buscandome Posted May 19, 2020 Report Share Posted May 19, 2020 CAPÍTULO 6 – LA ACEPTACIÓN DE MI REALIDAD ACTUAL Este es el capítulo 6 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL. “Aceptar lo que no gusta no siempre es rendición: a veces es “comprensión. "¿Cómo seremos pacientes con las faltas del prójimo si no somos pacientes con las nuestras?, aquel que se irritare con sus flaquezas, no las corregirá; toda corrección fructífera procede de una mente serena y tranquila." (San Francisco de Sales). “Mi realidad: ese soy yo.” “Atrévete a mirarte en el espejo de la realidad.” “A veces la realidad se convierte en una excusa para no cambiar o no hacer las cosas que no nos atrevemos a cambiar o hacer.” Soy un ser humano. Repito: soy un ser humano. Es importante tener un sentimiento de SER HUMANO, con sus ventajas y dificultades, antes de empezar con las definiciones y el ordenamiento en los sitios donde archivar lo que somos. Porque podemos decir, en esas divisiones que nos inventamos, que somos: 1 – Consciente e inconsciente. 2 – Materia y Espíritu. 3 – Terrenal y Divino o Superior. 4 – Cuerpo y Mente. 5 – Alma, corazón y vida. (Espiritualidad, afectividad y energía). 6 – Diferentes Yoes. 7 – Varios personajes. 8 – Tres cuerpos: físico, mental y emocional. 9 – etc., etc., etc. Puede ayudarte el que te ubiques en uno de ellos, porque te puede hacer más fácil el “situarte”, pero la definición o la ubicación no va cambiar la realidad, y la realidad es que, simplemente, eres tú, aquí y ahora. COMIENZA POR ACEPTAR TU REALIDAD ACTUAL. No la puedes negar. ACEPTAR NO QUIERE DECIR GUSTAR. Pero debes aceptarte, porque sin este paso previo es imposible dar el siguiente. Aceptar, y además sin condiciones y con amor, porque si se lucha contra un bloqueo éste se hace más fuerte. Los bloqueos, para fortalecerse, se nutren de la oposición; si te opones, lo fortaleces. Este es el único material de que dispones para empezar: tu realidad. Has llegado hasta aquí y ahora del modo que has podido o bien es que te han traído las circunstancias; estás más o menos tocado, y arrastras más o menos conflictos; te quieres nada, muy poco o algo; no estás de acuerdo con bastantes de las cosas que haces; habitualmente aplazas la toma de decisiones, desobedeces muchas de tus normas, te propones cosas que no siempre cumples… sin duda tienes motivos para no quererte, no aceptarte, y hasta incluso para renegar de ti. Pero no tienes otra cosa. Esto es lo que tienes. No puedes reconstruirte a partir de otra cosa. No puedes buscarte en otro sitio porque sólo estás en ti. Sí, quizás te hubiera gustado que muchas cosas hubieran sido distintas, pero no insistas más: no tienes otra cosa más que a ti, y estás en esta situación actual. Así que menos quejarte y manos a la obra. Haz contigo un pacto de amor, de comprensión, de paciencia… Y reconcíliate contigo. Y si crees necesario perdonarte, hazlo. Si lo consideras necesario para aclararte con tus normas, adelante. Pero entonces siente totalmente tu propio perdón y acéptalo. Repite cuantas veces lo creas necesario me perdono, con absoluta sinceridad, desde el corazón hacia tu corazón, que suene convincente, hasta que sientas ese perdón. Si crees que ya aceptas tu realidad actual, aunque no te guste, puedes seguir. Si no lo consigues, te recomiendo que no sigas adelante hasta que lo hayas logrado. Si no te amas, difícilmente vas a hacer algo con firmeza y autenticidad por ti. ATENCIÓN Si hay una cosa cierta, indiscutible, insobornable, es la realidad. Si hay una cosa a menudo negada, distorsionada, disfrazada, encubierta, cuestionada, desconocida, y a veces injustamente justificada o no reconocida, eso es… la realidad. La insatisfacción, la insubordinación, o la rabia, casi siempre vienen de nuestra negativa a aceptar la realidad. Es cierto que somos en grandísima medida, por no decir del