Jump to content

buscandome

Warianos
  • Posts

    1,695
  • Joined

  • Last visited

  • Days Won

    23

Everything posted by buscandome

  1. CAPÍTULO 44 – EL TIEMPO y EL TIEMPO-VIDA Este es el capítulo 44 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “El tiempo no es oro, como dice el refrán: el tiempo es vida”. “¿Qué sentido tiene correr cuando se está en el camino equivocado?” (Proverbio) “He de invertir tiempo en reflexionar, en pensar, en darme cuenta, en responder a las preguntas que yo me haga y las que la vida me ponga por delante”. “Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?”. (Gandhi). “Siempre le pueden sobrar unos minutos al día para nosotros”. “Es bueno invertir el tiempo en lo que llena y realiza, en lo que construye y suma”. “Nos metemos demasiadas veces en cosas que no nos interesan y conviene preguntarse a menudo, ¿es esto lo que quiero?, ¿es imprescindible para mí?, ¿es bueno para mí?”. “¡Ay, si tuviera tiempo para vivir la vida! ”. El tiempo en la vida no se debe medir en segundos sino en momentos. Cuando recordamos partes de nuestra vida, recordamos momentos, y siempre con el añadido de la emoción o sentimiento que nos produjeron. Cuando hacemos un balance de nuestra vida, sopesamos cuántos momentos hubo que fueron buenos, y cómo de grandes, y cuántos hubo malos, y cómo nos dañaron. Que el resultado sea positivo nos va a llevar a tasar como buena o mala nuestra vida. Por eso se impone la obligatoriedad de ir construyendo momentos muy especiales, de propiciarlos, de inventarlos, de estar atento a enriquecerlos, de procurarles los más agradables sentimientos que se conviertan en maravillosos adjetivos, las emociones más satisfactorias y los estremecimientos más extraordinarios. Ellos constituirán nuestro pasado, una de las bases de nuestra autoestima, y serán los que darán valor en buena medida al sentido que haya tenido nuestra vida en el mundo. En nuestro propio mundo. UN EJEMPLO DE QUEJA HABITUAL EN CUALQUIER PERSONA La cantidad de tiempo-vida de que dispongo es igual que la de cualquier otra persona: dispongo de las mismas veinticuatro horas, pero hago un mal uso de ellas. Hago un consumo exento de calidad. Tengo aún mucho tiempo-vida para usar, pero mi lamento es no ser absolutamente consciente de él. Mi protesta es por no conseguir la intensidad suficiente en cada momento, y no me refiero a su utilidad, a su productividad, sino al sentimiento de cada uno de los momentos. Mi indignación es para conmigo por permitir su marcha intacta, por consentir su paso invisible por mi vida como si no formaran parte de mi, como si no me pertenecieran. EL TIEMPO ESTÁ LIGADO A MÍ: EL TIEMPO SOY YO. Si estoy dormido no existe el tiempo. Si estoy a gusto o en paz, no existe el tiempo. Ya sé que las horas no existen, que son solo un invento humano para no concertar las citas y poco más. No existen las horas, ni los días, ni los años, ni el futuro, ni el pasado: sólo hay un presente, sólo hay “ahora” y si no disfruto este “ahora” ningún otro vendrá a reemplazarlo; vendrán otros “ahoras”, pero para ser ellos mismos, no a sustituir a ninguno que haya estado. La calidad del tiempo de vida se consigue estando totalmente en lo que se está haciendo: si ahora estás leyendo esto, pero no lo estas apreciando porque mientras estás pensando en tu amigo, en el trabajo, en el coche… te has perdido la oportunidad de este momento. Cuando estés con tu amigo, entonces, no pensarás en lo que lees ahora, sino que has de estar con él: cuando estés en el trabajo, entonces no pensarás en lo que lees ahora, sino que has de estar totalmente en el trabajo. El tiempo tiene otra utilidad, que es la de perderlo. Lo que a veces se denomina “perder el tiempo”, puede ser la mejor forma de “ganarlo”. Pero si uno decide “perderlo” ha de ser una decisión libre. Que “perderlo” sea lo se desea realmente hacer y así no quedará al final la frustración de sentirlo como perdido. De ese modo, aún haciendo lo mismo, uno estará haciendo lo que quería hacer y no lo que no quería hacer. El tiempo libre deja de ser libre si no se utiliza esa libertad más que para pensar en qué se podía ocupar. A veces, algunas personas tienen un sentido tan extraño del uso del tiempo que lo llenan de cualquier cosa, de cualquier manera, porque piensan que el ocio o la meditación son improductivos, que en ese mismo espacio de tiempo, podrían volver a limpiar el horno por segunda vez en el día. Esta es una decisión que cada uno debe tomar según quiera, pero que conviene que sea tras una reflexión en la que valore si es más importante el horno o uno mismo. Hay personas que, con premeditación y alevosía, asesinan al tiempo, que es peor que matarlo. Se sientan frente al televisor, como si estuvieran condenados a ello, y ven cuanto les meten por los ojos, se embotan, y luego se van a la cama con la sensación de que les están robando la vida, o exclaman sin un enfado que tal fuese preciso: otro día que se ha terminado. Hay personas que para evitar quedarse a solas con ellos mismos, se inventan ocupaciones, dicen que sí a todo lo que les proponen, o desarrollan una hiperactividad inútil. Incluso los que realmente están ocupados deben saber que siempre le sobran minutos al día para dedicárselos a sí mismo. VIVIR NO ES SOLAMENTE RESPIRAR. Vivir es ser consciente de cada momento y eso requiere tiempo. En el Camino, el buscador debe dedicar todo el tiempo que sea necesario para descubrir los errores que le han infundido durante su educación, por su familia y la sociedad, y sus propios errores, y quién es y todas las preguntas que alguna vez se han presentado en su pensamiento. Contestar todas esas preguntas que se planteará requiere tiempo de dedicación. Es necesario tiempo para que algunas cosas se vayan aposentando con solidez. Las personas crecen interiormente cuando se dedican tiempo. El tiempo es la vida. Cada vez que dejo una cosa para mañana, estoy eliminando la posibilidad de que “eso” llegue a suceder. ¡¡ Qué muerto está quien asesina su tiempo (que es peor que matarlo) con premeditación (inventándose obligaciones, creándose compromisos, llenando el tiempo de vacios ocupados) y alevosía (eso sí: que no aparezca que he sido yo)!! QUEJA Nos quejamos del tiempo y no nos preocupamos de cuidarlo. Hay que aprender a tomar el tiempo que se necesita para cada cosa, y no más, pero tampoco menos. Yo sé que mi tiempo-vida es lo más válido para mí, porque el tiempo es lo que nunca podré comprar. El tiempo no es tiempo, el tiempo es vida. Y cada uno puede valorar su tiempo-vida al precio que quiera, pero recordando su irrecuperabilidad y la imposibilidad de encontrar más del que nos ha sido destinado. Por favor, no mates tu tiempo-vida. Es mejor descubrir el placer de estar con uno mismo a solas y en silencio; es mejor escuchar lo que el interior nos quiere contar, es mejor crear la paz y la armonía que necesita el interior para manifestarse. El error de no disfrutar el tiempo, por lo tanto la vida, está en la prisa que a veces tenemos por vivir toda la vida en el mismo día. Descubre el placer de ordenarlo a tu gusto y conveniencia, y emprende sin demora las cosas que no permiten ser eludidas. SUGERENCIA A veces, el problema de la sensación de pérdida de tiempo-vida se debe al deseo de llenar la vida de cosas excepcionales, al deseo de ocupar el tiempo-vida con vivencias-situaciones-experiencias especiales; siempre pensamos que podíamos estar haciendo algo mejor. Quizás venga del Ser Interior esa llamada en forma de intranquilidad, para que no nos conformemos con lo más inútil y fácil a la vez. Es bueno sentarse de vez en cuando frente a una cuestión que diga… SE PASA EL TIEMPO Y NO… REFLEXIONES Debemos ser absolutamente conscientes de que el tiempo-vida es irrepetible e irrecuperable. No hay concepto más dolorosamente equivocado que el de “matar el tiempo”. No ser conscientes de que estamos viviendo cada instante nos puede pasar factura al final de nuestros días, cuando lleguemos al Tiempo de los Arrepentimientos y sintamos dolorosamente, de un modo innegable e irremediable, que perdimos el tiempo. Que perdimos la vida. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Copio literalmente un trozo de un libro de Jacques Castermane, titulado Las lecciones de Dürckheim: “Dice Castermane: tengo a menudo la impresión de estar perdiendo el tiempo. Hace tres meses que estoy en Rütte y, si estoy aquí, es para trabajar sobre mí mismo, para hacer ejercicios, para leer sus libros. ¡Pero también hay que comer! Las tiendas más cercanas están a tres kilómetros de aquí. Ya sea en la carnicería, en el supermercado o en la droguería, siempre están llenos de gente y hay que esperar a que nos atiendan, hay que esperar en las cajas… Verdaderamente, tengo la impresión de estar perdiendo el tiempo. Cuando pienso en la cantidad de páginas de sus libros que podía leer en ese tiempo perdido… Contesta Dürckheim: ¡Esto sí es interesante!, ¡He aquí el origen de esa materia explosiva de la que usted está lleno! Puedo comprender que esté usted invadido por esa preocupación de aprovechar el tiempo que pasa en Rütte, y de aprovecharlo para trabajar sobre usted mismo. Pero al mismo tiempo debo decirle que usted aún no ha comprendido nada del trabajo que hacemos aquí. Guarde mis libros en un armario, ciérrelo con llave y… pierda la llave. Porque lo primero que se necesita en el Camino es reconocer la Ley del tiempo libre. Hay que crear las condiciones que permitan que la coincidencia de lo profundo se despierte. Y esto exige dos cosas: trabajar y dejar actuar al interior. Así es como la meditación en silencio parece una pérdida de tiempo para quien todavía no comprende nada, hasta tal punto que a veces dice que sería mejor leer un buen libro durante esos cincuenta minutos. Pero se trata de prolongar la actitud interior a la que podemos abrirnos en el curso de la meditación, es decir, intentar desarrollar el oído interior a lo largo de todo el día. Hay aquí la misma diferencia de actitud que separa a quien escucha la música para oírla, y a quien la escucha para reconocer el nombre del compositor o del director de orquesta. Pregunta Castermane: “¿Quiere usted decir que, por el momento, es mejor que yo no haga nada antes que hacer cualquier cosa sin esta actitud interior diferente?” Y le conteste Dürckheim: “Es necesario que sepa usted que yo aún tengo todos los días el mismo sentimiento que usted experimenta. Siempre hay cartas a las que debo responder, debo releer las notas sobre el libro que estoy escribiendo, etc… Cada uno de nosotros se encuentra todos los días en esta tensión entre dos exigencias: nuestro deber frente al mundo y nuestro deber frente al Ser. Pero cada vez me doy más cuenta de que, en la medida que soy capaz de no soltar el hilo de oro que me une al Ser, estoy autorizado a trabaja en el plano existencial”. RESUMIENDO Es imprescindible tomar conciencia del tiempo-vida y saber administrarlo correctamente. Uno de los mayores sufrimientos cuando lleguemos a una edad avanzada será que perdimos el tiempo-vida, y que eso ya es irrecuperable. Los asuntos personales y espirituales requieren tiempo: tiempo de atención y dedicación, tiempo de aposentarse, tiempo de espera para que suceda lo que tiene que suceder, tiempo de silencio para escucharse a sí mismo. No derrochar el tiempo-vida: el tiempo-vida es insustituible, irrepetible e irrecuperable. Llamamos tiempo a lo que debiéramos llamar vida. No perdemos el tiempo: perdemos la vida. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  2. CAPÍTULO 43 - SER FELIZ – LA FELICIDAD Este es el capítulo 43 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “La mejor manera de ser feliz es ser feliz. ¿Demasiado sencillo? Piénsalo… siéntelo…” “Sólo viviré este día una vez y sólo estaré con estas personas aquí y ahora. ¿Quién me impide convertir este instante en una maravillosa experiencia?... ¿de quién depende que yo viva esto con felicidad y gozo?... sólo de mí. En mis manos está sembrar de dicha el resto de mis días”. (Bernabé Tierno). “La gente está tan acostumbrada a la infelicidad, que la sensación de felicidad le parece sospechosa”. (Anónimo) “Nadie más es responsable de tu felicidad, sólo tú”. “Deberíamos proponernos nuestra vida como una búsqueda continua de satisfacciones”. “He cometido el peor pecado que uno puede cometer: no he sido feliz”. (Borges) “Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”. (Jean Paul Sartre) “La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”. (Thomas Chalmers) “Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo”. (Publio Sirio) “Estamos preparados para el fracaso y el sufrimiento, pero no estamos preparados para el éxito y la dicha”. (Anónimo) “La felicidad no es un estado externo, sino un estado interno”. “El derecho a ser feliz es tan rotundo como el derecho a la vida”. “La obligación para con uno mismo es darse la mejor vida posible: la más feliz y la más llena de paz y amor”. Me gusta pensar y saber que la felicidad forma parte de la naturaleza humana y que viene incluida de serie, como los ojos o las manos. La siento como el estado originario natural del Ser Humano que, por falta de uso o por falta de fe en su merecimiento, o por desconocimiento del derecho y obligación de disfrutarla, se va desvaneciendo, o, simplemente, acaba rindiéndose y retirándose a lo más oscuro y oculto de nosotros mismos. Siento que la felicidad es más una actitud ante las cosas de la vida. POR TANTO, LA PREDISPOSICIÓN A SER FELIZ ES IMPRESCINDIBLE PARA SER FELIZ. Una actitud optimista y positiva ante la vida es determinante para la felicidad. El germen de la felicidad es buscar, y encontrar, lo positivo. A fin de cuentas, si elijo el pesimismo y la negatividad, yo soy la víctima. Yo los sufro. Y he de saber esto: LO MALO NO SON LAS COSAS, SINO LO QUE YO HAGO CON LAS COSAS. Las cosas simplemente son, y soy yo quien las califica y clasifica poniéndolas un adjetivo. Yo elijo ver el vaso medio lleno o medio vacío. De hecho, la felicidad no depende de lo que pase fuera, de las circunstancias de la vida, de lo que nos hagan los demás. La felicidad es intrínseca y perpetua, no sólo son destellos opacos de sonrisas, instantes en que parece que la vida no nos agrede, o que las cosas no van mal del todo, y, aún menos, cuando no nos pasa nada malo. La felicidad tampoco es sólo reír o sonreír continuamente, porque no se demuestra exclusivamente con risas y sonrisas. Es un estado interior. Un estado de paz que produce al saberse feliz. Es tener el convencimiento vivencial para poder responder si alguien lo pregunta, sin dudar y sin necesidad de justificarlo, que sí, que soy feliz. La felicidad es un derecho humano. Y no me refiero a estar feliz, como algo que sucede puntualmente, sino ser feliz; no es estar como un visitante en la felicidad, sino ser y formar parte de la felicidad, porque es la esencia y condición del ser humano. Se trata de comprender que uno puede ser feliz aún cuando esté ocasionalmente triste, y cuando esté enfrascado en un problema que no comprende y al que no le está sacando la lección que conlleva. Cuando uno llora debe ser feliz porque ha descubierto que es humano y tiene sentimientos, por una parte, y, por otra, porque ha descubierto algo que le hace daño y puede ser resuelto para que no se repita. Acabamos convirtiendo la felicidad en momentos aislados en la vida, pero debieran ser momentos continuos, o sea que deberíamos repetir muy, muy, muy a menudo. Hay una pregunta que nos debemos repetir a menudo: ¿Soy feliz? Y no conformarse con respuestas del estilo de “tengo felicidad en este momento”, y además añadir otras preguntas… ¿soy feliz siempre?, ¿soy feliz aún cuando no muestro ostensiblemente que soy feliz?, ¿y cuando estoy serio?, ¿y cuando me enfado?, ¿a pesar de estar enfadado soy feliz? La felicidad no está en el destino, sino en el trayecto, de ahí la necesidad de que sea continua, porque eso forma parte de cumplir con la responsabilidad que adquirimos con el Creador de nuestra vida cuando nos la entregó: tener una vida feliz. Me refiero a la Felicidad escrita y sentida con mayúsculas, formando parte del Ser, sin forma ni razones ni adjetivos; una felicidad que se nutre de sí misma, aunque agradece recibir otros tipos de sucedáneos, como los que provienen de una buena comida, de compartir el cuerpo y el alma en una relación sexual, de una conversación gratificante con personas queridas, una noche loca, un paseo, un amanecer, la música… el Creador nos proveyó de sensibilidad, de sentidos, de sentimientos, de argumentos y razones para encontrar felicidad en la vida, pero esa felicidad, que es tan aparente e innegable, que es tan agradable y gratificante, que es tan divina y tan humana, no es la felicidad que le hace a uno saberse feliz. Hemos de ser felices al margen de las circunstancias, sin que las desgracias o la pena mermen la condición de ser felices. UNO TIENE NO SÓLO EL DERECHO, SINO LA RESPONSABILIDAD Y OBLIGACIÓN DE SER FELIZ. Por lo tanto esto ha de ser un propósito preferente en la vida: descubrir y fomentar que uno es feliz. Saberse feliz por encima de la lágrima apenada, de la incomprensión, del momento oscuro, de los errores, de la imperdonable desatención a la felicidad y a la vida. Todos conocemos personas que son continuamente felices: sonríen o ríen siempre, destacan y son el centro de atención. A estas personas, o las envidiamos y admiramos y nos gustaría ser capaces de ser y mostrarnos como ellas, o nos parecen insoportables, ridículas, innecesarias, banales, y nos hacen sentir vergüenza ajena. Si estás en el segundo caso, tienes muchos por qué pendientes de responder y mucho que aprender. Quizás debes empezar por averiguar si tienes tu propio permiso para ser feliz; si alguien o algo te ha convencido de que la felicidad es para los otros y no para ti, y si la respuesta es afirmativa entonces deberás preguntarte si tienes que seguir acatando esa falsedad sin cuestionártela, o si debes demostrarte que te amas y desobedecerla. Si supiéramos ser conscientes del aquí y ahora, de la maravilla de estar en el mundo; si supiéramos apreciar todo lo que podemos disponer, la felicidad sería más habitual en nuestra vida. Tengamos esto claro: la felicidad no es una lotería que toca sólo a unos pocos. Para ella es necesaria una predisposición, o sea, un estado de ánimo defensor o combativo que no permita instalarse ni a la angustia paralizadora ni al pesimismo reincidente, ya que estos estados no forman parte de la naturaleza humana, y son muros innecesarios para acceder a la felicidad. Hay que aprender a ser felices, y practicar cada en instante. Es bueno rodearse de gente feliz y optimista, ver películas o programas de humor, provocar momentos de risa o carcajada, y mostrar unas sonrisas muy sinceras. Más aún: convertirnos en profesionales de la felicidad y sus más fervientes practicantes. Y aún hay algo más que podemos hacer y que es mejor que estar felices, que es un estado temporal, y es ser felices, que es algo continuo. Reír produce sensación de felicidad. Al oírnos reír nos creemos y convencemos de que somos felices. Lo mejor que podemos hacer por nosotros, y por nuestra propia felicidad, es eliminar las cosas, situaciones y lugares que nos hacen infelices. Hay que descubrirlas. Mientras sintamos odios, resentimientos, envidias, miedos… seremos infelices, porque no viviremos en paz. Con el agravante de que todo ello produce una amargura que no sólo tú sufres, sino que acabas contagiando a la gente que te rodea. La felicidad nunca es producto de lo que proviene de fuera. Lo que viene de fuera puede producir risa, bienestar, placer… pero nunca la auténtica felicidad, que es un sentimiento íntimo que se produce en el interior, y se produce si Yo me abro y permito que lo que Soy se manifieste. Por tanto, es conveniente no perder el tiempo en buscar fuera lo que está dentro, y conviene no poner trabas a su manifestación y gozo, porque el encuentro con ella y su mayor desarrollo es una de las razones importantes de la vida. LA FELICIDAD, AL IGUAL QUE EL AMOR, TIENE LA MÁGICA CUALIDAD DE QUE MIENTRAS MÁS FELICIDAD SE MUESTRA Y SE COMPARTE, MÁS SE TIENE Y SE SIENTE. La felicidad es un asunto que sólo se conjuga en presente. De momento, es improductivo hacer proyectos de felicidad para el futuro y aún menos lo es posponer la felicidad hasta ese hipotético entonces; revivir la felicidad del pasado está bien, pero no es lo mismo rememorarla y añorarla que vivirla en la intensidad, vitalidad y frescura del aquí y ahora. La felicidad forma parte de la naturaleza humana y es el estado en el que se debe desarrollar el ser humano. Muchas veces estropeamos ese estado por no comprender exactamente cuál es el sentido de nuestra vida, por no tener claras nuestras prioridades, por seguir aún permitiendo que nos trastornen los asuntos del pasado que tenemos sin resolver… damos permiso a demasiadas cosas para que nos desquicien. Si fuésemos conscientes de que hay una aspiración lícita que es el bienestar, y procurárnoslo es también otra obligación, y hay otra menos fundada que es el mejor-estar, veríamos cómo es suficiente satisfacer la primera y es peligroso aspirar con vehemencia a la segunda. El bienestar es aspirar a tener, por ejemplo, una casa. El mejor-estar no se conforma con menos que una casa en la ciudad, otra en la playa y otra en la montaña. Ojo con no ser esclavos del Yo Ideal y sacrificar la felicidad y estabilidad de Uno Mismo para tratar de compensar sus sueños utópicos. La felicidad no es la ausencia de problemas, no es la falta de preocupaciones, no es un momento menos malo: ha de ser un estado de beatitud continuo del que somos responsables. No depende sólo de que pase lo que nosotros queremos que pase. Hay una diferencia notable entre ser feliz y estar feliz. Ser feliz es perenne: uno puede ser feliz aún cuando tenga un mal día, esté triste, o pase un mal momento, que son estados. Si soy feliz no me importan los breves momentos de un sufrimiento mal entendido, ni las noches oscuras del alma -que siempre acaban amaneciendo-, ni las lecciones incomprendidas de la vida que en este momento no entiendo. Estar feliz, en cambio, está limitado en el tiempo. Tiene principio y final. No es natural. Felicidad no es sinónimo de risa o sonrisa: es un estado que permanece inalterable aún cuando en el exterior estemos sintiendo cosas poco agradables. Cada uno debe encontrar dentro de sí ese aspecto que es feliz porque lo comprende todo. Es un espacio todo claridad que no permite ser enturbiado por distracciones temporales. La felicidad, como ya has visto, no es algo que venga de fuera -eso son las satisfacciones, los placeres y los sucedáneos-, sino que pertenece a la naturaleza intrínseca del ser humano. El desarrollar o no plenamente nuestra capacidad de felicidad no consiste solamente en tener, en conseguir, en las cosas materiales… Se puede ser feliz sin tener bienes materiales y sin lograr las metas que otros han logrado Otros son otros, y yo soy yo. La felicidad, como propósito a realizar de ahora en adelante, es el más legítimo de los derechos, el primordial motivo de vida, la más honrada aspiración; el más recto proceder será incorporarla, y su continuidad en cada uno, el más justo anhelo. Una de las cosas que nos pueden ayudar a vivir más cerca de la felicidad, es el buen humor. El concepto de humor no es simplemente estar alegre, hacer reír y captar los chistes y ocurrencias más o menos divertidos. El humor es un medio de expresión, de difusión y relajación de tensiones y, básicamente, es un ingrediente a introducir en nuestro comportamiento habitual para prevenir el impacto de unas reacciones y aliviar otras que parecen difícilmente superables si no se adopta una actitud positiva. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL La felicidad mora dentro de cada uno de nosotros y nadie nos la debe quitar. Somos sus guardianes y sus Señores. Ni nadie ni nada la debe amenazar. Es la expresión natural del alma, y la manifestación de su sonrisa. Ni siquiera Uno Mismo tiene derecho a impedir que se manifieste con todo su potencial, porque es el regalo de Dios y, muy posiblemente, su idioma. POR SI NO LO HABÍAS PENSADO ¿Qué o quién indica cuánta felicidad nos ha de aportar cada cosa? ¿Estrenar un coche nuevo aporta más felicidad que una sonrisa? ¿Aporta más felicidad un abrazo especial o cobrar el sueldo? Casi todo puede aportar felicidad, por tanto acostumbrémonos a recibir la porción que cada cosa nos dé, sepamos apreciarla y disfrutarla. Si cada cosa es un grano de arena, algún día nos podemos dar cuenta de que tenemos una gran montaña de granitos de arena, y vistos todos juntos pueden hacernos sentir que en nuestra vida realmente hay felicidad. Personalmente, prefiero muchas pequeñas felicidades que una grande pero sola. No nos quedemos sin disfrutar ninguna de ellas por su tamaño: todas son estupendas, y el día que llegue una grande sabremos valorarla aún más. REFLEXIONA Si hay una seriedad bastante rigurosa que te dificulta sentirte feliz, y aún más mostrar los breves apuntes de felicidad que tienes... hazte estas preguntas: ¿Qué me impide estar feliz más a menudo y llegar a ser del todo feliz? ¿Tengo abandonada mi felicidad? ¿Puedo gritar, sin mentir, SOY FELIZ? ¿Estás poniendo límites a tu felicidad? ¿Crees que no mereces TODA la felicidad? ¿Realmente estás convencido de que mereces ser feliz? ¿Mi naturaleza es de feliz? SUGEREN Copia esta frase para que la veas a menudo, y respétala: PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS. REFLEXIONES La felicidad la puedes encontrar en la sencillez, en el hacer las cosas sin buscar ni necesitar el agradecimiento o el reconocimiento o la satisfacción. En la ausencia de deseo, en comunicarse, en ver salir el sol o verlo acostarse. En la aceptación de las cosas que suceden, como parte del aprendizaje. Recuerda que la felicidad es gratuita. Lo que producen las cosas de pago es placer, que también es bueno, pero no es lo mismo. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  3. SÓLO ASÍ SOBREVIVIRÁS Te debo un verso-beso, una retahíla de palabras de amor, un suspiro en tus oídos, un abrazo en tu alma. Soy habitante incondicional de un sueño que se repite a diario, de una página vacía en tu historia, de una larga lágrima sin final. Soy ansioso caminante que siempre me dirijo a ti; te amo desde esta distancia, te añoro hasta cuando estoy contigo. Sólo te doy mi silencio ya que mi voz me traiciona y se repliega excesivamente prudente, tal vez cobardemente, nada osada. Mejor te quedarás para siempre en mi sueño callado y secreto, a salvo de la realidad y de su dura verdad. Sólo así sobrevivirás. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
