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  1. CAPÍTULO 76 - CONFUNDIR AMOR CON ENAMORAMIENTO – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 76 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. En el día que escribo esto –no sé si cambiaré más adelante- una de las opiniones que tengo con respecto a las relaciones de pareja es que, tras el aparente amor que lo puede todo y es desinteresado, y tras el embobamiento del enamoramiento que sólo permite ver la parte idealizada y brillante del amor y el amar, en el fondo, y aunque uno jamás llegue a ser consciente de ello o a reconocerlo, hay un interés absolutamente egoísta por el que se desea estar con el otro. La razón de ese deseo es que se piensa que se va a estar mejor con el otro, o con la otra, que solo, ya que si no pensáramos así todos nos quedaríamos solos. Sí, ya lo sé: al principio suena a auténtico disparate, a error de los gordos, pero a hay bastante de esto que expongo. Reflexiona. Uno piensa que el otro le va a aportar amor, caricias, cuidado, felicidad, seguridad, ayuda, compañía, etc., y esas razones tienen un peso que cuenta cuando uno está decidiendo, consciente o inconscientemente –y en muchos casos muy obnubilado por la fantasía de cuento de hadas que puede llegar a ser el enamoramiento- si emparejarse o no con el otro. En mi opinión, lo que puede llegar a convertirse en pareja pasa, por lo menos, por dos etapas. En la primera etapa –como ya leíste al principio de estos capítulos- surge lo que se denomina “enamoramiento”. En el enamoramiento hay mucho de fantasía, ilusión, auto-engaño, idealización, intereses ocultos, obnubilación, una desvalorización imprudente de lo que no gusta en el otro, un gran matiz sexual, etc. Visto con objetividad, claramente hay un componente importante de auto-engaño, y el día en que uno se dé cuenta de lo débiles que eran los argumentos que utilizó para hacerse creer que había conocido al amor de su vida –si la relación acaba mal-, será un día nefasto. Por supuesto que hay posibilidades de que ambos, con un poco más de tiempo –por eso debieran durar un largo tiempo los noviazgos- vayan poniendo las cosas en su sitio, sopesando que hay algunas que no gustan pero hay más que sí agradan y valorando si eso va a ser soportable o va ser un inconveniente insalvable, evaluando al otro en su conjunto y conociéndole en más facetas para adquirir una idea más sincera, personalizada, y próxima a la realidad. La segunda etapa sería la transformación y consolidación de todo lo anterior, descontando ya la parte de la fantasía, des-idealizándolo en lo que estaba idealizado, teniendo una opinión más cercana a la realidad, ya sosegado un poco el ardor sexual, y sintiendo no ya la necesidad descontrolada de estar con el otro, sino el deseo de estar con él. Si superan la primera etapa, y se sienten bien en la segunda, es cuando puede tomar una forma definitiva la relación. Hay una tercera situación en la que no sucede la etapa del enamoramiento y se pasa directamente al amor de un modo más pausado y maduro. Es una etapa en la que ambos son, serena y atinadamente, más conscientes de quién y cómo es el otro, y no es que esto sea más racional y conduzca a una relación con más posibilidades de éxito, sino que la personalidad del otro va entrando en uno de un modo más consciente, evitando la posible confusión que puede aportar el enamoramiento. En cualquiera de las etapas que se esté atravesando, sería conveniente que estuvieran presididas por la idea sensata de que estamos tratando de nuestro futuro, tal vez del resto de nuestra única vida conocida -que es un asunto más que delicado y más que importante-, y que sería bueno acertar con la decisión de con quién compartirla ya que de esa decisión va a depender nuestra felicidad o infelicidad, y la tranquilidad o el sufrimiento. Quienes se enfrenten a esta situación por primera vez, que reflexionen. Quienes lo vayan a hacer por segunda vez, que no tengan miedo. Para ambos, que pongan todo de su parte y exijan lo mismo, que sean sinceros y dialogadores, conscientes de estar construyendo entre ambos algo que debiera ser sagrado, y que no olviden que la felicidad, solos o de pareja, es uno de los motivos primordiales de la vida. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - El amor de verdad, una vez asentado, generalmente no es tan apasionado y agitado y acalorado como el enamoramiento. - El enamoramiento es sólo la etapa de acceso al amor. Está bien mantener vivas todas sus cosas positivas, pero también hay que aceptar que no siempre va a ser así. - El amor, para que se consolide y sea verdadero, no se puede sustentar en la idealización que se hace durante el noviazgo. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  2. ASPIREMOS A LA HUMILDAD En mi opinión, la tarea de estar en un Proceso de Desarrollo Personal nos ha de conducir, por una parte, hacia la excelencia en lo humano, a lograr el máximo crecimiento y mejora de nuestras cualidades y virtudes y al descubrimiento y actualización de nuestras capacidades, pero ha de ser evitando que ese perfeccionamiento fortalezca a nuestro ego malo y nos haga llegar a creernos por encima de los que no se han implicado en este Proceso y “no están a la misma altura personal”. Este último sería el pensamiento y sentimiento del ego malo, así que también es nuestra tarea prestar atención a que no se inmiscuya en nuestro Camino –que implica entre otras cosas deshacernos de él- y que nos demos cuenta que nuestra aspiración no ha de ser sólo en dirección hacia lo que es destacado por ser brillante y notable, sino también en la dirección aparentemente opuesta, que sería la humildad, la sencillez, lo simple, la modestia. Da muy mala imagen quien presume de sus conocimientos esotéricos y exotéricos, quien se pone una aura especial o se siente privilegiado y superior por estar en el Camino. Quien lo sienta así, está en un gran error, lo está haciendo muy mal. Está en un Camino equivocado. El Camino Inverso, el de ser menos en vez de ser más, es un poco más complicado de caminar. No consiste en añadirse algo, que es lo más sencillo, sino en quitarse, en renunciar, darse cuenta de las inutilidades, deshacerse de las cosas superfluas y de las distracciones. El Ser no necesita añadir algo externo a su grandeza interna. El Ser no es amigo de brillos ni de ostentaciones. Es consciente de sus limitaciones y sus “debilidades” y obra de acuerdo a ellas, aunque al mismo tiempo trate de sanarlas. El Ser ya es, por tanto no necesita nada más. El trabajo personal ha de consistir en llegar a esa esencia pura que ha quedado sepultada por los caprichos del ego malo, por esa equivocación de querer estar a la altura de lo que nos quiere imponer la sociedad de consumo, por la necesidad innecesaria de ostentación. El Ser Humano, en su naturaleza, es humilde. Recuperar esa humildad que no requiere de méritos ni éxitos ni títulos ni logros ha de ser el objetivo. Todos los seres grandes que conocemos tienen algo en común: la humildad, la sencillez, la modestia. La ausencia de una necesidad de aparentar. La paz que da descubrir que menos es más. Que presumir es innecesario. Que los logros no han de ser externos, sino internos. Ser nadie es genial. Es inmenso. Es paz. Para ello es necesario deshacerse de muchas ideas que nos han impuesto, eliminar las ambiciones, disolver el orgullo, llegar al convencimiento de que no importan los éxitos y que sí importan las personas, que no hay necesidad de que nos reconozcan nuestros méritos, que lo importante es la sencillez que uno anhela. Se dice que “el que sabe, calla; el que no sabe, habla”. La humildad propone no meterse en luchas de vanidad y sonreír levemente antes las exhibiciones ostentosas de los que no saben, y no sentirse afectado o herido por cosas ajenas. El más sabio es el que se da cuenta de cuándo debe callar. La humildad propone silenciar nuestras virtudes y dejar que sean los otros quienes las descubran. Nada de alardes ni de presumir. Nuestra humildad, en su silencio, grita nuestra calidad como personas. Ser humildes nos librará de las alabanzas externas y de los ataques. El humilde sabe quién es y no necesita que otros se lo confirmen, porque la humildad es la base sobre la que se asienta la verdadera grandeza. Y para ser grande hay que ser pequeño. La humildad nos puede poner a salvo del ego malo y todos los conflictos que conlleva. Quien sabe lo que es no necesita gritarlo al mundo. Es mejor dejar de aspirar al éxito y el brillo ostentosos. El verdadero sabio aspirará al verdadero éxito, a lo más que uno puede anhelar, que es ser humilde. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web sobre poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  3. CAPÍTULO 75 – EMPEZAR A LLAMARSE “PAPÁ” Y “MAMÁ” – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 75 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Cuando el hombre se convierte en padre, en muchísimos casos sucede un hecho muy curioso que comienza como una especie de broma cariñosa por parte de la esposa y acaba convirtiéndose en una desvirtualización de la pareja. Me refiero al momento en que quien es cónyuge a todos los efectos, parece que deja de serlo y pasa a ser exclusivamente padre de los hijos en común; a ese aparentemente inocente cambio en que a él en vez de seguir llamándole por su nombre, o con el apelativo con el que de un modo cómplice se le denominaba, se le llame, simplemente, “papá”. También puede pasar lo mismo cuando ella empieza a ser “mamá”. Es la mamá de su hijo, pero no es su madre, así que su pareja no debe nombrarla de ese modo. Es imperceptible, pero de un modo inconsciente, esa denominación de “papá-mamá” puede empezar a hacer mella y comenzar a erosionar poco a poco la pareja, y puede que la mujer, sin darse mucha cuenta, le empiece a dejar de verle como un esposo y le vea “como un padre”. Y no como esposa, sino “como una madre”, en el caso del hombre. No siempre pasa, por supuesto, ni en todos los casos, pero a veces ocurre y conviene estar atentos para que no suceda. Puede suceder que comience a decaer la libido y no siempre es por el hecho de que se comparta con el hijo el amor que antes era exclusivo de su pareja –ya que son dos amores totalmente diferentes y perfectamente compatibles-, sino que tiene que ver, aunque sea en una pequeña dosis, con ese dejar de ver al cónyuge simplemente como lo que es: cónyuge. Hay que llamar a las personas por su nombre, y el cónyuge sigue siendo el cónyuge, y realmente sólo están autorizados a llamarle papá, o mamá, quienes sean sus hijos. Mi sugerencia es dejar de insistir en este no tan inocente juego. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Para los hijos no es traumático entender que a la misma persona él le tenga que llamar papá, mientras que su madre le llama Antonio, y el abuelo le llama hijo. - A pesar de tener un hijo en común, conviene seguir llamando a tu pareja por su nombre o apodo habitual. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  4. A LA ESPERA QUEDO “No te vayas”, rogué. Lloré cuanto pude, amargo, incrédulo, inexperto, y repetí el deseo: “no te vayas”, pero me dejaste a solas en mi último intento, ahogado en mis propios llantos ahogados, desperdigado en miles de fragmentos, todo roto en mis adentros. No escuchaste mi concierto de amor, el redoble de las miradas, los intervalos mudos entre lágrimas y llanto; no quisiste que te emocionara mi grito ni me permitiste despertar tu conciencia, tus instintos, la humanidad; no me dejaste el sitio de perro faldero que durante tanto tiempo ocupé; te llevaste -no te castigue Dios- cuanto amor puse en tus manos, cuanto de futuro y sueños deposité en ti, todo el cielo que te fui entregando, todos los mundos que conquisté para ti y el amanecer que un día te dejé prestado. No llamo a la puerta de tu recuerdo con golpes que hablen de resentimiento, es la duda de mis posibles errores quien lo intenta, quien se asoma lastimera a tu horizonte para ver si desaparece el cielo negro que nos cubre y al grito de “no pasa nada” comenzamos a compartir nido y vuelo otra vez. A la espera quedo. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