todo, responsables de nuestra realidad, y el hecho de que no nos satisfaga del todo es lo que nos invita a no afrontarla ni asumirla, y a falsificarla o a buscar otro responsable ajeno. Aunque esto último fuera cierto, no nos exime de sufrirla y tampoco resta ni un ápice de su padecimiento. TRABAJA TÚ Es muy sencillo: sólo tienes que aceptar que la realidad y la verdad son lo que son, y no siempre lo que tú quisieras que fueran, y se te acabarán la mitad de los sufrimientos y se atenuarán la otra mitad. No hay peor lucha que ofuscarse en no querer aceptar las cosas como están o como son. No se deben negar. La realidad, que también es la verdad, es muy sincera: no sabe falsear, ni consolar, ni colorear, ni puede hacer esfuerzos por agradar a todos; no sabe de cortesía, de mentir para quedar bien ni de disfrazarse de otra cosa. Mientras antes aceptes y asumas la realidad, antes podrás empezar a hacer cosas por crear otra realidad más acorde con tus deseos, si eso es lo que quieres. Empeñarte en engañarte, o en no querer ver lo que es, no sólo no te ayuda sino que te pone zancadillas y retrasa todo el proceso. Es una guerra perdida de antemano, es una lucha agotadora que no lleva a ningún sitio bueno, es un esfuerzo inútil, derrochado. Tienes que disfrutar de la entereza, de la valentía, del honor que produce ser una persona que vive en la realidad y, le guste o no le guste, la acepta. El mayor pecado que uno puede cometer es engañarse a Sí Mismo. Cuando uno acepta la realidad, cuando uno se atreve a vivir con la verdad, aunque le duela descansa. TRABAJA TÚ En un acto de sinceridad sin precedentes que te mereces, ponte unos ojos distintos de los que usas habitualmente, y mírate. Reconoce, con sinceridad, lo que hay: ni halagos falsos ni menosprecio, ni resentimientos ni ocultación. Lo que hay. Lo que eres en este momento. Ni más, ni menos. Limpiamente. Pon lo que encuentres a la vista de tu sinceridad, y reconócelo. Te va a gustar más o menos, pero es lo que tienes. Es lo que estás siendo. No pienses aún en qué quieres o qué deberías cambiar, eso es más adelante. Ahora se trata solamente de mirarlo una y otra vez, hasta aceptarlo y asumirlo. O sea, aceptarte y asumirte. Reconocer lo que estás siendo y admitirlo con valentía. Es un acto de pureza que te va a costar, pero que te honra. Por cierto, valora, y mucho, lo que estás haciendo, si lo estás haciendo sinceramente, a corazón abierto, con tu dignidad por delante y siendo consciente de tu calidad de simple humano. Repito que ahora, en este instante, no es momento ni siquiera de tomar decisiones, sólo de darte cuenta. Si acaso, una firme promesa de que vas a hacer de ti una persona digna, pero no hagas más. Tampoco es momento de regodeo en lo desagradable que te hayas encontrado en tu acto de honradez, sino de alegría por haber tenido la osadía mil veces aplazada de enfrentarte a ello. ¿Es poca cosa y no muy agradable lo que encuentras? No te preocupes, es lo habitual: bien venido al género humano. ¿Lo que encuentras es medianamente satisfactorio, pero mejorable? Bien: tu autoestima es casi correcta y juegas con ventaja. ¿Estás perfectamente en todos los aspectos? Pues no sé si felicitarte por ello, si recomendarte que vuelvas a comprobarlo, o si decirte que te compres unas gafas. Todos somos humanos, y ser humano y ser perfecto, de momento no es compatible. Si no consigues en este momento llegar al fondo del reconocimiento de tu realidad y la aceptación, puedes volver a intentarlo mañana. Pero… te recomiendo que no pases página hasta haber resuelto esta porque todos los pasos que dieras serían tambaleantes. No hay prisa. Siente todo esto que te he propuesto. LA AUTO-ACEPTACIÓN (Basado en ideas de http://www.adrformacion.com) La auto-aceptación es el examen clave para conseguir la realización. Esto no se trata de analizar, criticar o juzgar a los demás, se centra