  4. CAPÍTULO 42 – SUFRIR – EL SUFRIMIENTO Este es el capítulo 42 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “Se sufre, sencillamente, porque se opone resistencia a la realidad”. “Atención: uno llega a hacerse adicto al sufrimiento y la desgracia”. “Cuando decidas que ya basta de sufrimiento para ti, entonces comenzarás a crearte la felicidad; entonces “bajarás de la cruz” (Enrique Barrios) “Hay dos cosas, oh discípulo, que conviene evitar: Una vida de placeres; eso es bajo y vano. Una vida de mortificaciones; eso es inútil y vano”. (Buda) “El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”. (Buda) “Atención a esto: el sufrimiento no existe. El dolor, sí, porque es físico. El sufrimiento es mental, y solamente es la no aceptación de la realidad”. “Estamos apegados a nuestros apegos, ilusionados por nuestras ilusiones y condicionados por nuestros condicionamientos. No es fácil salir de ese círculo encantado”. (Tony de Mello) “El placer aporta satisfacción inmediata, pero no enseña; el sufrimiento no da placer, pero siempre lleva implícita una lección de madurez y desarrollo que conviene comprender y aprovechar”. “Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué sufres tanto?”. (Facundo Cabral) “Todo sufrimiento proviene de la incapacidad para sentarse tranquilamente y estar solo”. (Tony de Mello) “Cuando nos veamos cansados de sufrir, ese será un buen momento para despertar”. (Proyectopv.org) “No admitas justificaciones para sufrir ya que el sufrimiento es innecesario. Ni es voluntad de Dios, ni es culpa del karma, ni esto es un valle de lágrimas ni aquí se ha venido a sufrir”. “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”. (Víktor Frank) “No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas: míralo a la cara y con la frente bien levantada”. (Friedrich Nietzsche) “El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.” (Fénelon) Sufrir es una situación o un estado que consume mucho tiempo, mucha energía, mucha autoestima, y aporta poco o nada a cambio. Me refiero al tipo de sufrimiento que es inútil del todo, y es el que proviene de dejar todos nuestros asuntos pendientes de buscarles una solución, y nuestra vida y nuestro destino en manos de la esperanza, y en ese esperar que las cosas cambien o pasen, cuando las cosas por sí no cambian o pasan, o no cambian o pasan del modo adecuado para nosotros, es cuando sufrimos. Sufrir por una situación es el precio de no haber luchado antes por ella. LA IRRESPONSABILIDAD DE LA PROPIA VIDA ES UNA GENEROSA FUENTE DE SUFRIMIENTO. La definición de la RAE para sufrimiento es “paciencia, conformidad, tolerancia con que se sufre algo”. ¿Lo sabías? Es inaceptable que haya una tolerancia en el acto de sufrir, como si fuera inevitable. El tipo de sufrimiento que proviene de un daño físico es correcto, porque el dolor en ese caso sí existe. Sufrir por un daño que sólo es moral, y padecerlo notablemente y con resignación, me parece menos correcto. SUFRIMIENTO ES IGUAL A INCOMPRENSIÓN Una gran parte del sufrimiento proviene de no aceptar la realidad. La perturbación de las ideas o deseos que teníamos y que no se van a cumplir, son la causa originaria de la mayoría de sufrimientos. No debes permitir estancarte en el sufrimiento y dejarte abatir por él, porque eso sólo ofusca tu mente, te atasca, carga tu vida de negatividad, infravalora tu propia vida y en nada te ayuda. EL SUFRIMIENTO NO ESTÁ EN LA VIDA, SINO EN TI, EN TU MENTE. Se le vence con la comprensión. Si sufres con algo es porque se opone a tu Yo Idea o a TU Yo Ideal, a tu ilusión, a tu deseo. Por eso, la misma cosa que puede hacer sufrir a uno y a otro puede dejarle indiferente, porque LA AGRESIÓN POR PARTE DEL SUFRIMIENTO NO ES A LA PERSONA, SINO AL MODELO QUE SIGUE LA PERSONA. NO ESTÁ EN LA VIDA, NO ESTÁ EN LA REALIDAD: ESTÁ EN TI. Echarle la culpa a los otros o a lo otro, es un mecanismo de defensa psicológico. Pero es una mentira que no ayuda. Si quieres sufrir, sufre, pero asume la responsabilidad de tu sufrimiento y reconoce que viene de ti mismo, de tu enfado contigo mismo por tu impotencia o tu cobardía, por rechazarte tú a ti mismo, por tu derrota sin lucha, por tu frustración. ENTENDER LA RAZÓN DE POR QUÉ SUFRES ES EL PRIMER PASO PARA ACABAR CON GRAN PARTE DE ÉL. A veces se utiliza el sufrimiento como un chantaje para que los demás se fijen en nosotros y nos presten atención. Esta es una actitud cobarde, indigna y cruel. Ser desgraciado para comprar la conmiseración es lo más rastrero y autodestructivo que puede hacer una persona. Está bien hacer lo que sea necesario -si es honrado- para ganarse el aplauso o el respeto de los demás, pero ser tan miserable que lo único que le pide a los otros es lástima, es despreciable. Si sufres por la muerte de un ser querido, por ejemplo, tienes que darte cuenta claramente de que no sufres porque ya no está, sino que sufres por el vacío que te deja. Sufres porque te aportaba una cantidad de amor, o cubría un hueco en tus sentimientos que ya no cubrirá. Son tu miedo y tu pena por ese vacío los que te provocan el sentimiento. Por lo tanto, no te debes centrar en echar la culpa a nadie, llámese Dios o la muerte, sino que debes centrarte en ti. Hay un tipo de sufrimiento que sí aporta algo, que enseña algo, aunque generalmente el precio parece alto: es el que nos pone en un estado personal y emocional que exige la resolución y defensa de la integridad emocional. ATENCIÓN No olvides esto: todos vamos a sufrir por algo. Hace falta mucho tiempo y aprendizaje para alcanzar un estado en el que uno no se vea afectado por la insatisfacción o porque las cosas no sucedan del modo que nos gustaría, así que, hasta que logremos esto, suframos con alegría, porque es posible hacerlo. Estamos hartos de sufrir, o, por lo menos, eso es lo que decimos. En cambio, he conocido a poquísima gente que se atreva a enfrentarse directamente con la raíz de su sufrimiento, y decida hacer todo lo que es necesario para resolverlo. Lo habitual es querer saber cuál es el motivo del sufrimiento, pero después se aplaza la solución, o, en otros casos un poco más atrevidos, hacer un intento flojo, que no requiera mucho esfuerzo, para auto-convencerse de que se tiene buena voluntad y se ha intentado. “Sí, quiero, pero ahora no estoy preparado”, “lo haré pero más adelante, ahora no tengo fuerzas, más adelante”. Sí quiero, pero no quiero. Es como el paciente que necesita operarse pero no quiere operarse. SÍ, ES NECESARIO SUFRIR PARA APRENDER A DEJAR DE SUFRIR. Si quieres eliminar el sufrimiento tienes que hacer lo que sea necesario para eliminar el sufrimiento. Como por ejemplo, conocer su inutilidad. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Mira las situaciones o experiencias más desagradables de tu vida: todas afectan sólo a tu ego. La esencia que eres permanece intacta, el alma no queda dañada. Piensa en esto: casi todos tus avances han sido debidos a ese tipo de experiencias en las que el sufrimiento ha tenido un papel determinante. Que no pase nada o las experiencias que justificas diciendo es lo que me ha tocado sufrir, te dejan anclado y tu evolución se estanca. Parece como si el destino, o el karma, o nuestro Ser, supieran esto y te hicieran pasar por situaciones “desagradables” para que te enfrentes a tu realidad y no sigas en un estado no productivo de cara a tu evolución. Si supieras hacer las cosas bien, sabrías que los descubrimientos personales que uno tiene que hacer en su vida se pueden hacer con amor y desde el amor. Eso te evitaría lo traumático de tener que soportar un gran sufrimiento para ponerte en marcha. Es duro, pero es real: para que quede el solar vacío y poder construir de nuevo y bien, no hay más remedio que tirarlo todo, sin contemplaciones. Al principio del Camino, sólo al principio, es necesario que exista sufrimiento, de cualquier intensidad, para que se ponga en marcha el mecanismo que nos empuja a Despertar y aviva la necesidad de Descubrirnos. Pero es sólo el motor de arranque. Conviene no estancarse en él, sino todo lo contrario: desembarazarse a la mayor brevedad, porque, si bien es cierto que el sufrimiento es enseñanza, también es cierto que se puede aprender desde la alegría y voluntad de querer Descubrirse, y es igual de enriquecedor pero mucho más placentero. No es necesario insistir en la mortificación como si fuera la única vía, sino que conviene avivarse rápido, y del todo, para encarar el largo resto de Camino con los ojos brillantes de felicidad y la sonrisa por delante. No caigas en la creencia equivocada de que todo ha de ser con dolor y que sólo con dolor se aprende. Es cierto que se aprende –si se quiere aprender-, pero el dolor se alimenta de personas que se convierten en adictos, y hay otros medios que son igual de eficaces, o más, pero más hermosos. LA VIDA ES BELLA, MUY BELLA, Y LA ENGRANDECE QUE SUS HABITANTES SONRIAMOS Y NOS SINTAMOS FELICES. SOLUCIONES O SUGERENCIAS El sufrimiento es un asunto irracional, emocional, que brota a borbotones del interior más desesperado; por tanto, no es algo que se pueda disolver hablándole y hablándole, dándole explicaciones razonadas de su inutilidad, ni presentándole toda una serie de motivos expuestos de un modo fundado, porque no va a entender. Imposible el diálogo racional cuando está implicado el sentimiento. El modo de resolverlo es llegar al fondo donde se manifiesta, y cambiar la reacción por una acción: lo que está pasando por lo que quiero que pase. La solución no es “si no pienso no sufro, si no siento no sufro”, la solución no es distraerse con otra cosa sino afrontarlo sin miedo. Lo bueno es seguir el camino inverso del sufrimiento, y averiguar el origen: ¿por qué sufro?, ¿de dónde viene esto? y lo más importante ¿para qué sufro? Y dedicarle a esto el tiempo que sea necesario y la atención que se precise, y la sangre fría necesaria para aguantar sin hundirse, y la voluntad para perseverar hasta encontrar el principio y la solución. Y después, prestar toda la atención precisa al origen, visualizarlo, despojarlo de su poder de mal, ver el auténtico motivo, y verlo tal como es, observando cómo se desmorona al quedarse sin la fuerza que le da el desconocimiento o la aceptación de su mentira. REFLEXIONES Sufrir es una de las actividades humanas más fáciles, porque no requiere un esfuerzo, ni siquiera atención: va por libre. Encuentra en cualquier parte motivos para alimentarse, casi cualquier cosa le vale, y le gusta regodearse, le gusta acrecentarse, le gusta demostrar su autoridad y su maestría en el desagradable acto de hacer daño. Y además tenemos experiencia en el trance, porque llevamos mucho tiempo sufriendo, y muy a menudo, y por muchos motivos distintos, y en el fondo complace esa masoquista sensación de sentirse desgraciado, diana de los males, víctima predilecta, y hemos oído a lo largo de la vida diferentes justificaciones de por qué nos merecemos sufrir, y eso confirma de algún modo la insostenible teoría de que no se puede ser sólo feliz y serlo gratuitamente. Y es que ser feliz es más difícil. Requiere un “esfuerzo”. Por ejemplo, aceptar que uno merece que le pasen cosas buenas. O ponerse a descubrir cuáles son las razones que le impiden ser feliz continuamente, a todas horas, sin necesidad de un motivo que justifique la felicidad. (Ver el capítulo SER FELIZ – LA FELICIDAD). Calderón de la Barca decía: “todo es según el color del cristal con que se mira”. Si tu cristal es el de la aceptación de que el sufrimiento es necesario, lo verás sin escandalizarte y te parecerá normal. Si lo cambias por otro, quizás no te sigas permitiendo redundar en el sufrimiento porque verás que no es inevitable. Los problemas no los pone la vida: los pone la mente. Los pones tú. El sufrimiento no está en la realidad: está en ti. POR SI NO LO SABES Es imprescindible ser sabio. O por lo menos, un bebé de sabio que está creciendo cada día, porque si no es así no te darás cuenta de que todo (he escrito “todo”) puede llegar a ser una fuente de sufrimiento. De ti depende que las cosas que te suceden, y las que no, te afecten de un modo u otro. Sólo de ti depende. Los ojos pueden ser fuente de sufrimiento cuando ves cosas que no te agradan; el amor, que teóricamente es tan bello y agradable, puede ser fuente de sufrimiento si no obtienes lo que deseas de él; otro motivo de sufrimiento es desear ser feliz y no serlo; o la riqueza, si luego temes perderla. Puedes convertir todo en fuente de infelicidad y sufrimiento. Tienes que comprender perfectamente que sólo va a depender de ti que las cosas te afecten o no, que te afecten más o menos, y que has de tener las ideas claras y el espíritu aposentado para no permitir que los vaivenes habituales de la vida destrocen tu calma y felicidad. OTRA VERSIÓN DE LOS HECHOS Todos seguimos un modelo que nos inculcaron nuestros educadores y acabaron convirtiéndose en costumbres, en prejuicios, en reacciones automáticas equivocadas que nos siguen gobernando, y dejamos nuestro control en sus manos como si fueran de fiar. Cuando todo lo que hay a nuestro alrededor está de acuerdo con ello parece que todo va bien. Cuando no coincide con lo que espera nuestro interior, todo se alborota. Si fueras capaz de comprender esto, no derrocharías ni un ápice de energía, ni una milésima de tiempo, ni perderías un fragmento de alma cada vez que el sufrimiento llama a tu puerta. Son tus condicionamientos –como ya sabes-, y no lo que sucede en el exterior, los que te hacen padecer. Si fueras capaz de descubrir esos condicionamientos y deshacerte de ellos, tu desarreglo desaparecería. Reconocer que solamente uno es el causante de sus propios sufrimientos es el primer paso imprescindible para eliminarlos. El sufrimiento es una reacción muy humana, pero eso no quiere decir que sea correcta, ni “normal”. Como reacción que es, ya no es algo puro y espontáneo sino algo aprendido que conviene desaprender, de forma que antes de reaccionar, inconscientemente, nuestra consciencia sea quien comprenda la situación y decida lo que es pertinente. Si algo ajeno a ti te fastidia, te mortifica, te saca de quicio… es porque a ese “algo” le has dado poder sobre tu vida. No responsabilizarse del propio malestar es una cobardía. Lo correcto es que arregles tus asuntos y evites ese continuo vaivén que te producen las cosas que te pasan. La ecuanimidad y la vida más placentera serán el resultado de solventar tus problemas educacionales. CUENTECITO “La principal razón por la que las personas no son felices es porque se complacen insanamente en el sufrimiento”, dijo el Maestro. Y contó cómo, viajando él cierta noche en la litera superior de un vagón de ferrocarril, le era imposible conciliar el sueño, porque en la litera inferior había una mujer que no dejaba de gemir: “¡Qué sed tengo, Dios mío, qué sed tengo…!” Una y otra vez se oía aquella lastimera voz, hasta que, finalmente, el Maestro descendió sigilosamente por la escalerilla, salió del departamento, recorrió todo el pasillo del vagón hasta llegar a los servicios, llenó con agua dos grandes vasos de papel, regresó con ellos y se los dio a la atormentada mujer: “¡Aquí tiene, señora, agua!” “Muchas gracias, señor, Dios le bendiga”. El Maestro volvió a su litera, se acomodó en ella… y a punto estaba de conciliar el sueño cuando, de pronto, oyó de nuevo la lastimera voz: “¡Qué sed tenía, Dios mío, qué sed tenía…!” (Del libro un minuto para el absurdo, de Tony de Mello) CUENTECITO Un alumno ya mayor fue a visitar al Maestro Otis y le dijo: “he visitado a muchos Maestros y he dejado muchos placeres. He ayunado, he sido célibe y he velado noches enteras para alcanzar la iluminación. He abandonado todo lo que se me ha pedido que abandonase y he sufrido, pero la iluminación no ha llegado, ¿qué debo hacer?” El Maestro Otis contestó: abandona el sufrimiento. (De un libro de Tony de Mello) RESUMIENDO Tiene dos puntos de vista. En uno de ellos, parece que el sufrimiento es necesario para extraer la lección que trae para cada persona; lección que se puede resumir en llegar a la conclusión de que es innecesario. En el otro, se ve que es claramente innecesario, perfectamente prescindible y que es mejor eliminarlo de raíz. Aprende a distinguirlos y decide el que quieres para ti. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  5. NO TE SIENTAS CULPABLE En mi opinión, el sentimiento de culpabilidad es un asunto que conviene resolver cuando se manifiesta, porque su existencia no aporta nada interesante y sí mucho negativo y doloroso. Conviene encontrar y reconocer su origen, aprender lo que sea necesario, y enviarlo definitivamente al olvido. ¿Cuántas veces nos sentimos culpables por lo que hemos hecho o por lo que no hemos hecho?, ¿cuántas veces nos decimos “tenía que haber hecho esto o aquello”?, ¿cuántas nos condenamos porque pensamos que hemos hecho algo mal? A veces dejamos que alguien nos haga sentir culpables o hacemos sentirse culpables a los demás, y por eso convine ver un poco más detenidamente este sentimiento tan nefasto. Nefasto porque puede obligarnos a actuar en contra de lo que realmente queremos y llevarnos a seguir un camino equivocado en nuestra vida, nefasto porque nos hace sufrir y hace sufrir a los demás, nefasto porque no tan solo afecta a nuestro estado emotivo y nuestra autoestima, y además puede llegar a provocar ansiedad, depresión, adicciones, etc., sino que también puede afectar gravemente a nuestra salud. ¿CUÁNDO NOS SENTIMOS CULPABLES? 1. Cuando pensamos que hemos hecho algo mal. Pero… ¿quién dice que algo está mal? La educación, la cultura, las creencias, los valores... en realidad la idea de lo que es justo o no, de lo que está bien o mal, está arraigada en nuestros corazones. Es lo que podríamos llamar el "instinto del bien", que suele ser común a todas las culturas. El problema surge cuando la mente define lo que es correcto o incorrecto, o lo que está bien o mal, porque lo ha aprendido de la familia, en la escuela, por cultura o religión, etc., y eso no coincide con lo que uno realmente piensa o siente. Durante tu aprendizaje surgieron tus miedos y los bloqueos mentales (miedo al castigo, miedo a lo que piensen los demás y a que se burlen, etc.) Todas las creencias creadas por los condicionamientos son sólo ideas, son falsas perspectivas que te llevan a juzgarte a ti mismo. Cuando te juzgas como el "mal" te sientes culpable. Esta sentencia viene de tu mente, no de tu corazón. No olvides que tu corazón te permite saber cuándo vas por mal camino pero nunca te juzgará por ello. Cada vez que te sientas culpable, simplemente da un paso atrás y observa la creencia en tu "mente" que te hace sentir que hiciste algo mal. Entonces te darás cuenta de que tan solo se trata de una creencia, un condicionamiento mental del pasado. Una creencia es sólo una idea y no una verdad. En realidad no hay nada correcto o incorrecto sino tan solo lo que tú etiquetas como tal con tu mente. Con entender esto solamente, ya puedes empezar a liberarte de tu culpa. 2. Cuando pensamos que somos malos, malas personas. Alguien nos pide algo... y no decimos que no, porque si decimos NO pensamos que somos malos. Tenemos que hacer ciertas cosas –que tal vez no sean de nuestro agrado- porque si no las hacemos nos sentimos culpables (o sea, si no lo hacemos… somos malos) y desde pequeños nos han dicho que tenemos que ser buenas personas. ¿No es cierto? pero buenas personas ¿para quién?, ¿crees que cuando haces algo por alguien que en el fondo no deseas eres bueno contigo mismo? Este comportamiento lo único que fomenta es que las personas que no se sienten culpables de su abuso y que no piensan en el daño que pueden hacer, puedan manejarnos a su antojo. Esto pone tu autoestima a cero. Uno se puede sentir frustrado y lleno de rencor. 3. Cuando pensamos que si nos culpamos y sufrimos lo suficiente no volveremos a hacerlo mal. Reflexiona sinceramente sobre esto y verás que no son necesarios mis comentarios. Tú mismo te darás cuenta del disparate que eso es. ¿Por qué quieres vivir con la culpa? No sirve para nada en absoluto, excepto para hacer miserable tu vida. Tu mente se convierte en tu verdadero enemigo, ya que te mantiene reforzando sentimientos de culpa por causas del pasado que, como ya sabes, no puedes cambiar. IDEAS PARA SUPERAR LOS SENTIMIENTOS DE CULPA Da las gracias por ser consciente de este sentimiento. No te censures. Observa la situación con la persona o la situación que te ha generado el sentimiento de culpa. SÓLO OBSERVA, No juzgues. Cuando eres tú el que culpabiliza a otra persona, puedes darte cuenta de que te estás culpabilizando tú por lo mismo. (No olvides que el otro es tu espejo) Puesto que el sentido de culpa esconde un miedo, pregúntate de qué tienes miedo en esa situación. Eres una persona responsable: se consciente de que tú sólo creas tu vida con tus decisiones, tus acciones y tus reacciones y que debes asumir la responsabilidad. (Responsabilidad no significa culpabilidad, porque en la culpabilidad existe una noción de mal) Casi siempre el temor es irreal y es muy probable que nunca suceda nada. Por ejemplo una persona que se siente culpable por comer demasiado, por divertirse demasiado o por ser perezoso de vez en cuando, debe considerar si puede superar las consecuencias de sus acciones y si lo que le preocupa es el juicio de los demás, que en realidad es su miedo visto fuera. Si resulta que no puede evitarlo y que eso va más allá de sus límites, actuará con más prudencia eligiendo lo que es mejor para él y cambiará ciertos comportamientos por Amor hacia Uno Mismo pero no porque el EGO le haga creer que es malo. Si tú te sientes culpable porque has cometido un acto que consideras atroz o que te parece inaceptable, ten compasión de ti y ACEPTA lo que has hecho y PERDÓNATE. Aceptar no significa ESTAR DE ACUERDO. Aceptar significa que no sabías hacerlo de otro modo y te perdonas por lo que has hecho aunque no estés de acuerdo. La mayoría de nuestras acciones son inconscientes, impulsadas por el instinto o por el impulso, por algo que nos sucedió algún día y que se quedó anclado en nuestro subconsciente y debemos perdonarnos a nosotros mismos por ser inconscientes. ¿Recuerdas la frase "Perdónalos porque no saben lo que hacen"? Puedes aprender sin sentirte culpable. ¿Si hiciste algo malo, qué sentido tiene castigarte a ti mismo una y otra vez? Imagínate que no solamente se nos castiga cuando hacemos algo que creemos que es malo, sino que además nos continúan castigando año tras año con el hecho de arrastrar un sentimiento de culpa y que, cuando parece que lo hemos olvidado, encontramos siempre a alguien que nos lo vuelve a recordar para que volvamos a sufrir. ¿No te parece un poco ridículo?, ¿por qué no utilizar la experiencia para ser una persona más madura? Todo en la vida es una apertura hacia el crecimiento. Mira dentro de ti para ver que creencia o pensamiento te hace sentir culpable. Todas las creencias son una solamente una irrealidad. Sé fiel a lo que dicta tu corazón (que nunca te juzga y siempre perdona) y no a tu mente que es la que genera la culpa. RECUERDA: El sentimiento de culpa es totalmente subjetivo y está provocado por tus falsas creencias. El sentimiento de culpa lo causa el miedo y el miedo persigue tu castigo y el sufrimiento. La culpa es un sentimiento negativo y todo lo que hace es crear sufrimiento para ti y los demás. El sufrimiento es el castigo por haber "sido malos" o “haber hecho algo malo”. Cuando sufres irradias más energía negativa para ti y para las personas que te rodean. Sé amable contigo, confía en tu corazón, perdónate, ámate, deja de sentirte culpable… incluso aunque lo seas. Será tu mejor acto de Amor Propio. fuente: http://www.cuantona.com/sentirse_culpable.htm Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  6. CAPÍTULO 41 - LA SOLEDAD Este es el capítulo 41 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “No me importaría la soledad si pudiera estar solo... sin mí. Porque más que la soledad, lo que no quiero aceptar es estar solo… conmigo”. “Después de la alegría, viene la soledad. Después de la plenitud, viene la soledad. Después del amor, viene la soledad”. (Mario Benedetti) “El secreto de una buena vejez