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CAPÍTULO 42 – SUFRIR – EL SUFRIMIENTO


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CAPÍTULO  42 – SUFRIR – EL SUFRIMIENTO

 

Este es el capítulo 42 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.

 

 

 

“Se sufre, sencillamente, porque se opone resistencia a la realidad”.

 

“Atención: uno llega a hacerse adicto al sufrimiento y la desgracia”.

 

“Cuando decidas que ya basta de sufrimiento para ti, entonces comenzarás a crearte la felicidad; entonces “bajarás de la cruz”

(Enrique Barrios)

 

“Hay dos cosas, oh discípulo, que conviene evitar:

 Una vida de placeres; eso es bajo y vano.

 Una vida de mortificaciones; eso es inútil y vano”.

(Buda)

 

“El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”.

(Buda)

 

“Atención a esto: el sufrimiento no existe. El dolor, sí, porque es físico.

El sufrimiento es mental, y solamente es la no aceptación de la realidad”.

 

“Estamos apegados a nuestros apegos, ilusionados por nuestras

 ilusiones y condicionados por nuestros condicionamientos.

 No es fácil salir de ese círculo encantado”.

(Tony de Mello)

 

“El placer aporta satisfacción inmediata, pero no enseña;

 el sufrimiento no da placer, pero siempre lleva implícita una lección de madurez y desarrollo que conviene comprender y aprovechar”.

 

“Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere.

 Y si la historia es tan simple, ¿por qué sufres tanto?”.

(Facundo Cabral)

 

“Todo sufrimiento proviene de la incapacidad para

 sentarse tranquilamente y estar solo”.

(Tony de Mello)

 

“Cuando nos veamos cansados de sufrir,

 ese será un buen momento para despertar”.

(Proyectopv.org)

 

“No admitas justificaciones para sufrir ya que el sufrimiento es innecesario. Ni es voluntad de Dios, ni es culpa del karma, ni esto es un valle de lágrimas ni aquí se ha venido a sufrir”.

 

“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.

(Víktor Frank)

 

“No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega

 y trata de meterse en tu vida, no temas:

míralo a la cara y con la frente bien levantada”.

(Friedrich Nietzsche)

 

“El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal;

ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.”

(Fénelon)

 

 

Sufrir es una situación o un estado que consume mucho tiempo, mucha energía, mucha autoestima, y aporta poco o nada a cambio.

Me refiero al tipo de sufrimiento que es inútil del todo, y es el que proviene de dejar todos nuestros asuntos pendientes de buscarles una solución, y nuestra vida y nuestro destino en manos de la esperanza, y en ese esperar que las cosas cambien o pasen, cuando las cosas por sí no cambian o pasan, o no cambian o pasan del modo adecuado para nosotros, es cuando sufrimos.

 

Sufrir por una situación es el precio de no haber luchado antes por ella.

 

LA IRRESPONSABILIDAD DE LA PROPIA VIDA ES UNA GENEROSA FUENTE DE SUFRIMIENTO.

La definición de la RAE para sufrimiento es “paciencia, conformidad, tolerancia con que se sufre algo”. ¿Lo sabías? Es inaceptable que haya una tolerancia en el acto de sufrir, como si fuera inevitable.

El tipo de sufrimiento que proviene de un daño físico es correcto, porque el dolor en ese caso sí existe.

Sufrir por un daño que sólo es moral, y padecerlo notablemente y con resignación, me parece menos correcto.

 

 

SUFRIMIENTO ES IGUAL A INCOMPRENSIÓN

 

Una gran parte del sufrimiento proviene de no aceptar la realidad. La perturbación de las ideas o deseos que teníamos y que no se van a cumplir, son la causa originaria de la mayoría de sufrimientos.

No debes permitir estancarte en el sufrimiento y dejarte abatir por él, porque eso sólo ofusca tu mente, te atasca, carga tu vida de negatividad, infravalora tu propia vida y en nada te ayuda.

 

EL SUFRIMIENTO NO ESTÁ EN LA VIDA, SINO EN TI, EN TU MENTE.

 

Se le vence con la comprensión. Si sufres con algo es porque se opone a tu Yo Idea o a TU Yo Ideal, a tu ilusión, a tu deseo.

Por eso, la misma cosa que puede hacer sufrir a uno y a otro puede dejarle indiferente, porque LA AGRESIÓN POR PARTE DEL SUFRIMIENTO NO ES A LA PERSONA, SINO AL MODELO QUE SIGUE LA PERSONA.