  5. CAPÍTULO 74 - CREER QUE TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 74 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Algunas mujeres, después de haber tenido alguna relación fallida y de haber escuchado historias similares a la suya en las vivencias de otras mujeres, acaban convenciéndose de que “todos los hombres son iguales”. Antes o después –piensan- se acaba demostrando que “todos los hombres son iguales”. Y con esta afirmación errónea acaban apagando su ilusión y conformándose con uno cualquiera, ya que, a fin de cuentas, según su pesimista y equivocada idea, “todos los hombres son iguales”. Tener unas expectativas tan pobres es un agravio del que una misma es la propia víctima. La mujer debe tener un muy equilibrado y muy correcto concepto de sí misma –conviene trabajar mucho con la propia Autoestima hasta ponerla en el sitio donde debe estar-, o tener, cuanto menos, un concepto que la haga interesante a sus propios ojos para que también pueda ser interesante a los ojos ajenos. Si una mujer no está enamorada de sí misma, y no está satisfecha con su valía, difícilmente podrá mostrarlo. Con lo cual puede crear serias y fundamentadas sospechas en el hombre: “si ni ella misma se quiere, ¿por qué voy a quererla yo?”, puede pensar con buen criterio él. Todos los hombres NO son iguales, como NO todas las mujeres son iguales. Mi opinión es que la mujer antes de buscar pareja tiene que tener muy claro qué es lo que espera de un hombre, lo que le pide y lo que está dispuesta a tolerar, en lo que va a ser irreductible y en lo que va a ser flexible, lo que rigurosamente ha de ser siempre o lo que no ha de ser bajo ningún concepto. Y ser bastante rigurosa y respetuosa con las propias exigencias. Poner el listón más bien alto. Y si se le exige 100, no conformarse con 50. Si llega a 90, y se le ve con ganas de seguir mejorando, entonces sí se le puede dar una oportunidad. Todo lo anterior es aplicable, por supuesto, para ambos miembros. No todos los hombres son iguales de mediocres o egoístas. Los hay excelentes. Los hay honrados. Los hay sinceros. Los hay nobles y sencillos, claros y abiertos, respetuosos y leales, intachables y honorables, atentos y amables. Los hay encantadores y humanamente hermosos. Los hay bellos por dentro, apacibles y buenos. Los hay de alma intachable. Pero hay que buscarlos, e ir desechando por el camino a los que no estén a la altura, para no conformarse con cualquiera y, esto es importante: hay que ir a la relación con la cabeza muy alta, y con el convencimiento de que una es merecedora del mejor. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - No llegar con prejuicios a la relación. - No juzgar a la otra persona sin conocerla bien. - Cada persona es única y no se la puede valorar hasta conocerla bien. - Es recomendable no conformarse “con cualquiera” como pareja. - Si tu pareja no cumple ninguna de tus expectativas, cambia de pareja. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  6. EL SUFRIMIENTOvideo:https://www.youtube.com/watch?v=w3zG7JVPqK4El sufrimiento es una actitud evitable e innecesaria. Atrás quedaron todas las teorías que defendían los cambios mediante el sufrimiento a la vista de que se consiguen mejores resultados con el amor.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.Todos los videos están publicados aquí:https://www.youtube.com/channel/UCUNE...Encontrará artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...)Si lo desea, visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí:(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59Web con poesías y relatos:www.franciscodesales.es
  7. CAPÍTULO 73 - PASARSE AL OTRO EXTREMO – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 73 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. No es fácil encontrar el equilibrio, que es el sitio donde habitan lo justo y la ecuanimidad; en algunas casos, ciertas personas que están en una relación de sometimiento, o de una excesiva responsabilidad, de pronto deciden hacer exactamente lo contrario de lo que hacían hasta entonces y si, por ejemplo, se sentían esclavos de sus responsabilidades, o excesivamente reprimidos, abandonan su modo habitual y hacen exactamente lo contrario. Es un acto de rabia impulsiva, no controlado, y hacer lo contrario “porque sí”, sin premeditación y consciencia, sino simplemente como acto de rebeldía… no es correcto. Por ejemplo, dejan de cuidar a sus hijos, y deciden que sea entonces una chica externa sin experiencia quien se haga cargo de ellos, o que sea el hombre aunque no esté capacitado para hacerlo bien, o los abuelos que ya no están bien físicamente para esa tarea, o que sean los propios hijos mayores quienes críen a los pequeños. Otro ejemplo es el de mujeres que han estado muy encerradas en casa porque han estado criando a sus hijos y de pronto sienten una necesidad insaciable de salir, y todos los fines de semana quedan con unas amigas y vuelven de madrugada. Esto no siempre es malo, porque si forma parte de un acuerdo con su pareja, en la que ambos se reconocen la opción de disfrutar también por separado y de seguir manteniendo sus amistades y un cierto tipo de vida anterior, es correcto. Lo menos bueno puede estar en que sea ella –o sea él- quien lo decida unilateralmente, aun en contra de la voluntad de su pareja, y esto haga que la relación se deteriore o que se provoque el final. Y nunca se sabe, pero en según qué casos puede que el final sea lo mejor. Sí es cierto que para conocer el punto medio conviene conocer antes ambos extremos, pero no es necesario quedarse mucho tiempo en ninguno de ellos, y tan grave como es la sumisión a las responsabilidades –en muchos casos no voluntarias sino impuestas- puede ser la irresponsabilidad absoluta. Son malos consejeros la rabia o las pataletas, el descontrol personal o emocional, las decisiones que se toman desde el despecho, las ideas absurdas por ser infantiles o descabelladas, y la inconsciencia. Ante la presencia de cualquiera de los relacionados, más vale aparcar la decisión hasta otro momento más templado, más ecuánime, en el que se comprenda que actuar por impulsos crispados no conduce a algo positivo sino hacia el accidente de una decisión equivocada de la que se puede salir muy herido y provocando daños innecesarios a otras personas. Cualquier decisión que afecte a la relación, ha de ser medida y comedida. Justa. Y si es posible, consensuada. Y cualquier idea que comience diciendo “pues a partir de ahora…”, “ya estoy harta y…”, “voy a tirar todo por la borda”, u otras similares, tal vez sea conveniente ponerla en una cuarentena breve y revisarla un poco más adelante, con otro ánimo y otra sensatez, y entonces descartarla o llevarla definitivamente a la práctica. Cualquier decisión que se toma de un modo ecuánime y razonable es buena por lo menos para una persona. Ante las decisiones estrafalarias, sensatez. Es mejor no hacer algo de lo que haya que arrepentirse después. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Las decisiones que se toman desde un estado alterado casi nunca son acertadas. Requieren una reflexión serena y objetiva. - Pasarse al otro extremo solo “porque sí” es una irresponsabilidad. - Mientras la relación esté activa como tal, cada uno tiene sus obligaciones para con la relación y tiene que respetarlas. - Si una relación no aporta satisfacciones es mejor no seguir en ella. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  8. ¿POR QUÉ NO CONSIGO LO QUE ME PROPONGO? En mi opinión, sólo una minoría de las veces que no conseguimos lo que nos proponemos se debe a factores externos, y se debe a asuntos personales en más del 95% de los casos. Hay cosas que son imposibles y hay que aceptarlas como tales y no empeñarse en conseguirlas, porque es imposible, y porque no conseguirlas sólo nos va a aportar la correspondiente frustración que eso conlleva. De ese modo lo que era una ilusión pasa a ser una desilusión, y lo que iba a aportar satisfacción aporta fracaso. “Si no sabes dónde, cómo y cuándo quieres llegar a un lugar, entonces llegarás a cualquier sitio, de cualquier manera y en un momento indeterminado.” LO QUE ES NECESARIO PARA LOGRAR LO QUE UNO SE PROPONE - Un buen plan o proyecto, en el que se contemplen y prevean los inconvenientes que puedan surgir, para saber cómo evitarlos o cómo resolverlos. Está bien que sea desafiante, un buen resto, pero al mismo tiempo tiene que ser realista. La hoja de ruta es imprescindible. - Tener claramente definido el objetivo. El éxito o el fracaso empiezan a fraguarse en el momento en que se fija el objetivo, de ahí la importancia de repasarlo y tener claro que es posible. No confiar exclusivamente en la improvisación y no dejar el logro solamente en manos de la buena voluntad y las ganas. Tener claros los pros y los contras nos será útil para potenciar y apoyarnos en lo positivo y para estar preparados para resolver los inconvenientes. Revísalo a menudo para comprobar los logros. - Escribirlo, porque así se cosifica y tiene más consistencia, y porque hacerlo sirve para poner en orden los propios pensamientos. Escribir qué es lo que deseas conseguir –y explícalo con claridad- y cómo crees que puedes llegar a ese objetivo. Define claramente cuál es la línea roja que no vas a atravesar, o aquello a lo que vas o no vas a renunciar por lograrlo. - Poner al servicio del logro toda la voluntad, determinación, esfuerzo, perseverancia, atención, interés y dedicación que ello requiere. - Saber soportar la presión que va a ejercer en nosotros el logro del objetivo. - Trabajar en un objetivo a la vez. Si son varios, afrontar uno y después otro. Si es uno pero grande hay que dividirlo para que sea más manejable, y que cada parte resultante vuelva a ser un solo objetivo. De ese modo no abruma tanto la tarea y se puede comenzar con los asuntos más leves. A medida que uno va consiguiendo algunas cosas irá ganando en confianza. Alcanzar un logro anima ya que se cuenta como un triunfo, sin valorar el tamaño o la importancia del logro. En el interior y en la Autoestima se siente como un paso adelante que ya se ha conseguido. - Descartar lo que es claramente imposible o requiere de tantas colaboraciones ajenas a uno mismo o de tantas casualidades que lo condenen irremediablemente a la imposibilidad. - Ser objetivo. No es conveniente ser excesivamente optimista ni terriblemente pesimista. Está bien tener ánimo y confianza, pero no está bien el autoengaño. - Conviene tener un espíritu combativo, una buena Autoestima, Amor Propio, sentirse capaz de resolver lo que sea que se acomete, seguridad y fe en uno mismo. - Analizar con objetividad los impedimentos, y si uno no es capaz de hacerlo solo y puede contar con la ayuda de alguien ajeno y con experiencia, aprovecharlo. - Tener preparadas motivaciones que puedan ayudar a seguir adelante en los momentos de flaqueza. Desde amuletos a frases motivadoras y positivas, desde la fe hasta apoyos directos de familiares o amigos, cualquier cosa que para sea útil hay que usarla. Siempre emociones positivas, pero que no sean un autoengaño. - Enfocarse en el resultado pero procurando disfrutar durante el proceso. Procurar disfrutar del camino. Paciencia. Depende de qué se esté pretendiendo puede ser más rápido o más lento. No decaer. - Si se han tenido fracasos anteriores, conviene quedarse sólo con lo aprendido, pero no dejarse influenciar por ellos. Si uno arrastra la creencia de que no va a salir bien, no saldrá bien. Se llaman “profecías autocumplidas”. - Si avanzas, concédete un premio. