webiron Posted September 19, 2011 Report Share Posted September 19, 2011 Cuatro veces por semana, después de explicar su lección de historia y literatura de los países hispanoamericanos, don Antonio Mascaró volvía paseando a su casa, situada al otro extremo de Madrid. En los primeros años de su existencia matrimonial, había vivido cerca de la Universidad. Luego, al crecer su hija única, doña Amparo, su esposa, que se arrogaba un poder sin límites en todo lo referente a la administra-ción y decoro de la familia, había creído oportuno trasladarse lejos de este barrio, frecuentado por los estudiantes. El, además, había hecho algunos viajes al extranjero, acostumbrándose a las comodidades de otros países, y encontraba cada vez menos tolerable la vida en caserones construidos con arreglo a las necesidades del siglo anterior. Don Antonio, después de lo que había visto en el «otro mundo»—así llamaba él a América—, aceptó con gusto la casa escogida por su esposa en los límites del barrio de Salamanca, cerca de la plaza de toros, con teléfono en la portería, ascensor en la escalera (solo para subir) y cuarto de baño, que, aunque pequeño, tenía los aparatos en uso corriente, no estando ocupada su bañera por cajas de sombreros, como ocurría en otras viviendas. Un hombre de progreso y que no era rico debía contentarse con esto y no pedir más. Link de Descarga+ http://megavelink.com/11091903 Link to comment Share on other sites More sharing options...
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