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¿TIENES CONCIENCIA Y CONSCIENCIA DE TI MISMO?


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¿TIENES CONCIENCIA Y CONSCIENCIA DE TI MISMO?

 

 

En mi opinión, este gran desconocido que te acompaña desde el mismo día que naciste, que nunca te ha dejado solo ni en tus desesperaciones ni en los llantos, ni el amor ni en la derrota, ni en la salud ni en la enfermedad, este que eres tú en tu integridad… resulta ser un gran olvidado.

 

¿Cuántas veces te has enfrentado al ejercicio profundo de parar, mirarte en un espejo, y decir en voz alta “SOY YO, ESTOY AQUÍ Y AHORA”?, ¿cuántas veces has hecho algo desde la conciencia plena y exacta de ser tú mismo?, ¿cuántas veces has tenido la absoluta conciencia de ser tú mismo?

 

Te levantas todos los días, te miras más o menos desatento en el espejo, a veces piensas que tendrías que hacer algo con tu vida pero sin concretar qué, desayunas, te ocupas de mil cosas, llega la noche y te acuestas. ¿En cuántos momentos te has observado desde la conciencia de lo que eres y de quien eres?, ¿cuánto tiempo te has dedicado a ti? Y no me refiero a comer, escuchar música, leer, sino a reflexionar lo que es y significa “SOY YO, ESTOY AQUÍ Y AHORA”.

 

Hablo en todo momento de conciencia en el sentido de conocimiento y sensación de ti, de responsabilidad de ti, de percepción clara de ti siendo capaz de discernir cuándo eres tú y cuándo cualquiera de los personajes.

 

Tener conciencia de uno mismo es darse cuenta con una perfecta comprensión de quién es uno mismo. Es algo más que el autoconocimiento, que casi siempre se queda en la idea de uno mismo y no profundiza hasta el Ser o hasta el Alma. La conciencia de Uno Mismo ha de abarcar lo visible y lo profundo, las emociones y la divinidad. Para ello se requiere una mente que no interfiera con sus opiniones y hasta sería conveniente que el diálogo durante ese descubrimiento personal se haga con sensaciones y no con palabras. Es mejor sentirse que pensarse.

 

Tener conciencia de uno mismo es la base sólida y única sobre la que se puede asentar un Proceso de Desarrollo Personal y donde se puede desplegar con plenitud la Inteligencia Emocional.

 

La conciencia de uno mismo es la comprensión profunda y verdadera de nuestras emociones, valores, limitaciones y motivaciones. O sea, nuestra esencia y nuestras posibilidades. Se convierte en imprescindible porque a partir de ese autoconocimiento que nos aporta uno es consciente de lo que son utopías y lo que es realidad, con lo que uno evita caer en el drama del autoengaño. Uno sabe más y mejor quién es, cuáles son los puntos por donde se puede romper y dónde están sus fortalezas.  

 

Tener conciencia de uno mismo es también saber escuchar las voces sabias y colaborativas internas, es entender que la intuición también forma parte de uno mismo, que es un don innato, y al mismo tiempo es descubrir la realidad verdadera que existe detrás de la fachada que mostramos al mundo y con la cual nos sentimos erróneamente identificados en la mayoría de las ocasiones. Yo no soy el que muestro ni el que veo: Soy el que soy.

 

Tomar conciencia exige atención y reflexión, porque el contacto con ese modo de conexión con la verdadera esencia y naturaleza, crea un canal de comunicación directo con lo interior de donde vienen voces que nos ayudan a encarrilarnos con sus observaciones y preguntas –siempre las más adecuadas y no siempre las más cómodas-, con el recordatorio de que somos más de lo que aparentamos ser, de que estamos capacitados por encima de nuestras apocadas auto-limitaciones

 

Tener conciencia plena de uno mismo es una tarea que va a requerir de numerosos auto-encuentros. Se necesita tiempo para hacerse todas las preguntas y darse todas las respuestas. Y no es un camino fácil. Van a aparecer cosas que nos van a remover y otras que afectarán bastante y a la baja en el auto-concepto y por tanto a la autoestima. No todo va a ser malo, por supuesto, en ese descubrimiento global van a presentarse también –si somos objetivos- nuestras cualidades y veremos las cosas que nos aportan satisfacciones o aquellas de las que nos sentimos orgullosos y eso nos dará la ocasión de poder desarrollarlas aún más.

 

Atrévete. Date el placer de tomar conciencia y consciencia de ti mismo. Date la oportunidad de hacerlo. Dedícate unos minutos cada día y convierte ese ritual en el momento más esperado y, sin duda, en el más enriquecedor.

 

Recuerda: “SOY YO, ESTOY AQUÍ Y AHORA”.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

Francisco de Sales

 

Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.

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