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web sobre poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  9. CAPÍTULO 72 – DEJARSE DE LADO – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 72 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “El amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad.” -Erich Fromm- En las relaciones casi siempre se acaba renunciando a algo para que lleguen a buen término, ya que la comunión perfecta entre ambos y la aceptación incondicional del otro y todas sus circunstancias, es difícil que se den naturalmente, y para que uno se sienta un poco más cómodo el otro tiene que modificar o reconducir algún aspecto suyo. Y eso por ambas partes, por supuesto. Es bueno ser conocedor de esto, y saber que la relación puede aportar muchas cosas buenas pero va a exigir alguna renuncia. Es interesante que esas renuncias no sean graves, no afecten a los principios irrenunciables que cada uno debe tener, que no afecten a la propia dignidad, que no lleguen a convertirse en insoportables y contraproducentes, y que no hagan sentir dentro de cada uno la necesidad de venganza. Las negociaciones son vitales para las relaciones. Siendo conscientes de que va a llegar el momento en que uno va a tener que renunciar a algo, es muy conveniente y casi imprescindible obtener a cambio de ello algún tipo de compensación. Es importante sentir que lo que se recibe a cambio compensa de algún modo lo que se ofrece, ya que si no se hace así, uno va guardando cada una de esas renuncias personales en un lugar del que un día –un día explosivo en que algo, o la suma de muchos “algos”, sobrepase lo soportable- pueda sacarlas todas juntas y echarlas en cara al otro: “Mira todas las cosas a las que he renunciado por ti. Me has anulado como persona porque por ti he dejado de ser yo mismo/yo misma y he tenido que renunciar a todas estas cosas que para mí son importantes”. Cuando dos personas que llegarán a formar una pareja se encuentran por primera vez, cada una de ellas tiene una vida propia, un entorno, un modo de ser, una familia, sus amigos, unos gustos y costumbres, etc., y será muy difícil que pueda trasladarlo todo íntegramente a la relación. Alguna de las cosas no encajarán en la nueva situación. Renunciarán a seguir viviendo con su familia –con la que llevan coexistiendo toda su vida-; tal vez tengan que renunciar a la localidad o al entorno donde viven y han vivido, con todo lo que ello conlleva de renuncia y abandono; cesarán de seguir viendo con la misma intensidad y frecuencia a los amigos del lugar en el que se han criado; renunciarán a su habitación de siempre, a algunas de sus costumbres, tal vez a su trabajo y sus compañeros, quizás a alguno de sus hobbies, etc. Aunque eso se hace con amor y por amor, en el fondo, de un modo inconsciente, eso está pasando factura y reclamaciones porque se esperan compensaciones a cambio de las renuncias. Tal vez uno crea que todo eso lo cambia por “el amor”, pero no es cierto del todo: en realidad, espera algo más –aún sin definir- y no es sólo tener más felicidad –que se supone va incluida en el pack llamado “el amor”-; lo que se espera no es simplemente vivir en un sitio mejor –en ocasiones el nuevo sitio no es mejor que el que se tenía-, es otra cosa, es algo más… pero no se sabe –porque uno no se lo pregunta- qué es ese algo más. Aún sin saber lo que es, se renuncia a lo que se tiene hasta ese momento porque se supone que la relación le va a aportar algo que no tiene en ese momento. (Si, la relación también tiene una gran parte de egoísmo) Cuando uno se implica en una relación, es muy útil y valioso recordar siempre que uno era él mismo, y era del modo que era, antes de conocer al otro y antes de emparejarse. Y es mejor que no renuncie a ser y seguir siendo él mismo. Se puede renunciar a algunas cosas si se ve conveniente o es compensado de otro modo, pero no renunciar a sí mismo. Esto nunca. No se debe dejar de ser quien uno es realmente. No es congruente perderse a sí mismo por una relación. Sí está bien respetar lo que era –y sigue siendo- el otro, y que el otro respete lo que era –y es- una. Que ninguno de los dos trate de imponer al otro cosas por la fuerza, y que ninguno renuncie a algo que sepa que si lo hace le va a causar daño a la larga. Eso es un pésimo comienzo, o el comienzo del declive antes de asentar la relación. Cuando uno siente una imposición siente que le están invadiendo su libertad, y siente que no puede actuar como desea, lo que le provoca una desagradable y ofensiva sensación. Si se descubren puntos que son insalvables, es mejor renunciar a consolidar esa pareja. Si se sigue adelante, cada vez que el otro cede hay valorarlo y ofrecer algo a cambio. Que no haya deudas que reclamar. Y eso se consigue no dejándose cada uno de lado. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Conviene encontrar el equilibrio entre lo que uno tiene que renunciar por la pareja y los beneficios que recibe por estar en pareja. Y no ganar siempre pero tampoco perder siempre. - Antes que la pareja está uno mismo. Esto no hay que olvidarlo. - La pareja es una suma de dos individualidades, pero no implica la renuncia de ninguno a dejar de ser él mismo. - La pareja es un camino de evolución de ambos, no un camino de renunciar a ser cada uno él mismo. - No olvides nunca que tú eres lo más importante en tu vida. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  10. PREGUNTAS PARA PREGUNTARSE “Una pregunta apropiada encierra el potencial para cambiar el futuro de una persona para siempre”. (Anónimo) En mi opinión, es necesario enfrentarse a ciertas preguntas importantes porque hacerlo, o no hacerlo, puede cambiar sin duda nuestro futuro. Reconozco que algunas preguntas asustan. Asusta no encontrar una respuesta apropiada o asustan porque forman parte de esos asuntos personales que uno elude una y otra vez. No hacérselas, es un autoengaño. Es importante saber hacer las preguntas. Dependiendo de cómo se planteen hasta puede cambiar totalmente la respuesta. Conviene cambiar cada vez que se pueda la pregunta de “¿por qué? –que parece que sólo busca satisfacer una curiosidad- por las más profunda “¿para qué?”, ya que ésta demuestra un interés con el que podemos llegar a trascender la situación y transmutarla en lección. Lo difícil no es hacerse preguntas: lo difícil es tener paciencia e insistencia hasta encontrar respuesta. Y aceptar que puede ser simple y sencilla. O aceptar que puede ser, en este momento, imposible. Y si la hay, aceptarla, sea como sea, pero siempre como respuesta provisional, porque de ese modo no la damos por definitiva, y le permitimos que siga viva, que esté abierta y receptiva a nuevas revisiones e incorporaciones, abierta a seguir creciendo. De ese modo evitamos estancarnos. Siempre hay que preguntar -y preguntarse- para saber y conocer-y conocerse-. Estas son algunas preguntas que te pueden llevar a reflexiones enriquecedoras y a descubrimientos sorprendentes. ¿CUÁL ES MI GRAN SUEÑO? ¿QUÉ ES LO QUE NO ME GUSTA? ¿DE QUÉ ME ARREPIENTO? ¿QUÉ HE HECHO CON MI VIDA? ¿INTENTÉ VIVIR MI VIDA DE ACUERDO CON MIS SUEÑOS? ¿ME PERMITO TENER SUEÑOS Y VIVIRLOS? ¿ME DOY PERMISO PARA SER FELIZ? ¿ME DOY PERMISO PARA DISFRUTAR? ¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE QUIERO? ¿QUÉ ES LO QUE NO QUIERO? ¿QUÉ ES LO QUE NO HAGO? ¿ME DEJO VIVIR A MÍ MISMO COMO QUIERO? ¿DÓNDE BUSCAR MI ILUSIÓN? ¿ME HE RENDIDO YA? ¿SOY CONSCIENTE DE QUE DIOS ME HA RESPONSABILIZADO DE MI VIDA? ¿SOY CONSCIENTE DE QUE PODRÍA SER LIBRE? ¿CUÁNDO ES BASTANTE PARA MÍ? ¿A QUÉ PRECIO VENDO MI TIEMPO LIBRE? ¿SOY CONSCIENTE DE LA LIMITACIÓN DE HORAS DE VIDA QUE TENGO? ¿ESTOY HACIENDO EN MI VIDA Y CON MI VIDA LO QUE REALMENTE QUIERO? ¿ME DOBLEGO Y ME RINDO ANTE MIS RESISTENCIAS? ¿A QUÉ TENGO MIEDO? ¿CUÁL ES MI PRECIO? ¿POR QUÉ O POR CUÁNTO ME VENDO? ¿CUÁNDO ME PERMITO SER YO MISMO? QUÉ PASARÍA SI FUERA SIEMPRE YO MISMO? ¿QUÉ HAGO CON MI TIEMPO LIBRE? ¿QUÉ ES VIVIR? ¿BUSCO EL ÉXITO EN MI INTERIOR? ¿INCREMENTO MI RIQUEZA ESPIRITUAL? ¿PRESCINDO DE VANIDADES Y OSTENTANCIONES? ¿SOY VANIDOSO? ¿TENGO ACTUALIZADA MI ESCALA DE VALORES? ¿CONOZCO MI META Y EL CAMINO PARA LLEGAR A ELLA? ¿QUÉ HAGO POR BUSCAR MI PAZ? ¿CÓMO UTILIZO MI TIEMPO LIBRE? ¿VALORO LO SUFICIENTE MI SALUD Y LA CUIDO? ¿ME RÍO TANTO COMO QUIERO? ¿HAGO RELAJACIÓN O MEDITACIÓN? ¿PERMITO QUE SE MANIFIESTE MI NIÑO LIBRE? ¿ME DEJO VIVIR A MÍ MISMO COMO QUIERO? ¿POR QUÉ NO HAGO LO QUE DEBIERA HACER? ¿QUÉ ME FALTA? ¿QUÉ ME GUSTARÍA HACER? ¿ME ESCAPO A MENUDO DE MIS LÍMITES? ¿SALGO LO SUFICIENTE DE MIS CUATRO PAREDES? ¿DEVUELVO A LA SOCIEDAD LO QUE ME DA? ¿DISFRUTO LA NATURALEZA? ¿VIVO UNA VIDA SENCILLA? ¿SOY CAPAZ DE RENUNCIAR CUANDO ES NECESARIO HACERLO? ¿ME PREGUNTO POR MIS ASIGNATURAS PENDIENTES? ¿CUÁNDO VOY A HACER LO QUE SÉ QUE DEBO HACER? ¿CUÁNDO VOY A HACER LO QUE QUIERO HACER? ¿VIVO ATENTAMENTE? ¿CUÁNDO VOY A PARAR DE PERDER EL TIEMPO? ¿CUÁNDO EMPEZARÉ A TOMAR DECISIONES IMPORTANTES? ¿CUÁNDO DECIDIRÉ POR MI? ¿CUÁNDO ATENDERÉ MIS SÚPLICAS? ¿DE QUÉ COSAS HUYO? ¿ME INVOLUCRO SERIAMENTE EN LA VIDA? ¿HAGO COSAS IMPORTANTES? ¿ES MEJOR SER ALGUIEN QUE SER NADIE? ¿TENGO MI PERMISO PARA SER FELIZ? ¿TENGO PERMISO PARA EXISTIR? ¿TENGO PERMISO PARA TRIUNFAR? ¿TENGO PERMISO PARA SER YO MISMO? ¿ESTOY CONFORME CON MI VIDA? ¿CREO QUE ESTOY CUMPLIENDO MIS SUEÑOS? ¿QUÉ ME IMPIDE HACER REALIDAD LOS ANHELOS DE MI CORAZÓN? ¿ESTOY CONFORME CON MIS LOGROS? Hay que recordar que cuando uno se hace preguntas lo importante no es sólo encontrar las respuestas, sino lo que se hace después con esas respuestas. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  11. CAPÍTULO 71 - MINIMIZAR LOS PROBLEMAS O NEGARLOS – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 71 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. La convivencia es difícil y complicada a veces. Así que es conveniente estar preparados para saber que las contrariedades, de cualquier índole, se van a presentar, y que éstas forman una parte casi inevitable en la convivencia; que algunas son imprevisibles e inevitables, y cuando aparecen sólo queda la opción de enfrentarse a ellas con sensatez y resolverlas, o aplazarlas hasta que sea su momento adecuado, pero jamás aplazarlas continuamente, nunca usar que “no es el momento adecuado” como excusa para no resolverlas, ni tampoco hay que obviarlas u olvidarlas. Ya sabemos que en muchas ocasiones, sobre todo cuando uno está ofuscado o tan alterado que posiblemente no vea las cosas con ecuanimidad, lo mejor es contar hasta cien para empezar a ver con claridad. O contar hasta mil si uno cuenta rápido. Lo que es inadecuado, porque es una actitud inmadura y porque eso no va a hacer que desaparezcan sino que acabarán agravándolos, es minimizarlos o restarles importancia. Eso es un síntoma de falta de responsabilidad y un autoengaño para evitar el tener que tomar la conciencia auténtica de su magnitud y para tener de ese modo una mentira-excusa que mienta-tranquilice a su necesidad de resolver. Y uno de sobra sabe que tiene que resolverlo aunque no le apetezca. Aún es peor negar que los conflictos existen, menospreciarlos, o decir que no son conflictos. Conviene valorarlos en su auténtica dimensión –ni engrandecerlos ni minimizarlos-, verlos de un modo lo más desapasionado y objetivo posible –porque hacerlo así aporta la ecuanimidad y serenidad necesarias en esos casos-, y es mejor verlos entre todos los que estén implicados en ellos –si es que afectan a alguien más-, siempre con una actitud abierta y positiva –que aporta una conducta constructiva-, con espíritu optimista –que es energía pura concentrada-, y con la firme voluntad de resolverlos bien. Quedarse ciegos ante los asuntos sin resolver, o restarles importancia, incluso negar que molestan o que duele su existencia, no los va a resolver. Taparlos, aun con buena intención, es contraproducente, porque si no se resuelven, volverán a resurgir en cualquier otro momento o con cualquier otro motivo. El único modo de resolverlos es afrontarlos poniéndose frente a ellos, conocerlos en su auténtica realidad y valía –porque también puede suceder que hayamos magnificado las dificultades y no sean tan graves como aparentan-, desmenuzarlos –para que sean más fáciles de comprender y eliminar-, y tener clara y firme en todo momento la voluntad de preservarse a sí mismo de los sinsabores y bamboleos que son el regalo envenenado de los conflictos. Forman parte de la vida. Unos son ineludibles –porque vienen de fuera y no dependen de uno- y otros se pueden evitar actuando antes de su aparición, previéndolos y tomando las medidas necesarias para que no se lleguen a formar. Cuando ya son visibles, hay que proceder con firmeza y decisión, y resolverlos en vez de quedarse cobardemente agazapados a la espera de sus consecuencias. En esa valoración objetiva de las dificultades que surgen a lo largo de la convivencia, hay que tener cuidado con no adjudicar el título de “problemas” a lo que no son más que los mínimos inconvenientes lógicos de la convivencia o de la vida. No hay que ser dramáticos ni exagerados en la adjudicación de adjetivos gravosos o negativos. No hay que engordar las nimiedades. Y hay que desdramatizar la vida y sus conflictos todo lo que se pueda. