese terreno desconocido en el que imaginamos lo peor. Y no es malo ni peor: simplemente es desconocido. El miedo, en realidad, es hacia lo que podamos encontrar. O sea, a encontrarnos. A que la verdad de quienes realmente somos esté por debajo de las expectativas, y por eso preferimos conformarnos con los personajes que llevamos tanto tiempo representando. Aprovechamos eso de “más vale malo conocido que bueno por conocer”. No sé quién hizo el refrán, pero no se merece un premio. El acatamiento de lo malo sin más, procura más desencantos que beneficios. Pero también puede suceder lo contrario, que el que realmente soy no tiene nada que ver con la imagen que los otros tienen de mí y posiblemente tampoco con la imagen que yo tengo de mí. En ocasiones, el miedo proviene de la posibilidad de encontrarse con algo o alguien que está muy por encima de nuestra propia idea, y tal vez lo que padecemos es un miedo a hacernos cargo de ese que somos, que está por encima de nuestra mediocridad actual. Somos en una parte divinidad y aceptar esto se hace difícil. En nuestra esencia sólo existen las cualidades y no los defectos. Detrás de las máscaras que nos hemos puesto para sobrevivir está el inmaculado que nació y llegó lleno de atributos y bendiciones. Los creyentes llevan a Dios o a lo Superior en su interior y los ateos también –aunque ellos no lo sepan o lo llamen de otro modo-. Hay que vigilar que no sea una falsa humildad quien evita el silencio y el vacío en el que uno puede encontrarse a sí mismo realmente. Uno es grande. Uno, en su esencia, es perfecto. Uno contiene la divinidad. Y ha de encontrarse con ella. Que el miedo no interfiera en los planes. El silencio es enriquecedor y los vacíos sirven para llenarlos de nosotros mismos. El encuentro con uno mismo tal vez sea el acto más emocionante de toda la vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  2. ¿CÓMO TE VES A TI MISMO? En mi opinión, es muy acertada esa definición de la Autoestima que dice que es “el concepto que uno tiene de sí mismo”. Es cómo uno se ve y se siente a sí mismo. Lo que uno “cree” que es, que no tiene porqué coincidir con lo que realmente es. Tú… ¿cómo te ves?, ¿qué concepto tienes de ti? Si es positivo, y además es cierto y no un autoengaño, enhorabuena. Si es negativo… conviene que revises cómo está tu relación contigo, y por qué has llegado a esta situación, y conviene que veas con objetividad -y con Amor Propio y honestidad- si estás siendo justo o injusto contigo. Una relación con uno mismo en la que prima el desprecio o menosprecio, la frialdad o incluso el odio, es absolutamente nefasta. Nada positivo y todo negativo. Convivir con uno mismo todos los días con esta actitud es insoportable. E innecesario. Porque siempre queda la opción de la reconciliación, del abrazo, del acuerdo para que la relación sea agradable. A fin de cuentas te queda mucha vida y siempre vas a estar contigo… ¿Hasta cuándo vas a alargar esta situación?, ¿cuánto más de tu vida vas a perder de este modo?, ¿por qué aplazas una reconciliación contigo tan gratificante como necesaria? Cualquier cosa que hayas hecho, cualquier “error” cometido, cualquier desencanto, cualquiera, puede ser comprendido, aceptado, y hasta perdonado si hace falta. Cualquier cosa hecha, cualquiera, puede ser disculpada. Lo imperdonable es mantenerse obstinadamente en una actitud perjudicial y no querer dar los pasos necesarios para acabar con ella. Mírate al espejo. Y no de un modo simbólico sino real. Mira a los ojos a esa imagen reflejada: ese eres tú. Mira en el fondo de sus ojos, mira su postura, mira esa petición de comprensión y esa necesidad de apaciguamiento. Escucha en silencio su petición de paz. Abraza a esa persona desvalida que se refleja. Acógete. Todos tenemos alguna parte que necesita ser comprendida, aceptada, perdonada. Todos arrastramos desconsuelos, motivos de arrepentimiento, dolores atrasados, reproches sin solventar. Todos somos humanos. Tú eres humano o humana. Tú también te necesitas, y necesitas dejar ese frío con el que a veces te miras, ese desdén con el que a veces te tratas, ese resentimiento mal disimulado, ese reproche que ya no necesita seguir insistiendo. Es un buen momento para hacer las paces y saldar todas las cuentas. Es un buen momento para empezar a amarte. Es un buen momento para arreglar tu autoestima y ponerla y ponerte en su sitio. ¿Lo vas a hacer? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Para la baja autoestima te paso una serie de artículos relacionados con el tema. Tienes que leer todos los días unos cuantos porque esto es importante para ti. En este enlace encontrarás más de 300 artículos relacionados con la Autoestima. Hay 5 que se titulan CASI TODO SOBRE LA AUTOESTIMA muy interesantes y muy completos, aunque puedan parecer un poquito intensos o pesados. El resto de artículos y charlas son interesantes, pero como son tantos te recomiendo que empieces por los que tengan un título que te parezca que va contigo. Hazlo teniendo al lado algo donde puedas ir escribiendo tus descubrimientos, y así podrás recordarlos a menudo. Si tienes dudas, me consultas. (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?board=62.0 Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  3. SON NECESARIOS EL ORDEN INTERNO Y EL ORDEN EXTERNO En mi opinión, el asunto del orden no se está valorando tal como lo requiere. Es algo que se mira como si no tuviera nada que ver con cada uno de nosotros y que cada uno lo lleva como puede o como quiere. Y nos podemos encontrar desde el más caótico y desesperante de los desórdenes hasta el más maniático y obsesivo orden. Esto hay que entenderlo MUY BIEN porque es MUY IMPORTANTE: el orden externo refleja el orden interno y el desorden externo refleja el desorden interno. (Esto es válido para todos excepto para los obsesivos del orden que pueden entrar directamente en la “anormalidad”). Más allá de las justificaciones que aludan a que uno aprendió a ver el desorden como algo habitual, a no darle importancia, que no le parece mal y por eso no se preocupa por ello, está la realidad de que “como es adentro es afuera”. Así es como dice una de las llamadas leyes de correspondencia del budismo. Hay una prueba muy básica y fácil de comprobar. Cuando uno se harta del desorden que ha causado y está viendo a su alrededor y se pone a la tarea de colocar todo bien y en su sitio, queda a la vista una sensación agradable de equilibrio y armonía y se siente una especie de buena energía inclasificable y una indescriptible sensación de bienestar. Si en tu vida hay orden, y en tus cosas hay orden, y en tu casa hay orden, vivirás mejor un estado de tranquilidad y armonía. Si en tu vida hay desorden, y en tus cosas hay caos y abandono, y en tu casa todo está desorganizado, eso te hará sentir desgana para ponerte a arreglarlo –y lo mismo te pasará para las cosas de tu interior- y lo aplazarás hasta el momento en que ya sea realmente insoportable, pero mientras estarás viviendo en la zozobra interna, sabiendo que tienes que hacer arreglos –tanto adentro como afuera- mientras la dejadez te invita al abandono, la pereza te propone el desánimo, y tú te dejas llevar inconmovible, sin reaccionar. Las personas ordenadas internamente cuando se ven rodeados de caos se intranquilizan. Sienten que algo no va bien. No hay concordancia entre su interior y su exterior. Resulta complicado sentirse sereno y en paz si uno está rodeado por el desorden. Se puede asegurar –con todas las probabilidades de que sea cierto- que conseguir un orden exterior puede ser un primer paso para comenzar el cambio interno que uno se propone o está buscando. Cuando hablo de orden/desorden no me refiero exclusivamente a las cosas de la casa o el trabajo. También hablo del desorden en una relación de cualquier tipo –familiar o laboral- ya que cualquier cosa que le produzca a uno inquietud impedirá que la paz se manifieste por completo. Lo habrás comprobado en alguna ocasión: cuando tienes algún problema con otra persona eso te crea una inquietud que te impide estar plenamente en paz. Soluciona ese conflicto y habrá armonía dentro de ti. Si tienes tareas pendientes, hazlas, porque hasta que no lo hagas un pensamiento silencioso –pero efectivo- estará incordiando a tu conciencia hasta que las hagas. Aunque el caos sea interior, es bueno resolver primero el exterior: eso te facilitará las cosas. Eliminarás ese bloqueo que te impide ordenarlo y ordenarte. Despejarás el pensamiento y te podrás centrar en lo que te importa. Lo que hagas afuera se reflejará en tu interior. Te invito a que pruebes todo lo escrito. Notarás su efecto. