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Cuento corto


Fingolfin

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Hola, quiero compartir con ustedes un cuento corto que escribí hoy. Antes que nada y poniéndome el parche antes de la herida XD, no sé nada de técnica literaria, obviamente todo comentario constructivo es bienvenido

 

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Estas son las últimas lìneas que escribo, y van dirigidas a ustedes.

Como expresar con palabras lo que he vivido esta última semana, trataré de ser lo más explícito y sincero, para que puedan entender de alguna manera, mi forma de ver lo que ocurrió.

Siempre fui un hombre retraído, solitario y complaciente con los demás, albergaba dentro de mí una especie de odio y resentimiento, que con el tiempo fue creciendo hasta volverse incontrolable, el motivo no lo sé, quizá tenga que ver con mi personalidad, con mi educación, con mi destino. Lo cierto es que de los siete pecados capitales el mío era la ira, pero jamás nadie se dio cuenta, nadie, hasta el fatídico día donde la bestia por fin dominó.

Mi trabajo era vestirme de “el viejo oso”, un traje corpóreo, pesado, enorme y sofocante, el cual todos los días, sagradamente, tenía que vestir. Invitar a todos los transeúntes a pasar a la tienda de golosinas, era mi misión. Habían días buenos, donde el sol no me torturaba tanto, pero la mayoría eran desagradables y duros, expuesto a las burlas de niños, explotado por mi jefe y el sufrimiento habitual de una vida solitaria.

El único momento de alegría y descanso, era compartir con Plutón, mi viejo amigo, un gato negro que se paseaba por los alrededores, y, en el momento de descanso, comía las sobras de mi almuerzo, mientras se frotaba con cariño en mis piernas o en mis manos. La única criatura en el mundo, que disfrutaba mi cariño.

Todo cambió el día en que Alicia llegó a la tienda, una muchacha un tanto rellenita, pero de cara amable y amena en la conversación, era la única en la tienda que se animaba a saludarme y regalarme una sonrisa, todas las mañanas, de todos los días, su sonrisa era mía.

Largas noches pensaba en ella, al principio pocas horas, pero en corto tiempo se volvió una obsesión para mí, la necesitaba, si no iba al trabajo, las horas se hacían interminables, ni siquiera Plutón podía reconfortarme en mis descansos, estaba perdiendo la cabeza, jamás me había sentido así, sin duda Alicia estaba destinada para mí, o eso era lo que pensaba.

Con el tiempo, la muchacha demostraba ser una trabajadora ejemplar. Poco a poco se ganó la confianza del jefe, y este cada vez le entregaba mayor responsabilidad en la tienda. A pesar de esto, Alicia nunca cambió su trato conmigo, y su sonrisa llenaba mis días una y otra vez.

Nunca fui un hombre valiente amigos míos, pero aquel fatídico día una extraña sensación de seguridad invadía mi cuerpo, y, aprovechando la ausencia del jefe, me atreví a preguntarle a Alicia si realmente me amaba, o era solamente mi imaginación. Esperé la hora de la colación como nunca, y ya sin mi traje, me paré frente a mi bella dama.

El rostro de la mujer fue suficiente para saber que me había equivocado, el rechazo una vez más escribía un nuevo capítulo en mi vida, no sé cómo explicar lo que sucedió en aquel momento amigos, pero la ira acumulada todos estos malditos años, explotó en aquel momento, la bestia que cada hombre posee, se apoderó de mí.

Alicia cayó inconsciente tras el fuerte golpe en la cabeza y lo primero que hice fue cerrar la tienda, luego traté de poner atención a lo que la bestia trataba de decir. Ella fue la culpable, si no me amaba, no tendría por qué haber sonreído cada vez que saludaba, ilusionando inútilmente mi frágil corazón.

Con la cabeza ya despejada, decidí que se quedaría conmigo para siempre. Lo más difícil fue cortar los huesos, ya que el hacha no estaba bien afilada, pero cuando uno agarra la técnica, las cosas se vuelven más fáciles. El cuerpo de Alicia, aun cercenado, era muy grande para llevarlo conmigo, a todos lados, así que decidí esconder las partes en el sótano, para luego con la mente más despejada, ponerlos en un lugar más seguro.

Solamente la cabeza me acompañaría, así no me sentiría tan solo, bastaba ponerla dentro del traje, y Alicia me acompañaría el resto de mis turnos, el resto de mis días, con su sonrisa eterna.

Al día siguiente, pasó lo que esperaba, la policía llegó a la tienda buscando información de la joven desaparecida. Eran tres uniformados, dos esperaron afuera y el otro entró a la tienda, seguramente para interrogar al jefe. Lo que pasó luego amigos míos, me dejó helada la sangre, mi fiel amigo Plutón, me atacaba las piernas con sus garras, como queriendo escarbar en mi alma, yo lo pateaba suavemente al principio, para alejarlo, pero luego el miedo se apoderó de mí, y ya no era tan suave con el viejo gato.

Uno de los policías se percató del asunto y se acercó, sus pasos eran lentos y yo sentía que era la misma muerte acercándose, mi respiración se hacía más rápida y transpiraba demasiado, las manos me temblaban, y entonces lo entendí. El olor que antes no percibía y que ahora era fétido, estimulaba los sentidos del gato, desgraciadamente, el policía tenía buen olfato, y al llegar frente a mí, ordenó quitarme el traje.