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Los conflictos entre la pareja forman parte de lo que es la pareja. - Los conflictos tiene que resolverlos cada uno por su cuenta, y cuando ya sea consciente de su parte de responsabilidad y aprenda lo que tiene que aprender, entonces se han de reunir ambos para aportar cada uno su visión y encontrar entre ambos las soluciones. - Los dos miembros son socios en esta institución que es la pareja, así que ambos son responsables y ambos tiene que participar en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones a los inconvenientes. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  12. OBLÍGATE A SER POSITIVO En mi opinión, se puede hacer mucho por uno mismo cuando uno se estanca en los momentos oscuros –que aparecen lastrados por un pesimismo o una tristeza que cambian el color auténtico de la realidad-, porque hay actitudes que podemos decidir por nuestra cuenta ya que son fruto de una decisión personal. Muchas veces somos inconscientes y actuamos sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo y cómo estamos actuando, y parece que se nos olvida la posibilidad de decidir y hacer lo que realmente queremos hacer. El optimismo/pesimismo y la felicidad/ infelicidad son actitudes que uno toma ante la vida y que uno mismo puede cambiar si se lo propone firmemente. Si uno no lo consigue por sí mismo, siempre tiene la muy recomendable opción de ponerse en manos de un psicólogo profesional que le ayude. La actitud pesimista o infeliz -como principio para afrontar las cosas- marca claramente el resultado, que nace ya predispuesto y casi decidido por esas condiciones adversas. La disposición del ánimo es muy importante y determina de un modo directo el resultado. Insisto en que es una decisión propia desde qué postura se quiere afrontar la vida y lo que nos vaya sucediendo en ella. Uno puede tomárselo todo con la filosofía de que es inútil oponerse a lo inevitable y que es absurdo enfrentarse a ello y que lo más sensato es aceptarlo, o puede hacerlo con la claridad mental de que uno mismo y su salud emocional están por encima de cualquier circunstancia temporal que acontezca y por tanto ha de impedir que le afecten ciertas cosas, o puede tener la claridad mental y la objetividad necesarias para aprender a desdramatizar las cosas que nos van pasando y comprender que nada es tan grave como aparenta (y en muchas ocasiones es uno mismo quien hace un drama de un acto cotidiano que podría pasar desapercibido si no se le diera ese poder de afectar o hacer daño) y de ese modo tendrá la muy positiva habilidad de relativizar las cosas y valorarlas en su justa medida. La vida es la vida, sin más, y lo que pasa es lo que pasa, sin adjetivos ni definiciones. Lo que aporta gravedad a lo que nos pasa es lo que nosotros decidimos hacer con eso que nos pasa, que lo mismo podemos dejarlo ir sin preocuparnos que podemos hacer con ello un drama equivalente al fin de mundo. Es uno mismo, controlando su propia mente, decidiendo con objetividad, actuando con ecuanimidad, quien pone las cosas en su sitio real. Así que… será mejor elegir el positivismo para vivir con mejor talante y de un modo más relajado y feliz. Tal vez sea necesario, al principio, proponerse o imponerse un modo optimista de ver las cosas o de encontrar la mejor cara a lo que vaya sucediendo. Tal vez sea necesario obligarse a ser de ese modo que tanto nos va a beneficiar. Tal vez uno tenga que corregirse a sí mismo en su modo habitual de tomarse las cosas, y ante la mínima presencia de la infelicidad o el negativismo hacer que su parte más optimista tome el mando. Tal vez haya que ir cambiando el propio auto-concepto y empezar a valorar más las cosas buenas que uno tiene y en eso ayuda mucho hacer un listado donde aparezcan todas las que uno descubran por sí mismo y las que le ayuden a descubrir los demás. Van a aparecer más de las que suponemos… si es que somos justos y actuamos con justicia. Conviene tener muy presentes todas esas cosas que nos inyectan sentimientos positivos, como la música que nos hace bailar y cantar –y además nos deja la sensación, no siempre cierta, de que lo hacemos bien-, las cosas que nos hacen felices y las que nos gustan o nos cargan de optimismo. Ser amables con los otros nos devuelve un agradecimiento por parte de ellos que conforta a nuestra alma. Escuchar o ver cosas de humor nos predispone a ver la vida de otro modo menos dramático. Rodearnos de gente afectiva nos carga las baterías del amor. Ocupar la mente con cosas agradables que venzan a cualquier pensamiento funesto que aparezca es la mejor terapia de salud mental. Conviene evitar lo que nos deja una mala sensación y nos hunde, la gente negativa, las músicas tristes cuando uno se encuentra mal, pensar en cosas dolorosas o que invitan al llanto, regodearse en la pena, quedarse sólo con la parte negativa de nuestro pasado y presente. Conviene ser listo y darse cuenta de los perjuicios de la negatividad y los beneficios del positivismo. Y como resultado de esta observación, y la posterior reflexión correspondiente, podemos hacer una modificación en nuestro modo habitual de vivir y de ver la vida, podemos inyectarle/inyectarnos humor, optimismo, positividad, alegría, ilusión, gozo… podemos llenarla/llenarnos de un estado de ánimo y beatitud sobre el que fructifique un nuevo modo de ser más de acuerdo con nuestro Ser. El positivismo gana. Siempre es la mejor opción… mientras que no se confunda con la irresponsabilidad de ver de color de rosa lo que no es de color rosa. No es bueno ver sólo el lado favorable y negar el menos favorable de las cosas si también lo hay. Es bueno ser positivo… pero objetivo. Te invito a que, si aún no lo ocupa, le proporciones un lugar de honor en tu vida al positivismo. Ya has oído muchas veces eso de “El verdadero secreto de la vida es saberle sacar lo positivo a lo negativo”, o “El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”, o la rotunda “Sueña en grande, piensa en positivo, disfruta el momento, ama tu vida”. La vida vista desde el optimismo, te lo garantizo, es mejor. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  13. CAPÍTULO 70 – TENER EN CUENTA SÓLO LOS INTERESES DEL OTRO – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 70 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “Es conveniente no olvidar que uno mismo es su responsabilidad primordial”. Pensar que los demás se van a sentir perjudicados por la decisión de cancelar la relación -por ejemplo- y por esa razón no llevarla a cabo, aun cuando uno esté absolutamente convencido de que es lo mejor y es lo que quiere y es necesario, muy posiblemente sea una equivocación. Si la razón que se utiliza -por ejemplo- es no querer que los hijos estén sin un padre pero estando el padre en casa lo que ven es una relación incómoda o violenta entre los cónyuges, y nada de amor y caricias, nada de compartir risas y momentos de felicidad, conviene saber que con esa decisión se les está haciendo un gran daño que puede llegar a ser irreparable. Porque los hijos, mientras observan cómo conviven sus padres, están aprendiendo también lo que es una relación de pareja, y si es un desastre de relación lo que ven en su casa, cuando llegue el momento en que tengan que formar su propia relación de pareja copiarán el modelo que vieron en su casa –porque les puede parecer que eso es “lo normal”- e irán predispuestos al desamor y la falta de entendimiento, a formar una pareja desastrosa. Por ejemplo, ellas puede que aprendan en su hogar, durante la infancia, que tienen que ser sumisas y sacrificar su felicidad por el bien de los otros, como vio que hizo su madre, y ellos puede que aprendan que no es necesario respetar y cuidar a las mujeres, y por esas actitudes ambos estarán criando hijos condenados al fracaso. Uno no debe olvidar la responsabilidad implícita en la vida que es hacer de ella un motivo del que sentirse orgulloso. Es bueno que uno tenga claro lo que es y lo que no es egoísmo, que tenga claro que merece ser feliz, que sepa defender de un modo asertivo sus derechos, que entienda que no siempre el otro o los otros tienen prioridad, que se defienda y se preserve, y tener claro que pensar en uno mismo es un acto de Amor Propio que le dignifica y le eleva… si no lo confunde con el egoísmo insano. Es bueno que uno sea consciente de que pensar en sí mismo tiene prioridad, y que ha de hacerlo de un modo tal que se sienta satisfecho de hacerlo, que no le asalten remordimientos innecesarios, que no le afecten las voces de los egoístas ajenos reclamando lo que consideran sus derechos pero que no son más que sus deseos. Es bueno entender sin fisuras que cuando uno deja de pensar exclusivamente en los intereses del otro, o de los otros, para dar preponderancia a los suyos propios, está haciendo lo justo, lo que es correcto en justicia. Siempre que se obre desde la justeza, hacerlo así es lo apropiado. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La asertividad es una herramienta excelente para ejercitar los derechos propios. - Cuando uno hace algo por el otro por propia voluntad, es amor. Si lo hace por imposición, es servilismo. - Los derechos del otro acaban donde comienzan los propios. - Atención a los que confunden ser buenos con ser tontos. Hay que cuidarse de ellos y evitarlos. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  14. CAPÍTULO 69 - PERMITIR QUE EL AMOR SE CONVIERTA EN ODIO - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 69 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Es posible que el amor que hubo y desapareció llegue a convertirse en una notable falta de interés, pero, por respeto a la persona que fue antes fue amada, o por respeto al amor que hubo, es mejor cortar la relación antes de que llegue hasta el desamor más duro, ese que puede llegar hasta la crueldad desalmada, hasta el odio extremo, o hasta el deseo de la mayor maldad y los mayores infortunios contra el otro. Maldad que incluso puede llegar a hacer daño a uno mismo, como todas las maldades, porque en otro momento posterior más sereno, cuando haya pasado un tiempo y comience a aparecer la calma, tal vez la persona tenga que cargarse, además, con el punzante peso del mal que hizo intencionadamente. Las relaciones pueden llegar a ser muy complicadas y en muchas ocasiones sólo el amor o el cariño permiten que sean más llevaderas, porque ayudan a que ambos sean comprensivos, amables, pacientes, o empáticos. Es bueno mantener el cariño vivo si la relación muere porque, lógicamente, hay que ponerle un final a todo lo que acaba, y conviene hacerlo bien. Con esto quiero decir que –generalmente- el otro integrante no va a desaparecer evaporándose y llevándose todos los recuerdos de forma que no quede nada de su paso. Para mal, o para bien, va a seguir activa la relación durante un tiempo, o durante el resto de la vida, así que es mejor –por y para uno mismo y también por y para el bien de ambos- tratar de hacer que el contacto con el otro y con sus recuerdos sean respetuosos, para evitarse perjuicios y dolores. Lo contrario al amor no es el odio, como algunas personas suponen, sino la indiferencia. Cuando una persona resulta indiferente no se siente hacia ella ni pasión ni repugnancia, así que es el estado ideal para tratar con quien fue la pareja y ya no lo es, para evitar que remueva todos los sentimientos. Es más sencillo -y más cómodo y menos hiriente para uno mismo-, comenzar a envolverle en una capa de indiferencia para que al nombrarle o recordarle todo sea más manejable. ¿Cómo?, teóricamente es sencillo: no permitiendo que nos altere, tratando de comprenderle y comprender sus errores lo mismo que hemos de comprender los nuestros, enviándole amor –sí, soy consciente de lo que he escrito y no me he equivocado-, dándole libertad y permiso desde el corazón para que siga su vida. Desapegándose. Si no salió bien, es mejor desligarse del asunto lo más rápidamente posible antes de que se convierta en hiriente y destructivo. Odiar no sirve para nada bueno. Resulta más perjudicado quien odia que quien es odiado. Odiar requiere una tensión de rabia y un gasto de energía y de atención que se puede dedicar a otra cosa más positiva y benefactora, y además impide actuar inteligentemente. La indiferencia es lo adecuado. Tratar de despojar al otro de cualquier sentimiento positivo o negativo que se tuviera hacia él o hacia ella, y de este modo quitarse un gran peso emocional de encima. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - No acumular rencor: es autodestructivo. - Odiar es un gasto innecesario de tiempo y energía. - Pensar que mientras uno amó al otro fue feliz. - El otro es un Ser Humano y se merece comprensión. No necesita nuestro odio cuando ya posiblemente tenga el suyo propio. - Cuando uno se separa se queda consigo mismo, o sea con la mejor parte. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  15. LO DESAGRADABLE DESPIERTA LA CONSCIENCIA En mi opinión, hemos llegado a aceptar que hay, básicamente, dos cosas que podemos hacer con el sufrimiento. Una de ellas es positiva, porque incluye extraer una lección de las experiencias –que sólo aprenden los que quieren aprenderla- y otra que es inútil porque sólo aporta cosas desagradables. Con respecto a las que aportan enseñanza, nos dicen que nos alegremos cuando ocurren –pero resulta casi imposible salvo que seas masoquista- porque nos van a ayudar a crecer. Dicen que logran que salga a la luz algo que ya estaba pero se mantenía en el inconsciente. Algo que nos estaba doliendo o preocupando, sin saber el origen y por tanto sin poder resolverlo. La recomendación, cuando se presentan esas situaciones ingratas, es poner toda la consciencia alerta en ese momento que se está viviendo, sin negar nada de lo que aparezca, sin rechazar ningún dolor, sólo tratando de ver cómo y dónde y porqué reaccionamos de ese modo, qué se está removiendo, qué o quién dentro de nosotros nos hace creer que esa experiencia no es buena y qué o quién nos quiere sacar corriendo de ella, cuando lo recomendable es permanecer, atentos, sin aportar nada y sin pretender acortarla. Sólo observarse en las emociones y en nuestra reacción. La reacción es la respuesta que alguien aplica ante un determinado estímulo. Esto quiere decir que para cada estímulo tenemos una respuesta automática preparada que salta sin que nosotros intervengamos conscientemente. Puede ser una respuesta que se fraguó hace mucho tiempo y no esté actualizada y por eso puede que no sea la adecuada en ese momento. Por eso no son buenas las reacciones, porque no suelen estar actualizadas y porque no son decisiones tomadas conscientemente y adecuadas para cada situación concreta. Si reaccionamos siempre igual ante las emociones ingratas las convertiremos en los sentimientos que después nos pueden proporcionar sufrimiento. Si no profundizamos en porqué nos producen esa sensación de disconformidad, no responderemos del modo que es adecuado. Aplicaremos la vieja fórmula, igual siempre y para todo, cuando lo adecuado es recibir le emoción, experimentarla, tratar con ella desde nuestra situación personal y evolutiva de este momento y saber con la mayor claridad posible su significado. Las emociones son para vivirlas. Es mejor no rechazarlas sin contactar con ellas. Somos Humanos, somos sensibles, y las emociones tienen que tener, sin duda, un sentido en nuestra vida. Las agradables son más fáciles de afrontar. Las desagradables, causan miedo o rechazo. Nos queremos poner a salvo de ellas huyendo y con ello nos perdemos lo que nos quieren enseñar o recordar. Aunque soy muy racional y necesito que las cosas tengan una lógica o un sentido razonado y comprensible, no he tenido más remedio que rendirme ante las situaciones dolorosas que se van presentando en mi vida. No tengo más remedio que aceptar, a mi pesar, que aparecieron en el momento preciso, cuando sí estaba preparado para ellas aunque las rechazara y pensara que me sobrepasaban y no iba a poder con ellas. Tras el debacle inicial que me provocaban, cuando dejaba de oponerme se creaba un ambiente propicio para que saliera a la luz lo que cada emoción esconde. Y todas van directamente a donde tienen que ir en ese momento de la vida. Debo reconocer que cuando ya he resuelto bien cada una de esas situaciones no he tenido más remedio que añadir la aclaración de “aparentemente” y llamarlas “aparentemente dolorosas”. Enriquecedoramente dolorosas. Aparentan ser ingratas, duras, indeseadas, pero es nuestra oposición a vivirlas quien les adjudica esas calificaciones. Suceden, así que es mejor recibirlas con los brazos abiertos y una sonrisa. “¿Qué me tienes que enseñar?” Esta es una pregunta que acompañada de una sonrisa nos puede hacer más fácil el tránsito por la experiencia. Y es mejor abrirles la puerta y acogerlas y escucharlas desde la intención de aprender porque queremos aprender y que no se conviertan en una guerra donde partimos como perdedores. Defiendo mucho eso de que no hay que oponerse a lo inevitable y que es mejor colaborar. Y no nadar contra corriente porque es mejor dejarse mecer tranquilamente por las aguas. Al final no queda más remedio que aceptar que lo que realmente vale, porque enseña, es experimentar las cosas y no teorizar sobre ellas. Tenemos mucha información que vive en lo etéreo de la mente y que sólo pasa a formar parte integrada de nosotros cuando las vivimos. ¿Para qué oponerse entonces a eso que aparenta ser desagradable? Mejor abrirse a la experiencia, con la atención vigilante y sin prejuicios. Y preguntarle/preguntarnos cada vez que sea necesario “¿qué me tienes que enseñar?” Si uno tiene fe en su Dios o confianza en la vida o la idea de que vivir requiere atravesar unas situaciones para aprender de ellas y evolucionar, las situaciones desagradables son el mejor momento de demostrarlo. Será bueno para ti que ahora lo entiendas de otro modo y aceptes que, dado que se van a presentar, es mejor afrontarlas con afán de aprender que con la rabia o el dolor encendidos y el sufrimiento como aliado. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  16. CAPÍTULO 68 - PERMITIR QUE UNA RELACIÓN FALLIDA ANULE EL FUTURO SENTIMENTAL - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 68 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Fracasar como pareja no es fracasar como persona. Y no hay que añadir comentarios. No necesita explicación. Sólo comprenderla e integrar la frase. Puede que uno no encaje “en esa pareja”, pero sí puede encajar y bien en otra. Me parece muy atinada esta frase: “Nos resultaría mucho más fácil olvidar las cosas desagradables si no insistiéramos tanto en recordarlas”. Ante una ruptura sentimental, y una vez que se han resuelto todos los asuntos iniciales derivados de la misma, y se ha aprendido la lección que haya que aprender, lo mejor es pasar página, a todos los efectos, y centrarse en el presente y en lo porvenir. LO MEJOR ES DESOCUPAR LA VIDA, LA MENTE Y EL CORAZÓN, PARA QUE PUEDAN SER OCUPADOS POR OTRA PERSONA. De nada sirve quedarse en una situación lastimera o quedarse estancado en un sufrimiento innecesario que sólo aporta tristeza y una merma continuada de la Autoestima. Peor aún es enzarzarse en un reproche continuo contra uno mismo por no haber tomado antes una decisión, por haber aguantado lo que no se tenía que haber aguantado, por no haber acertado al escoger pareja, por esto, por lo otro, o por lo que sea. Eso es peor. Leí un cuentecito de Tony de Mello, que, resumiéndolo mucho, contaba que una mujer estaba junto a otras tres personas en un vagón de tren con literas. Un señor le cedió la litera inferior a la mujer y él subió a la de arriba. Al poco de acostarse, ella empezó a quejarse: “¡Ay, qué sed tengo, Dios mío!, ¡qué sed tengo!” y estuvo así durante mucho tiempo hasta que, por no seguir escuchándola, ya que no le dejaba dormir, el hombre se bajó, fue al lavabo, y le trajo un vaso lleno de agua. La mujer lo bebió y se lo agradeció mucho. Subió de nuevo a su litera y, cuando ya estaba a punto de dormir, escuchó a la mujer decir: “¡Ay, Dios mío, qué sed tenía!” repitiéndolo una y otra vez incansablemente. De nada sirve repetirse una y otra vez lo que pasó, echárselo uno mismo en cara, darle vueltas en una espiral de reproches, lamentarse y lamentarse, siempre lo mismo, una vez y otra vez… con ello se lastima uno, se hunde más, no saca nada positivo, y amarga a sus seres queridos que ven que no avanza ni sale de su frustración y hace de su vida un lamento continuo. Lo que pasó ya pasó y no se puede cambiar el hecho histórico. No se puede ir atrás a modificarlo. Sí se puede modificar el sentimiento por lo que pasó, y en muchísimas ocasiones es más extremado el sentimiento que asociamos al hecho que la propia realidad, y nos puede resultar más fácil olvidar la realidad que el sentimiento que dejó. Uno puede darse cuenta de lo que pasó, puede tomar la determinación de hacer lo necesario para que no se repita, puede pedir perdón a quien lastimó -si lo considera necesario-, pero nada más. La obligación es seguir adelante como sigue la vida. El pasado tiene que quedarse en su sitio y no ocupar también el presente. Y menos aún llevárselo hasta el futuro. Y permitir que eso que pasó amargue el resto de la vida y condene a ser un desgraciado perpetuo es de una injusticia abrumadora y desproporcionada. Si falló la relación, ¡qué se le va a hacer!, ya no tiene remedio. Cabeza alta, corazón entero y en su sitio, y adelante. Si alguna persona está en esta situación, que se quite la corona de espinas; que se mire al espejo de frente, con sinceridad y con amor; que recurra a alguien que le quiera y que reciba sus ánimos; que piense en la gente que quiere y que le quiere; que se pregunte de corazón qué está haciendo con su vida, a quién beneficia y a quién perjudica con su actitud; que rebusque en su interior el amor que se tiene –que algo tiene que quedar- y que se proponga firmemente sacarse de esa pena negra e integrarse a la vida, que la está esperando con los brazos abiertos. Y que no descarte la posibilidad de recurrir a un especialista que le ayude a distinguir el verde esperanza en su paleta de colores enlutados, pero jamás estancarse, jamás poner frenos a la propia vida. Hay que rescatar al héroe que todos llevamos dentro, ese semidios que está deseando que se le pida su colaboración para ponerse a ayudar. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Está muy claro: fracasar como pareja no es fracasar como persona. - El hecho de que no haya salido bien una relación no quiere decir que uno no esté capacitado para las relaciones. - Tener cuidado de ser justo y no culpabilizarse nada más que de la parte que le corresponda si una relación no sale bien. - Está bien sacar un aprendizaje de las experiencias fallidas, para no repetirlas, pero hay que darse una y otra vez la oportunidad hasta encontrar la relación satisfactoria. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  17. ¿CON CUÁL DE LAS TRES POSTURAS EXISTENCIALES TE IDENTIFICAS? En mi opinión, las tres opciones ante la vida que Joana le plantea a Max en la película “La ciudad de la alegría”, merecen una atención seria y una respuesta que nos podría clarificar bastante el sentido que le estamos dando a nuestra vida. “Creo que en la vida sólo tenemos tres opciones: huir, ser espectador o comprometerse”. En realidad estas opciones son posturas existenciales ante la vida. Por lo general nos estancamos en uno de estos modos de ser y actuar, si bien es cierto que ocasionalmente se puede cambiar de un estado a otro en función del asunto que se trate. Y esto último puede ser lo más apropiado, porque se dan situaciones ante las cuales la mejor o la única opción es HUIR. En otros casos es suficiente con ser un ESPECTADOR aséptico y objetivo que no necesita profundizar más en lo que esté pasando. En otras muchas ocasiones, COMPROMETERSE es imprescindible. HUIR Huir es alejarse y corriendo, pasar de largo, no querer detenerse por no querer implicarse en lo que estemos viendo… porque no lo queremos ver. Es una forma de no vivir la vida con la atención y la dedicación que requiere. La atención es imprescindible en un Proceso de Desarrollo Personal y para dedicarle a la vida una atención real se requiere parar, observar, comprender, se requiere darse cuenta y reflexionar, se requiere ver, tocar, sentir, emocionarse, dejarse empapar. Huir es ser cobarde. Ser irresponsable. SER ESPECTADOR El espectador mira con más o menos atención, pero se fija. Se detiene para fijarse. Observa, aunque no siempre acompaña esa observación de una interesante y nutritiva reflexión. No se implica. Esta postura, contenida, tiene su parte buena pero no es la adecuada. Cada situación provoca una emoción y esa emoción requiere una acción, así que quedarse en la simple observación, en esa pasividad como indiferente, no aporta nada positivo al espectador. Y parece que el paso siguiente ante esa inactividad y falta de implicación más que la indiferencia es la huida. No implicarse es una forma de huir. Quien no se implica, mira pero se va. No vivencia, no se involucra en la vida ni en su vida. COMPROMETERSE Comprometerse es adquirir un compromiso, una obligación deseada, es implicarse con consciencia. Es realizar la voluntad propia ante una situación llevando a cabo la realización de un deseo personal. En el Desarrollo Personal, comprometerse es decidirse por un Camino, pretender una Meta, evolucionar, y eso requiere de la presencia propia plena y consciente, del esfuerzo e intervención personal para alcanzarlo; cuando se alcanza, eso se incorpora, pasa a formar parte de la persona. No implicarse en un compromiso indica un miedo –o una cobardía- que requieren ser descubiertos y rebatidos, porque la casi totalidad de miedos –y cobardías- carecen de una base real que los mantenga vivos. El miedo al compromiso es una invitación a descubrirse. El compromiso es una forma de VIVIR la vida del modo deseado, de poder realizar los deseos verdaderos, de alcanzar satisfacción en la relación con uno mismo. Y es ahí donde uno se demuestra su responsabilidad: uno se auto-impone una obligación que ha de cumplir porque es un pacto que merece todo el empeño, incluso el sacrificio y el esfuerzo necesarios. Así se consigue afianzar el lazo que une la persona con el Ser. La dignidad y el Amor Propio son argumentos esenciales o estímulos que empujan hacia adelante en los momentos de flaqueza. Comprometerse con las vidas -la vida en general y nuestra vida-, es comprometerse con uno mismo. Y esa es la postura más honrada e íntegra. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  18. CAPÍTULO 67 - DAR VUELTAS A LO MISMO - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 67 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Cuando una persona está atravesando una situación que le ha sido dolorosa, es habitual –lo que no quiere decir que sea lo correcto- darle vueltas y más vueltas a lo sucedido para tratar de entenderlo. En general, en la mayoría de los casos, lo que se hace es estancarse en un punto e insistir machaconamente dando vueltas a lo mismo y sin avanzar. Muchas veces parece que son más las ganas masoquistas de regodearse en el dolor y sentirse víctima que las de salir de ello, porque los pensamientos se repiten, los mismos, de un modo obsesivo, y no se levanta la vista, o no se activa la comprensión para ver qué hay más allá; no se intentan nuevos caminos, no se pone uno en otro lugar para ver con una perspectiva distinta, no se aplica la ecuanimidad. No. Uno se convierte en un burro con orejeras –que impiden ver otra cosa- que da vueltas a la noria y a cada vuelta que da regresa al mismo punto, cuando esos mismos pasos le hubieran podido servir para acercarse al otro –o a la solución- o para hacer un viaje más satisfactorio. Mucho tiempo después de “estar pensando” –que no es cierto que esté pensando- uno se puede dar cuenta de que no se ha movido del sitio. Está en el mismo sitio del principio pero más frustrado porque ni ha resuelto ni ha comprendido. La recomendación, cuando llega el momento de revisar un asunto que se trata de resolver, es quedarse lo más distante y lo más desapegado posible de la cuestión, como si uno no estuviera involucrado y no tuviera nada que ver con ello. Lo bueno sería escucharse a sí mismo lo que le está pasando pero estando fuera de sí mismo, como si un amigo lo estuviera contando. Es muy frecuente que cuando alguien escucha los conflictos de otro es capaz de encontrar la solución con más facilidad que el sufriente, y eso se debe a que “el problema” es del otro, y por eso uno se puede quedar más desafectado y verlo con imparcialidad, sin la tensión o la presión que se impone cuando uno es el afectado. La dificultad de encontrar la solución adecuada cuando se trata de un asunto personal se debe a que esa solución puede afectar a la economía, a las emociones o los sentimientos, al trabajo, a la vida, a los seres queridos, al futuro… y eso crea una gran tensión porque uno está muy involucrado y tanto puede ser el beneficiario –si lo hace del modo adecuado- como el sufriente –si no lo hace del modo adecuado-. En este estado, con esta tensión y responsabilidad, desaparece la serenidad que pone las cosas en su sitio y permite verlas como son. Mi sugerencia es parar, hacer un alto y salirse del conflicto. Dejarlo aparcado un momento. No hay que preocuparse: no va a desaparecer y esperará hasta que uno vuelva a él. Pero no hay que aplazar mucho la vuelta. Preservarse. Protegerse. Ponerse a salvo. Cuidar la salud mental. Aposentar las emociones y calmar los sentimientos. Así es como se pueden encarar los asuntos que haya que ver. La conciencia calmada. La única responsabilidad es salvaguardarse de cualquier hecho que pueda desequilibrar y afectar gravemente. Uno está muy por encima de los hechos externos que le afecten. Uno tiene que protegerse como indica el instinto de conservación. Uno tiene que defenderse de las fuerzas contrarias. De todo lo que atente contra la paz interna. Sí, ya lo sé: esto queda muy bonito, muy filosófico y muy teórico, pero es difícil de llevar a la práctica. Y estoy de acuerdo con todo, incluso en que es difícil. Pero difícil no es lo mismo que imposible. Regreso a esto que es algo que cuesta mucho meterse en la cabeza: preservarse. Dejar que los conflictos externos afecten a la paz es un atentado contra Uno Mismo. No sirve para nada. Se crea mayor tensión y se obnubila la capacidad de ser ecuánime y sensato. Preservarse. Protegerse. Cualquier conflicto que surja en la pareja se ha de dialogar entre ambos y desde la serenidad, no empeñándose en defender la postura personal sino buscando la que sea mejor para la relación. Hay que asumir que mientras ambos estén interesados en mantener viva la relación, ésta está por encima de las individualidades. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - En las conversaciones para resolver asuntos de pareja hay que recordar que el objetivo es encontrar soluciones y no empeñarse en mantener una postura personal sin atender otras posibilidades. - No hay que conformarse con una respuesta cualquiera. Hay que buscar la adecuada atreviéndose con otras posibilidades y otros caminos. - Pensar es un acto creativo en el que aportar todas las ocurrencias posibles para después hacer una criba y seleccionar la más adecuada. - Si después de dedicar mucho tiempo a la búsqueda no se encuentra lo que se busca, estará bien recurrir a opiniones externas. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  19. AUTOEXIGENCIA: ASPIRA A LO MÁXIMO Y NO A LO IMPOSIBLE. En mi opinión, a veces somos demasiado optimistas cuando nos ponemos a hacer planes ya que la imaginación y nuestros buenos deseos no siempre son conscientes de las limitaciones que luego nos impone la realidad. Hablo con muchas personas que se sienten realmente frustradas porque no han alcanzado sus sueños: se les han convertido en pesadillas. Y eso es lógico en muchos casos, porque imposible es imposible. Los expertos dicen que la búsqueda de la perfección no compensa el esfuerzo que requiere, que es mejor aprender a disfrutar de la imperfección, y que vale más la tranquilidad de conformarse con un 8 o un 9 que la desesperación y el sufrimiento que provoca alcanzar –o intentarlo- un 10. Quien se empeñe en no conformarse con menos de un 10 –o con la perfección absoluta- hará bien en preguntarse quién demanda eso, de dónde surge esa desesperada necesidad, si acaso es un asunto del ego que logra esclavizarle y que se pregunte si la obsesión por esa aspiración le perjudica más que le beneficia. Detrás de esa búsqueda de la perfección puede estar uno de los impulsores del Análisis Transaccional que se llama SÉ PERFECTO. El perfecto aspira al 10 siempre, pero su insatisfacción es perenne; tras alcanzarlo –si es que lo alcanza- buscará el 10.5 y eso le llevará a la desesperación y la infelicidad. Ninguna perfección le parece suficientemente perfecta. Cuando uno aspira a lo máximo, que es una muy noble aspiración, tiene que ser consciente de algo que ha de añadir a su deseo: “que esté dentro de mis posibilidades y limitaciones”. La máxima aspiración personal no ha de convertirse imprescindiblemente en lo máximo a lo que sí pueden acceder otros, sino lo que uno puede dar de sí con todo su esfuerzo. Si lo máximo que uno puede escalar con sus limitaciones es una cumbre de 3.000 metros, que no se sienta fracasado por no alcanzar a la cima del Everest y sí orgulloso de su 3.000. La autoexigencia si es “buena” –razonable y ni obsesiva ni exorbitante - está muy bien, porque empuja hacia la perfección en los hechos y el mejoramiento personal. Ella no es mala, lo que puede ser mala es la forma en que la manifestamos y la aplicamos. Si es constructiva y motivadora, si reconoce los aciertos y avances y hace propuestas interesantes para mejorar lo que es posible mejorar, y si no nos presiona excesivamente aunque sí lo haga con firmeza, es buena. Si es déspota, agresiva, desagradable, si sólo ve y magnifica los errores, si no comprende que cada “fracaso” es solo un hecho aislado y externo y no es la persona, si nos trata con respeto, si nos plantea unas exigencias y metas imposibles de lograr, es una mala autoexigencia. La intención de la autoexigencia es buena. Siempre plantea hacer algo mejor. Bien. Las formas en cómo nos relacionamos con ella y cómo nos trata a nosotros es lo que quizás no esté tan bien y nos puede llevar directa e inevitablemente al estrés y a una sensación negativa y triste de fracaso. Tal vez nuestra tarea sea reconducir nuestra relación con ella. Se puede mejorar la comunicación con nosotros mismos en ese aspecto, y ser más asertivos, más cariñosos y comprensivos, más respetuosos. Tener los pies en la tierra y la cabeza asentada. Se pueden redefinir los objetivos y los deseos, planificarlos para que sean realistas, motivadores y alcanzables, siendo muy conscientes de nuestras limitaciones. De lo que se trata es de aplicar lo que ya sabías y lo que hayas podido aprender o ver con claridad ahora, y que sólo apliques lo positivo y evites lo que te puede perjudicar. Tal vez ahora tengas una visión más centrada y seas consciente de que se puede volver contra ti el modo de afrontar tus objetivos y deseos y valores bien la automotivación relacionándola con la autoexigencia. Lo segundo si el apoyo de lo primero puede estar condenado al dolor y el fracaso desde antes de empezar. Una autoexigencia buena es enriquecedora, una autoexigencia mala es tu peor enemigo. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  20. CAPÍTULO 66 - SER POCO REALISTA EN EL AMOR. - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 66 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Tuve que abreviar el título original de este capítulo, que es el que contenía lo que quería decir en este capítulo: SER ABSORBENTE, CELOSO, DESCONFIADO, AGRESIVO, POCO RESPETUOSO, HIPERCRÍTICO, NARCISISTA, EGOCÉNTRICO, IRRESPONSABLE, AUTORITARIO O POCO REALISTA EN EL AMOR. Porque ser cualquiera de estas cosas, u otras similares, le ponen a uno muy lejos de lo que debiera ser una relación igualitaria, una relación en la que ambos se comprometen a entregar de un modo incondicional lo mejor de sí mismos. Si cualquiera de estas cosas ya son desagradables en una persona ajena a nosotros, se multiplican cuando el perjudicado por ello es la relación, ya que ésta ha sido elegida por voluntad y decisión propias, y esto no hay que olvidarlo nunca. Se trata de eliminar de la relación cualquier tipo de hostilidad o conflicto que haga desagradable la convivencia y de evitar cualquier enfrentamiento, ya que si dos personas se aman y tienen intención de seguir amándose, no es necesario entrar en una competitividad de quién es más o menos en cualquier asunto, ni de herir al otro aunque sea con una rozadura leve de agresividad, ni con actuaciones o palabras que lleven camuflado un poco de veneno. De lo que se trata es de aportarse ambos, de darse sin medida, de facilitarse las cosas, de confiar plenamente, de poder descansar en el otro y poder contarle todo lo que se siente o se vive, y no se trata de convertirse en enemigos aunque sea disimuladamente. En definitiva, se trata de amar. Y amar no lleva entre sus ingredientes nada de lo que aparece en el título de este apartado. Si se persiste en cualquiera de esas actitudes es mejor cambiar, pero si no se cambia, tal vez sea mejor dejar de seguir siendo una pareja porque se le está faltando al respeto al otro y a lo que han instituido entre ambos. Si uno de los dos está siendo alguna de las cosas del título, no es la persona de quien el otro se enamoró, ni es la persona que conoció y de la que se enamoró, ni está cumpliendo lo que ofreció, ni está realizando la parte del acuerdo –aunque no esté escrito- de vivir juntos para vivir bien o para vivir mejor. Cada uno tiene la responsabilidad de mejorarse, por sí mismo y por la pareja, así que conviene insistir en el perfeccionamiento. No se ha de olvidar que si cohabita juntos es para vivir la felicidad que uno ya tenía más la felicidad que el otro aporte. Y el otro está esperando lo mismo. El amor es un sentimiento y no es algo material con lo que comerciar. Sólo admite la pureza de su naturaleza, y todo lo que le manipule está atentando contra sus principios. En cuanto uno se aleja de su esencia y empieza a entrometer emociones perversas, contaminadas por los miedos o el egoísmo, manejándolo como un arma o un elemento de chantaje emocional, deja de ser amor. Si no se vive la parte amorosa de la relación sin dejar que se entrometan los egos, se corre el riesgo de contaminarla y que muera por ello. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - No hay que aportar NADA negativo a la relación. - Hay que respetar totalmente y en todos los aspectos a la otra persona. - Es mejor dar sólo amor y ninguna otra cosa. - Quien no sepa comportarse bien en una relación, que aprenda y cambie… o que la deje. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  21. UNA INFANCIA SIN AMOR - EL NIÑO DESAMADOvideo:https://www.youtube.com/watch?v=qm4zDXdigJsEn mi opinión, hay personas que viven con gran insatisfacción una carencia que no saben definir bien, que en muchas ocasiones es inexplicable, que sólo les provoca un sufrimiento pero sin delatar claramente su origen, y que –salvo en los casos que pueden llegar a hacerse muy claros y evidentes- necesitan de un psicólogo u otro profesional cualificado que les haga sacar a la luz el origen de ese malestar.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.Todos los videos están publicados aquí:https://www.youtube.com/channel/UCUNE...Encontrará artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...)Si lo desea, visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí:(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59Web con poesías y relatos:www.franciscodesales.esinstagram: https://www.instagram.com/franciscode...Twitter: https://twitter.com/buscandomeweb1Correo electrónico: [email protected]
  22. CAPÍTULO 65 - MENTIR - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 65 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “No me duele que me hayas mentido, me duele que ya no podré volver a confiar en ti”. Pienso que mentir, y más ser mentiroso continuamente, y más aún mentir a muchas personas y en muchas cosas, es una tarea complicada. Requiere demasiado esfuerzo eso de saber qué mentiras se contaron y a quién. ¡Con lo fácil que es decir la verdad! La realidad es, a veces, complicada para uno y para el otro. Pero es la realidad. Y eso no hay quien lo cambie. Lo mejor es afrontarla, reconocerla, aceptarla… y ver qué hacer con ella. Pero no mentir. Ni siquiera con esas que se denominan “mentiras piadosas”. La relación se ha de basar en el amor, el respeto y la verdad. Y si falla alguno de esos pilares, tambaleará y correrá el grave riesgo y peligro de caer. “Hay que decir la verdad, aunque duela.” Es una frase hecha que está cargada de razón. Aunque hay que matizarla un poco. En algunos casos excepcionales, puede ser mejor rebajar la dureza de algunas verdades y cuidar el modo en que se expresan. Las cosas duras se pueden decir con cuidado y con cariño, sin utilizarlas como puñales que se hunden con rabia y causan heridas. Algunas verdades no son agradables de aceptar porque se oponen a las ilusiones o los deseos, porque son distintas de lo que se esperaba, o porque trastocan los planes que uno había diseñado, pero negar la verdad, negar lo que es evidente y cierto, es un intento de engaño que antes o después pasará factura. Y será, sin duda, más abultada que la que presentó inicialmente la verdad. Aceptar. Esa es la clave. La verdad, aunque no guste, hay que aceptarla. Y mientras antes, mejor. Porque no es la verdad lo que duele, lo que duele es negarse a aceptarla. Mentir tiene riesgos añadidos, y uno de ellos es que si se le descubre a alguien mintiendo, a partir de ese momento todo lo que diga puede ser puesto en entredicho, y quien miente pierde una gran parte de su honorabilidad. Es una buena idea la de comprometerse entre ambos a no mentirse nunca y también a ser cuidadosos al decir esas verdades que se sabe que van a ser desagradables. Y comprometerse a no hacer conscientemente cosas que se sabe que serán desagradables o dolorosas para el otro. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Si uno miente una vez puede perder la credibilidad en todo y para siempre. - Vale más la honradez de quien dice la verdad que la cobardía o mala intención de quien miente. - Mentir es un acto maligno, porque quien miente lo hace con consciencia y sabe que lo que está haciendo. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  23. ¿SABES PENSAR CORRECTAMENTE?En mi opinión, cuando tenemos que pensar es algo que hacemos de un modo bastante desordenado, sin un conocimiento claro de las herramientas de las que podemos disponer para hacerlo, sin ecuanimidad ni criterio, sin buscar el estado idóneo para ello, sin tener en cuenta el momento y el sitio adecuados, y, a veces, despachándolo a la mayor brevedad posible porque suele ser una situación en la que no nos sentimos cómodos y de la que queremos salir a la mayor velocidad y con la mejor solución. Tarea que es casi imposible.Las personas que aplazan continuamente enfrentarse a lo que tienen que pensar, bien porque creen que nunca se encuentran suficientemente preparadas, o bien porque nunca les parece que es buen momento, conviene que no se estanquen en esa razón o excusa y tomen la decisión que parezca más sensata.Otros, en cambio, piensan en exceso, y ya han experimentado que eso tampoco es adecuado. Esas personas que piensan excesivamente las cosas y que siguen esperando y esperando que aparezca la respuesta óptima, se pueden ver afectadas por lo que se denomina “parálisis por análisis”. O sea, paralizarse por un exceso de información, o porque se quedan analizando una y otra vez lo mismo… pero sin avanzar.El temor a equivocarse aplaza la toma de la decisión y, a su vez, ese temor crea y alimenta una ansiedad que hace más complicada aún la gestión.Para superar esto lo mejor es no obsesionarse con la solución perfecta y elegir la que parece más adecuada y que resulte suficientemente razonable y práctica. Por otra parte, si eres una de esas personas que no se conocen perfectamente en todas sus facetas, y no has prestado atención a qué haces exactamente cuando te pones a pensar, a cómo piensas, revísalo porque te puedes llevar alguna sorpresa. Tal vez el modo que estás usando no sea el más adecuado.Algunas personas, cuando dicen que van a pensar sobre algo, ya tienen una respuesta antes de ponerse a hacerlo, y digan lo que digan, en realidad, ya han tomado la decisión incluso antes de empezar, y lo que buscan es una justificación para la respuesta o la decisión que ya tienen preparada. Y esto de querer confirmar la decisión inicial no está mal si uno está atento a no auto-engañarse.Cuando se buscan respuestas, pueden aparecer de varios tipos:Las que dicta la intuición, que si no se usa mucho puede estar desentrenada y equivocarse.Las que proponen todos los condicionamientos religiosos o educacionales que arrastramos.La primera en aparecer, que uno pude creer que es producto de su privilegiada inteligencia y confiar en ella y no buscar más.La primera que aparezca para no darle más vueltas al asunto y no perder más el tiempo.O la buena.La realidad es que, a veces, uno se conforma con cualquiera porque, en el fondo, está convencido de que no es capaz de hacerlo bien y está convencido de que, piense lo que piense, se va a equivocar.Las ideas que nos aparecen y no concuerdan con la que uno espera o la que uno desea, se suelen descartar rápidamente porque no gustan y entonces la atención de la mente se centra en buscar una justificación para ello. Y no es lo adecuado, así que conviene ser muy serio con este asunto, ser muy honesto, y no parar hasta encontrar la que nuestra lógica, nuestra experiencia y nuestro interior digan que es la adecuada.Hay una cosa que ha de ser innegociable: el hecho de no permitir de ningún modo, y bajo ningún disfraz, la mentira. La mentira, en este caso especialmente, es el mayor atentado que uno puede cometer contra sí mismo.Y si uno se ama, aunque sea sólo una pequeña parte de lo que debiera hacerlo, tendrá muy en cuenta sus propios intereses, aquello que sea o aparente ser beneficioso, y procurará que la complacencia a los demás, cuando está en contra de uno mismo, no interfiera en la decisión.IDEAS DE CÓMO PONERSE PENSAR SOBRE UN ASUNTO:Hay que estar muy atengo a ser uno mismo, con la colaboración del Uno Mismo Grande, con toda la consciencia y voluntad, ser quien está dirigiendo el proceso y que no esté dirigido por el ego o por cualquiera de los pequeños yoes, egoístas y confusos, que nos habitan.Hay que encontrar el sitio y el momento adecuado, en el que uno no se vea interrumpido ni con urgencias para terminar pronto, porque se corre el riesgo de