no es otra que un pacto honrado con la soledad”. (Gabriel García Márquez) “La soledad no es motivo de tristeza, es motivo de reflexión”. “El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad”. (Edgar Allan Poe) Me gusta distinguir entre soledad y solitud. Aunque el diccionario venga a decir que son lo mismo, yo las siento de un modo distinto. Y creo que es conveniente sentirlas de un modo distinto. Soledad, a mi entender, es un estado triste de carencia de compañía, debida a las circunstancias o por libre voluntad, pero tiene un matiz que es doliente, es la privación de algo que nos parece necesario, es como un vacío, como una pena, una queja, una culpa, un lamento; es inhóspita y está deshabitada de cosas buenas; contiene dramatismo y todos sus sinónimos porque está desesperanzada. Solitud, en cambio, es estar o sentirse solo, pero sin carencias, y en paz. Es un estado que se busca para la reflexión o la relajación, para el encuentro íntimo y profundo con Uno Mismo, para disfrutar una buena música, un buen libro, una meditación, un rato de compañía exclusivamente con el Ser; es un buenísimo modo de demostrarse el amor propio; es un refugio que sólo uno mismo conoce, donde se siente seguro y, sobre todo, lo repito, en paz, porque es donde se cimienta la personalidad, abandonando las muletas que son los demás. A la hora de retirarse a reflexionar, que es una tarea recomendable y necesaria, hacerlo desde la soledad aporta un aire que va a llenar todos los pensamientos de negatividad mientras que hacerlo en la solitud provee de la ecuanimidad necesaria para tener objetividad. Se puede decir que soledad es estar solo sin desearlo y solitud es estar solo porque se desea estarlo buscando una intimidad personal consigo mismo. Uno es impuesto, el otro es voluntario. LA RELACIONES La relación de una pareja sentimental es la suma de dos soledades, y es mejor si es también la suma de dos solitudes que no deben dejar de serlo en algunos momentos, porque la relación sólo tiene éxito en la medida que uno se acerca a ella compartiéndose consciente de su valía y libertad, y no refugiándose o rendido porque no tiene otra cosa más que su miedo a estar solo. Cuando alguien se empeña en embarcarse en una relación prácticamente con cualquier persona, idealizándola por interés, o renunciando a ser Uno Mismo sólo por el hecho de no estar en soledad, está propiciando que se convierta en un fracaso que, a su vez, convergerá en una falta de autoestima por haber fracasado en la relación, o acabará en situaciones de tensión o desilusiones. Es lo que tienen todas las relaciones de dependencia, que uno se presenta a ellas en condiciones de precariedad y de inferioridad, renunciando a muchos de sus derechos y necesidades reales y dejándose dominar por el otro sólo por no ser abandonado, conformándose con una limosna de amor o con migajas. La otra parte de una pareja sana lo que quiere es que la otra persona sea sana emocionalmente, íntegra, que tenga personalidad y capacidad de vivirse plenamente incluso cuando está sola. Todos tenemos necesidad de amor o de afecto, pero no es algo que se deba comprar, y aún menos a cualquier precio. La crueldad emocional por una de las partes de la pareja hacia la otra se puede empezar a producir cuando se sabe imprescindible, cuando sabe que tiene el control sobre la otra parte porque se ha creado una relación de dependencia absoluta ya que no quiere quedarse sola porque no sabe estarlo y tiene miedo, y eso, en las relaciones mal fundamentadas, le convierte a uno de ellos en tirano. Podrá derivar en un despotismo cruel, en una relación casi sadomasoquista sentimentalmente, o en una relación desequilibrada que no será de amor sino de sumisión. El éxito en la relación está en poder decir adiós si se desea, y en poder decir estoy aquí libremente porque es lo que deseo y porque te amo. Si uno no puede hacer esto, no está en una buena relación. LAS PARTES NEGATIVAS DE LA SOLEDAD Hay varias. Al no tener cubierta esa necesidad de relación con el mundo, estamos en desventaja. Falta optimismo, vitalidad, fe… todo parece teñido de un triste funesto y la desesperanza nos gobierna a nuestro pesar. Sentimos sufrimiento, pena, dolor, llanto, ausencias, sensación de abandono… nos sentimos desvalidos y en inferioridad de condiciones con respecto a otros a los que sí les vemos relacionarse y tener una agenda llena de personas con las que estar. Otra soledad, la de los ancianos que viven solos y no tienen medios económicos ni familia, es doliente y razonable. Tiene más difícil remedio la de quien no tiene muchas opciones para poder abandonarla y cambiarla por otra cosa. Esta soledad, por eso de ser indeseada, favorece la aparición de la rabia y el resentimiento y parece que anula la ilusión y la esperanza, mina las ganas de vivir y eso hace que la vida parezca una carga de la que no puede librarse. Favorece el nerviosismo y una tristeza que si se prolonga en el tiempo puede acabar en depresión. En la soledad se encuentran más problemas que soluciones. Otras soledades también tienen su dureza, pero el ser humano está perfectamente capacitado para vivir en soledad, y para superar el trago amargo que es o aparenta ser. Cosa que, por supuesto, no ve ni comprende quien esté viviendo con dramatismo su situación de soledad. LA SOLITUD La solitud es una condición indispensable en el Camino y consiste en saber y sentir que uno tiene que realizarse como persona social, pero al mismo tiempo y con mayor intensidad, tiene que crear el ambiente de silencio y paz que necesita el Ser para manifestarse. Y eso, al principio, sólo se consigue en la solitud. También es el momento en que uno se separa de los otros para estar consigo mismo, porque no debe haber una renuncia a la relación íntima, interna y externa, con Uno Mismo. En realidad nunca conseguimos quedarnos solos, ni siquiera cuando estamos a solas. Estamos unidos, inseparablemente, a nuestro pasado, a nuestros recuerdos, miedos, preocupaciones y condicionamientos. La solitud auténtica comienza a partir de separarse del pasado, renunciando y no empeñándose en seguir dependiendo de él, o cuando aún sabiendo quiénes somos eso no nos condiciona para sentirnos la nada y el todo, o a partir de no sentir miedo a lo que pueda aparecer cuando hacemos un retiro del mundo externo para ingresar en nuestro propio mundo interior. Aunque parezca sólo un contrasentido, la verdad es que continuamente estamos compartiendo la soledad. Uno nace solo y se muere solo, y es importante asumir esto. El estado natural del ser humano es la solitud. No somos el total de la humanidad, no somos los otros, aunque compartamos cosas con los otros; no somos ni siquiera la idea que tenemos de nosotros porque nos quedamos más en el Yo Idea o el Yo Ideal; no somos lo que vemos ni lo que está fuera de nuestros párpados, ni el cuerpo que nos acoge, ni nuestros pensamientos. Sólo somos nosotros, auténticos, en nuestra solitud. Sí que compartimos parte del tiempo, la presencia, la conversación, pero no nuestra solitud ni nuestra vida. El estado de solitud es condición indispensable en algunos tramos del Camino, porque ese estado es necesario para que se manifieste el Ser: necesita el silencio y una auténtica introspección en la que uno se queda solo consigo mismo. En la solitud uno puede mostrarse auténticamente como es, y lograrla es un éxito, porque generalmente estará la auto-censura vigilante para aprovechar la ocasión de pillarnos relajados y censurar o reprochar a su capricho. A pesar de ello, es necesaria para encontrarse y reconocerse. Desde el ruido y la desatención no se produce el encuentro, desde la distracción y el caos, tampoco. Este estado permite sentirse parte del Universo, pero desde el hecho de ser y saberse uno solo, sabiendo que el Universo es la suma de todas las solitudes. Una ventaja de la solitud es que permite a uno tomar conciencia de su propia identidad, de su propia individuación. Si uno está siempre rodeado de gente y muy activo socialmente se puede confundir y creer que forma parte de ese barullo en vez de darse cuenta de que realmente forma parte de sí mismo. OTRAS VENTAJAS DE LA SOLITUD Muchas personas buscan una vida que no quieren compartir con otras, salvo en lo socialmente imprescindible, como los religiosos de clausura, algunas personas que han enviudado. Hay personas que tienen muy claro el motivo. Unos dicen que renuncian a la sociedad porque la sociedad ha renunciado a ellos, y prefieren estar solos, como por ejemplo, algunos mendigos y algunos sin techo. Otros lo hacen porque ven que les compensan más las ventajas que los inconvenientes. Para otros, como los algunos yoguis, los ascetas y los ermitaños, es su Camino. ATENCIÓN Si ya tenemos claro que nacemos solos y morimos solos, y que durante toda nuestra vida vamos a tener que estar con nosotros, que nos vamos a encontrar en cualquier espejo al que nos asomemos y en cualquier lugar al que vayamos, en los momentos de placer y en los días en que no nos apetezca estar con nosotros, en la salud y en la enfermedad, y si somos muy conscientes de esto, conviene valorar muy seriamente la posibilidad de que esta relación con nosotros sea del mayor agrado. A veces tenemos miedo a estar solos y a solas, y esa situación se nos aparece como algo impuesto y desagradable. No nos aceptamos en algunas facetas, lo que es un absurdo error, y nos da miedo quedarnos a solas con nosotros porque no nos gustamos, no nos valoramos como una buena compañía, o porque tememos que algo en nuestros interior aproveche ese momento para reprocharnos algo. Y nos parece que siempre tiene algo que reprocharnos. NO HAY QUE CONFUNDIR EL MIEDO A LA SOLEDAD CON EL MIEDO A QUEDARNOS A SOLAS CON NOSOTROS MISMOS. Son dos cosas absolutamente distintas. En ambos casos, el remedio es el mismo: Amor Propio, o sea, amor a uno mismo. ATENCIÓN El peor enemigo del que no es capaz de entender la solitud es él mismo: su incapacidad para hacerse compañía, y su dificultad para llenar los vacíos que deja la ausencia de otros seres humanos. SUGERENCIAS En los momentos de encuentro contigo, ten cuidado de no centrarte únicamente en tus partes negativas. Que no te sirva sólo para regodearte en tus miserias -que quizás las haya en este momento, pero acabarás desterrándolas-, en el sufrimiento –y ya sabes de la inutilidad del sufrimiento-, la pena -no hay que sentir pena por uno mismo jamás-, el dolor -es algo que se puede evitar-, el llanto -o que sea un llanto de lágrimas amargas y atrasadas que necesiten ser vaciadas-; que no te sientas desvalido, y si te sientes así, que seas capaz de abrazarte y acogerte de todos modos; que no sientas el abandono -aunque haya desatención real por parte de otras personas, porque el único abandono que te ha de preocupar de verdad es el tuyo propio-. Busca el diálogo interno constructivo, el reposo del alma en el silencio y en tu compañía, tu propia armonía, la inacabable paz. Hay mucha vida en la solitud. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL El Camino de la vida es una Camino de solitud. Aunque estemos con otros, en realidad estamos con ellos compartiendo nuestra solitud: somos solitudes compartidas. Uno nace solo y muere solo. Quiero decir que nace él, solamente, y muere él, solamente. En medio hay muchas relaciones de duración variable, desde el efímero cruzarse con alguien por la calle hasta la relación con nuestros padres, con nuestra pareja, compañeros de colegio, colegas de un trabajo, el panadero de nuestro barrio… todas empiezan un día y acaban otro día. Con ellos estamos cierto espacio de tiempo, limitado, pero luego regresamos a nuestra solitud, porque es nuestro estado natural; compartimos con ellos nuestra presencia, la conversación, ligeras intimidades, algunos sueños… pero quien realmente somos, se queda dentro de nosotros. No lo podemos compartir. Nos pertenece solamente a nosotros. Es la solitud. Dios nos hizo así, para que tras cada escaramuza al exterior tuviéramos un estado natural al que regresar y encontrarnos con nosotros mismos. El Camino no se puede compartir, si bien se pueden comunicar las experiencias que van sucediendo, pero será uno solo quien tenga que realizarlo. CONSEJO Casi todos conocemos alguna persona que está o se siente muy sola. Es un deber humanitario acompañarla. Y no hace falta decir más. SOLEDAD Te temo, soledad, enemiga y compañera. No me acostumbro a ti, ni te quiero con el tiempo. No somos el uno para el otro. Me acosas y me deprimes. Yo, sin ti, feliz. Te odio. Te odio porque me fuiste impuesta, porque no me refugié en ti ni te di mi consentimiento. Cuando llego a casa te encuentro. Te soporto aparentemente: a tu espalda trato de encontrar compañera mejor. No te veo, claro está, pero te siento. Si me acuesto me empujas hasta el borde de la cama. Si me siento en el sofá me aplastas contra la esquina y tú ocupas el resto. Si me levanto, a cada paso que doy tengo que desplazarte a empujones, con dolor. Llenas mi pensamiento y me anulas como persona. A veces me concedes una tregua, descanso unos segundos sin pensar en ti, disfruto cualquier recuerdo feliz… y entonces apareces de nuevo. Sé que es una trampa para que no me acostumbre a ti y me duelas y te sufra. Pero, si estamos condenados a seguir juntos por siempre, si tú, y yo, y la noche, y las lágrimas, y las ausencias, y el rencor, y las penas, tenemos que seguir juntos, hagamos un trato: dejadme trabajar y dormir algunos ratos. El resto del tiempo soy vuestro. RESUMIENDO Sin miedo: ni a la solitud ni a la soledad. Siempre son estados puntuales. Nadie debe vivir continuamente en ellos. La vida sigue y sigue con ellas o a pesar de ellas. Presta atención cuando estés en alguno de los dos estados y que te sirva de alimento espiritual, y de crecimiento personal. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  7. Todos seguimos arrastrando en nuestro interior a todos los Yoes del pasado. Ellos nos condicionan continua e inconscientemente y, por lo general, nos perjudican más que nos ayudan. Conocerlos y reconciliarse con ellos es una tarea imprescindible. En este video doy mi explicación a esto. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias. Artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...) instagram: https://www.instagram.com/franciscode... twitter: https://twitter.com/buscandomeweb1 Visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM) Web con poesías y relatos: www.franciscodesales.es Correo electrónico: [email protected] Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Todos los videos publicados los tiene aquí: https://www.youtube.com/channel/UCUNE...
  8. CAPÍTULO 40 - SENTIBILIDAD Este es el capítulo 40 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Cuando estés triste, tolérate la tristeza: llora; cuando estés enfadado, tolérate el enfado: grita; cuando estés asustado, tolérate el miedo: tiembla; cuando estés contento, tolérate la alegría: ríe; pero siempre, expresa y siente.” (Anónimo) He inventado una palabra: SENTIBILIDAD. Refleja y resume la capacidad de sentir y de utilizar y disfrutar los sentidos, los sentimientos y la sensibilidad. Piensa en ella, y verás que te confirma ideas acerca de algo que te gustaría modificar en ti. Supongo que en alguna ocasión habrás pensado que te gustaría disfrutar más de esas capacidades o no permitir que afecten –lo doloroso- a tu sensibilidad. Hay una sola gran emoción que todos aceptamos sin oposición, que es el amor. Si las cosas que nos suceden son agradables, lo que sentimos también lo es: felicidad, alegría, afecto, paz… Las desagradable, en cambio, indican el rechazo que sentimos hacia la aceptación de las cosas que no deseamos o no nos gustan: rabia -que puede ser buena si se canaliza bien-, aflicción, amargura, angustia, antipatía, miedo, odio, tristeza, envidia… VISTO DE OTRO MODO Habitualmente estamos confundiendo emociones y sentimientos y les damos el mismo trato. Son dos palabras que las aprovechamos para describir incluso los mismos estados y como son palabras simplemente, no es necesario discutir sobre ellas. Lo que importa es lo que simbolizan. Para mí, le emoción es una sensación (el diccionario decía antes que “sensación” es la impresión que las cosas producen en el alma por medio de los sentidos) y es una sensación que surge del fondo del Ser, natural, inherente, sin forzarla. En cambio, los sentimientos son una reacción que brota desde el inconsciente como respuesta a algo que viene del exterior y que se compara con las expectativas que se tenían. La creencia de que poseemos el control sobre nuestros estados emocionales es completamente falsa, y es a partir de esa falsedad que deriva gran parte de la infelicidad de las personas, ya que tratan de aferrarse a lo que les resulta agradable, y quieren ser y estar igual de bien en cada momento, y que cada situación les produzca la misma emoción, y eso es imposible. Cuando oímos una canción por enésima vez no nos produce la misma emoción que la primera; puede ser más intensa, porque nos trae un recuerdo agradable o hemos descubierto su belleza, o puede ser de hastío por la repetición o porque ya no estamos en “aquel” momento de la primera vez. Por lo tanto, pretender controlar lo incontrolable y pretender manejar desde la razón un asunto de las emociones, es imposible. Intentamos crear un dominio sobre las emociones con el que en realidad no podemos contar. En el momento que somos conscientes de ello y lo aceptamos, se pueden empezar a superar las batallas emocionales internas y se pueden empezar a ganar guerras. SENTIR, SENTIDOS, SENTIMIENTOS Y SENSIBILIDAD Hemos visto lo que son los sentimientos, pero interesa no confundirlos con “sentir”, que es experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas. Sentir es apreciar lo que nos rodea en la forma en que nos llega. La sentibilidad aúna sentir, sentidos, sentimientos y sensibilidad. EL cóctel es perfecto, lo tiene todo. De su correcto uso puede llegarnos una mayor intensidad vivencial. La vida sin sentir ni experimentar ese sentir carece de una parte que debiera ser imprescindible. SIENTO, LUEGO EXISTO Lo importante es lo que sientes, no lo que sabes. Sé consciente de las impresiones emocionales que recibes, descúbrelas, conócelas, acéptalas, no pierdas el contacto con ellas, permanece a su lado. Vive con ellas. Las emociones básicas son: enfado/ira, miedo, felicidad, tristeza y amor. Las emociones, en sí mismas, pueden no ser buenas ni malas. Es conveniente expresar la ira cuando se produce (aunque procurando no involucrar a quien no tiene la culpa) y también es conveniente expresar el amor cuando se siente. En el “sentir” no hay ni virtud ni pecado. La mejor manera de conocerlas, para que no hagan daño, o de aprovecharlas para que nos sean útiles, es comenzar por permitirles que se asomen a la conciencia cuando y como gusten, sin censura o precisión de ninguna clase. “Estoy feliz… estoy triste… siento rabia… tengo miedo…”. Muy bien. Observa tranquilamente tu felicidad, tu tristeza, tu rabia o tu miedo…y luego decide libremente qué quieres hacer con ello. A la pregunta de si hay que vivir y expresar las emociones, los dolores, el sufrimiento, cada uno deberá contestar por sí mismo. Toda emoción necesita del gesto que la expresa para realizarse. Si estamos encolerizados, sólo podremos desplegar totalmente nuestra cólera si somos capaces de expresarla. Si la censuramos o la disfrazamos de otra cosa perderá la utilidad que nos puede aportar. El gesto no sólo expresa a la persona, sino que es la persona en su modo de expresarse. ¿Y qué pasa si no se expresa?... porque no es un problema de los demás si tenemos dolor, si estamos de mal humor o si experimentamos tristeza. Pero, al mismo tiempo, reprimirlo no debe convertirse en una mentira para nosotros mismos. A medida que expresamos de manera más abierta nuestros sentimientos, tenemos menos necesidad de precavernos ante las amenazas externas, ya que en lugar de ocultarlos, la persona abierta los utiliza como guía para interpretar el mundo en que vive. Cuando no vivimos nuestras emociones, no vivimos en un mundo real. Es posible disfrazarlas, negarlas, racionalizarlas, pero el sentimiento doloroso no desaparece hasta que ha recorrido su curso natural. En realidad, cuando eludimos una emoción, sus efectos dolorosos suelen prolongarse y resulta cada vez difícil dominarla. Existen, básicamente, dos tipos de sentimientos: los que llamamos positivos, que incrementan el propio sentido de la fuerza y bienestar, el sentido de plenitud, de vida, de totalidad y aportan esperanza, y los que llamamos negativos, que se interfieren en el placer, agotan la energía y dejan a la persona extenuada emocionalmente, con una sensación de bloqueo, vacío, y soledad. Uno de los objetivos de la vida es sentirnos cómodos con nosotros mismos y aceptar nuestras emociones sin fingimientos. Al mismo tiempo que se expresan los sentimientos, hay que estar atentos a la información que sale desde nuestro interior mediante esos sentimientos. Conviene vivir y sentir con total intensidad cualquier emoción, también cualquier sentimiento que se manifieste, porque en ese preciso momento de expresión es cuando se puede captar toda la intensidad que emana. Si siento una emoción de gratitud hacia la vida no debo aplazarla hasta llegar a casa y poder estar encerrado en mi habitación, porque después no podré recrear el ambiente emocional que me ha llevado hasta esa situación. Si siento emoción frente a una puesta de sol, no debo esperar hasta llegar a casa para repetirla con más tranquilidad, porque en mi imaginación el sol no tendrá el mismo color, ni mi impresión será tan amplia como cuando miro con los ojos reales, ni la sensación de grandeza de la Creación se podrá expresar en mi habitación cerrada. CADA PERSONA Cada persona tiene la posibilidad de vivir las emociones de la forma más sublime o de la forma más vil. Cada persona tiene la opción de sonreír a las adversidades o de no disfrutar de las cosas buenas de la vida. Cada persona es, siempre, libre de encarar la misma situación a su manera y de quedarse con el sufrimiento aparente y externo de los sentimientos dolorosos, o de encontrar en ellos la lección magistral y bella que esconde cada una de esas situaciones que hemos elegido vivir. Cada persona es propietaria exclusiva de sus sentimientos y tiene el poder de hacerlos sus aliados. Cada persona tiene en sí la responsabilidad de hacerse feliz y la obligación de evitarse los sentimientos dolorosos que sean prescindibles. Cada persona puede aprender por sí misma y decidir o puede esperar y padecer sus reacciones emocionales descontroladas. Cada persona es el Dios de su Universo Personal. POR SI NO LO SABES Las emociones son importantes para el uso de la razón. Hay quienes afirman que tenemos dos tipos de cerebros, uno racional y otro emocional, y dos tipos de inteligencia, también una racional y otra emocional, y que se relacionan entre ellos con suma facilidad. De hecho, y sin que nos demos cuenta, en muchas ocasiones, cuando creemos estar pensando, en realidad estamos sintiendo, y le hacemos creer al cerebro que “hemos pensado” cuando en realidad “hemos sentido”, ya que las emociones o los sentimientos dirigen las decisiones. Quizás sólo actúa en exclusiva el cerebro “racional” cuando nos desbordan las emociones: al estar tan afectadas pierden parte de sus capacidades, y tiene que ser el raciocinio frío quien gobierne…si le dejan. Es por eso por lo que sabemos que cuando estamos emocionalmente afectados no somos capaces de pensar con claridad. Es innegable el poder de los sentimientos sobre la razón. Muchas veces, el corazón nos dice una cosa y la razón otra distinta, y, muchas veces, aunque sepamos que deberíamos obedecer a esta última, nos decantamos por la primera aún siendo conscientes de que no es lo adecuado. TRABAJA TÚ Le preguntaron a Beethoven lo que quería expresar con la Tercera Sinfonía, y contestó: “Si pudiera expresar con palabras lo que significa, no necesitaría expresarlo con música”. Me gusta decir que cuando un sentimiento se pone en palabras deja de ser sentimiento para convertirse en un pensamiento razonado. Los sentimientos son para sentirlos. Así que no te preocupes de ponerles palabras, de asemejarlos a algo, de darles forma o concepto, de encasillarlos… sólo vívelos. Quédate con la sensación, con la emoción, con el escalofrío… Vívelos con toda la intensidad. Cuando sientas que es el momento, abandónalo todo, la razón y el control, y quédate en tu totalidad para sacarles el jugo. Y esto hay que hacerlo con todos. Sí, digo bien: con todos. Incluso los que te parezcan menos agradables, no los rehúyas. Mientras estén, atiéndeles, quédate con lo que te aporten, que será bueno, sobre todo, para tu sentibilidad. ATENCIÓN Todas las emociones están ligadas a una sensación corporal. No se pueden sentir emociones sin que nuestro cuerpo nos lo haga sentir mediante alguna sensación: opresión en el pecho, nudo en la garganta, rubor, transpiración, cosquilleo, bostezos, acaloramiento, tensión, cefaleas, etc. Todos estos síntomas nos están indicando que estamos en presencia de emociones que debemos reconocer y expresar para disminuir el nivel de stress. Sin stress no podemos vivir, pero tienes que conseguir que esté controlado y no te afecte. RESUMIENDO En mi caso lo tengo comprobado: gran parte de mi personalidad o de mi forma actual de ser proviene, sin ninguna duda, de mi sentibilidad. Sin ella, estoy totalmente convencido de que no sería el que soy y tal como soy. En mi caso, la felicidad ha marcado mi modo de ser. Tratar de ser siempre feliz a pesar y por encima de los contratiempos y los malos momentos. El humor y las risas me han marcado. La felicidad de los otros también me ha marcado. Y sus dolores también. La empatía hacia los sufrientes y los menos afortunados ha trazado de algún modo mi forma de ser y sentir. Sin mi pasión por la ópera yo sería distinto. Tanta belleza musical, tantas voces cargadas de sensibilidad, de ternura, de pasión, hacen que me trasporte a un reino donde sólo existen los sentidos más emotivos y que regrese siendo otro. La poesía también ha alimentado mi sentibilidad. Cada uno ha de descubrir qué le provoca escalofríos, qué le apasiona, que le lleva a la reflexión y le aporta enseñanza o enriquecimiento personal, y ha de promocionar esas cosas porque son las que le hacen más humano y más persona. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  9. CAPÍTULO 39 – LAS EMOCIONES Y LOS SENTIMIENTOS Este es el capítulo 39 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Los sentimientos que se pueden contar con palabras dejan de ser sentimientos y pasan a ser definiciones. Las definiciones de los sentimientos matan a los sentimientos”. “Siento, luego existo”. “Aprovechar los sueños y los sentimientos mientras seáis jóvenes”. (Juana Marín) “Los sentimientos son la base de una comunicación íntima”. (Anónimo) “Para ser feliz uno ha de expresar todos sus sentimientos. La libertad es poder expresar los sentimientos”. “No te preocupes en explicar emociones. Vive todo intensamente, y guarda lo que sentiste como una dádiva de Dios. Si crees que no vas a conseguir aguantar un mundo donde vivir es más importante que entender, entonces, desiste de la magia”. (Brida, de Paulo Coelho) “Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos”. (Jorge Carvajal) “La grandiosidad y la libertad de una persona están en su capacidad para expresar espontáneamente sus sentimientos”. “La diferencia entre saber y sentir es la misma que hay entre mirar y ver”. Aclaro desde el principio que en este asunto de los sentimientos y las emociones no hay un acuerdo universal en el uso de estas dos palabras. De hecho, la tendencia común es a utilizarlos indistintamente para expresar lo mismo. Si te quedas con la idea, y si eres capaz de dejar que surjan libremente los naturales y procuras rectificar los artificiales que te sean desagradables, entonces es exactamente igual si cambias la palabra sentimiento por la palabra emoción. Yo escribiré desde el punto en que entiendo este asunto: las emociones son las expresiones instintivas y espontáneas en la naturaleza humana y los sentimientos son nuestra reacción personalizada y el posterior uso de las emociones; están siempre condicionadas por nuestra educación, modo de vida o circunstancias personales. Por tanto, las emociones surgen del fondo del Ser de un modo natural y esencial, con franqueza y sencillez o grandiosidad, y los sentimientos son las respuestas que da nuestro estado de ánimo del momento, o el que tenemos asociado mental o inconscientemente para esa situación. Incluso ante la misma emoción podemos reaccionar de distinto modo según el día que tengamos, según se cumplan o no las expectativas que teníamos previstas. El terreno de los sentimientos es en el que, generalmente, peor nos desenvolvemos. Estamos más acostumbrados a los asuntos que son tangibles y conocidos o que creemos tener dominados. Los sentimientos son etéreos, inclasificables, sensibles, absolutamente personales y personalizados; se nos escapan del control y ni siquiera se pueden describir de un modo que los explique. Hasta tal punto que, en nuestra necesidad de tenerlo todo controlado, confundimos lo que creemos o pensamos que sentimos, con lo que realmente sentimos. Es mejor dejar de pretender convertirlos en razón cuando son solamente vibración y así poder sentirlos cada vez con el efecto distinto que nos pueden provocar en cada momento distinto. Es mejor no tener una respuesta automática preparada, sino dejarse afectar por las emociones y dejarlas ser lo que son. Jamás sentimos el amor de la misma forma, ni siquiera cuando es hacia la misma persona, y jamás el mismo sentimiento tiene siempre la misma intensidad y el mismo efecto. Una emoción de las que aparentan ser desagradables no afecta igual en un momento eufórico que en otro momento depresivo. CADA EMOCIÓN PUEDE DESENCADENAR UN SENTIMIENTO. Pero no obligatoriamente. Sucede en el caso de que uno no sepa vivir la emoción tal como es y con lo que implica. La no aceptación de la emoción es lo que puede desencadenar una manifestación exaltada y generalmente desproporcionada a la que llamamos sentimiento. Las emociones son ajenas a nuestro control, porque forman parte de nuestra naturaleza esencial, son instintivas, ingobernables, y debieran ser libres para manifestarse sin censura y tal como son. No nos dejan otra opción buena más que la de abandonarnos a su efecto y dejarnos empapar por ellas; seguir su paso por nuestra vida en el instante en que se producen notando qué nos aportan, y sentirlas como una señal de la existencia de la Vida en nosotros. Ellas son las que nos permiten que se haga realidad una de las gracias concedidas al ser humano: la capacidad de emocionarse y vivir esos estados. LAS EMOCIONES: Es el conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a reaccionar ante ciertos estímulos externos. Están relacionadas con el aprendizaje, la atención, la memoria y las respuestas emocionales. Cuando no somos capaces de vivir las emociones tal como son, las acompañamos de una cierta conmoción somática que produce una reacción en forma de euforia excesiva, de dolor no natural, de desesperación en vez de rabia o de cualquier manifestación extrema. Las emociones básicas son: enfado/ira, miedo, felicidad, tristeza y amor. Si se presenta una emoción que no nos gusta es conveniente beber agua, caminar un rato, centrarse en la respiración… cualquier actividad que sea un cambio que nos saque de ella y relaje nuestra mente hará que cambie la composición química de la sangre y dejemos de centrarnos en lo que nos produjo esa emoción. LOS SENTIMIENTOS: son un estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. Por tanto, sentimiento es la suma de una emoción más un pensamiento, pero este pensamiento casi nunca es objetivo sino subjetivo, o sea influenciado por las evaluaciones, interpretaciones, prejuicios, o las normas o morales personales, ya que todo ello puede estar contaminado. Las emociones tienen una duración limitada y tienden a extinguirse por sí mismas. Se calcula la duración de una emoción en 90 segundos. Sí, está bien escrito: 90 segundos. Son los sentimientos y los pensamientos que tenemos asociados o adjudicados a cada emoción quienes alargan –en muchas ocasiones masoquista e innecesariamente- el efecto. A veces uno las prolonga artificialmente para regodearse –para bien o para mal- en ese sentimiento. VIVIR LAS EMOCIONES, SÍ ES INTERESANTE. VIVIR LOS SENTIMIENTOS… NO SIEMPRE ES INTERESANTE. Una de las facetas apasionantes de la vida es poder vivir las emociones con intensidad y consciencia. Para poder hacerlo así es imprescindible que estén sin contaminar, intactos, intachables, libres de los condicionamientos con los que nos manejamos habitualmente que nos exigen tener preparado un modelo de sentimientos en respuesta ante cada emoción. Las emociones son estados afectivos de ánimo, del alma, y en sí son buenas porque son una expresión natural del ser humano. Conviene conocer nuestras propias emociones, saber por qué motivo surgen y, sobre todo, cómo nos comportamos cuando estamos inmersos en ellas. Si lo hacemos bien, desaparecerán. Si no resolvemos esto bien, pasarán a convertirse en sentimientos y comenzará nuestro sufrimiento, desconcierto, abatimiento, tristeza… cualquiera de esos estados que nos van a dejar enojados y dolientes. Desde el Yo Observador miremos tranquilamente en qué estado nos encontramos: el entusiasmo, el dolor, el berrinche, cómo estoy de nervioso, de enfadado, qué cantidad siento de indignación, y una vez visto, decidamos qué vamos a hacer con ello. Yo debo decidir, y no debo permitir que uno de mis yoes, desconocido y con dudosa capacidad de tomar determinaciones importantes, sea quien decida. Los sentimientos buenos, en cambio, aportan sal a la vida: afecto, bienestar, felicidad… conviene utilizarlos a menudo, sacarles el jugo, la parte amable que le aportan a nuestra existencia, la sonrisa que nos plantan, y la visión encantadora de la vida que nos muestran. TEN EN CUENTA No se deben aplazar las emociones: hay que vivirlas en el momento que se producen. No se pueden dejar para luego recrearlas en otro momento. Sería imposible. Cuando están latentes conviene investigarlas, sobre todo si nos parecen desagradables, y conocer el origen de su formación para poner remedio y evitar que se repitan. REFLEXIONES Sin emociones y sentimientos, el ser humano sería monótono (de un sólo tono, o sea, aburrido) y uniforme (de una sola forma, o sea, aburrido). ¿Qué tipo de vida tendríamos si no pudiéramos sentir felicidad, ilusión, alegría, satisfacción, o amor?, ¿Te imaginas una persona apática, sin expresión en el rostro, inconmovible, inalterable, insensible...? Todo esto es lo quiere decir falta de emociones y sentimientos. Para mí, es más importante lo importante lo que uno siente que lo que uno sabe. Siento, luego existo, parafraseando al poeta, refleja claramente mi opinión. La vida sin sentimientos puede llegar a ser aburrida. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Para mí, las emociones son palabras de nuestro Creador, mensajes muy personales que verifican nuestra capacidad de estar vivos y saberlo. Nos recuerdan Su Presencia. Son soplos de aire de vida que nos recuerdan el aspecto más espiritual del ser humano, y nos recuerdan que no debemos olvidarnos de nuestra auténtica esencia, que es divina. RESUMIENDO Repito: hay diferentes versiones de ambos estados, diferentes clasificaciones, algunas contradictorias y otras exactamente opuestas. No es tan importante acogerse a la definición adecuada como al hecho de que en nuestros estados hay una parte que es natural –que no se puede ni se debe modificar- y otra parte que es nuestra reacción o respuesta de aceptación o rechazo. Y en esto sí que podemos trabajar para que no sea automática y aparentemente incontrolable, permitiéndonos en cada ocasión un tiempo de reflexión para responder del modo que consideremos apropiado. Una persona que está en un Proceso de Desarrollo Personal y Espiritual es responsable de esto último. Saber distinguir entre ambas cosas, por lo tanto, es más importante de lo que aparenta. Las emociones son naturales, son un aviso de nuestro estado emocional, una manifestación necesaria como humanos que somos porque manifiestan nuestro estado real, tienen un sentido explicable en todos los casos. Los sentimientos son provocados, son una reacción, una respuesta programada y no siempre adecuada, una manifestación que se puede modificar para que se adecúe más al nuevo Ser que estamos construyendo. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  10. CAPÍTULO 38 – EL EGO Este es el capítulo 38 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “El ego en su justa medida es un aliado; como amo, es tiránico.” (Anónimo) "Dos personas han estado viviendo en ti durante toda tu existencia. Una es el ego: charlatán, exigente, histérico, calculador; la otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz has oído y atendido sólo en raras ocasiones" (Sogyal Rinpoche) “Cuestionarse el ego vuelve a ser ego. No es alejarse de él, sino adentrarse en él.” (Juana Marín) “¿Y si el YO es el espíritu y el ego es el cuerpo?” “Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego para servir a sus hermanos.” (Ralph Waldo Emerson) “El ego es un falso yo creado por la mente”. “Si hubiera que resumir la definición de ego en una palabra, ésta sería “interés”. “El ego es, también, una máscara social”. “Sólo el yo individual plenamente desarrollado puede desprenderse del ego.” (Erich Fromm) Si traducimos ego del latín, o si buscamos su definición en el diccionario, nos encontramos con que significa yo, pero, en cambio, cuando uno se dice ego se piensa automáticamente en un aspecto negativo de ese yo. Todas las palabras que se refieren al ego tienen una connotación desagradable, y se interpretan como un exceso de autoestima y un deseo de preponderancia: egocéntrico, egoísta, egotista, ególatra… parece que siempre fuera malo ser el centro, tener prioridad sobre los demás, merecer la propia atención. ¿Por qué? ¿Acaso no hay una gran parte de ego en la compra de un coche, en vestirse, en leer este texto, o en estudiar una carrera? El más claro ejemplo de lo bueno que puede llegar a ser el egoísmo, es el niño. El niño es, por naturaleza y afortunadamente, egoísta. Quiere. Quiere y pide, o quiere y coge. Reclama constantemente atención. No le importan ni las normas ni el orden preferencial ni la hora que es ni lo que piensan o sienten los demás. Sólo piensa en sí mismo. Es espontáneo. Así es el auténtico Niño Libre. Sólo piensa en el placer, en su placer. Más adelante aprenderá a compartir su placer con los demás. Después, cuando somos un poco más mayores, y sin dejar de ser Niños Libres, deberíamos ser más correctos en la forma de actuar, en los modos, pero sin olvidar la esencia del deseo, y el merecimiento a que uno tiene derecho. No confundir. No todo lo relacionado con el ego es malo: uno tiene que admitir lo que es –y si tiene cualidades y virtudes estará muy bien que se sienta satisfecho por ellas-, y puede sentirse ligera o grandemente orgulloso cuando tiene un motivo para hacerlo, y esto no es un asunto de ego. Sentirlo, es muy bueno y es estupendo para la autoestima. Lo que tal vez no sea tan bueno es proclamarlo a los cuatro vientos desde una actitud soberbia y vanidosa. Quizás la ecuanimidad sea la capacidad de ver las cosas sin ego. Deberíamos aprender a evaluar las cosas y hechos de este mundo sin que nuestro ego sugiera de inmediato un sentimiento de aprobación o de repulsa. ATENCIÓN El ego es la antítesis de la humildad. O quizás la humildad, sin pretenderlo, se convierte en una feroz desafiante a la integridad del ego. Las filosofías orientales promueve la disolución del ego. Cuando nos imaginamos un gurú o un guía espiritual, siempre le asociamos a la ausencia de ego. Saben y son, y como ellos conocen que saben y son, no necesitan un ego que lo propague. REFLEXIONES “Ser el más torpe, el más humilde, el más desgraciado… vuelve a ser un asunto de ego. Es pretender ser el más de lo que sea. Y este es el peor de los egos”, dice Juana Marín. Si uno pretende, por ejemplo, ser el más generoso, y para demostrarlo financia la construcción de un Hospital, y además le pone su nombre en letras grandes y doradas, y lo hace llamar Hospital de Don Gregorio Relanza, es evidente que por una parte es un grandísimo acto de ego, pero por otra parte habrá una serie de beneficiados por la ostentación pomposa de ese ego. Si lo hubiese financiado de un modo anónimo, altruista, y no pensando en sí, sino en el servicio a los beneficiados, el resultado final sería el mismo y el ego se hubiera quedado sin motivo de lucimiento. Es importante, por tanto, contar con un ego modesto, educado, y que sepa retirarse sin protestar para dejar paso a la modestia. SOLUCIONES O SUGERENCIAS El ego tiene aspectos que pueden aportar un resultado positivo. No siempre es malo ni destructivo. No siempre está afectando a la persona y la espiritualidad. No siempre es malo: muchas veces es necesario, eso sí, en una medida prudencial. Aprende a distinguir algunos tipos de ego. DESTRUCTIVOS – querer acaparar la atención continuamente; querer ser el más o el mejor en todo; tener unos errores por ideas y decirlos como dogmas; pisar a los otros por conseguir sus objetivos. SIMPÁTICOS – contar chistes para ser el más brillante en las reuniones (aunque con ello no se hace mal y, por lo menos, se ríen los otros). BENÉFICOS – dar limosnas si no es de un modo realmente desinteresado. MALVADOS – dictadores, crueles mandatarios, asesinos. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Tras varios o bastantes años de convivencia con el ego, uno aprende que es imposible destruirlo de golpe, por la tremenda, sino que hay que dejarlo que se diluya. Se consigue a base de demostrarle, con la sutileza de las palabras y la influencia de los ejemplos, que no es necesario seguir luchando por ser el más o el mejor; que uno es bueno y está bien aún cuando no ande pisando a los demás; que no hace falta ser el número uno. TRABAJA TÚ Observa cuántas veces dices “yo” a lo largo del día. Acorta el número de veces que lo pronuncias y estarás acortando tu ego. Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti y estarás difuminando tu ego. Las ofensas que crees recibir no van dirigidas a ti, sino a tu ego. El ego oculta carencias. Averigua cuáles son las tuyas. CUENTECITO Una mujer estaba profundamente ofendida por la conducta de su hijo de quince años, el cual, siempre que salían juntos, caminaba unos pasos por delante de ella. ¿Qué era lo que le avergonzaba de ella? un día se lo preguntó. “¡Oh, mami, nada de eso!, respondió él bastante turbado. “Lo que ocurre es que pareces tan joven que me fastidiaría que mis amigos pudieran pensar que tengo una nueva novia.” La ofensa se desvaneció como por ensalmo. CUENTECITO DE PURO EGO Un maestro estaba explicando en clase los inventos modernos. “¿Quién de vosotros puede mencionar algo importante que no existiera hace cincuenta años?”, preguntó. Un avispado rapaz que se hallaba en la primera fila levantó rápidamente la mano y dijo: “¡Yo!”. CUENTECITO Fallecieron el mismo día dos personas que eran vecinos. Uno de ellos era un santo, el otro un pecador. Cuando llegaron al Cielo, llamaron ambos a la puerta. Abrió San Pedro, que ni siquiera miró al santo, pero dio la bienvenida al pecador. El santo, resentido, preguntó a San Pedro: “¿qué pasa? me siento ofendido, ¿por qué no me recibes bien y al pecador le das la bienvenida? Dijo San Pedro: “esta es la razón: tú lo esperabas. Él no. Él se siente agradecido por haber venido al Cielo, mientras que tú sientes que te lo has ganado. Él siente la gracia de Dios, pero tú piensas que es a causa de tus esfuerzos que lo has conseguido. Para ti es un logro, y todos los logros son del ego. Él es humilde porque no puede creer que haya venido al Cielo”. (Del libro Tao, de Bhagwan Shree Rajneesh) RESUMIENDO El ego está ahí y parece que te va a seguir dando acompañando siempre y si no lo controlas, estará dándote guerra. De su conocimiento depende que se convierta en tu mala carta de presentación o en tu aliado. Ser Uno Mismo consciente en todo momento es el mejor método de hacerlo desaparecer, porque en tu esencia no vive lo ingrato del ego malo. Mientras antes te des cuenta de su inutilidad, y su tiranía, antes te descargarás de la parte negativa de su influencia. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  11. CAPÍTULO 37 – LA ESPIRITUALIDAD Este es el capítulo 37 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “La espiritualidad no ha de residir únicamente en lo místico y lo religioso. La auténtica espiritualidad ha de manifestarse en la vida cotidiana”. “A Dios no le importa tu religión: le importa que prestes atención a tu espiritualidad”. “La espiritualidad no consiste en saber lo que quieres, sino en comprender lo que no necesitas.” (Tony de Mello) “La espiritualidad consiste en considerar los problemas de la vida desde un punto de vista elevado, comprensivo y sintético; en probarlo todo en base a los verdaderos valores; en intentar llegar a la esencia de los hechos, sin dejarse arrastrar por las apariencias externas, sin dejarse convencer por las opiniones tradicionales, sin dejarse influenciar por las masas, ni por las tendencias, las emociones o los prejuicios personales.” (Roberto Assagioli) “El alma es un don demasiado precioso para que Dios la dé al hombre por nada. Éste ha de ganarla, siendo o haciendo algo.” (George Bernard Shaw) “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” “En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma.” (Marco Aurelio) ALMA: (Del diccionario: principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida. En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos. Sustancia o parte principal de cualquier cosa). ALMA: (Del diccionario: del latín ánima: aliento, viento, emanación, olor, principio vital, vida, existencia, ser viviente. Curiosamente, hay otra palabra que se confunde o equipara con esta: espíritu. Co-principio, junto con el cuerpo, del ser humano, fuente de sus operaciones vitales y sustrato permanente en medio de los cambios del ser vivo. Sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, que informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre. Conjunto de funciones psíquicas e intelectuales y estado de conciencia). ALMA: (Del diccionario: espíritu, del latín spíritus, quiere decir casi lo mismo: soplo, viento, emanación, soplo vital, vida, sentimientos, corazón). ESPÍRITU: (Del diccionario: don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas. Ser inmaterial y dotado de razón. Alma racional). OTRAS DEFINICIONES DE ALMA: Fuente de operaciones vitales y sustrato permanente en medio de los cambios del ser vivo. Sustancia espiritual e inmortal, capaz de querer y sentir, que informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre. Los asuntos relativos a nuestra propia vida no deben encomendarse a otros para que los resuelvan, pero menos aún debemos delegar la espiritualidad. La espiritualidad es afanosa e insondable. Una vez puesta en marcha, quiere más y pide más de nuestra atención. A cambio, nos va dando tanta información y tantas satisfacciones, que despierta el interés por seguir profundizando. Cada poquito que nos abre los ojos del corazón nos impulsa a buscar el siguiente paso, la siguiente luz. Nadie puede vivirla por nosotros, ni los místicos ni los gurús, ni tampoco sirve conformarse con la teoría ni las prácticas de los demás. Si no la experimentamos en nosotros mismos, no sabremos lo que es y lo que aporta. No hay dos vidas, una material y otra espiritual, sino solamente una. El objetivo de la espiritualidad es alcanzar la paz y la felicidad interior, que se manifestará en alegría exterior. Situamos lo espiritual en la meditación, en la no acción, como algo personal y no compartible. Espíritu y alma, si las referimos a espiritualidad, y para entendernos mejor, vienen a entenderse habitualmente como la misma cosa. Son, sin duda, la razón más elevada de estar en la vida. Son ese algo que trascienden al cuerpo, que no se alteran con los cambios de humor o de edad, que resisten las faltas de coherencia personales y son capaces de permanecer en calma ante nuestro caos. Ambas son intangibles, invisibles, indescriptibles, indemostrables, pero casi todos las sentimos de un modo u otro. Mantienen siempre la serenidad que da el saber que todo es efímero, que nada es tan grave como aparenta; que el Ser que realmente eres, que es alma y espíritu en esencia, está muy por encima de los arrebatos que de vez en cuando te alteran, y ambas siguen presentes a lo largo de tus diferentes etapas o personalidades, inalterables, sabiendo cuál es el Camino y el propósito, y además saben esperarte cuando te metes por atajos equivocados, cuando te duermes o te equivocas, cuando olvidas el sentido de tu vida, cuando estás desconsolado... son algo con sentido de eternidad, con capacidad de apreciar la ridiculez de algunos tus actos y a pesar de ello respetarte. Son algo que se escribe con mayúsculas, que es sabiduría, que saben acogerte como hijo pródigo, como oveja descarriada, y como a un ser querido que se hubiera extraviado. Eso es el espíritu y el alma. ¿LO ESPIRTUAL Y LO MATERIAL? Aunque todos sabemos que no hay dos vidas, la espiritual y la material, sino sólo una, tendemos a diferenciar entre una vida y unas actividades orientadas a las cosas del cuerpo y de la sociedad, que llamamos vida material, y otra dedicada a lo interior y lo invisible a la que llamamos vida espiritual. Hasta poder integrar ambas, y aunque sólo sea por ver alguna de las características y problemáticas de la espiritual, las trataremos por separado. El objetivo del trabajo espiritual es alcanzar la paz y la felicidad interior y, por extensión, la alegría exterior. Para ello, es necesario llegar al conocimiento más profundo de eso que realmente somos: lo que no es el cuerpo. Es necesario, en principio, hablar de la diferencia que hay entre el Ser, que es lo que auténticamente uno Es, y el que existe, que es sólo una expresión temporal y finita, limitada a este momento y con estas características, con este cuerpo y este nombre. El Ser, generalmente, es un gran desconocido, a veces incomprendido, olvidado, relegado, incluso renegado, misterioso y oculto, y a veces simplemente intuido. El trabajo para poder descubrir el que se Es, el Ser, y eliminar las trabas que lo impiden, es un poco dificultoso. Uno habla de querer ser “uno mismo” sin saber en realidad quién es, y cualquiera tiene también dificultades para distinguir entre “quién quiere ser” y “quién tiene que ser” o “quien está llamado a ser”. La solución es