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  4. LA HONRADEZ En mi opinión, la honradez ha de ser la expresión más pura y veraz de uno mismo. La honradez contiene todas las cualidades del Ser Humano, y es una de las mayores aspiraciones de una persona que está en un Proceso de Desarrollo Personal. Honradez es ser y sentirse fiel a sí mismo y a los propios principios, hacer que coincidan las ideas y los pensamientos con las actuaciones, ser del todo íntegro al obrar en cualquier actitud o situación, ser recto de ánimo, ser justo. Todo un compendio de cualidades resumidas en una forma de ser y manifestarse. La honradez es la voz de una conciencia sana, es la expresión de la honestidad, de la moralidad, de las instituciones personales. La pretensión más inspirada de cada uno ha de ser llegar a lo mejor de sí mismo, a la manifestación de su caridad y ternura, de su sensibilidad y tolerancia, de su altruismo y magnanimidad. Y eso se consigue con la honradez. Honradez no solamente en el sentido de no robar, sino y sobre todo, de ser fiel a los principios más nobles. Si uno es honrado y se comporta como tal en todas las facetas de su vida tendrá una conciencia que le aplaudirá, un alma que se sentirá satisfecha, y estará acercándose mucho más a su propia esencia. Esto de la honradez es un asunto que requiere una revisión personal y exhaustiva, hacer modificaciones si son necesarias, y expresarse y expresarla siempre desde el corazón. La pregunta inicial es: ¿Soy honrado en TODAS las facetas de mi vida? Otras preguntas a las que buscar respuesta son: ¿Me considero, SINCERAMENTE, honrado? ¿Qué importancia le doy a mi honradez? ¿Puedo ser aún más honrado en algunas situaciones? y todas las que quieras añadir. Te lo garantizo: tu honradez es algo que realmente merece que le dediques atención. Si te sientes honrado, te sentirás feliz y muy satisfecho de ti mismo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  5. SER COMPLACIENTE PUEDE SER UN ERROR GRAVE En mi opinión, las personas que complacen en exceso, dando prioridad absoluta a los otros y a los deseos ajenos, que se desatienden a sí mismas por atender a los otros, que se esfuerzan en demasía para satisfacer a los demás, o que complacen pero después se quedan con una sensación desolada y frustrante, deberían revisar qué es lo que hay realmente detrás de su actitud, por qué son tan complacientes. Pueden llevarse una gran sorpresa. En el Análisis Transaccional se hace referencia a un Impulsor al que se llama COMPLACE. Generalmente se da en personas a las que en su infancia se les ha inculcado el sacrificio como una “obligación moral” o como una imposición de la “caridad cristiana”, pero también se da en personas que lo han aprendido en su hogar –sobre todo fijándose en su madre- la servidumbre y la obediencia –con una parte de sumisión incluida-, o les han enseñado a buscar la complacencia personal en el agradar y servir a los otros –aunque haya sido como una responsabilidad impuesta de la que no son conscientes-. Se da también en personas carentes de autoestima o con una autoestima que esté por debajo de su justo equilibrio. El amor, el reconocimiento, las caricias en el alma o en los sentimientos, son imprescindibles para el Ser Humano, y si uno no es capaz de dárselas a sí mismo no le queda más remedio que buscarlas donde sea y como sea. En ese “donde sea y como sea” es donde reside el error, porque a veces para conseguirlo se acaba renunciando a los propios derechos y a la felicidad, y se acaba siendo manejable, resignado y esclavizado, e incapaz de reclamar lo que le corresponde, y mientras no se dé cuenta de ello -porque está en la costumbre rutinaria que arrastra desde su infancia- será infeliz, pero ni siquiera se planteará el motivo de su infelicidad y menos aún el origen. Busca -con orejeras y pagando cualquier desorbitado precio- que alguien le llene el depósito de las caricias, que le dé un poco de atención o unas migajas de cariño, y, en demasiadas ocasiones, paga por ello la renuncia a sí mismo y se perjudica notablemente. Hace favores a los otros, les cuida con esmero y en demasía, les antepone a sí mismo, les da incluso más de lo que piden y más de lo que se merecen, sonríen pero sólo para agradar, se callan lo que realmente piensan, sufren cuando el otro no se deja ayudar, y se sienten mal cuando no les cae bien a los otros…a pesar del esfuerzo realizado. Y todo eso con la única intención –aunque inconsciente- de recibir a cambio de su atención un reconocimiento, que le digan que son amables o buenos, que les den un poquito de atención o una pizca de cariño… pero… el inconveniente es que los otros, por lo general, no son generosos en el agradecimiento –llegan a verlo como una obligación de quien les está complaciendo y por eso piensan que no tienen que agradecerlo- y entonces, al no recibir ese reconocimiento que esperan, lo único que piensan es que no han sido suficientemente complacientes y que se tienen que esforzar más, complacer más, entrando de ese modo en una espiral que se vuelve autodestructiva porque comprueban que el esfuerzo nunca es recompensado. “Los otros son unos desagradecidos”, piensan. La mayoría de los que buscan esas caricias fuera es porque no son capaces de encontrarlas en el sitio donde tienen que estar: dentro de uno mismo. En muchas ocasiones se produce un error y se busca que sean otros quienes nos den lo que tenemos que darnos nosotros. De modo que, aún en el caso improbable de que sean muy agradecidos y generosos al agradecer, siempre será tomado como algo que está bien y es bien recibido, pero… no tiene la intensidad del amor que proviene de la comprensión y aceptación incondicional de uno mismo. Estas personas son propensas a entrar en relaciones de dependencia o relaciones tóxicas porque están necesitadas de ser reconocidas, de que alguien les preste atención… incluso aunque sea para hacerles sufrir. Prefieren el sufrimiento antes que la nada. He escrito acerca de los casos más “extremos” y un poco “anormales”. Hay personas que son complacientes por naturaleza –porque el Ser Humano es generoso- pero… quien crea después de lo leído que puede haber algo oculto en su COMPLACE, que lo resuelva. Hay unos permisos que conviene integrar hasta la aceptación incondicional de ellos para poder salir de impulsor COMPLACE. Puede resultar un poco complicado al principio, pero insistiendo se consigue. Por ejemplo, diciéndose –pero sintiéndolo, comprendiéndolo y creyéndoselo- “está bien que me respete”, o “está bien que me preste atención” o “está bien que piense primero en mí y en mis intereses”. Y por otra parte fomentando el Amor Propio, mejorando la Autoestima, y deshaciéndose de algunos mandatos que le inculcaron a uno durante su infancia y de los cuales no es consciente, o sea: haciendo lo que se desea hacer pero por voluntad y decisión propia. Ser complaciente con los otros puede ser un error grave si no hay solamente generosidad tras el hecho. Si tras esa fachada lo que hay es una necesidad de reconocimiento (que no tiene nada que ver con el ego) y de recibir amor, o atención, entonces ya no es tan bueno, no es tan generoso. Esconde una carencia de un tipo de amor que sólo puede venir de uno mismo: el Amor Propio. A quien se vea reflejado en el COMPLACE le sugiero una revisión de sus actuaciones, de su autoestima, de las carencias sentimentales que pudo tener en su infancia, de su Amor Propio. Tal vez a quien realmente tiene que complacer es a sí mismo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  6. LA VIDA ES UN VIVERO DE ERRORES En mi opinión, la vida es un vivero de errores donde éstos crecen y se reproducen continuamente. Llamamos “errores” –y no siempre acertadamente- a aquellas cosas o proyectos que no salen según teníamos previsto o de acuerdo con nuestros intereses. La vida nos va a dar la oportunidad de cometer un error tras otro. Algunas cosas nos las enseñan bien, o podemos estudiarlas y aprenderlas, pero a otras cosas sólo podemos acceder tras cometer un “error” y deducir que ese no era el camino correcto. Es lo que tiene esto de que no nos hayan preparado para afrontar TODAS las tantísimas cosas que nos acontecen en la vida…por eso no siempre son culpa nuestra las equivocaciones: es falta de preparación. Y tenemos que estar preparados para que así sea, para “errar” una y otra vez sin permitir que la frustración nos contagie de su pesimismo y nos afecte con su dureza. “Errar es de humanos”, se ha dicho siempre. Y con razón. Es la posibilidad estadísticamente mayor cuando se trata de hacer cualquier cosa: hay una manera de hacerla bien y millones de maneras de hacerlo mal. De errar. Conviene, por lo tanto, estar preparados para asumir las contradicciones sin penar, lo indeseado sin rabia, y lo doloroso… sin dolor. Conviene -en todas las ocasiones- preservarse, ponerse a salvo de todo aquello que nos pueda afectar dolorosa e innecesariamente; conviene desdramatizar la mayoría de las cosas que nos ocurren, quitarles el poder de hacernos daño, inmunizarnos contra cualquier mal, volvernos insensibles a lo malo. Es peligroso regodearse en la desdicha y quedarse estancado en la autocompasión o en el auto-reproche. Las cosas no siempre salen como uno quiere. Pero, a cambio, los “errores” nos enseñan el modo en el que NO hay que hacer las cosas. Lo correcto es aprender de ello para que no se vuelva a repetir… y seguir adelante. A un niño no se le regaña cuando está aprendiendo a andar y se cae. Y uno mismo siempre está aprendiendo a andar por el mundo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  7. EXIJO PUNTUALIDAD En mi opinión, la puntualidad es un asunto que requiere mucho respeto y que algunas personas menosprecian llegando a causar serias molestias con su impuntualidad. Me cuesta mucho soportar la impuntualidad. No la tolero. Soy consciente de que mientras estoy esperando porque el otro se demora estoy perdiendo una parte de mi vida de un modo no deseado. Es un tiempo de vida que yo no he decidido emplearlo de ese modo –en la espera- y considero que nadie tiene derecho ni autoridad para disponer de ese tiempo de mi