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  1. SILENCIO En mi opinión, el silencio es uno de Los medios o estados que mejor nos pueden poner en contacto con nosotros mismos. Me refiero al silencio interno. Es cierto que el externo ayuda a contactar con el interno, pero exclusivamente el externo no es válido. De poco o nada sirve estar en un ambiente vacío de sonidos si el barullo de nuestro interior lo alborota todo con un runrún incesante de pensamientos desorganizados, de voces cargadas de auto-reproches o desconciertos, de movimientos mentales incesantes que saltan de un asunto a otro como si estuviesen huyendo de todos. El silencio es el escenario que uno necesita para escucharme a sí mismo. Silencio que al principio se puede hacer insoportable, donde uno se queda perdido esperando qué es lo que va a suceder, qué es lo que hay que sentir o qué es lo que tiene que aparecer. Algunas personas asocian ese silencio a otros anteriores que han resultado infructuosos o han sido duros y por eso los rechazan evitándolos. La riqueza que aporta ese silencio sucede con más naturalidad y efectividad cuando uno consigue aislarse de todo lo externo, y no sólo me refiero a los ruidos, sino a las preocupaciones, a los problemas pendientes de resolver, a las distracciones. Antes de entrar en ese silencio puede ser interesante hacer un pacto con la mente y explicarle que se tiene que ausentar en los siguientes minutos, que no insista en querer inmiscuirse en todo porque lo que va a suceder a continuación no va a ser un diálogo ni un monólogo lleno de palabras, sino que se va a representar un espectáculo, íntimo y callado, en el que se van a sentir o a expresar sentimientos, que a veces lo harán mediante palabras –pero que no son las del lenguaje común cotidiano- o lo harán mediante emociones que llegarán directamente al lugar correspondiente sin necesidad de explicar con palabras lo que solamente son sentimientos. EN EL RUIDO SE EXPRESA MI MENTE O SE EXPRESA MI EGO; EN EL SILENCIO ME EXPRESO YO. YO SOY más yo en esa quietud, en esa ausencia de estímulos; yo me centro más en mí cuando estoy aislado. EN EL EXTERIOR ME VEO A MÍ MISMO EN UN ESPEJO, EN MI INTERIOR ME VEO A MÍ MISMO EN EL SILENCIO. Si quieres saber más sobre ese silencio del que hablo, hay grandes maestros o expertos que te pueden aportar mucho más, bien a través del silencio vacío o lleno, de la meditación o del yoga. Te invito a que profundices en el silencio, a que te hagas su amigo, a que sepas estar en él y extraerle su riqueza. El tiempo de silencio no es tiempo perdido sino vida ganada. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales SUGERENCIAS: Pablo D’ors Ramiro Calle Eckhart Tolle Libro: El silencio habla (para leer o descargar en pdf) http://www.abrazarlavida.com.ar/wp-content/uploads/2014/06/EL-SILENCIO-HABLA.pdf Audiolibro: El silencio habla MEDITACIÓN GUIADA PARA CONECTAR CON EL SILENCIO INTERIOR MEDITACIÓN GUIADA SILENCIO INTERIOR
  2. TANTA INTIMIDAD NO FUE NECESARIA Le sonrió y se le abrieron todas las puertas. Le sonrió y se ganó toda su voluntad y descerrajó todos sus secretos. Le pidió lo imposible y él se lo entregó complacido. Ella sólo afloró su sonrisa, quién sabe si una caída de ojos, inocente, no inconsciente, o tal vez abrió la boca como para decir algo y no dijo. Y entonces él le preguntó qué deseas. Lo pidió y lo consiguió. Cuando ella me lo contó le pregunté: ¿cómo lo hiciste? ¿le hablaste de tus encantos? “Tanta intimidad no fue necesaria” me dijo con la misma inocencia malvada que usó con él. Francisco de Sales (más poesías y prosa en (No se pueden agregar links que redirigen a otro sitio))
  3. SILENCIO En mi opinión, el silencio es uno de Los medios o estados que mejor nos pueden poner en contacto con nosotros mismos. Me refiero al silencio interno. Es cierto que el externo ayuda a contactar con el interno, pero exclusivamente el externo no es válido. De poco o nada sirve estar en un ambiente vacío de sonidos si el barullo de nuestro interior lo alborota todo con un runrún incesante de pensamientos desorganizados, de voces cargadas de auto-reproches o desconciertos, de movimientos mentales incesantes que saltan de un asunto a otro como si estuviesen huyendo de todos. El silencio es el escenario que uno necesita para escucharme a sí mismo. Silencio que al principio se puede hacer insoportable, donde uno se queda perdido esperando qué es lo que va a suceder, qué es lo que hay que sentir o qué es lo que tiene que aparecer. Algunas personas asocian ese silencio a otros anteriores que han resultado infructuosos o han sido duros y por eso los rechazan evitándolos. La riqueza que aporta ese silencio sucede con más naturalidad y efectividad cuando uno consigue aislarse de todo lo externo, y no sólo me refiero a los ruidos, sino a las preocupaciones, a los problemas pendientes de resolver, a las distracciones. Antes de entrar en ese silencio puede ser interesante hacer un pacto con la mente y explicarle que se tiene que ausentar en los siguientes minutos, que no insista en querer inmiscuirse en todo porque lo que va a suceder a continuación no va a ser un diálogo ni un monólogo lleno de palabras, sino que se va a representar un espectáculo, íntimo y callado, en el que se van a sentir o a expresar sentimientos, que a veces lo harán mediante palabras –pero que no son las del lenguaje común cotidiano- o lo harán mediante emociones que llegarán directamente al lugar correspondiente sin necesidad de explicar con palabras lo que solamente son sentimientos. EN EL RUIDO SE EXPRESA MI MENTE O SE EXPRESA MI EGO; EN EL SILENCIO ME EXPRESO YO. YO SOY más yo en esa quietud, en esa ausencia de estímulos; yo me centro más en mí cuando estoy aislado. EN EL EXTERIOR ME VEO A MÍ MISMO EN UN ESPEJO, EN MI INTERIOR ME VEO A MÍ MISMO EN EL SILENCIO. Si quieres saber más sobre ese silencio del que hablo, hay grandes maestros o expertos que te pueden aportar mucho más, bien a través del silencio vacío o lleno, de la meditación o del yoga. Te invito a que profundices en el silencio, a que te hagas su amigo, a que sepas estar en él y extraerle su riqueza. El tiempo de silencio no es tiempo perdido sino vida ganada. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales SUGERENCIAS: Pablo D’ors Ramiro Calle Eckhart Tolle Libro: El silencio habla (para leer o descargar en pdf) http://www.abrazarlavida.com.ar/wp-content/uploads/2014/06/EL-SILENCIO-HABLA.pdf Audiolibro: El silencio habla MEDITACIÓN GUIADA PARA CONECTAR CON EL SILENCIO INTERIOR MEDITACIÓN GUIADA SILENCIO INTERIOR
  4. CAPÍTULO 107 - AMAR MAL -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 107 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER “Yo le amo pero él dice que no le amo, ¿qué más puedo hacer?”. “Él dice que me ama pero yo no lo siento”. ¿Qué hacer en estos casos?, ¡pues amarse!, pero amarse bien. No es suficiente con amar. Hay que saber amar bien. No del modo que uno cree que se debe hacer –porque para el otro tal vez no sea el adecuado-, ni tampoco del modo que a uno le gustaría ser amado –porque tal vez el otro no tenga la misma idea de su deseo de ser amado-, sino con la naturalidad y la sabiduría que tiene el amor, que cuando se expresa libremente no necesita de enmendaduras ni enseñanzas ni aditivos. Se trata, sobre todo, de no fingir que se ama, de no amar de un modo artificial para que se parezca a los amores de las películas. El amor tal como brota, en su naturaleza, sin manipulaciones ni añadiduras, es perfecto. Lleva muchos años de experiencia y conoce bien su oficio. Sólo deja su eficiencia cuando alguien cree que toqueteándolo un poco y añadiendo sus conceptos personales, o sus transformaciones interesadas y fuleras, va a mejorar. Gran ignorancia. Se aprende a amar no sólo dejando que el amor brote sin interferencias, sino también poniendo buena voluntad en eso de llevar el amor a lo cotidiano, y también preguntando al otro, o a la otra, y observando qué cosas le hacen feliz y en qué condiciones. Uno ama mejor cuando se ama a sí mismo. Amar mal es amar de un modo en el que los intereses corrompan el modo natural, en el que la generosidad y los buenos deseos no están presentes, en el que se entrega a cambio de algo o porque se espera algo. En este caso se llama inversión, y no amor. O se ama bien, o no se ama. Pero no valen medias tintas. No vale un amor descafeinado, fingido, blando… y no se trata de amar mucho pero alocadamente y sin sentido, sino de amar bien. Que el modo de amar sea único. Amar a conciencia y desde cero. Desde la pureza donde se concibe el amor. Y si no es así, se ama mal. O no se ama. Que es casi lo mismo. Del mismo modo, tampoco hay que conformarse con que el otro ame “a su manera”, o sea, mal, que puede ser un modo de amor sin amor, y eso no es aceptable. La impecabilidad en el modo de amar, o poniendo en ello la mejor intención y voluntad posible, son los únicos modos aceptables de amar y ser amados. Si no hay más remedio, uno acaba aceptando un sucedáneo de amor bien intencionado, pero no hay que rendirse en exigirle al otro que siga perfeccionando su capacidad de amante. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Amar bien también es como un oficio que requiere de aprendizaje y de práctica. - No hay que rendirse en exigirle al otro que siga perfeccionando su capacidad y calidad de amador. - Amar bien es amar sin regatear amor en el corazón, en la entrega, en esa creación que ambos se han comprometido en acrecentar. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  5. PERDIDO A veces creo que la vida no es lo que yo vivo ya que me falta y le falta algo de sal, abrazos, objetivos de más peso, involucrarme de verdad, y salpicarla de sentimientos. Aposentado en el bienestar de quien tiene más de lo que necesita, pero al mismo tiempo menos de lo mínimo, no soy feliz sino cómodo; me compro distracciones con dinero pero me olvido de vivir la vida como la vivía con aquella caja de madera en mi infancia que a veces era un submarino, otras un avión de guerra, y otras barco pirata o coche de carreras. A veces, o muchas veces, no vivo, ya que vivir es otra cosa: acompañar al sol mientras se acuesta, reflexionar sentir soñar y ver mirando a la nada, amar mucho a todo y a todos... y amarme. La mitad de los ingredientes se me quedan fuera y vivir deja de ser la panacea, el milagro o la magia, y se queda en un sobrevivir en penurias, en un parche mal puesto, en una película de cine mudo, en una fuente de lágrimas. Francisco de Sales (más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)