 

NO ESTÁ EN LA VIDA, NO ESTÁ EN LA REALIDAD: ESTÁ EN TI.

 

Echarle la culpa a los otros o a lo otro, es un mecanismo de defensa psicológico. Pero es una mentira que no ayuda.

Si quieres sufrir, sufre, pero asume la responsabilidad de tu sufrimiento y reconoce que viene de ti mismo, de tu enfado contigo mismo por tu impotencia o tu cobardía, por rechazarte tú a ti mismo, por tu derrota sin lucha, por tu frustración.

 

ENTENDER LA RAZÓN DE POR QUÉ SUFRES ES EL PRIMER PASO PARA ACABAR CON GRAN PARTE DE ÉL.

 

A veces se utiliza el sufrimiento como un chantaje para que los demás se fijen en nosotros y nos presten atención.

Esta es una actitud cobarde, indigna y cruel. Ser desgraciado para comprar la conmiseración es lo más rastrero y autodestructivo que puede hacer una persona. Está bien hacer lo que sea necesario -si es honrado- para ganarse el aplauso o el respeto de los demás, pero ser tan miserable que lo único que le pide a los otros es lástima, es despreciable.

 

Si sufres por la muerte de un ser querido, por ejemplo, tienes que darte cuenta claramente de que no sufres porque ya no está, sino que sufres por el vacío que te deja. Sufres porque te aportaba una cantidad de amor, o cubría un hueco en tus sentimientos que ya no cubrirá. Son tu miedo y tu pena por ese vacío los que te provocan el sentimiento.

Por lo tanto, no te debes centrar en echar la culpa a nadie, llámese Dios o la muerte, sino que debes centrarte en ti.

 

Hay un tipo de sufrimiento que sí aporta algo, que enseña algo, aunque generalmente el precio parece alto: es el que nos pone en un estado personal y emocional que exige la resolución y defensa de la integridad emocional.

 

 

ATENCIÓN

 

No olvides esto: todos vamos a sufrir por algo. Hace falta mucho tiempo y aprendizaje para alcanzar un estado en el que uno no se vea afectado por la insatisfacción o porque las cosas no sucedan del modo que nos gustaría, así que, hasta que logremos esto, suframos con alegría, porque es posible hacerlo.

 

Estamos hartos de sufrir, o, por lo menos, eso es lo que decimos.

En cambio, he conocido a poquísima gente que se atreva a enfrentarse directamente con la raíz de su sufrimiento, y decida hacer todo lo que es necesario para resolverlo.

Lo habitual es querer saber cuál es el motivo del sufrimiento, pero después se aplaza la solución, o, en otros casos un poco más atrevidos, hacer un intento flojo, que no requiera mucho esfuerzo, para auto-convencerse de que se tiene buena voluntad y se ha intentado.

“Sí, quiero, pero ahora no estoy preparado”, “lo haré pero más adelante, ahora no tengo fuerzas, más adelante”.

Sí quiero, pero no quiero.

Es como el paciente que necesita operarse pero no quiere operarse.

 

SÍ, ES NECESARIO SUFRIR PARA APRENDER A DEJAR DE SUFRIR.

 

Si quieres eliminar el sufrimiento tienes que hacer lo que sea necesario para eliminar el sufrimiento. Como por ejemplo, conocer su inutilidad.

 

 

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

 

Mira las situaciones o experiencias más desagradables de tu vida: todas afectan sólo a tu ego.

La esencia que eres permanece intacta, el alma no queda dañada.

 

Piensa en esto: casi todos tus avances han sido debidos a ese tipo de experiencias en las que el sufrimiento ha tenido un papel determinante. Que no pase nada o las experiencias que justificas diciendo es lo que me ha tocado sufrir, te dejan anclado y tu evolución se estanca. Parece como si el destino, o el karma, o nuestro Ser, supieran esto y te hicieran pasar por situaciones “desagradables” para que te enfrentes a tu realidad y no sigas en un estado no productivo de cara a tu evolución.

 

Si supieras hacer las cosas bien, sabrías que los descubrimientos personales que uno tiene que hacer en su vida se pueden hacer con amor y desde el amor. Eso te evitaría lo traumático de tener que soportar un gran sufrimiento para ponerte en marcha.

 

Es duro, pero es real: para que quede el solar vacío y poder construir de nuevo y bien, no hay más remedio que tirarlo todo, sin contemplaciones.

 

Al principio del Camino, sólo al principio, es necesario que exista sufrimiento, de cualquier intensidad, para que se ponga en marcha el mecanismo que nos empuja a Despertar y aviva la necesidad de Descubrirnos.