vida del modo que le dé la gana. Yo no tengo por qué estar esperando cinco o veinte minutos porque la otra persona se haya entretenido innecesariamente, o se haya levantado más tarde. Es algo más que una falta de educación y respeto. Cuando la falta de puntualidad se debe a causas ajenas al otro puedo llevarlo un poco mejor, pero aún con esas condiciones me cuesta. “Es que hay mucho tráfico a esta hora”, pues haber salido media hora antes si ya sabes que hay mucho tráfico, le digo. “Es que me ha entretenido una amiga en el teléfono”, pues le dices a tu amiga que tienes una cita concertada –con anterioridad a su llamada- y que ya hablaréis en otro momento, le digo. “Es que no sabía que ponerme”, pues haberlo decidido ayer, le digo. También llevo mal cuando me están atendiendo en un comercio –tras haber esperado mi turno- y alguien se entromete y dice “es sólo una preguntita” –pues se espera usted hasta que le corresponda su turno, pienso o digo-, y soy bastante intolerante cuando me están atendiendo y suena el teléfono y lo atienden inmediatamente haciéndome esperar a mí. En estos casos, y lo he hecho alguna vez, les cuelgo su teléfono y les aclaro: “estaba yo antes que la llamada”. ¿Demasiado intransigente? Tal vez. Puede que sí. En mi opinión, defiendo mis derechos. Derecho a decidir lo que quiero hacer con el tiempo de mi vida y que no sea otro quien lo marque. (Tengo que aclarar que lo he exagerado un poco para que se vea bien, y que no siempre soy así: sé cuándo tengo que ceder el turno, cuándo el otro tiene una urgencia real, cuándo una persona mayor necesita ser atendida pronto… y en todos esos casos cedo la prioridad) Lo que pretendo es que se tome conciencia real de la importancia de la puntualidad, aunque lo que se vaya a hacer después en la cita sea lo más parecido a perder el tiempo. “La puntualidad es el precio que le pones al tiempo de la persona con quien has quedado”. Buena frase. Clara y contundente. “Cuando más tarde llegues, menos valor le estarás dando a su tiempo, y, por lo tanto, a su existencia en general”. Rotundo. “De este modo, matas sin su permiso unos minutos de su vida que ya nadie le va a devolver.” Acertado. “Acabas de privar a esa persona de las vivencias que podría haber tenido durante el tiempo que le has quitado sin justificación alguna”. Exacto. “Vamos, que acabas de convertirte en un homicida de experiencias ajenas. Y deberían procesarte como tal”. (Todas las frases entrecomilladas son de Risto Mejide) ¿Ves ahora de otro modo la puntualidad/impuntualidad? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  8. ¿SOY EL QUE ERA?, ¿SOY EL QUE PENSABA SER? En mi opinión, estar y prosperar en un Proceso de Desarrollo Personal es una de las tareas más duras que te puedes plantear. No es fácil. Y muchas veces no es agradable. Tomar conciencia real, sin ningún tipo de anestesia ni auto-engaño, de quién estás siendo en este momento y del camino que has andado para llegar hasta aquí, no es fácil. Aceptar y asumir todo el pasado y todo lo pasado sin hacer ningún tipo de auto-crítica, no es fácil. Amarse del todo y sin condiciones, no es fácil. Termino todos mis escritos -que son invitaciones a tener conciencia y consciencia- del mismo modo: “te dejo con tus reflexiones…”. Te dejo. Yo me lavo las manos. Te he llevado hasta cierto punto, te he hecho cuestionarte algo, os he revuelto por completo a ti y a tus emociones, y luego te dejo solo y a solas. Tú con tus reflexiones, que no siempre son amables ni agradables. Te dejo en la mayoría de las ocasiones con más dudas y más preguntas, lo sé. Mi deseo es que las atiendas y las resuelvas, que sigas adelante, pero esa es una tarea que depende de ti y sólo la harás si hay una voluntad real, firme, insobornable, de seguir hasta el fondo, hasta el final. Está bien que recibas ideas externas y objetivas, incluso algún apoyo, y que te aparezcan señales indicativas, pero tu camino lo tienes que hacer tú. Así tiene que ser. Enfrentarse a ciertas preguntas no es nada agradable. Molesta que se te ponga a la vista con innegable evidencia algo que has intentado ocultar y ocultarte. En realidad no son desagradables las preguntas y sí lo son las respuestas. Las preguntas serían bien recibidas si les correspondiera un sí, pero muchas veces les corresponde un no, o viceversa. O sea, no son lo que nos gustaría que fueran. Eso nos enfrenta a nuestra conciencia, al auto-concepto o la autoestima, a comparar nuestra realidad con el concepto ideal que nos habíamos formado de nosotros mismos. Y no siempre salimos bien parados. Si uno se pregunta “¿soy el que era?” esa pregunta le llevará, muy posiblemente, a responder primero con una mirada interior de tristeza, después con el reconocimiento de que no es el que era, y después es cuando se dará cuenta de lo que ha cambiado, de lo diferente que es si se compara con otra época de la vida. Cuando se sale victorioso del enfrentamiento y uno se reconoce más tranquilo, moderadamente feliz, o más asentado, todo va bien. Cuando se sale malparado, porque uno se da cuenta que ha perdido la espontaneidad, la sonrisa, las ilusiones, o una gran parte de su vida, ese darse cuenta es un reproche que se vuelve agresivo contra uno mismo. Si uno se pregunta “¿soy el que pensaba ser?” es muy posible que se repita el proceso anterior y con unos resultados similares. No hay duda de que hay que enfrentarse a esas dos preguntas –y a otras más- y sin miedo, porque descubrir cómo se encuentra uno realmente en este momento, y quién está siendo, da la oportunidad de mantenerse en el camino correcto en el que uno se encuentra, si es así, o da la oportunidad de hacer los cambios que se consideren oportunos para que, a partir de esta toma de conciencia, se logre que haya coherencia entre lo que se desea hacer y ser, y lo que uno de verdad hace y es. Así es el camino que acerca a la perfección, o sea, a la esencia, al que uno es pero no siempre manifiesta. Y es un hermoso camino. ¿Soy el que era?, ¿soy el que pensaba ser? enfrentarse a estas dos preguntas puede marcar la diferencia entre seguir como siempre o cambiar la vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  9. JAMÁS PODRÁS GUSTAR A TODO EL MUNDO En mi opinión, una de esas cosas que nos duelen y no somos capaces de aceptar abiertamente es, sin duda, el rechazo. Sentirnos rechazados, saber que no le caemos bien a alguien, o que no tiene de nosotros un concepto tan bueno como deseamos, son cosas que nos cuesta mucho aceptar. Y entonces decimos –para minimizar el efecto doliente- “no me importa” en vez de decir “no quiero reconocer que me importa”. Porque sí importa. Sí se le da importancia. El ego no se puede quedar impasible ante una afrenta de ese tamaño. El orgullo –primo hermano del ego- también mete cizaña ante el intento que hacemos de aparentar impasibilidad –“él se lo pierde”, podemos decir en voz baja-. Pero sí, molesta, duele, enoja, enfurece…a nuestro ego –no a nosotros- le altera, le encoleriza, porque se siente atacado directamente y en su flanco más sensible. Nosotros –si realmente fuésemos nosotros- deberíamos quedarnos inalterables. Nosotros somos quienes somos, o deberíamos serlo a pesar de la opinión de cualquier persona ajena. Es cierto que una situación así, la de sentirnos rechazados, implica una posible lección muy importante y una invitación a la reflexión acerca de uno mismo. Multitud de preguntas acerca de nosotros, de nuestro modo de ser o manifestarnos, de nuestras acciones o reacciones, de nuestras actitudes, nos pueden acercar a la verdad de lo que estamos mostrando, que puede que no sea el que realmente somos. Hace tiempo que encontré una frase que me puso en mi sitio con respecto a ese tema, y eso también le ha sucedido a muchos de aquellos con quienes la he compartido. Dice así: JAMÁS PODRÁS GUSTAR A TODO EL MUNDO NI CONSEGUIR QUE TODOS TE ACEPTEN. NI SIQUIERA EL MISMO DIOS LO HA CONSEGUIDO. Cuando pretendemos gustar de un modo irrechazable a los otros… ¿qué hay detrás de ello?, ¿soy yo o es mi ego quien se siente afectado?, ¿ese rechazo me ha mostrado una realidad mía que trato de ocultar detrás de mi enojo?, ¿soy como me dicen los otros que me ven o como yo creo que soy? A éstas se pueden añadir nuevas preguntas de cosecha propia. Y no hay que dar explicaciones a nadie por las respuestas que surjan. Este es un asunto propio. Así que se puede y se debe ser absolutamente sincero, cruelmente sincero si es necesario. Lo que no se debe hacer es tratar de ocultar, intentar disimular, justificar con excusas o invenciones, mentir y mentirnos. Y hay que tener mucho cuidado de no caer en el disparate de esforzarnos artificial e innecesariamente para agradar a los otros, para gustarles. No es bueno ser serviles, ni humillarse, ni renunciar a la dignidad propia, ni dejar de ser uno mismo para ser como al otro le gustaría que fuésemos. Eso nos haría perder nuestra identidad y llegaría el momento en que no sabríamos quiénes somos, perdidos entre tanto personaje que tendríamos que crear para satisfacer a todos. Uno sólo ha de satisfacerse a sí mismo… en principio. Si uno lo hace así, y se siente satisfecho de quien es, lo que mostrará al mundo es una persona digna, honrada, radiante, íntegra y ética. Y una persona así… sí que tiene posibilidades de gustarle a todo el mundo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  10. DESILUSIONARSE ES MUY