buscandome Posted July 11, 2020 Report Share Posted July 11, 2020 CAPÍTULO 59 – LA INTUICIÓN Este es el capítulo 59 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL. “La mayoría de las decisiones que han afectado nuestra vida se han tomado al margen de la razón, porque no disponíamos ni de toda la información ni del tiempo necesario para ponderarla. La neurología y psicología modernas nos han sugerido, en otras palabras, que podemos confiar en la intuición.” (Eduardo Punset) “La intuición es el susurro del alma”. (Krishnamurti) “Sigue tu intuición y el Universo te indicará cuál es el siguiente paso”. “La intuición es la lucidez que el corazón conoce y la mente ignora”. “La intuición es una facultad espiritual, y no explica, simplemente muestra el camino”. “Confía en lo que sientes más que en lo que piensas”. (Deepak Chopra) “Confía en tu intuición, en ella está tu sabiduría. No te engañes con tu mente ordinaria, en ella está tu ego”. (Buda) “Confía en tus corazonadas. Generalmente se basan en hechos archivados un poco por debajo del nivel consciente”. Las personas creen, equivocadamente, que con la mente y el pensamiento son capaces de ir resolviendo todos los problemas y situaciones que les va planteando la vida. Creen tener a su disposición armas verdaderamente potentes como aparentan ser estas, y lo que tienen, en muchas ocasiones, es al enemigo en casa. En el noventa y nueve por ciento de los casos -no digo el cien por cien para no ser tachado de catastrofista-, las personas tenemos una mente absolutamente condicionada por muchos elementos: traumas, mandatos, modelos, miedos, dudas, culpabilidad, inseguridad, infantilidad, complejos, etc. Con una mente así, en absoluto descondicionada como para actuar libremente, todo lo que se piense, todo lo que se proyecte, irá contaminado, y no será el resultado de un proceso ecuánime, puro, íntegro, en el que la objetividad y la claridad presidan el proceso. En los resultados que nos presenta nuestra mente siempre van incluidos todos los elementos de contaminación que he relacionado anteriormente. Todos ellos aportan su porción de temor, resquemor, precaución, zancadillas, confusión, erros, obnubilación, duda… Nada bueno o correcto puede nacer con esos impedimentos y condicionamientos. No terminamos de entender que la mente es un instrumento a nuestro servicio, y más nos creemos esclavos y víctimas de sus caprichos y líos. La mente nos presenta muchas veces ideas que nosotros, equivocadamente, suponemos son nuestras ya que han brotado dentro de nosotros. No nos damos cuenta de que no hemos participado en el proceso de llegar a esa idea, sino que ha sido la mente quien lo ha elaborado, ella sola y sin nuestra participación consciente. El modo adecuado para pensar y decidir es meterse uno en el proceso siendo muy consciente de ese yo que se pone a pensar, y que ese yo controle en todo momento el desarrollo para que éste sea imparcial y correcto. Aún cuando nosotros controlemos el desarrollo, la mente necesita su tiempo para acudir al inconsciente, llevarlo al preconsciente, ordenar y descartar la información, construir la frase, pronunciarla. Esto es tan rápido que no somos capaces de medirlo. La intuición se distingue de la mente en que no necesita hacer todo ese proceso. Siempre, lo primero que aparece, antes que el pensamiento, es la intuición. Eso es lo que nos puede ayudar al principio a distinguir una cosa de otra. La otra diferencia es que es ilógica, no intervenimos de ningún modo en ella y por tanto no está en absoluto condicionada, es natural, es sincera, es pura. LA INTUICIÓN ES LA VOZ DE LA SABIDURÍA Es sólo mi idea injustificable –tal vez es que solamente es una intuición- pero a mí me parece que es lo que se ha aprendido en encarnaciones anteriores, o algo que se encuentra en un gran almacén donde cada uno de los humanos va dejando la sabiduría adquirida a lo largo de las múltiples experiencias y encarnaciones. Cualquiera tiene acceso a ello si sabe dónde se encuentra y cómo acceder. Lo que para ti, con tu nombre y apellidos actuales, sea una práctica nueva, para tu Ser o tu espíritu puede ser algo sabido. Tan sabido y tan claro que no necesita tiempo para pensarlo, y te lo presenta con una claridad y una rotundidad que, aunque no te la pueda razonar –para la intuición es imposible razonar- tampoco te va a dejar la necesidad de hacerlo. Será tu mente, esa que se siente a punto de ser destronada, la que pida una explicación, ya que tiene miedo ante la fuerza de tan portentosa contrincante y porque no quiere perder su hegemonía, y buscará justificaciones para su postura haciéndote ver que no puede ser tan fácil una respuesta, que las cosas hay que pensarlas mucho, que hay que dar muchas vueltas en la cabeza y descartar muchas cosas antes de llegar a una solución, que no puede ser tan inmediato y tan fácil como la intuición pretende, o cualquier otra excusa. Tu Ser estará de acuerdo con la intuición. Para los muy racionales, aquellos a los que les cueste creer que la intuición es más práctica, se les sugiere que lleven una estadística. Ante una situación, anotar en un papel qué dice la intuición y qué dice la mente. Elegir y hacer caso a una de las dos y anotarlo. Esperar el resultado, y luego poner quién tenía razón. Si la estadística acaba confirmando que tiene más aciertos la intuición, y además haciéndole caso uno se evita esos procesos mentales que en algunos casos con eso de darles tantas vueltas acaban siendo trágicos, tal vez debería llegar a la decisión lógica de que es mejor hacer caso a la intuición. Si lo hacen así tendrán un premio, y es que mientras más caso se le hace a la intuición, mientras más se confían en ella, más se afina y mejor funciona. ¿Cuántas veces te has escuchado decir “ay, si hubiera hecho caso a lo primero que pensé”? Esa era la voz de la intuición. A mí me gusta imaginar que la intuición nos presenta una y otra vez sus opiniones, pero como no le hacemos mucho caso, acaba pensando “¿para qué me voy a molestar?”, pero, en cambio, si comprueba que se le hace caso, va presentando más y más intuiciones. ATENCIÓN Al principio te costará distinguir entre un pensamiento y una intuición. Te preguntarás muchas veces: ¿esto es una intuición verdadera o es un pensamiento rápido? Practica. Pregúntate si resuena en tu interior con firmeza o si te deja dudas internas. Escribo “internas”, porque las externas van a estar siempre. ¿Lo ha pensado mi mente con su forma característica de pensar o tiene un ingrediente que lo hace parecer más elevado, más veraz, más rotundo? Intuición, pálpito, percepción extrasensorial, presentimiento, adivinación, instinto, corazonada, magia… llámalo como quieras. Todo lo anterior está en el Ser Humano y tú eres uno de ellos. RESUMIENDO El desarrollo de la intuición se basa en la fe en algo que no puedes entender ni ubicar, primero, y en la práctica, después. Si crees en ella, te corresponderá con un diálogo más continuo y fluido, con un acceso más fácil y de mayor confianza. Confiarás en ti como entendedor de tu intuición y la captarás mejor. Practica con ella. Empieza por asuntos pequeños o ajenos. Comprueba los resultados y sorpréndete. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html Link to comment Share on other sites More sharing options...
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