sencilla: generalmente uno quiere ser otra persona distinta de la que ciertamente es, y la solución, lógicamente, es descubrir quién es realmente, porque uno sólo tiene que ser el que auténticamente es y no otro: un ejemplar único e irrepetible, proyecto de Sí Mismo y de Dios, que ha de llegar a manifestarse plenamente en su unicidad. VISTO DE OTRO MODO Lo espiritual es una experiencia personal, y es una experiencia necesaria para la realización completa del ser humano. Es un territorio desconocido, del que sólo sabemos por teorías o por intuiciones. Nada tangible, razonable, o demostrable tal como estamos habituados, sino un reino de sentimientos, sensaciones, percepciones, clarividencias… todo etéreo. Mientras caminamos por ese paraje desconocido, van a aparecer momentos de extravío y también momentos de una claridad sorprendente, alegrías, dificultades, sorpresas agradables y gran comprensión. Todo mezclado. Van a aparecer potencialidades que estaban aletargadas, una nueva conciencia, y la sensación de que la vida adquiere una nueva dimensión y comprendemos las cosas de otro modo. Puede aparecer o desarrollarse la religiosidad. Uno se va a dar cuenta de que sus valores humanos se acrecientan, y se siente mejor y más a gusto consigo mismo. Es el contacto con la divinidad que habita en cada uno, con el Supra-consciente, con el Yo Superior. Es el contacto imprescindible del asustado y pequeño que somos con el sentimiento de ser más grande y estar más allá de las limitaciones de nuestro alrededor. OTRA FORMA DE VERLO Es evidente que uno no es sólo el cuerpo que se ve, y que se manifiesta como presencia en la vida. Ya sabemos que nuestras células cambian sin parar, ya sabemos que no queda en nosotros de nuestra infancia más que la identidad… y el alma. El alma es el componente espiritual de los seres humanos. En casi todas las lenguas del mundo espíritu proviene de “soplo”. En el colegio los curas nos decían que Dios insufló un soplo de aire a Adán para darle la vida. Es posible que el alma sea yo de verdad, y que utiliza el cuerpo físico para aprender en la Tierra cosas que no puede aprender en el mundo espiritual. En el alma situamos las cualidades y los sentimientos más sublimes, la máxima sensibilidad, la fragilidad, lo más emotivo, lo más tierno, y lo más amoroso y amado. Entendemos que el alma es lo más puro, lo más receptivo, lo que tiene más verdad en su esencia… Pero esto no se puede demostrar, porque no se puede demostrar la existencia palpable del alma. Sí es cierto que todas las religiones y filosofías están de acuerdo en que existe, aunque le cambian el nombre. El alma es la auténtica realidad; el cuerpo es la apariencia que la acoge temporalmente y la oculta. Curiosamente, ÁNIMO: (RAE, del lat. anĭmus, y este del griego ἄνεμος, soplo) y ÁNIMA: (RAE, del lat. anĭma, y este del griego ἄνεμος, soplo), tienen el mismo origen que alma y espíritu: soplo. TRABAJA TÚ La espiritualidad practicada en estado de actividad es superior a cuando se practica en estado de retiro, porque esta última puede ser solamente teórica o utópica, y no tener vida. “Sólo la voluntad profunda te conducirá a lo profundo, y únicamente una dedicación total logrará una transformación total”, dijo Blay. Aquí no valen medias tintas, ni acordarse de vez en cuando, ni conformarse con cualquier poca cosa, ni acallar o distraer los deseos del alma. ME DOY CUENTA QUE Alma es sinónimo de ánima. Animar quiere decir “infundir el alma o la vida a un ser”. Por lo tanto, averiguo que lo que anima a seguir adelante, en todos los aspectos, es el alma. El cuerpo es algo temporal, cambiante y finito. Deduzco que no he de identificarme con el cuerpo, sino con el alma. Sé que tengo cuerpo y mente, aunque yo no soy ni el cuerpo ni la mente: ambos son mi parte externa visible, y con ellos me puedo manifestar. Existe otra parte interna e invisible, y esa parte sí soy yo. ATENCIÓN Este es un Camino exclusivo para gente que siente la llamada de un modo innegable e irrechazable; sólo para quien sabe que no podrá seguir viviendo en paz mientras no busque la espiritualidad y se relacione con ella; quien está dispuesto a encontrarla pase lo que pase, y aunque tenga que renunciar a todos las reglas y todas las razones que hasta ahora le parecían importantes; es sólo para quienes comprender que la realización de Uno Mismo es la tarea más importante de su vida. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Por eso, por el alma, por el espíritu, estás aquí. Porque llevas dentro algo que te sobrepasa y trasciende el cuerpo. Porque llevas dentro, en alguna parte, algo que sobrevive impasible a todos los cambios de edad, y de forma de pensar y actuar, que van sucediendo a tu cuerpo. Porque hay algo en ti que mantiene coherencia con el desarrollo de la persona, que sonríe en silencio ante cualquiera de tus magnificadas dificultades con la serenidad que da el saber que todo lo que pasa es breve e ínfimo en comparación con el Ser. Porque el alma y el espíritu saben cuál es el Camino, cuál el propósito, y tienen un atinado sentido de eternidad. Es hora de modificar el concepto que se viene manteniendo en los últimos siglos, por el que se disocia el Ser y se divide, básicamente, en bloques de opuestos: humano y divino, cuerpo y alma, corazón y mente, pureza y pecado, lo Interior y lo externo, Lo Superior y lo mundano, la materialidad y la espiritualidad… No existe diferencia ni separación entre ninguno de estos aspectos. Todo está dentro de nuestra piel y en ninguna otra parte, porque el contacto que tenemos con todo ello es dentro de nosotros. La espiritualidad debería integrar al Ser Humano, sin disociarlo de Sí Mismo, aceptando lo divino, Lo Superior, en cada uno de nosotros y como parte indisoluble de nosotros (y no algo que está en el “Cielo”, inaccesible e intratable, como una meta o estado al que nunca llegaremos). La espiritualidad reside en lo cotidiano, no sólo en las misas ni en los retiros espirituales, no sólo en el yoga ni en las meditaciones, no está hecha exclusivamente para los religiosos profesionales, no es monopolio de la Iglesia. Está al alcance de quien la quiera alcanzar. No se esconde, ni se eleva hasta lo inalcanzable; no es intrincado ni críptico; no es un asunto de inteligencia ni de conocimientos. Es mucho más sencillo y habitual de lo que nos han dicho. Dice Jung en su libro El hombre moderno en busca de un alma que “durante los últimos treinta años han acudido a mi consulta personas de todas las regiones del mundo. De entre todos los que se encontraban en la segunda mitad de su vida, es decir, los mayores de treinta y cinco años, no había ni siquiera uno cuyo problema no fuese, en última instancia, hallar una visión religiosa de la vida” POR SI NO LO SABES La tradición oral enumeró los 10 pasos del Camino Espiritual: 1 – LA INQUIETUD: La persona siente que debe cambiar de vida, sea por tedio o por sufrimiento. 2 – LA BÚSQUEDA: Llega la decisión del cambio. La búsqueda se da a través de libros, cursos, encuentros. 3 – LA DECEPCIÓN: Comienzan las vacilaciones entre los diferentes caminos. El que busca llega a tener conciencia de los problemas y los defectos de los que enseñan. Por mucho que cambie de corriente filosófica, religión o sociedad secreta, se encuentra con los problemas clásicos: vanidad y ansia de poder. 4 – LA NEGACIÓN: Es habitual abandonar el camino tras constatar que los que están el él aún no resolvieron sus problemas. 5 LA ANGUSTIA: El camino fue abandonado, pero la semilla ya está plantada: la fe. Y crece día y noche. La persona siente desasosiego, tiene la sensación de que descubrió algo y lo perdió. 6 – EL REGRESO: Debido a otra crisis seria (una tragedia, un éxtasis, etc.), la persona descubre que su Fe está viva. Y la fe, si se cultiva con cuidado, resiste cualquier decepción. 7 – EL MAESTRO: Se trata del momento más peligroso. Sólo los maestros son los individuos más experimentados. El camino es individual pero en este momento puede desvirtuarse y volverse colectivo. 8 – LAS SEÑALES: El maestro termina siendo abandonado cuando el camino se muestra por sí mismo. A través de las señales, Dios le enseña lo que necesita saber. 9 – LA NOCHE OSCURA: Se toman las grandes decisiones. La persona cambia de vida y se pone a caminar, a pesar del miedo. 10 – LACOMUNIÓN: Es el momento en el que, como decía San Pablo, la propia Divinidad pasa a residir en la persona. El misterio de los milagros se manifiesta con toda su maravilla y su grandeza. (De Leyenda personal, de Paulo Coelho) SOLUCIONES O SUGERENCIAS Dice Antonio Blay: “Lo que hay que hacer es formularse de un modo directo estas preguntas: ¿qué soy yo?, ¿qué es ese yo que siento?, ¿qué es ese yo que está detrás de todas mis acciones, detrás de todos mis estados, que es el eje, el centro de toda mi existencia?, ¿qué soy yo?, y tratar de poner la mente allí donde siente esa resonancia interior, tratar de centrar la atención donde encuentre esa resonancia; buscando, a través de esa investigación directa, sin razonamientos y sin especulación de ninguna clase, sólo mediante la simple atención dirigida y sostenida allí donde surge la vivencia, la resonancia del “yo”. Esto la persona ha de hacerlo dedicándole ratos exclusivos, y ha de hacerlo también durante todo el día, porque todo el día es él quien está haciendo y es él quien se está expresando, y, por lo tanto, en cada instante tiene la oportunidad para llegar a ese descubrimiento central de sí mismo. No olvidemos que esta técnica, este trabajo, como todo trabajo, sólo podrá producir fruto cuando se convierta en algo hecho a conciencia, cuando se haya tomado realmente en serio. En la medida en que uno lo hace por pura curiosidad, por un afán de algo nuevo, curioso, por una simple inquietud, emotiva, esto no tiene la menor oportunidad de convertirse en una transformación profunda. Solamente el anhelo profundo nos conducirá a lo profundo, y únicamente una dedicación total nos dará una transformación total.” RESUMIENDO A veces es sólo una inquietud que acallas fácilmente; otras veces, la niegas; otras, irrumpe con fuerza y no respeta ni siquiera tus miedos ni tus excusas. La espiritualidad tiene muchas intensidades. Es la razón que se encuentra detrás de casi todas las acciones. Te recuerda su existencia con mayor o menor insistencia, y se manifiesta en algunos momentos cumbres y en casi todos los actos cotidianos. Sólo hace falta que le prestes un poco de atención, y que dejes de aplazar esa gran conversación que tenéis pendiente. (Para más información recomiendo leer el capítulo titulado LO TRANSPERSONAL) Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  12. CUANDO TÚ NO ERAS TÚ https://www.youtube.com/watch?v=FIP8_PbV6V0 Es muy importante comprender esto: el Yo que eres hoy no es el mismo Yo de tu pasado. Las personas que se sienten dolorosamente afectadas por alguna actuación de su pasado deberían tener esto claro y se evitarían sufrimientos innecesarios. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias. Artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...) instagram: https://www.instagram.com/franciscode... twitter: https://twitter.com/buscandomeweb1 Visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM) Web con poesías y relatos: www.franciscodesales.es Correo electrónico: [email protected] Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Todos los videos publicados los tiene aquí: https://www.youtube.com/channel/UCUNE...
  13. CAPÍTULO 36 – CONOCER A DIOS Este es el capítulo 36 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. "Tenemos la obligación de diseñar nuestra propia religión y nuestro propio Dios, o sea, nuestra propia idea de Dios, porque cada uno debe entender a Dios a su modo. Unos necesitan que sea comprensivo y les transmita Su calma; otros lo desean combativo y revolucionario, o riguroso y exigente, o dulce y cariñoso… Es muy difícil aceptar un Dios que no te comprende, o que te impone demasiadas dificultades, o que te niega la felicidad”. “Ver a Dios cara a cara no es privilegio minoritario de unos pocos místicos, sino derecho elemental de todo cristiano”. (Tony de Mello) Quien lo desee, quien quiera confirmar que existe, que concierte una señal con Dios para reconocerse, para saber cuándo están ambos en presencia mutua. Que se ponga en contacto con Él y le diga, por ejemplo: “cada vez que sienta un escalofrío sé que eres Tú y estás conmigo, o sea que cuando me quieras hacer saber que estás más aún conmigo, envíame un escalofrío y yo sabré reconocerte”. Verá entonces, y muy a menudo, la confirmación de Su existencia. ¿CÓMO ES DIOS? Dios no es azul, ni alto, ni pertenece a una religión en exclusiva y ni siquiera uno Le puede encerrar en su corazón. Se puede dejar que more en él, pero dejando que pueda salir cuando quiera para compartirse. Si a uno le resulta más fácil imaginárselo con forma humana, que lo haga. No es necesario que sea ese ancianito con barba blanca que lleva un triángulo por montera. Si resulta más fácil, pues que sea joven y bien parecido, o mujer anciana, o el humorista que nos contagia su buen humor, o la persona cuya cara y presencia nos inspira a Dios. HAY UN DIOS PARA CADA PERSONA. DIOS ES DIOS, Y NO LA IDEA QUE TENEMOS DE ÉL. Dios Es. Y con estas dos palabras ya está todo dicho. Creer en Dios basándose en la tradición familiar y cultural es una convicción de segunda mano que no vale gran cosa. Ésta es una creencia basada en un rumor que circula por el Mundo, y no en el acto de Conocerle e Integrarle a partir de su aparición y presencia constante, del sentimiento innegable que irradia y de esa nada sin forma que le permite ser todo. Algunas personas cometen la osadía de defender a Dios, o de negarle, sin conocerle. Hablan de Él como si le hubieran tratado desde siempre y supieran lo que piensa y el número de zapato que calza; hablan sin saber nada de Él fuera de los libros y las teorías, sin haberle dado las gracias personalmente por estar ahí. Apenas han sentido en alguna ocasión una brisa de lo divino, y no saben si podrían distinguirlo de otra cosa, ni saben si les han escuchado atentamente, ni saben si sabrán encontrarle, pero opinan sobre Él, como autoridades competentes, sin haberle experimentado. Lo dejan en una idea bastante difusa. En un sueño o fantasía. En una palabra. La palabra agua no moja. La palabra luz no alumbra. La palabra pan no quita el hambre. Y Dios, sólo en palabras, es nada. Hay que ponerse a buscar al Dios de verdad, al innegable, al omnipresente, al que puede dar la paz y el amor, al protector, al mago, al amigo, al que siempre está esperándonos. A Dios. REFLEXIONES POCO REFLEXIVAS Nos dicen que tenemos su misma esencia. Y digo yo… si los hijos de los gatos son gatos, y los hijos de los elefantes son elefantes… ¿los hijos de Dios somos Dioses? Si Dios está en mí… ¿Yo soy Dios? ¿De qué me sirve un Dios inaccesible que está en los cielos? Me va mejor un Dios que está dentro de mí, muy al alcance… entonces… lo que mejor me va es un Dios que soy yo. Dios es Uno: ¿se refiere a una sola unidad de Dios? ¿o a que Dios es UNO MISMO? Dice Dürkheim: "Al ir avanzando en el camino, el hombre se siente, a pesar de su imperfección, cada vez más ligado a lo divino y marcado con el sello de lo sobrenatural. Esto le hace ser mucho más dolorosamente consciente de lo "no divino" que sigue habiendo en él". El Dios que somos se va mostrando con mayor intensidad y firmeza a medida que le permitimos expresarse. ¿Cómo se expresa Dios?, ¿a través de mí?, ¿soy capaz de sentirle dentro de mí?, ¿y soy capaz de sentir que, en pequeño, yo soy Dios? Yo soy el Dios de mi Universo Personal -dice Enrique Barrios- y no es ningún disparate si quien dice esto es el SER y no el ego. Hay un Universo que empieza y acaba en mí. En él hay demonios, dudas, esperanzas, miedos y Dios. Y yo soy todo eso. Soy el Todo de mi Universo. Soy un pequeño Universo que mora en otros Universos. Pero soy completo en mí. ¿Ya he dicho que yo soy también Dios? DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Si a estas alturas ya tienes claro que eres Dios, o por lo menos lo intuyes y le das unos mínimos visos de realidad, deberás deducir ya que a ese Dios que adoras, o que temes, que suplicas con humildad o imploras con firmeza, que buscas o abandonas, eres tú mismo. ¿Serás capaz ya de tratarte como a Dios? ¿Cómo hablar de Dios?, ¿cómo explicarle a un ciego lo que es el color rojo?, ¿cómo definir lo indefinible?, ¿cómo pretender encerrar en una definición lo que es infinito?, ¿cómo hablar con la mente de un asunto que es del alma?, ¿cómo intentar compartir una experiencia que es personal, intransferible e inexplicable?, ¿cómo acometer otro camino que no sea el de manifestarse del modo que lo hacen los que han tenido la experiencia de encontrarse con Él?, ¿cómo pretender teorizar sobre la experiencia más íntima y más profunda a la que se puede aspirar?, ¿cómo tener la osadía de auto-proclamarse erudito en Dios? ATENCIÓN El mayor error del religioso es llegar a convertirse en idólatra. Es el mayor peligro: adorar a una imagen, o sea, a una idea, una apariencia, una representación sólo figurativa, pero no a Dios, cuya forma, si la tiene, no la conocemos. Quizás debamos aprender a pensar en Dios sin ponerle una barba blanca y un triángulo sobre la cabeza, y debamos dejarlo en una grandiosidad sin forma ni límites y que sea sólo la sensación placentera que produce saber que existe y está ahí. Lo importante es saberse protegido, sentirse especialmente cuidado por Él, tener la seguridad de que sólo desea lo mejor para cada uno y que sólo va a hacer lo que es mejor para cada uno, aunque a veces lleve tiempo y cueste comprenderlo de ese modo. El mayor dolor es estancarse en la figurita, y no seguir en el Ccamino para el encuentro con Él. POR SI NO LO SABES “Quizás una prostituta pueda entrar en el Cielo antes que una monja, porque la prostituta, a fuerza de vivir y conocer la vida, puede llegar a amar, pero la monja, puede, por buscar amar a Dios, dejar de amar a todo el mundo”, decía Tony de Mello. ¿Amar a Dios? Sí, por supuesto. Pero amar al prójimo por lo menos con la misma intensidad que a Él. Seguro que Dios se siente orgulloso de que compartamos su amor con los demás. Y seguro que Dios, que tiene amor de sobra, se siente feliz de que demos amor a quienes lo necesitan CARTA A DIOS ¡Ay, Dios! ¿Quién eres Tú? ¿Quién eres? Que cuando te presentas y me coges distraído en mis preocupaciones me estremeces de una forma que no sé describir… como el mejor amante… como la sensación más tierna… como la paz, como el amor, como la vida… Dime quién eres, ya que no te encuentro ni en las definiciones ni entre otros sentimientos que tengo archivados. Dime por qué tus escalofríos son más intensos que los del invierno, por qué a veces te siento sobre mí y sólo me apetece cerrar los ojos, abrazarme sin vergüenza, perderme del mundo, asirme a esa emoción y que me lleve donde quiera. Dime por qué cuando me provocas lágrimas son tan distintas de las que he probado en todos los sufrimientos y todas las felicidades. Dime quién eres Tú… ¿cómo lo haces?... ¿de qué estás hecho? Dime por qué tu presencia se capta y se distingue, por qué sé que eres Tú cuando estás en mí, por qué ansío abrazarte si aún te desconozco. Dime qué promesa me has hecho que cuando pienso en Ti sólo quiero estar a tu lado y reunirme contigo donde quiera que estés. Dime lo que quieras, cuéntame algo, envíame noticias. Recuérdame, constantemente porque sabes que soy frágil de memoria, que también estás conmigo cuando estoy distraído o cuando estoy durmiendo; recuérdame que escuchas todas las canciones que tarareo y que te enteras de primera mano de mis pensamientos; recuérdame que te llevo en el alma y en el bolsillo; recuérdame el pacto que hicimos de amarnos hasta el final de cualquiera de los dos y, sí, ya sé que no siempre lo estoy cumpliendo; recuérdamelo con Tu toque suave, con Tu dulzura de abuela tierna, con Tu mino de madre, con Tu sola presencia. ¡Ay, Dios! ¡Qué historia la nuestra! Cuántas desatenciones de mi parte has tenido y cuántos momentos contigo me he perdido. Te pediría, si me atreviera, que te claves en mis ojos para que te vea de continuo, que Te instales en mi mente y salgas bañando cada pensamiento, que tu voz resuene continuamente en mis adentros diciéndome, siempre, cuánto me amas. Voy a atreverme… Dios mío, todo eso te pido. RESUMIENDO Se nos queda tan grande, y tan imposible, intelectualizar acerca de Dios que es mejor no insistir y no seguir por ese camino. A Dios sólo se le puede conocer, o tratar, desde el corazón, desde las emociones, desde las sensaciones… desde algo que no necesita de las palabras para convencer. Es algo que está arraigado y no precisa ni siquiera tener que decirlo, afirmarlo, gritarlo… es un sentimiento. Es un asunto de fe o de seguridad que no necesita de explicaciones o de justificaciones. Se Le siente, y ya está. Lo paradójico es que a veces uno Le siente dentro, pero Le sigue buscando fuera. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  14. CAPÍTULO 35 - DIOS Este es el capítulo 35 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Hace mucho tiempo que Dios abandonó el Cielo y se escapó de las iglesias. Ahora vive en la calle, y se relaciona más con la gente. Es más cercano y más humano. Posiblemente no le reconozcas, porque suele disfrazarse de ciudadano normal, de amanecer, de lágrima, de amigo…” “No dejes para Dios lo que debas hacer tú, porque Dios también eres tú”. “Dios es UNO (mismo), o sea, YO SOY DIOS”. “Dios es la vida”. “Me desconcierta tanto pensar que Dios existe como que no existe.” (Gabriel García Márquez) “Que ninguna religión quiera encerrar en su iglesia a Dios. Dios está en cada sitio. Libre. Suelto”. “El día que consigas que un amanecer te provoque un escalofrío o despierte una de tus lágrimas, habrás visto a Dios”. “Cuando hablo con Dios… ¡Estoy hablando conmigo!” “Lo único que el hombre debe pedir a Dios, es a Dios”. (Eckhart) "Dios sólo te pide una cosa, y es que te salgas de tu "yo" en cuanto eres un ser creado, y le dejes a Dios ser Dios en ti". (Eckhart). “Si hay alguien que te quiere sin ningún tipo de censura ni condición ese es Dios. Y, ya lo sabes, tú también eres Dios: quiérete sin ningún tipo de censura ni condición”. “Dios no vive fuera ni arriba sino que está dentro de ti, y no tiene otra morada”. “Estamos destinados a encontrarnos con Dios. Eso quiere decir que se debe alcanzar un nivel de conciencia en el cual uno se da cuenta de que no hay separación entre Dios y él. Cada uno debe alcanzar su Conciencia Divina. Es por eso que si lo realizas complaces a Dios. Tu eres el Dios de tu Universo Personal”. (Enrique Barrios) “Tengo para mí que el fin de la vida es la visión de Dios, y he de conseguirlo, si es preciso, sacrificándolo todo: familia, patria y hasta la vida”. (Ghandi) “Si no eres capaz de explicar la esencia de una flor, ¿cómo vas a explicar la esencia de Dios?”. “Dios no se deja prender por conceptos ni encerrar en palabras. Por eso los niños están más cerca de Dios”. (Lulú y Dios, de Steve Gianakos) “Si arreglamos la casa por la visita de un amigo, ¡cuánto más no deberíamos arreglar nuestro interior para la instalación de Dios.” (Anónimo) “Yo no sé si Dios existe, pero si existe no le va a molestar mi duda” (Mario Benedetti) “La manera de ver la luz divina es apagar tu propia vela.” (Proverbio antiguo) “Si Dios no es humano… ¿por qué tenemos que entenderlo en términos humanos?”