BUENO En mi opinión, y para que estemos de acuerdo en la misma idea con respecto a lo que significa desilusionarse, es mejor recurrir al diccionario, donde encontraremos esto: ILUSIÓN: Concepto, imagen o representación SIN VERDADERA REALIDAD, SUGERIDOS por la IMAGINACIÓN o causados POR ENGAÑO DE LOS SENTIDOS. DESILUSIONAR: Perder la ilusión. A la vista de estas definiciones, es bueno y necesario desilusionarse, para salir de la ilusión y entrar en la realidad. También queda claro que es conveniente no ilusionarse cuando la ilusión se ha creado solamente con los elementos fantasiosos de la definición, y para que se salga de lo utópico o la fantasía conviene llamar a las cosas por su nombre. Más que “tener una ilusión” me gusta “tener un propósito” (que es el ánimo o intención de hacer algo, o el objetivo que se pretende conseguir) porque en el propósito hay implicación personal, voluntad, esfuerzo, y no se deja solamente en manos del azar o la fantasía. No es solamente un “sueño” sino la opción de hacerlo realidad. Tener un propósito es un objetivo o una meta con más potencia y verdad que una simple ilusión. Más que “tener una ilusión” me gusta “anhelar” (que es un deseo que tiene una fuerza impetuosa, ardiente y llena de pasión) porque en ese anhelo hay motivación y uno se implica plenamente y porque la fuerza que pretende conseguir ese anhelo sale del interior, de lo profundo, de lo imparable, de lo que está plenamente convencido y plenamente implicado en conseguirlo. Más que “ilusión” me gusta “esfuerzo” (que es el empleo enérgico del vigor o la actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades) porque en eso existe sacrificio y constancia, voluntad y brío, y una fuerza capaz de afrontar lo que sea necesario y de enfrentarse a lo que sea con tal de conseguir lo que uno se ha propuesto. Ilusionarse es fantasear en gran medida. La mente no tiene límites e imagina cosas que son o pueden ser demasiado utópicas, inaccesibles para nosotros –tal vez accesibles, pero para otros-; a la mente le falta, en estos casos, tomar conciencia de la realidad y las limitaciones. Uno se ilusiona y cuando lo ilusionado se encuentra con la realidad, con las posibilidades reales de ser llevado a cabo, se estrella, se decepciona, se desilusiona. Y lo que hasta ese momento era ideal, maravilloso, el mayor deseo… se convierte en frustración. Las ilusiones pueden ser una gran fábrica de frustraciones. Antes de emprender algo uno tiene que ser muy consciente de sus posibilidades y sus limitaciones. Repito que la mente imaginativa –que es fantasiosa y caprichosa- cree que puede con todo y no es capaz de ver todas las dificultades. Es muy infantil. En la realidad, que es lo cierto, existen trabas e imposibilidades, y hay que contar con eso porque es lo que nos vamos a encontrar. ¿Hay que tener sueños? claro que sí, por supuesto. Pero sólo los que se puedan hacer realidad, aunque sea con esfuerzo. ¿Se puede fantasear con deseos en la imaginación? claro que sí, por supuesto. Pero teniendo en cuenta que son sólo un recreo, un juego, y que llevarlos a la realidad puede ser imposible. ¿Se pueden tener ilusiones por algo? sí, se puede. Pero es más recomendable que sea un propósito, un anhelo, una intención firme, y conviene tener consciencia clara de las limitaciones y de la necesidad de esfuerzo que requiere traspasar algo de la irrealidad a la realización. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales
  11. ¿HAY OTRAS POSIBILIDADES? En mi opinión, se ha convertido en costumbre mayoritaria esto de hacer caso al dicho de “Virgencita, que me quede como estoy”, haciendo referencia -de un modo similar a como lo hace “más vale conocido que bueno por conocer”- a que uno acaba acostumbrándose a que en su vida haya cosas que deberían ser insoportables –pero se soportan-, a otras cosas de las que somos conscientes que tenemos que cambiarlas –pero no las cambiamos-, y a una insatisfacción más o menos notoria que a todos nos acompaña porque somos conscientes de fallarnos en muchos aspectos y tenernos un poco abandonados, desatendidos, llevando como buenamente podemos la vida pero sin intervenir directamente en ella tomando las riendas con la decisión y firmeza que se requiere. Dejamos pasar los días cometiendo la estupidez de estar insatisfechos con nosotros y nuestras actuaciones –o nuestra indolencia- pero sin hacer lo necesario para remediarlo. ¿Por qué nos quedamos soportando lo de siempre?, ¿por qué no hacemos lo que sabemos que tenemos que hacer?, ¿por qué aplazamos una y otra vez esta tarea de revisar nuestra vida y deshacernos de lo innecesario, tirar lo inútil, eliminar lo erróneo, e implantar lo más cercano a la perfección? ¿Por qué nos quedamos detenidos y estancados, eludiendo nuestra responsabilidad, paralizados en la queja, protestando y quejándonos porque no ocurre aquello sin nuestra intervención aquello que sólo depende de nosotros? Nos instalamos en un conformismo lamentable, que debería ser inaceptable, y acabamos rendidos sin mover lo fundamental para que se produzca el cambio necesario. ¿Hay otras posibilidades? En un 99% de los casos, sí hay otras posibilidades. Lo que pasa es que no queremos verlas o aceptarlas porque nos resultan incómodas. Porque requieren esfuerzos o cambios drásticos que no queremos acometer. Otra vez “Virgencita, que me quede como estoy”, que no vaya a peor. Nos instalamos en eso que se denomina “zona de confort” –que en este caso nos propone quedarnos como estamos y no arriesgarnos- y nos quedamos en lo desagradable porque nos resulta más llevadero que lo que es “posiblemente más desagradable”-aunque también puede que no lo sea tanto como creemos-, pero que sin duda es necesario. El miedo. O la pereza. O la mala costumbre. O la rendición. O creer sin razón real que no va a ser posible. Cada uno encuentra una razón/excusa para no permitirse ver otras posibilidades, para negar lo evidente, para auto-engañarse, aunque, en el Proceso de Desarrollo Personal, esto de engañarse conscientemente es, sinceramente, imperdonable. ¿Puedo cambiar lo que sé que tengo que cambiar de mí? La respuesta es SÍ. Atrévete a comprobarlo. Sé valiente. Hazlo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  12. NO TODAS LAS VERDADES SON VERDADES En mi opinión, quedarse aferrado a una verdad puede resultar que es quedarse aferrado a una mentira. Es cierto que hay verdades inamovibles, eternas, pero también hay verdades a medias, verdades que han dejado de ser verdades, y verdades que duraron un tiempo pero fueron cambiadas por otras. Hay verdades que no son nuestras, que son heredadas o impuestas y por eso mismo han de ser revisadas y actualizadas, porque cada uno de nosotros vamos cambiando y evolucionando, acercándonos a ese que realmente somos o estamos destinados a ser, y las verdades que nos fueron útiles –y fueron ciertas- en otros momentos de nuestra vida es posible que ya no tengan la fuerza o la fidelidad de entonces. Cuando una verdad nos dura mucho tiempo conviene revisarla para verificar si mantiene intacta su autenticidad o para comprobar si se ha convertido en un fanatismo, en una idea que mantiene su obstinación y nos hace suponer que creemos en algo que ya no creemos. No está nada mal que cuestionemos nuestras ideas y a nosotros mismos. Es necesario y es enriquecedor: si todo está bien y en su sitio, mejor, nos quedamos más tranquilos. Si descubrimos algo que tambalea, que no mantiene intacto su vigor, conviene revisarlo. Nada nos obliga a permanecer fieles a una idea. Lo que en otro momento pudo ser una referencia no tiene que durarnos obligatoriamente para toda la vida. El dogmatismo y el fanatismo son peligrosos. Tony de Mello lo decía: “Me reservo el derecho a cambiar de idea en cualquier momento”. Opino lo mismo. Estar vivo implica evolucionar. No podemos pretender mantener exactas todas las mismas opiniones que teníamos a los 10 o a los 20 años. Habrá cosas que se han quedado obsoletas, otras que han demostrado que ya no tienen utilidad, y en otras habremos encontrado un punto de vista nuevo que nos hace verlas de otro modo más adecuado a nuestra realidad de hoy. No hay que tener miedo a soltar y soltarse. Es casi más peligroso quedarse aferrado a algo. “Si no tengo la rama sobre la que vivo apoyado, me caeré”. Eso es lo que pensaba el pájaro hasta que le quitaron la rama… y comprobó que podía volar. Las cosas, con el tiempo, y con la objetividad, se ven de otro modo. Y hay que darse permiso para que así sea. Evolucionamos. Estancarse es morir. Soltarse es abrirse a algo nuevo. El miedo es sólo un pensamiento. La vida es la realidad. Atrévete a deshacerte de las verdades que ya no son verdades y date el placer de abrirte a otras nuevas. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales
  13. QUE LO MÁGICO SIGA SIENDO MÁGICO En mi opinión, tenemos algunas vivencias que nos han resultado tan maravillosas, tan amables, tan mágicas, que conviene mantenerlas intactas junto con el sentimiento que nos produjeron, junto con la emoción o la sonrisa o el amor con que las vivimos. Y es mejor no tocarlas, no desmenuzarlas racionalizándolas, porque corremos el peligro de borrar la aura brillante de la que las hemos rodeado. El peligro de quitarles la magia. Lo hermoso es ese asombro de aquel momento que nos permitimos vivir entonces en el que nos dimos permiso para ser llenados por aquello tan excelente; conviene mantenerlo sin preguntarnos el porqué, sin que la mente intervenga porque puede llegar a ser capaz de degradarlo hasta la categoría de vulgar. Y, aunque fuese algo vulgar, si para nosotros adquirió el grado de extraordinario… hay que mantenerlo como tal. Una puesta de sol en Madrid, sobre la Casa de Campo, vista desde la plaza que hay entre el Palacio Real y la Almudena –que si la desmenuzo es igual que otras que he visto- dejó una marca imborrable en mi vida y no quiero bajarla de ese pedestal, porque cada vez que la recuerdo me emociono. En mi infancia, un año en que los Reyes Magos no me habían traído ningún regalo, apareció de la nada una joven que me hizo entrega de un juguete diciéndome que los Reyes lo había dejado en su casa para mí. Que a nadie se le ocurra pretender decirme que era una humana que pasó por allí por casualidad. Para mí era, es, y seguirá siendo, un Ángel. Los momentos asombrosos tienen que seguir manteniéndose tal como se sintieron, y no hay necesidad de quitarles lo que tienen de emocionante. En la vida aparecen estos momentos más a menudo de lo que nos damos cuenta. Para darse cuenta, se requiere tener la percepción interesada y afinada, los sentimientos latentes, la atención ajustada y siempre activada. Y el permiso para emocionarse sin pretender entenderlo, sin dejar que la mente se entrometa. Más que en la propia cosa en sí, la fascinación está en nosotros, en que dejemos la sensibilidad libre para captar desde el corazón, desde la ternura, desde el alma. Todo es o puede ser excepcional… si no lo calificamos y clasificamos como vulgar o cotidiano. Aunque incluso lo vulgar y lo cotidiano visto con la mente des-condicionada, mirándolo como si fuese la primera vez y sin prejuicios, puede adquirir un nivel superior. Está en nosotros la capacidad de emocionarnos, de ver el mundo con otra mirada –mirando desde el corazón hay una mejor vista de todas las cosas-, y de involucrarnos en crear momentos especiales, grandiosos, intensos, brillantes… o dejar que la vida se llene solamente de mediocridades. Está en nosotros la capacidad de crear esos momentos para nosotros… y para los otros. Este un asunto que requiere profundas reflexiones. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  14. SE PUEDE CAMBIAR EL FINAL En mi opinión, y como es bien sabido, no se puede volver atrás en el tiempo para cambiar el principio de cualquier cosa que quisiéramos cambiar, pero sí podemos hacer un nuevo principio a partir del momento en que estamos hoy y crear un nuevo final más a nuestro gusto. Esto, como todo lo que implique un cambio, requiere atención, constancia y dedicación. Es bastante habitual encontrar insatisfacciones en la vida –nadie es perfecto y las circunstancias no siempre son favorables-, y a partir de esta cotidianidad unas personas deciden resignarse, rendirse sin oposición, quedarse en el lado de los que se conforman con que los golpes sean lo menos dolorosos posible, mientras que otro grupo de personas decide hacerse cargo de su vida y afrontar su situación de ese momento –sea la que sea- y comenzar con la tarea de reconstruir lo mal construido, de cambiar lo que no se acoge a sus deseos, de hacer de su vida una vida placentera, amorosa, amable, en la que poder sentirse a gusto. Me cuesta trabajo creer en un destino determinista en el que ya todo está trazado y decidido, y uno sólo puede seguir por el carril marcado en la dirección impuesta, sin oposición ni voluntad propia. Sí soy capaz de llegar a aceptar una “propuesta de destino” en la que a uno le queda la opción de decidir por su cuenta. Y estoy firmemente convencido de que la vida es una responsabilidad personal –que debería ser irrenunciable- y por ello cada uno debe hacerse cargo de la suya, con consciencia, no limitándose simplemente a dejar que vayan pasando los días uno detrás de otro, sino infundiendo vida a la vida, amor a la vida, felicidad a la vida, optimismo a la vida. No estoy de acuerdo con los que no hacen el mínimo esfuerzo por salir de donde no quieren estar, ni con los que saben que tienen que cambiar algo –porque es un deseo o un convencimiento que les nace en las entrañas- pero no se mueven para conseguirlo, ni estoy de acuerdo con los irresponsables, los insensato s derrochadores de su tiempo, los que no saben apreciar este milagro maravilloso que es estar en este mundo y estar vivos. Hay situaciones en vidas muy concretas que son casi imposibles de cambiar –aunque son menos casos de los que parece-, pero siempre, en todos los casos, uno puede modificar su actitud personal ante esas situaciones, porque no es tan importante lo que nos pasa como lo que hacemos con lo que nos pasa. No olvidemos que tenemos la opción de minimizar las tragedias, de sonreír ante los imprevistos, de desdramatizar lo desagradable, y hasta de reírnos de nosotros mismos. Y actuar así es el mejor favor que nos podemos hacer. Cada persona tiene la libertad de responder como quiera a las situaciones desagradables. Quedarnos tristes y abatidos ante las tragedias no sólo no las resuelve, sino que con esa actitud las agravamos aún más. Podemos cambiar el presente y podemos cambiar eso que llamamos futuro. Insisto en que no creo que estemos “inevitablemente predestinados y condenados”, sino que en un ejercicio de libertad podemos decidir. Y esa opción de libertad hay que ejercerla. Animo a todos a revisar a conciencia y con honestidad esas “cosillas” –o grandes cosas- nuestras que no nos gustan, y animo a comprometerse firmemente a modificarlas o eliminarlas. Se puede cambiar el presente. Y se puede cambiar el final. Sí, se puede cambiar. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  15. LA VIDA ATENTA En mi opinión, para que la vida sea una vida plena o una vida interesante, conviene que sea una Vida Atenta. Una Vida Atenta se podría entender como una vida que es muy responsable del Aquí y Ahora, que es muy consciente de YO y todo lo que eso conlleva y significa, que se da cuenta de lo que pasa a su alrededor y le pasa a sí misma, que observa impecablemente sus actitudes personales, sus reacciones, sus pensamientos, que se da el espacio que le corresponde, que no permite que se vaya el tiempo vacío, y que pone amor en todos sus actos. QUE ES MUY RESPONSABLE DEL AQUÍ Y AHORA, y eso requiere de una atención que se manifieste continuamente y tener una conciencia despierta y atenta. No negar. No engañar ni engañarse. Ser honrado e íntegro. No vivir y sí VIVIR. QUE ES MUY CONSCIENTE DE “YO” Y TODO LO QUE ESO CONLLEVA Y SIGNIFICA, porque a veces se nos olvida quiénes somos, qué hacemos en esta vida, cuál es nuestra función o nuestra misión, qué sentido tiene todo esto, o que hago “YO” aquí. Es necesario preguntárselo así: “¿Qué hago YO en mi vida?”, “¿quién soy YO en mi vida?”, “¿estoy haciendo lo que quiero hacer en mi vida?”, “¿estoy haciendo lo que intuyo que tengo que hacer en mi vida?”. Implica saber quién es uno mismo. Implica hacerse muchas preguntas y darse respuestas. QUE SE DA CUENTA DE LO QUE PASA, que no niega la evidencia, que no cierra los ojos a la parte de la realidad que no le gusta, que comprende, que siente, que no quita la vista de lo que hay a su alrededor y, sobre todo, a lo que lleva dentro. QUE OBSERVA IMPECABLEMENTE LAS ACTITUDES PERSONALES, LAS REACCIONES, LOS PENSAMIENTOS, ya que la observación es el modo más amable de aprender, o por lo menos de no seguir repitiendo los errores, las malas costumbres, o las reacciones desacertadas que aplicamos de un modo inconsciente. Requiere tener el Yo Observador activado. QUE LE DA A LA VIDA EL ESPACIO QUE LE CORRESPONDE Y QUE NO PERMITE QUE SE VAYA EL TIEMPO VACÍO, porque la desatención y la rutina, añadidas a la creencia errónea de que siempre hay un mañana, nos hacen infravalorar la maravilla y la magia de la que somos dueños: estar vivos. Y QUE PONE AMOR EN TODOS SUS ACTOS, porque una vida en la que el amor -en cualquiera de sus manifestaciones- no esté presente de continuo, es una vida carente de lo principal. Es una vida incompleta. ¿Y tu vida?, ¿es una Vida Atenta? Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  16. ESTOY RESENTIDO POR… En mi opinión, aunque no les prestemos atención a menudo, y aunque creamos haber olvidado o perdonado, casi todas las personas albergamos más de un resentimiento. A veces salen cuando nos aparece un recuerdo, o los sacamos, y nos dejan desconcertados. En el fondo –y salvo en los casos en que uno se emperra en mantenerse conscientemente en esa postura- creemos que es algo que no deberíamos sentir, creemos que debemos perdonar o que es más modélico y cristiano no seguir en ese resentimiento. Resentirse, según el diccionario, es “tener sentimiento, pesar o enojo por algo”, y esto es absolutamente natural, humano, a pesar de los conflictos que nos provoca ser o estar resentidos. Esta es la teoría, aunque en mi opinión cuando hay sentimientos por medio las teorías se van todas a la mierda. Así de claro. La realidad es que cada uno –desde su ego o su dolor- se cree con derecho a mantener y mantenerse en ese sentimiento. Enrabietado. Hay otra definición de resentirse y es muy curiosa. Dice “empezar a flaquear, debilitarse”. Es curioso, pero… ¿se puede interpretar que mantenerse en el resentimiento hace que uno acabe debilitándose?, ¿es eso lo que quiere decir la definición? me parece que no soy yo quien tenga que responder las preguntas y sí el lector. Sería muy interesante tomarse la tarea de hacer dos listas –por lo menos- en una de las cuales se deberían escribir las continuaciones a: ESTOY RESENTIDO POR… y también sería bueno comenzar otra con: ESTOY RESENTIDO CON… Sería bueno averiguar qué sentimos con respecto a esto. Es posible que algunas respuestas aparezcan pronto porque ya hemos pensado antes en ellas o porque aún no las hemos olvidado. Otras, en cambio, es posible que conscientemente se encuentren casi arrinconadas, al fondo y lejos, pero que inconscientemente sigan vivas y afectándonos sin que lo sepamos. Está demostrado que es un sentimiento negativo que daña a quien lo padece, así que será muy interesante descubrir los resentimientos, sacarlos a la luz, revisarlos desde la objetividad de este instante, y eliminarlos definitivamente a través del perdón, o sea, de la comprensión. Es un asunto desatendido o excesivamente presente, y ambos casos requieren una revisión. En este enlace hay buenas explicaciones acerca de lo que es el resentimiento, cómo se manifiesta, sus efectos negativos, y cómo superarlo: https://raleigh.quepasanoticias.com/noticias/opinion/a-corazon-abierto-dra-amparo/que-es-el-resentimiento, pero recomiendo hacer primero los ejercicios propuestos para no dejarse influenciar por esta información. Después de leer el artículo del enlace anterior ya puedes trabajar sobre lo que hayas escrito. Y si deseas más información este artículo también es interesante: https://www.cepvi.com/index.php/psicologia/articulos/como-manejar-el-resentimiento (son 5 páginas) Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  17. TÚ DECIDES QUÉ ES GRANDE Y QUÉ ES PEQUEÑO En mi opinión, los adjetivos y los adverbios, o cualquier calificativo y cualquier comentario, están adjudicados a título personal, o sea que uno mismo puede corregirlos cuando descubre que están mal adjudicados. Es uno mismo quien decide qué es bueno –qué le parece bueno- o qué es malo –qué le parece malo-, qué es realmente importante o a qué le confiere una importancia que no es real, qué le gusta y qué no le gusta. Si es uno mismo, muy conscientemente, quien valora las cosas y no hay en ello un autoengaño o falta de la información adecuada, estará bien lo que decide, y podrá ser poco o mucho, o podrá estar bien o mal. La atención reflexiva y la honestidad han de estar presentes cada vez que uno ejerce la responsabilidad de revisar su vida para verificar si está de acuerdo consigo mismo sobre cómo se está desarrollando. Que, por cierto, es una tarea que ha de ser constante e ineludible, porque de ese modo uno puede darse cuenta acerca de si hay condicionamientos a la hora de ver o valorar los acontecimientos que conforman su vida. Y uno puede aprovechar la ocasión de modificar el sentimiento que añadió a cualquier hecho de su pasado si ahora no le parece acertado. Ahora puede ver si aquel enfado fue innecesario, si sufrió excesiva e innecesariamente por algo que hoy le parece ridículo, o si explotó de mala manera ante un acontecimiento que ha demostrado no merecer ese arrebato. Es uno mismo, muy conscientemente -y no sus impulsos, o su violencia explosiva y descontrolada, o su soberbia altanera, o una ira reprimida-, quien ha de gobernar su vida, poniendo los pensamientos y acontecimientos en el lugar correspondiente y valorándolos en su justa medida. Tú decides qué es grande y qué es pequeño, qué no te ha de afectar ahora aunque te haya afectado antes, qué pensamientos pueden pasear tranquilamente por tu mente y cuáles vas a descartar para siempre; qué vas a hacer con tu sonrisa y cómo te vas a deshacer del mal humor y la rigidez. No es correcto que tu modo de vivir esté condicionado por reacciones de las que no eres consciente, ni por normas con las que ya no estás de acuerdo, ni que permitas que sean los otros los que te digan qué está bien o qué está mal para ti, o que alguien pretenda imponerte su escala de valores y que le des preponderancia a la suya sobre la tuya. Revisa tu modo de ver la vida y tus circunstancias –ya no eres el mismo de hace unos años y tus normas puede que hayan cambiado pero siguen sin actualizar-, comprueba qué es importante y a qué le das importancia –aunque no es importante-, valora según tu propio criterio actual –deshazte de todo lo que esté caducado-. En tu vida mandas tú. Y eres tú quien ha de mandar. Tenlo claro. Y hazlo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  18. Y LA VIDA SIGUE En mi opinión, no siempre nos hemos parado a tomar consciencia del significado real de muchas de esas frases hechas que hemos oído y dicho en numerosas ocasiones, y ésta es una de ellas. La decimos, o la escuchamos, y parece que con ella podemos dar por zanjada una conversación que ha llegado a su fin; al decirla filosofamos con una filosofía ajena, con una frase cargada de verdad que lleva encerrada entre tan pocas palabras el compendio de todo el conocimiento y la sabiduría de la humanidad. La decimos y con ella sustituimos nuestra opinión personal… o nuestro desconocimiento. Es la realidad que la vida sigue. Incluso cuando no somos conscientes de que está sucediendo, siempre es así. Mientras disfrutamos y mientras dormimos. Mientras la aprovechamos y mientras la perdemos. En cada instante la vida y nuestra vida siguen. No se detienen. Es interesante tener esto claro porque en numerosas ocasiones nos quedamos aferrados a un instante, una rabia, un desconcierto, un sufrimiento, o el pasado, y mientras permanecemos anclados a ello nos estamos perdiendo de vivir la parte del presente en la que estamos. Perdemos el tiempo y la vida sigue. Estamos distraídos y la vida sigue. Estamos furiosos, rabiosos, poseídos por la ira, en la más desastrosa inconsciencia y, mientras, la vida sigue. En algún momento llegamos a cierto período de nuestra vida –el Tiempo de los Arrepentimientos- en el que un rápido balance de lo que ha sido o lo que está siendo nuestra estancia en este mundo nos presenta muchos momentos de vida sin VIDA, y nos viene a la mente esa verdad de que la vida es IRREPETIBLE e IRRECUPERABLE, y un pesar inconsolable se instala en nuestra alma, un abatimiento desconsolado nos invade, y una angustia que no encuentra alivio se hace dueña de nosotros. Ahora, con gran penar, descubrimos en carne propia eso de que la vida sigue. Ha seguido. Y nosotros no hemos sido conscientes de ello, no le hemos sacado todo el jugo a todo lo que nos ha ofrecido. Una tragedia que ni el llanto ni el arrepentimiento van a conseguir remediar. La vida sigue. La vida pasa. Y queda claro en esta conocida poesía. INSTANTES Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría descalzo hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres, y jugaría con más niños, si tuviera otra vez vida por delante. Pero ya ven, tengo 85 años... y sé que me estoy muriendo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  19. CONVIENE SER TOLERANTE En mi opinión, una de las cosas que más cuesta hacer, y que es algo que requiere mucho tiempo de vida para empezar a comprender y aplicar, es ser tolerante. De entre las diferentes acepciones de tolerar, me quedo con la que dice “respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”, también “permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente”, y “llevar con paciencia”. Además, se puede añadir otra forma de definir la palabra: “aceptar a los otros tal como son”. Y si ya son difíciles y complicadas de asumir las anteriores definiciones, lograr esta última requiere un esfuerzo especial. Por naturaleza parece que a todos nos surge la norma de suponer que son los otros los que están equivocados, los que no hacen las cosas bien, los que son raros, los complicados… y cuesta aceptarlos tal como son porque no cumplen nuestras expectativas, porque no están en sintonía con nuestra forma de ser y actuar, que, por supuesto, según nuestro criterio, es la correcta. Eso es lo que creemos, claro. Cada día estoy más convencido que hay que des-identificarse de las cosas que ocurren, y no permitir que todo-todo lo que hacen los demás nos afecte; que no hay que implicarse innecesariamente en cosas que no son de nuestra incumbencia y que además no nos aportan nada bueno, que hay que eliminar los juicios y más aún los prejuicios, que hay que ser muy respetuoso y comprensivo, que hay que meterse en los zapatos del otro antes de opinar y de juzgar, y que hay de reconocer los propios fallos y limitaciones antes de exigir la perfección a los otros. (¿Y qué autoridad tenemos nosotros para decirles cómo tienen que ser?) La paciencia y la objetividad son unas aliadas imprescindibles. La capacidad de comprensión también es necesaria. Y también la aceptación desde la comprensión y la empatía. Es bueno estar predispuesto para aceptar que las cosas no siempre van a ser como nosotros deseamos, que no se van a cumplir todos nuestros sueños, que la vida no siempre transcurre a nuestro gusto, que el mundo no gira a nuestro alrededor, que hay que ser siempre muy comprensivo y muy indulgente, que la capacidad de perdonar –o sea, de comprender- tiene que estar siempre activada, que no todo es tan grave como aparenta o como nos parece en un primer momento, que lo importante es que uno prevalece por encima de todas las adversidades y que con el tiempo, si se desea, todo se va minimizando, todo pierde su aparente agresividad inicial. Es bueno no oponerse a lo inevitable, no martirizarse, no frustrarse continuamente, resignarse sin sentimiento de derrota ante lo irremediable, ser un poco flemático y conformarse con lo que hay cuando no puede haber más. Es bueno tomarse la vida con más tranquilidad y los inconvenientes con menos drama. Se trata de VIVIR y no de sufrir. Conviene ser objetivos, neutrales y a veces un poco fríos –o sea, sensatos-. Eso ayuda a ver las cosas como realmente son y no como nuestra confusión nos hacer verlas. Sé tolerante. Serás más feliz. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  20. TENGO LA AUTORIDAD QUE ME DAN MIS 65 AÑOS En mi opinión, el hecho de acumular muchos años de estancia en este mundo, y de haber tenido muchas y diversas vivencias, autoriza a las personas a emitir sus observaciones –sin pretender imponerlas-, a compartir sus reflexiones –sin pretender imponerlas-, y a contar cómo se ve la vida desde la atalaya de sus muchos años de experiencia y sus muchas informaciones –sin pretender imponer nada-. Por supuesto que esto se ha de hacer desde la objetividad y con objetividad. No es lícito aprovechar la tribuna para airear los desencantos, ni para opinar desde las frustraciones, ni para adoctrinar con sus verdades personales –que pueden ser sus errores-. Antes se respetaba lo que decían los ancianos. Se les suponía sabiduría o, por lo menos, experiencia. Ahora no se valoran del mismo modo. En parte, porque no todos son fiables puesto que muchos actúan desde suposiciones contaminadas y opinan viendo lo poco que le dejan ver sus orejeras. No hablan por sí mismos, sino por boca ajena. Otros lo hacen desde la prepotencia que creen que les confiere su edad. A mis años la vida se relativiza, lo que antes asustaba pierde su capacidad descomunal, lo que era pequeño crece tanto como le corresponde, los abrazos saben mejor, el amor es más amor, y las sonrisas son más serenas porque se sonríe desde el alma. He vivido, y por eso sé lo que sé. He pasado por casi todo. La prudencia es mi compañera a todas horas. Me he aliado con una sabiduría pequeña, modesta, que he ido configurando a base de observaciones sin juicios, con la mente desembarazada de condicionamientos, con amabilidad, con paciencia, y con prudencia. Miro la vida y el mundo y las cosas y la gente desde el respeto pero sin miedo. El hecho de que me quede poca vida me hace perder el temor a la vida y a la muerte. Quiero decir que ya sé que tengo la batalla perdida y por eso me puedo arriesgar más. Puedo callar cosas que antes explotaban rabiosas en mi boca y puedo decir con toda la tranquilidad otras que se me atascaban o se quedaban reprimidas; ahora las miro con conmiseración, con una sonrisa beatífica que sólo pueden entender los de mi edad. Una de las cosas que deseo transmitir a los jóvenes, y a los de 30 y a los de 40 y a los de 50, es que esto de hacerse mayor y acercarse a la muerte va en serio. Ocurre. A todos. Y cuando se llega a esta edad uno entra de lleno, inevitablemente, en el Tiempo de los Arrepentimientos. Y los hay. Muchos. Se toma conciencia –dolorosamente clara- de que la vida es IRREPETIBLE y que es IRRECUPERABLE. Y, dependiendo del día, eso es una fuente de tristeza. A veces, abate. Los remordimientos por lo no hecho y por lo mal hecho, campan a sus anchas haciendo daño sin respeto. Los dolores –físicos y emocionales- se acrecientan. La muerte se ha llevado a muchos de los seres queridos. El final cada vez está más cerca. Y no soy pesimista, sino realista. Y tomar conciencia de que esto es así lo que consigue es que se viva la vida con más pasión y con más alegría, que se viva mejor y se disfrute más. Así es como hay que tomárselo. A mis 65 años veo las cosas con menos fatalidad y con una resignación que no se siente frustrada. La aceptación se ha instalado en mí y ya no me molesto en pelear contra lo que sé que no debo pelear. Me relaciono a menudo con la paz, y una sonrisa beatífica, que calla mucho, refleja mi estado interior. No pierdo el tiempo en desesperarme por lo próximo que me viene, que es en declive sin duda; me reconforto sabiendo que he vivido mi pasado del mejor modo que he podido y no me exijo ni me recrimino por lo que no supe o no pude hacer mejor. ¿Para qué? Soy muy consciente de todo lo que he escrito -es mi experiencia personal- y por ello estoy muy atento a la vida. La veo de otro modo, creo que con más atención e inteligencia que los que aún no han llegado a estas reflexiones. No trato de dar consejos, pero… VIVE. Te lo repito: esto va en serio, y los días y las noches ya pasados se acumulan, y uno se carga de años y se descarga de vida. VIVE. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  21. QUIEN TE PIDE AYUDA TE ESTÁ AYUDANDO En mi opinión, cada vez que encontramos alguien que –creemos- necesita de nuestra ayuda estamos asistiendo a un momento especial en que una lección que nos es necesaria nos está siendo ofrecida. Por supuesto que hay excepciones, pero es bastante general que aparezca ante nosotros alguien que está necesitado de algo cuando somos nosotros, precisamente, los que estamos necesitados de otro algo. Esto es así, en general, ya que en un artículo no se pueden tratar todos los casos individuales y uno por uno. Hay casos en que uno no tiene clara su actitud y su actuación con respecto a la generosidad, por ejemplo. Y cada vez que alguien le pide dinero –o, aunque no lo esté pidiendo, capta esa necesidad- está teniendo la oportunidad de corregirse y avanzar en ese terreno. O le están haciendo ver lo afortunado que es al estar en su situación y no en la del que pide. O le pueden hacer ver su posición con respecto a los apegos. O le pueden llevar a una meditación profunda con respecto al destino, el futuro, el presente, el amor…o le presentan la oportunidad de revisar la postura de su ego en esos casos, para poder comprobar si se entromete y brilla o si no hay lugar para él. Si alguien te pide opinión o consejo con respecto a algún tema, presta atención: es muy muy muy posible que lo que le estés diciendo a él es algo que necesitas decirte a ti, es muy muy muy posible que lo que hables con él en realidad lo estés hablando contigo. Es muy muy muy posible que lo que le pasa te tenga que llevar a una reflexión personal interna e intensa. Es posible que te enfrente a algo que no has querido ver antes o que estás aplazando. Si alguien te pide un abrazo te está enseñando a pedir abrazos. Si alguien llora, te da permiso para llorar. Si alguien confía en ti, te está enseñando a confiar. La presencia en nuestra vida de alguien que necesita algo, lo que sea, casi nunca es inútil o sin sentido. Puede servir para contactar con la generosidad que cada uno lleva incorporada y no siempre manifiesta. Puede servir para mostrar y demostrar la humanidad que nos compone. La Vida Atenta nos enseña constantemente, así que la presencia de alguien que pide nos obliga a una parada y a una reflexión. El otro es mi hermano. El otro es yo. Me presenta la oportunidad de verle y verme. De ponerme en su lugar por el tiempo que desee para volver de nuevo a mí. A mi sitio y mis circunstancias. Pero si he sido capaz de ponerme en su lugar totalmente, sin miedo, abandonando durante ese tiempo esta vida que llevo para ser íntegramente él, sintiendo desde su posición, viendo el mundo con sus ojos y la vida con su corazón, y si lo he integrado bien, el concepto de la vida puede ser distinto después de esa experiencia. Si alguien necesita nuestra ayuda necesita también nuestro amor. Pedir es un acto que requiere valentía y humildad. O estar en una grave desesperación. Quien pide necesita –además- nuestra comprensión y nuestro respeto. Quien pide algo conoce y ha conocido el desconsuelo y la desesperación. Es otro yo que ha sufrido y sufre, y eso le hace merecedor de nuestra empatía total, de nuestro apoyo incondicional, de nuestro amor desinteresado, y de un abrazo que no sea sólo simbólico. Cuando alguien te pida no le des sólo lo que pide: dale más. Date tú. Comprende esto y verás con agradecimiento a quien te pida ayuda porque en realidad es él quien te ayuda a ti. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  22. NO PUEDES ESCAPAR DE TI En mi opinión, esta fantasía que probablemente haya ocupado tu mente en alguna ocasión –aunque no hayas estado presente conscientemente en eso- es algo, lógicamente, imposible. No puedes escapar de ti. Lo sabes. Es un deseo ocasional y disparatado al que conviene no aferrarse porque es dañino y contraproducente. Quien haya tenido ese pensamiento en alguna ocasión ha de ver con claridad y comprender cuáles son los motivos que le han llevado a esa situación, y una vez se dé cuenta de la razón, o las razones, le conviene deshacerse de ello modificando lo que sea necesario, deshaciéndose de las trabas, tomando decisiones firmes y manteniéndose en ellas. La realidad es que uno nace para pasar toda la duración de su vida consigo mismo, así que conviene aceptarlo de ese modo –y no con resignación sino con satisfacción-, y conviene hacer planes y edificar partiendo de esta premisa. Si es tanto el tiempo que aún queda de ineludible presencia en la propia vida… ¡qué mejor modo de hacerlo que con placer! Es elemental, pero conviene comprender esto con claridad. Conviene –por el propio bien- llegar a un acuerdo personal de buena convivencia, de amorosa relación, donde uno sea su mejor colaborador, su más atento cuidador, el más amable y cariñoso, el más incondicional y generoso. No hay nada en el pasado, en lo mal hecho, sea lo que sea, que no merezca un perdón. Anclarse en lo menos bueno del pasado y seguir empeñado en castigarse por aquello es una bestialidad. Despreciarse es una aberración. Ser inclemente es la mayor de las injusticias. Mirarse con ojos de desprecio es una humillación intolerable. En el lugar de todos estos desatinos hay que instalar comprensión, un corazón abierto de par en par, una capacidad de perdón inagotable, unos brazos insaciables a la hora de auto-abrazarse, sonrisas, música, una aura brillante… Y amar. Amarse. Esto es de una lógica aplastante para todos y es un mandato divino para los creyentes. No se debe eludir. Es prioritario. Un mundo sin amor es un mundo sin la parte más importante de la vida. Métete esto en la cabeza y no lo olvides nunca. Revisa tu escala de valores en tu vida y verifica si hay algo que cambiar, si hay algo que añadir o quitar… y hazlo. No puedes escapar de ti. Alégrate por eso. Y dedícate a construir la mejor versión de ti mismo. Construir una persona llena de cualidades. Trabaja para que así sea. