Como que he perdido el afán de tratar de responder dichas preguntas, sabiendo que en la cabeza del hombre es imposible concebir el concepto de objetividad. Nadie tiene la razón y todos la tienen, exponerlas no es más que la intención de realizar un ejercicio intelectual para con nadie pero al final siempre van a ser verdades personales, eso da pie a concluir que las preguntas son en realidad imposibles de responder. Es como si nunca se hubieran hecho esas preguntas, sería lo mismo. El juego de responderlas es tan inútil como intentar explicar qué significa ser. Preocúpense de cultivar el cuerpo, tener sexo, recorrer el camino desfachatadamente.