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CAPÍTULO 11 – EL CAMINO


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CAPÍTULO  11 – EL CAMINO

 

Este es el capítulo 11 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

 

 

“Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida”.

 (Jesucristo)

 

“La piedrecita y el bache son parte del Camino.

Los obstáculos y tropezones nos recuerdan que estamos en él.

El presentir una meta nos emociona.

Detenerse a ver el paisaje anima a seguir hacia delante,

para ver más y más.

Un descanso no significa una renuncia,

sino acumular fuerzas para el resto”.

 

“El motivo y la meta están claros,

pero cómo sea el Camino hasta llegar depende de nosotros”.

 

“Ten mucho cuidado de que tu Camino no sea una cárcel”.

 

“No trates de cambiar tu deber por el de otro, ni descuides tu trabajo por hacer el de otro. No importa lo noble que éste pueda ser. Estás aquí para descubrir tu propio camino y entregarte a él en cuerpo y alma.” (Dhammapada, Buda)

 

“Ningún Camino que lleve a la felicidad es bueno

si no se es feliz durante el trayecto”.

 

 

 

Sólo vamos a hablar del Camino con mayúsculas. El Camino grande, aunque no sea el camino fácil, el que puede ser amplio o sinuoso, floreado o enzarzado, por el que se puede ir cantando ilusionado o regándolo de lágrimas. Es el Camino inevitable que alguna vez tienes que emprender, en el cual una vez enfilado no vale darse la vuelta y volverse.

Es imposible hacer este Camino si vas cargado de ambiciones y orgullo. Y es desesperante si vas buscando la meta con ansiedad.

Hacerlo, requiere la desnudez absoluta de todo aquello que no sea Uno Mismo.

Requiere deshacerse de las capas que te aíslan, de los miedos que te oprimen, de las dudas que te angustian… y requiere borrar de la intención la necesidad de llegar urgentemente al final, porque es un Camino largo y porque lo importante del Camino es hacerlo, conociendo y experimentando cada uno de los pasos.

El propio Camino es el motivo del Camino; la meta no ha de ser la motivación.

En mi caso, y después de 30 años caminando, sé que no he llegado a la meta y además estoy seguro de que nunca voy a llegar… afortunadamente.

Me parece emocionante y motivador saber que todavía hay cosas en mí que me son desconocidas, cosas que podrán ser mejoradas y con ello acercarme a mi Paz y hacerme vivir emociones y sensaciones ahora desconocidas, nuevas facetas por descubrir, más posibilidades de seguir hermanándome conmigo…insisto… en mi caso el Camino es lo que enriquece.

 

 

Cuando inicias el Camino y pones enteramente tu voluntad a su servicio observas con asombro que entonces es el Camino el que se mueve bajo tus pies; ya no tienes que hacer otra cosa más que no oponerte e insistir en la atención a lo que te pase, lo que sientas, lo que vivas.

Si acaso, cuidado con vigilar que tu ego no se inmiscuya en este proceso en el que no tiene motivo ni cabida.

Cuando se decide iniciar el Camino, con auténtica confianza, con fe y vocación, no hace falta estar vigilando preocupadamente por dónde vas, porque una cohorte de angelitos al mando de tu Yo Superior te cuidarán y vigilarán para que llegues intacto y sigas creciendo, como en un cuento mágico, a cada paso que des.

Si tienes que esforzarte para seguir el Camino es que lo has perdido.

 

 

El Camino Iniciático, el que te lleva a descubrir lo profundo, lo hermético que hay en ti, lo desconocido que eres tú, es un proceso que requiere honestidad, pureza, un profundo amor hacia ti mismo, dedicación, cuidado… y Amor y más Amor.

Comienza, con poca intensidad y sin que te des cuenta, en tu nacimiento. Es una trayectoria invisible y los pasos que des se notan muy poco y nunca de un día para otro. Sólo cuando lleves un tiempo y hayas hecho un trecho largo podrás mirar hacia atrás y darte cuenta.

Ese devenir, ese llegar a ser el que aún no eres, según dice Dürckheim  está relacionado con la experiencia del Ser y con el esfuerzo por retomar la unidad con Él, y es un trabajo sin descanso hasta alcanzar un grado que te transforme como persona, hasta que llegues a una relación íntima con lo Absoluto que no se base en una creencia, sino en la presencia, cada día más notable, de la trascendencia que distingue a la persona total.

Decía Dürckheim que “al ir avanzando en el Camino, el ser humano se siente, a pesar de su imperfección, cada vez más ligado a lo divino, y marcado con el sello de lo sobrenatural”, porque el Camino es la vía de regreso al origen, a la auténtica naturaleza, a casa. A ningún otro sitio va el Camino del que te hablo.

Decía también que, “tras sesenta años de búsqueda incansable y práctica, de conocer varias religiones y disciplinas, que todo lo hecho, vivido, buscado, sentido, experimentado, comprendido en toda su vida, se podría resumir en una frase: Dejarse encontrar por Dios”.