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  23. ROMPERSE PARA RECONSTRUIRSE DESPUÉS En mi opinión, todas aquellas personas que en alguna ocasión nos hayamos sentido a punto de perdernos del todo, de entrar en algo que se parece a una depresión pero no lo es, que se parece a una crisis de identidad personal donde uno no se encuentra a sí mismo, donde las preguntas sin respuesta acosan y agobian y matan lentamente, donde la incomprensión de la situación es lo que más abunda y domina, donde uno se ve pequeño, desubicado, desconcertado, desorientado y perdido… todas las personas que hemos pasado por esa situación hemos sentido algo parecido a que nos vamos a romper y que todo se está rompiendo a nuestro alrededor. Nos hemos encontrado, o nos encontramos, en un vacío de no saber qué hay que hacer, si afrontar y enfrentarnos a eso que nos desconcierta o si salir huyendo –que es una opción apreciada pero desacertada-, pero en el mismo pensamiento aparece la cordura de darnos cuenta de no saber hacia dónde se puede huir, mientras que al mismo tiempo algo tira de nosotros y nos sugiere –en contra de nuestra voluntad- que las cosas se han puesto así de difíciles porque ya es inevitable atreverse a mirar lo que nos pasa, lo que somos, lo que hemos hecho, lo que sentimos pero no somos capaces de definir, la fe, el presente y el destino. Todo se ha confabulado y es la hora. Nada es casual. Y pasa porque estamos preparados. La propuesta de romper todo lo que no nos vale, de rompernos del todo, de tirar las estructuras obsoletas, parece más o menos razonada y más o menos razonable, pero… entran los miedos con potencia y se hacen cargo de la situación. Se hacen cargo de dinamitar nuestra poca voluntad y de tapar las rendijas de luz que habíamos empezado a ver. El miedo. El enemigo. Nos da miedo el dolor. Eso es lo que cuesta: meternos en el dolor, entrar en lo desconocido sin saber si vamos a salir indemnes. Se nos olvida que hay Algo o Alguien que nos protege. Quedan por descubrir muchas cosas que son nuestra verdad, nuestra esencia, y no accedemos a ellas. Por miedo. Hay que romperse, romper lo inútil, deshacernos de lo que no nos corresponde. Quitar lo que nos impide ser. Llegar a la maravilla que hay al fondo. Y reconstruirse –según nuestros propios planos, haciendo un nuevo Plan de Vida- después. Esa es la propuesta. Nuestra olvidada propuesta. Perdemos el tiempo en lo que no nos pertenece. Demasiado apego a la tierra y a las cosas. Mucha atención a lo que nos distrae y poca atención a lo importante. ¿Te atreves con todo esto? Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  24. PARA DISCUTIR NO ES NECESARIO DISCUTIR En mi opinión, este juego de palabras del título sirve como introducción a una situación en la que no siempre nos sentimos cómodos, y que se nos ha presentado y se nos seguirá presentando, por lo que conviene conocerla. El juego de palabras se basa en el diferente concepto que se puede tener acerca de lo que es discutir. Personalmente he tenido muchos conflictos con esto porque para mí discutir implicaba gritos, falta de respeto, violencia, intención de imponer algo al otro, y acabar de mala manera y enfadados. Discutir es “examinar atenta y particularmente una materia”, y “contender y alegar razones contra el parecer de alguien”. (Diccionario de la RAE). O sea, hablar. Exponer. Razonar. Comunicar el propio punto de vista y justificarlo. Pero no es ni ha de ser imponer como lo verdadero y pretender que el otro desista del suyo y reconozca la prevalencia del nuestro. El respeto ha de ser el hilo conductor de cualquier discusión, para que ésta sea civilizada y ambos sean cuidadosos con el otro. De ese modo se evitará esa “discusión” que consiste en gritar, en ser violento, fanático, irrespetuoso, intolerante, incivilizado… Mediante la asertividad –que a mí me parece imprescindible ejercerla para discutir-, y la consideración y tolerancia mutua, cada uno podrá exponer su opinión y dejarla ahí, por si el otro tiene a bien acogerla y más adelante reflexionar acerca de ella. De este modo uno se evitará disgustos, malos entendidos, malas relaciones, odios, y rupturas. Ahora ya lo sabes… para discutir no es necesario “discutir”. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales MÁS INFORMACIÓN SOBRE ASERTIVIDAD: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,14256.msg16731.html#msg16731 (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,14255.msg16730.html#msg16730 (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,14296.msg16777.html#msg16777 Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  25. DES-CULPABILIZARSE En mi opinión, una de las mejores cosas que uno puede hacer por sí mismo, y que además es el paso previo para iniciar con éxito un Camino de Desarrollo Personal, es des-culpabilizarse. Quitarse la culpa. Deshacerse de la culpa. El día que escribo esto cumplo 30 años de estar escuchando historias de personas que han vivido experiencias muy duras. Cuando oigo la que me parece la más dura y creo que ya no puede haber otra peor…aparece otra peor. El sentimiento de culpabilidad es algo que aparece reflejado en casi todos los casos. Hay una tendencia generalizada a culpabilizarse por cosas de las cuales uno no es culpable y a responsabilizarse de hechos graves de los que uno no es responsable. En muchas ocasiones no somos conscientes de esto, pero arrastramos sentimientos de culpa de un modo inconsciente; bien porque nos los inculcaron a lo largo de nuestra infancia de un modo directo o subliminal –“eres torpe”, “eres malo”, “todo lo haces mal”, “vas acabar conmigo”, “me haces sufrir mucho”-, o bien porque nos suspenden una asignatura –y somos “culpables” de haber suspendido y “culpables” de que nuestros padres se enojen-, o bien hay una influencia religiosa: “Jesucristo murió para salvarte” Esto he aprendido: estancarse en la culpa –cuando, además, en demasiadas ocasiones no somos culpables- es contraproducente, no aporta nada positivo, disminuye la autoestima, nos enemista más con nosotros mismos, nos estanca en nuestro malestar “porque creemos que somos “culpables” y de algún modo lo tenemos que pagar”. Y esta idea atroz de que cada culpa merece un castigo es un drama que arrastramos del cual debemos deshacernos inmediatamente. Eso que nos hace sentir “culpables” puede merecer una reflexión, un cambio, pero no un castigo. Todo el tiempo que estés regodeándote masoquistamente en tu culpa es tiempo que pierdes de vida presente. Aunque seas culpable, aquello ya pertenece al pasado y tú estás en el presente y tu responsabilidad es vivir bien en este presente. El sentimiento de culpa es inútil. Gastamos mucho tiempo y energía en ello. Ya no podemos cambiar nada de lo que sucedió. Podemos pedir perdón o reparar el daño si es posible. Podemos aprender lo que NO tenemos que repetir. Y si eres capaz de entender esto te podrás quitar de encima un gran peso innecesario: tú no eres culpable de lo que pasó. Fue otro tú. Otro que tenía menos experiencia y menos claridad. Otro que se vio obligado a hacer aquello porque no tuvo otra alternativa, o porque no supo prever el resultado, o porque creyó que era lo apropiado, o porque no sabía hacer otra cosa mejor, o porque... El yo del presente se da cuenta de lo que hizo el yo del pasado, y puede ver lo que estuvo bien y lo que no –ahora, a la vista de los resultados, juzgar es fácil, pero recuerda que quien juzga no es el que estuvo allí-; aquél del pasado ya no está aquí, desapareció, y no es justo que el yo del presente tenga que pagar por el yo del pasado. Cuesta entenderlo y cuesta aceptarlo. Te invito a que pruebes a verlo de este modo. Que pruebes a des-culpabilizarte. Que te atrevas a quitarte esa pesada e inútil carga. Que te liberes. Que te des permiso para salir de ahí dejando la culpa en el pasado, que es donde le corresponde estar. Desoye al masoquista interno. Desoye al inquisidor. Desoye todo lo que tenga que ver con culpa y castigo. Bastante te ha afectado todo eso ya. Des-culpabilizarse es un grandioso acto de Amor Propio. Y es necesario. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
×
×
  • Create New...