Edited by Fingolfin
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en general me gustó la historia, pero el final me parece que no es acorde, no sé si lo quisiste dejar abierto o así terminaba,pero me parece muy abrupto para el contexto. Pero te felicito que te incentive escribir, yo también lo hago pero luego los boto, no me gusta quedarme con una historia, espero sigas escribiendo, pero por sobre todo, disfrútalo

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en general me gustó la historia, pero el final me parece que no es acorde, no sé si lo quisiste dejar abierto o así terminaba,pero me parece muy abrupto para el contexto. Pero te felicito que te incentive escribir, yo también lo hago pero luego los boto, no me gusta quedarme con una historia, espero sigas escribiendo, pero por sobre todo, disfrútalo

gracias por comentar, la verdad, no era la idea dejarlo como final abierto, la idea era dejar en claro que el tipo fue pillado, pero entiendo que algunas personas lo puedan considerar final abierto, claramente se debe a mis pobres herramientas literarias XD

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no creo que se necesiten grandes conocimientos de literatura para escribir, la verdad es que lo consideré final abierto porque la idea base de la historia me parece muy interesante, podrías continuarlo (para gusto mío claro) dándole un enfoque en que fue del gato, me pareció un personaje curioso en su actuar

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Me agradó bastante. Ánimo no más y sigue escribiendo
Sólo una cosa: al principio se dijo que iba a contar lo que le pasó la última semana, pero no creo que en esa semana Alicia iba a ganarse tanta confianza del jefe, etc.
No es un detalle mayor pero lo dejo como aporte constructivo

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Me agradó bastante. Ánimo no más y sigue escribiendo

Sólo una cosa: al principio se dijo que iba a contar lo que le pasó la última semana, pero no creo que en esa semana Alicia iba a ganarse tanta confianza del jefe, etc.

No es un detalle mayor pero lo dejo como aporte constructivo

 

gracias por el dato. ;)

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  • 1 month later...
  • 4 weeks later...

Felicitaciones por el texto, es dinámico, atractivo, se deja leer y sobre todo primordial para un cuento: conciso. Recuerda que mientras una novela gana por puntos el cuento lo hace por Knock out.

No creo que el final quedara abierto, o mejor dicho, no creo que sea el final lo más importante de esta historia (al menos como tu quisiste contarlo). Por lo mismo más atención a los detalles sin caer en una descripción tediosa (no sé si se me entiende).

Revisa tu trabajo de puntuación y comas: un signo mal puesto cambia toda la intención de la frase y a veces la coma que no debe estar le quita lo vertiginoso que debe ser un cuento.

Saludos.

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Muchas gracias a todos los que han comentado y a los que me han dado algunos consejos. Este cuento llega hasta acá, no hay más, el protagonista fue pillado gracias al gato y seguramente se pudre en la cárcel. Acá va otro cuentito corto.

 

Cuando el pueblo se fundó en 1933, luego de masacrar a los indígenas de la zona, el puente quinta, que unía las dos poblaciones principales, se convirtió rápidamente en cuna de leyendas y mal augurio.

 

Todo empezó en el tercer día de inauguración, donde se celebraba el éxito de la construcción. Los habitantes, en su mayoría inmigrantes, festejaban con cerveza y música. Había una especie de catarsis colectiva, producto de los tres años, duros años, en que tomó construir el anhelado pueblo, la algarabía llevaba ya tres días, bajo un intenso sol y cálidas noches.

 

Hubiese durado aún más, pero en la tarde, del tercer día, se encontraron los restos de un niño, once años, específicamente, encontraron el tórax, el cual se encontraba de espaldas, verticalmente sobre la madera del puente y a punto de caer desde el borde al río.

 

Lo que más impactó a la población, aparte de la brutal muerte en sí, y la falta de extremidades, fue el rostro del niño, la boca abierta, ojos en blanco. Si el terror tuviese rostro humano, sin duda sería el de aquel pequeño.

 

Pronto se iniciaron expediciones, para encontrar al culpable de aquella macabra escena, al principio se culparon a los indígenas, a muchos de los sobrevivientes, que servían de esclavos, se les obligaba a confesar el crimen, después de una larga jornada de torturas, la verdad que querían los torturadores salía a la luz.

 

A muchos se les condenó a la hoguera, la cual se celebraba en la plaza pública y daba cierto alivio a la población, que creía, en cada ejecución, que la persona desfigurada y derretida por el fuego era el verdadero culpable y que la pesadilla acabaría. Pero el alivio terminaba cuando nuevamente se encontraban restos humanos en el puente, a veces identificables, a veces no tanto y muy pocas veces no se sabía si los restos correspondían a personas o animales.

 

Luego de varios meses, de búsquedas, torturas, acusaciones y arrepentimientos, la población tuvo la certeza de que no se trataba del crimen de algún lunático, algún enfermo carente de empatía por el prójimo. Cada miembro, cada ojo, brazo o tórax encontrado en el puente, iba lentamente deshumanizando al enigmático asesino. Las viejas del pueblo se lo atribuían al Diablo, los conservadores, al castigo de Dios.

 

Varias expediciones salieron durante el día a investigar bajo el puente Quinta, desafiando el río, acariciando las imperfecciones del terreno, poco a poco se formó en torno al puente una especie de fuerza invisible, que infundía temor en la población, los niños ya no podían transitar solos, y de noche, solo los valientes se atrevían a pasar por él. Algo se alimentaba allí, bajo el sonido hipnótico del río, soportando el frío de las noches, algo comía allí, y se alimentaba de gente.

 

Para la primavera de 1937, formalmente se documentaron los restos de 125 personas, todas muertas en el puente, ninguna en la orilla del río, ninguna cerca de allí.

 

La solución fue simple, el pueblo se estableció en otro lugar ¿Qué fue de la criatura?, hombre animal u otra cosa, nadie lo sabe, quizás murió de hambre, quizás se largó, al igual que toda la población, buscando otros puentes en los que alimentarse, quizás sigue allí y tal vez solo tal vez, aun espera los solitarios pasos de algún perdido desdichado.

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