buscandome Posted 12 hours ago Report Share Posted 12 hours ago DETRÁS DE CADA PERSONA HAY UN MUNDO. En mi opinión, cuando nos cruzamos con una persona, durante ese breve instante en que tenemos contacto con ella -generalmente es sólo un contacto visual-, nuestra mente opta entre no prestarle atención, porque solamente es otra persona más entre el montón de personas o, por el contrario, sacar una opinión o conclusión por lo que ha visto; en este caso siempre es precipitada y casi nunca acertada. Deducimos, en ese breve momento que está frente a nosotros y solamente por la imagen que vemos, o por culpa de nuestros errores o prejuicios, que es una persona estresada, de otro país, mayor, maleducada, triste o risueña… y no nos damos cuenta de que eso que vemos es sólo una fracción de esa persona, que antes y después del fugaz encuentro hay toda una vida con sus altibajos, sus desconfianzas, las circunstancias personales, un pasado repleto de experiencias, risas y tal vez llantos. Detrás de lo que vemos hay una persona que lleva su propio camino, su propia evolución personal y su propósito de aprendizaje… o no; que lleva sus eternas dudas y los temblorosos miedos, que vive la tensión ante el futuro, que le preocupa su inexperiencia para controlar su vida y para salir adelante… lo mismo que nos pasa a todos los demás. Compartimos con los otros esta época y la estancia en el mundo, o sea que ya tenemos algo en común. En cambio, no nos saludamos; ni un “buen día” sincero ni un “hola” cordial y de corazón. Evitamos mirarnos a la cara y más aún sonreírnos o decirnos, como se dicen los peregrinos del Camino de Santiago, “buen camino”. En vez de estar en el mundo estamos en nuestro mundo. Se percibe una cierta falta de solidaridad, una carencia inexplicable de empatía y de interés humano y verdadero. El otro es el otro, y de ningún modo permitimos que pase a formar parte de nosotros o lo hacemos sólo con muy determinadas personas y con demasiadas restricciones. Para los demás, nosotros somos los otros. Sienten la misma indiferencia, la misma despreocupación, idéntico desinterés. Y es una lástima. Es una lástima que no nos demos cuenta de que compartimos mundo y vida y que es más lo que nos une por este motivo que lo que nos separa por no ser “amigos del alma”. Cualquier desconocido tiene derecho a nuestra atención y consideración. Mientras no demuestren lo contrario, todos se merecen –nos merecemos- el reconocimiento como personas, lo que incluye apreciación y respeto. Las relaciones con desconocidos se merecen nuestra solidaridad y cortesía, por lo menos en principio y mientras no nos hagan ver que no son merecedores de ello. Cada persona tiene derecho a que se valoren sus principios –si son éticos-, sus valores –si son honestos-, sus derechos –siempre- y hasta su modo de ser. El respeto hacia el otro es imprescindible, sin ello es difícil o imposible la convivencia. Detrás de cada persona hay múltiples batallas al mismo tiempo y abiertas en diferentes frentes. Vivir nunca es fácil para nadie, así que todos nos merecemos reconocimiento por estar y seguir. Vivir es una tarea de valientes, así que cada vez que vemos a una persona, quien sea y donde esté, vemos una historia plagada de heridas, y eso merece el máximo respeto y la máxima consideración. Detrás de cada persona hay un mundo y un universo que son íntimos y personales, una cárcel y un calvario, una ilusión y una esperanza. Cada persona es un Ser Humano, que es un título valiosísimo pero poco apreciado. Vivir es una experiencia única e irrepetible. Creo que no siempre somos conscientes de dónde estamos, de que compartimos vivencia y eso nos hermana, nos hace compañeros; tal vez todos somos lo mismo pero con cuerpo y nombre distintos, socios desconocidos en esta tarea de estar vivos, camaradas a pesar de que no nos tratemos. Propongo ver a los otros Seres Humanos desde unos ojos amables y ser, sobre todo, compasivos y comprensivos, bondadosos y solidarios; propongo mirarnos directamente al corazón, darnos abrazos simbólicos y reales y mantener una comunicación abierta y cariñosa. Propongo sentir REALMENTE la hermandad, abrirnos y ayudarnos, compartir. Y eso se puede comenzar simplemente dando los buenos días a todos, preguntando al otro cómo estás, incluso se puede empezar simplemente sonriendo a los otros. Propongo cambiar la mirada y el modo, que haya algo que nos una como un hilo invisible, que nos haga saber –sin ninguna duda- que el otro soy yo y viceversa, que estamos juntos en esto de ser Humanos y Vivir; propongo amar a los desconocidos, interesarnos de verdad por ellos y por sus cosas, sonreírles, abrirles todas las puertas de nuestro interior y acogerles con los brazos abiertos para después convertirlos en abrazos. Propongo parar y darse cuenta de todo lo que ahora se ha leído. Te dejo con tus reflexiones… Francisco de Sales Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así tendrá su parte de mérito por lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias. Link to comment Share on other sites More sharing options...
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