Pero es sólo el motor de arranque.

Conviene no estancarse en él, sino todo lo contrario: desembarazarse a la mayor brevedad, porque, si bien es cierto que el sufrimiento es enseñanza, también es cierto que se puede aprender desde la alegría y voluntad de querer Descubrirse, y es igual de enriquecedor pero mucho más placentero.

No es necesario insistir en la mortificación como si fuera la única vía, sino que conviene avivarse rápido, y del todo, para encarar el largo resto de Camino con los ojos brillantes de felicidad y la sonrisa por delante.

No caigas en la creencia equivocada de que todo ha de ser con dolor y que sólo con dolor se aprende. Es cierto que se aprende –si se quiere aprender-, pero el dolor se alimenta de personas que se convierten en adictos, y hay otros medios que son igual de eficaces, o más, pero más hermosos.

 

LA VIDA ES BELLA, MUY BELLA, Y LA ENGRANDECE QUE SUS HABITANTES SONRIAMOS Y NOS SINTAMOS FELICES.

 

 

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

 

El sufrimiento es un asunto irracional, emocional, que brota a borbotones del interior más desesperado; por tanto, no es algo que se pueda disolver hablándole y hablándole, dándole explicaciones razonadas de su inutilidad, ni presentándole toda una serie de motivos expuestos de un modo fundado, porque no va a entender. Imposible el diálogo racional cuando está implicado el sentimiento.

El modo de resolverlo es llegar al fondo donde se manifiesta, y cambiar la reacción por una acción: lo que está pasando por lo que quiero que pase.

La solución no es “si no pienso no sufro, si no siento no sufro”, la solución no es distraerse con otra cosa sino afrontarlo sin miedo.

Lo bueno es seguir el camino inverso del sufrimiento, y averiguar el origen: ¿por qué sufro?, ¿de dónde viene esto? y lo más importante ¿para qué sufro?

Y dedicarle a esto el tiempo que sea necesario y la atención que se precise, y la sangre fría necesaria para aguantar sin hundirse, y la voluntad para perseverar hasta encontrar el principio y la solución.

Y después, prestar toda la atención precisa al origen, visualizarlo, despojarlo de su poder de mal, ver el auténtico motivo, y verlo tal como es, observando cómo se desmorona al quedarse sin la fuerza que le da el desconocimiento o la aceptación de su mentira.

 

 

REFLEXIONES

 

Sufrir es una de las actividades humanas más fáciles, porque no requiere un esfuerzo, ni siquiera atención: va por libre. Encuentra en cualquier parte motivos para alimentarse, casi cualquier cosa le vale, y le gusta regodearse, le gusta acrecentarse, le gusta demostrar su autoridad y su maestría en el desagradable acto de hacer daño.

Y además tenemos experiencia en el trance, porque llevamos mucho tiempo sufriendo, y muy a menudo, y por muchos motivos distintos, y en el fondo complace esa masoquista sensación de sentirse desgraciado, diana de los males, víctima predilecta, y hemos oído a lo largo de la vida diferentes justificaciones de por qué nos merecemos sufrir, y eso confirma de algún modo la insostenible teoría de que no se puede ser sólo feliz y serlo gratuitamente.

Y es que ser feliz es más difícil.

Requiere un “esfuerzo”.

Por ejemplo, aceptar que uno merece que le pasen cosas buenas. O ponerse a descubrir cuáles son las razones que le impiden ser feliz continuamente, a todas horas, sin necesidad de un motivo que justifique la felicidad. (Ver el capítulo SER FELIZ – LA FELICIDAD).

 

Calderón de la Barca decía: “todo es según el color del cristal con que se mira”.

Si tu cristal es el de la aceptación de que el sufrimiento es necesario, lo verás sin escandalizarte y te parecerá normal. Si lo cambias por otro, quizás no te sigas permitiendo redundar en el sufrimiento porque verás que no es inevitable.

Los problemas no los pone la vida: los pone la mente. Los pones tú.

El sufrimiento no está en la realidad: está en ti.

 

 

POR SI NO LO SABES

 

Es imprescindible ser sabio. O por lo menos, un bebé de sabio que está creciendo cada día, porque si no es así no te darás cuenta de que todo (he escrito “todo”) puede llegar a ser una fuente de sufrimiento.

De ti depende que las cosas que te suceden, y las que no, te afecten de un modo u otro. Sólo de ti depende.

