
buscandome
Warianos-
Posts
1,695 -
Joined
-
Last visited
-
Days Won
23
Everything posted by buscandome
-
ES NECESARIO CUIDAR DE UNO MISMOvideo:https://www.youtube.com/watch?v=uVtDrj17Mgk&t=1sSi le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.Todos los videos están publicados aquí:https://www.youtube.com/channel/UCUNE...Encontrará artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...)Si lo desea, visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí:(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59Web con poesías y relatos:www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 87 – SUPONER – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 87 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Quien emprende una relación con otra persona ha de saber que desde el momento en que se conozcan, y durante el resto del tiempo que permanezcan juntos, tendrán que hablar muchísimo. Y es que hay tantas cosas de las que hablar… son tantas horas juntos… les van a surgir tantas cosas… Cuando dos personas creen que se conocen –porque llevan ya un tiempo de convivencia-, tienen tendencia a cometer –por lo menos- dos errores importantes: no prestar mucha atención a lo que el otro le dice –porque ya se presupone lo que va a decir-, y creer que ya no tiene que decir algunas cosas porque se da por supuesto que el otro ya las tiene que saber. En ambos casos el denominador común es similar: pre-suponer. Suponer antes de tiempo. Imaginar, a veces sin mucho fundamento. En ese suponer se crean muchas conjeturas que no coinciden siempre con la realidad, porque se hacen en base a predicciones o estimaciones o suposiciones y eso lleva implícita la posibilidad de interpretar mal. Es más provechoso escuchar sin interrumpir y prestando total atención a lo que el otro está diciendo, y preguntar las cosas que no se tienen claras o no se han comprendido bien, y es más provechoso hablar lo que se quiere hablar siendo lo más preciso posible. (Una sugerencia: es mejor hablar de más que de menos, sin caer en el ser agobiantemente repetitivo, y si, por ejemplo, se pide al otro que haga uno cosa que sea importante, no sólo decir cómo hacerlo sino por qué o para qué tiene que hacerlo) Dar por supuestas muchas cosas puede provocar que no se hagan bien las cosas, que se perjudique, que se pierdan oportunidades, que se comentan equívocos irreparables o de muy difícil solución, o que afecten gravemente a otras personas o a la economía personal. “Yo creía…”, “yo suponía…”, “yo pensé…” son excusas que no resuelven el daño causado, que hubiera sido fácilmente evitable si se hubiera explicado bien y se hubiera comprendido bien. En el ámbito del amor, hay otra cosa que no está bien que se quede en solamente suponer. Se supone que el otro ya sabe que es querido, “por eso estoy con él…”, se dice como razón de peso. “No hace falta que le repita continuamente que le quiero, ya lo sabe.” Sí hace falta. Y es muy agradable. Cuando uno escucha un “te quiero” dicho con consciencia, preferiblemente mientras le cogen las manos, y aún más si se lo dicen mirándole a los ojos, o mientras es abrazado –y más todavía si le dicen “te amo”- es una bendición, el mejor regalo que le pueden hacer, y el principio de un terremoto bellísimo que le recorrerá de abajo a arriba. Cuando uno dice “te quiero” con consciencia, preferiblemente cogiendo las manos del otro entre sus manos, y aún más si lo dice mirándole a los ojos, o mientras le abraza –y más todavía si le dice “te amo”- para el otro es una bendición, el mejor regalo que se le puede hacer, y el principio de un terremoto bellísimo que le recorrerá de abajo a arriba. Es mejor ser generoso en las manifestaciones de amor y de ternura, de cuidado y atención, que ser austero y privar al otro, y privarse uno, de vivir esos momentos emocionantes, que son los que dan a las relaciones la magia que no se encuentra en ningún otro sitio, ni con ninguna otra persona. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Es mucho más sencillo y efectivo preguntar y confirmar que suponer. - Suponer es tener ya una idea preconcebida y eso impide darse cuenta de las cosas que evolucionan. Ver el mundo sin pre-suponer permite que las cosas se vean como realmente son. - No te canses nunca de decir te amo. Y cuando lo digas, date cuenta de lo afortunado que eres por poder decirlo. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
HASTA DONDE ESTÉS Patricio: vuelve al mundo. Por Dios, resucita Quiero que paseemos juntos los caminos que nos esperan. Ven. Dame la mano y dame fuerza. Sonríeme. Abandona la muerte, tan ingrata, y tráeme de nuevo flores. Bésame otra vez. Mírame como me mirabas. Rescátame de esta amargura. Regresa, Patricio. La muerte ya tiene muchos muertos, pero yo, sin ti, no tengo vida. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
-
RESPETO En mi opinión, si hay una actitud en la vida que hay que honrar, que hay que empoderar y hay que elevar a la magnificencia, es el RESPETO. A los demás y a uno mismo. Creo que quien es respetuoso proclama con su actitud su mérito como persona. La palabra respeto se define como “veneración, acatamiento que se hace a alguien”. Veneración es “respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes”. Contadísimas personas están en la categoría de santidad y no muchos en grandes virtudes, pero todos estamos en dignidad. Eso quiere decir que nosotros también tenemos derecho, por dignidad, a ser respetados por los otros… y por nosotros mismos. Especialmente por nosotros mismos. Y muchas personas de las que están leyendo esto se sentirán directamente tocadas al leer esto último. Respeto también es “miramiento, consideración, deferencia”. Para el Ser Humano sentir esto por parte de los otros es un halago y una necesidad al mismo tiempo. Todos tenemos necesidad de sentir el reconocimiento como personas; eso nos hace tener la conciencia de ser alguien, lo que conlleva una sensación de seguridad y de valía. Cuando alguien no siente eso, se juzga como inferior y sin valor. Hay una necesidad inconsciente, muy importante, de que otros nos confirmen nuestra valía y la importancia de nuestra existencia, y esto no es una cuestión de ego, sino que es casi una necesidad vital. Consideración es “tener un concepto elevado de alguien y tratarlo de acuerdo con él”. Ese “elevado” al que se refiere no está reservado para las personas excepcionales; elevado es el honesto, el honrado, el justo, el amable, el amoroso, porque estas cosas merecen el reconocimiento y valoración que les corresponde… es conveniente reconocer en uno mismo las cualidades y cosas buenas. Eso no es egoísmo sino Amor Propio, y a quien también le suene extraño para aplicárselo a sí mismo que lo cambie y en su lugar ponga que “es de justicia”. Si una persona es tratada con respeto se sentirá respetable. Y eso le hará sentirse muy bien. ¿Te imaginas cómo sería el mundo y cómo serían las relaciones personales si todos nos tratásemos con respeto? Lograr eso es tarea de cada uno. Los más inteligentes empezarán a tratar respetuosamente a los otros sin esperar que sean los otros quienes empiecen. Y esto mismo también es aplicable hacia uno mismo. El respeto no se pide, se gana. Uno no puede exigir ser respetado si no es respetable en su forma de ser o actuar. Por naturaleza todos nacemos con el derecho a ser tratados con respeto, pero la realidad es que, a quien no actúa del modo en que se hace merecedor de tal trato en justicia no había que ofrecérselo, aunque si una persona tiene como norma ser respetuosa lo ha de ser en todas las ocasiones y circunstancias. Conviene observarse y ver si se da la situación de comprobar que a ciertas personas no se las trata con respeto. Como Ser Humano el otro tiene derecho al respeto, aunque sus actitudes y hechos no sean respetables. Esta dualidad provoca conflictos que cada uno debe resolver como considere adecuado. Mahatma Ghandi decía “No puedo concebir una mayor pérdida que la pérdida del respeto hacia uno mismo”. Perderlo estaría demostrando una gran falta de Amor Propio, una autoestima insuficiente, un error en la administración de justicia, o una intolerancia contraproducente. Amarse es una responsabilidad personal y una obligación. Y al mismo tiempo es un gran placer. ¿CÓMO DEMOSTRAR RESPETO A LOS OTROS? - Honrando su presencia. No humillándoles ni haciéndoles objeto de burlas, desvalorizaciones, o críticas. - Evitando hacerles daño con nuestros hechos o intenciones. - No mintiéndoles ni ofreciendo promesas que no se van a cumplir. - Comprendiendo sus opiniones y modo de ser. - Tratándoles siempre como Seres Humanos que nos acompañan en esta estancia en la Tierra librando sus propias batallas personales. - No aplicando prejuicios, escuchándoles con atención, reconociendo sus esfuerzos y su valía, siendo empático, mostrando gratitud. ¿CÓMO DEMOSTRARTE RESPETO A TI MISMO? - Amándote, siendo comprensivo y tolerante, ocupándote de ti, cuidándote. - Respetando tus convicciones propias, tu filosofía personal, tu Plan de Vida, cuidando tu cuerpo, defendiendo tu dignidad. - Haciendo las cosas que sabes que te hacen feliz. - Evitándote todas las frustraciones y sufrimientos innecesarios y todo aquello que sea autodestructivo. - Diciendo NO cuando quieres decir NO. Diciendo SÍ cuando quieres decir SÍ. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 86 - NO REUNIRSE PARA REVISAR CÓMO VA LA RELACIÓN – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 86 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. La relación va evolucionando en unos aspectos, se estanca o se hunde rápidamente en otros, cambia o evoluciona, se reinventa, crece, descubre nuevas rutas y nuevos intereses… y también entra en la rutina –ese mal que es darlo todo por supuesto- y al hacerlo, en muchos casos, eso descarta que se haga un chequeo o una revisión de todos los aspectos que la componen para ser revisados y para colaborar ambos y conscientemente en esa actualización. Es perfecto e imprescindible hacer ese examen regularmente, como se hace un inventario en un negocio o una empresa, para evaluar todos los componentes, cómo siguen las cosas que les unen, cuáles son los peligros potenciales que acechan, saber de los sueños aún pendientes de realizar, agregar los nuevos intereses que han ido apareciendo, controlar las reservas de amor que quedan… En esa revisión vigilante se comprueban los puntos que se han hecho fuertes y los que se han debilitado, se confirma y reafirma la posibilidad de seguir juntos, se habla de las felicidades que ha encontrado cada uno y, con cuidado pero sin callárselo, de las insatisfacciones que hay pero se podrían evitar. Aunque en el día a día se puede ir adelantando esta tarea, y de ese modo tenerla actualizada, sí que es conveniente hacer un repaso más profundo e intenso de vez en cuando. El ánimo con el que se ha de hacer tiene que ser absolutamente constructivo. No es un examen para ver quién saca la nota más alta. No es una competición para averiguar quién lo hace mejor y quién peor. Se trata de revisar cómo está cada apartado para sentirse satisfechos de los que vayan bien, para poner solución a lo que no estén siendo agradables, y para avivar los que necesiten más pasión. Todo con una sonrisa, todo con mucho amor. La dirección correcta de la pareja es la que les lleva a ser cada día mejores y estar cada día más amorosamente unidos. Y no hay que cejar en el empeño de llevar la relación a las cotas más altas. Conviene sentirse satisfechos con lo alcanzado pero al mismo tiempo ser insaciables en el amor. No es bueno conformarse con la norma que dice que la pasión se va apagando y, en algunos casos, la rutina acaba convirtiendo a los enamorados en camaradas. No vale apalancarse porque el resto de parejas también pierden la efervescencia y se apoltronan. No aporta mucho conformarse con ser los menos malos. Estará bien organizar momentos en los que revisar cómo va la relación, que está compuesta por dos socios que tienen que revisar las cuentas de cómo va su sociedad. Es necesario hacerlo, por supuesto, desde una posición de honradez y trasparencia, con sinceridad y buena intención, pero, además, es recomendable una autocrítica previa, por separado, para llegar a esa reunión con las cosas bastante claras, y a partir de la exposición personal de cada uno de ellos, pasar a la autocrítica conjunta de la pareja como entidad. Conviene buscar un tiempo en que haya una tranquilidad absoluta para hablar todo lo que sea necesario, y un lugar donde poder hablar sin prisa y sin interferencias: ni niños que se pueden despertar, ni que sea una hora en que el cansancio se entrometa, ni antes de tener que hacer algo que es inaplazable, porque puede que en el mejor momento tuviera que interrumpirse y eso no es lo adecuado. Sería ideal, si fuera posible, un fin de semana fuera de casa. Pero que no se aplace continuamente porque no se encuentra la ocasión óptima. Es muy recomendable hacerlo, y, por supuesto, que sea para bien. O sea, no centrarse exclusivamente en lo que no funciona, en los asuntos negativos, sino valorar con la misma ecuanimidad lo que está yendo positivamente, los avances, las satisfacciones, la felicidad…que el balance final sea justo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La continuidad o el fracaso de la relación depende de ambos. - Por el bien de la relación es conveniente potenciar aún más los aspectos que van bien y poner remedio a los que no van bien. - Conviene poner toda la objetividad en esta revisión y no menospreciar los fallos, no eludir responsabilidades, y llegar a acuerdos que beneficien a ambos. - Estará bien organizar momentos en los que revisar cómo va la relación, que está compuesta por dos socios que tienen que revisar las cuentas de cómo va su sociedad. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
CAPÍTULO 85 - REPRIMIR LAS EMOCIONES – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 85 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Los Seres Humanos somos muy complejos. En cada uno de nosotros conviven -en muchas ocasiones opuestas frontalmente-, cosas tan dispares como la mente y las emociones. Cada una mantiene y defiende su postura, su forma de ver o sentir el amor y la relación, y cada una de ellas trata de imponer su opinión como la más adecuada. El embrollo es ese: la disparidad en el punto de vista y de intereses. No sé por qué en muchos casos se le da prioridad a la mente, como si ella, por eso de que puede pensar, tuviera más capacidad para hacer las cosas bien, cuando, en muchas ocasiones, nos demuestra su ineficacia. Lo adecuado sería encontrar un punto de equilibrio en el que ambos, mente y emociones, estuvieran de acuerdo, y que cada una de ellas respetara lo que la otra aporte de útil o interesante. Las emociones, dependiendo de cada persona y de la libertad que se les haya concedido para manifestarse, y de la confianza que se muestre en ellas, y de que hayan demostrado su sensatez y su sabiduría, deberían tener prioridad ante la mente. Los buenos momentos de la vida, los que dejan huella y se recuerdan para siempre, están relacionados con emociones, con situaciones de agradables estremecimientos del alma, con instantes en que uno ha sido recorrido de arriba abajo por un terremoto de felicidad, o en que uno se ha conmovido por un escalofrío de esos que producen la sensación de contacto con una situación celestial, como lo que se siente al coger a un hijo recién nacido o un nieto en brazos, con esa alteración indescriptible que producen los besos de la persona amada, o con los abrazos de un ser al que se lleva tiempo sin ver, con las palpitaciones del corazón cuando ama… en cambio, es extraño que un momento racional, intelectual, o mental -que no llevan emociones por ninguna parte-, provoque un recuerdo imborrable de esos que hacen que la vida adquiera un estado de grandeza. Las emociones forman parte indisoluble de uno, y reprimirlas es bloquear la manifestación de una parte de sí mismo. Tal vez lo que aporta sentido a la vida son las emociones que se viven. Por eso es mejor tener la opción abierta de poder experimentarlas o expresarlas libremente, y no vivir en una situación en la que siempre haya que acallarlas. Cuando un sentimiento está manifestándose y se desatiende eso está perjudicándonos, porque reprimirlo es matarlo y cada emoción es una expresión interna, es la voz del alma expresándose sin palabras, así que cualquier emoción que se produzca durante la relación en la que esté implicado el otro, hay que comunicársela. Si el sentimiento es placentero hay que compartirlo, que conozca qué es lo que siente uno, que el otro disfrute también de ello, y que reciba reconocimiento si él ha participado en que sea gustoso. Si el sentimiento es desagradable o doloroso, que también conozca y participe de algún modo de ese estado, y si ha sido provocado por el otro, o puede tener la solución para deshacerlo, que lo sepa también, que recapacite y reflexione acerca de lo que no hace bien o de lo que puede modificar para mejorar. Después de expresarlo, no hay nada mejor que un abrazo intenso que rubrique el compromiso de llevarse bien y desear lo mejor para el otro. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Manifestar las emociones, no reprimirlas. - Con la pareja se pueden compartir los mejores y los más duros momentos y también los sentimientos. Eso le ayudará a conocernos mejor y más íntimamente. - No emocionarse es perderse una parte importante de la vida. - Las emociones forman parte de nuestra vida: somos nosotros. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
BUSCANDO CON LOS OJOS CERRADOS Estuvo buscando el mar por los cauces ásperos de los ríos, bajo las arduas llanuras de secano, a lo largo de las más desoladas estepas, en los pasillos de los hospitales, entre los vericuetos de la imaginación… miró tras las puertas catedralicias, en las raíces de los castaños de indias, en los cementerios vacíos y en los más recónditos rincones… buscó en las cuevas prehistóricas, en las edades de los hombres, en los huecos de los ascensores y en el fondo más secreto de los bolsillos… en todas partes lo buscó, menos en una: en el mar. El mar siempre estuvo en el mar y nunca jugó a ser invisible. Francisco de Sales (más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
-
ESTE ES MI ARTÍCULO NÚMERO 1.000 En mi opinión, a lo largo de los 999 artículos precedentes he sido repetitivo en algunos asuntos. Lo sé. Lo he hecho intencionadamente porque creo que son realmente importantes y porque he comprobado que la misma cosa dicha con otras palabras, o leída en otro momento de la vida, puede lograr y logra un efecto distinto. Hay asuntos en la vida que son esenciales, inevitables, y que se deben abordar en algún momento. Ese momento es mejor que ocurra más pronto que tarde –porque así se disfrutará antes el beneficio del asunto resuelto-. La condición necesaria es que uno esté preparado para afrontarlos, que uno tenga una determinación bastante consistente, voluntad de enfrentarse a lo que surja, dedicación y persistencia, y también la Autoestima y el Amor Propio suficientes como para superar cualquier decepción. Con esos elementos y conocimientos –propios o de alguien que ayude- se puede comenzar a descubrirlos y resolverlos. El Proceso de Desarrollo Personal es hermoso. Y duro a veces. Gratificante, siempre. Y aporta el premio de la satisfacción personal que ofrece el sentir que uno está aprendiendo y el placer de disfrutar la sensación de estar avanzando. Nunca se termina de aprender, y esta afirmación -que podría sonar un poco frustrante- es tan cierta como buena. Eso quiere decir que el Proceso de Desarrollo y Mejoramiento siempre nos ofrece la oportunidad de perfeccionarnos más y mejor. Y para una persona que está en este Camino eso ha de convertirse en estimulante. Son tantísimos campos los que integran al Ser Humano, los que le atañen de algún modo, que parece imposible abarcar todos. La prueba está en estos 1.000 artículos que ya he publicado… y la sensación que tengo en este momento –ya veremos si es cierto- de que podré escribir otros 1.000 más. Nos movemos en tantos campos que difícilmente se pueden abarcar todos y sólo se pueden tocar, y de refilón, algunos de ellos: la psicología, la religión, la Divinidad, la espiritualidad, las relaciones interpersonales, la educación, el Amor, los misterios y las grandes preguntas, el Más Allá y la muerte, la filosofía, la mente y los pensamientos, las emociones y los sentimientos, el dolor, la familia y los amigos, la salud emocional, las cualidades y virtudes, los Maestros, el autoconocimiento, la conciencia y la consciencia, la reencarnación y el karma, tu Misión en el mundo, la vida Y VIVIR, etc., etc., etc. A todo eso tenemos que añadir