buscandome Posted July 14, 2020 Report Share Posted July 14, 2020 CAPÍTULO 62 – LA MENTIRA Este es el capítulo 62 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”. (Friedrich Nietzsche) “Las mentiras más devastadoras no son las que decimos: son las que vivimos”. “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. (Abraham Lincoln) “Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una media verdad”. (Jean Cocteau) “El problema es que si mientes una vez ya siempre serás puesto en duda”. “La mentira y el engaño tienen fecha de caducidad, al final todo se descubre, y entonces la confianza muere para siempre”. “Si lograste engañar a una persona, no quiere decir que sea tonta, quiere decir que confiaba en ti más de lo que merecías”. (Charles Bukowski) “Háblame siempre con la verdad, probablemente no me guste o no sepa manejarla, pero déjame ser yo quien decida qué hacer con ella…”. No voy a escribir sobre las mentiras piadosas, esas que no afectan a nada importante, que son mentirijillas de apuro, o de pequeño favor, casi educacionales (“qué coche más bonito”, “te sienta bien ese vestido”, “esta comida está muy rica…”) que, aunque tampoco debieran decirse y podrían cambiarse por un modo adecuado de decir la verdad, en alguna ocasiones nos encontramos en el compromiso casi obligatorio de decirlas. Me referiré a las mentiras malévolas e intencionadas. ¿PORQUÉ MENTIMOS? No se puede mentir por error ni sin querer. Salvo en el caso de los mentirosos compulsivos, cuando uno miente es consciente de que lo está haciendo o sea que lo hace intencionadamente. Cada uno tienes una razón para mentir, pero generalmente se hace por quedar bien, para obtener un beneficio de ello, como forma de excusarse, por dar una imagen mejor que la propia realidad, por no atreverse a ser claro y sincero, pretendiendo evitar molestar a otros con verdades que pueden ofender o hacerles sufrir, para mantener algún derecho o beneficio, por temor al rechazo o el castigo… la lista puede ser interminable. Lo que sí tienen todas en común es que con ello se pretende tener un beneficio que la verdad tal vez no aportaría. Hay un tipo de egoísmo en esa forma de actuar. Mentir implica una falta de respeto a la otra persona. Ocultarle la verdad, o disfrazarla, es un atentado al derecho de la otra persona de no ser engañada. Es una falta de respeto. Tiene el añadido de que si se descubre que uno miente, eso se va a volver en propia contra y conlleva la pérdida de la confianza de la otra persona. ”Siempre la verdad, aunque duela” parece que es lo más apropiado. La frase que realmente me parece rotunda es “Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”. Mentir bien requiere un esfuerzo extraordinario. Hay que inventarse algo que sea del todo creíble, hay que contar con que esa mentira se puede extender a otras personas y perder el control sobre ella, hay que recordar cada una de las mentiras dichas a cada una de las personas para no contradecirse después, etc. Muy complicado. A mí me ha tocado decir muchas verdades incómodas en muchas ocasiones. Hay que hacerlo. El argumento para afrontarlo cuando no me apetece hacerlo es pensar que me puedo pasar mal un par de minutos, pero con eso zanjo el asunto. Mentir implica seguir atado de algún modo a ese asunto. EL AUTO-ENGAÑO Hay mentiras que uno se inventa porque le gustan más que su propia situación real y las mantienen vigentes, como si fueran verdad, aunque ello conlleve prolongar más la falsa realidad. ¿Qué adelanta uno mintiéndose? Es que no hay ni una explicación que sea razonable. El auto-engaño me parece imperdonable. No tiene ningún sentido. No afrontar la verdad es alargar la agonía de un asunto que está pendiente de resolver o de asumir. Conviene revisar si uno está actuando de ese modo, aunque sea en pequeños auto-engaños salvo que estos sean reconocidos conscientemente y claramente justificados. Mentir no es sólo mentir: es mentirse Mentirse… ¿para qué? Esta sería la pregunta de partida en una sincera reflexión acerca de lo que hace el mentiroso. ¿Para qué? Si uno miente se juntará con un montón de falsas auto-justificaciones, o tendrá un vacío que no será capaz de darle ni una sola razón para hacerlo. El que miente, miente y ya está. A veces ni siquiera él sabe dar una explicación convincente de por qué lo hace. Sin saber cómo ni cuándo, ha desarrollado