Los ojos pueden ser fuente de sufrimiento cuando ves cosas que no te agradan; el amor, que teóricamente es tan bello y agradable, puede ser fuente de sufrimiento si no obtienes lo que deseas de él; otro motivo de sufrimiento es desear ser feliz y no serlo; o la riqueza, si luego temes perderla. Puedes convertir todo en fuente de infelicidad y sufrimiento.

Tienes que comprender perfectamente que sólo va a depender de ti que las cosas te afecten o no, que te afecten más o menos, y que has de tener las ideas claras y el espíritu aposentado para no permitir que los vaivenes habituales de la vida destrocen tu calma y felicidad.

 

 

OTRA VERSIÓN DE LOS HECHOS

 

Todos seguimos un modelo que nos inculcaron nuestros educadores y acabaron convirtiéndose en costumbres, en prejuicios, en reacciones automáticas equivocadas que nos siguen gobernando, y dejamos nuestro control en sus manos como si fueran de fiar.

Cuando todo lo que hay a nuestro alrededor está de acuerdo con ello parece que todo va bien. Cuando no coincide con lo que espera nuestro interior, todo se alborota.

Si fueras capaz de comprender esto, no derrocharías ni un ápice de energía, ni una milésima de tiempo, ni perderías un fragmento de alma cada vez que el sufrimiento llama a tu puerta.

Son tus condicionamientos –como ya sabes-, y no lo que sucede en el exterior, los que te hacen padecer. Si fueras capaz de descubrir esos condicionamientos y deshacerte de ellos, tu desarreglo desaparecería.

Reconocer que solamente uno es el causante de sus propios sufrimientos es el primer paso imprescindible para eliminarlos.

 

El sufrimiento es una reacción muy humana, pero eso no quiere decir que sea correcta, ni “normal”. Como reacción que es, ya no es algo puro y espontáneo sino algo aprendido que conviene desaprender, de forma que antes de reaccionar, inconscientemente, nuestra consciencia sea quien comprenda la situación y decida lo que es pertinente.

Si algo ajeno a ti te fastidia, te mortifica, te saca de quicio… es porque a ese “algo” le has dado poder sobre tu vida.

No responsabilizarse del propio malestar es una cobardía.

 

Lo correcto es que arregles tus asuntos y evites ese continuo vaivén que te producen las cosas que te pasan. La ecuanimidad y la vida más placentera serán el resultado de solventar tus problemas educacionales.

 

 

CUENTECITO

 

“La principal razón por la que las personas no son felices es porque se complacen insanamente en el sufrimiento”, dijo el Maestro.

Y contó cómo, viajando él cierta noche en la litera superior de un vagón de ferrocarril, le era imposible conciliar el sueño, porque en la litera inferior había una mujer que no dejaba de gemir: “¡Qué sed tengo, Dios mío, qué sed tengo…!”

Una y otra vez se oía aquella lastimera voz, hasta que, finalmente, el Maestro descendió sigilosamente por la escalerilla, salió del departamento, recorrió todo el pasillo del vagón hasta llegar a los servicios, llenó con agua dos grandes vasos de papel, regresó con ellos y se los dio a la atormentada mujer:

“¡Aquí tiene, señora, agua!”

“Muchas gracias, señor, Dios le bendiga”.

El Maestro volvió a su litera, se acomodó en ella… y a punto estaba de conciliar el sueño cuando, de pronto, oyó de nuevo la lastimera voz: “¡Qué sed tenía, Dios mío, qué sed tenía…!”

(Del libro un minuto para el absurdo, de Tony de Mello)

 

CUENTECITO

 

Un alumno ya mayor fue a visitar al Maestro Otis y le dijo: “he visitado a muchos Maestros y he dejado muchos placeres. He ayunado, he sido célibe y he velado noches enteras para alcanzar la iluminación. He abandonado todo lo que se me ha pedido que abandonase y he sufrido, pero la iluminación no ha llegado, ¿qué debo hacer?”

El Maestro Otis contestó: abandona el sufrimiento.

(De un libro de Tony de Mello)

 

 

RESUMIENDO

 

Tiene dos puntos de vista.

En uno de ellos, parece que el sufrimiento es necesario para extraer la lección que trae para cada persona; lección que se puede resumir en llegar a la conclusión de que es innecesario.

En el otro, se ve que es claramente innecesario, perfectamente prescindible y que es mejor eliminarlo de raíz.

Aprende a distinguirlos y decide el que quieres para ti.

 

 

Francisco de Sales

 

Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:

(Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html

 

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