el inconveniente cierto de que al nacer no sabemos nada de nada –o no recordamos nada de nada si es que lo traemos aprendido, como dicen algunos- y tenemos que conocer y asimilar todo… y casi nunca sucede de un modo fácil. Además tenemos que afrontar los inconvenientes que la vida nos va presentando, y soñar y llorar, hacer cuentas para llegar a fin de mes, reconciliarnos con los otros y con nosotros mismos, sufrir y reír, amar, preocuparnos y quedarnos estancados, acercarnos a la depresión y a la dicha, sentirnos zarandeados por los vaivenes que se nos presentan sin nuestra colaboración directa, quedarnos mirando pero sin saber ver, dormir, añorar, arrepentirnos, etc., etc., etc. Y salir a flote cada vez, hacer proyectos, coquetear con la felicidad y con la frustración, salir más o menos ilesos de los avatares del día a día, y todo ello añadido a la zozobra que es tratar de mejorar como Ser Humano en medio de tantas vicisitudes, olvidándonos a menudo del sentido de nuestra vida, sacrificando lo importante para priorizar lo urgente, atendiendo a los problemas y desatendiéndonos a nosotros. A todo lo anterior junto se le llama vivir, cuando nos limitamos a consumir el tiempo, y VIVIR, cuando lo hacemos bien. Y parece ser que VIVIR es el objetivo o el sentido de la vida. Parece ser que uno mismo es el objetivo de su vida. Desarrollarse, alcanzar las facetas más profundas -para otros las más divinas- y lograr la reconciliación del Ser Disperso que uno está siendo con el Ser Esencial que uno es. Y a pesar de todo eso, o precisamente por todo eso, hay que seguir. Aprendiendo. Dignificándonos. Evolucionando. Haciéndonos Personas. Seguiré manifestándome por escrito mientras lo considere oportuno, procurando evitar siempre la afirmación incontestable, la imposición de un “tienes que” –y menos aún “porque lo digo yo”-, o la defensa a ultranza de cualquier cosa que escriba. Me gustó mucho asumir como propio lo que Tony de Mello dijo: “Si aceptáis lo que yo digo, lo hacéis enteramente a vuestro riesgo, porque yo me reservo el derecho de cambiar de opinión sin previo aviso”. Si comienzo mis artículos siempre con el mismo “En mi opinión” es porque lo que escribo es solamente eso, una valoración personal en un momento dado. Jamás es una sentencia firme que no se pueda contradecir o desmentir, jamás una afirmación que pretenda sobrevivir por los siglos de los siglos, y jamás algo que me ate a seguir defendiéndolo el día que deje de creer en ello. Parece ser que estamos aquí para evolucionar, o sea, para desarrollarnos y pasar de un nivel a otro, y para mudar de actitud, de conducta, o de propósito, con la intención de acercarnos con ello a la plenitud. Aferrarse a una idea como si fuera un dogma condena al estancamiento o la involución. El fanatismo es contraproducente. La libertad de pensamiento es una maravilla. Cambiar para mejorar es lo adecuado. Todo lo que nos pasa es “la vida” y forma parte de “nuestra vida” y lo que hacemos con lo que nos pasa es vivir o VIVIR. Y en tu caso, vivir o VIVIR depende de ti. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si quieres leer los 999 anteriores, los tienes aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Si quieres ver los videos en youtube, los tienes aquí: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?view_as=subscriber
-
CAPÍTULO 84 - SI NO CEDE ÉL, NO CEDO YO – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 84 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “En el verdadero amor no manda nadie; obedecen los dos”. (Gabriel García Márquez) “Pues si no me habla él, yo tampoco le hablo. Eso es lo que voy a hacer.” Extraña situación y extraña decisión. Pero así sucede a menudo. Si queda amor, y quedan ganas de solucionar los conflictos que van surgiendo, y si no hay en ello una sensación de sometimiento, o de sumisión y derrota, que vaya a causar un daño moral posterior, lo mejor es apearse de la intransigencia y proponer la reconciliación o la solución del conflicto a la mayor brevedad. Pero que no sea o no se interprete como una rendición, por lo desagradable que eso conlleva. Si hay amor por amabas partes, el que cede es el más inteligente. Así de claro. El que cede es el que se da cuenta de la inutilidad de una actitud de pataleta infantil que va poniendo más distancia entre ambos mientras más tiempo pase. Si hay amor por amabas partes, el que cede demuestra amor. Ser excesivamente riguroso en este aspecto –o cualquier otro similar- crea entre ambos un tipo de relación en la que prima la demostración de poder o de intransigencia, donde ninguno quiere ceder, y si no le queda más remedio que hacerlo, malhumorado y resentido se reserva el derecho de venganza para otro momento. Ceder siempre y convertir eso en una costumbre tampoco es adecuado, porque eso puede hacerle creer al otro que puede repetir su actitud incorrecta una y otra vez con la seguridad de que va a ser el otro quien ceda. Este es un asunto, como tantos otros, a tratar entre ambos para encontrar la solución apropiada. La relación no ha de convertirse en una competición de testarudez, ni de soberbia, ni de altivez, y si ha de ser una competición que sea de ver quién ama más. No se trata de quién ignora más a quién, sino de ver quién se anima a decir lo que realmente siente. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - El que cede es el más inteligente. Así de claro. - El que cede demuestra más amor. - Ceder siempre no es apropiado. Hay que vigilar que ceder a veces no le haga creer al otro que se va a ceder siempre y que es el poderoso. - Está bien ceder pero no callando. Conviene hacer referencia a lo que ha sucedido, revisar qué ha llevado a esa situación de enojo, y dejar clara la postura y la opinión personal. - Decir “cedo en esta ocasión, pero sigo pensando que no tienes razón o que no has actuado adecuadamente” puede ser apropiado. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
CAMINAR POR CAMINAR Camino entre soles desconocidos que me aquietan o me inquietan con sus falsas luces multicolores. Camino distraído pensando en ti mientras pienso en nada mientras pienso en todo. Camino a contracorriente remontando mis confusiones en la búsqueda desesperada de mi principio. Camino emocionado por una emoción inconcreta que me enriquece sin darme explicaciones. Camino de noche para que las pisadas se escondan en la oscuridad y no dejen rastro de mí. Camino en silencio atento a lo que habita en el silencio y me asusto. Camino erguido no dejaré que me venza lo desconocido no dejaré que el mundo sea más grande que yo. Camino solo para evitar las distracciones de las compañías para restarme del ruido y escucharme con justicia. Camino a mi pesar movido por una paso autónomo que me lleva o me mal lleva a su antojo. Camino sin frenos hasta que me pare un muro o un abismo o alguien que me quiera salvar. Camino al caminar. Camino para caminar. Camino por caminar. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
-
DOS PREGUNTAS PARA TOMAR BUENAS DECISIONES En mi opinión, estaba muy acertado el filósofo griego Epicteto cuando dijo que para tomar buenas decisiones hay que responderse primero a dos preguntas: ¿Qué cosas dependen de mí en la vida? ¿Qué cosas no dependen de mí en la vida? A las cosas que dependen de uno hay que prestarles atención, conocerlas bien, mejorarlas y desarrollarlas, porque tienen una base de solidez con la que sí podemos contar ya que el esfuerzo que requieren depende exclusivamente de nosotros. El éxito o el fracaso no van a depender exclusivamente de los otros. A las cosas que no dependen de uno mismo no hay que darles poder ni preponderancia, porque nunca vamos a poder controlarlas y eso deja en manos ajenas su consecución. Y dejar nuestras cosas en las manos -que pueden ser irresponsables- de los otros es una insensatez. Entre las cosas que sí dependen de nosotros encontramos estas tres. MIS OPINIONES Son mías, yo las puede decidir y crear según mi propio criterio y no deberían verse afectadas por los intereses o las ideas de los otros. Requieren que me responsabilice de ellas, que sea fiel a ellas, que las defienda si lo considero necesario y que las respete y haga que sean respetadas por los otros. MIS ASPIRACIONES Tengo que decidir cuáles son, desde mis circunstancias y en mi contexto. Han de estar formuladas por mí y sin que sean una copia exacta de otras, sino que sean de elaboración propia atendiendo a mis deseos y mis posibilidades. MIS LIMITACIONES Tengo que ser consciente de ellas, tengo que conocerlas para no meterme en cosas a las que no voy a poder llegar, porque no hacerlo de este modo me condena a la frustración. Y su reconocimiento no ha de causarme un enojo personal ni una sensación de fracasado. La honradez consiste en reconocer quién es uno y la humildad es saber aceptarlo. Ser consciente de ellas nos evita tener ese tipo de ilusiones que ya nacen condenadas a convertirse en desilusiones. Entre las cosas que no dependen de nosotros encontramos estas tres. LAS OPINIONES DE LOS OTROS Pueden ser positivas o negativas, pero es mejor no permitir dar crédito a lo que otros opinen -posiblemente sin conocernos los suficiente y sin valorar todo lo que no ven pero existe, o siendo lo que quieran opinar desde su maldad, o lo que dicen solamente con la intención de quedar bien pero a sabiendas de que no es cierto-, sea algo que nos afecte notablemente hasta el punto de encontrarnos bien o mal en función de lo que quieran opinar. Si te dicen opiniones que te resultan agradables, pero no son ciertas y te las crees, te estás autoengañando y eso no es correcto. Si son desagradables –sobre todo si son inciertas- te afectarán negativamente y tu Autoestima se verá directamente afligida. LOS AFECTOS DE LOS OTROS Les pertenecen a ellos. No puedes empeñarte en que te quieran. No se puede obligar a nadie a amar lo que no desea amar. Empeñarse en ser amado, o rogarlo, es inútil. Lo explica muy bien esta frase: “Hay una cosa que ni siquiera el mismo Dios ha sido capaz de conseguir: caerle bien a todo el mundo. No quieras conseguirlo tú, porque es imposible”. LOS LOGROS DE LOS OTROS No te obsesiones con ponerte las metas de los otros y pretender lograr los objetivos de los otros, sino que trabaja en conseguir los tuyos propios. Hay cosas que dependen de ti en tu vida y otras que no. Si quieres tomar buenas decisiones, apóyate en las cosas que dependen de ti. Estarás contando contigo y no tendrás dependencias ajenas. Cuando hagas cualquier proyecto ten claro todo lo que has leído. Salvo las cosas que necesariamente tengan que ser realizadas en equipo o con la colaboración inevitable de otra persona, en todos los demás casos es mejor que cuentes contigo y con tu voluntad. De ese modo te garantizas el conseguir tus propósitos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
