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HAY QUE DISCUTIR MÁS… Y MEJOR.


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HAY QUE DISCUTIR MÁS… Y MEJOR.

 

 

En mi opinión, hay que saber manejar bien las discusiones porque son imprescindibles en las relaciones humanas. Eso sí, es muy recomendable tener clara la premisa de qué es discutir y cómo hay que hacerlo.

 

Según el diccionario, discutir es “dicho de dos o más personas: examinar atenta y particularmente una materia” y también es “contender y alegar razones contra el parecer de alguien”. Es todo muy correcto y razonable. Así es como tiene que ser, pero habitualmente en seguida se calienta el ego y en las discusiones cada uno trata de imponer al otro su razón, su verdad –que no siempre es LA VERDAD-, sin respetar que el otro tenga una opinión distinta. Aún así, discutir es una forma humana efectiva de comunicación.

 

Algunas “discusiones” acaban a gritos, o con violencia verbal o física, pero entonces no son discusiones sino trifulcas, y eso está MUY LEJOS del sentido real de la discusión: “examinar atenta y particularmente una materia” y también MUY LEJOS de “contender y alegar razones”.

 

Hay que discutir porque es el modo adecuado de exponer y hacer saber lo que uno piensa o siente sobre la materia que se trate y también es el modo adecuado de conocer lo que opina el otro. O sea, un modo de conocerse mutuamente en los pensamientos y un modo de aprender -si uno está receptivo- de otros puntos de vista y de otras opiniones. Discutir, bien, es una forma de buscar soluciones y acercamientos y ayuda a la resolución de los conflictos. Haciéndolo bien aprenderemos a desarrollar nuestras habilidades de comunicación y nuestra objetividad para saber escuchar sin juzgar.

 

Lo que sabemos ya lo sabemos, o sea que no ganamos ni aprendemos nada diciendo lo que ya sabemos, así que es muy conveniente escuchar al otro, sin prejuicios, sin estar a la defensiva ni sentirse atacado. Discutiendo -tal vez y en muchos casos- podemos aprender algo que no sabíamos. Eso requiere atención a lo que se está escuchando, comprensión objetiva de lo que se dice -no escuchar desde los prejuicios, como ya escribí-, respeto hacia la otra parte, y apertura a aceptar que las cosas también pueden ser distintas de como uno cree que son.

 

Una buena y sana discusión necesita de personas lo suficientemente maduras como para comprender el concepto de “diferentes perspectivas”. Es necesario saber ser respetuoso con el otro y con sus ideas, aunque uno no esté de acuerdo. No es necesario estar siempre de acuerdo; uno ha de estar de acuerdo consigo mismo y no con todas las opiniones dispares de todo el mundo. Lo mismo que uno tiene “su verdad” el otro también tiene la suya. Y hay que evitar aquellas “discusiones” en las que el otro sólo está interesado en desprestigiar, en desestabilizar, o en imponer.

 

Hay que vigilar por ambas partes que la discusión no se convierta en una lucha de egos ni en una guerra por imponer la opinión propia al otro. Esto es algo imprescindible. Mark Twain dijo: “Nunca discutas con un estúpido, te hará descender a su nivel y allí vencerá por experiencia”. No hay que ponerse a la altura del otro, no hay que mimetizarse. Uno puede y debe seguir manteniendo su postura... mientras siga creyendo en ella o hasta que encuentre otra que le satisfaga y convenza más que la actual.

 

“La peor pérdida de tiempo es discutir con el fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de su fanatismo”. Por eso es conveniente desistir cuando se llega a un punto de estancamiento en el que cada uno se aferra a lo suyo –aunque esté viendo que el otro tiene razón- y no se abre a otra perspectiva distinta. En este caso, abandonar la discusión no es cobardía sino una demostración de prudencia e inteligencia. Quien solo piensa en ganar en la práctica está perdiendo. Al llegar a esta situación conviene hacerse esa pregunta-reflexión tan conocida: ¿prefieres ser feliz o tener razón? Yo me decanto por la primera opción…

 

Si no se hace bien, prefiero quedarme con lo que decía aquel señor mayor tras la experiencia de toda una vida: “Estoy en una etapa de mi vida en la que me mantengo fuera de toda discusión. Incluso si me dices que 1 + 1 = 5, tienes toda la razón. Disfrútalo”.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

Francisco de Sales

 

Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.

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