por completo en nosotros mismos, y ya se sabe que a todos nos cuesta hacer auto-crítica. Para conseguir esto es imprescindible que reconsideremos conceptos como aprobación y desaprobación, centrándonos en otros como saber, conocer, ver o desear. Para hacernos una idea un poco más detallada de lo que estamos diciendo, vamos a hacer un pequeño juego, muy útil, aunque a primera vista pueda parecer absurdo. Nos colocamos delante de un espejo de cuerpo entero. Nos miraremos y repasaremos nuestro cuerpo de los pies a la cabeza, y mientras lo hacemos, nos centraremos mucho en los sentimientos y sensaciones que eso conlleva. Seguramente pensaremos: “no me gusta nada mi nariz, ni mis pies”, “mis ojos son bonitos, me encanta mi mirada”, es decir, algunas cosas nos gustarán y otras no. A continuación, seguiremos con la mirada fija en el espejo, y nosotros reflejados en él, para proceder durante varios minutos a decirnos a nosotros mismos. “independientemente de mis defectos, me acepto a mi mismo/a completamente tal y como soy”, repetiremos esta frase apoyándonos en la respiración honda y profunda varias veces, siendo consciente de cada una de las palabras que pronunciamos. Seguramente, es completamente normal, que aparezcan frases como “realmente mi nariz sigue sin gustarme”. Vamos a recordar un punto importante, aceptarnos no significa que nos guste, simplemente es que asumimos la situación y que ésta, en un momento dado puede mejorar. Se trata de experimentar, sin rechazarlo, que un hecho es un hecho, y en este caso eso se centra en que, a nuestro entender y bajo nuestra visión, tenemos una nariz grande. Si finalmente nos rendimos frente a la realidad, a lo que estamos aprendiendo, llegaremos a relajarnos poco a poco y aceptarnos tal y como somos. Éste será un primer paso. Esta es nuestra realidad, y la estamos empezando a aceptar. Puede que no nos guste lo que veamos en el espejo, pero hemos de ser conscientes de que somos nosotros en ese preciso momento, esa es nuestra realidad y la aceptamos tal y como es. Si el ejercicio anterior lo repetimos durante unos pocos minutos, varios días, la mejora irá en aumento, reforzando nuestra auto-aceptación, además de que poco a poco nuestra autoestima vaya en aumento. Puede ser que sientas un poco de miedo al hacer este ejercicio. Lo importante es ser capaces de “observar” nuestro miedo, identificarnos con él ya que “forma parte de nosotros”, no negarlo ni evitarlo, “sino asumirlo como algo propio”, viendo incluso la parte negativa de la situación, para que nosotros nuevamente, podamos afrontar, aceptar y analizar esa nueva circunstancia. La realidad está ahí, la tenemos que asumir y no que combatir, es inútil que nos enfademos con nuestro miedo, siempre ganará. Porque puede que sintamos miedo al aceptar la auténtica realidad de nuestra realidad actual. Es mejor asumirlo, comprenderlo y aceptarlo y, si nosotros queremos, cambiarlo. Nuestra aceptación plena tiende a minimizar e incluso eliminar sentimientos como el miedo, la envidia, la ira… La autoestima se fortalece si somos capaces de afrontar emociones o sentimientos difíciles para nosotros. Vamos, nuevamente, a ofrecer algunos consejos para avanzar en ese auto conocimiento. Pensemos en una de estas emociones, el dolor, la ira, la envidia… a continuación seleccionemos una de ellas pensando en algo que la pueda evocar, como esa discusión que periódicamente tenemos con un compañero de trabajo y nos provoca ira. Posteriormente, pensaremos en conocer mejor ese sentimiento, adentrarnos en él, investigando todo lo que sentimos en ese momento. Poco a poco avanzaremos expresando frases como “En este momento me siento así, esta es la realidad y la acepto completamente”. No es fácil, recordemos la respiración, la paciencia, el trabajo que hay que realizar es costoso, pero merece la pena. Recordemos que la realidad, es la que es, y