Capítulo 83 - DAR MÁS CRÉDITO A LA FANTASÍA QUE A LA REALIDAD – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 83 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Quienes crean que la convivencia es un camino alfombrado de rosas, el Paraíso Terrenal, un idílico Edén, o que se está todo el tiempo flotando sobre las nubes con la sonrisa radiante y acompañados por una banda sonora de Hollywood, y que no se hace otra cosa que estar cogidos de la mano mirándose a los ojos, y que se alimentan de amor y más amor… están equivocados. Por supuesto. Esa es una mentira muy grande. Pero hay quienes lo han sublimado imaginándolo así, y no quieren que sea de otro modo. Por nada del mundo quieren perder su sueño. Y la imposibilidad de esa fantasía no se la va a discutir ni siquiera la realidad. Tienen una tendencia casi psicópata a tergiversar la realidad, a vivir en un mundo que no es el mismo que el de todos los demás, a endulzar y rosear todo lo que no coincide con su fantasía, a no querer ver aquello que no pertenezca a sus sueños. Y se engañan. Lo cual es dramático. El mundo de la fantasía no es real, y lo que sucede en el mundo de la fantasía si no se convierte en realidad no tiene entidad, no tiene aplicación, no sirve para nada positivo en la vida cotidiana. Es una evasión –como una droga- y, por tanto, una mentira. En la realidad hay altibajos, y aparecen cosas que no agradan, pero también tiene momentos impresionantes, y la fuerza que tienen y la sensibilidad tan conmovedora y la emocionalidad tan intensa no los alcanza, ni de lejos, el mejor de los sueños, ni la más vívida fantasía. La realidad está fuera de los sueños, y no siempre coincide con la imaginación o el deseo. Pero la que es innegable y cierta es la realidad. Lo que pasa tiene más fuerza y veracidad que lo que se desea que pase. Está bien soñar e imaginar, pero teniendo claro que simplemente son sueños e imaginaciones, que es un mundo irreal en el que se puede disfrutar a ratos, pero que donde realmente uno está, y donde está la vida, es en este otro Mundo en el que andamos el resto de mortales. Y sólo estando en este Mundo, donde las cosas no siempre suceden al gusto de uno, es como se puede contribuir para que la vida vaya cambiando hacia lo que se desea. Los sueños son bonitos a veces, pero no se puede estar durmiendo siempre. Al final, siempre hay que despertar. Conviene saber esto: una de las capacidades de la mente es la de imaginar cosas. Inventar cosas que no existen en la realidad, pero que pueden llegar a existir. Si esas imaginaciones se quedan en el mundo de la fantasía no tienen otra utilidad que ilusionar o asustar, dependiendo del cariz que tengan. La parte útil es cuando se ocurren cosas que serían estupendas si se hicieran realidad y eso motiva para realizarlas y poder gozarlas. Pero hay que tener cuidado entonces de que no sean cosas demasiado utópicas, claramente imposibles, porque entonces lo que hacen es provocar frustración y amargar la vida. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La relación no siempre es idílica e impecable. Hay que tener los pies en tierra y aceptar esto. - El autoengaño es la peor infracción que uno puede cometer contra sí mismo. - Por desgracia, los amores rosas, perfectos, con banda sonora continua y mariposas de todos los colores aleteando alrededor, sólo se desarrollan en las novelas y en algunas películas. (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
SIGO A pesar de todo, sigo. A pesar de los desconciertos, de las dudas que me apuñalan, del invierno instalado en mi vida, los días sin nada que ofrecerme, las noches que me amenazan con su vacío, el destino de ojos tristes, las mariposas muertas en el estómago, las cruces clavadas en mi corazón, el desamor y la congoja… A pesar de las lágrimas de ácido y estos gritos que taladran mi garganta, del porvenir que no viene, del alma que no cesa de llorar, de la deserción de mis consuelos, de la fe a la deriva, de las promesas que se convierten en amenazas, y de mi ánimo… A pesar de todo, incluso de mí mismo, sigo. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
-
¿POR QUÉ NOS CULPABILIZAMOS EN VEZ DE ADMITIR NUESTRA INOCENCIA? En mi opinión, oigo quejarse demasiado a menudo a personas con unos pasados cargados de actos que conllevan un posterior arrepentimiento –y eso puede estar bien si es para aprender- pero que se ensañan en culpabilizarse por ello, arrastran la pesada carga de su propio desprecio, se mantienen en una auto-flagelación cruel, y se culpan en vez de hacer las paces y buscar el mejor modo de seguir adelante. Parece como si la reconciliación no estuviese entre sus propósitos y parece que están más a favor de un auto-castigo infinito que de un perdón y una aceptación basados en la comprensión de lo que el hecho de ser Humanos conlleva. Si comprendes en el corazón lo que vas a leer, o desde el lugar donde las cosas quedan ya resueltas para siempre, te facilitará mucho la tarea. El error a la hora de juzgarse en el pasado es que la persona a la que se juzga YA NO ES UNO MISMO, no es la persona actual: era otro. Aquella persona del pasado desconocía el resultado que iban a dar sus decisiones. No se hace a propósito algo que se sabe va en contra de uno mismo o sus intereses. Uno actúa como puede o cree o le es permitido y luego, a la vista del resultado, asume una culpabilidad que no siempre es suya. SI TE CULPAS, DETEN INMEDIATAMENTE TUS PENSAMIENTOS Si te culpas, detén tu mente inmediatamente. Date cuenta… te estás culpando porque tuviste una ilusión que estaba por encima de tus posibilidades y sólo por ese motivo no la lograste. Tal vez no eres tú el que falló sino que el objetivo era excesivo o imposible. Si entiendes esto te será más fácil des-culpabilizarte. A veces se fracasa porque es la única opción que existe, porque es imposible triunfar o conseguir el propósito. Para evitarlo es importante la valoración precisa de las propias capacidades y posibilidades. Está bien requerirse un poco de esfuerzo para conseguirlo, pero no pedirse lo imposible, y menos aún enfadarse después con uno mismo por no haber conseguido lo imposible. Hay que superar la frustración y aprender a ser más sensato y no caer en un victimismo en el que uno se siente inútil y fracasado por haberse empeñado en tropezar en una piedra y no caer. Esa auto-culpabilidad, si se queda sólo en un enfado y se acepta justo durante el tiempo necesario para reflexionar y darse cuenta de las consecuencias de los actos, está bien, pero no es necesario alargarla artificialmente para castigarse con ella. Pero vivir en una lucha constante es desgastador y no aporta nada positivo. Aunque cuesten, la aceptación y el perdón sin imprescindibles, es la forma de eliminar el peso de la culpa. ¿De qué me sirve estar enfadado conmigo mismo?, ¿qué adelanto con esta actitud? Las respuestas sinceras nos llevan a la conclusión de que persistir en esa actitud es contraproducente. LA AUTO-ACEPTACIÓN ES IMPRESCINDIBLE Aceptarse es una muestra de amor incondicional. Eso implica englobar tanto las virtudes como los defectos. Está bien la auto-crítica, pero no el castigo. Un adulto no necesita un castigo para aprender lo que tenga que aprender. Con la reflexión sincera y la toma de decisiones para no repetir el hecho es suficiente. No es necesario convertirse en el propio perseguidor y acusador, el que tiene la única intención de perjudicarse a sí mismo. Es más justo y más provechoso ser nuestro abogado defensor en vez de la acusación. Y no se trata de buscar esas exculpaciones rocambolescas y basadas en cosas no siempre ciertas que usan los defensores, sino actuar como el juez que ve los hechos con objetividad, y que puede apreciar y diferenciar lo que le corresponde a uno de culpa y lo que no, y que puede aplicar sentencia en función de lo que le condena pero teniendo en cuenta también lo que le exime. Si uno no obra con maldad consciente, se le presupone la inocencia. Si uno actúa de acuerdo con lo que le dicta su conciencia y no hay mala intención en ello, lo que haga y sus resultados son perdonables. Si uno se equivoca sin querer, no conlleva una culpa necesaria. Indica nobleza no eludir las propias responsabilidades reales, pero también es noble admitir la inocencia, des-culpabilizarse, el perdón, el acogimiento incondicional tras cada experiencia que no salió según el propio gusto o deseo. Amarse es primordial y debe estar por encima de castigarse. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web sobre poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 82 - PENSAR QUE LOS “PROBLEMAS” DE TU PAREJA NO SON TAMBIÉN TUS “PROBLEMAS” – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 82 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Opino que hay que respetar la autonomía de la otra parte y no sobreprotegerle, pero hay que tener en cuenta cuáles son las cosas que sólo le afectan a él y son solamente suyas, y cuáles los asuntos que pueden perjudicar, antes o después y de algún modo, a la relación. Porque hay asuntos que son del otro, o que los ha causado el otro, y sería correcto esperar que sea él quien los resuelva, pero si el otro es un dejado, o menosprecia la importancia de sus complicaciones y no pone solución, y dado que ambos forman una mancomunidad –incluso los que estén casados o son pareja legalmente formalizada pueden tener bienes gananciales y en ese caso ambos responden solidariamente con sus bienes- puede ser que el que no ha sido responsable acabe implicado en el conflicto. Puede acabar incumbiendo a ella lo que originó él. O viceversa. En caso de aparecer un conflicto conviene que quien sea más inteligente de los dos esté pendiente de que el causante lo resuelva, porque si no lo hace, pueden acabar perjudicados ambos. Así que habrá que seguir el proceso de cerca, pedir explicaciones de cómo va, o reclamar una justificación de que ya está solucionado. Si él es un dejado o un irresponsable, antes de ponerse una a la tarea de arreglarlo –que sólo debiera ser en caso de que claramente se vaya a quedar sin resolver, con lo cual el conflicto se multiplicaría- sería interesante hacerle tomar conciencia de lo que puede perjudicar con su actitud, y conviene hacerle ver la gravedad de su irresponsabilidad. Si con buenas palabras y consejos no se consigue que lo haga, se le puede ofrecer la colaboración para resolverlo entre ambos, pero que sea él quien actúe y ella quien empuja desde atrás. Sólo en el caso desesperado de que se vea que ni siquiera de ese modo se va a solventar, es cuando una ha de tomar las riendas para salir del apuro. Hacerlo crea un precedente, y casi jurisprudencia, así que conviene aclararle al otro que no se va a repetir esto cada vez que suceda algo parecido; habrá que arrancarle un compromiso serio… y vigilar para que lo cumpla. Repito: si uno de los dos en más inteligente o más responsable va a tener que estar pendiente de esta posibilidad si surge. Atención: esto afecta en ambos sentidos; los asuntos del otro son del otro, pero pueden acabar convirtiéndose en tuyos. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La relación –mientras dure- es “para lo bueno y para lo malo”. - Los asuntos del otro son solamente del otro… hasta que pueden llegar a perjudicar a uno o a la relación. - Vigilar la tendencia de algunas personas a desentenderse de sus propios asuntos y responsabilidades y dejar que sea el otro quien se lo resuelva. Evitar que esto se convierta en costumbre. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
LLUEVE, LLUEVE Llueve. Quién lo iba a decir. A traición. Inesperadamente. Casi sin nubes. Casi sin ganas. Pero llueve. Insiste. Es un agua cortada en trocitos con forma de gotas. No se cansa. Provoca una tristeza contagiosa. Los versos nacen apenados. El silencio se instala en mi pensamiento. Me quedo vacío. La lluvia expande su reino inagotablemente. Hoy también llueve. Como ayer. Como nunca. Como siempre. Llueve tristeza. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
-
NOS CENTRAMOS EN LOS PERSONAJES Y OLVIDAMOS LA PERSONA En mi opinión, y porque lo compruebo asiduamente, en general no llevamos bien este asunto de vivir, y menos aún el de VIVIR. Ya lo he manifestado en más ocasiones, pero es porque me parece un asunto de extrema gravedad que el Yo Externo –ese que está todo el día ocupado, agitado, distraído, más pendiente de lo urgente y de lo lúdico que de lo importante- dedique a su exterior todas las horas de vigilia y en cambio sólo en contadas ocasiones dedique algún tiempo a mirar y atender el interior. O sea, a atenderse a sí mismo. La rutina, lo cotidiano, las distracciones, el miedo a lo que uno se puede encontrar, etc.; hay muchas excusas para aplazar continuamente la inmersión en la profundidad del que Uno Es. Así que se pasan los días y los meses y los años, y el externo sigue a lo suyo y el interno pocas veces se permite reclamar atención porque sabe de antemano que no van a ser atendidas sus peticiones. Acaba creyendo que estorba. Afortunadamente, no se rinde. Se nos presenta en forma de frases profundas, en casualidades o causalidades, en experiencias que nos hacen revolvernos pero con una intensidad leve que se pierde enseguida. Llegará el fin de nuestros días y tendremos que ofrecer cuentas de lo que hemos hecho. Y de lo que no hemos hecho. No importa si será en un espectacular Juicio Final apoteósico o apocalíptico, o en la intimidad lamentosa de una soledad en la que sólo se escuchará el llanto de los propios arrepentimientos por la oportunidad perdida; en algún momento tiene que suceder que uno se dé cuenta de esto: de que se desatendió a sí mismo, de que rechazó aprovechar esta oportunidad de estar en la Tierra y en todas sus maravillas, tener un cuerpo y una vida, los cinco sentidos para poder disfrutar, una mente que podría poner a trabajar a su servicio y no viceversa, y una conciencia y un espíritu y un alma… Nos centramos en los personajes que interpretamos a lo largo del día, nos absorben la vida, nos hacen creer que son importantes –en realidad, nos hacen creer que somos ellos-, nos embaucan de tal modo que acabamos prestándoles atención y regalándoles nuestra vida, la misma vida que robamos al Ser Interior que es el Ser que realmente somos. Cada uno es responsable de su vida, así que cada uno dará cuentas a quien corresponda –que posiblemente sea a sí mismo-, y habrá quien se tenga que marchar de esta vida con la tristeza inconsolable de haber prestado atención al Externo, al que está más pendiente de sus preocupaciones –muchas veces innecesarias e inútiles- y de engolosinar a su ego y de los placeres inmediatos y notables con los que pretende acallar la reclamación del Ser Interno. Los personajes –en plural, ya que son muchos- son dirigidos por una mente que el que realmente somos no es capaz de controlar; están convencidos de que tienen una vida que es propia, están seguros de que son importantes, siempre tienen cosas que hacer a corto plazo, y para ellos la trascendencia –aquello que está más allá de los límites naturales- es algo que no les interesa, la Evolución y el Desarrollo Personal solo lo miden según los triunfos externos, y a la Espiritualidad la tildan de “pérdida de tiempo” para no tener que afrontarla como merece. Nos engañamos, por supuesto. Pero no nos damos cuenta. No es algo hecho a conciencia: es la costumbre la que sigue al mando de nuestra vida. Es la rutina. También es el “más vale conocido…” porque indagar, penetrar, ver y comprender y aceptar lo que está tapado, reconocer la realidad que enmascaramos llevando el foco de atención a lo externo, casi nunca es agradable. ¿Qué soy REALMENTE? esa es la gran pregunta, cuya respuesta no tiene que ver con otras de preguntas similares, ¿quién estoy siendo?, ¿quién creo que soy?, ¿quién muestro que soy? Los personajes son esos seres imaginarios a los que dotamos de apariencia física y hasta de “personalidad” para que representen los diferentes papeles que hay que representar a lo largo del día. Dan una apariencia de continuidad, de forma que parecen uno solo; es como si fuese uno solo con diferentes facetas y adaptado a situaciones más o menos concretas cada uno de ellos. La realidad es que no somos ninguno de los personajes que representamos, pero creemos que somos ellos. Sobre todo, el que más nos gusta, el que más se parece al yo ideal que nos hemos inventado. El que sí somos, se da cuenta de las cosas y de las actuaciones de los personajes, reflexiona, se arrepiente cuando algo lo requiere y hace propósitos nuevos y buenos. Piensa en un algo más allá, aunque no sepa ponerle nombre. Siente a veces que no es parte de este mundo y sabe que el autoconocimiento se desarrolla dentro y no fuera, que el espejo en el que mirarse no es de cristal y está en el alma. Sabe que hay algo más que llegar, vivir y morir. Sí, estar en el Mundo es un recreo, un pequeño paraíso en el que se supone que hay que disfrutar, pero tiene que haber algo más, y si uno escucha esa inquietud se verá empujado a un Proceso de Autodescubrimiento real… y será la mejor propuesta que tenga en su vida. Dejemos a los personajes que hagan las tareas cotidianas, que se muevan por el mundo, pero no olvidemos NUNCA que somos la Persona. La búsqueda y el encuentro con la persona que somos es el sentido de nuestra vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 81 - NO QUERER RECONOCER LOS PROBLEMAS Y NEGAR LA REALIDAD – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 81 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Es mucho más cómodo eludir los embrollos o negarlos que molestarse y sufrir los inconvenientes que conlleva ponerse a resolverlos. El uso de la palabra “problema” ya trae en sí una carga energética negativa; promete algo desagradable, inconvenientes, enfrentarse a cosas indeseadas, buscar una solución entre un millón y encontrar ninguna o cien y todas con pinta de no ser “la buena”, tomar una decisión que nunca se sabrá si fue la correcta (aunque siempre se sospechará que no fue la acertada)… la conclusión inconsciente a la que uno llega es que es mejor olvidarse de ellos. Lo que pasa es que suelen ser muy pertinaces y no olvidan fácilmente que quieren una solución. La mejor forma de minimizar un “problema”, acercándolo de ese modo a la realidad de su relatividad, es dejar de llamarle “problema”. Es un conflicto, un inconveniente, una contrariedad, un asunto pendiente de resolver… todas esas palabras tienen el mismo significado pero no cargan la desazón que conlleva implícita “problema”. Resulta menos complicado resolver “un asunto” que “un problema”. La parte positiva es que el “problema” siempre tiene una posibilidad de ser solucionado y convertirse en un asunto que, una vez resuelto, deja de molestar o doler. Por tanto, percibido desde un punto de vista absolutamente objetivo, la mejor opción ante un “problema” es encararse a él, observarlo, desmenuzarlo, ver un modo de resolverlo… y hacerlo. Y dejará de perjudicar. Si el “problema” está relacionado con la pareja, habrá que ser leal y poner en práctica aquello a lo que se comprometieron: que los que surgieran se resolverían hablando de ellos con voluntad de colaborar para conseguirlo juntos. Hay muchas cosas que pueden hacerse con ellos: minimizarlos falsamente, declararlos inexistentes o invisibles, negar que afectan, menospreciarlos, dejar que se resuelvan solos, tratar de borrarlos de la memoria, esperar que sea otro quien los resuelva… pero ninguna de estas soluciones son adecuadas. Pueden ser alivios temporales, pero no soluciones definitivas. Si se detecta un conflicto, es mejor tratarlo cuando aún es sólo un cachorro de conflicto –un problemilla-, porque aún se está a tiempo de evitar que llegue a convertirse en irreparable, y porque es mucho más sencillo de manejarlo. El mayor atentado que uno puede cometer contra sí mismo, y el más vil e inútil, es el de engañarse. Porque uno mismo será siempre la víctima. Si ha aparecido un conflicto, o un conflictillo, es un asunto a tratar a la mayor brevedad posible. Sólo hay que propiciar el momento adecuado y acudir con el estado de ánimo oportuno para resolverlo. Y a por ello. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - No querer reconocerlos, o negarlos, nunca. Nunca. - Olvidarlos puede ser un alivio, pero no una solución. - Los conflictos parece que forman parte ineludible de la relación, así que tendrán que estar ambos preparados y ante su presencia unir fuerzas y poner todo el amor que se tienen para resolverlos. - Los conflictos se resuelven hablando, no dejándose de hablar. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