  6. EL SER HUMANO ATENTO APRENDE DE TODO Y DE TODOS En mi opinión, el método más eficaz y directo que tenemos para aprender las personas que estamos en un Proceso de Desarrollo Personal es… la atención. Generalmente tenemos una serie de conocimientos adquiridos con los que nos manejamos, pero…sin añadir novedades, por lo cual puede suceder que nos hayamos quedado obsoletos, salvo que en procesos de introspección revisemos nuestras creencias conscientemente, las actualicemos, y nos deshagamos de las que descubrimos que no son propias aunque las usemos, aquellas con las que no estamos de acuerdo y las caducadas. La atención es el primer paso. Después vienen la comprensión, la reflexión y la elaboración personal –que siempre ha de ser objetiva para que sea auténticamente personal-, la aceptación…y a partir de eso se pueden hacer muchas cosas con lo descubierto, pero el primer paso es darse cuenta y eso sólo se hace con la atención. Y no me refiero a una atención obsesiva de 24 horas al día, sino que es suficiente con ponernos una alarma en la mente y en la atención que nos avisen cada vez que descubrimos algo desde una nueva visión, cada vez que nos permitimos mirar algo con otra mirada, cada vez que nos atrevemos a ir un poco más allá de nuestras propias auto-limitaciones y nuestras propias auto-castraciones. Prestamos atención en la escuela para aprender las letras, prestamos atención al profesor en la autoescuela, y a quienes nos explican una función del teléfono móvil y así aprendemos. El aprendizaje requiere atención y comprensión para que tenga utilidad. El aprendizaje de la vida, de nosotros, de cuanto nos atañe de algún modo, requiere de una observación atenta, así que cualquier cosa que nos pueda aportar algo en nuestro Desarrollo Personal merece de nuestro miramiento. Creo que ninguna de nuestras facetas humanas personales se llega a desarrollar hasta la perfección y que siempre hay algo capaz de ser mejorado. El Desarrollo Personal no ha de estar orientado a la perfección obsesiva y absoluta –porque además es imposible- sino al acercamiento progresivo hacia lo mejor que uno considera posible dentro de sus capacidades y posibilidades. El objetivo ha de ser el bienestar personal alcanzable y no el mejor-estar lejano e inaccesible. Se puede aprender de todo lo que nos rodea, esto lo puedo garantizar. La atención consigue que una flor vulgar se convierta en UNA FLOR. La salida del sol, vista con atención, es más un milagro que una rutina; la observación atenta y receptiva puede conseguir acercarnos a un gran descubrimiento… o a rozar la iluminación. La humildad de una persona, su bondad, su pobreza, nos pueden emocionar hasta llegar al llanto, nos pueden remover como un terremoto que destruyera y asolara nuestra insensibilidad. La risa de un niño nos puede llevar hasta esa purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda que llamamos catarsis. Los ojos de ver no son los mismos que los ojos de mirar. Si miran juntos ojos y corazón, hacia el mismo objetivo, hay una transformación en la sensibilidad que permite que se tenga otra percepción distinta de las cosas. Es diferente cómo son las cosas y cómo vemos las cosas. Y es en el modo de ver, precisamente, donde está la diferencia. Lo normal se puede convertir en sublime y lo vulgar en mágico. Para ello, la atención es primordial. Quien está receptivo a aprender, aprende. Quien cree que ya lo ha visto todo y lo sabe todo, no sabe nada. Siempre se puede aprender de todo y de todos. Incluso el más torpe o nuestro enemigo nos puede enseñar lo que NO queremos hacer o cómo NO queremos ser. Una piedra nos puede enseñar sobre la resistencia, sobre el silencio, sobre la paciencia, sobre la humildad de pasar desapercibido… un encuentro con una piedra, desde la atención, puede ser el comienzo de una experiencia grandiosa en nuestra vida. La vida vivida desde la atención ES OTRA VIDA. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  7. CAPÍTULO 106 - LAS FAMILIAS -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 106 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Unirse dos personas en una relación implica que cada uno de ellos va a aportar sus propios familiares, amigos, y conocidos; hay que saber que en una relación –esta es la verdad- al único a quien se ha seleccionado es al amado, pero no toda la cohorte que conlleva; es muy posible –pero que muy posible- que no nos caiga bien su padre, que su hermana sea insoportable, que la mayoría de sus amigos sean inaguantables… y si aporta hijos de una relación anterior, es posible que sean buenos pero también es posible que sean lo contrario. ¿Y qué se hace con todos ellos? Lo primero, es conveniente que quede claro que los que sí han decidido llevarse bien son los miembros de la pareja. Por lo tanto, aún queriendo mucho a sus propias familias y amigos cada uno de ellos, la relación tiene prioridad. Como suena. Y hay que tenerlo claro porque la injerencia de los otros en los asuntos de la pareja puede ser complicada y muy difícil de llevar. Puede afectar mucho y muy gravemente a la relación. Así que conviene que ambos miembros tengan clara la prioridad de la relación y que avisen a sus familiares que no van a admitir injerencias ni imposiciones, aunque serán bien recibidas las sugerencias sensatas y constructivas. Esto es válido cuando ambos son conscientes de que van a tener que ceder un poco, ser diplomáticos, y hacer pequeños sacrificios –no en todas las relaciones, por supuesto- para que el otro se sienta bien y pueda seguir disfrutando de todas las personas a las que ha querido y quiere, y por las que se ha sido querido y sigue siendo querido. Es preferible evitar ponerle al otro en el trance de tener que escoger entre uno y los otros. Un ultimátum del estilo de: “escoge entre ellos o yo” es peligroso y comprometido, y es muy posible que si el otro es sensato y valora la actitud amorosa incondicional de aquellos con los que se ha relacionado hasta ahora y se da cuenta de la actitud impositiva y exclusivista que le hace su pareja, se decida por “ellos”. Siempre se pueden encontrar fórmulas intermedias que, sin ser las ideales, puedan ser útiles. Lo mejor sería que uno se llevara bien con la madre de su pareja, por ejemplo, pero si ya se ha demostrado que eso es imposible del todo, por lo menos que no le prive de ir de vez en cuando a estar con su madre. Como siempre, diálogo, negociación, y a encontrar una solución que se acerque a la ideal. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La familia del otro viene incluida con él, pero no siempre es posible tener una buena relación con ellos. - Conviene tener una buena relación y una buena convivencia –porque habrá que estar con ellos durante años y en variadas circunstancias-, pero no hay que olvidar que la apuesta que uno ha hecho por la relación hay que mantenerla por encima de quien sea. - El respeto familiar de no meterse en los asuntos de la pareja es imprescindible. - La asertividad es imprescindible con las personas ajenas que pretendan controlar la relación. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  8. SÓLO PARA MAYORES DE CUARENTAvideo:https://www.youtube.com/watch?v=Gj58DigiPNAEn mi opinión, vamos acumulando años sin darnos cuenta. Nos miramos en el espejo a diario y no vamos notando la diferencia de un día para otro, pero… un día se empiezan a sentir cosas curiosas. Por ejemplo…¿llevas una temporada que cuando ves a un actor de cine o a un personaje conocido, dices: “¡Uy, qué mayor le veo!”?Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.Todos los videos están publicados aquí:https://www.youtube.com/channel/UCUNE...Encontrará artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action...)Si lo desea, visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí:(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59Web con poesías y relatos:www.franciscodesales.es
  9. CAPÍTULO 105 - ENAMORARSE DE LA PERSONA EQUIVOCADA -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 105 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Tener una idea preconcebida del tipo de persona que uno quiere como pareja, y no estar abierto a otras posibilidades, puede condenar al fracaso irremediablemente, porque puede conducir a querer enamorarse de un ideal, y no de una persona, y es muy posible que la persona no cumpla el ideal. Es preferible que la persona sea ella misma, que es lo correcto, y que no sea una fantasía. Siguen quedando mujeres que en su juventud se quedaron prendadas de los ojos de Marlon Brandon, o de la sonrisa de Denzel Whasington, o de la forma de vestir de George Clooney, y se prometen a sí mismas que cuando se emparejen será con alguien similar. Los hombres soñaron que se casarían con esa bellísima actriz que siempre sonríe, dice que sí a todo, y se despierta por las mañanas peinada, maquillada, y con el camisón recién planchado. Esto es sólo una exageración, para que sea más visual el ejemplo, pero en muchos casos no tiene nada de exagerado. Lo que esto consigue es colocar unas orejeras que impiden prestar atención a los hombres o las mujeres que no tienen ninguno de esos encantos, por lo que se pueden perder a cualquiera que sea una estupenda persona aunque tenga unos ojos que no encandilan, uno sonrisa discreta, o no vista trajes caros. Lo grave es que estamos hablando de asuntos físicos o estéticos que no tienen nada que ver con lo que realmente importa de una persona, con lo que es, que siempre es más importante que lo decorativo que se ve por fuera. Así es que algunos cuando se cruza en su vida alguien que se parece mucho al objeto de su idealización, se enganchan como pueden para que no se les escape, y son capaces de llegar a extremos humillantes para seducirles primero y para conservarlos después. Acaban quedándose con alguien que, posiblemente, no atienda bien sus necesidades emocionales, no sepa conversar del modo que gustaría, no tenga detalles, haga desagradable la convivencia… pero no importa: se les perdonará todo. Y ese es el error. Ese es el hombre incorrecto o es la mujer equivocada, a los que hay que dejar pasar, que se los queden otros con los que tengan cosas en común y se puedan llevar bien, o que se queden solos hasta que aprendan a convivir. Hay otro embrollo añadido, y es que confunden descaradamente el amor con el encoñamiento, y, además, no quieren salir de su error. No quieren reconocerlo aunque sea evidentísimo y se lo reiteren todos sus amigos y seres queridos. No quieren renunciar a un sueño utópico convertido en una falsa realidad. Están cegados por su ego o por su orgullo, porque ambos han conseguido lo que querían conseguir. El otro resulta ser el elegido equivocado. Mejor dicho, es quien elige el que está equivocado. Es más fructífero el amor de alguien que sabe descubrir y promocionar lo que emociona al otro, lo que hace feliz a su alma, o quien le saca esas sonrisas tan naturales y hace que uno se despierte cada día ilusionado. Y, sobre todo, quien le ayuda a realizarse como persona en la pareja. En cuanto se descubra que uno se ha equivocado en la elección, y se convenza de que no va a hacer feliz al otro y no va a ser feliz él mismo, lo más honrado, lo más ético, y lo más amoroso, es cortar la relación. Y mientras antes, mejor, porque mientras menos tiempo haya pasado desde que se comenzó resultará más fácil. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Lo importante es la persona y no sólo su apariencia. - “Enamorarse” de una idealización es garantía de fracaso. - La realidad es muy distinta de la fantasía y de los sueños mágicos. Pero es la verdad, mientras que fantasía y sueños son irreales. - Auto-engañarse es un pecado grave e imperdonable. - Conviene tener muy clara la escala de los valores que buscamos en la persona que vaya a ser nuestra pareja. Las utopías y las ficciones mejor dejarlas fuera. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  10. AUTOCONOCIMIENTO FRENTE A UN ESPEJO En mi opinión, tenemos al alcance de nuestras posibilidades un eficaz y económico método de trabajo personal que podemos hacer sin salir de casa y sin necesidad de elaborados preparativos. Se necesita un espejo; inicialmente puede servir el del baño para verse sólo la cara; posteriormente, habrá que hacerlo frente a un espejo en el que uno se pueda ver todo el cuerpo entero. Para mí es uno de los trabajos más duros que existen para el Desarrollo Personal. Aparentemente es muy fácil: sólo hay que mirarse de frente durante 5 minutos –como mínimo- y mantener el contacto visual en todo momento. Es muy habitual que se produzca un rechazo a querer seguir manteniendo esa situación. Va a resultar difícil mantener la mirada sin que aparezcan una retahíla de reproches, un repaso a algunas de las cosas que no nos gustan de nosotros, recuerdos ingratos que no se van a poder quedar en el olvido y aparecerán como para molestarnos, dolor y tristeza, y un deseo enorme de apartar la mirada o de que se pasen pronto los 5 minutos para poder salir del ejercicio. Los sentimientos pueden ser muy variados, según sea cada persona, según sea su pasado, y según sea la relación que mantiene consigo mismo. Pueden ser sentimientos similares a inquietud, incomodidad, vergüenza, crítica e incluso desprecio. El ejercicio consiste en desvelar todo lo que se presente en ese momento –y en los siguientes días, ya que habrá que repetirlo- y escucharlo/sentirlo preferiblemente desde la observación simplemente y sin añadir comentarios o juicios. El espejo lo único que va a hacer es poner tu realidad frente a ti a través de tu propia mirada –“los ojos son el espejo del alma”, recuerda-, mirada que no ves habitualmente y que no siempre te atreves a enfrentar; si estás atento a comprender esa mirada podrás ver en ella los sentimientos que necesitarías cambiar o corregir si quieres tener una vida más feliz y con más plenitud. Así que una vez que realices el ejercicio, será bueno que escribas inmediatamente cómo te sientes, qué pensamientos han aparecido con más intensidad, cuáles han sido los auto-reproches más duros y más insistentes, qué es lo que más te ha dolido, etc. Ante el espejo aparece la más sincera realidad, no podemos eludirnos; nos quedamos en la tan temida soledad de estar con nosotros mismos y no poder distraernos con otras cosas; nos quedamos a merced de la realidad. Ahí es donde vamos a poder demostrar si somos compasivos con nosotros, si somos crueles, si somos incapaces de perdonarnos y seguimos arrastrando el pesado lastre de algunos errores, si somos crueles e injustos verdugos y cómo nos tratamos. Antes de comenzar el ejercicio conviene estar preparado para atravesar todos esos estados y sentimientos desagradables que puedan aparecer, y estar preparado para no quedarse estancado en ninguno de los estados y resurgir una vez pasen los 5 minutos –como mínimo-. La finalidad del ejercicio no es el sufrimiento innecesario, sino una toma de conciencia innegable con lo que tenemos dentro pendiente de sanar… para sanarlo. No hay que sentirse abatido por lo que surja, sea lo que sea. Hay que entender que eso que va a aparecer ya estaba, incluso aunque no fuésemos consciente de ello. El ejercicio nos va a servir para sacarlo a la luz, para poder cosificarlo y poder afrontarlo y solucionarlo, de modo que las siguientes veces que nos miremos en el espejo éste nos devuelva una imagen de nosotros cada vez más serena y sonriente. Cuando aparezcan sentimientos hay que permitirse manifestarlos. Es muy posible que hayan estado reprimidos y necesiten expresarse. Además, ser consciente de cómo nos afectan nos puede servir para trasmutar la rabia que producen esos sentimientos de disconformidad en energía para cambiarlos. Es recomendable comprender y aceptar todo lo ingrato que vaya apareciendo para poder perdonarse. Estará muy bien hablarle a ese que vemos en el espejo, con un todo de voz medio –no sólo pensarlo- y siempre con afirmaciones positivas: “estoy aprendiendo a amarme”, “estoy dispuesto a cuidarme”, “yo creo en mí”; pueden ser de este estilo o ser creadas por uno mismo, pero tienen que ser absolutamente creíbles y creídas por uno mismo, primero, y en el inconsciente, después, o no tendrán utilidad. El auto-engaño es inútil y absurdo. Si no puedes decir aún “yo me amo” puedes comenzar con “estoy aprendiendo a amarme”. Insiste. Es muy posible –como ya te he avisado- que durante los primeros segundos/minutos se te quiten las ganas de seguir mirándote y que no quieras volver a repetir la experiencia. Es igual: hazlo. Repite una y otra vez. Insiste en este trabajo hasta que el espejo te devuelva la imagen de una persona a la que seas capaz de aceptar y amar con una sonrisa que te emocione ver. Recomiendo la visión de estos 5 minutos de la película Angel-A. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  11. CAPÍTULO 104 - BUSCAR LA PAREJA PERFECTA -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 104 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER No existen. Así de claro. El hombre perfecto, no existe. La mujer perfecta, no existe. La pareja perfecta, tampoco. Y mientras antes se acepte esto, será mucho mejor. Se evitará el derroche de una gran pérdida de tiempo y se le evitarán unas cuantas taquicardias al corazón. Toda persona, por el hecho natural de Ser Humano, ineludiblemente es imperfecta. No se puede evitar. Siempre ha sido así, es así, y será así. Es interesante que la pareja sea una de esas personas que están en un Proceso de Autodescubrimiento, o en un Camino de Espiritualidad y Desarrollo Personal, porque con ello ya se demuestra que, aunque no llegue a la perfección, hace todo lo posible por evolucionar y ser mejor cada día. Es mejor pensar en quien sea inteligente, quien sepa relacionarse y comunicarse bien, quien tenga un concepto claro de lo que es una relación y esté dispuesto a aportar lo que se necesita para ello, que sea receptivo y abierto, que sepa escuchar y comprender sin juzgar, que no sea criticón… que tengan tantas cualidades que, aunque no sea perfecto, tampoco se eche mucho en falta. La relación de pareja perfecta puede existir o no existir. Sí existe, o no existe, dependiendo de que se quiera imponer un criterio muy exigente de perfección, en cuyo caso la respuesta es NO; SÍ existe si ambos tienen claro lo que es su relación, y lo que quieren, y ambos cumplen y aportan su parte del compromiso. NO existe si lo que se espera es que él sea Don Perfecto en todo lo que hace, y ella la Maga Adivina que conoce lo que uno desea y lo convierte en realidad antes de que lo pronuncie. SÍ existe, si ambos tienen una capacidad ilimitada de amor para el otro y una comprensión generosa que sabe percibir los estados de ánimo e intuye cómo debe comportarse en los momentos delicados y cuándo es mejor sólo escuchar y callar y cuándo hay que dar un abrazo. La ansiedad por tener una pareja que sea perfecta condena al fracaso cualquier relación porque, repito, no existe lo perfecto. Todas las relaciones que se inicien con esa exigencia irrealizable fracasarán, porque no llegarán a ser tan perfectas como cuando se idealiza. Y esa misma ansiedad por la excelencia provocará un estado alterado en el que uno no se mostrará con la naturalidad que lo haría desde una situación normal o relajada; se comportará de un modo angustioso, y el otro se encontrará con una mujer alterada, apesadumbrada, o con un hombre desazonado, inquieto… y sólo pensará en salir corriendo, porque la posibilidad de pasarse el resto de su vida con uno alguien así asusta a cualquiera. Hay otros valores que igualan o mejoran a la idea de perfección. Por ejemplo: Sensato, Maduro, Realista, Razonador y Razonable, Formal, Ponderado, Discreto, Amable, Sereno, Juicioso, Inteligente, Capaz, Prudente, Reflexivo, Equilibrado, Objetivo, Práctico, Honrado, Legal, Justo, Bueno, Bondadoso, Comprensivo, Asequible, Tolerante, Amistoso, Complaciente, Ecuánime, Íntegro, Honesto, Decente, Digno, etc. Y lo mismo, en femenino. Si tiene bastantes de estas cualidades o características, puede ser más que suficiente. Y es mejor ser realista que fracasado. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Está bien aspirar a que la relación sea la mejor posible, pero empeñarse obsesivamente en la perfección –y no conformarse con menos- puede ser contraproducente. - Es mucho mejor una leve pero tenaz insistencia en que ambos aporten lo mejor, y disfrutar lo que se logre, que sufrir por no alcanzar un esplendor que puede ser imposible. - Las personas que no admiten en el otro las imperfecciones se perderán las virtudes. - Buscar la pareja perfecta con una rigurosa exigencia puede ser una condena a una vida sin pareja. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  12. CAPÍTULO 103 - NO SABER PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 103 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Se le llama empatía a la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Y en las relaciones la empatía es necesaria constantemente. Porque el otro –aunque lo olvidamos muy a menudo- es una persona distinta de uno mismo, y por mucho que se crea conocerle, o saber todo de él, y que se puede adivinar desde sus pensamientos hasta sus estados reales de ánimo, no siempre es tan cierto como se supone. Porque el modo habitual de pensar es a partir del modo en que cada uno piensa en sus propias cosas, y en cómo actuaría y respondería uno mismo –pero el otro no es uno mismo-, y además espera que el otro diga lo mismo que uno hubiera dicho, o que reaccione igual que lo haría uno mismo, o sea que diga o haga lo mismo. Y eso es mucho suponer y es mucho esperar. Antes de emitir un juicio, antes de enfadarse, antes de hacer o decir cualquier cosa que pudiera acabar convirtiéndose en inoportuna, es más acertado ponerse en la situación del otro, y entender su forma de reaccionar a las cosas y sus motivaciones; imaginar y vivir su propio estado de ánimo; usar su misma fuerza o capacidad para enfrentarse a las cosas, o su misma apatía y torpeza; penetrar dentro de su educación, sus miedos y sus circunstancias, su pasado y lo que arrastra, y a partir de ahí, si uno lo hace bien, es posible que llegue a comprender por qué hizo lo que hizo. Es más: uno, estando en el lugar del otro, teniendo su misma educación y sus mismas circunstancias, viviendo el mismo estado de alteración que él y sus mismas dificultades, sin duda alguna, lo puedo garantizar, hubiera hecho exactamente lo mismo. Es fácil –pero erróneo- juzgar desde fuera, desde la situación en la que uno se encuentra, con la mente despejada o condicionada de uno, desde el estado de ánimo particular, con las experiencias que uno tiene, y con lo que sabe. Si uno se queda en su propio lugar, y mira desde su punto de vista habitual, no podrá entenderlo con la misma facilidad que si se pusiera en la situación del otro. Para entender al otro es necesario mirar con sus ojos y desde su situación. Eso es la empatía. Y es muy bello que exista, porque es la forma más íntima y más exacta de conocerle, y eso aproxima más al otro, y hace que resulte más fácil comprenderle, y por ello más fácil quererle. Ante un conflicto con la pareja, antes de juzgar, mejor mirar desde el “tú” y no desde el “yo”. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Para entender bien al otro es necesario ver con sus ojos y desde su situación. - Ante un conflicto con la pareja, antes de juzgar, es mejor mirarlo también desde el punto de vista de la otra parte. - Antes de juzgar y de acusar, comprender. - El diálogo soluciona muchos males. Ante las actuaciones incomprendidas del otro, lo mejor es preguntar. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  13. LA NIÑA Y LA MUÑECA La niña había recibido un regalo. Era una muñeca repeinada, con ojos grandes como de escandalizarse y una boca como una línea diluida. Fácil de abrazar. Sumisa. Podría ser una hermana silenciosa excelente para las confidencias. Era un regalo de un padre ausente a todos los efectos. La remiró. Era la moneda envenenada con la que le quería comprar el padre que nunca era padre. La regresó a su casa caja. Escribió una nota, y se la devolvió. “TENERLA ME RECUERDA DEMASIADO A TI. POR ESO NO PODRÉ QUERERLA” Francisco de Sales (más poesías y prosa en (No se pueden agregar links que redirigen a otro sitio) )
  14. CAPÍTULO 102 - NO ACTUALIZAR EL AMOR -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 102 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Ya se sabe que el amor es algo vivo, y que como tal necesita ser alimentado para que siga creciendo, y es algo dinámico, por lo cual necesita ser actualizado, pero, a pesar de saberlo, llega un momento en la mayoría de relaciones en que eso se da por supuesto y se vive de los recuerdos del amor que algún día se vivió. Pero eso no es un amor actualizado y vivo. Es el amor de otros dos que precedieron a los que son hoy, ya que son otros dos distintos aunque mantengan el mismo nombre y los mismos apellidos. Puede que sigan viviendo en una idea lejana de amor que hoy tal vez no les sea útil, o que haya ido evolucionando hacia otro más sereno y apaciguado, más cariñoso, más intenso, más cierto… o que se haya desvanecido y de él sólo quede, lamentablemente, la sombra difuminada del recuerdo. Tal vez él no mantenga el brillo de ojos que enamoró a ella, o ella no exhiba tan a menudo aquellas risas tan escandalosamente frescas que a él tanto le encandilaban, pero es posible que ahora, en cambio, el brillo se haya ido apaciguando y en su lugar ostente una profundidad en la que a ella le encanta perderse, y que ella cambiara poco a poco el humor explosivo por una serenidad que a él le tiene más que enamorado. Esté como esté el amor, conviene actualizarlo. Es interesante seguir descubriendo cosas en el otro de las que enamorarse, es bueno observar el cariño que hay en los pequeños gestos que podrían pasar desapercibidos, y es encantador orientar el amor hacia otro camino que no sea el de la pasión inicial –tan voluble y tan sobrevalorada a veces- y convertir en amor cada acto de la convivencia. Y es emocionante descubrir que pensar en sus caricias provoca palpitaciones, y que preocuparse por darle las cosas que le gustan es un deleite que provoca una emoción indefinible que posiblemente sea más amor que el propio amor. Y es bueno permitir que el amor derive hacia el cariño profundo, inquebrantable, que, en muchas ocasiones, suplanta con creces en profundidad al amor. Está bien desmitificar el apasionamiento alterado de la época del enamoramiento y darse cuenta de que es un buen cambio el que está dando el amor al aposentarse: el amor de ver caer la tarde unidos por las manos y en un plácido silencio consensuado. Es satisfactorio reconocer que el amor no es sólo agitación y fiestas, ni una revolución y una retahíla de noches en vela pensando y pensando en el otro con una fiebre que sólo se apacigua cuando se vuelven a ver, sino que el amor a día de hoy puede verse en esa mirada silenciosa y risueña que incluye la palabra amor en su resplandor, o en esa palmada en el culo al pasar a su lado, o en ese guiño cómplice, o en ese ofrecimiento de un café que es como ofrecer la propia vida. Mantenerse y conformarse con eso de que hace años se le quería al otro, y que ya tiene que saberlo o por lo menos recordarlo, y que es normal que el amor se vaya apagando y la tibieza sustituya a la pasión, y que es lo habitual que las desilusiones ocupen casi todo el espacio que antes llenaba el amor… es condenar la relación a la apatía o la disolución. Es recomendable renovar continuamente el amor, rellenarlo con nuevas opciones o avivarlo en la calma si es lo que apetece; estar abierto a nuevas propuestas y nuevos caminos; decir “te amo” más veces a menudo, y renovarlo con el mismo amor que un día les invitó a unirse. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - El amor que no se alimenta a diario muere de desamor. - El centro de la relación ha de ser el amor. Sobre esa base se ha constituido la relación. Si no hay amor, la relación se queda simplemente en dos personas que conviven juntos. - El amor tiene tendencia a evolucionar, incluso a coger otro camino distinto del inicial. Conviene que ambos miembros tomen ese mismo camino. - Un amor que no se actualiza no es un amor vivo. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  15. YO SOY UN ÁNGEL... ¿Y TÚ?video:https://www.youtube.com/watch?v=92iceVBcAsYEn mi opinión, me ha costado demasiado tiempo darme cuenta de esto.Con eso de que estaba convencido de que había que tener alas, o alitas, vivir en el desconocido cielo, no tener un sexo definido, sí tener ricitos rubios y tocar la lira como un virtuoso, me había descartado a mí mismo como un aspirante a ser ángel o angelito.Si le ha gustado este video ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.Todos los videos están publicados aquí:https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1Encontrará artículos de Francisco de Sales en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)Si lo desea, visite mi web: www.(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí:(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59Web con poesías y relatos:
  16. CAPÍTULO 101 - CEDER A LA OPINIÓN SOCIAL -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 101 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Este es un asunto del que conviene descartar claramente su posible influencia antes de emparejarse. Que no sean los otros quienes impongan o descarten una relación. Si hay alguna incertidumbre a la hora de decidir la consolidación o no de la relación, a veces se recurre a pedir la opinión de las amigas que, tal vez porque sólo conocen la cara amable del otro y no la realidad completa –ya que cuando hay tendencia al autoengaño éste ya ha comenzado desde el principio, y cuando se les cuenta a las amigas no se les cuenta todo y lo que se les cuenta está teñido del color del cristal con que se mira-, o porque ellas sólo son capaces de opinar desde su piel y no poniéndose en el lugar de ella, porque en sus escalas de valores priman otras cosas, o porque sus buenas voluntades pueden obnubilar la razón e insisten en “lo que tiene que hacer” cuando no están capacitadas para decidir si eso es lo que tiene que hacer…En estos casos las opiniones recibidas puede que no sean útiles sino contraproducentes. Y si se solicita la opinión de algún miembro de la familia, conviene revisar también la eficacia o la invalidez de su razonamiento porque, con la mejor voluntad o con todos sus condicionamientos y su criterio desfasado, pueden empujar en la dirección incorrecta haciéndola creer que es una oportunidad única que no hay que dejar pasar; pueden llegar a convencerla de que es un diamante en bruto –aunque al final resulte que lo único acertado era lo de bruto-; o que ya son muchos años de noviazgo como para romperlo ahora, si es que las dudas surgen después de un tiempo de noviazgo; también existe otra razón que no es ni una buena ni una suficiente razón: “¡y qué van a opinar los demás!”; o puede ser cualquiera de las otras excusas y mentiras disfrazadas de razones convincentes, hábilmente adaptadas a la sensibilidad de cada persona y dirigidas como misiles infalibles a sus puntos débiles. La buena voluntad de los otros, o su poca capacidad para aconsejar bien, no siempre son elementos imparciales y certeros que se puedan tomar como juicios acertados que deben ser acatados. Es el corazón –cuando se le deja expresarse libremente-, aliado en este caso con la capacidad habilidosa de la mente –que no tiene que defender su opinión de un modo indiscutible, sino colaborar desapasionadamente para la búsqueda de la mejor respuesta- quienes tienen que sopesar la decisión. Los otros pueden saber algunos de los hechos, pero es más difícil que conozcan los sentimientos personales -y su influencia positiva o su zozobra-, y todas las emociones personales –que incluso pueden volverse en contra propia -, por eso la apreciación de los otros es para tener en cuenta, pero puede que no sean la sentencia definitiva. La relación es para uno, así que es a uno mismo a quien tiene que satisfacer plenamente y no sólo cumplir las expectativas de los otros. Y cuando hay dudas acerca de si hay que seguir o no seguir… la respuesta parece muy evidente: si hay dudas no hay un gran amor. Creo que es una buena sugerencia, cuando no está muy claro si la pareja es o no la adecuada, ser muy sincero con uno mismo; desapasionarse lo máximo posible y tratar de ver la situación como si fuera algo ajeno o como si le pasara a otra persona; ser muy consciente de que si está habiendo un autoengaño uno mismo es la víctima; que es mejor pasar el mal momento de cortar ahora, que todavía se está a tiempo de no seguir, que tener que soportar después todo el sufrimiento que se irá acumulando a lo largo de la convivencia y la ruptura final anunciada que será más traumática para entonces, en la que puede haber más víctimas, como, por ejemplo, si hay hijos. El mundo está lleno de hombres y mujeres, y si no es uno, será otro o será otra. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La relación es para uno, así que es a uno mismo a quien tiene que satisfacer plenamente y no sólo cumplir las expectativas de los otros. - Y cuando hay dudas acerca de si hay que seguir o no seguir… la respuesta parece muy evidente: si hay dudas no hay un gran amor. - Los otros no deben mandar en la vida de uno, ni imponer sus opiniones, ni implantar sus normas o ideas. - La opinión de los otros, si es objetiva y nos aporta claridad, es para tener en cuenta, pero no para obedecer obligatoriamente. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  17. LAS PERSONAS QUE LLENAN NUESTRA BIOGRAFÍA En mi opinión, al llegar a cierta edad uno se siente en la obligación –y es un acto inconsciente- de revisar lo que ha sido su vida hasta entonces, y de evaluarla. Es un repaso en el que van apareciendo retazos de todas las etapas de tu vida y te das cuenta que lo único que se repite a lo largo de los años es que hay personas que llenan tu biografía. Esta revisión puede ser agradable o frustrante en función de la actitud con que uno la emprenda. Es innegable que llegado el momento de hacerla, uno ya acumula una cantidad considerable de años consumidos –no me atrevo a escribir “vividos” porque no siempre es así-, y es inevitable también que el pensamiento acabe desembocando en la presencia más o menos cercana de la muerte. En general, el primer pensamiento está relacionado con la rebeldía porque ese indeseado momento vaya a llegar, y con la rabieta, de menor o mayor nivel, por no haber disfrutado de esa vida plenamente. En mi opinión, estas dos circunstancias se juntan en el 99% de las personas. (Mis felicitaciones al 1% restante) Escribo que la actitud es determinante porque lo mismo nos lleva a la tristeza por la frustración de no haber ocupado la vida con otras cosas más interesantes, por no haber cumplido los sueños que uno tuvo, por no haber hecho más de esto o menos de lo otro, porque nuestro ego nos ha llevado a compararnos con otros y hemos salido perdiendo –eso es lo que creemos, pero no quiere decir que sea así en realidad-, y porque los arrepentimientos se hacen dolorosamente patentes. Por el contrario, puede que una actitud más positiva y acertada nos haga tomar consciencia de la realidad del tiempo pasado, nos verifique y confirme que el tiempo TAMBIÉN pasa para nosotros, nos ponga a la vista toda la experiencia que hemos adquirido, todas las experiencias que hemos vivido, las cosas personales que hemos logrado descubrir, cuánta felicidad hemos conocido y cuánto hemos gozado, y esa misma toma de conciencia nos haga comprender –con aceptación y sin desolación- que cada vez nos queda menos tiempo de estar en esta vida y ese tiempo hay que exprimirlo, disfrutarlo, gozarlo, y llenarlo de dicha y de sonrisas para que el siguiente inventario personal resulte muy beneficioso. Esa revisión del tiempo transcurrido nos va a llevar, también e inevitablemente, a hacer un repaso por todas las personas que han ido apareciendo y manteniéndose, o desapareciendo para siempre, a lo largo de nuestra biografía. Son ellos quienes llenan gran parte de nuestros pensamientos y recuerdos porque han ido desfilando para aportarnos momentos grandiosos –y le garantizo que cuando uno se hace mayor aprecia, admira, y valora más las relaciones personales- o para hacernos aprender y vivir experiencias necesarias. Aparecen en ese desfile por el recuerdo los compañeros del colegio que iban a ser para toda la vida –de los cuales ya ni se recuerda el nombre-, las compañeras de instituto, los amigos del baile, la amable vecina, el abuelo tierno, los compañeros de trabajo, la primera persona de la que nos enamoramos, nuestra amiga del alma… en fin, que el elemento común que aparece en todos los momentos son las personas que nos acompañan durante esa etapa de la vida que estemos revisando. Todas las relaciones tienen su tiempo, o sea, acaban antes o después. Unas duran el segundo exacto en que nos cruzamos por la calle con una persona con la que jamás volveremos a tener un encuentro, y otras duran desde que nacemos nosotros hasta que fallecen ellos, o viceversa. En medio de esos extremos, y con diferente duración e intensidad, siempre habrá personas en nuestro entorno relacional. Para hacernos felices, para vendernos un pantalón, para llenar el depósito del auto, para ser nuestros compañeros durante todo un curso, para formar parte de nuestra familia, para acompañarnos matrimoniados el resto de nuestra vida… Nuestra vida, todas las vidas, están llenas, en mayor o menor cantidad, de personas. Y es importante darse cuenta de esto si no se ha hecho ya, porque a medida que van desapareciendo los recuerdos –que son, de algún modo, lo que nos queda de la vida- de las cosas y los sitios, va manifestándose con más intensidad, y apreciándose y valorándose más, el contacto humano. Las personas que llenan nuestra biografía. Las que nos aportaron felicidad, o amor, las que lloraron a nuestro lado, quienes compartieron sus confidencias, con las que reímos, las que ya no podemos volver a abrazar, las que se quedaron sin saber cuánto las queríamos, aquellas que un día nos sonrieron y no les pagamos con un beso, con un “gracias”, con un abrazo o con otra sonrisa. Seres Humanos, que es más que personas. Seres Humanos con los que hemos compartido el mundo, el aire de respirar, el sol de la vida, un concierto, una manifestación, un día de playa, el autobús… Seres que tienen vivencias similares a las nuestras, dudas como las nuestras, emociones como las nuestras, un pasado y un presente, ojos, sueños, vida… Y también están los que ocuparon o acapararon más parte de nuestra biografía: familiares, amigos, seres queridos… Ellos han marcado sin duda, de algún modo, nuestra vida. A ellos les debemos amor, compañía, sentimientos, lecciones… No estamos a tiempo de resolver nuestra situación con los que se fueron ya de este mundo o con los que están ilocalizables, pero sí que podemos tomar conciencia y decisiones de lo que haremos a partir de ahora, y sería bueno tener el radar activado para que cada vez que estemos con otro Ser Humano nos demos cuenta de ello, hagamos un alto en el mundo, y nos centremos en estar con esa persona y en vivir plenamente esa situación. Los momentos que compartamos serán más satisfactorios y durante el resto de la vida nos lo agradeceremos. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  18. CAPÍTULO 100 - CARGARSE CON TODAS LAS RESPONSABILIDADES -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 100 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Algunas mujeres, durante su infancia, han visto en su casa cómo su madre tenía que hacerse cargo de absolutamente todo lo relacionado con el hogar, con los hijos, y hasta de la pareja como persona y como concepto. Y vieron que su padre no colaboraba en las tareas y funciones en que podía ayudar. No nos engañemos: para el hombre es más cómodo no tener que hacerse cargo de algo que siente como “trabajo desagradable” o “problemas”. Además, quienes siguen aferrados a la educación un poco machista que antes se aplicaba, pensará que “son asuntos de mujeres. Para eso están”. Como la mujer es más responsable en ese sentido, si detecta que su pareja no colabora, comenzará pidiéndole que lo haga; primero de un modo amoroso y con su razonamiento correspondiente, y más adelante sin la sonrisa y con una seriedad notable, y si él no reacciona, entonces con muy mal humor y un enfado muy importante. Si hay un resultado adverso para su solicitud de colaboración, entonces piensa que no le queda otra opción que resolverlo ella misma –casi siempre refunfuñando entre dientes, o bien directamente iniciando una guerra de frialdad- y se hace cargo de todo. Aunque ese todo pueda con ella. Está repitiendo un modelo que vio durante su época de aprendizaje de lo que es la mujer y la pareja, o, si no lo vio así en su casa, está tomando conciencia de lo que puede pasar si no toma la responsabilidad y el mando, y engrosa con ello la inacabable lista de mujeres que no han encontrado la colaboración que le corresponde aportar al hombre y han tenido que ser heroínas por obligación. Cargarse de todas las responsabilidades es una opción extrema. Es la última de ellas. Antes de llegar a ese tope, es mejor intentar, por el medio más adecuado, negociar y repartir tareas, resolver en equipo, mirar entre ambos por el bien de la relación y encontrar la solución a lo que se interponga. Recomiendo tener paciencia –la desesperación puede esperar todavía un poco más antes de explotar-, e insistir en hacer a quien no quiere ver lo que no quiere ver. En esto la mujer es mucho más inteligente y, por el hecho de serlo y por ello darse cuenta, tiene la tarea auto-impuesta –aunque sea a regañadientes- de conseguirlo. Y lo puede conseguir. No hay ninguna ley que diga que las tareas están pre-definidas y adjudicadas obligatoriamente para el hombre y la mujer. No es cierto. Cualquier pareja que se forma parte de cero, sin leyes ni normas de obligado acatamiento, y no tienen que heredar de otras parejas nada más que aquello que les sea útil a ambos y que hayan pactado entre ellos. Las responsabilidades son para compartirlas. Se puede acordar quién está más capacitado para cada una de ellas, pero no por eso el más capacitado de los dos se tiene que hacer cargo de todo. Si el otro no sabe, que se aplique y aprenda. Conviene que delegue responsabilidades quien esté saturado de ellas. Es agotador ser Doña Perfecta o Doña Víctima si ello conlleva un desgaste excesivo de uno de ellos como persona, cosa que va a afectar –inevitablemente- a la relación. Sólo cuando es inevitable hacerse cargo de todo –por una situación física del otro que le impida la actividad- es cuando uno ha de hacerlo. Mientras, al otro le corresponde colaborar. Y con buena cara. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - Es agotador ser Doña Perfecta o Doña Víctima. - Por muy inepto que sea el otro, por muy irresponsable que sea, es mejor no hacerse cargo de TODAS las responsabilidades que atañen a la pareja. - Hay tareas que se pueden negociar con el otro miembro, pero hay otras que le son de obligado cumplimiento y las tiene que hacer –salvo que haya una imposibilidad justificable- quiera o no quiera. - Quien no sabe siempre puede aprender. Que alguien use “no sé hacerlo” como excusa ha de ser inaceptable. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  19. ¿ME PERDONO O ME SIGO BOICOTEANDO? En mi opinión, uno de los motivos por los que las personas aplazan el inicio de un proceso de Desarrollo Personal es el miedo inconsciente –o muy consciente en otros casos- a qué es lo que se puede descubrir, o sea, destaparlo y sacarlo a la luz. Como todos tenemos cosas ocultas que no queremos que salgan a la luz, porque nos ha costado mucho trabajo esconderlas, o porque hemos tenido que hacer un gran esfuerzo para ir olvidándolas poco a poco –ya que nos han provocado tanto dolor…- y como sabemos que el Proceso implica la revisión de todo el pasado, el reconocimiento de todo lo que hayamos hecho u omitido, el enfrentamiento inevitable con ello y con uno mismo y la aceptación de esa realidad… preferimos aceptar lo que tenemos en este momento, que es una sensación triste y dolorosa de fracaso –que, en muchos aspectos, se ha vuelto crónica-, una impresión de haber desaprovechado bastantes cosas en la vida –y por ello un arrepentimiento opresivo y nada gratificante-, un concepto personal de no saber actuar siempre bien –en cada momento y cada circunstancia, cosa que es bastante improbable de conseguir-, y como, por otra parte, sabemos que remover el pasado es caer de nuevo en un estado de pesadumbre, de volver a pasar unos días serios, por eso lo de hacer un repaso de todo el pasado –del que en estos balances uno parece recordar sólo lo malo o darle una preponderancia excesiva a lo que calificamos como malo-, se convierte en una experiencia poco atrayente; casi apetece más convivir con ese concepto personal de que no sabemos vivir, de que no sabemos llevarnos bien con la vida, pero que hay que seguir aunque muchas veces no nos apetezca seguir, y como decimos y sabemos que hay que aceptar el pasado, pero es mentira o es solamente una teoría, porque no somos capaces de una aceptación plena, con humildad y con la cabeza alta al mismo tiempo, y comprender de corazón y en el corazón que la vida es un continuo aprendizaje, que nadie nace enseñado a vivir y nadie nos proporciona esa clase magistral donde aprender, pues vivir se convierte en una tarea difícil. Y si uno ha sido tan osado que en algún momento se ha propuesto hacer un proceso de Desarrollo Personal y se ha puesto a hacer un repaso de la vida y recordar cosas, que es como se debe hacer, enseguida son las menos agradables las que toman preponderancia y ocupan en exclusiva casi todo el pasado, echándonos en cara aquellas de las que no nos sentimos orgullosos precisamente, y ante el panorama de esas cosas que hicimos –que hizo el que éramos entonces, no el que somos ahora-, tiramos la toalla por adelantado porque vemos que es una tarea ardua, áspera, y pensamos que por lo menos hemos sido capaces de llegar a soportarnos, y a tolerarnos más o menos, pero, aunque lo estemos deseando, pensamos que es imposible que llegue el día en que seamos capaces de darnos un abrazo sin ningún tipo de reproche, en que seamos capaces de amar al yo de nuestro pasado; vemos improbable el día en que nos miremos al espejo con una sonrisa, y que el riguroso exigente que nos habita emigre a otro mundo, liberándonos de su tiranía oculta. Ya nos gustaría ser como otras personas, que aparentan tranquilidad y aceptación –aunque no sea cierto- pero cometemos la torpeza de ser tan inconscientes de comparar nuestro lado pesimista y triste –que todos lo tenemos- con la fantasía que hemos creado en nuestra percepción al imaginar que la vida del otro es espléndida. La vida tiene momentos esplendorosos, momentos que erizan el vello, y emociones tan grandiosas que provocan el más agradable de los llantos, y momentos duros, despiadados, que provocan llantos desoladores, y así andamos, de una a otra emoción y de uno a otro momento, viviendo, siguiendo en esto de vivir, pero sin llegar a sacarle toda la esencia, enredados a veces con disquisiciones inútiles, y enredados en pensamientos que no nos llevan a ninguna parte buena. Pero es en esto en lo que hemos convertido la vida. Lo que subyace en el fondo es una excesiva exigencia hacia nosotros mismos, una intolerancia rigurosa e innecesaria, una sensación indefinible pero que tiene que ver con no encontrarse a gusto del todo con uno, de no estar en paz, de una incomodidad con la propia compañía. Y somos víctimas y padecemos esa exigencia de la perfección absoluta que nos crea una tensión en el vivir que no nos deja relajarnos. Tenemos miedo de nuestros propios reproches por aquello que no sale tal como prevemos. Tenemos el castigo siempre a punto, como una espada de Damocles suspendida sobre nuestra cabeza, pendida de un hilo frágil que se puede romper con la mínima desazón que se nos despierte, y no somos capaces de salir de esa costumbre de castigarnos por el más pequeño de los fallos, de ser intolerantes con ellos, con los mismos fallos que en los demás vemos como algo natural, comprensibles, humanos, y que en los otros somos capaces de perdonar y aceptar sin esfuerzo y sin recriminación. Es un gran absurdo convertir la convivencia con uno mismo en una relación tensa, inflexible, cuando debiera ser de una camaradería inquebrantable donde uno desea lo mejor para sí mismo. Es una buena decisión hermanarse consigo mismo, hacer un pacto de buena avenencia, utilizando una comprensión amplia y generosa, y una colaboración permanente para hacer de la vida propia un lugar hospitalario, agradable, y de la relación personal algo envidiable de lo que sentirse orgulloso. Y lo mágico de esto, lo realmente hermoso, es que sólo depende de uno mismo y está al alcance de cualquiera. No está reservado solamente para los hijos de los Reyes, para los mimados de los Dioses, para unos cuantos privilegiados, y no hay que esperar que otro se digne otorgarnos ese beneficio, sino que uno mismo, poco a poco al principio, y luego con más intensidad y regularidad, puede y debe iniciar el proceso de reconciliación, andar de su propia mano, velar por sus propios intereses, darse el abrazo que selle el compromiso, y Vivir. Todo lo anterior es profundo, es duro y es cierto. Merece una nueva revisión y un compromiso por tu parte. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales
  20. CAPÍTULO 99 - ¿DISCUTIR O NO DISCUTIR? -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 99 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER “En una discusión no importa si uno gana y otro pierde, lo que es importante y es seguro –si no se hace bien- es que la relación pierde”. “Las discusiones indican que hay algo que se puede y se debe mejorar”. “Las parejas que jamás discuten están calladas en el fondo de algún lodazal del que algún día uno de los dos saldrá –y se marchará- para poder seguir respirando”. DISCUTIR: (Del lat. discutĕre, disipar, resolver). Dicho de dos o más personas: examinar atenta y particularmente una materia. Generalmente, cuando hablamos de “discutir”, en general lo asociamos más a pelearse, a una lucha acalorada, a gritar como posesos, a reprochar, a criticar, a agredirse física o verbalmente, y a acabar mal. Muy mal. La palabra, según dice la Real Academia Española, en su origen significa disipar y resolver. Y ambas cosas son excelentes cuando se pretende clarificar cualquiera de los malentendidos o inconvenientes que se derivan, casi inevitablemente, de cualquier relación entre dos personas –distintas entre sí- que conviven juntas. Disipar, mediante el diálogo constructivo y respetuoso, y resolver, mediante la aclaración y el discernimiento. La teoría de una discusión es muy buena: tenemos un desacuerdo, nos sentamos tranquilamente, nos miramos a los ojos, nos cogemos de las manos, sonreímos, cada uno habla en su turno sin interrumpir al otro –o solamente cuando hay que pedir más información para aclarar algún concepto-, usamos para ello por favor y gracias, mantenemos un tono de voz cordial y animoso, somos respetuosos y comprensivos, ponemos toda nuestra empatía en juego, volvemos a sonreír, solucionamos el asunto, nos abrazamos, nos besamos, y suena de fondo una banda sonora romántica. La realidad es otra. Si no respetamos las normas básicas de educación y convivencia, ni respetamos al amor que nos profesamos, acabamos utilizando ese asunto que teníamos que tratar como lanzadera de todo cuanto tenemos acumulado pendiente de encontrar la ocasión para explotar. La discusión, bien llevada, es sana y aporta a la relación, porque se pueden sacar conclusiones interesantes o se pueden aprender cosas que sin duda enriquecerán a la pareja. Lo que hay que vigilar antes y durante una discusión es que el motivo inicial no esté escondiendo en realidad otro motivo que sea distinto. Casi todos tenemos algo -algún detalle pequeño o grave- que no nos termina de gustar de nuestra pareja. Lo callamos porque la amamos, porque somos comprensivos, o para evitar conflictos, pero cuando llega un momento en una discusión en que uno pierde el control –cosa que no debería pasar pero a veces pasa- y la discusión amable se convierte en un enfrentamiento directo, salen a relucir cosas acalladas pero en un tono y