un Yo Ideal más exagerado de lo habitual, y se lo ha creído. Se ha dado cuenta en algún momento, sin saber cómo ni cuándo, de que su realidad vale poco y se halla muy lejos de lo que desearía, y la única forma de encontrar una justificación a su vida, es inventarse una vida distinta de la que tiene de verdad. Empieza por engañar a los demás presentándose como alguien especial: se atribuye cualidades, o posesiones, o vivencias… que no coinciden con la realidad. Acaba engañándose a sí mismo y creyéndose todas sus mentiras. Vive en un mundo cogido con alfileres, es descubierto en muchas ocasiones porque es difícil engañar a todos y siempre, y en algunos momentos de sincera lucidez se da cuenta de lo que hace, pero también reconoce que tiene que seguir de ese modo porque le falta la sinceridad de reconocerse como es, y cree que ya no puede echar marcha atrás y empezar de nuevo y de cero. REFLEXIONES DE ALGUNA PERSONA Vivo en una mentira cuando cambio la realidad de mi experiencia o la verdad de mi Ser. Vivo una mentira cuando finjo un amor que no siento, cuando simulo una indiferencia que no siento, cuando pretendo mostrar que soy más de lo que realmente soy, cuando me muestro como indefenso y en realidad soy manipulador, cuando me río y lo que deseo es llorar, cuando estoy innecesariamente con gente que no me gusta, cuando soy menos amable con la gente que digo amar, cuando me adhiero falsamente a ciertas afirmaciones porque es lo que esperan de mí, cuando finjo modestia y cuando finjo arrogancia, cuando permito que mi silencio implique asentimiento con respecto a convicciones que no comparto, cuando hago lo que no quiero hacer, cuando digo lo que no quiero decir, cuando pisoteo mis principios por quedar bien, cuando no me permito expresar mis sentimientos y mis emociones, cuando me reprimo un abrazo o una expresión de amor, cuando me niego tres veces a mí mismo… miento cuando no estoy siendo Yo, cuando no me estoy mostrando como Yo, cuando no permito manifestarse a mi Yo. Miento cuando no hay una coherencia entre el Yo interior y el yo que muestro al prójimo. Si elijo falsear la realidad de mi persona lo hago porque considero inaceptable el que realmente soy. Mi castigo entonces es atravesar la vida con la sensación de estar siendo un impostor, y ello conlleva implícita la angustia de preguntarme continuamente cuándo me descubrirán. El pecado más importante de vivir en la mentira es que me rechazo a Mí Mismo. Mi honestidad debe ser respetar la diferencia entre lo real y lo irreal, y no buscar la adquisición de valores y principios mediante el falseamiento de la realidad, ni la consecución de objetivos pretendiendo que la verdad sea distinta de lo que es. En realidad, el fraude es contra Mí Mismo. De poco me sirve el mísero consuelo de decir que me han educado en la enseñanza de que hay veces que es mejor una mentira, y que estoy acostumbrado a escuchar muchas mentiras. Parece ser que hay que aceptar la mentira como algo normal, es decir, a aceptar la mentira como un elemento indisoluble de la vida, pero así no alcanzaré la autenticidad. Para alcanzarla son necesarios el coraje y la independencia. Para ser auténtico, ser Uno Mismo, ha de importar mucho no engañarse. No es importante lo que digan o piensen los demás; sólo ha de servirme mi propia paz, la que nace del respeto a Mí Mismo por la sinceridad de cada acto. Si vivo así, íntegro, como no sentiré miedo de ser quien soy, viviré más auténticamente, aunque despierte la envidia o la admiración o la innecesaria compasión de quienes siguen atados a sus convicciones. TRABAJA TÚ ¿Quién soy Yo de verdad, sin mentiras? ¿Me duele mucho reconocer cuánto de mentira hay en mí? ¿Sería capaz de salirme de mis mentiras y ser Yo mismo del todo? ¿Me atrevo a ser muy sincero conmigo mismo? ¿Qué pasaría si fuera del todo sincero en todo momento? ¿Me sentiría mejor? RESUMIENDO La mentira no tiene cabida en la vida cotidiana porque no es ética ni honrada, pero aún menos en el Camino espiritual y en un buen Proceso de Desarrollo Personal, ya que en éste lo que se busca es la Verdad. No se puede buscar la Verdad desde la mentira. No se debe disfrazar la mentira de verdad. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html Link to comment Share on other sites More sharing options...
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