ES RECOMENDABLE ACEPTAR LO QUE NOS SUCEDA En mi opinión, para entender bien lo que viene a continuación conviene que estemos de acuerdo en una premisa: ACEPTAR NO QUIERE DECIR GUSTAR. O sea, el hecho de aceptar una cosa que no nos agrada no quiere decir que nos tenga que parecer bien ni que estemos de acuerdo. Podemos oponernos verbalmente y dejar claro que algo no nos gusta, pero empeñarse en una pataleta infantil por la cual no queremos aceptar lo que realmente es, lo que es la verdad, es un absurdo, es una actitud inútil y contraproducente. Si me refiero a ACEPTAR, no quiere decir que TODO y SIEMPRE. Hay cosas que van a ser inevitables, pero hay muchas otras de las que uno se puede deshacer o a las que puede oponerse. Pero el primer paso, que puede ser todo lo breve que uno quiera, o puede durar toda la vida –eso depende de cada uno-, es aceptar lo que hay, lo que ha pasado o está pasando. La realidad. El siguiente paso es comprobar si el asunto tiene solución o no. Si realmente no tiene solución, entonces hay que pasar a la fase 2 de esta situación que es… colaborar con lo inevitable. Si realmente es inevitable, si realmente no se puede hacer nada para cambiarlo… ¿para qué empeñarse en hacerlo?, ¿para qué gastar inútilmente tiempo y energía?, ¿para qué alimentar y engordar la frustración? Se dice en el budismo que “hay que aceptar lo que nos suceda como si lo hubiéramos elegido”. Y es una sabia recomendación. Ante los hechos consumados de algo ineludible, ante la confirmación de que NADA podemos hacer por cambiarlo… ¿de qué nos sirve emperrarnos en una pataleta por no aceptarlo? Lo correcto es reconocerlo y a partir de ese reconocimiento tomar las medidas necesarias para que no nos afecte. Y para ello podemos usar desde la objetivación del asunto, quitándole el dolor que le hemos añadido, hasta las conversaciones muy racionales con uno mismo en las que dejar claramente explicado que se abandona esa batalla perdida de antemano. Ante las cosas inevitables uno puede preguntarse ¿por qué me pasa esto a mí? y puede darse la respuesta que mejor corresponde… ¿y por qué no? Sí puede ser beneficioso cambiar ese ¿por qué? por un ¿para qué?; la respuesta a esta nueva pregunta sí nos puede acercar al motivo de que haya sucedido. “Por qué” puede indicar simplemente curiosidad, mientras “para qué” conlleva un interés real en conocer la motivación del hecho para aprender lo que sea necesario aprender. Para los que tienen fe, es tranquilizador y hasta reconfortante pensar en que todo tiene un sentido aunque no se comprenda, que todo lo que le sucede a uno forma parte de un Gran Plan del que se desconoce el motivo cuando sucede pero que, más adelante, se puede llegar a comprender. A veces nos pasan cosas que no nos agradan, pero parecen ser necesarias en nuestro proyecto para esta vida. Quien tiene fe, intuye que todo lo que le sucede tiene un sentido. Para los que no tienen fe y entienden estas cosas desagradables como un agravio innecesario… pues tienen que aceptarlas también, incluso a desgana, porque son la realidad. Al principio escribí que si me refiero a ACEPTAR, no quiere decir que TODO y SIEMPRE. Contra algunas cosas conviene luchar y negarse. Creer firmemente en ellas como inevitables puede conducirnos a un conformismo vago que en realidad es una claudicación anticipada, una muestra de cobardía, una sumisión ante los inconvenientes. “¿Qué puedo hacer?”, si uno se lo pregunta con interés y se lo contesta con sinceridad, ha de dar la medida de aquello que hay que acatar –pero sin sentimiento de derrota- y aquello que requiere toda nuestra atención y esfuerzo. Insisto: el primer paso es aceptarlo, aunque sea durante un segundo, porque si no se reconoce no se puede hacer nada con ello o contra ello. LA VIDA, A VECES, NO ES FÁCIL NI ESTÁ A NUESTRO FAVOR. A pesar de ello la podemos convertir en VIDA, podemos disfrutar los momentos que no están teñidos de dolor. EL DESTINO ES SÓLO UNA PROPUESTA DE DESTINO. El futuro tiene que estar en nuestras manos. Conviene empezar a ver de otra forma las cosas que nos vayan sucediendo. Y también afrontarlas de otra forma. A la vida se viene a VIVIR y no a sufrir. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web sobre poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 80 - NO DESAHOGARSE – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 80 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Cuando hay un conflicto en la pareja, uno está tan metido en él –y tan afectado- que le puede resultar imposible ponerse en un lugar desapasionado desde el que poder ver con objetividad lo que está pasando. Para saber mejor lo que le pasa a uno, y lo que siente, puede llegar a ser esclarecedor contarle la situación a otra persona; eso puede aportar claridad ya que a la hora de contarlo hay que poner en orden las ideas para poder transmitirlas, y eso es muy útil si uno no es capaz de escucharse a sí mismo. Por otra parte, al verbalizarlo se cosifica, y al estar cosificado deja de ser un barullo desorganizado que confunde aún más. En principio es importante desahogarse –quitarse el ahogo, buena palabra-, ya sea conversando con los amigos cercanos, con familiares, o simplemente llorando. Sacar las penas y las preocupaciones es una buena forma de comenzar a superar la decepción sentimental. Si hay una persona escuchando puede verlo desde fuera y verlo con más claridad, pero eso sí, la selección de esa persona ha de ser muy cuidadosa. Algunos, cuando cuentan sus conflictos a otros, lo que están buscando -sin darse cuenta- es despertar la lástima en el otro o que le reconozcan su sufrimiento. Insisto en que es inconsciente, pero en muchas ocasiones es eso lo que se busca y no otra cosa. Y cuando uno está atravesando una situación delicada no ha de conformarse con eso, sino que ha de buscar la verdad y una solución. También se da el caso de quien consulta con una idea ya preconcebida, que le interesa, y lo que busca en realidad no es alguien que le diga la realidad de lo que ve sino alguien que le dé la razón aunque esté equivocado. En mi opinión, es mejor no contárselo a muchas personas, porque nunca se sabe qué van a hacer después los otros con esa información. Se dice que “quien conoce tus secretos, es dueño de tu libertad”. Ha de ser también una persona de absoluta confianza, que ya lo haya demostrado en otras ocasiones. La vida da muchas vueltas... Esa o esas personas que se seleccionen han de cumplir una serie de requisitos imprescindibles. El primero, ser ecuánime, porque si es alguien que quiere mucho a quien está en el conflicto, es posible que no sea neutral, bien porque se va a poner de su parte de un modo incondicional -y eso no es siempre lo correcto para descubrir lo que pasa, aunque sí será bueno cuando ya se haya tomado la decisión que se considere adecuada-, o bien porque se va a poner directamente en contra de la otra parte y no va a ser capaz de reconocer que tal vez, quizás, el otro tenga, aunque sea en parte, algo de razón. Es importante que sea una persona con capacidad de ver todos los lados en un conflicto, y no me refiero a que sea muy inteligente, sino que sea lista o perspicaz. Incluso está bien que haga un poco de abogado del diablo, ya que eso puede llegar a ser muy útil. Además, siempre resulta interesante escuchar lo que las personas que nos conocen bien tienen para decir, y seguir sus consejos en el caso de que se consideren oportunos. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Las emociones están para vivirlas. Nos hablan mucho de nosotros mismos. - Si apetece llorar, se llora. Eso no es malo. Sólo no está bien si uno se estanca excesivamente en el llanto y no se quiere salir de él. - Los conflictos hay que solucionarlos. Es necesario que la otra parte sepa cómo nos sentimos realmente, cómo estamos de afectados. Eso demuestra que la relación nos importa. - Callarse los conflictos no los resuelve. Intentar olvidarlos no los soluciona. - Los asuntos conflictivos no hay que exagerarlos, pero tampoco menospreciarlos. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
CAPÍTULO 79 - UTILIZAR EL SEXO COMO CHANTAJE – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 79 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. Parece una idea muy extendida esa de que con el sexo se puede dominar al hombre. Que se le puede chantajear impunemente, racionándoselo o entregándoselo en función de que cumpla o no unos requisitos o condiciones, de que cambie ciertas cosas suyas, de que deje otras, de que haga regalos, o como premio por haber accedido a hacer algo que no quería hacer. Además de ser humillante para el otro, y de ser absolutamente ruin por parte de quien lo utilice de este modo, no sé qué gracia puede tener mantener relaciones sexuales con alguien que no lo hace por amor y deseo sino a cambio de una contraprestación. Visto con objetividad es algo muy similar a la prostitución, donde se ofrece sexo a cambio de otra cosa que, en este caso, no es dinero. Pero no deja de ser un trato comercial. Una relación sexual sin amor, o sin algo de cariño al menos, sin unas caricias que sean sinceras, sin unas sonrisas cómplices y unos besos honrados, pierde su esencia, ya que la penetración no es el motivo principal del encuentro sino la continuación de todo el juego previo. Una penetración que no vaya precedida del deseo por parte de ambos, con su colaboración y entrega, no es más que una copulación animal. Es por eso que utilizarlo como moneda de cambio lo desvirtúa. Y si alguien, por la circunstancia que sea, accede a ese chantaje que sepa que lo volverán a utilizar una y otra vez, y el sexo acabará siendo algo que hay que pagar cada vez de algún modo. Hacer uso del sexo con ese propósito debiera ser deshonroso para quien lo hace. En realidad, para cualquiera de los dos. Para conseguir algo de la pareja hay mil modos más dignos de hacerlo. Desde la petición amable hasta los acuerdos consensuados. Cualquier cosa loable para que no sea necesario convertir en coacción lo que siempre debiera ser el regalo más noble que hace uno a otro, y es que no sólo entrega su cuerpo en el acto, sino su alma, su mayor intimidad, sus secretos; se entrega en su integridad porque van a crear un mundo en el que no entra ninguna otra cosa que no sean ellos mismos, y lo que sólo conocen y comparten ellos. Además de que el concepto que va a adquirir el chantajeado con respecto al chantajista es lo más alejado de lo que se supone que es una relación de pareja, donde la sinceridad y el deseo de lo mejor para el otro, la entrega y el amor voluntarios y desinteresados, son elementos tan primordiales como imprescindibles. Cuando los intereses interfieren en la relación, el amor reconoce que ya no tiene nada que hacer y se marcha con la intención de no regresar. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - El sexo no ha de convertirse jamás en moneda de chantaje. - Por dignidad, y por respeto a la relación, no se debe aceptar ese tipo de chantaje. - Aunque parezca una cuestión sólo romántica no es lo mismo “hacer el amor” que “tener sexo”. No es lo mismo el deseo que la desgana. No es lo mismo la entrega desinteresada que el negocio. - Tener sexo como obligación, porque lo exige el otro como un derecho propio y un deber matrimonial, no es “hacer el amor” Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