Aprendió que “no es necesario hacer, sino confiar; tener la seguridad de que cada uno de nosotros estamos cuidados con total atención y exquisito mimo por Dios; creer sin fisuras en el Amor del Padre que no permitirá que no se cumpla el buen destino de cada uno; estar abiertos, receptivos, ávidos de lo que la vida nos vaya poniendo por delante, viviendo en cada momento la experiencia que nos proponga ese momento; no oponerse a la realización de la Creación Divina, en la que de alguna manera estamos participando”.

Hay que encontrar el difícil equilibrio entre confiar y querer ser el controlador obsesivo y riguroso del propio Camino.

 

EL CAMINO ES LA PROPIA VIDA DE CADA UNO Y NO HAY ATAJOS: LO QUE DURA LA VIDA ES LO QUE DURA EL CAMINO.

 

Los obstáculos forman parte del Camino. Son inevitables.

Los vas a encontrar siempre y no has de preocuparte por ellos. Cuando se presentan, y con la fuerza y conocimientos o inspiración que tengas en ese momento, los resuelves.

No es posible hacerlo antes.

Hasta que no aparezcan y te encuentren no sabes su magnitud o su ridiculez.

No es necesario planificar fórmulas para evitarlos. Es mejor que seas consciente de que existen y ante cada uno de ellos tomar la actitud que consideres adecuada.

 

 

Usaré el Camino como metáfora: si el obstáculo es pequeño, salta por encima de él, pero no menosprecies el salto, porque un pequeño error de cálculo, y al caer puedes hacerte daño. Si el obstáculo es mediano, puedes apartarlo, aunque requiera un pequeño esfuerzo, o puedes valorar la opción de rodearlo. Si es enorme, plantéate serenamente si debes pararte y pensar, si debes pasar por encima aunque tengas que escalarlo y el esfuerzo sea sobrehumano, si debes salirte de ese Camino y buscar otro que te lleve al mismo destino o qué otras opciones tienes.

 

EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA LLEGAR AL AUTÉNTICO YO ES EL EGO.

 

Planteará cuantas excusas y triquiñuelas se le ocurran para entorpecer e incordiar, la mayoría de ellas en forma de excusas: “ya no voy a cambiar a mi edad”, “uno es como es y se tiene que conformar”, etc… etc… obsérvalos y verás que casi todos son apegos. Sí, ya lo sabes: uno se llega a apegar hasta las cosas malas porque, por lo menos, son conocidas.

 

 

REFLEXIÓN ANÓNIMA

 

En mi realidad actual hay motivos, reales o imaginarios, que impiden el desarrollo natural de mi Ser y tengo que enfrentarme a ellos y resolverlos. Y si estoy seguro de querer estar en el Camino -sabiendo o intuyendo lo que puede haber al final- y quiero conseguirlo, habré de enfrentarme, con todas mis fuerzas o con todos mis miedos, a los obstáculos que voy a ir encontrando.

La naturaleza de cada uno será condicionante, bien como ayuda impagable o como dificultad a añadir a las otras dificultades.

Si se afronta desde la violencia uno puede acabar lastimado y difícilmente podrá salir indemne.

Si se afronta desde la sutilidad, desde lo femenino, rodeando, engatusando al obstáculo, quizás para cuando se dé cuenta ya ha sido superado o eliminado.

Si se afronta desde el diálogo fraternal, desde el conocimiento o desde la comunicación sincera, desde el deseo de que nadie salga humillado ni lastimado, el obstáculo colaborará apartándose por propia voluntad.

Si se afronta desde el amor, no hay obstáculo que se resista.

Pero si el obstáculo no existe, si nunca ha existido ni está en ninguna parte, si es un decorado de película o una careta y detrás no hay nada, entonces habremos estado gastando el tiempo y la energía para nada. Averiguar si lo que aparenta ser un obstáculo lo es en realidad o es un miedo o una traba que ponemos nosotros mismos.

 

¿Cuántos obstáculos no son de verdad?

 

¿Cuántas veces el obstáculo está dentro y no fuera?

 

Como en todo: la observación atenta y la consciencia ponen las cosas en su exacto sitio.

 

Como siempre: si les damos poder a los obstáculos, se harán más fuertes. Su fuerza no depende de ellos sino de nosotros.

 

Nuestra mente es una gran fábrica de obstáculos.

 

 

RESUMIENDO

 

La vida es el Camino.

Vivir implica emprender el Camino.

No hay otra objetivo en el Camino que Uno Mismo.

La fe y la alegría son buenos compañeros de Camino.

Nadie va a hacer el Camino por ti.

Ya estás en el Camino.

Ahora, ponle unas flores.

 

 

Francisco de Sales

 

 

Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:

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1 a HAY MUCHOS NOMBRES PERO SÓLO HAY UN CAMINO.jpg

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