. RECOMENDACIÓN Si eres una persona que no crees en Dios, y me refiero a cualquier Dios de cualquier religión –aunque posiblemente todos sean el mismo con diferente nombre-, no te interesa seguir leyendo. Puedes dejarlo ya. Si a pesar de ello, pero sin estar condicionado por algún tipo de pre-juicio previo, quieres seguir leyendo puedes hacerlo. Tratar de un asunto que básicamente se basa en la fe personal de cada uno –que ni siquiera es la misma para todos- y que no hay forma de demostrar científicamente, porque está basado exclusivamente en la experiencia personal, es poco menos que imposible o es demasiado pretencioso, así que me limitaré a aportar un opinión – no una afirmación categórica- y no es necesario que nadie lo crea ni que cambie el concepto que tiene actualmente. INTRODUCCIÓN Sé que hablar sobre Dios es un asunto muy delicado para tratar y que es imposible que todos los lectores vayan a estar de acuerdo en algunas de las cosas que leerán. De hecho, hay una frase que repito muy a menudo: “No trates de agradar a todo el mundo, ni siquiera el propio Dios lo ha conseguido”. Soy consciente de que hay diferentes grados de creencia, desde el más ateo o antirreligioso hasta el más fervoroso creyente, y que en medio hay muchos grados de fe, así que trataré de ser lo más aséptico posible. Escribir acerca del Invisible, del Incognoscible, es una labor arriesgada. Se corre el peligro de zarandear las ideas que no estén muy enraizadas y dejar a algunos sin algo a lo que aferrarse. Al escribir la opinión libre se corre el peligro de desobedecer a aquellos curas que decían que todo lo relacionado con Dios es dogma, no dudable ni negociable, ni siquiera necesariamente explicable –para eso está la fe, según ellos-, y que Dios lo controla todo, incluso cada idea y si dudamos algo sobre Dios, si nuestra fe sufre una pequeña sacudida, si pecamos aunque solamente sea de pensamiento, Él se va a enterar y nos estará esperando para vengarse el Día del Juicio Final. ¿O puede que no sea tan vengativo? Cuando nos referimos a Dios… ¿nos referimos al del Antiguo Testamento, tan cruel y nada cariñoso, o al del Nuevo Testamento, muy Padre y todo amor? ¿Qué concepto tienes de Dios? ¿Cómo es tu Dios? De Dios se dice que debemos buscarle y encontrarle; perderle el miedo pero no el respeto y que hay que recordar que somos sus compañeros o sus hijos, no sus siervos; que hay que estar preparados para dejarse encontrar por Él, para que no nos encentre ocupados o distraídos cuando venga a vernos. ¿QUIÉN ES DIOS? ¿QUÉ ES DIOS? ¿SOY DIOS? "El Rabí Baruj de Medzebozh decía que este mundo es luminoso para quien lo conoce y tenebroso para quien se pierde en él. A veces, comentaba, yo vivo en él como un extraño y Dios también. Imaginen a dos niños que juegan a las escondidas: uno se esconde pero el otro no le busca. Imaginen Su pena”. (Mario Satz, Cuentos Jasídicos). Le empezamos a conocer por los rezos que hacen referencia a Él, o porque aparecía en medio de alguna de esas frases hechas que se usan a diario, o porque se le cita en los refranes… o le conocimos en el colegio, en clase de Religión, o al prepararnos para la primera comunión. Impresionaba. Nos dijeron que hizo Él solito el Mundo y sus elementos, el Universo y lo que aún no hemos llegado a conocer, el pensamiento, los espermatozoides, el mundo, el agua, la vida. Todo. Nos hablaron del Dios del Antiguo Testamento, que era vengativo, sanguinario, un poco cruel y nada cariñoso. Parecía increíble que fuera el mismo que en el Nuevo Testamento es todo amor. Teníamos mucho por jugar y nos olvidábamos de Él. Le recordábamos, eso sí, cuando había algún problema grave en la familia o alguna persona querida fallecía y nos venían con el dicho de que Dios se lleva a los buenos. Nos hablaron de su Cielo y del infierno del demonio, de la Eternidad, de sus infinitos poderes… Más adelante nos planteamos en alguna ocasión, y en un gesto de secreta rebeldía, por qué la Iglesia tiene el monopolio y se han convertido en sus intermediarios, por qué esa distancia y esas barreras entre Dios y nosotros, por qué los dogmas, por qué tanto misterio sin explicar, porqué nos engañaron tanto y nos seguían engañando… Alguien nos decía que Dios era cierto y otro alguien decía que era un invento del ser humano que necesita encontrar una justificación para dar sentido a su vida. En el interior nos resonaba como si fuera cierto. Algo tiene que haber. Todo esto no puede aparecer de la nada. Alguien ha tenido que crearlo todo, pero… ¿quién ha creado al Creador?, ¿hay otro Dios por encima de este Dios?, ¿y otro más aún por encima del Creador del Creador? Tantas preguntas sin respuesta invitaban a dejar ese asunto para los eruditos. Comenzamos a admirar a Jesucristo cuando supimos de él. A veces, incluso le poníamos por encima del propio Dios. Su ejemplo nos llevó a la Búsqueda y al Amor con más intensidad. Intuíamos a Dios, sabíamos en lo más profundo que era innegable, que a pesar de su invisibilidad (aunque se Le puede ver por todas partes) existía y estaba, que era necesario encontrar los lazos que nos unen, quedar un día y conocernos más y mejor. Mientras aún quedaba alguna duda, a los ojos atentos Él se repetía continuamente por todos los sitios aunque con otros nombres: vida, flor, sonrisa, amanecer, escalofrío… ¿Qué es Dios?... preguntamos, como si fuera algo, ¿y si no es algo?, ¿y si sólo es un sentimiento?, ¿tiene que ser otra cosa?, ¿es necesario que exista o con saber que uno lo siente dentro de sí es suficiente? ¿Confundimos al Dios "Creador", que evidentemente no somos ninguno de nosotros, (por lo menos creadores de grande milagros, porque pequeños sí que hacemos) con el Dios "Espiritual" que quizás sí somos?... En espíritu y esencia parece que sí somos iguales. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  15. TOMAR DECISIONES SIN MIEDO En mi opinión, esto de tener que tomar decisiones es algo que hacemos constantemente, con cierta tranquilidad cuando son cosas simples o son repetitivas, y con muchísima precaución y miedo cuando se trata de esas otras que son importantes y nuevas. Ésta es una tarea que para muchas personas se convierte en un sufrimiento. No se puede generalizar, por supuesto, pero hay que aceptar que la mayoría de las personas no hemos sido entrenadas para hacerlo. En la infancia no alentaron nuestras iniciativas, o no valoraron nuestras soluciones, o directamente las desecharon y/o menospreciaron. Eso hace que no tengamos confianza ni seguridad. Si además fuimos sobreprotegidos o nos inculcaron un mandato que se llama NO PIENSES –que se forma cuando te dicen de algún modo: “tú no tomes decisiones, ya lo hago yo por ti. Haz lo que yo te diga”, eso será otro inconveniente a la hora de tomar decisiones. Si en los “errores” que tuvimos a la hora de tomar decisiones insistieron en recalcar y magnificar nuestra torpeza y nos castigaron, confirmaron con ello la idea que nos estábamos haciendo de ser torpes, inútiles, y sólo ser buenos para las equivocaciones. Es estos casos también puede que se nos instale un impulsor llamado en Análisis Transaccional INTÉNTALO… PERO NO LO CONSIGAS, que nos predispone a afrontar las cosas con la seguridad previa –una de esas auto-profecías que se cumplirán- de no conseguirlo, por lo que la actitud será negativa y el esfuerzo y la atención requeridos no serán los necesarios. Además, si cada vez que no hemos acertado en una decisión nos hemos restregado nuestra incapacidad para hacerlo bien, nos hemos castigado de algún modo, o hemos atacado a nuestra maltrecha autoestima con ello, habremos creado una tensión inhóspita ante cada situación en la que tengamos que decidir, porque somos conscientes del proceso de auto-reproches que viene después, y eso nos va a hacer perder la calma y objetividad que son necesarias para tomar buenas decisiones. Conviene saber que la mente no soporta la incertidumbre. Prefiere o necesita la seguridad, saber lo que tiene que hacer, acertar. Y decidir es renunciar a las otras opciones. Parece que la tranquilidad al decidir es más fácil cuando se trata de algo que ya se conoce (que dos más dos son cuatro), o cuando una de las opciones destaca claramente sobre las otras con lo que las dudas prácticamente no se generan. En este caso sí resulta sencillo deshacerse de las respuestas que no gustan o que claramente se ve que no son válidas. Tomar decisiones con naturalidad es una cuestión de práctica que se consigue entrenando; empezando por decisiones sencillas de esas que no conllevan mucho riesgo y verificando que aunque uno se equivoque no pasa nada. NO PASA NADA, esta es la actitud conveniente. Es mejor no hacer un drama de una equivocación. No lo es. Si sucede, se tratará de reparar si se puede, se aprenderá bien lo que no se ha de repetir en otra ocasión, y se seguirá adelante sin permitir que eso afecte y que haga mella en uno. Siempre, todos los días, casi a cada momento, todos estamos tomando decisiones y conviene que eso lo veamos con naturalidad, y que esa naturalidad la apliquemos tanto a los aciertos como a los desaciertos. El miedo a equivocarnos lo condiciona todo. Equivocarse es una de las posibilidades al tomar una decisión y hay que aceptar previamente que la que hayamos decidido puede ser errónea. Raramente existe la seguridad absoluta de acertar. Lo importante es no quedar afectado después, no sufrir, no estropear la relación con uno mismo; no lamentarse y sí saber consolarse bien. Es beneficioso desarrollar la confianza en uno mismo. Confianza que habrá que mantener aunque el resultado no sea el esperado y confianza en poder volver a comenzar de nuevo las veces que haga falta. Hay riesgos y existen las dificultades y esto hay que asumirlo. El arrepentimiento es algo que parece ir ligado a las decisiones. Es muy común que uno lo haga si el resultado no es el apetecido. Salvo en el caso de que salga todo perfecto, en los otros casos uno se puede plantear qué hubiese pasado si la opción por la que se decidió hubiese sido otra. No podremos saberlo. Tal vez nunca lo sabremos. Al decidir hay que dejar todas las otras propuestas atrás y centrarse en la seleccionada. No podemos tenerlo todo, y elegir algo implica renunciar a todas las demás opciones. Lo conveniente a la hora de tomar decisiones, las importantes y nuevas sobre todo, es no tener prejuicios (sí está bien tener en cuenta las experiencias similares anteriores), es tener una objetividad impecable, una imparcialidad de juicio preparada para cualquier situación y asunto que se presente, la máxima tranquilidad, y Amor Propio. Doble ración de esto último si es posible. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  16. CAPÍTULO 34 – LO TRANSPERSONAL Este es el capítulo 34 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. Lo Transpersonal podría ser también, casi perfectamente, Lo Espiritual. Quizás sea lo mismo, pero prefiero hablar de ello en un capítulo separado porque Lo Espiritual tiene, para mí, un tono místico y etéreo, y Lo Transpersonal es más neutro y casi puede ser racional. El término transpersonal significa “más allá de lo personal”, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden nuestra limitada sensación habitual de identidad y nos permiten experimentar una realidad mayor y más significativa. La Psicología Transpersonal trata del estudio de los potenciales más elevados de la humanidad, y del reconocimiento, comprensión y actualización de los estados de conciencia unitivos, espirituales y trascendentes. Esto quiere decir, lógicamente, que la psicología reconoce que hay algo más allá de lo medible o lo demostrable. Para el humano este asunto se hace difícil de entender y aceptar por no estar acostumbrado a manejarse con ello, y porque se escapa de lo que cree poder controlar con la mente. Por ello es también lógica la resistencia a Lo Transpersonal, que puede llegar a traducirse en una serie de miedos que nos coartan y nos impiden manejarnos en ese mundo con naturalidad. Creemos con la mente fría racional que sólo somos lo humano y nada más, y nos cuesta creer que seamos algo que va más allá de las limitaciones físicas, que somos algo con una parte que está o puede estar en contacto con lo divino, con lo que nos trasciende, eso que existe pero no es sencillo de aceptar y comprender. Por eso nos oponemos, y lo hacemos de varios modos: MIEDO AL CAMBIO: Como siempre. Dejar lo conocido, aunque sea a cambio de la promesa de algo mejor, asusta. Y da pereza. Y miedo. Nos hemos acostumbrado a unas leyes, unas normas, unas rutinas, y eso nos da una aparente confianza y una falsa seguridad. ¿Por qué me asusta ser aquello que podría ser de otro plano? Lo Transpersonal moviliza unas energías con las que no estamos familiarizados, por lo tanto se impone una pregunta: ¿estoy preparado para asumir nuevas posibilidades? MIEDO A PERDER: Sobre todo para aquellos que quieren tenerlo todo controlado. Miedo a perder lo conocido. La aceptación de lo Transpersonal implica el reconocimiento de que hay algo más. Pensar que hay algo más, también asusta. ¿Y si eso que es algo más es algo mayor que yo? Si renuncio a comprobarlo, pierdo. Si pierdo, no recupero. Si lo Transpersonal existe ¿pierdo mi personalidad?, ¿puedo entender que hay algo que me sobrepasa? MIEDO A LA RESPONSABILIDAD: Si me abro a Lo Transpersonal, ¿puedo seguir siendo pequeño y poca cosa o tengo que asumir ser algo más grande? Y si soy algo más grande que lo que soy ahora, ¿podré con ello?, ¿ya no podré seguir apoyándome en mis debilidades?, ¿no es demasiada responsabilidad? Pues no es demasiada responsabilidad. El ser humano está perfectamente preparado para relacionarse con lo que está por encima de él. Y no sólo eso, sino que siente una especie de necesidad vital de que haya algo que esté por encima de él. No sé si es por justificar que existiendo algo Superior, algo por encima de nosotros y que además podemos llegar a relacionarnos con ello, entonces somos más que las hormigas y así justificamos nuestra pobre vida, o si realmente hay un convencimiento de que formamos parte de algo más grande, y que nuestros pasos nos llevan irremediablemente a aceptarlo. a pesar de la responsabilidad que conlleva. MIEDO AL PODER: Puede aparecer este miedo al pensar que ese contacto con Lo Transpersonal puede conceder un “poder” al que no accede la mayoría de los humanos, y la preocupación se debe al hecho de dudar si se sabrá manejar ese poder. No se ha de temer el poder, sino a hacer mal uso de lo que se pueda hacer de él. El contacto con ello aporta algo que se irradia, aunque sea indefinible. Los demás captan en uno cierta seguridad, una luz en la mirada, una sensación de calma, como de conocer ya un secreto o un resultado, y estar tranquilo por ello. MIEDO A LA INADECUACIÓN: Lo Transpersonal permite descubrir al Viejo Sabio que a todos nos habita. Ese Sabio es más que un símbolo del Sí Mismo: es el propio Sí Mismo. Paradójicamente, somos el Sí Mismo y, a la vez, es necesario que lleguemos –desde el humano- al Sí Mismo. Desde un punto de vista más espiritual, nos permitirá acceder a la sabiduría que vamos acumulando de las encarnaciones anteriores, y, desde otras opiniones, al acceso a los Archivos Akáshikos. Teniendo en cuenta la pobre imagen que tengo de mí, ¿realmente puedo creer que llevo un sabio dentro de mí? Y si empiezo a sentir una visión nueva de las cosas, a reflexionar de un modo más profundo, a recibir intuiciones acertadas, a convivir con una mente casi revolucionaria que me aporta ideas y respuestas insospechadas… ¿cómo puedo creer que todo eso es cierto y no son simplemente imaginaciones de una mente envanecida? Si nos boicoteamos desconfiando de esa parte que es también nuestra, estamos impidiéndonos el alimento moral y espiritual que nos puede proveer. En ese contacto está la sanación interior y el contacto con la fuente espiritual. Atención a resolver este asunto porque no hacerlo es fomentar el apego al sufrimiento y a la indignidad. MIEDO A SER DISTINTO: Uno intuye que este contacto le puede hacer cambiar mucho y para siempre, y el miedo, celoso y peligroso guardián de lo malo conocido, pondrá de su parte todo lo que pueda para frenarnos. Ese contacto puede provocarnos una especie de iluminación que nos permitirá ver la vida de otro modo, captar las cosas de otro modo, y sentir y tratar al prójimo de otro modo. Vamos a ser distintos y no sabemos cómo va a ser el nuevo. Evidentemente, será mejor. Para los más timoratos, los que no despliegan su osadía, siempre les queda la opción –que sería equivocada- de abandonar los pasos dados y volver a su antiguo refugio de lo conocido. MIEDO A QUE NOS CONSIDEREN CHIFLADOS: Sin comentarios. MIEDO A ESTAR MAL ENCAMINADOS: Sí, puede existir este miedo, pero… ¿quién nos garantiza que ahora estamos bien encaminados? Nuestra mente, en otras ocasiones nuestra aliada, en este terreno se puede volver contra nosotros. Bien porque cree que algo pretende desplazarla de su largo reinado, bien porque Lo Transpersonal excede sus capacidades, o bien porque no todo es razonable y eso le crea inseguridades y le asusta. He aquí algunas de las zancadillas: LA NEGACIÓN: Es fácil, sólo hay que negarlo. Si no existe, no hay por qué temerlo. LA PROYECCIÓN: Proyectamos Lo Transpersonal en los otros, y que sean ellos los que carguen con todo mientras nosotros podemos seguir siendo pequeños y desgraciados. LA RACIONALIZACIÓN: Poner a la mente a trabajar en este sentido para que lo desmonte racionalmente. No tiene lógica demostrable, no se puede ver, ni medir, ni tocar… o sea que ¡no existe! LA DESVALORIZACIÓN: No hay que prestarle atención y menos aún tomarlo en serio. EL PESIMISMO DEFENSIVO: Ya soy demasiado mayor para meterme con ello, mi inteligencia no da para tanto, mis creencias religiosas no me permiten ni siquiera sopesarlo, no valgo para esas cosas, soy muy incrédulo, eso es para los curas y las monjas que yo bastante tengo con trabajar para pagar letras… LO TRANSPERSONAL Y TÚ Lo Transpersonal te está esperando. La decisión de salir a su encuentro, o simplemente abrirte, es personal e intransferible. Es vital, pero tienes que llegar por ti mismo a creer esto. Ahora ya conoces los miedos que te van a obstaculizar el Camino y sabes algunas de las excusas que te va a poner tu mente. Ya sólo depende de ti. OTRA VISIÓN DEL LA PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL (basado en ideas de Brian Wittine) (Psicología: del griego psykhe, que significa “espíritu, alma humana, vida, aliento” y logos, que significa “conocimiento, palabra, razón”. Originariamente significaba “la palabra o el lenguaje del espíritu o alma”. Actualmente en el diccionario se interpreta también como “parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones) (Transpersonal: “más allá” o “a través” de lo personal, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que trascienden la habitual sensación de identidad, permitiendo experimentar una realidad mayor y más significativa) La primera fuerza psicológica fue el conductismo, la segunda el psicoanálisis freudiano, la tercera la corriente del potencial humano. La cuarta es la transpersonal. La psicología transpersonal se basa en la sabiduría perenne, que “reconoce la Realidad Divina subyacente en el mundo de la materia, de la vida y de la mente; la psicología que descubre en el alma algo similar o idéntico a la Realidad Divina, la ética que coloca el fin último del hombre en el conocimiento del inmanente y trascendente trasfondo absoluto de la existencia”, según palabras de Aldous Huxley. El objetivo de la Psicología Transpersonal es ayudarnos a integrar lo trascendental o espiritual con las dimensiones personales de la existencia. La tradición esotérica nos dice que venimos del Ser Único, que vivimos sin conciencia de nuestro origen, y que podemos retornar a él, pero no mediante el conocimiento sino recordando nuestra verdadera identidad. La Psicología Transpersonal investiga y aprende de los descubrimientos de muchas disciplinas e investigadores, entre los cuales figuran: antropólogos, que estudian las prácticas chamánicas, los ritos de iniciación y las ceremonias curativas; tanatólogos, que exploran las experiencias de muerte y pos-muerte; terapeutas, que usan técnicas de trabajo corporal y ciertas formas no autoritarias de hipnosis; científicos, que experimentan en laboratorios con técnicas de alteración de estados de conciencia; psiquiatras, que han tratado pacientes en estados no ordinarios de conciencia; parapsicólogos, que investigan la percepción extrasensorial; y físicos, interesados en la naturaleza del espacio-tiempo. La Psicología Transpersonal está interesada específicamente en el estudio, comprensión e implementación responsables de estados del ser, del devenir, la auto-realización, la auto-trascendencia, la conciencia de unidad, la transformación de la especie, las experiencias cumbre, el éxtasis, las experiencias místicas, el sentido transcendente, la conciencia cósmica, la sensibilización sensorial máxima, la sinergia que engloba a toda la especie humana, y la realización y expresión de potencialidades transpersonales y transcendentes. Estos son sus principios. Le interesa también el inconsciente, pero no especialmente desde el punto de vista de Freud que decía era una reserva de ostracismos varios, deseos e impulsos infantiles instintivos y recuerdos dolorosos y conflictivos, sino más bien desde la idea de Jung de que el inconsciente es creativo e inteligente y conecta al individuo con lo colectivo, con la naturaleza y con el cosmos. Los contenidos de las capas más profundas del inconsciente son idénticos en todos los seres humanos, y se expresan en símbolos comunes a todas las culturas, que se llamaron “Arquetipos del inconsciente colectivo”. A la “autoridad” de esos arquetipos, Jung le llamó el self. El sentido que le daba a self es “el Dios que hay dentro de nosotros”. Al comienzo, el encuentro con el self es indudablemente una derrota para el ego, pero, según la opinión de Jung, el self no debe desplazar al ego, sino que deben convivir y relacionarse. Roberto Assagioli, el padre de la Psicosíntesis, decía: “Tenemos que penetrar valientemente en el pozo de nuestro inconsciente más bajo para descubrir las oscuras fuerzas que nos enredan y nos amenaza, los “fantasmas”, aquellas imágenes ancestrales o infantiles que nos obsesionan o nos dominan en silencio, los miedos que nos paralizan, los conflictos que consumen nuestras energías.” Recomendaba que, en muchos casos, es necesario el psicoanálisis antes de comenzar un trabajo espiritual. En la primera etapa se trataría de diferenciar la parte que se cree “yo” (que se confunde generalmente con nuestras emociones, pensamientos, deseos, los roles que asumimos y nuestras varias personalidades) para ver que esas partes no son lo que realmente somos. En la segunda etapa de la realización, el self, lo divino que nos habita, se reconoce como una entidad separada que existe más allá y por encima del yo personal. En una etapa posterior, trascendemos completamente la ilusión de separatividad. Ken Wilber separa cuatro niveles básicos de identidad: persona, ego, existencial y mente. Como personas nos identificamos con ciertos aspectos aceptables de nuestro ser total, y negamos, reprimimos, y vemos en otros, nuestros aspectos inaceptables (la sombra). Decimos “yo soy mi persona, pero yo no soy mi sombra”. El aceptar tanto lo bueno como lo malo potencia un sentimiento del yo más realista y coherente, para lo cual Wilber usa el término ego. El yo egoico, comprendido por la integración de lo personal y la sombra, es un concepto mental de quién y de qué somos, pero es mente diferenciada de cuerpo. Yo soy mi mente, pero tengo un cuerpo. Para que se dé el crecimiento, la frontera entre el cuerpo y la mente debe ser re-trazada. A medida que sea re-trazada la frontera entre nuestro cuerpo-mente y el estado de unidad, es posible que desarrollemos ciertos atributos transpersonales (como amor, sabiduría, serenidad) varias facultades extrasensoriales (intuición, clarividencia, telepatía), visiones de figuras arquetípicas (el sabio, la maga, Cristo o Buda), revelaciones de luz y sonido, y sentimientos de arrebato y bienaventuranza gozosa. Es posible que descubramos que el self es la esencia de todo el mundo, de todos los mundos, dentro y fuera, de todos los niveles de identidad, pequeño y grande, arriba y abajo. Si algo diferencia al terapeuta transpersonal es que a su vez está comprometido con un camino espiritual. Guían a sus pacientes a través de sus problemas existenciales, ayudándoles a desprenderse de sus conceptos estrechos de auto-identidad y de relación con el mundo, y despejan su percepción y sensibilidad abriéndolos a dimensiones de ser más profundas. Los investigadores en psicología transpersonal han demostrado lo que las tradiciones espirituales han sostenido hace siglos: que al progresar en el Ccamino espiritual y despertar al self, nos hacemos paradójicamente, más desprendidos. A medida que nos involucramos menos en nuestros dramas personales y nos abrimos sin reservas al pulso de la humanidad, nuestras vidas individuales se van dedicando más a aliviar el sufrimiento ajeno. A pesar de que las apariencias nos cuentan otra historia, nada está realmente separado del Self Universal. POR SI NO LO SABES El despertar a Lo Transpersonal, consta, según Maslow, de catorce características: Sentimiento de plenitud, de integridad, de totalidad; sentimiento de perfección, de estar completo, de vitalidad, de intensidad, de vida; sentimiento de riqueza pero al mismo tiempo de sencillez; sentido de la belleza, conciencia de la bondad, ausencia de esfuerzo, espontaneidad, alegría, jocosidad, humor; sentimiento de verdad, de realidad de la experiencia, en el sentido de que la experiencia revela algo verdadero, más verdadero aunque lo que puede llegar a conocer la conciencia ordinaria. Finalmente, un sentimiento de independencia, de libertad interior, es decir, de no tener necesidad de apoyarse en los demás: autosuficiencia, en un sentido superior y espiritual. RESUMIENDO Lo Transpersonal existe. Y convive con nosotros. Es inútil negarlo. Descubrirlo y relacionarse con ello es estupendo. A estas alturas de la vida podemos disfrutar de la agradable sorpresa de encontrarnos con algo que se ha intuido en algunas ocasiones, algo que se sabe que existe pero pensábamos estaba reservado para los místicos y para cuatro iluminados. No puedes rechazarlo: es ley de vida reconectarse con esa parte que es de cada uno. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  17. RENUNCIAR A LO QUE NOS HACE DAÑO video: https://www.youtube.com/watch?v=Wi389FuqXX0&t=1s A veces tenemos una tolerancia excesiva e innecesaria y soportamos, inútilmente, sufrimientos innecesarios. A veces somos incapaces de defendernos y toleramos lo intolerable. Renunciar a lo que nos hace daño es una noble tarea que tenemos que afrontar. Por nuestro bien. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias. Artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...) instagram: https://www.instagram.com/franciscode... twitter: https://twitter.com/buscandomeweb1 Visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM) Web con poesías y relatos: www.franciscodesales.es Correo electrónico: [email protected] Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Todos los videos publicados los tiene aquí: https://www.youtube.com/channel/UCUNE...