conformarse con cualquier idea con tal de terminar. Es necesario dedicarle tiempo a buscar, pero no tiempo a darle mil vueltas al mismo pensamiento. Cuidado con esto.Hay que tener un estado de ánimo imparcial, objetivo, justo, sensato, ecuánime… Es preferible, en la medida de los posible, desapegarse del asunto objeto del pensamiento. Y sopesar y medir con la misma vara tanto los pros como los contras, lo muy evidente y lo oculto. Ni sobrevalorar ni menospreciar. Lo justo.Hay que ser incorruptible, insobornable, honrado, íntegro, ético, legal, cabal…Esto quiere decir que, a veces, las respuestas auténticas que encontramos pueden perjudicar de algún modo a otras personas. Es importante no perjudicar a otros, pero es aún más importante no perjudicarse uno mismo. Si uno ha de ser siempre ético y digno, en estas ocasiones ha de serlo con mayor firmeza aún. El objetivo es encontrarse con la realidad y en justicia. No se buscan excusas, no se buscan justificaciones, no se busca expresamente confirmar una idea mientras se descarta otra que puede ser más veraz.Hay que tener la capacidad de ser el juez justo que es capaz de escuchar todos los pensamientos que se presenten sin descartar ninguno previamente hasta ser escuchado.Hay que hacer lo que se denomina tormenta de ideas. Se trata de decir ideas relacionadas con lo que se está tratando de pensar, sin rechazar ninguna por disparatada que pueda aparentar al principio. La principal regla de este método es aplazar el juicio hasta terminar la sesión. Decir todo lo que vaya saliendo y cuando ya se agote es cuando se revisan y descartan las que no sirven. A veces son útiles si se hacen en grupo, pero es recomendable que uno mismo coja un folio y anote todo lo que se le ocurra. A veces surgen ideas interesantes de este método.Hay que tener cuidado con los consejos de los otros. Pueden ser muy bienintencionados, pero si los otros no están preparados para darlos con sensatez, o no tienen toda la información que tiene uno, o miran el bien a corto plazo pero obvian situaciones que se pueden dar más adelante…sus consejos pueden ser contraproducentes.No hay que tomar decisiones cuando se está eufórico –porque se ve todo de un modo muy optimista y la realidad no lo es tanto- ni en momentos deprimidos –porque se ve todo de un modo pesimista y la realidad no lo es tanto-.Si es un asunto emocional, mejor siente y no pienses.Si es un asunto racional, siente pero, sobre todo, piensa.Esto no es útil para todas las ocasiones en que uno piensa, pero cuando aparece la pregunta “¿por qué?”, generalmente es interesante pensar también en la pregunta “¿para qué?”. Y puede ser mucho más útil responder “¿para qué”?LA ACTITUD CORRECTA PARA LA TOMA DE DECISIONESRecuerdo que en un Curso que hice con Juana Marín, uno de los días nos preguntó qué hacíamos cuando teníamos que pensar en algo que fuera importante, o cuando teníamos que tomar una decisión, y nos invitó a que lo hiciésemos.Cada uno de los presentes nos pusimos en el modo habitual de hacerlo.Unos se sentaban, otros cerraban los ojos acostados, otros daban vueltas en círculo.Yo lo hice en el modo habitual de entonces: poner el dedo índice de la mano derecha encogido delante de los labios (en el lenguaje corporal, eso equivale a mentir), meter la mano izquierda en el bolsillo, y pasear dando vueltas y mirando el suelo.Simbólicamente era una suma de barbaridades. El dedo delante de la boca… me estaba engañando o mintiendo de algún modo. La mano izquierda –que es la de recibir- no la tenía expuesta y preparada sino escondida en el bolsillo. Dando vueltas por el mismo sitio… o sea dando vueltas a lo mismo. Y mirando al suelo, donde no hay horizonte, no hay futuro, no hay esperanza.Nos pidió que pensáramos en un problema concreto.Al igual que los demás, no encontré una solución satisfactoria para el problema. Lo veía mal.Nos aclaró que es conveniente no pensar en los asuntos importantes en los momentos eufóricos, ni tampoco en los momentos pesimistas. Y que la noche hace ver las cosas de un modo menos optimista que el día.Después del ejercicio, nos sugirió un cambio de modo y postura.Nos propuso quedarnos de pie, los brazos colgando, las manos abiertas, mirando al horizonte y, si era posible, con una sonrisa natural en la boca.El resultado, en todos los casos, fue mucho mejor.La luz del día aporta ánimo y esperanza, y mirar al horizonte hace que las buenas expectativas se expandan. Hay una vida –un horizonte- por delante, y hay una luz que ayuda a verlo todo mejor.Te sugiero que lo compruebes.Y si alguna de estas ideas te parece útil, añádela a las que ya tengas verificadas y te funcionen.No olvides que pensar no es dar vueltas a la misma cosa una y otra vez sino ser imaginativo y estar receptivo a nuevas opciones.Es poner cosas a la luz de la consciencia.Una vez que las tengas a la vista, reflexiona.O sea, considéralo de nuevo y detenidamente.Te dejo con tus reflexiones…
  24. CAPÍTULO 64 - DECIR LO MALO CUANDO SE ESTÁ ENOJADO - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 64 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Cuando haya que aclarar alguna asunto con el otro miembro, que generalmente es algo que ha sucedido o se ha hecho de un modo inadecuado, conviene esperar hasta serenarse, hasta que ambos estén en un momento en que puedan hablar de lo que haya sucedido sin alterarse y con la intención de encontrar entre ambos una solución y adquirir ambos un compromiso de solución. Si uno de los dos está de mal humor, enojado, iracundo, o muy alterado, entonces la charla se puede convertir en una mala discusión que se llevará adelante incluso a sabiendas de que no es lo correcto. La mayoría de estas discusiones acaban convirtiéndose en una contienda. En esas peleas –porque acaban siendo peleas verbales- cada uno trata de imponer sus razones o criterios y le importa poco lo que diga el otro, porque no está receptivo a escuchar sino que está solamente atento a manifestar su enojo y a defender lo que considera que es su razón; no importa lo que piense o sienta el otro porque no se le escucha: sólo existe el interés por imponer el criterio propio y se está sordo a lo que el otro alegue –en ese momento uno se olvida del amor que le tiene y no piensa en la tontería disparatada que está cometiendo-, con lo cual el enfurecimiento va a más, ya que no se siente escuchado o comprendido, y de ese modo se forma una gran bola de nieve que rueda por una pendiente creciendo y creciendo camino de estrellarse… como se van a estrellar los dos. El resultado es el distanciamiento, de posturas y en lo personal, y algo aún peor, y es que en ese momento se suele aprovechar para sacar otros trapos sucios y otras quejas que vienen de antes; se aprovecha para echar en cara todo lo negativo –olvidándose de lo positivo que también existe- y la situación se escapa de control: uno está fuera de sí y dice cosas de las que se va a arrepentir después. No por la cosa en sí, que puede ser cierta, sino por el modo en que lo hizo. ¡Con lo distinto que hubiera sido si se hubiera esperado hasta que se calmara el mal humor! El otro, con el que se acaba de discutir, es el ser querido, es la persona con la que uno ha decidido pasar el resto de su vida. Es el amado, aunque ahora el mal humor tape todo eso y no permita que la objetividad y el amor estén presentes, y se merece respeto y ser bien tratado. Como a uno le gustaría ser tratado. Y quien no piensa en esto antes, que se imagine que hubiera sido él quien hizo algo que le puso de mal humor al otro y fuera tratado como él ha tratado al otro. Ya se sabe: no trates al otro como no te gustaría que te trataran a ti. Y, además, también se sabe, por las buenas se consiguen más cosas y mejores que por las malas. Y aunque la relación ya esté en un momento tenso, o a punto de finalizar, tampoco esos son modos de hacer las cosas. Sólo por respeto al amor que hubo, a lo que queda de lo que hubo en común, y a que posiblemente haya que seguir en contacto por algún motivo, conviene hacer las cosas bien, de un modo correcto, respetuosa y educadamente. Se puede esperar otro momento u otro lugar para hablar de los asuntos que son delicados o espinosos, y se puede y debe hacer desde la asertividad, que produce mejores resultados que los gritos y las descalificaciones. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Contar hasta 10 o hasta 100.000 antes de discutir acaloradamente. - Tener un pacto de no hablar de asuntos espinosos mientras no están ambos en calma y receptivos al diálogo constructivo. - Saber escuchar ambos para poder escucharse bien. - La discusión fuerte y ofensiva es perjudicial para la relación. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  25. GASTA MÁS EN LOS OTROS En mi opinión, los resultados que ha ofrecido un estudio realizado recientemente confirman lo que ya imaginaba por conversaciones que he tenido con respecto al asunto de lo que las personas gastan y cómo y en qué y por qué. Hay gastos que son inevitables y hay que afrontarlos necesariamente, pero al final siempre queda alguna cantidad que uno puede gastar “libremente”. Se ha verificado que da más satisfacciones lo que uno gasta en “hacer” que lo que gasta en “tener”. Produce mucho más placer–y además es más duradero- lo que se gasta en ir a un concierto o a una cena con unos amigos que comprarse unos zapatos o una prenda de ropa que luego van a pasar más tiempo en un armario que puestos. Con el dinero no se compra la felicidad, como dice el dicho, ya que lo que se compran son los placeres. Y no es lo mismo. El placer es efímero, la felicidad perdura en el tiempo. El placer puede ser un asunto del ego, o del personaje, pero la felicidad es personal e intransferible. Uno ha de ser consciente de sus limitaciones con el presupuesto de lo que se puede gastar, pero será bueno que tenga en cuenta la opción de gastar en los otros, cada uno en la medida de sus posibilidades. Al margen de que sea considerado una obra de caridad y solidaridad, una demostración de empatía y compasión, y de que sea también la respuesta a una petición imperiosa de la conciencia que conviene escuchar, la generosidad con los otros produce una satisfacción espiritual impagable, que no lo produce ninguna otra cosa que se pueda hacer con el dinero. Gastar en los placeres propios –fuera de las necesidades básicas reales- es un asunto que se hace generalmente para dar satisfacciones al ego malo. No está mal del todo. Uno tiene derecho a darse caprichos porque para eso se esfuerza en trabajar –o sea, para eso renuncia a una parte de su tiempo de vida para conseguir ese dinero-, pero también hay una voz menos ruidosa que pide compartir los bienes propios con los que realmente lo necesitan. Se le puede llamar empatía, apoyo, fraternidad, amor… se puede denominar con cualquiera de esos nombres que indican humanidad y generosidad. Gastar en comprar para uno satisface al ego, gastar en los otros le produce satisfacción al Ser, complacencia al alma, y bienestar al corazón. Y no es necesario dedicar una cifra desorbitada para ese capítulo. De sobra conocemos que los más pobres son los más generosos. Estará muy bien depositar una ayuda en la mano suplicante que nos recuerda sin palabras que nosotros estamos en mejor situación que el propietario de la mano. Como hermanos tenemos una obligación no escrita de colaborar en su bienestar. Estará muy bien gastar un poco de nuestro tiempo en consolar a quien sufre, en dar de comer al hambriento y de beber al sediento, en abrazar al desamparado, en consolar al afligido, en ayudar a quien nos necesita, en ofrecer para ello una parte de nuestra vida que es nuestro bien más valioso. Y también estará muy bien colaborar con nuestro dinero para que los necesitados –que son muchos más de los que vemos, sólo hay que estar atentos para descubrirlos- pueden tener un poco más de dignidad en su vida y un poco más de paz en su vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
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