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La Señal


Lirium

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La Señal

 

Por: Lirio

 

 

Dirijo la vista en trayectoria lineal hacia el horizonte inexistente, me guío por las luces parpadeantes y las figuras que son creadas por sus destellos. Doy vuelta en una esquina estelar y se aparece ante mis ojos La Vía Láctea, lugar de donde provenía la señal. Veo las coordenadas, pero me encuentro con una sorpresa, vuelvo a revisar, pero los instrumentos marcan lo mismo.

 

En ese momento, comienzo a entender lo que pasó. En mi mente aparece nuevamente el mensaje que desde ahí se emitió, pero esta vez más claro…

 

 

Heme aquí inundando mi ser de elementos lógicos

para entender como he llegado a esto.

 

Mi aura,

que alguna vez me protegió de contratiempos externos

palidece frente a torbellinos solares.

 

La piel sana que cubría mis adentros

yace hastiada por las llagas de desamores humanos,

por esos hijos que nunca llegue a parir,

pero que conviven en mis fronteras,

parásitos astutos y pequeños que pretenden ser dioses.

 

Mis poros no alcanzan a sorber el rocío de las aguas calmas;

van cayendo uno por uno, resecos, inertes, sin vitalidad,

sin capacidad de renacer.

 

Es un letargo, un cansancio,

es mucho tiempo de esperar un cambio,

les di todo y me pagaron con odios y maltratos.

 

Aún recuerdo esos tiempos en los cuales éramos una unidad,

dóciles criaturas que acogía como una madre

en mis pechos repletos de vida.

 

Eran seres felices, despreocupados por el mañana, muy pacíficos,

hasta que comenzaron con sus desobediencias y

complejos de grandeza.

 

Querían ser dueños de la vida en sus cuerpos inquietos,

pero no entendían que sus almas curiosas tenían un solo tiempo.

 

Acabaron poco a poco con mis funciones orgánicas,

con el aire de mis pulmones forestales,

con mi piel auto renovable,

mis líquidos y fluidos ancestrales

que ayudaron a desarrollar muchas civilizaciones.

 

Pero que mas da, no me escucharon

Y siguen sin escucharme

 

Espero que alguna cultura reciba estos,

mis últimos y agónicos alientos,

suspiros casi imperceptibles,

ciegos para los oídos urbanos

y que ahora se arrepentirán por no escucharlos.

 

Sólo me queda apretar el botón......

 

 

 

Mientras estaba sumido en aquellas divagaciones, llama mi atención la luz roja del monitor de comunicación y oigo una voz familiar.

 

“Octam, ¿me copias?, ¿misión reconocimiento?, Octam, ¿me escuchas?”

 

Tomo el transmisor y le respondo:

 

“Aquí Octam. Resumen de la bitácora. No hemos tenido mayores inconvenientes en el viaje. Hemos llegado a la zona, pero la misión ha fracasado ya que el planeta de donde se emitía ese mensaje ha desaparecido. Por los restos encontrados se presume que explotó hace unos mil años atrás y no hay sobrevivientes. Tendremos que buscar otro planeta para habitar."

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Qué breve, como toda señal! Y ese botón, tan sugerente!

 

Me quedé sintiendo esta parte del mensaje:

 

"mis poros no alcanzan a sorber el rocío de las aguas calmas;

van cayendo uno por uno, resecos, inertes, sin vitalidad,

sin capacidad de renacer. "

 

Sobre todo por el rocío que caía cerca mío por motivo de una lluvia que caía con sol

Y el olor a tierra húmeda, ah! qué difícil es compartir esa señal, cuando ya no haya planeta para habitar.

"La señal" es el mensaje que, como dices nadie escucha, y siguen sin escuchar.

 

¿Y yo, escuchando, por qué no veo la muerte en la tierra húmeda, agitada por el rocío de un sol risueño?

 

Saludos

 

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