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CAPÍTULO 145 - LLEVAR UNO SOLO EL PESO DE LA RELACIÓN


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CAPÍTULO 145 - LLEVAR UNO SOLO EL PESO DE LA RELACIÓN

-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-

 

Este es el capítulo 145 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

Por definición, la pareja consta de dos personas.

 

La relación sentimental de pareja es el conjunto de dos personas que, por propia y libre decisión, han decidido unirse afectiva y físicamente para compartir un proyecto común, que pretenden apoyarse a lo largo de esa andadura, y que formarán un núcleo en el que sentimentalmente –salvo acuerdo mutuo por ambas partes-, no entrarán terceras personas.

 

En muchas ocasiones, el hombre se desentiende y deja de esforzarse en el mantenimiento de la relación, o se acomoda una vez que ha terminado con lo que considera que es su parte en el ritual de seducción de cara a la posterior creación de la relación y el apareamiento que perpetuará la especie o satisfará su instinto sexual, y considera que su papel es seleccionar una hembra, embarazarla, y proveerla a ella y a su prole de alimento y cobijo. Y nada más.

 

Por eso, a la mujer, después de mucho insistir y tratar por todos los medios de hacerles responsables a este tipo de hombres, y ante la inoperancia y falta de compromiso de él, parece que no le queda otra opción que la de hacerse cargo de todos los trabajos y ocupaciones.

 

Lo que pasa es que para cuando se hace muy evidente la dejadez de él, y su desinterés, que es abrumador, es posible que ya tengan hijos en común, o que estén implicados mancomunadamente en una hipoteca, tengan que pagar unos plazos del coche que están a nombre de los dos, haya bienes gananciales por medio, o están tan comprometidos en asuntos comunes que resulte menos complicado alargar la relación que desatar los lazos de los compromisos.

 

Es ella, en muchos casos, la que tiene algo más de cordura y la que se hace cargo de todo lo relacionado con la pareja, y educa más o menos sola a los hijos, administra el dinero más o menos bien, resuelve como puede los aprietos que van apareciendo, va sola a las batallas, apecha con las responsabilidades, y se convierte en una nueva heroína.

 

No era ese el acuerdo cuando se iba perfilando la relación. Se hablaba de compartir tareas. Así que es tiempo de reclamar firmemente el cumplimiento de las tareas que le corresponden al otro.

 

La exigencia firme, de un modo asertivo, de que el otro cumpla lo que le corresponde es un derecho, y conviene ejercerlo.

 

Cada una sabrá cómo debe hacerlo, de un modo muy directo o de un modo subliminal, pero antes de llegar a la conclusión de mártir sacrificada de que el asunto no tiene solución, y que ella se debe hacer cargo de todo, es interesante que realmente intente todos los caminos para comprometer al otro.

 

Incluido el camino de la advertencia de una ruptura.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Salvo que haya algún motivo físico o psicológico que justifique que la otra persona no puede hacerse cargo, el peso de la relación recae en ambos.

- Si la relación es cosa de dos, la responsabilidad de que vaya bien también es cosa de dos.

- En esto conviene ser intransigente: la otra parte tiene que colaborar activamente en todo lo relacionado con la relación.

 

 

Francisco de Sales

 

 

 

 

 

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