  18. CAPÍTULO 33 – LO SUPERIOR Este es el capítulo 33 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Tengo confianza en que hay un Espíritu que me ama y quiere que tenga amor en mi vida. Confío en ese Poder Superior porque eso es lo que hace que siga adelante sin importar lo que pase”. “El pensamiento racional tiene gran utilidad para la vida práctica, pero impide el acceso a formas de conciencia más elevadas y experiencias que nos conectan con lo Absoluto.” (Enrique Barrios) LO SUPERIOR NO ES SÓLO DIOS O LO DIVINO O LO ESPIRITUAL O LA CONCIENCIA SUPERIOR. Creemos que es todo aquello que consideramos que está por encima de la persona, de lo habitual, lo simple, lo que valoramos poco. Pero Lo superior, si se mira y se comprende bien, también puede habitar en lo habitual, en lo simple, en lo que valoramos poco, en lo menospreciado, en lo humano, y en todas partes. Aprender a verlo y valorarlo únicamente es posible para quien sabe quitarse las gafas de ver con los ojos ordinarios, y quien es capaz de asombrarse con el pan de cada día y con el mismo distinto cielo de cada día. Lo Superior es “algo” sin forma, sin definición, mágico, místico… Pretender explicarlo, lejos de ser útil, es una aberración. Es querer poner límites a lo ilimitado, o querer definir lo indefinible. Sirva esto como ejemplo: El lugar más bello del mundo no es el mismo lugar para todas las personas. La persona más querida no es para todos la misma persona. Así que si pretendiese especificar lo que es el Ser, Dios o la vida, cada persona estaría leyendo algo distinto. Si pretendiera explicarlo como un sentimiento tampoco acertaría. No todos sentimos lo mismo con un beso, ni ante el calor o ante un amanecer. ¿Y si lo defino como una sensación? Tampoco. Los tipos de sensibilidades y sensaciones son infinitos. ¿Y como una intuición? No todos sabemos escuchar con atención la intuición, no las experimentamos igual. Definitivamente, creo que es mejor no acumular más frases, y dejar que cada uno escuchara a su sabiduría. Tener una definición de un estado o una presencia inmaterial, que es algo inexplicable, puede ser contraproducente porque uno puede ir predispuesto a encontrar “algo” concreto y en ese centrarse en un “algo concreto” se le puede pasar de largo lo que realmente es Lo Superior. Pero, a pesar de lo escrito, y por si alguien sigue necesitando las palabras, seguiré con el capítulo. EL HOMBRE, LA MUJER, Y LO SUPERIOR El hombre tiene tendencia a hablar de Lo Superior refiriéndose a algo que está “arriba”, ajeno, prácticamente inalcanzable, y que es un poco una utopía casi imposible que sólo queda al alcance de cuatro iluminados. La mujer, al referirse a Lo Superior, parece que habla de “lo interior”, algo que siente dentro, propio, como embarazada de ello, integrado aún sin estar reconocido, solamente sentido. Para el hombre es una conquista; para la mujer es un descubrimiento. VISTO DE OTRO MODO El Ser Superior El Ser Interior El Ser Infinito La Conciencia Superior El Espíritu El Alma Lo Divino Lo Superior El Nirvana La Gracia La Energía La Beatitud Lo Celestial Lo Etéreo Lo Numinoso Lo Santo Dios Mil nombres para nombrar lo mismo: algo que intuimos de un modo indeterminado y pretendemos enjaular en alguna definición, un algo que no es lo común y lo material, que nos hace tener la sensación de que hay algo más, y de algo Superior a lo cotidiano. Un asunto confuso para nuestra mente pero que nuestra alma o nuestra intuición comprenden perfectamente. Está lo físico, lo tangible, le medible, lo que se puede explicar, y luego está lo indescriptible, lo que es diferente a cualquier otra experiencia de la vida; está eso que no sabemos dónde se encuentra, que ni siquiera terminamos de aceptarlo como algo que pudiera ser propio y lo situamos apuntado con un dedo al cielo. Lo Superior es la otra mitad cuando nos dividimos en humano y divino. Lo que no entiendo es por qué dividirnos. Todo el tiempo hablando de Ser Uno, de la Unidad Integradora, de que Todo está dentro de nosotros, y acabamos estropeando la teoría por la cobardía de no aceptar la divinidad como parte de nuestra integridad. Hasta somos capaces de hacer milagros y si no los hacemos más a menudo es porque no les damos importancia. Hacer milagros no solamente es devolver la vista a un ciego, sino, según el diccionario es un “suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa, y ocurrir algo cuando parecía imposible que ocurriese”. En teoría es casi imposible que dos personas coincidan por casualidad en una ciudad distinta a la suya habitual, pero si se llaman por teléfono y acuerdan quedar en cierto sitio y a cierta hora “ocurrirá algo cuando parecía imposible que ocurriese”, y posiblemente será un “suceso extraordinario y maravilloso”. ¿Ves qué fácil es hacer milagros? También somos capaces de hacer milagros más grandes y más importantes, como curarnos con la fuerza de la voluntad “cuando parecía imposible que ocurriese”, y sin duda será un “suceso extraordinario y maravilloso”, o podemos llegar a Descubrirnos, y eso sí que será un auténtico milagro, “cuando parecía imposible que ocurriese”. Eso sí que será, sin duda, un “suceso extraordinario y maravilloso”. La parte humana creemos comprenderla más o menos, o nos da la sensación de que podemos llegar a entenderla, o bien estamos intentando arreglarla, pero Lo Superior es más delicado, porque lo asociamos a conceptos inalcanzables y está constituido por aspectos que sólo captamos como sensaciones o sentimientos, por lo que nos dejan la duda insalvable de llegar a saber si es una realidad o es una fantasía nuestra producto de nuestro deseo o nuestra imaginación. Así que por el hecho de no poder ubicarlo en un espacio, ni ponerle forma o un sello inconfundible, se nos escapa de nuestra mente racional y tendemos a descartarlo, o, cuanto menos, a mirarlo con precaución. De otra parte, algunos curas nos han inculcado la idea de que Dios, y por tanto lo divino, están lejos de nuestras posibilidades y que nos es inaccesible por nosotros mismos -de hecho, ellos dicen tener la exclusiva y ser los intermediarios necesarios para contactar con Él-, y por eso nos cuesta trabajo aceptar Lo Superior en nosotros. Lo Superior sólo se puede mostrar en el silencio, no en la razón, pero en ese mismo silencio se manifiesta también nuestra pequeñez ante ese vacío silencioso, ante la posibilidad de que se presente lo desconocido, pero en el sentido de una fuerza hacia la que nos han inculcado miedo: el miedo a lo inexplorado que pudiera ser amenazante. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Lo sabemos, pero nos aún así nos cuesta trabajo aceptarlo. Lo hemos oído muchas veces, y nos suena como que puede ser posible, salvo que una voz cavernosa que nos retrotrae a los años de nuestra pésima educación religiosa nos diga que es un disparate y un pecado pensar que Lo Superior habita en nosotros y que formamos parte indisoluble de ello. Cuando estudié religión con los curas, me hablaban de algo inalcanzable, infinitamente superior a mí, a millones de años luz de distancia de mis posibilidades, a lo que no podía ni hablar directamente salvo para ofrendarle una oración. Por supuesto que era impensable que Lo Superior me habitase, o que me escuchara en mis dudas, ya que sólo habitaba en la iglesia o entre los santos, y estaba prohibido dudar. A día de hoy, a veces no puedo evitar que aquello que me dijeron los curas me estremezca por mi osadía de querer tutear hoy a Lo Superior y relacionarme con ello, o por mi presunción de que forma parte de mí, o por estar seguro –“qué disparate”, dice mi desasosiego heredado- de que soy un pequeño mini dios con un gran corazón para con mis hermanos simbólicos, y de que puedo crear milagros para los demás, aunque sólo sea en forma de momentos un poco especiales, y puedo llevar la esperanza a los tullidos de confianza, y un poco de luz a los ciegos de fe. No sé si alguna vez me desharé del todo de mi pequeñez, de mi miedo que se disfraza de falsa modestia, de las dudas que son muy dudas, y podré vivir en la confianza inquebrantable de ser espiritualmente quien, en secreto, sé que soy. RESUMIENDO Es indudable: existe. Lo Superior está donde sea que esté y es inevitable su efecto e innegable su trascendencia. Parece que ser humano va inevitablemente unido a la necesidad de que haya una trascendencia, algo más allá de estos límites naturales que nos imponen este cuerpo y esta mente, y en el fondo parece que no se ha borrado el recuerdo ancestral de cuando formábamos parte de algo que ahora no sobrepasa, o cuando lo sabíamos sin dudas y quedaba a nuestro alcance vivencial. LA BÚSQUEDA DE UNO MISMO ES LA BÚSQUEDA DE LO SUPERIOR. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  19. REVISA A MENUDO TU JUSTICIA… O TU INJUSTICIA. En mi opinión, un asunto tan primordial como este no siempre está bien atendido, y actuamos la mayoría del tiempo de un modo inconsciente, regidos por una moral que suponemos justa y adecuada –porque no podemos dudar de nosotros mismos-, pero que está sin revisar, sin actualizar, y sin tener unos criterios sólidos y bien definidos. En el diccionario hay varias acepciones para esta palabra: “En el cristianismo, una de las cuatro virtudes cardinales que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que es debido”. “Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”. Al margen de la definición, el concepto que más o menos todos tenemos es el de “obrar de acuerdo con los propios principios de ecuanimidad, honradez y moralidad”. Consideramos que administramos justicia en el trato con los otros cuando actuamos de acuerdo con esos principios éticos y morales, o sea, de acuerdo con las normas sobre el bien y el mal que tenemos como correctas. Considero que revisar objetivamente el modo en que la aplicamos puede hacer que nos demos cuenta de que tal vez somos demasiado rígidos en la aplicación, de que no somos empáticos o comprensivos con la situación o la persona que estamos juzgando para después aplicar nuestra justicia. Tal vez no tengamos en cuenta siempre que los otros son los otros, que tienen una personalidad y unas circunstancias y una educación y unos criterios que pueden ser absolutamente distintos de los nuestros. Y que lo mismo que nosotros tenemos nuestros principios ellos tienen los suyos, y que ni nosotros ni ellos tenemos que obrar de acuerdo con los principios de los otros –para satisfacerles- sino de acuerdo con los nuestros propios. Así se crea un conflicto de intereses. Es bueno preguntarse ¿quién soy yo para juzgar? y después de encontrar la respuesta –que será interesante conocerla si es honrada-, eso nos puede conducir a otras preguntas ¿quién soy yo para administrar justicia?, ¿con qué derecho o autoridad lo hago?, que también pueden llevar aparejadas otras más ¿los principios sobre los que me baso son objetivos?, ¿realmente mis normas son justas?, ¿aplico la justicia sólo en función de que estén acatando o no mis normas?, ¿Es justa mi justicia? Si seguimos con la honradez y honestidad que estos ejercicios de introspección requieren, nos daremos cuenta de que estamos ejerciendo una labor para la que no estamos bien preparados y que se nos queda tal vez un poco grande. Sin mezclar esta frase con la religión, sólo viéndola objetivamente, comprueba qué te dice: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”. En este momento de mi vida me siento incapaz de juzgar a cualquier persona. Mi capacidad de empatía, de comprender su pasado y su modo de ser, me impiden hasta opinar. Tengo la convicción de que si yo hubiese tenido su infancia, su educación, su pasado, sus circunstancias anteriores y presentes, sus miedos y su moral, su vida, estaría actuando EXACTAMENTE IGUAL QUE ELLA. Y eso me deja sin argumentos para enjuiciar y calificar a alguien. En cuanto a mi justicia… pues trato de que esté equilibrada, que se asiente sobre una gran apertura de corazón y con la comprensión dispuesta a abrazar todo y a todos. La actualizo a menudo y voy poniendo cada vez menos exigencia para con los otros y más concordia. Casi prefiero eliminar esa responsabilidad y dejar que cada uno obre según sus propios criterios sin tener la necesidad de ser yo su juez y menos aún su verdugo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. (Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)
  20. CAPÍTULO 32 – CREER - CREENCIAS Este es el capítulo 32 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Para que el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree toda explicación sobra.” (Franz Werfel) “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”. “Creer posible algo es hacerlo cierto.” (Christian Friedrich Hebbel) “El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.” (Mariano José de Larra) “Los hombres creen gustosamente aquello que se acomoda a sus deseos.” (Julio César) “Creer como simple acto de fe, puede ser un error; creer por haber experimentado, es lo correcto”. “No es preciso creer las cosas porque sí. Es nuestra responsabilidad analizarlas, investigar, comprobar, dudar, preguntar…” “Debo aprender a confiar en mí, en mi intuición. Lo sé todo”. “Ver es creer, pero sentir es estar seguro.” (John Ray) “Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor.” (Juan Manuel Fangio) “Estamos dispuestos a creer aquello que anhelamos.” (Demóstenes) “Para triunfar, primero debemos creer que podemos.” (Nikos Kazantzakis) “Los milagros son sólo la consecuencia de atrevernos a creer”. “Creer es poder. Sobre todo si crees en ti”. “La suerte para triunfar en la vida se llama Creer en Ti”. “Creer en algo y no vivir para ello es deshonesto”. Creer es “tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa o sin que esté comprobado o demostrado”, o sea que se puede interpretar también como “suponer” y tiene bastante de “imaginar”. También es “tener algo por verosímil o creíble” con lo cual se puede deducir que, aunque uno utilice “creer” con énfasis, la realidad es que no es una afirmación rotunda y con fundamento en ningún caso. En el uso común de la palabra, cuando hablamos de “creer” podemos hablar de afirmar y de dudar. Si digo “yo creo” -y no me refiero al verbo crear- se puede entender como “yo tengo fe en ello y puedo afirmarlo” si lo digo con un tono positivo, pero también se puede entender como “no estoy seguro, sólo lo supongo” si lo digo con tono dubitativo. Curiosamente, en castellano, el presente de indicativo de los verbos creer y crear, es idéntico: Yo creo. Hagamos este juego de palabras y tendremos una gran verdad: si yo creo (de creer), yo creo (de crear). Si yo tengo creencia o fe en algo, obro el milagro: lo puedo llegar a crear, puedo hacerlo realidad. Yo creo en este caso se entiende como “yo tengo la capacidad mágica y milagrosa de crear”. CREER QUE ALGO ES POSIBLE PUEDE LLEGAR A CONVERTIRLO EN ALGO REAL. Llamamos “nuestras creencias” a unas conclusiones que no sabemos de dónde han salido, pero en las cuales confiamos con toda la fuerza al pensar que son nuestras y propias. Y, además, nos regimos por ellas. Tener conclusiones implica –inconscientemente- haber dado por concluido algo. Si está concluido, está cerrado, no admite revisiones ni que siga creciendo. No permitimos las obligatorias actualizaciones que requieren todos nuestros asuntos a medida que vamos evolucionando y cambiando nuestras muletas provisionales por piernas de pisadas firmes. Nos impiden ver la realidad, porque nos seguimos rigiendo por ideas que han podido quedar obsoletas. Mientras uno esté atado a una creencia no evolucionará en ese aspecto porque supondrá que no lo necesita. Nuestras creencias son los fundamentos de nuestros principios y de nuestras normas de conducta y de ética personal, pero… ¿están elegidas, aprobadas y aceptadas libremente por nosotros? ¿Nos preguntamos alguna vez por qué hacemos las cosas? Rigen nuestra vida… ¿pero nunca las revisamos? Renovamos vestuario, repintamos la casa… ¿y no revisamos nuestras creencias? Nos reímos de las creencias de los antiguos… ¿y no nos hemos quedado antiguos en algunas creencias? CREER EN UNO MISMO Creer en ti es vital en tu vida. Si crees en ti, tendrás una autoestima alta, o cuanto menos muy correcta y, con esa confianza, te atreverás a resolver o crear tus cosas con optimismo y con mayor seguridad en conseguirlas. Creer en ti es imprescindible, porque esa fe te da ánimos e ilusión para confiar en tu porvenir. Creer en ti es mágico, porque te mantiene esperanzado, motivado, vivo. La confianza en uno mismo se asienta en un amplio conocimiento personal por lo que los Procesos de Desarrollo Personal son imprescindibles para lograrlo. Si tienes una autoestima sana, equilibrada, tendrás acceso a sentirte a ti mismo bien y bien contigo mismo, a confiar en ti, a afrontar proyectos para tu bienestar, a relacionarte mejor. Es recomendable que dediques la atención que se merece tu autoestima. Más información sobre Autoestima aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/topic,16809.0.html (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,62.0.html Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  21. CAPÍTULO 31 – EL ALUMNO Este es el capítulo 31 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo”. (Anónimo) “Yo no enseño a mis alumnos, sólo les proporciono las condiciones en las que puedan aprender”. (Einstein) “El verdadero discípulo es el que supera al maestro.” (Aristóteles) “Por lo que a mí respecta, como me gusta considerarme siempre la causa principal del bien o del mal que me acontece, siempre me he visto con satisfacción en la situación de ser mi propio alumno y en el deber de ser mi propio receptor.” (Giacomo Casanova) EL ALUMNO SOMOS TODOS EN TODOS LOS MOMENTOS. Ya has oído muchas veces algo parecido: “Cuando el alumno está preparado, aparece el Maestro”. Y así es. Si estás preparado, o sea, verdaderamente interesado, te aparecerán por todos los sitios. Como moscas. El Maestro es el frutero, el slogan publicitario, la frase célebre, el abrazo de tu madre, el dolor, el sueño, tus propias reflexiones… tienes suficientes Maestros, si prestas atención. También puede ser que solicites con ahínco y fe que aparezca el Maestro físico (ver capítulo EL MAESTRO – EL MAESTRO INTERIOR) y si aparece, ese sí que te enriquecerá más directamente. EN LA VIDA SOMOS CONTINUAMENTE ALUMNOS. Desde que nacemos hasta el día del entierro, ni un solo día, ni solo un instante, debemos dejar de ser alumnos. De nacimiento sólo traemos aprendidos unos pocos instintos básicos de supervivencia y poco más. El resto, hay que aprenderlo. O recordarlo. SIEMPRE HAY ALGO QUE APRENDER. Nuestro autoconocimiento nunca llega a la totalidad. Siempre quedan cosas por descubrir y a medida que nos hacemos más alumnos nos aparecen facetas insospechadas que también reclaman su derecho a nuestra atención y a su mejoramiento. El alumno debe poner de su parte atención, voluntad de comprensión, interés, curiosidad, ganas, la inquietud creciente, honradez, sinceridad, el ansia de querer conocer más. EL ALUMNO HA DE CONVERTIRSE EN ETERNO ALUMNO. El conformismo no ha de estar en el vocabulario del alumno, ni tampoco la urgencia por dejar de serlo. Se crece mientras uno se considera en ese nivel. Hay un peligro cierto en llegar a un momento en que uno siente que ya ha evolucionado lo suficiente y que ya se ha descubierto del todo, porque ese conformismo –que puede ser de un ego engreído y no de uno mismo- nos puede condenar al estancamiento. Y estancarse es una grave pecado para quien tiene el propósito de su Desarrollo Personal. ATENCIÓN Para ser un buen alumno se necesitan una serie de requisitos: El alumno no debe aceptar ninguna cosa “porque sí”. No debe limitarse a escuchar y asentir: puede y debe dialogar y discutir. Debe encontrar en su interior el eco de lo que le enseñen, sentir que eso encaja con su intuición, y no tener la sensación de que acaba de incorporar algo nuevo que no termina de asimilar, sino que le acaban de recordar algo que ya sabía porque está plenamente de acuerdo con ello. Debe almacenar las enseñanzas en el corazón, no sólo en la cabeza. Debe ser un pensador libre de condicionamientos y de influencias, un metafísico, un preguntador incasable, uno que siente en su corazón, un pequeño filósofo, un buscador insaciable. No debe crear dependencia del Maestro. POR SI NO LO SABES La sabiduría, como los conocimientos, se va adquiriendo por etapas. Se aprende cuando abandonas el terreno ya conocido y te aventuras en el que está por descubrir. Cuando emprendes un viaje a lo desconocido es conveniente ir preparado, tener interés y llevar un buen mapa. El mapa te da tranquilidad cuando te parece que te has perdido. Ahora trata de hacer una analogía entre esto y tu viaje interior, tu Camino de alumno. Hay muchos Caminos para llegar a un destino: selecciona el que más se adecúe a tus necesidades y aquel en el que te sientas más cómodo y a gusto porque cuadra contigo. Nunca debe suceder ser que el Camino de aprendizaje sea de sufrimiento. Procura evitar los atajos: no siempre son convenientes. Muchas veces es mejor hacer todo el Camino, y siempre es conveniente disfrutarlo y no desatenderlo por tener la mirada fija en la meta. A fin de cuentas, la meta es sólo lo que pone fin al Camino, pero si no se hace conscientemente ese Camino... habrá sido inútil y habrá que volver a empezar. Toma notas de ese viaje. Los paisajes y veredas son más atractivos cuando se miran con toda la atención. Recordar, a veces, también es una nueva enseñanza para el alumno. Eso sí, no confundas el mapa –que es la teoría- con el camino –que es la práctica y la realidad-. Que no decaiga nunca tu interés por seguir aprendiendo. RESUMIENDO Estamos condenados a ser eternos alumnos. O somos agraciados por ser eternos alumnos. Aquí pasa como en la vida: uno empieza aprendiendo las letras y puede seguir en una carrera, como la medicina, que no tiene fin. El médico se enriquece continuamente con más conocimientos. El alumno que sabe serlo tiene por delante toda una vida en la que seguir aprendiendo, cada día más, cada día más profundamente. Y eso enriquece a la persona y la hace más persona. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  22. CAPÍTULO 30 – EL MAESTRO – EL MAESTRO INTERIOR Este es el capítulo 30 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “El hombre sólo puede cumplir su destino si escucha la voz de su maestro interior.” (Dürckheim) “Alumno y maestro son uno: son las dos caras de la vida.” (Dürckheim) “No es un buen maestro quien no ha sido capaz de encontrar la felicidad”. “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “maestros”, porque uno sólo es vuestro maestro, y vosotros sois todos hermanos.” (Mateo, 23-8, en una de las muchas traducciones) “El que no sabe y no sabe que no sabe, es un necio. Déjalo. El que no sabe, y sabe que no sabe, ha de aprender. Enséñalo. El que sabe y no sabe que sabe, está dormido. Despiértalo. El que sabe y sabe que sabe, es un sabio. Escúchalo”. (Anónimo) “Un maestro es un camino para hacer el Camino”. “El profesor enseña, el maestro despierta. El profesor ofrece conocimiento; el maestro ofrece ignorancia, destruye conocimiento y crea experiencia.” (Tony de Mello) “Hay que aprender de todas las personas y no sólo de los maestros”. (Mijal de Zlotchov) “El maestro no ha de ser sutil ni bonachón; debe tener el corazón en una mano y un azuzador en la otra”. Podemos llamar Maestro a la persona que en algún momento de nuestra vida se hace cargo de mostrarnos, indicarnos, abrirnos los ojos a otra forma de ver, enseñarnos a reflexionar por nuestra cuenta sin hacer nuestro trabajo por nosotros y, muy posiblemente, rompernos amorosamente en pedazos para dejar que nos reconstruyamos después. Si lo pedimos con fe y con auténtico deseo, van apareciendo diferentes personas que pueden ser llamados Maestros –aunque sea con minúsculas- en nuestras vidas. La primera nos apuntará hacia una rendija por la que entra un poco de luz; la segunda nos acercará un poquito más y nos hará ver un poco de la luz que hay al otro lado; la tercera nos hará ver que junto a la rendija hay una puerta que se puede abrir. Algún día, ese alguien nos ayuda a abrir la puerta y podremos pasar al otro lado. "Cuando el alumno está preparado, aparece el Maestro", se dice. Si lo sabemos reconocer, será nuestro guía –siempre desinteresado- en el Camino que hemos emprendido. Generalmente, no es que sea más sabio que nosotros -aunque sin duda es más consciente de todo en ese momento-, sino que ha empezado antes y nos lleva un poco de ventaja. Su misión y su función ha de ser alumbrar, y no deslumbrar. Tenemos que cuidarnos mucho de no apegarnos a él, cosa que tratará de evitar, porque el tener alguien que dirija todos los pasos puede llevarnos a la comodidad de querer o pedirle que resuelva nuestros asuntos sin aportar nuestro propio esfuerzo. Y así no es como se aprende. Y además, antes o después desaparecerá. Si hasta entonces hemos estado atentos, habremos hecho un buen trecho y estaremos en condiciones de seguir por nosotros mismos. Y es mejor que sea así, porque el Camino ha de hacerse en solitario –aunque haya alguien a nuestro lado-, ha de ser introspectivo, y lo único que de verdad nos nutre y nos retorna a nuestro origen es vivir la experiencia del propio auto-descubrimiento. Y de poco nos sirve si hemos hecho el Camino en brazos de alguien, porque de ese modo no habremos aprendido a caminar. Si estamos atentos, descubriremos que el mundo y la vida están llenos de Maestros. Se puede aprender de todas las personas y de todas las cosas: una frase inocente o profunda, un anuncio en televisión, un ocaso, una lágrima o una risa infantil, una palabra amable, una mirada sincera… son tantos los Maestros que nos rodean… es sólo cuestión de mantener la atención vigilante. Los Maestros no solamente nos enseñan lecciones magistrales, frases célebres o penetrantes, o una sabiduría deslumbrante y muchos conocimientos. En el Camino debemos aprender tanto las cosas más trascendentales como la que son aparentemente más insignificantes, porque nosotros somos lo poco y lo sublime, y necesitamos descubrirnos y desarrollarnos en todos los aspectos que nos puedan acrecentar personal y espiritualmente. Enseñar es mostrar, demostrar, instruir… no sólo contar o decir. A la hora de seleccionar Maestro, o ser seleccionado por él, para no ser contaminado habrás de tener cuidado con algunos aspectos: Que no te transmita, si los tuviera, sus traumas, proyecciones, miedos, complejos... La más grande responsabilidad del Maestro es no transmitir al alumno sus errores o frustraciones. Debe parecernos –aunque en realidad no lo sea- un poco duro, porque es la única forma de exigir al alumno que dé un paso más. Debe dejarte buena sensación cuando estés con él. Nunca debe cobrarte por esa función. Esta es una apreciación muy personal que no es necesario compartir conmigo. Creo que si cobra ya no es un Maestro, sino un maestro, un enseñante, un profesor, un instructor, un profesional de impartir conocimientos. No debe tratar de imponerte nada. Si te sientes dirigido, o manipulado, te has equivocado de Maestro. Ha de enseñarte a ver por ti mismo lo que él ya está viendo. No debe despreciar ni hablar mal de otros Maestros u otras religiones. Debe merecerte total confianza. Debe dejarte siempre el deseo de querer volver con él. No será manipulador Un Maestro no tiene por qué ser un erudito. Un Maestro te enseña a andar, no te lleva. El verdadero Maestro sabe bajar al nivel del alumno en vez de esperar a que éste suba al suyo. El verdadero Maestro no debe mostrar al alumno lo que sabe, sino que debe dejarle que se demuestre a sí mismo que ya lo sabía. “Alumno y maestro son las dos caras de la misma cosa”, y “Aprender es recordar lo que uno ya sabía”. Con estas dos frases, llegamos a esta idea: ningún “recordatorio” que nos venga de fuera debe pasar directamente a ser aceptado por uno. Ese “lo que sea”, despierta al conocimiento que ya tenemos, y es ese propio conocimiento quien nos cuenta a nosotros mismos “lo que sea”. Y es mejor así. Si recibimos una “enseñanza” exterior, puede que sintamos dudas, o rechazo hacia ella. En cambio, si verificamos previamente que nos pertenece, porque estaba en nuestro interior aunque aletargada, no se produce “rechazo”. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Cada Maestro vibra en un nivel espiritual al que sólo pueden acceder los que están en el mismo nivel, por eso no todos los Maestros valen para todos los alumnos. Y por eso mismo, a medida que uno va descubriéndose más y más, necesita otro u otros Maestros. VISTO DE OTRO MODO En el Camino de Descubrirse siempre hay varios Maestros: el primero puede ser la Vida, quizás Jesucristo, algún pensador oriental, un artículo que nos habla de cosas esotéricas, aquello que contesta a esas dudas que han dormido largamente, etc. Luego, en algunos casos, uno se encuentra realmente con una persona física con la que se puede hablar y a quien se puede preguntar; alguien que está en su búsqueda desde antes que nosotros y nos puede hablar de su experiencia; alguien con una claridad de actuación o sentimiento que, siempre, nos ayudará a aclararnos. Hasta llegar a este último, habrán ido apareciendo personas, cada vez con un nivel superior de enseñanza que coincide con un nivel superior de nuestra receptividad hacia lo que nos muestra, en un proceso similar para todos. Aparece una persona en nuestra vida que nos desvela los primeros misterios, nos ayuda en los primeros pasos, nos muestra una puerta. Luego, desaparece para cumplir la tradición y dejar espacio para el siguiente Maestro, que a su vez estará durante un espacio de tiempo, y así se volverá a repetir el ciclo. Este Maestro físico, a quien se le ha de preguntar lo se necesite saber, aunque tiene libre voluntad para aceptarlo o no, ha de reunir unas cualidades morales que le autoricen a serlo, puesto que no hay títulos oficiales que le acrediten. Y puede negarse por cumplimiento de su Libre Albedrío, pero también porque la responsabilidad es enorme. El Maestro no se limita a narrar: habla de sus experiencias, por lo que se le supone un gran equilibrio y autoconocimiento. No tiene por qué ser un erudito, y su función es más la de enseñar a andar que la de llevar de la mano. Él, a su vez, aprende: nada enseña más a un Maestro que un buen alumno. El alumno, por su parte, no debe aceptar algo “porque sí”; debe sentir lo que se le enseña, lo que aprende, debe cotejarlo en el corazón y no en la cabeza, y no debe limitarse a escuchar: puede discutir si no está de acuerdo y debe tener cuidado de no apegarse al Maestro. Tony de Mello se preguntaba, “¿para qué se necesita un maestro?... para que haga ver la inutilidad de tener un maestro…” No estarán de acuerdo con él, en principio, los afortunados que tienen o han tenido un Maestro. Un buen Maestro se encargará de hacer ver quién es el único y verdadero Maestro: Uno Mismo. Y así llegamos al otro tipo de Maestro sobre el que quería escribir: uno ha de ver a su Ser Interior como su Maestro. Copio unos párrafos de Karlfried Graf Dürckheim que me parecen insuperables para hablar de ello: “El Maestro interior somos nosotros mismos bajo el aspecto potencial hecho consciente de lo que podríamos y deberíamos ser. El Maestro interior en el sentido de aptitud para comprender y reconocer esa potencialidad, exige cierto grado de evolución. Para oír como llamada la voz del maestro hay que estar presto a ello. Responder a esa llamada exige, no solamente coraje, sino también cierta humildad. NO SUPONE PRESUNCIÓN RECONOCER AL MAESTRO EN UNO MISMO. HACERLO ASÍ ELEVA, COLMA Y COMPROMETE A LA VEZ: SE PRECISA HUMILDAD PARA ACEPTAR EL PESO DE ESTE COMPROMISO Y DEL CAMINO A RECORRER POR ESTA VÍA. LA VERDADERA HUMILDAD NO CONSISTE SOLO EN NO QUERER PARECER MÁS DE LO QUE UNO ES. ES TAMBIÉN ACEPTAR SER MÁS DE LO QUE UNO PARECE SER. HAY UNA FALSA MODESTIA QUE ES, SENCILLAMENTE, MIEDO A LAS RESPONSABILIDADES. Y ES UN OBSTÁCULO PARA DEJAR EMERGER AL MAESTRO INTERIOR. Reconocer y aceptar el maestro supone que el despertar del maestro y del alumno se ha producido ya en nosotros y que ambos han despertado al Camino. Cuando aparece el maestro es como el rugido de un león anunciando un combate a vida o muerte. De este combate no se libra ningún hombre que esté llamado a un plano superior. Ninguno de los llamados puede evitarlo. Es una lucha que promete lo más sublime y que presagia lo más difícil: un verdadero “morir y devenir” (devenir: llegar a ser él mismo), no de una vez por todas, sino como fórmula perpetua del camino. EL HOMBRE, SÓLO PUEDE CUMPLIR SU DESTINO SI ESCUCHA LA VOZ DE SU MAESTRO INTERIOR. La trinidad maestro-alumno-camino, es la manera en y a través de la cual toma forma, a pesar de las resistencias y sean cuales fueran las circunstancias, el Ser sobrenatural y absoluto que está más allá del espacio-tiempo. Hacerse cada vez más disponible, es decir, abrirse a la Vida que tiende a manifestarse en el mundo, es la tarea que le está destinada al hombre. Pero para percibir así la vida, para tomar coincidencia de que ésta pugna por manifestarse, y aceptarla como un camino a seguir y como una vocación esencial, hay que haber alcanzado cierto grado de evolución. Entonces será un deber, un privilegio y una misión”. Hasta aquí algo de lo que habla con respecto al Maestro; con respecto al alumno, dice lo siguiente: “Y, ¿quién puede llamarse alumno? Sólo aquel que está sumido en una profunda nostalgia, a quien la afiliación le lleva al límite de su resistencia sintiéndose amenazado por la destrucción si no logra encontrar una salida. Sólo el hombre atormentado por una inquietud del corazón que no cederá con nada en tanto que no encuentre lo que le calma. Sólo aquel que, una vez que ha emprendido el Camino, sabe que no puede volverse atrás, estando dispuesto a dejarse llevar allí donde ya no comprende nada, estando dispuesto a pasar por todas las pruebas. El hombre duro consigo mismo, que acepta soltar presa para someter al Ser que quiere emerger en él. Solo aquél en quien lo Absoluto ha tomado posesión, puede soportar todas las dificultades que encuentra en el rudo Camino que le lleva el maestro.” Ante tal belleza y claridad, no debo sino admirar y callar. RESUMIENDO Es de vital importancia la presencia de un Maestro. Al principio quizás no se pueda aspirar a uno físico, pero es en ese momento en el que uno debe instruirse en el arte de aprender de todo: sensibilizarse para que cada cosa sea una enseñanza. Después, rogar a quien sea poder tener la dicha de que uno se presente a nuestra vida, y que sepamos darnos cuenta cuando suceda. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  23. https://www.youtube.com/watch?v=ZEZ3xsq1aAg Este es un asunto que eludimos a menudo y es demasiado importante como para no dedicarle toda la atención que merece. Si descubrimos ahora que no estamos satisfechos estamos a tiempo de remediarlo. No tendrá remedio si lo aplazamos hasta que entremos en el Tiempo de los Arrepentimientos… y ya sea demasiado tarde. Entonces la frustración se adueñará de nosotros. Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias. Artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...) instagram: https://www.instagram.com/franciscode... twitter: https://twitter.com/buscandomeweb1 Visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM) Web con poesías y relatos: www.franciscodesales.es Correo electrónico: [email protected] Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Todos los videos publicados los tiene aquí: https://www.youtube.com/channel/UCUNE...