momento que no es el adecuado y de un modo que no es el correcto. Es curioso, pero casi nunca se pelea por el motivo que se cree. Casi siempre hay “algo más”. Lo que sí conviene tener presente en toda discusión es que haya un acuerdo al final. Que sirva para algo positivo y que no sea otra brecha más en la relación, una distancia que se acrecienta, o el inicio de unos cuantos días sin hablarse, reconcomiéndose por dentro y encharcados en el rencor. No hay que perder de vista que el motivo de una discusión siempre es o ha de ser la mejora de la relación. El beneficio para la pareja como tal. Por eso se discute. Para aclarar, para modificar, para resolver, para estrechar más los lazos, para mejorar la convivencia. ¿Discutir?, Sí. Pero respetando al otro, respetando a la pareja, y respetándose uno mismo. ¿Es mejor callar y sufrir antes que discutir? No. Hay que discutir hasta que las cosas se aclaren. Pero si alguno de los dos se da cuenta de que la discusión está siendo otra cosa distinta, entonces sí es mejor pararla y seguir en otro momento. Eso sí, tal vez no esté de más recordar y acordar ambos las normas básicas antes de ponerse a discutir, y tranquilizar al otro si se sale de sus casillas en vez de contraatacarle. Y no olvidar: en una discusión se trata de encontrar una solución y no de encontrar un culpable. Una opción tan interesante como es una discusión ha de tener una utilidad positiva y no quedarse en un desgaste emocional y de la relación como tal. En la vida real, todas las parejas, antes o después, más o menos, mejor o peor, discuten. Lo que convierte en espinoso a las discusiones es qué es lo que las provoca y cómo las afrontan. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - No hay que perder de vista que el motivo de una discusión siempre ha de ser la mejora de la relación. Si no es con esa intención, se convierte en una discusión inútil que sólo destruye la relación. - En una discusión se trata de encontrar una solución y no de encontrar un culpable. - Discutir, sí. Pelearse, no. - La prudencia y el amor han de estar presentes es una discusión. - Discutir es exponer, preguntar, negociar, comunicación, resolver. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  21. MUCHO CUIDADO CON EL ANTI-YO INTERNO En mi opinión, tal vez no somos muy conscientes de esos “enemigos” internos que todos llevamos incrustados, como una especie de ANTI-YO cuya misión fuese boicotearnos continuamente recurriendo a armas tan poderosas como son la falta de Autoestima, la ausencia de Amor Propio, los miedos, los complejos, las dudas, el temor al fracaso, etc. Ese ANTI-YO, puede ser la suma de todos los pequeños yoes que nos torpedean con sus trabas, como ese al que llamamos yo-inseguro, el que conocemos como yo-inmaduro, el yo-asustado, el yo-perezoso, el yo-inconsciente, el yo-crítico, el yo-irresponsable, etc. Cada uno tiene sus propios enemigos internos y le será muy conveniente descubrirlos… y deshacerse de ellos. Ya sabemos que el problema grave y principal es que ese ANTI-YO trabaja sigilosamente, desde el inconsciente, y sólo una persona que esté muy atenta a sí misma es capaz de darse cuenta y comprobar qué hace, qué dice, qué piensa, o cuándo actúa por su propia voluntad, en una decisión personal adecuada al momento, o cuándo es un inconsciente, asustado y perdido, quien toma el mando convirtiéndonos en víctimas de nosotros mismos. El Ser Humano tiende a ser víctima de una voz crítica interior que, generalmente, no es benevolente y sí excesivamente rígida, dura, injusta y autoexigente. Es común tener el sentimiento escondido de ser un poco fraude y es habitual valorarse por debajo de la que sería la tasación correcta. Y ese sentimiento nos divide en dos: quienes queremos ser y quienes pensamos –erróneamente en muchos casos- que somos. Una parte se auto-acepte y la otra se auto-rechaza. Esa voz crítica –a la que hay que escuchar por si tiene razón- pero no creer siempre sin más-, nos hace dudar de nuestra propia valía, de la capacidad de acertar en las decisiones, de si estamos llevando bien nuestra vida. Y no es una voz amiga de alguien que nos quiere ayudar, sino que es la voz acusadora que parece regodearse en mostrarnos amplificados nuestros errores y defectos. En esa situación, desesperada y desesperante, uno puede llegar a preguntarse por qué se odia a sí mismo, porqué esa falta de amor o de respeto, por qué tanta crueldad innecesaria, por qué esa tendencia a magnificar el lado menos agradable de uno. Tal vez esa costumbre de engordar lo que va en nuestra contra la vengamos arrastrando desde la infancia. Conviene revisar el concepto de nosotros mismos que nos trasmitían los padres y educadores. Si con sus palabras o sus desatenciones o sus desprecios directos nos hicieron creer que no éramos importantes, que no valíamos, que éramos torpes, es casi seguro que seguiremos llevándolo arraigado de tal modo que se haya convertido en una creencia firme y que la acatemos sin ser conscientes de toda la problemática que eso nos acarrea amargándonos una parte de la vida y del modo de vivir esa vida. Si en la infancia nos hacían callar a menudo, nos castigaban con asiduidad, despreciaban nuestras ideas, o nos obligaban a estar quietos en un sitio, eso ha podido inculcarnos –por deducción de aquel niño que no tenía un criterio ecuánime de adulto- la idea de que somos una molestia, de que no valemos, de que somos malos. Esto se puede reflejar en la actualidad en personas carentes de asertividad, sin una personalidad sólida, con una Autoestima tambaleante, y con una tendencia a ser sumisos en la relación con los otros y a valorarles más a ellos y a sus conocimientos/ideas. Todo lo que introdujeron en nuestra mente nos sigue afectando desde esa creencia –si no ha sido cuestionada y actualizada- así que podemos estar internamente convencidos –aunque no lo mostremos- que somos inútiles, vagos, poco atractivos, torpes, que no valemos… Ese crítico interior, al que le hemos otorgado todos los poderes sobre nosotros y sobre nuestra vida, es el enemigo principal. Y si todas las opiniones sobre nosotros y nuestros actos son negativas, es evidente que nuestras actuaciones irán en esa misma línea. Y si nos halagan desde fuera, o nos quieren, eso se recibirá con recelo porque no hay un convencimiento interno que nos haga creernos merecedores de esas cosas buenas que se contraponen a la idea interna negativa. En estos casos conviene enfrentarse a ese crítico interior, mejor con la colaboración de un profesional, o bien a través de un Proceso serio y profundo de Autoconocimiento y Desarrollo Personal, en el que implicación sea absoluta y el deseo de descubrir para mejorar sea incansable. Hay que reconocer el origen de esos pensamientos tan críticos para hablar con ellos/con uno mismo de un modo compasivo, conciliador y realista; también es necesario comprobar qué se está repitiendo o copiando –sin darse cuenta conscientemente- de las figuras que han podido afectar negativamente durante la educación infantil, y mirar en qué áreas de nuestra vida nos está afectando, para salir de ese círculo vicioso. Para poder dar los pasos finales, habría que redactar un nuevo Plan de Vida, quizás actualizar la Escala de Valores, revisar los Principios Morales y Personales, los ideales y las aspiraciones. Salir del círculo y marcar la línea recta por la que uno quiere transitar. Este es el modo de hacer desaparecer ese ANTI-YO y acabar con las críticas internas y los boicots. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  22. CAPÍTULO 98 - CONFUNDIR EL AMOR CON OTRA COSA -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 98 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Del Diccionario de la Real Academia Española: RELACIÓN: Trato de carácter amoroso. PAREJA: Conjunto de dos personas, animales o cosas que tienen entre sí alguna correlación o semejanza, y especialmente el formado por hombre y mujer. COMPAÑERO: Persona que se acompaña con otra para algún fin. CAMARADA: (De cámara, por dormir en un mismo aposento) Persona que acompaña a otra y come y vive con ella. AMISTAD: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. La relación es la relación. La pareja es la pareja. El compañero es el compañero. El camarada es el camarada. La amistad es la amistad. Y eso hay que tenerlo claro y saber diferenciarlo. Porque el amor verdadero sólo quiere relacionarse con otro amor similar y ser correspondido con lo mismo. Y ningún otro sucedáneo le es apetecible. Y cuando se ha establecido una relación de pareja es porque se quiere tener algo más que una amistad, unirse más íntimamente que con un camarada, y hacer un tipo de proyectos que no se hacen con un compañero, así que requiere que se hagan las aportaciones especiales que distinguen esa unión de cualquiera de los otros tipos de uniones que se pueden dar entre dos personas. Otra cosa es que el amor inicial haya ido derivando hacia un apaciguamiento que denominamos “cariño”, que es una buena evolución del amor, y que uno se conforme con ello, o incluso que se conforme con una agradable y confortable convivencia de camaradas, ya que su corazón no le pide pasión ni sobresaltos. Cualquier pacto o arreglo que haya sido posterior a lo que se acordó cuando comenzó la relación estará bien siempre y cuando haya sido libremente aceptado por ambos de mutuo acuerdo, y no de un modo sobrentendido sino precisado en todos sus matices, y que ambos se sientan satisfechos por el nuevo rumbo. Porque si no es así, siempre habrá un satisfecho y un frustrado. Y una relación en desigualdad de condiciones está encaminada al fracaso o a la desaparición. Si no se trata de un caso como el citado anteriormente, cuando uno entrega amor no espera un vacío a cambio. Si uno recibe amor tiene que pagar con la misma moneda. Y si no es así, la relación está descompensada, y ésta ha de estar basada en un intercambio recíproco, porque nadie vive de esperar, y nadie quiere perder siempre, o sólo entregar sin recibir el eco de un amor que se envía y nunca regresa. Cada persona debe tener claro qué es lo que desea en su relación, y tiene que tener a su lado a alguien que comparta los mismos ideales y proyectos. Y si quiere amor, el amor no debe faltar. Y si nota que el amor se va enfriando, hay que avivarlo como sea. Hay que iniciar una reconquista del amor, y ponerse ambos a la tarea de hacer cuanto sea preciso, y dedicarle todo el tiempo y atención que requiera, dándole prioridad a este asunto. Y si solamente es uno de los dos quien sigue queriendo que haya amor en su relación, tal vez tendrá que pensar en sustituirlo. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - En una relación no hay que conformarse con no recibir amor. En una relación, y con respecto a recibir amor, hay que ser exigente e inconformista. - Cualquier tipo de relación que esté aceptada libremente por ambos es válida y puede ser adecuada. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
