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CAPÍTULO 58 - QUERER CAMBIAR AL OTRO


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CAPÍTULO 58 - QUERER CAMBIAR AL OTRO

- LO QUE NO ES APROPIADO -

 

Este es el capítulo 58 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.

 

 

 

Se dice que un buen amor se reconoce porque en él somos exactamente como somos y dejamos que el otro sea exactamente como es.

 

Si uno está de acuerdo con esta idea, llevarla a la práctica le garantiza una relación sin grandes complicaciones y con muchas posibilidades de éxito. Pero… hay una condición. Y la condición es que se haya seleccionado perfectamente a la pareja o que, una vez conocida, se esté de acuerdo en aceptarla tal como es, porque esta frase no tiene sentido si el otro no es de nuestro agrado, se comporta de un modo indeseado, o la relación que se está sosteniendo anima más a la disolución que al mantenimiento. Si el otro miembro es tirano, desagradable, injusto, frío, insoportable, amargado, complicado, repugnante, mala persona, o cualquiera de los sinónimos de características similares a las citadas, se le puede dejar que siga siendo exactamente como es… pero en otro sitio y con otra persona.

 

Para uno, para el que sufre cualquiera de los inconvenientes citados, éstos son argumentos más que suficientes para no seguir en la relación.

 

Querer cambiar al otro es un asunto delicado. Y es un asunto pésimo si el motivo es simplemente para conseguir que el otro cumpla todas nuestras expectativas aunque para ello tenga que renunciar a las suyas. Eso, antes o después, va a pasar factura. Y va a ser una factura abultada.

 

El modo de comprobar lo calamitoso de ello es ponerse en el lugar opuesto y sentir qué pasaría si el otro nos pidiera que renunciásemos a ser nosotros mismos para satisfacer su ego o sus intereses o sus deseos. Tal vez ni siquiera el más consolidado amor justificaría la renuncia. Antes o después, uno se preguntaría quién soy yo en esta relación o  porqué no estoy siendo yo mismo, y la respuesta a esto causaría un profundo desasosiego. Un malestar incómodo muy difícil de consolar. Si uno llega a hacerse esas preguntas será el preámbulo de cuestionarse muy seriamente qué hace uno en esa relación si para estar en ella ha tenido que dejar de ser él mismo o ella misma.

 

Sí es interesante negociar las cosas que a uno le parecería bien que el otro modificara -cambiar queda fatal porque suena a imposición-, y es mucho más fácil conseguirlo si al pedir algo uno ofrece otro algo a cambio.

 

Dialogar, hablar, exponer, escuchar… siempre que sea para el mejoramiento de la relación y no para el provecho exclusivo de uno a cambio del perjuicio del otro, siempre es válido y positivo.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- No se puede cambiar a quien no quiere cambiar.

- La perfección absoluta es inalcanzable, porque somos humanos.

- Aceptar al otro con sus imperfecciones es un acto de verdadero amor.

- Si se pide al otro un cambio que sea con amor y no una imposición.

- El otro tiene derecho a ser como es, así como uno también tiene derecho a ser como es.

- Cuando dices “te amo”, aceptas al otro tal como es. Si no lo aceptas, es suficiente un “te quiero”.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html)

 

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