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LA VIDA ES IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE


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LA VIDA ES IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE

 

 

En mi opinión, casi nadie es consciente de la magnitud de esta innegable afirmación, y el hecho de no tomar consciencia plena en cada uno de los instantes de lo que significa hace que desaprovechemos los espacios grandes del tiempo de nuestra vida que perdemos irremediablemente, porque, como dice el título y repito, LA VIDA ES IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE.

 

No sé si es que seguimos confundidos con eso de creer que la vida es infinita, o que el hecho de tener pocos años nos hace creer que aún nos quedan muchos por delante y nos podemos permitir el inútil disparate de derrochar unos cuantos, o que nuestras “ocupaciones” y el trabajo son una buena excusa para dejar para más adelante eso de Vivir la Vida, pero el caso es que un día tras otro vamos acumulando desatenciones, descuidos, indiferencias, distracciones… y la vida, LA IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE vida, se nos va gastando, Y eso es imperdonablemente lamentable.

 

Porque la vida sigue imparablemente. A pesar de nuestras desatenciones.

 

La toma de consciencia de lo que indica el título puede ser como un mazazo para quien nunca se ha parado a pensar en ello atentamente. La idea que todos llevamos en la mente es que se mueren los otros. Y es cierto: hasta ahora solamente se han muerto “los otros”. Nosotros nunca hemos muerto. Hasta ahora.

 

Si uno reflexionara profundamente sobre esto, debería sentir un shock interior, pero que no le atontara ni le metiera el miedo en el cuerpo –ese miedo instintivo que todos le tenemos a la muerte-, sino un shock que le hiciera ver de golpe, como un fogonazo explosivo que le removiera las entrañas, que la vida se va, que uno envejece cada día, que en cada cumpleaños no se celebra un año más sino un año menos.

 

La única vida de la que disponemos es ésta. Y no hay forma de pararla. No se le puede decir: “Espera, que en este momento me va mal atenderte porque estoy distraído con otros asuntos. No te muevas”. Bueno, se le puede decir pero es inútil.

 

Lo he escrito muchas veces y tú lo has leído varias veces más, pero quiero que repetirlo: Cuando nos dan la vida nos dan también la responsabilidad de esa vida. No es gratis.

 

Y no se debe malgastar como si no valiera nada y tuviéramos en casa un cajón lleno de ellas. La vida es ésta, la que estamos viviendo o malviviendo en este momento. No hay otra. No hay más. Cuando se acabe ésta, se acabó. Sólo nos queda la muerte.

 

Entonces… si vamos dejando que el día de hoy se pierda, que mañana no lo vivamos, que ayer se fuera vacío y sin nada que aportarnos ni nada que aportáramos nosotros, que el año pasado fuera un año más bien pobre en atención y satisfacciones, y que el que viene no tenemos esperanzas de que vaya a ser más aprovechado… vamos mal.

 

Aquí algo falla. O todo.

 

Si tu situación es similar a algo de lo descrito… tienes que tomar medidas serias, drásticas. Tienes que resolver esto.

 

Te puedes perdonar todo lo que haya pasado ya, y puedes utilizar el argumento-excusa cierto de que no eras consciente de la importancia y grandiosidad del asunto, pero ahora, ahora que sí lo sabes, te quedas sin excusas. Si a partir de ahora sigues insistiendo en una actitud de desperdiciar el tiempo, sí eres responsable. Sí tienes la culpa.

 

Aún en el caso de que pretendas recurrir al argumento-excusa de que tienes mucho trabajo y muchas obligaciones, eso no te exime de la responsabilidad con respecto a lo que hagas en el tiempo libre que puedas disponer, ni de la obligación de conseguirte más tiempo propio para vivir tu vida, o de vivir con más atención el que tengas, ni te exime de una revisión de tus “ocupaciones y obligaciones”. ¿Realmente son inevitables o son inventadas?, ¿Estás seguro de que no te puedes deshacer de alguna de ellas?, ¿Seguro?

 

Esto es un artículo general que va a ser leído por gente muy dispar con situaciones personales muy dispares, y generalizar es un disparate. No hay, por tanto, una fórmula igual para todos los casos. Cada persona tiene que reflexionar y decidir por sí misma. Cada uno ha de ver y valorar su situación única, pero, eso sí, respetando el principio básico del Proceso de Desarrollo Personal: el de no caer en el mayor pecado que puede cometer una persona es engañarse a sí misma.

 

A veces la verdad no coincide con la mentira que nos contamos. Este es un momento para la sinceridad. Para preguntarse y responderse a la pregunta de ¿qué estoy haciendo con mi vida?

 

Todavía estás a tiempo de hacer modificaciones –si es que tienes que hacerlas- de cara al presente y el futuro.

 

Párate. Quieto. Detente. Esto es demasiado importante. No lo aplaces más. Siente y decide. Estás hablando de tu vida.

 

De tu ÚNICA, IRREPETIBLE E IRRECUPERABLE VIDA.

 

Tú decides.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

 

Francisco de Sales

 

(Si te ha gustado, ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias)

Más artículos en: (Palabra Censurada, está prohibido el SPAM)index.php?action=forum

 

 

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