buscandome Posted October 12, 2020 Report Share Posted October 12, 2020 CAPÍTULO 44 - SER EGOCENTRISTA - LO QUE NO ES APROPIADO - Este es el capítulo 44 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER. “Egocentrista es aquel que no sabe valorar los deseos y los sentimientos ajenos”. El egocentrista está convencido de que el Universo gira alrededor suyo, que él es lo más importante que existe sobre la Tierra, y que el sol aparece cada día sólo para verle a él. “Yo” es su palabra favorita. Le siguen de cerca “mí”, “a mí” y “para mí”. Pero si dos personas deciden crear un proyecto de vida en común, éste no ha de ser la suma de dos egos -que no saben lo que es compartir, o lo saben pero no lo practican-, porque estaría condenado desde el principio al más estruendoso fracaso. Uno guerra de egos es la más feroz e innecesaria de las guerras. Es condición indispensable dejar fuera el ego para poder seguir adelante, no rivalizar en preponderancia con el otro, no exigir y sí ofrecer, querer al otro tanto como a uno mismo, entregar y entregase sin medida, y tener presente en todo momento al otro para desear su felicidad y su bienestar. Y todo ello, por supuesto, desde ambas partes. La equivocación puede llegar a través de la exigencia por parte de uno de ellos que reclame en exceso queriendo acaparar todo: la atención con plena y exclusiva dedicación, la mejor ración de comida –comida que se ha de hacer a su gusto, y hecha pensando en lo que le apetece-, el lado más cómodo de la cama, el lugar más cercano a la calefacción o el aire acondicionado… en todo piensan “primero yo y lo que a mí me guste”. A algunas personas, obnubiladas todavía por la parte errónea del enamoramiento, eso llega a parecerles normal, porque desde su parte sí anteponen al otro y dan sin límites porque quieren lo mejor para el otro. La decepción llega cuando hacen un balance entre lo que entregan y lo que reciben y ven un saldo en números rojos. ¿Cuánto tiempo hace que no soy yo quien escoge el canal de televisión o qué película vamos a ver en el cine? ¿Por qué nunca vamos a comer al restaurante que me gusta a mí? ¿Por qué vamos todos los años a la montaña y no a la playa? ¿Por qué nunca tiene un detalle conmigo con todos los que tengo yo con él -o con ella-? Cuando se empiezan a repetir este tipo de preguntas es cuando se comienza a caer el velo, se abren las nubes de golpe y un rayo neutral alumbra todo lo que está siendo verdaderamente la relación. El desengaño es punzante. Y molesta mucho el desconcierto por no haberse dado cuenta antes de que estaba siguiendo un juego en el que no quiere participar. Lo que hasta ahora se había hecho con y por amor, ahora aparece como una tomadura de pelo por la otra parte, como un abuso por la candidez o bondad, y entonces se presentan dos alternativas: o seguir como hasta entonces, para seguir manteniéndole a su lado, desde ese estado servil que colinda con la humillación, o la rebelión -pacífica o estruendosa- y el encaramiento –en principio, mejor amable que atronador- con el otro para mostrarle los sentimientos y reclamar un cambio de actitud. El egocentrista difícilmente va a cambiar, por eso hay que pensarlo antes de dar el sí a la relación, o… hay que soportar las consecuencias. SUGERENCIAS PARA ESTE CASO - La pareja no es un lugar creado para el egocentrista. - Hay que huir de los egocentristas. - Dar sin recibir, es perder. Francisco de Sales (Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,89.0.html) Link to comment Share on other sites More sharing options...
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