DIOS ACEPTA LIMOSNAS Desde hace tiempo, leo en las despedidas de mensajes cosas como “Bendiciones”, “que Dios le bendiga”, “Diosito le bendiga” -esta última me encantó especialmente-, y más cosas relacionadas con bendecir. Lo que sigue es el relato de algo que me sucedió realmente. Ni siquiera sé si debiera publicarlo... pero lo voy a hacer. Y espero que les haga reflexionar un poco sobre las bendiciones. Supongo que en algún momento de mi vida tenía que vivir una experiencia especial, y fue entonces cuando sucedió. Llevaba unos días reconciliándome con mi deseo y mi necesidad de ser generoso con quien lo pudiera necesitar. Siempre me he quejado de lo poco que me involucro en los problemas y en las necesidades ajenas. Si me encuentro con un pobre por la calle, y superando los controles de mis sospechas creo que su penuria es cierta, le hago entrega de una limosna y me alejo rápidamente, como si en vez de dar le hubiera robado. Y cada vez, después de depositar la limosna, reinicio muchos reproches hacia mí, en silencio pero dolorosamente, porque conozco todos los modos de hacerme daño. LO QUE PASÓ: Tenía mi pensamiento en otro sitio, muy lejos de Madrid y muy lejos del calor agresivo de las tres de la tarde de aquel verano; por aquella calle sólo nos movíamos tres personas. Fue al rodear una furgoneta aparcada sobre un paso de peatones cuando me encontré, inevitablemente, con la figura desmejorada de una mujer; calculé que estaría camino de los cuarenta años, aunque dudé si alguna vez llegaría a cumplirlos. Lo primero que pensé al verla, en un pensamiento fulminante, fue que a esa mujer le quedaba mucho que sufrir o poco que vivir. Cualquiera de las dos opciones tenía las mismas posibilidades. Tenía los pies descalzos y como rotos, con manchas resecas de sangre, mucha suciedad acumulada, y la cara como explotada en algunos sitios. Mostraba sin reparo su desgracia y su abandono. Desde sus ojos tristes vino a mi encuentro una mirada desvalida. En el silencio de ese mirar lastimero había toda una petición de auxilio, toda una manifestación de necesidades, todo un ruego a alguien, quien fuera que se encontrara con aquella mirada suplicante y menesterosa, y todo el relato de un presente trágico, muy distinto de otro pasado más lejano que fue mejor. No sé porqué deduje, sin tener derecho, tantas cosas. Quizás nunca en mi vida haya estado más receptivo, o más comprensivo, o más acertado. Quizás nunca en mi vida he sabido escuchar con tanta atención ni he tenido el corazón más cerca del alma. Pudiera ser que en ese momento la prisa me abandonó sabiamente y me permitió recibir aquel lenguaje que sólo unos ojos saben expresar. O tal vez en aquel instante yo era sólo de carne y hueso, de amor y alma, fraterno y universal. - Deme algo, por Dios -dijo. Pero si no lo hubiera dicho sería igual, porque era una redundancia, era repetir lo que ya pedía toda ella antes de pronunciar las palabras. - Qué mal está usted... –compadecí desde mi alma. Casi me atrevo a decir que era la primera vez que oía hablar a mi corazón. Y era un lamento tan sentido, una empatía tan poco usual, que me encontraba extraño estando quieto al lado de esa mujer, tan cerca, mirándola sin prisa y sintiéndola. Por la inexperiencia, no supo mi intelecto cuál era la frase lógica siguiente. Creía recordar que en alguno de mis sermones interiores había decidido que lo siguiente era preguntarle qué necesitaba realmente. Porque tal vez no era dinero sino conversación, o aferrarse a una mano, o que una mirada la viera como ser humano y se lo hiciera saber. Así que mientras todo ese revoltijo se reorganizaba en mi pensamiento traté de mirarla desde su misma posición, tan dolido como ella, y seguí atentamente el balanceo de su cabeza cansada de tanto soportar. Ella no me apuró en mi siguiente paso. Esperó con la paciencia de quien sufre durante todo el día y ante la posibilidad de que le entregue una moneda un desconocido, al que ha solicitado ayuda más por rutina que por esperanza, se tomó el descanso de creer en alguien y estiró el brazo creando un cuenco en su mano derecha. Siguió en su presencia ausente, con su mano implorante como recordatorio, y con la resignación del que no tiene otra cosa que hacer más que esperar, y la sumisión del que sabe que todos sus momentos son iguales. Nunca sabré si tenía entre sus pensamientos alguno optimista, con fe en el futuro, o si todos habían huido ante este panorama que en algún momento se presentó en su vida, convirtiendo a aquella niña que fue acunada con tanto cariño por su madre, y en la que depositó sus mejores deseos, en una mujer rota, desolada y hostigada por la vida. Rompió aquella comunicación silenciosa tan íntima la frase equivocada, la frase que sustituyó a la pregunta serenamente preparada que esta vez tampoco se atrevió a pronunciarse, y le hablé del deseo de que se le mejoraran las cosas, en un tono mercantil, desalmado, en vez de erigirme en grito de amor y preguntarle ¿qué necesita usted realmente?. Puse en su mano un billete y emprendí mi habitual huida hasta que mis piernas me paralizaron al oír aquella voz que habló con fuerza. Un rotundo escalofrío me recorrió sin respeto. Mi corazón rebotó desordenadamente. - Yo le bendigo –me había dicho. Y al volverme para mirarla vi cómo me enviaba con su mano el gesto que formó una cruz. No dijo que le pediría a Dios que me bendijera: no sintió la necesidad de intermediarios. Se supo en posesión de la capacidad divina de bendecir, y lo hizo. El recién nacido escalofrío se convirtió en un terremoto que removió todos mis principios. No supe qué hacer, qué pensar, qué decir. Sólo la vergüenza por un llanto que se aproximaba imparable me hizo volver a andar, huyendo de mí. Francisco de Sales (más poesías y relatos en www.franciscodesales.es)
-
CAPÍTULO 78 - ELEGIR DESDE LA CINTURA PARA ABAJO (o sólo por la cara bonita) – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 78 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. El momento de la elección de la pareja es un momento realmente delicado. Y complicado. Los argumentos que se utilicen para tomar la decisión pueden ser ciertos, pero también estar equivocados. Si solamente se le hace caso a los sentimientos amorosos enfebrecidos, tan egoístas de amor y de amar que no piensan en otras consecuencias, y si están ofuscados por ese sentimiento que resulta ser tan maravilloso que no se desea que acabe nunca –y que al mismo tiempo impide ser conscientes de la irracionalidad de la fantasía-, pueden acabar equivocándose. Si quien está enamorado se deja deslumbrar por la parte tan brillante, cegadora y exultante del amor, y elude la importancia de los otros elementos aparentemente menores pero necesarios para la consolidación de la relación, es posible que emita un aprobado, y que cuando las aguas se calmen –porque lo cotidiano imponga su peso- se encuentre con que son más las cosas que les alejan que la única que les acerca. Si se le hace caso a los deseos, sólo se está satisfaciendo a uno de los muchos opinantes en la decisión. Si se le hace caso exclusivo a la mente, tan racional como puede llegar a ser, tan pendiente de los intereses, tampoco será una decisión redonda. Si se escoge desde la cintura para abajo, porque los primeros encuentros han sido ardientes, inagotables, han provocado inundaciones vaginales y terremotos en el resto del cuerpo, y una está obnubilada por su propia calentura, en los momentos en que aminore su frenética actividad, tendrá ocasiones suficientes para comprobar –en los casos más extremos- que no son capaces de llevar una conversación que incluya algo más que jadeos, que no han hecho un proyecto de vida en común para los momentos en que no estén retozando, y que detrás del sexo sólo tienen un vacío que no son capaces de llenar. Y esto mismo le puede pasar a él, ya que los hombres son más propensos a los encoñamientos. No hay que permitir que un calentamiento vaginal decida el futuro. Si se escoge de cuello para arriba, es posible que los otros ojos la hayan hechizado, y que siga, hipnotizada y sin darse cuenta, el mensaje que le envían: “enamórate de mí, enamórate de mí…”; si se ha quedado prendada de ese conjunto armónico, de esa belleza de dios Apolo, no se va a dar cuenta de todo lo que quede fuera de esa aura dorada que enmarca su belleza –y lo queda fuera es mucho y es lo realmente importante-; si es su cabello lo que le fascina, que le pida un mechón y que no se quede con el resto de hombre, porque es con el hombre, y no con el cabello, con quien va a tener que convivir. (Y, además, él tiene muchas posibilidades de quedarse calvo algún día…) Ellos están en la misma situación. El error está latente en cada uno de los modos de tomar la decisión si se les atiende y valora de un modo individual. Tal vez –y sólo digo tal vez porque hasta ahora no hay fórmula que haya demostrado ser eficaz- si hay un método que tiene más posibilidades de acertar sea el de promover un concilio entre todos los implicados en tomar las decisiones y ser afectados los resultados, y que exponga cada uno sus razones, para que puedan ser evaluadas –por una mente ecuánime y