  24. CAPÍTULO 29 – TÚ – YO Este es el capítulo 29 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Nosotros – Vosotros: hay una sola y pequeña diferencia, pero solo está al principio. Al eliminarla, en el resto, en lo demás, todos somos lo mismo. “No seas duro en juzgar a las personas. Piensa que todos somos más víctimas de una educación, de una ideología o de un carácter, que responsables de una mala voluntad”. (Francisco García Salve) “Una persona sólo tienen derecho a mirar a otra hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse”. (Anónimo) “Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será nuestro juicio recto y caritativo“. (San Francisco de Sales) “Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.” (Platón) “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros.” (Albert Einstein) “El don más grande que podemos hacer a otros no es compartir con ellos nuestra riqueza, sino hacerles descubrir la propia.” (Benjamín Disraeli) “El mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra.” (Dr. Richard Moss) “La obra humana más bella es la de ser útil al prójimo”. (Sófocles) “La Providencia ayuda a los que ayudan al prójimo.” (Rudyard Kipling) “Lo que a ti mismo te contraría no lo hagas a tu prójimo; he aquí toda la Ley. El resto no son sino comentarios.” (Talmud, Libro santo de los judíos) “Me busqué a mí mismo, y no me encontré. Busqué a Dios, y se me escondió. Busqué a mi prójimo y encontré a los tres.” (Anónimo) “No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.” (Beata Madre Teresa de Calcuta) “Proveer para otros es una responsabilidad fundamental de la vida humana.” (Woodrow Wilson) “No basta compartir las ideas con el prójimo; se ha de compartir la vida.” (Rabindranath Tagore) “Vamos a salirnos de nuestros contextos y presuposiciones, y vamos a ver las cosas con otra mente. Otra gente tiene otras metas, otras ambiciones, otras ilusiones, otras desilusiones. Salgamos de nuestra mente un momento y veamos la realidad en vez de ver nuestra opinión”. (PRÓJIMO: el más cercano o muy cercano. Comparte raíz con próximo) Nadie más cercano a ti que tú mismo. El prójimo también eres tú, porque te conviertes en prójimo cuando los otros hablan de ti. Los demás –te lo garantizo- tampoco son perfectos, ni absolutamente felices, ni están en paz del todo, tienen miedos, complejos e inseguridades y son vulnerables… son humanos, como tú. Lo que te puede separar de ellos es que pretendas que actúen el mismo modo que tú, o quieras que sean y se muestren a tu imagen y semejanza, o que te dediques a juzgarles sin antes ponerte en su lugar y su situación. Es más acertado hacer caso a una frase que dice, más o menos “trata a tu prójimo como te gusta que traten a ti”. MIS PENSAMIENTOS Las relaciones personales, sobre todo con las personas que nos importan, se han de basar en la libertad y en la confianza. No somos importantes tú ni yo, pero sí lo es la relación que nos une y es imprescindible que esté libre de cualquier tipo de exigencia. Nunca tendré intención de ofenderte, ni me ofenderás. No tengo intención de impresionarte, porque deseo ser sencillamente yo: lo que soy, como soy, y deseo que me aceptes así. No hay entre nosotros promesas ni contratos. No nos necesitamos para ser felices, puesto que sabemos serlo independientemente. No te ataré ni me atarás. No te exijo ni me exiges. La libertad y el respeto son nuestro lema. Deseo armonía y bienestar, y que la mutua compañía nos engrandezca a ambos. Yo siempre estaré a tu lado, jamás contra ti. REFLEXIONES Al principio, representaba a “Dios, el prójimo y yo” en un triángulo. Dios en el vértice superior, por supuesto, así me enseñaron. El prójimo y yo ocupábamos ambas esquinas de la base. Ponía un Dios distante y vigilante, atento a mis errores para castigarme, y ponía al prójimo alejado de mí. Después pasó a ser gráficamente un círculo situado horizontalmente, donde cualquiera de los tres podíamos estar en igualdad de condiciones. El Dios que antes me parecía tan lejano y tan separado de mí, ahora quedaba a mi mismo nivel, y hasta me parecía que el prójimo es Dios y viceversa. Observé con más atención y vi que no era acertada la representación en círculo, porque si bien cuando se representaba sobre una superficie horizontal no había problema, en el momento que el círculo se situaba vertical, había alguien que quedaba por encima. ¿Será la línea recta la representación adecuada?, me pregunté. Ahora sí, todos a la misma altura, libres para ir de uno a otro lado, con capacidad de estar en una esquina separado cuando uno quiera, pero muy fácil para reunirse cuando se desee. Me duró poco la ilusión. Justo hasta que me di cuenta que la línea podía ponerse vertical y volvía al problema anterior, y que no era bueno que cualquiera de los tres estuviera separado del resto. Otro día, descubrí la respuesta correcta. “Dios, el prójimo y yo” estamos en un punto. Dentro de un punto. Indisolubles, inseparables, unidos por el amor que nos recuerda que somos la misma esencia, la misma materia, y que los tres hemos sido creados para estar unidos. REFLEXIONES Ahora no me cuesta trabajo bajarme del pedestal al que yo mismo me subí y no para ser más alto que los demás, sino por miedo al suelo, por temor a lo poquito que era, o para no ser pisado por los gigantes que me rodeaban. Ahora puedo, con mi sonrisa franca y constante, hablar al prójimo en su idioma; comparto sin vergüenza las dudas que me habitan y cada uno de mis pasos son de todos y gracias a todos. Tú y yo, somos lo mismo aunque con una presentación diferente. ATENCIÓN ¿Cómo son realmente los demás? ¿Su realidad tiene algo que ver con la que les he adjudicado? Estoy acostumbrado a ver a los demás como si realmente fueran la idea que tengo de ellos. Yo me he creado una imagen de los que conozco, pero, ¿son ellos mismos realmente o son la imagen que yo he imaginado de ellos? Tengo recuerdos, detalles, suposiciones, anécdotas, apariencias, pistas posiblemente equivocadas, un poco de idealización o demonización, algo que sólo es producto de mi imaginación, también algo de verdad, pero… ¿les conozco en todos sus momentos? He construido unos cuantos Frankestein con los retazos que he ido recogiendo de momentos suyos, no de su totalidad. Y, como además tengo prejuicios, les trato como si ellos fueran lo que creen mis prejuicios. Les fijo a una idea y luego me cuesta mucho despegarles, porque me es más cómodo creer que son como yo creo que son o como a mí me interesa, y no me preocupo de terminar de conocerles de verdad. Muchas veces digo de alguien: “qué raro está”. Me parece raro, y no porque esté siendo él mismo en otra faceta de él mismo, sino porque no coincide con la idea que me he hecho de él. Le estanco la idea y ni la actualizo ni la dejo crecer. En mi mente y en mi trato no le dejo ser él mismo. ATENCIÓN No adelantes acontecimientos y quieras darles preponderancia: tu propia búsqueda te llevará irremediablemente al prójimo. El encuentro contigo será el preámbulo del encuentro con ellos. Si tu búsqueda es sincera y no egóica, el prójimo también aparecerá en tus planes. TEN ESTO EN CUENTA Si uno está bien, no tiene sometimiento ni dependencia hacia los demás. Esa autosuficiencia, esa independencia emocional, es muy gratificante. Por eso también es necesaria. Por uno mismo –para no estar engañado- y por los otros –que podrán ser ellos mismos en nuestra mente-. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL El prójimo somos nosotros mismos cuando nos vemos fuera. Los demás y nosotros estamos indisolublemente unidos por la fuerza que da tener la misma raíz, el mismo origen, la misma esencia. Es más lo que nos une que lo que nos separa. Tenemos en común la Búsqueda, el deseo de hacernos realidad, la creencia en algo Superior… y estamos en el mismo planeta en la misma época. Somos hijos del mismo Dios. Somos hermanos. ¿Nos vemos y tratamos como hermanos? CUENTECITO “Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, con sus canosos cabellos al viento y sus vestidos sucios y harapientos, que decía algo entre dientes mientras recogía cosas del suelo y las introducía en una bolsa. Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez para recoger cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo. Semanas más tarde supieron que la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies”. (Del libro “La oración de la rana”, de Tony de Mello) No hay que precipitarse en los juicios cuando opinamos sobre los otros. RESUMIENDO Los prejuicios pueden conducir directamente al error. Antes de suponer es mejor conocer o es mejor preguntar. Las relaciones se han de cimentar en una apertura preparada para el acogimiento sin condiciones. Conviene ver al otro como si fuera nuestro propio reflejo en un espejo. El otro soy yo. De algún modo necesitamos a otro para sentirnos reconocidos como personas, para dar y recibir lo que en nuestra naturaleza nos empuja a compartir, para que nos hagan ver nuestra valía y nos llenen un poco nuestras reservas de amor y autoestima. Necesitamos a otro para poder abrazar, para tener un diálogo, para aprender, para comunicarnos, para que nos acompañe, para que nos ayude, para poder sentirnos realizados plenamente en todos los aspectos. Las buenas relaciones hay que promoverlas y promocionarlas, hay que mantenerlas y valorarlas, hay que cuidarlas y hacerlas crecer. Tal vez en la solitaria unicidad no esté la completitud del ser humano. Tal vez, quién lo sabe, nos hemos desgajado de un gran unidad y las relaciones sirvan para recomponerla. No estamos solos en el mundo y no somos exclusivamente individualidades, sino que formamos parte del conjunto denominado Humanidad. Como tal debiéramos ir por la vida, pero no sé cuándo se perdió ese concepto y nunca más se ha intentado recuperar. Amamos a una serie de personas que denominamos familia porque hemos tenido más tiempo de relacionarnos con ellos y eso ha provocado el amor. Tenemos una serie de amigos que también nos resultan queridos porque hemos dedicado un tiempo a tratarles y descubrirles. Si dedicáramos un tiempo a ir conociendo a más personas, a cada una que nos brinde la oportunidad, ampliaríamos el foco amoroso que somos y gozaríamos de poder dar y recibir más amor. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
  25. CAPÍTULO 28 – CONSCIENCIA – SER CONSCIENTE Este es el capítulo 28 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “No somos conscientes de este acto grandioso: estamos escribiendo muestra historia en cada momento”. “Mayor consciencia conlleva mayor responsabilidad”. “Pocas veces percibimos que estemos conscientemente vivos, aquí y ahora, libres de preocupaciones compulsivas por el pasado y el futuro, libres totalmente para experimentar nuestra vida.” (Jacob Needleman) “Ser consciente de la propia ignorancia es un gran paso hacia el saber.” (Benjamín Disraeli) “Para un ser consciente, el existir consiste en cambiar, en madurar, en crearse indefinidamente a sí mismo.” (Henry Bergson) (Consciencia: conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento). (Consciente: dicho de una persona, que tiene conocimiento de algo o se da cuenta de ello, especialmente de los propios actos y consecuencias). Generalmente, no nos damos cuenta de que la consciencia es la suprema manifestación de la vida. Sólo hay vida plena si hay consciencia de la vida. Si no es así, sólo hay un consumo desatento del tiempo del que disponemos para vivir. Ser consciente es el primer y principal paso para Ser Uno Mismo. Hay que tomar conocimiento exacto, íntimo y profundo, de quien está siendo uno por rutina o por desatención, y cuál es la potencialidad que se encuentra aletargada, y hay que conocer también cuáles son los deseos que tenemos para con nuestra vida y modo de vivir, y atender a la propia reclamación -ocasional o frecuente- de solicitud de cambios, allanar ese camino empinado y casi infranqueable que nos parece que es el tan deseado y necesario cambio, y tomar de la mano a ese ser confuso en el que vivimos para no soltarla nunca más y ser nuestros propios padres, nuestros ángeles de la guarda y nuestros más diligentes cuidadores. La consciencia abre el horizonte hasta límites insospechados porque es la verdad, lo cierto, lo que hay, lo que es. La negación, el rechazo, o la ceguera voluntaria, no son la ayuda sino la traba. El único modo decente y atinado de vivir es la percepción nítida, incontaminada y real, de lo que es. Cuanto más consciente seas de lo que atañe a tus intereses, valores, necesidades y metas, mejor te irán las cosas. No ser sensato y consecuente con tu yo interno, con tu yo suplicante, con tu yo despierto o intuitivo, es faltar al compromiso -que contrajiste con la vida al nacer- de hacerla plena y honrada. Es agradable ejercitar la mente, y tienes que creer en esto firmemente, porque cuando uno tiene que tomar consciencia de las cosas, aparece una pereza mental, una irresponsable ceguera en la capacidad de percibir, y una creencia casi firme en la incapacidad de pensar con cordura y actuar con tino, que no son más que excusas para mantenerse en la pereza de seguir viviendo en una inconsciencia que no exige tantas responsabilidades y decisiones como la consciencia. Te conviene más corregir tus errores que pretender imaginar que no existen. Esto es ser consciente: darse cuenta de las cosas, y luchar por procurarse lo mejor para uno mismo, aunque el proceso parta del reconocimiento más o menos doliente de una realidad que es la actual. Es tener el Yo Observador activado todo el día, aunqueesto no es más que el primer paso: el siguiente, tras haber observado la verdad, y haberte dado cuenta de que hay otros modos o resultados mejores, y de que te gustaría ser o proceder de alguno de esos otros modos, es ponerte en acción, tomar el mando y modificar cuanto haya que modificar siempre que sea para bien. Te conviene más mantener tus valores conscientemente que de un modo inconsciente, y examinarlos en vez de mantenerlos como asuntos incuestionables. Todo puede cambiar y casi todo debe cambiar. Ser inconsciente no te libera de la responsabilidad, sino que te responsabiliza aún más, ya que la obligación de cuidar de ti y darte lo mejor o lo más conveniente es exclusivamente tuya. Nunca encontrarás a un culpable auténtico de tu irresponsabilidad que no seas tú. Tienes que estar atento a las tentaciones para evitar hechos desagradables; tienes que hacer frente a tus impulsos de bloqueo o evitación, y no ser gobernado por ellos. Si comprendes el contexto más amplio en el que vives y actúas, serás más eficaz; vale la pena que intentes comprender tu entorno y el mundo general que te rodea. Para ser eficaz tienes que ampliar tu conocimiento propio. El aprendizaje tiene que ser una forma continua de vida. Cuanto más te conoces y comprendes, mejor será la vida que puedes crear. El auto-examen es un imperativo de la existencia. Vivir de forma irreflexiva conllevará, antes o después, el fracaso vital, algo nada recomendable para nadie. Hay que llegar al punto de lograr que vivir de manera consciente sea implicarte totalmente en la tarea que en ese momento estés haciendo. La elección de vivir de forma consciente depende de otros factores: se refiere a interesarte y conocer realmente lo relacionado con tus actuaciones, objetivos, valores y comportamientos, para avanzar en su mejora continua. Vivir conscientemente, es hacerte responsable del conocimiento correcto de la acción que estás llevando a cabo. La apuesta por una vida consciente es apostar por la responsabilidad con la realidad, reconociendo en ella lo que es y lo que no es, no centrarte únicamente en lo que te gusta o no. Conviene que tengas clara la idea de que vivir de forma consciente, supone, en relación a la forma inconsciente: Pensar, pese a las dificultades, frente a la comodidad y el no pensar. Apostar por el conocimiento, ante las opciones de mantener el desconocimiento, independientemente de si supone un reto o no. Asumir, percibir y en definitiva, vivir el presente tal y como es, en lugar de evitarlo y promocionar la fantasía continua. Enfrentarse a uno mismo, ante la posible evitación de nosotros mismos. Fomentar la voluntad para ver y corregir errores, frente a la repetición continuada de dichos errores. Apoyar los aspectos racionales frente a los irracionales. La realidad es la que es, agradable o desagradable, en lugar de su evitación. Respeto y promoción de la verdad, en contraposición con su ocultación. Buscar la independencia personal, en lugar de la dependencia. Promover la acción o actitud activa, ante la pasividad. Buscar la claridad frente a elementos oscuros o indefinidos, sin tener en cuenta las dificultades que encontremos. La apuesta por el riesgo comedido, luchando contra miedos o temores, en vez de encallarnos en la falta de voluntad. La honestidad personal, frente a la deshonestidad. Ser conscientes de que tenemos una serie de derechos, por ejemplo, el de decir No, cuando consideremos que esa es nuestra postura. Como ves, no es sano que ni otros ni el inconsciente decidan por ti. Has de ser independiente, promover el auto-conocimiento, y todo desde el interior, que seguramente te dará muchas más sorpresas positivas de las que piensas. El pensamiento autónomo te conducirá a vivir conscientemente, que es uno de los objetivos para alcanzar el auto-conocimiento. ATENCIÓN Ser consciente es vivir en lo consciente; ser un inconsciente es vivir en el inconsciente. Es muy curiosa esta analogía entre los estados o divisiones de la mente, y los estados de vivencia. Vemos así, claramente, cuál predomina en cada uno. No debemos ser de cierto modo y no haber decidido previamente cómo queremos ser. Vivir nuestra vida es una responsabilidad demasiado seria como para dejarla que discurra de un modo inconsciente. Bajo ningún concepto debemos cometer el desastre irreparable de vivir sin saber por qué vivimos, cómo, de qué modo, con cuánta atención o, incluso, quién vive nuestra vida. Tenemos la maravillosa opción de poder elegir y debemos aprovecharlo. SUGERENCIA DE TRABAJO Para cada una de esas situaciones que quieras comprender, escribirás: “La dificultad de permanecer consciente en esta situación es…” y a continuación, lo más rápidamente posible y en aproximadamente ocho líneas completas todo el texto. Luego haces lo mismo, con esa misma situación, completando rápidamente estos inicios de frase: “Lo bueno de ser plenamente consciente en esto es…”, Para finalizar, completar: “Si yo permaneciera plenamente consciente en esto…”. Ahora repite el ejercicio con otras situaciones habituales. Seguramente al releer lo que hayas escrito te encontrarás algunas sorpresas. Si quieres que este ejercicio sea útil, te recomiendo que durante los siete días siguientes a su realización, apliques mediante acciones concretas las mejoras que puedes haber indicado o promovido en el ejercicio. RESUMIENDO Ser consciente es una gran responsabilidad. No ser consciente es muy cómodo, es permanecer en lo habitual, lo que uno se ha acostumbrado, pero, cuando lo acostumbrado no da satisfacciones, cuando la vocecita de la conciencia reclama otro modo, otra vida, no queda más remedio que escucharla y obedecerla. Cualquier esfuerzo que te requiera se verá compensado con creces por la persona que emergerá tras una toma de contacto con la auténtica realidad que a veces esconde la inconsciencia. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html
×
×
  • Create New...