  23. EN MALA HORA LO HIZO El amor, ese insensato irrespetuoso, tuvo que llamar varias veces en su puerta hasta que ella se atrevió a abrir. En mala hora lo hizo. Quien llamó era un amor equivocado, con las manos vacías y sin un futuro que ofrecer. Apenas una seducción sin intensidad, un halago robado de una novela, una caricia sin ternura y una promesa falsa. En mala hora se abrió al amor. Aquello fue breve pero asesino: murieron su fe y su confianza y se refugió de nuevo en su herida -después de arrancarse el corazón- en lo más frío y más árido de sus sentimientos. No volvió a amar. Ya no tenía amor. Francisco de Sales (Más poesías y prosa en (No se pueden agregar links que redirigen a otro sitio) )
  24. ¿PORQUÉ NO PUEDO SER FELIZ? En mi opinión, la felicidad y la infelicidad son estados absolutamente subjetivos. Ya se sabe que la misma cosa que a uno le hace feliz o infeliz no siempre consigue el mismo resultado en otra persona, lo que confirma que no es “la cosa” la causante, sino cómo ve o cómo recibe o cómo clasifica cada uno esa cosa o los sucesos o los pensamientos. Se sabe que LO IMPORTANTE NO ES LO QUE TE PASA SINO LO QUE TÚ HACES CON LO QUE TE PASA, que viene a ser lo mismo del párrafo anterior pero dicho con otras palabras. Uno decide, consciente o inconscientemente -más a menudo esto último-, a qué cosas les da autorización para que uno mismo responda ante ellas con agrado o con espanto, y qué cosas permite que le encanten y cuáles le tienen que provocar rechazo. Si sentir una u otra cosa fuese siempre una decisión consciente, se eliminarían gran parte de los problemas que causan las emociones cuando las convertimos en sentimientos, porque de ese modo uno seleccionaría y autorizaría a ciertas cosas a provocarle sensaciones agradables -similares a la felicidad- y otras cosas las descartaría sin permitir que le afectasen de algún modo. Un buen control de la mente permitiría seleccionar ante qué cosas emocionarse y sentir que tocan ese punto que le corresponde a la felicidad, y cuáles no tienen que afectar. Sí, lo sé, somos humanos y tenemos emociones pero podemos permitirnos vivir la emoción hasta su extinción sin autorizarla a que se convierta en sentimiento y de ese modo nos perjudique. ¿Qué es la felicidad realmente? Esta pregunta conviene encararla añadiendo algo que es vital: “…para mí”, porque no es importante la definición académica de la palabra ni el concepto que tienen otros, porque ya hemos visto que es algo subjetivo. Según el diccionario es un “estado de grata satisfacción espiritual y física”, pero se ha comprobado que los que no tienen en cuenta la espiritualidad, ni les importa, también pueden alcanzar la felicidad y una satisfacción física tampoco aporta la felicidad. Una satisfacción física puede ser una buena comida y eso da placer, pero no produce felicidad en el concepto real de felicidad. Dice el diccionario que también es la “ausencia de inconvenientes y tropiezos” y supongo que estaremos todos de acuerdo que esa ausencia puede producir tranquilidad, incluso bienestar, pero no felicidad. ¿QUÉ ES LA FELICIDAD PARA MÍ? En parte la felicidad depende de la personalidad que uno va desarrollando; el autoconcepto y la autoestima influyen claramente en tener el acceso más fácil o complicado; el conformismo y la aceptación natural de las cosas o la excesiva autoexigencia lo ponen más accesible o casi imposible, porque a veces se ponen demasiadas condiciones que son difícilmente alcanzables; ser optimista es interesante y el hecho de tener buen humor le hace vivir a uno situaciones y estados que se asemejan mucho a la felicidad y que se pueden sentir como felicidad. Si uno siente esos estados a menudo, puede llegar a creer que es feliz; la creencia en que uno es feliz facilita la presencia de la auténtica felicidad. ¿Qué es la felicidad?, ¿qué es la infelicidad? al no tener entidad propia no son más que reacciones emocionales ante ciertos sucesos o estados. La aceptación o el rechazo ante lo que sucede pueden decantar el mismo hecho hacia un sitio u otro. El acceso fácil o dificultoso a la felicidad depende en gran parte de cada uno, de su nivel de exigencia a la vida y de autoexigencia hacia sí mismo, de que comprenda el sentido real de la felicidad o que se conforme con el sucedáneo que son las risas, la diversión, o el placer, que son muy agradables, necesarios, enriquecedores y satisfactorios, pero la conformidad con esos deleites externos pueden impedir seguir indagando en el objetivo real, en la fuente del bienestar y la buena autoestima, que está en la felicidad interna, la que uno siente en el interior. Se puede entender mejor si somos capaces de imaginarlo en dos niveles: el que corresponde a lo externo, a lo que se manifiesta solamente en la cara o con una carcajada, que es lo que aporta una satisfacción explosiva, inmediata, visible, y que serían los placeres más corporales. El otro nivel no conlleva necesariamente esa manifestación notable externamente, es más una sensación de agrado y complacencia general y no está centrada en una sola cosa sino que es más una sensación general de beatitud, de completitud; el hecho de sentir esa felicidad le hace a uno sentirse pleno, colmado, no necesitado de otra cosa. Ese estado que se puede llamar de felicidad/plenitud está más asentado y firme, no se bambolea en función de los estados externos, de las alteraciones por los disgustos o la no realización de proyectos y deseos, sino que es algo que pervive por encima de los altibajos de las circunstancias. Cuando uno alcanza ese estado en que se sabe feliz lo sigue siendo en los momentos de disgustos, cuando llora y mientras duerme. No necesita de motivaciones satisfactorias externas para saberlo: uno no “se siente feliz”, sino que uno es feliz. Relacionarse a menudo con la infelicidad depende en gran medida de cada uno, de la excesiva autoexigencia y las excesivas condiciones que uno imponga para serlo. Si uno se instala en las cosas que le hacen infeliz eso hará que lo que le vaya sucediendo se etiquete directamente con un adjetivo que se va a interpretar como agresivo y destructivo de la paz. Te sugiero que no caigas en ese error habitual de buscar la felicidad fuera de ti mismo. Recuerda que fuera están los placeres, pero no la felicidad. Ya lo sabes: la felicidad y la infelicidad dependen exclusivamente de ti, de las condiciones que impongas a ambas para que se instalen en ti. Eso quiere decir que una y otra dependen de tu apertura a cada una de ellas. Tú eliges. Y si eres consciente de la transcendencia vital que tiene este asunto… lo hará con mucha precaución. Personalmente recomiendo que escojas la felicidad como principio básico de vida. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, suscríbase aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?page=59 Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum Aquí tiene todos los videos publicados en youtube: https://www.youtube.com/channel/UCUNE-EC7eiOQDJ2q_U4lqEQ/videos?disable_polymer=1 Web con poesía y prosa: www.franciscodesales.es
  25. CAPÍTULO 97 - CONFUNDIR AL HOMBRE -LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER- Este es el capítulo 97 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER Los hombres, en general, son muy básicos. No entienden las señales subliminales que les envían las mujeres. No tienen la habilidad –y en muchos casos tampoco tienen interés- para adivinar lo que una mujer quiere decir con un suspiro, con una leve caída de ojos, con una mirada lánguida y extraviada, con un silencio, o con un enfado sin aparente motivo ni explicación. Así que es mejor explicarle las cosas con mucho cariño y con mucha claridad. Es mejor sacar a la luz clara cualquier asunto que pueda afectar a la relación, para resolverlo. No me parece acertado ir menospreciando y “olvidando” las cosas. Porque no es cierto que se olvidan. Algunas cosas pueden parecer insignificantes granos de arena. Es cierto que un grano de arena es casi invisible, y no parece tener la suficiente fuerza como para hacer tambalear una relación, pero un minúsculo grano de arena al lado de otro minúsculo grano de arena, y junto a una gran cantidad de minúsculos granos de arena, forman una inexpugnable montaña. Un día, un poco más complicado que los otros días, o uno de esos en los que una se encuentra especialmente sensible, o harta, mira hacia los granos de arena y se encuentra con una innegable montaña que posiblemente ya no se pueda obviar ni hacerla desaparecer. Es conveniente hacer desaparecer -eso sí, mediante el diálogo fluido, la comprensión, la buena voluntad, la colaboración de ambos y el amor que se tienen- cada uno de los granos de arena, antes de que se empiecen a asociar para formar esa temible y descomunal montaña. El hombre prefiere y necesita los mensajes claros, las instrucciones precisas, las cosas bien explicadas, que se den normas en vez de insinuaciones, que se expliquen los sentimientos y se clarifiquen los estados de ánimo. Es mejor darlo todo muy clarito, muy preciso, muy configurado, para que no se malinterprete y para que no quede la posibilidad de que no se haya comprendido bien. Ya lo sé: estoy generalizando y exagerando… pero no mucho. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO: - La claridad espanta las posibles confusiones o cualquier malinterpretación. - Es conveniente no dejar las cosas en el limbo de las suposiciones. - “Hablando se entiende la gente”, es un dicho acertado. - Si hay dudas sobre lo que se ha entendido en una conversación lo mejor es explicar la propia interpretación para que no quede lugar para los errores. Se devuelve el retorno diciendo “lo que he entendido que me has dicho es…” - A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Así se evitan presuposiciones distintas y malos entendidos. - Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que queremos oír, lo que oímos, lo que creemos entender y lo que entendemos, existen nueve posibilidades de no entenderse. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)
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