objetiva- en conjunto y en su justa medida. Tal vez la fórmula que hace funcionar una relación esté integrada por el amor –ingrediente inevitable e imprescindible-, por el deseo –es importante que haya un buen porcentaje-, el respeto –absolutamente necesario-, la confianza –sin ella no se va a ninguna parte-, la atracción física –no digo que sea bello, o guapa, sino que tenga ese algo que agrada -, el sexo –se supone que ya han tenido tiempo de demostrarse cómo es cada uno en ese terreno, y si no ha sucedido, es bueno comprobarlo antes del sí definitivo, porque el sexo también ha de ser gratificante-, la empatía –se van a atravesar muchos momentos juntos y algunos pueden ser delicados y requerir mucha comprensión-, la capacidad de cuidar –porque se van a tener que cuidar entre ellos y se va a tener que cuidar cada uno de ellos-, la capacidad de comunicarse y escuchar –porque van a tener que comunicarse y escucharse-, la facultad de mantener la calma –porque le van a sacar buen partido ya que la usarán a menudo-, el optimismo –necesitarán emplearlo a diario-, la fe en que les va a salir bien –porque sin ella no se pondrían en marcha-, la voluntad para que salga bien –porque la fe sola no puede con todo y el esfuerzo va a ser imprescindible-, y luego están los ingredientes personalizados, los que para cada persona y relación resulten especialmente interesantes o necesarios, y luego hay que mezclar todo ello para que el resultado sea el mejor. Tal vez sea la visión un poco analítica de todo el conjunto de cosas, sin ser desapasionada del todo, quien pueda hacer ver con mayor claridad las posibilidades reales de esa relación. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: apasionamientos - Es conveniente que antes de embarcarse en una relación se pongan de acuerdo el corazón y la mente para decidir. La calentura y los espejismos, mejor que no intervengan. - La atracción física puede tener una importancia muy grande al principio, pero lo que mantiene estable la relación son otras cosas más terrenales y reales y menos etéreas. - El amor en la relación tiene que estar por encima y sobrevivir a la belleza o el atractivo físico que, sin duda, con el paso del tiempo desaparecerán. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
-
YA NO LE TENGO MIEDO A MIS PENSAMIENTOS En mi opinión, algunas personas evitamos pensar porque se nos hace muy molesto y hasta desagradable enfrentarnos a nuestra mente, que parece que deja de ser nuestra y estar a nuestro favor para actuar por su cuenta y llevarnos a pensamientos funestos, a preguntas que no encuentran respuestas y sólo nos aportan más desesperación, a recuerdos que no resultan ser agradables, o a sensaciones indeseadas e incómodas. Parece ser que tenemos cantidad de reproches acumulados y nuestra mente se encarga de mantenerlos vivos para que sigan haciéndonos daño. Otras personas son poseídas por sus pensamientos constantemente y no saben cómo escapar de ellos. Les temen porque conocen todo el desagradable proceso que eso conlleva y el malestar posterior que deja. Yo tengo muy inculcado un mandato que en el Análisis Transaccional se llama NO PIENSES y realmente me ha afectado durante toda mi vida. Aún más todavía cuando no era consciente de él. Ahora lo voy controlando y deshaciéndome de él, pero garantizo que perjudica y mucho. Ese mandato me impedía pensar con naturalidad. Reconozco que durante mucho tiempo solamente me he enfrentado a ciertos pensamientos cuando eran realmente inevitables, y que nunca me he puesto expresamente a pensar (aunque luego acabe todos los artículos con un “te dejo con tus reflexiones…”) Mis recuerdos sí tienen muchas cosas agradables guardadas para mí, pero mi mente es mi enemiga más directa. Se empeña en recordarme a menudo una lista llena de fracasos, errores, frustraciones, desilusiones, desastres, pérdidas, lágrimas, o dolores que he ido acumulando. No se olvida de ninguno y cuando me los presenta me deja una mala sensación insoportable que afecta directamente a mi Autoestima y me deja la impresión –aunque sea fugaz- de que soy un fracasado, de que he ido acumulando en mi vida sólo equivocaciones y tragedia. Ya sé que no es así, que mi vida no se compone sólo de eso, pero el pesimismo al que me lleva no me permite ver otra cosa. Así que siempre he evitado recrearme en mis pensamientos porque conozco su actitud vengativa y nada favorable. Así ha sido hasta ahora. Ahora, en cambio, y fruto de un trabajo de Desarrollo Personal de varios años, he aprendido a aceptar todo lo que se puede englobar como errores y he cambiado ese incómodo nombre por otro más liviano; ahora están todos archivados en una carpeta que se llama “OTRAS EXPERIENCIAS” a la que entre paréntesis he añadido “ASUNTOS QUE NO SALIERON SEGÚN LO PREVISTO”. Y hago un encogimiento de hombros cuando pienso en ellos. “¡Qué se le va a hacer!”, dice una voz dentro de mí. Y hasta soy capaz de añadir una sonrisa. He ido aprendiendo que cada uno puede adjetivar los hechos de su vida del modo que quiera, y que es más provechoso y menos belicoso no usar los agresivos, los auto-ofensivos, los denigrantes, los que hacen daño con su intención. He ido aprendiendo que la benevolencia con uno mismo es un bálsamo necesario cuando se ha hecho algo de cuyo resultado uno no se siente satisfecho. Que el amor es mejor remedio que el castigo. Que ponerse a salvo de ese proceso de auto-reproches que sigue a “los errores” es una medida adecuada. Que la vida es más placentera cuando la relación consigo mismo es cordial y amable… incluso a pesar de “los errores”. Ahora, cuando pienso en mí y en mis experiencias menos satisfactorias, cuyo resultado quisiera reprobar, me miro con una cariñosa compasión, trato de formar una sonrisa sincera cuando no me sale espontáneamente, y me recito todo un repertorio de frases amables y de ánimo que brotan espontáneamente de mi corazón. Me quiero. A pesar de todo. O precisamente porque donde me equivoco es donde se muestran mi fragilidades, mis ignorancias, lo poco que soy a pesar de que quiera aparentar lo contrario, mi Humanidad. Y reconocerme así, tan poca cosa, tan cargado de equivocaciones, no me produce rechazo sino ternura. Me doy cuenta de mi necesidad de que alguien me acoja y consuele, me acepte sin recriminaciones, y entonces comprendo con una lucidez mágica o divina que soy el más apropiado para quererme, que siempre estoy conmigo en servicio de atención 24 horas, así que nadie más cercano que yo, y nadie mejor que yo para reconocer y valorar las cosas buenas, que también las tengo, y más de las que suelo reconocer, porque cuando soy objetivo y sincero me doy cuenta de que valgo más de lo que creo que valgo y que eso bueno que tengo en mí, que me parece “normal”, no necesitado de ser destacado especialmente, cuando lo veo en otros me causa admiración. Así que cada día estoy mejor conmigo y no me da miedo relacionarme con mis pensamientos porque ya ha ido desapareciendo la agresividad, ya no hay un Inquisidor dentro de mí empeñado en castigarme; observo que mi sonrisa se está haciendo habitual en mis labios y me doy cuenta de que el Amor Propio obra milagros. Así que te invito a que pruebes una fórmula similar a la mía si eres una de esas personas que le tienen miedo a su mente y sus pensamientos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
-
CAPÍTULO 77 - CONFUNDIR “TENER PAREJA” CON “SER PAREJA” – EQUIVOCACIONES HABITUALES - Este es el capítulo 77 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “Tener pareja” suena -aunque no siempre sea así- como un deseo egoísta que busca que otra persona aporte estabilidad, amor, sexo, compañía y bienestar, o cualquier otra necesidad que se tenga. Incluso la de cubrir el expediente de cara a la sociedad de estar ya emparejado y no solo o sola. Suena como algo posesivo. Aunque no siempre lo sea. “Ser pareja”, en cambio, es un compromiso que conlleva implicación, aportación, compartir, entrega, compañerismo, algo de renuncia consentida, futuro y, sobre todo, un proyecto común. Es muy interesante revisar esto, porque quien vaya a la relación con la intención de “Tener pareja” y no con la de “Ser pareja”, está muy equivocado, y los resultados pueden ser muy distintos en función de la intención de cada uno de ellos. Quien sólo esté interesado en “Tener pareja”, una vez que ya la “Tenga” –que nunca se llega a “Tener”-, puede relajarse y dar por terminado su esfuerzo y por cubierta su necesidad, con lo que, lógicamente, se producirá un estancamiento, y al mismo tiempo uno decepción para el otro, si es que el otro quería “Ser” pareja. Si uno desea “Ser pareja”, sabe que es un proyecto a corto, medio y largo plazo, por lo que nunca se da por terminado. Es un proyecto con vistas a que siga aportando y al que seguir aportando para que siga creciendo. Ese es el objetivo: hasta el infinito, todos los días, sintiéndose muy a gusto en la co-creación de ese propósito de “Ser pareja”, y sintiéndose beneficiador y beneficiario de su trascendencia. No está nada mal preguntarse de vez en cuando por la relación que uno está teniendo con su pareja, haciendo un inventario de la situación, valorando el estado de cada cosa en su justa medida, revisando en qué cosas ha flojeado, cuáles se pueden potenciar, qué de nuevo se puede aportar, y, sobre todo, qué están haciendo uno y otro en y por la pareja. ¿Aportan lo suficiente?, ¿le prestan la atención que merece?, ¿se cuidan?, ¿”Son” pareja y se sienten como tal?, ¿se siguen preparando continuamente para ser pareja? No está pero que nada mal hacerlo. Primero cada uno en solitario, para tener una idea clara de los propios pensamientos, y luego en compañía para ver y confrontar si el otro siente lo mismo y lo ve del mismo modo, y para ver en qué puede ayudar cada uno con sus ideas y qué desea o necesita del otro. Y hacerlo sin miedo. Las empresas importantes hacen sus inventarios, su balance de situación, sus proyectos a corto, medio y largo plazo, y revisan si se cumplen sus previsiones. Y la pareja es una empresa muy importante. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La relación requiere ser actualizada para que no se estanque o recule. - Ambos tienen que implicarse, por separado y en conjunto, para que siga creciendo y para el bien de ambos. - La relación es para vivirla y no simplemente para exhibirla. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)