por lo tanto, esa emoción existe y no hay vuelta de hoja, hay que aceptarla y convivir con ella. Poco a poco, tanto con ésta, como con otras emociones o sentimientos similares, haremos lo mismo, lo que nos llevará a auto aceptarnos poco a poco, continuando con paso firme en la construcción de nuestro auto conocimiento y autoestima. Si lo conseguimos, entre otras cosas la relación con nuestro compañero mejorará. MIS PENSAMIENTOS Esto es lo que hay y lo que tengo en este momento, y así es como estoy actuando. Y lo acepto. Sé que no debo disfrazar la realidad con el objetivo de engañarme: no debo traicionarme; no puedo culpabilizar a nadie y quedarme estancado en la pataleta, aunque sea verdad que hay alguien ajeno a mí que tenga la culpa. Tengo que aceptar y aceptarme, pero con mucho amor, con un abrazo sincero. Si estoy mal, necesito más que nada un gran abrazo que me acoja, y mejor si es mío que si es ajeno, porque lo valoraré mucho más. Tengo que convertirme en mi mejor aliado, en mi inseparable amigo, en alguien que esté siempre a mi lado, porque me tengo muy a mano para lo que necesite, y porque seré el más directo beneficiario. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Cuando yo era niño los curas nos hablaban mucho de la “resignación cristiana”. Yo lo entendía como “has venido a este mundo a sufrir y a purgar tus pecados.” (“¡Pues vaya un Dios que me envía al mundo a sufrir, que me parece más una idea del demonio!”, pensaba yo, “si, además, yo no he cometido aún pecados…”) Hágase Tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo, decimos cada vez que rezamos el Padrenuestro, que no es sólo el nombre de una oración, sino mucho más: Es la oración al Padre Nuestro. Y esto nos venían a confirmar los curas: “Tenemos que aceptar la voluntad de Dios y Su voluntad es que seamos como nos ha tocado ser”. Si crees firmemente en ello, me parece estupendo. Si no lo crees, también me parece bien. Presta atención a esto: tu vida necesita de ti, y tienes que aceptar tu realidad actual para poder comenzar el camino hacia ti. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL El que está atento se da cuenta de que las cosas son lo que son y son como son, y no son nuestra interpretación o nuestro deseo de esas cosas. Darse cuenta lleva a la aceptación. Pero a una aceptación que no es un sacrificio ni un esfuerzo, sino el resultado lógico de entenderlo del modo adecuado. Si realmente quieres ver nada te puede engañar. Acepta las cosas porque son así. No aceptarlas o negarlas no te va a cambiar nada para bien, sino para peor. CUENTECITO El Maestro afirmaba que el mundo que ve la mayor parte de las personas no es el mundo de la Realidad, sino un mundo creado por sus mentes. Cuando un sabio quiso contradecirle, el Maestro puso dos palos sobre el suelo formando la letra “T”, y le preguntó: “¿Qué ves ahí?” “La letra T”, respondió el otro. “¡Lo que me suponía! dijo el Maestro. “No existe la letra T; no es más que un símbolo que hay en tu mente. Lo que hay ahí son dos pedazos de rama con forma de bastón.” RESUMIENDO Esto es lo que tengo, esto es lo que estoy siendo. Nada me obliga a seguir así, pero esta es mi realidad actual. De nada me sirve negarla, ¿a quién quiero engañar? Es que no me gusta, dice una voz tímida en mi interior. Ya lo sé, pero es lo único que hay ahora. Es que quiero otra cosa, vuelve a decir. Ya lo sé, por eso estoy en el Camino. Soy poca cosa, y no estoy en mi mejor momento, lo admito, pero a partir de esta materia prima que soy voy a construir el futuro. Al margen de que me parezca bien o mal, y de que me guste o no me guste, esto es lo que hay. Lo reconozco, lo admito, lo acepto. Francisco de Sales Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php/board,88.0.html Link to comment Share on other sites More sharing options...
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