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CUIDADO CON LOS HALAGOS


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CUIDADO CON LOS HALAGOS

 

 

En mi opinión, una de las cosas que aun haciéndolas con buena intención pueden producir un resultado contrario, o sea negativo, es el hecho de halagar falsamente, solamente por quedar bien o por decir algo que parezca bonito… aunque no sea cierto.

 

Desde un punto de vista de adultos, cuando uno halaga y quien lo recibe aprecia que no es cierto, que no es sincero, lo que se consigue es que “el halagador” pierda toda credibilidad. El halagado piensa que si le está mintiendo en ese asunto, también le puede mentir en otras cosas.

 

Por otra parte, no se le hace ningún favor al halagado. Si se le dice –por ejemplo- que le queda bien una prenda cuando no es cierto, puede que esté haciendo el ridículo con ella puesta cuando lo sensato, lo adecuado, lo ético, hubiese sido hacerle saber la opinión verdadera, eso sí, con delicadeza y procurando no herir pero sin mentir.

 

A los niños se les hace un mal favor halagándoles cuando el halago no es cierto. Se les hace creer que son lo que no son o quienes no son.

 

Se les idealiza y acaban creyéndose que son tan ideales como se les dice. Y no es cierto.

 

Cuando los niños son pequeños no tienen una idea clara de quiénes son. No tienen autoconocimiento exacto y completo de sí mismos y tampoco tienen capacidad para formarse un criterio, así que se forman una idea (el YO IDEA) de sí mismos con los datos que los otros le van aportando. Si les dices que son inútiles, lo incorporan a la idea de quiénes son y desde entonces se consideran inútiles, y si se les dice que son Reyes, se creen que lo son y actúan como si lo fuesen, lo que les convierte en tiranos –a veces-, y lo que se vuelve contra ellos cuando salen al mundo y se dan cuenta de que realmente no son Reyes, y que no todos los que están en el mundo son sus súbditos ni están pendientes de concederle todos sus caprichos.

 

Hay que reconocer que el halago ejerce una especie de hipnotismo en quien lo recibe. A todos nos gusta que nos aprecien o nos admiren. A todos nos gusta ser tan buenos como llegan a decir que somos, y estar tan bien como dicen que estamos, y colaboramos gustosamente auto-engañándonos aunque sabemos que no son ciertos. El ego colabora para que así sea.

 

Pero quien halaga falsamente lo que está buscando es manipular al halagado, puesto que con eso ya le tiene “blandito” y de su lado. De algún modo, y como contrapartida, el halagado le debe algo a quien le ha hecho ese regalo. Y por eso aceptarlo le hace vulnerable frente al otro.

 

Sólo quien se conoce de verdad, con sus cualidades y sus puntos débiles, es capaz de darse cuenta de cuándo le están reconociendo uno de sus atributos o cualidades verdaderos o cuándo le están embaucando.

 

Así que… la próxima vez que quieras halagar a alguien sé correcto, veraz y sincero con lo que digas. Si eres un poco exagerado, date cuenta de qué objetivo consciente o inconsciente estás persiguiendo con ello.

 

Y si eres tú quien recibe el halago no te dejes cegar, no te lo creas porque te interese creértelo –salvo que tú sepas claramente que lo que te dicen es cierto-, sospecha un poco de la intención del halagador y quédate atento y alerta. Se cauto y no te dejes embaucar por las palabras.

 

Si es cierto lo que te dicen, da las gracias. Solo di “gracias”, nada más.

 

Y te recomiendo que no ofrezcas otro halago por compromiso, por quedar bien, porque te parezca que es lo correcto. Si es muy sincero, adelante, hazlo. Pero ten en cuenta que muchas personas halagan a otras convirtiéndolo en una inversión de la que esperan, a cambio, otro halago o muchos más.

 

No olvides que halagar es “causar o infundir soberbia o vanidad a alguien” y que es “adular o decir a alguien interesadamente cosas que le agraden”.

 

Date cuenta, porque tal vez lo que desees es, simplemente, agradecer, reconocer, expresar, ser amable y educado, y para ello sólo es necesario ser sincero y dejar a tu corazón que se exprese sin intervenir tú. Y de este modo, es correcto y está muy bien.

 

Mucho cuidado con los halagos, porque si eres tú quien halagas puede que te estés convirtiendo en ese ser interesado –un poco desagradable y casi odioso- de quien hemos estado hablando cada vez que hemos dicho algo ingrato de los halagadores.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

 

Francisco de Sales

 

 

“Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio)

 

Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo.

 

(Más artículos en (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum)

 

 

 

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